ASTRID LINDGREN PERVIVE EN LAS ACTITUDES SUECAS
←
→
Transcripción del contenido de la página
Si su navegador no muestra la página correctamente, lea el contenido de la página a continuación
Foto: Roine Karlsson/Norstedts ASTRID LINDGREN PERVIVE EN LAS ACTITUDES SUECAS Además de ser una autora de gran venta de literatura infantil, Astrid Lindgren fue también una creadora de opinión importante en Suecia. Contribuyó a un cambio de gobierno y a la enmienda de leyes, e incluso influyó en anarquistas.
Revolucionaria accidental Astrid Lindgren es quizás la más conocida a nivel mundial entre los autores suecos. Ella que se estrenó como autora a una edad relativamente avanzada de su vida, se convirtió incluso después en una voz influyente sobre cuestiones cotidianas. A la edad de 68 años presentó un artículo de debate al vespertino sueco Expressen sobre la cuestión de un hueco existente en el sistema fiscal de Suecia, que implicó que ella, con su trabajo de autora por cuenta propia, tuviera que pagar unos impuestos del 102 por ciento sobre sus rentas. El artículo lo escribió en forma de cuento, y su impacto fue inmediato. Así, “Pomperipossa en Monismania”, publicado en 1976, se convirtió en noticia de primera plana y condujo no sólo a una enmienda de la ley fiscal, sino también, al final, a la caída del Gobierno socialdemócrata, que había estado en el poder durante 44 años. Lena Törnqvist, ex encargada del archivo de Astrid Lindgren en la Biblioteca Nacional de Suecia (Kungliga biblioteket), cree que Lindgren hubiera estado dispuesta a pagar un 80 por ciento, quizá incluso un 90 por ciento, de su renta en concepto de impuestos, ya que pensaba que el sistema socialdemócrata era bueno. Pero, de todas formas, no estaba dispuesta a pagar más de lo que ganaba. “No creo que planificara una revolución, pero sí que se produjo”, afirma Törnqvist. A raíz de la protesta en forma de cuento contra el sistema fiscal sueco, en 1976, alguien dio a Astrid Lindgren una palanca, obsequio destinado a ayudar a la autora a recuperar sus impuestos del Estado. A raíz de la protesta en forma de cuento contra el sistema fiscal sueco, en 1976, alguien dio a Astrid Lindgren una palanca, obsequio destinado a ayudar a la autora a recuperar sus impuestos del Estado.
Prohibición de pegar a los niños Astrid Lindgren también dirigió su sentido común, su aguda mente y la claridad de su expresión al tema de la violencia contra los niños. En este sentido, utilizó su discurso de aceptación del Premio de la Paz de la Asociación de Editores y Libreros Alemanes, en 1978, como plataforma para sus opiniones. Ya en el año siguiente se aprobó una ley que prohibía pegar a los niños en Suecia. “La esencia del discurso fue que si se educa a los niños con violencia, existe la posibilidad de que utilicen la violencia cuando se hagan mayores y, si son personas con poder, eso puede ser muy peligroso”, dice Törnqvist. Aquel discurso llamó mucho la atención en Suecia, en Alemania y en otras partes, y fue uno de los factores que motivaron el hecho de que Suecia fuera el primer país que prohibió pegar a los niños. El compromiso de Astrid Lindgren con aquella causa llamó también la atención de las víctimas. A raíz del discurso, dos muchachos de Alemania en situación de acogida se escaparon y aparecieron a la puerta de la autora en Estocolmo. Astrid Lindgren ayudó a enviarles de vuelta y se aseguró de que, en adelante, serían tratados bien. Derechos de los animales La lucha de Astrid Lindgren para proteger de los poderosos a las personas sin poder, se amplió también a los animales. Así, ella se convirtió en una abogada prominente de la prevención de la crueldad con los animales. “No era vegetariana, pero también sabía que, si queremos mantener nuestra humanidad, tenemos que tratar con respeto a los demás seres vivos”, dice Törnqvist. La campaña de Astrid Lindgren comenzó como una reacción contra las explotaciones agrícolas a escala industrial, despertó la opinión pública y
condujo a que el Gobierno anunciara la llamada Lex Lindgren, ley de bienestar animal, como regalo en el 80 aniversario de la autora. El oráculo de Suecia Los numerosos personajes literarios de Astrid Lindgren dieron credibilidad a las opiniones de la escritora, ya fuera la antiautoritaria Pippi, defendiendo a los niños con su fuerte sentido de justicia, o los hermanos Corazón de León, que abordan cuestiones de mayor envergadura, como el crecimiento emocional y la muerte. “Todo el mundo sabía qué era lo que ella preconizaba, aunque sus opiniones quedan sobreentendidas en sus obras”, afirma Törnqvist. En la fase final de su larga y productiva vida, Astrid Lindgren había adquirido ya tanta influencia, que los periodistas la podían llamar para preguntarla por su opinión sobre algún tema determinado y, luego, sacar su respuesta a toda plana en los periódicos. Su aportación daba inmediatamente a un tópico un valor periodístico. “Querían saber su opinión sobre todo, desde la asistencia dental hasta la paz mundial”, añade Törnqvist. “En muy pocas ocasiones pudo elegir por sí misma el tema.” En realidad, tuvo tanta influencia, que en una cuestión –la propuesta de adhesión de Suecia a la Unión Europea (UE), a la que ella se opuso– la prensa a favor de la UE se encargó de no hablar con ella. “Sabían que si le daban demasiado espacio, ella afectaría la discusión”, sigue diciendo Törnqvist.
“Aprendimos de Pippi” Incluso a sus años 80 y 90, le siguieron llegando cartas de personas que pedían el apoyo de Astrid Lindgren a sus distintas causas. Una de ellas fue la de un anarquista que llevaba un café para punks cerca de Estocolmo, café que el Ayuntamiento quería cerrar. “Únase a nosotros en esta lucha; hemos aprendido de Pippi Calzaslargas”, le escribió. “La gente no la veía como una señora mayor, y eso era parte de su problema, porque exigían más de ella que lo se puede pedir de una persona que es muy mayor, casi ciega y casi sorda”, dice Törnqvist. Cinco años después de su muerte, el legado de Astrid Lindgren a Suecia no es solamente el de sus obras tan apreciadas, sino también el de las actitudes que ayudó a dar forma y el de las leyes cuya aprobación contribuyó a provocar. “Astrid llegaba al alma del sueco corriente”, dice Suzanne Öhman-Sundén, coeditora de un libro nuevo sobre la escritora Lindgren como creadora de opinión. “Fue una combinación de sentido común, franqueza y calor en todo lo que hacía, lo que hizo que fuera única.” David Wiles David Wiles es un periodista británico residente en Suecia. En su juventud, nunca tuvo el placer de descubrir los libros de Astrid Lindgren, pero ahora, en calidad de padre de dos niñas, se considera a sí mismo como una especie de experto en las proezas de Pippi Calzaslargas y compañía. | Traducción: Felipe Mena González
También puede leer