Breve memoria de los cafés de Mérida* - Roldán Peniche Barrera

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Breve memoria
                  de los cafés de Mérida*
                                                 Roldán Peniche Barrera

"Café —dirá nuestro Serapio Baquei-               del 22 de junio de 1792, había pensa-
ro Barrera (Parsifal) por 1937—, rene-            do detenerse en la casa de su tesorero
grido como la laca disuelta, igual al             para tomar café y jugar una partida
que insaciablemente bebía Voltaire,               de naipes, lo que impidió un jinete
hasta que sus nervios vibraban como               embozado emergido de la oscuridad
tensas cuerdas de lira…" Y Parsifal,              con aquel certero lanzazo que le par-
gran "cafeteador" él mismo, prefiere               tió el corazón al gobernante. En aque-
motejar a la bebida como "café, licor             llos tiempos se prefería cordialmente
de las ideologías", frase atribuida a             la taberna, pero es prudente suponer
Boutroux, en vez del "néctar negro de             que en las fondas y figones de aquella
los ensueños blancos", como quiere                Mérida colonial se serviría café a los
Peza, el cantor del hogar.                        parroquianos. Con todo, ante la au-
    En Mérida (y en otras ciudades de             sencia de la imprenta en Yucatán y el
Yucatán) los cafés son parte de la ru-            desdén de nuestros historiadores por
tina citadina a partir del siglo XIX. Y           el asunto, poco o nada podemos decir
no sé yo, quizá los había en el siglo             al respecto.
XVIII porque ciertamente ya se toma-                  En los periódicos del siglo pasa-
ba café en Yucatán: se cuenta que el              do se anunciaban los primeros cafés
licenciado Sebastián de Maldonado                 conocidos en la ciudad de Mérida:
apuró infinitas tazas de café la noche             por ejemplo en El Siglo Diez y Nueve
que dispuso los atroces términos de               leemos el 9 de septiembre de 1851
la ejecución del maya rebelde Canek               de una fonda "situada en la calle de
en diciembre de 1761, y que el go-                la Cascarilla, casa núm. 4" (ubicación
                                                                                                        Roldán Peniche Barrera. Escri-
bernador Lucas de Gálvez, antes de                que no he logrado precisar) que ofre-
                                                                                                        tor, narrador y ensayista. Ha
cumplir su cita con la muerte la noche            ce "café solo y con leche". Signa el                  publicado en distintos pe-
                                                                                                        riódicos locales y nacionales
                                                                                                        así como revistas. Es autor
                                                                                                        de numerosos libros, princi-
*   Tomado de Memoria de los cafés de Mérida (y otras crónicas), de Roldán Peniche Barrera, 2008.       palmente textos literarios. Es
    Fondo Editorial del Ayuntamiento de Mérida.                                                         también traductor.

                                                 NÚMEROS 247-248    •    CUARTO TRIMESTRE DE 2008 / PRIMER TRIMESTRE DE 2009   •   13
ROLDÁN PENICHE BARRERA

                               anuncio un tal José Dolores Acosta.        mercado: repostería y galletería, ofre-
                               Diez años más tarde (1861) otro anun-      ce "refrescos con hielo", licores finos,
                               cio en la prensa nos revela la apertu-     conservas alimenticias, dulces, etcé-
                               ra del "café y restaurant de los Sres.     tera, pero poco nos ilumina sobre la
                               Montillet y Cía., calle del Degollado      cuestión del café.
                               frente a la placita, junto a la casa de        El advenimiento del siglo XX nos
                               la Sra. Da. Isabel Zavala". Entonces,      revela un florecimiento de los cafés
                               a mi entender, quedarían los dos es-       en la ciudad: el Ambos Mundos (ca-
                               tablecimientos citados como los cafés      lle 61 por 60 y 62, actual ubicación
                               precursores de los meridanos aunque        del restaurante Nicte Há) deviene
                               nada podemos decir sobre su clien-         el más celebrado de todos ellos: es
                               tela. Lo que sí no podemos admitir         el café de moda por mucho tiempo,
                               de ninguna manera es lo que nos se-        pero no el más viejo en el siglo. An-
                               ñala el Álbum Yucateco, publicado al       tes, ya operan de acuerdo con esta-
                               comenzar el XX: La Concordia               dísticas del "Anuario del comercio,
                               —afirma— fundado por el Sr. W. Li-          de la industria, de la magistratura
                               zarraga Patrón el 28 de agosto de 1892     y de la administración de la Repú-
                               es "el primer café que se estableció en    blica Mexicana" de 1912, La Favorita
                               Mérida", el Álbum pretende ignorar         (60-503), La Espiga de Oro (61-501)
                               —no sabemos si con buena o mala            de Ildefonso Gómez, La Sin Rival
                               fe— la institución de los cafés de los     (63-502), desaparecido, ya en otra
                               señores Acosta y Montillet estableci-      ubicación, hace algunos años, Monte
                               dos muchos años antes. La Concordia        Carlo (61-502) de José de López, El
                               ubicó en el número 500 de la calle 60      Fénix (59-502), El Universal (62-500)
                               por lo que habría de ser céntrico. Nos     de José Millet y El Olimpo (61-502),
                               parece que el Sr. Lizarraga, su propie-    enclavados en el centro de la ciudad
                               tario, lo traspasó al Sr. José Llobregad   y hoy todos difuntos.
                               Ángel, de acuerdo con una informa-             Pero hemos afirmado que el Am-
                               ción del "Directorio de la ciudad de       bos Mundos es el más celebrado y
                               Mérida" de 1896. Lizarraga, según la       siendo asimismo el más concurrido,
                               misma fuente, instaura la Lonja Me-        expliquemos las razones de su po-
                               ridana en 1899. Mas no quiero pro-         pularidad: su privilegiada situación
                               seguir mi crónica sin detenerme en         en el lado norte de la Plaza Mayor
                               La Estrella (Panadería y Café) sita en     lo hace ser accesible a todo el mun-
                               la calle de la Candelaria "frente al li-   do; don Juan Ausucua, su fundador,
                               ceo del Sr. Correa", ajustándome a lo      es una especie de hombre-orquesta
                               que dice La Revista de Mérida de 1874.     que ha sido poeta, librero, editor de
                               La Estrella es de hecho un pequeño         los primitivos cancioneros yucatecos,

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BREVE MEMORIA DE LOS CAFÉS DE MÉRIDA

"mecenas de los pequeños genios que         español Estanislao de Varela y Pena.
se levantaban tarde" (nos dice Víctor       De oficio marinero, Estanislao recaló
M. Martínez) y el verdadero inven-          en Yucatán, enfermó y perdió el bar-
tor de la "cafetera rusa", implemento       co de retorno a la Madre Patria, a la
que destilaba directamente el café a        que jamás regresó. Con los años tam-
las tazas de los consumidores. Sobre        bién perdería la razón. ¡Pobre Esta-
el asunto leemos en la revista literaria    nislao! "Cosa dulce es perder alguna
Cervantes que publicaron Zamacois           vez el juicio" dice Horacio, y su frase
y Villaespesa hacia 1919: "Cafete-          se cumple con este maníaco-depre-
ra Mundial: la soberana de Ambos            sivo que vestía con la extravagancia
Mundos. La que elabora la greca di-         propia de los enajenados, caldo de
recta. Patente No. 1615, México. Pa-        cultivo para las chusmas: cuando ha-
tente No. 1256,429. Washington. Juan        cía su entrada triunfal en el Ambos
Ausucua, Café Ambos Mundos.                 Mundos, el maestro Martínez ya sa-
    Español, don Juan es un hombre          bía que tenía que tocar El mantón de
la mar de amable que conoce su ne-          Manila, pegajosa tonadilla de La ver-
gocio comme il faut; el café lo sirven      bena de la paloma. ¡Si tan sólo hubiese
en su establecimiento "graciosas y          sabido el maestro Bretón para qué fi-
esbeltas mujercitas" y para deleite de      nes se emplearía su "mantón"…! No
su clientela ha contratado al maestro       es mi propósito hacer un listado de
Leopoldo Martínez, de hirsuta cabe-         los integrantes de la disímil clientela
llera que nos recuerda a los románti-       del Ambos Mundos; limitémonos a
cos alemanes, quien toca al piano las       mencionar a los escritores españo-
piezas de moda y alegres highlights         les Francisco Villaespesa, Eduardo
de operetas y zarzuelas en boga. ¿Y         Zamacois, Gregorio Martínez Sierra,
la parroquia, los habitués que dan          Eugenio Noel; al poeta árabe Habbib
carne y espíritu al establecimiento?        Estéfano; Ricardo Mimenza Casti-
Tengo para mí que era lo mejor del          llo, Carlos Duarte Moreno (quien,
negocio pues conjuntaba a la intelec-       según Víctor M. Martínez "con plu-
tualidad, a toreros y educadores dis-       ma magnífica, retrató con pinceladas
tinguidos, a políticos, a hombres de        iniciales este viejo café…") y Serapio
empresa, a periodistas y a una multi-       Baqueiro Barrera.
tud de desocupados. Los meridanos               Otros de los contertulios del Am-
viejos recuerdan divertidos la espec-       bos Mundos fueron los maestros de
tacular aparición en el lugar, a me-        artes plásticas Ignacio Rubio Milán,
dia mañana, de aquel chiflado que            Miguel Ángel Fernández, Víctor
devino en místico y que tanto dio           Montalvo, Víctor M. Reyes y Alfon-
de hablar en la ciudad: el ciudadano        so Cardone; también Alfredo Barrera

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ROLDÁN PENICHE BARRERA

                               Vásquez y Ermilo Abreu Gómez (en-        Yucatán, es cierto, disfruta de una
                               frascados en interminables discusio-     época de bonanza con las altas ven-
                               nes), Joaquín Pasos Capetillo, Marcial   tas del henequén.
                               Cervera Buenfil, los poetas Ernesto          Un posible café rival del Ambos
                               Albertos Tenorio, Aurelio Veláz-         Mundos (por su ambiente y por su
                               quez, Ricardo López Méndez, Luis         cercanía) llegaría a ser El Louvre que
                               Rosado Vega y Alberto Bolio Ávila;       también data de principios del siglo.
                               José Bálsamo (Camilo Pavía), autor de    (Algunos viejos meridanos sitúan su
                               aquellas afables "Ventanas" del Dia-     apertura por 1909). El Louvre ocupa,
                               rio de Yucatán; Manuel Sales Cepeda,     entre todos los cafés de Mérida, la
                               Carlos R. Menéndez, Antonio Mediz        casa más antigua, predio que fue de
                               Bolio, José María Covián Zavala, los     Alonso López y Juan de Argáiz, le-
                               educadores Gregorio Torres Quin-         vantado hacia el ángulo noroeste de
                               tero, José de la Luz Mena y Artemio      la Plaza Mayor (calle 61 por 62) en el
                               Alpizar Ruz y los epónimos general       siglo XVI.
                               Salvador Alvarado (gobernador del           Y ciertamente, a pesar de las mu-
                               estado) y Carlos Castro Morales.         taciones que ha sufrido a través de
                               Hablamos de 1918 (circa), tiempos        los tiempos, conserva bastante de
                               arduos de la I Guerra Mundial pero       su porte original, de ese aire arcai-
                                                                        zante que lo distingue y que armo-
                                                                        niza con la fisonomía histórica de la
                                                                        plaza, a pesar de la todavía inexpli-
                                                                        cable demolición de un querido ve-
                                                                        cino de ese predio: el edificio de El
                                                                        Olimpo. En 1942, el maestro Castro
                                                                        Pacheco hizo un excelente apunte
                                                                        del interior del café que se publicó
                                                                        en la revista Provincia de aquel año.
                                                                        La clientela de El Louvre está com-
                                                                        puesta de políticos, toreros (Mano-
                                                                        lo Martínez, Eloy Cavazos y Curro
                                                                        Rivera cuando han actuado en la
                                                                        ciudad), boxeadores ("Pulgarcito"
                                                                        Ramos, "Mantequilla" Nápoles, et-
                                                                        cétera), bohemios trasnochadores y
                                                                        turistas, decenas de ellos. Es famo-
                                                                        so por sus sandwiches de jamón y
                                                                        pavo y nunca cierra sus puertas y

16   •   REVISTA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN
BREVE MEMORIA DE LOS CAFÉS DE MÉRIDA

en una época careció de ellas. Jaime         Aníbal Gómez, Humberto Lara y
Orosa Díaz en su crónica "Los cafés          Lara, Julio Buendía… Por unos pesos,
de Mérida" aparecida en Provincia            y a veces por el solo café, aquellos jó-
en 1942, expresa que es "el único lu-        venes continuadores de Daumier ca-
gar que no mezcla el café con los ne-        ricaturizaban a los habitués del lugar;
gocios… En El Louvre —añade— no              alguna vez me contó don Arturo que
se sirven comidas de acuerdo con el          cierta noche de 1924 que andaban
menú... Vive del café y a él dedica          recorriendo los cafés del centro en
todos sus cuidados y energía". De            compañía de su inseparable Aníbal
esto hace más de medio siglo; hoy            Gómez y de Armando García Franchi,
El Louvre es muy otra cosa.                  decidieron visitar El Louvre en busca
   La historia de El Louvre es rica          de clientes: a una larga mesa conver-
en anécdotas; es fama que en una             saban ruidosamente Juan Ricárdez
de sus mesas compuso Guty Cárde-             Broca, el generalote que hizo ejecutar
nas (un poco a la manera de Schu-            a Carrillo Puerto, cortejado de una
bert con sus lieder, compuestos sobre        chusma de lambiscones. Aníbal se
servilletas en los cafés de Viena), la       aproximó a la mesa y en unos segun-
inolvidable canción Nunca. Y que el          dos hizo la caricatura del militar
"Poeta del Crucero", Max Salazar,            y le presentó el trabajo. El hombre
pergeñó una de sus disparatadas ri-
mas en alguna otra mesa del café a la
que había sido invitado por don José
Andrés Espinosa, un ameno bohe-
mio de los alegres veinte: Espinosa,
un poco burla-burlando, le pidió al
"poeta" que escribiera un verso bus-
cando el consonante de búho. Don
Max puso manos a la obra y le re-
dactó lo siguiente:

En la esquina de mi casa mataron un búho,
quisieron disecarlo pero no se púo.

   Don José Andrés festejó el dístico
imposible y le pagó el café al "autor".
Eran los tiempos de los caricaturistas
en los cafés, costumbre que ha pasa-
do de moda: Arturo Abreu Gómez,

                                            NÚMEROS 247-248   •   CUARTO TRIMESTRE DE 2008 / PRIMER TRIMESTRE DE 2009   •   17
ROLDÁN PENICHE BARRERA

                               bestial gruñó de esta guisa: "¿Y esta    modo de interludio curioso, diremos
                               cosa… trae cola?" lo que quería decir    que en este café dio comienzo don
                               en buen cristiano si había que pagar     Serapio Baqueiro Barrera a su trucu-
                               por el producto. Los caricaturistas,     lenta novelette El intruso por el año
                               ofendidos en su amor propio, arreba-     de 1938. Concluyó su obrita en una
                               taron el dibujo al general y salieron    semana trabajando también en otros
                               huyendo del lugar temerosos de ser       cafés meridanos. He aquí sus pro-
                               encarcelados (y quizás fusilados) por    pias palabras: "Fumando y tomando
                               aquel enrgúmeno.                         café… Apresuradamente y en breve
                                  El poeta Humberto Lara y Lara,        lapso de una semana, fui escribiendo
                               asiduo concurrente de El Louvre en       este libro sobre las mesitas de már-
                               sus años de estudiante (vivía en casa    mol o de falso granito de los cafeses
                               de su tío a unos cuantos metros del      meridanos… En El Louvre de nue-
                               lugar) hacía caricaturas de los parro-   ve a once, cuando en el recinto algo
                               quianos por ganar algún dinero, lo       penumbroso de la vieja casa infan-
                               mismo que sus condiscípulos y futu-      zona que ocupa, sentía cruzar sobre
                               ros médicos Julio Buendía y José Ce-     mi cabeza inclinada ante el papel del
                               tina Ortega, buenos caricaturistas los   zumbar de los rumores, pero yo im-
                               tres. En los días malos, cuando no ha-   perturbablemente escribía… porque
                               bía quien deseara ser caricaturizado,    conozco el secreto de aislarme, de
                               el propietario del lugar, don Felipe     abstraerme de todo lo que me cir-
                               Gómez, "solía obsequiarnos —dice         cunda… Pero de pronto el toque de
                               don Humberto repitiendo a Peza—          atención de una de estas obligaciones
                               con una tacita del néctar negro de los   cotidianas, urgentes e inaplazables,
                               ensueños blancos"; esprit observateur,   timbre de alarma en mi conciencia,
                               añade que el pianista de El Louvre,      cuyas vibraciones repercutían en to-
                               Anastasio Monsreal Marín "nos había      das mis entrañas me obligaba a salir
                               enseñado a calmar el hambre remo-        a la calle para realizar otro trabajo de
                               jando en un vaso de agua un pedazo       índole distinta… Cumplida la obli-
                               de pan francés, para inflar el buche,     gación y ya tranquilo me instalaba
                               como él decía filosóficamente".            en el moderno Café Express, y en su
                                  En realidad, don Felipe Gómez no      clara atmósfera perfumada como un
                               era el único dueño de El Louvre sino     jardín, porque es el salón preferido
                               socio de Ramiro Martínez Peláez, de      de las lindas muchachas meridanas y
                               origen español, cuyos descendientes      de las artistas teatrales que le infun-
                               heredaron el negocio, y lo adminis-      den un aire de exotismo, reanudaba
                               traron hasta 1967; en ese año lo ad-     el hilo de mi narración novelesca…
                               quirió la familia Castro Gamboa. A       De esta manera, en distintas horas de

18   •   REVISTA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN
BREVE MEMORIA DE LOS CAFÉS DE MÉRIDA

la semana, fui escribiendo. Es cierto,     noches aguardaban, tomando café, a
preferentemente escribía en el Café        que algún enamorado los contratara
de la Panificadora, cuyo edificio es         para llevar serenata a la novia.
como un claro minarete que se abre             Otros cafés contemporáneos de
a la contemplación de los opulentos        El Louvre son La Sin Rival, muy fre-
jardines de nuestra Plaza Mayor…           cuentado de médicos y estudiantes de
Así, sobre una mesita de café, termi-      medicina por los cuarenta, según ex-
né este libro bueno o malo, pero en        plica Orosa Díaz; el antiguo dueño de
conclusión un libro…"                      La Sin Rival, el "Chato" Maldonado y
   Quiero epilogar este capítulo de        algunos parroquianos amigos suyos
El Louvre retomando las palabras           derrochaban grandes sumas de dine-
del licenciado Orosa Díaz, que rezan:      ro en el juego de dados los domingos
"Pueden seguir los años y seguir apa-      por la mañana; el establecimiento ce-
reciendo y desapareciendo cafés, que       rró sus puertas al mediar los ochenta
El Louvre, como un abuelo que ve           y su longeva existencia duró cerca de
nacer y morir a sus nietos continuará      ocho decenios, hecho que lo convirtió
sirviendo de refugio a escépticos y en-    en el decano de los cafés en la ciudad
tusiastas, a triunfadores y decepcio-      antes de que El Louvre se apoderara
nados, a materialistas y soñadores". Y     de ese honor.
así, en verdad: El Louvre prosigue su          Recordamos también al Principal,
marcha, un tanto envejecido, a través      de Ricardo Fernández, contiguo al
del tiempo.                                teatro de ese nombre; se le memo-
   Pero quedan por allá (en los años       ra por un trágico suceso debido a
veinte) otros cafés contemporáneos         rivalidades comerciales (los prota-
de El Louvre y del Ambos Mundos,           gonistas eran empresarios de salas
digamos el Maxim (calles 62 x 61),         cinematográficas): el señor Antonio
fundado por don Idelfonso Gómez,           Rivas ultimó a don Arturo Moguel
café en el que no faltaban el piano y      en ese lugar el 25 de marzo de 1921;
las meseras bonitas; El Olimpo (61-        Rivas penetró en el café y se dirigió a
502), ya citado, administrado por los      Moguel gritándole a la cara palabras
españoles Ross y Tonet; La Central         coléricas; de pronto desenfundó una
(donde hoy ubica el Café Express)          pistola y le disparó a quemarropa,
del señor Edmundo Denis; El Fénix          matando enseguida al señor Moguel;
(59-502); el Ferráez, vecino muchos        la noticia fue muy comentada entre
años de la calle 60 por 61 y 59 has-       la tranquila sociedad de la Mérida
ta su clausura en los años ochenta;        de entonces y heredó al Principal la
lo recuerdo como sitio predilecto de       triste fama de ese imborrable hecho
bohemios y trovadores que por las          de sangre.

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ROLDÁN PENICHE BARRERA

                                  El licenciado Orosa enlista otros       siendo el viejo Café Express de toda
                               cafés muy frecuentados en 1942: Ex-        la vida; un tiempo contó con servi-
                               press, inaugurado en 1937, al que          cios en el segundo piso al que se ac-
                               llama "café para turistas" por los nu-     cedía por medio de un elevador (o
                               merosos visitantes extranjeros y na-       por las escaleras laterales), pero todo
                               cionales que ahí pululan; no lo juzga      eso se ha suprimido, así como un es-
                               pues, apropiado "para la charla y el       tanquillo y una rocola que ya no te-
                               proyecto"; el Express (fundado por         nían razón de ser. El turista disfruta
                               don Tomás Font Idachs) cumplió             los grandes cuadros de ambiente re-
                               sesenta años de establecido en 1997;       gional plasmados por el pintor Ma-
                               ya no es sólo un café sino que ha am-      rio Trejo, creador de los "trópicos"
                               pliado sus servicios desde hace años       y parroquiano él mismo de ese lu-
                               a los de restaurante, lo que le ha vali-   gar. Creemos que todavía labora ahí
                               do su inclusión en las guías turísticas    como mesero el señor Luis Pacheco
                               que circulan por el mundo; el local        Morales, que ha cumplido cincuenta
                               —propiedad del Sr. Efraín Mondra-          y cinco años en servicio y es quizás el
                               gón Abimerhi— ha sufrido diversas          decano de los meseros de la ciudad.
                               mutaciones, pero para nosotros, que        Además del Express, Orosa recuerda
                               transitamos a diario por allí, sigue       el Café Madrid, que frecuentamos en
                                                                          tiempos de su propietario don Luis
                                                                          Cáceres Baqueiro (años 50) y que an-
                                                                          tes fue de sirio-libaneses; La Primera
                                                                          Central (de Tomás Pérez Iturralde) y
                                                                          La Flor de Santiago ambos vecinos
                                                                          del barrio de ese nombre.
                                                                             Preciso es detenerse en La Balsa
                                                                          que data de 1906 y al que acudíamos
                                                                          al mediar los años cincuenta. La Balsa
                                                                          ha vivido diversas épocas. Aquí con-
                                                                          sidero pertinente introducir las pala-
                                                                          bras del señor Juan Francisco Peón
                                                                          Ancona, miembro del Consejo de la
                                                                          Crónica de la ciudad de Mérida en un
                                                                          periódico local: "La Balsa, el más po-
                                                                          pular y concurrido café de Mérida en
                                                                          las pasadas décadas del 40 al 60, era
                                                                          también edificio colonial histórico de
                                                                          gran mérito. Concurrían a él los más

20   •   REVISTA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN
BREVE MEMORIA DE LOS CAFÉS DE MÉRIDA

importantes banqueros, comerciantes        comestibles ya están llegando los me-
y empresarios de la ciudad, habién-        jores jamones, conservas, mariscos
dose realizado allí las más significa-      finos, turrones de Jijona, de Alican-
tivas transacciones de la época… Su        te… para la próxima Navidad" y que
portada de piedra labrada, su extenso      ahí se puede saborear "el rico café de
zaguán, su espléndida escalinata, sus      su maravillosa Cafetera Expresa de
corredores superiores, su patio cen-       fabricación italiana". El Peón Con-
tral, sus arquerías, etc., constituían     treras fue el sitio predilecto de los
algo inigualable entre las casonas         intelectuales de aquellos años: Al-
coloniales de Mérida. Perteneció a         berto Cervera Espejo y sus cofrades
la antigua familia Lara de Yucatán y       de Voces Verdes (Alberto Peón Solís,
fue demolida totalmente, a principios      Mario Zavala Velázquez, Fernando
de los años 70, víctima de la piqueta      Espejo, Roger Cicero Mackinney…).
arrasadora que se ha llevado los me-       Concurrían también los rectores de
jores edificios antiguos de Mérida".        la vecina Universidad de Yucatán
    En febrero de 1948, su propieta-       doctor Eduardo Urzaiz Rodríguez y
rio el señor Rudesindo Peniche Pa-         licenciado Francisco Repetto Milán,
sos reinauguró La Balsa después de         acompañados de maestros y alum-
remozar completamente el local con         nos. El negocio, de un señor Mario
"nueva pintura, magnífico equipo,
área para preparar café y nuevas y
confortables sillas y mesas". Hacia los
años cincuenta o sesenta lo adquirió
el capitán Leopoldo Castro Gamboa,
quien lo administró hasta su desapa-
rición en los setenta. Por los cincuen-
ta, el pintor Ramón Mendoza Novelo
tuvo el buen tino de dibujar los re-
tratos de los intelectuales que ahí se
reunían llegando a constituir una su-
gestiva galería. Creo que también el
finado maestro Aristeo Vázquez Ló-
pez esbozó algunos apuntes de escri-
tores clientes del lugar.
    Ahora ocupémonos del Café Peón
Contreras, cuya inauguración ocu-
rre el sábado 7 de diciembre de 1946.
Reza el anuncio que "en el ramo de

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ROLDÁN PENICHE BARRERA

                               González, cerró, en una fecha que no      escribe Orosa Díaz en 1942. En nues-
                               podemos precisar, muchos años des-        tros días La Flor de Santiago cuenta
                               pués. Hace algún tiempo ha abierto        con una segura clientela. Entre otros
                               de nuevo nuestro apreciado amigo el       concurridos cafés recientemente
                               señor Abud y podemos catalogarlo          desaparecidos se hallan el Mérida
                               como turístico.                           (calle 60 frente a la Tesorería del Es-
                                  En los viejos cafés se usaba ser-      tado), primero propiedad de Fausto
                               vir "grecas" (pequeñas tazas de café)     Santos y luego del cubano Alfonso
                               bien fuera la "oscura" (sin crema) o la   López Barbeito, que llegó a consti-
                               "clara" (con crema). Con el tiempo se     tuir un cenáculo de intelectuales: ahí
                               fueron desechando las "grecas" ocu-       concurrían y tuve oportunidad de
                               pando su lugar el llamado café "ame-      compartir el café y la grata charla con
                               ricano" en taza grande. Pero todavía      el profesor Barrera Vásquez, el poe-
                               existen ciertos cafés que sirven "gre-    ta Clemente López Trujillo, Ermilo
                               cas" (verbi gratia el San José y el de    Abreu Gómez (cada vez que visita-
                               Moncho).                                  ba Yucatán), William Brito Sansores,
                                  Como simple cita —porque no po-        Salvador Rodríguez Losa y Everardo
                               demos dejar de mencionarlo a pesar        García Erosa; cuando López Barbeito
                               de no pertenecer a Mérida— señala-        adquirió el Sevilla todos estos parro-
                               remos entre los cafés viejos al Cordo-    quianos se fueron con él a su nuevo
                               bés, ubicado hacia el norte de la plaza   café (calles 62 x 65), que luego admi-
                               de la ciudad y puerto de Progreso;        nistró William Solís, antiguo locutor,
                               por años ha sido sitio predilecto de      ya fallecido, de la XEZ; ahí también
                               progreseños y meridanos para comer        acudía el licenciado Rotger Rosas Or-
                               o simplemente para charlar alrededor      tiz, director del suplemento cultural
                               de una humeante taza de café. Hoy,        de nuestro Diario del Sureste, quien
                               como siempre, permanece al servicio       en 1973 escribió una amena crónica
                               del público, refrescado de las cerca-     sobre el café y los cafeteros merida-
                               nas brisas del mar.                       nos que le valió un premio nacional
                                  Antiguos también fueron La Pa-         de periodismo; en el Sevilla el finado
                               nificadora, "centro popular y concu-       maestro Rolando Victoria, excelen-
                               rridísimo por lo económico" (Orosa        te fotógrafo, le tomó una magnífica
                               Díaz), Las Tres Caras (hoy difuntos)      fotografía a Clemente López Trujillo
                               y La Flor de Santiago ya mencionado,      que se publicó en la revista Dos Pun-
                               "en cuyas puertas los repartidores de     tos. Acudían también a ese sitio el
                               leche suelen hacer sus tratos en be-      bachiller Ignacio Lara Gómez, cronis-
                               neficio del negocio y para mal de la       tas de Valladolid, Jaime Orosa Díaz,
                               salud de los clientes", según lo que      Renán Escalante Mendoza (el "Allan

22   •   REVISTA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN
BREVE MEMORIA DE LOS CAFÉS DE MÉRIDA

Poe" yucateco, como gustaba que le         Cantón. Recientemente ha sido re-
llamaran) y Conrado Menéndez Díaz          conocido como "peñista del año" el
(todos fallecidos). El Sevilla, que se     abogado Renán Solís Avilés, quien
hospeda en un edificio histórico, ce-       recibió su diploma de manos del ac-
rró sus puertas hace algunos años, lo      tual presidente del grupo, Gabriel
mismo que El Candado (60 x 65) de la       Ortega Pérez. Hacia 1990 el doctor
señora Julieta Zapata y el Brasil, don-    Alfredo González Tamayo organizó
de acudían el pintor Armando García        y dio vida al grupo "Charlas de café",
Franchi y sus amigos melómanos. El         que ha ofrecido animados ciclos de
Candado llegó a ser uno de los cafés       conferencias con excelente asistencia
populares de la ciudad, y hasta se         de personas en sitios como el Gran
formó en él un "Club de tomadores          Hotel, El Castellano y en los últimos
de café" de no sé cuántos socios. En       años en el Holiday Inn.
sus últimos años se tornó en un "café         ¿Pero cuáles son los cafés que fre-
gay" frecuentado de homosexuales y         cuentan los meridanos hoy en día?
suripantas. He aludido a un "Club de       Hay muchos, de cierto, y no los ci-
tomadores de café" de El Candado,          taremos todos: el Colonial (calle
pero he de advertir que no ha sido el      62 x 57), el San José perteneciente
único: recordemos La Peña del Café,        al hotel de ese nombre (63 x 62), el
instaurada en 1988 a iniciativa del li-    Café Royal de nuestro ex condiscí-
cenciado Juan de Dios Pérez Galaz,         pulo Luis Vidal (actual hábitat del
que se reunía cotidianamente en el         grupo "La Peña del Café"), La Bella
café Fausán de Fausto Santos, ubica-       Época (frente al Parque a La Madre),
do en la planta baja del edificio que       el Alameda (58 x 57), el Gran Hotel
alberga al teatro Héctor Herrera pro-      y el Caribe, en el rincón del parque
piedad del abogado José María Ca-          Hidalgo, el Nicte-Há, predilecto del
rrillo Gamboa. La Peña del Café, que       poeta Raúl Cáceres Carenzo cuando
ha cumplido ya diez años de vida,          viaja a Mérida, el Wao de nuestro
llegó a rebasar la veintena de socios      amigo Wadi Abimerhi (en el callejón
y goza de una mesa directiva cuya          del Congreso), la nevería Pop (57 x
presidencia se renueva cada dos o          62) uno de los más populares , y el
tres años.                                 Moncho y el San Gabriel, al fondo
    Esta "peña" elige regularmente a       del Bazar García Rejón, que pode-
sus "peñistas distinguidos del año"        mos considerar como uno solo por-
entre los que recordamos a Raúl Me-        que parece que pertenecen al mismo
néndez Ortuño, Luis A. Ramírez Az-         dueño. En el San Gabriel se inspiró
nar, José Ma. Carrillo Gamboa, José        alguna mañana el doctor González
Adonay Cetina Sierra y Edmundo G.          Tamayo y compuso un largo poema

                                          NÚMEROS 247-248   •   CUARTO TRIMESTRE DE 2008 / PRIMER TRIMESTRE DE 2009   •   23
ROLDÁN PENICHE BARRERA

                               en el que analiza a los habitués del          Alejados del centro de la ciudad,
                               lugar. Reproducimos a continuación        retirados en cierta forma del munda-
                               las tres primeras cuartetas de los ver-   nal ruido citadino, se hallan algunos
                               sos en cuestión:                          de los cafés favoritos de los meri-
                                                                         danos contemporáneos: los de los
                                       Es el sitio preferido             grandes hoteles del Paseo de Monte-
                                       de historiadores famosos,         jo, los de las plazas (Dorada, Fiesta,
                                       de ingenieros distinguidos        Gran Plaza), y otros que pertenecen
                                       y de químicos virtuosos.          a elegantes avenidas de la ciudad
                                                                         como el del Centro Cultural Dante.
                                       Comerciantes bien vestidos,       Ahí se toma café y se discute a todas
                                       militares retirados,              horas del día y se está rodeado de un
                                       de médicos comedidos              ambiente internacional atiborrado
                                       y políticos frustrados.           de turistas que están por partir hacia
                                                                         Chichén Itzá o Cancún o Cozumel.
                                       Las mesas de historiadores        Es una atmósfera más cosmopolita,
                                       son las más solicitadas:          si se quiere, lo que disfrutamos en
                                       magníficos narradores              estos sitios suntuosos. A un costado
                                       de historias ya confirmadas.       de Sam's Club hay una cafetería con
                                                                         Internet (of all things!) donde usted
                                                                         accede a una hora de Internet por
                                                                         veinte pesos; en la Prolongación de
                                                                         Montejo tenemos el Café 1900 sitio
                                                                         exornado de art deco donde tam-
                                                                         bién se puede comer; en Plaza Fiesta
                                                                         se halla el Café Mario donde usted
                                                                         puede deleitarse con café capuchino,
                                                                         cubano, alemán, expreso, etcétera. Y
                                                                         en la colonia Alemán estaba El Go-
                                                                         lem de Sonia Tralova, donde se ce-
                                                                         lebraban unos "jueves literarios" con
                                                                         ciclos de lecturas de los escritores
                                                                         del patio. Creo que El Golem se ha
                                                                         mudado a una nueva ubicación.
                                                                             El desdoblamiento de la ciudad,
                                                                         el excesivo incremento de su pobla-
                                                                         ción y su elevado movimiento tu-
                                                                         rístico provocaron una expansión

24   •   REVISTA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN
BREVE MEMORIA DE LOS CAFÉS DE MÉRIDA

comercial hacia el norte que sólo         el Vips y Sanborn's, ambos justo en
ha beneficiado a los núcleos de ese        la glorieta de Justo Sierra. Ahí, mez-
sector. En el sur también hubo una        clados con decenas de turistas, los
expansión, pero solamente demo-           meridanos integran sus grupos y de
gráfica porque las cosas buenas no         hecho cuentan con mesas fijas. Es
llegaron hasta allá. Los restauran-       cierto que el café es más caro en es-
tes, las boutiques, las discotheques,     tos lugares pero por el precio de uno
los mercados, los grandes hoteles         podemos tomarnos todas las tazas
y por supuesto los cafés chic se ex-      que nos venga en gana. Aparte los
tendieron hacia el norte. Se inaugu-      dos nombrados, existen otros cená-
raron establecimientos cafeteriles a      culos favoritos de los meridanos: los
lo largo del Paseo de Montejo que         cafés de los hoteles Montejo Palace
enseguida contaron con clientelas,        y Conquistador, así como los de las
pero, curiosamente, los viejos ca-        plazas Fiesta, Dorada y Gran Plaza,
fés del Centro Histórico conservan        ya señalados.
a sus concurrentes. Por lo general,          Por las noches se acude a Las Fa-
los clientes de los cafés del Paseo de    rolas del Hotel Montejo Palace don-
Montejo no acuden, sino de vez en         de, en plein air, nos tomamos un café
vez, a los del centro y viceversa. De     o un whiskey on the rocks si contamos
esta manera, se está dando una nue-
va cultura del café en la ciudad que
de alguna forma establece cierta se-
paración entre los meridanos.
    Hoy observamos grandes o pe-
queños grupos de conciudadanos
cafeteando en estos sitios del norte.
Y si traigo a colación el verbo cafe-
tear es porque ya lo empleamos los
meridanos: tomándolo del adjeti-
vo cafetero (quien gusta mucho del
café) hemos sacado "cafetear" o "ca-
fetearse". "¿Qué… ya te cafeteaste?"
me inquiere un viejo amigo al verme
abandonar mi mesa de café. Y qué le
vamos a hacer… el hábito palabre-
ril acaba por modificar al idioma.
Algunos de los cafés más frecuenta-
dos por los meridanos vienen a ser

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ROLDÁN PENICHE BARRERA

                               con suficiente plata en la billetera.      Peniche Vallado… El Ambos Mundos,
                               Si estamos brujas visitaremos el Im-      de don Juan Ausucua, vive la extra-
                               pala donde hay sandwiches y tortas        vagancia de los dorados veinte, años
                               además del café. Pero estamos en el       de Beardsley y su art noveau, años
                               Paseo de Montejo, y ese es nuestro        del Whispering de Paul Whitman, del
                               lujo, y nos sentimos cosmopolitas y       charleston y de aquellas frenéticas
                               ciudadanos del mundo. Así somos           "pelonas", del superhéroe Lindbergh
                               los nuevos meridanos, esto es, los        (cuya tragedia familiar eclipsará a
                               que ya estamos pisando el umbral          sus glorias), de la "Ramona" de Gene
                               del año dos mil.                          Austin y de Ramón Novarro, y por
                                   Hemos caminado, un poco a tran-       momentos nos parece contemplar
                               cos, por la errática topografía de los    la entrada triunfal en el café del chi-
                               cafés de Mérida, cuyo más antiguo         flado (o mejor, nuestro yucatequis-
                               antecedente pudiera ser aquella anó-      mo "azotado") Estanislao (Varela)
                               nima fonda de la calle de la Cascarilla   vestido con los colores del arco iris
                               instituida hacia 1851, o quizás el café   ante la gritería de la concurrencia y
                               (y restaurant) de los señores Monti-      los acordes en el piano del maestro
                               llet en la calle del Degollado nacido     Martínez; atestiguamos la presencia
                               diez años más tarde; el señor W. Liza-    de nuestros huéspedes españoles
                               rraga Patrón se jacta, sin embargo, de    Villaespesa, Zamacois, Martínez Sie-
                               que su café La Concordia (fundado         rra y Noel y todos los antiguos poe-
                               en 1892) es el primero establecido en     tas yucatecos (que ya se han ido) y
                               la ciudad, aserción de la que descon-     los maestros y los políticos: y todo
                               fiamos. La cosa no reviste la mayor        esto se reitera, con su música, con
                               importancia porque, para empezar,         su inútil palabrería cafeteril, con su
                               nada sabemos del ingrediente toral        chismografía sin hilos y con sus per-
                               de la vida de todo café que se precie     sonajes sui generis, en el vecino café
                               de serlo: la clientela.                   El Louvre, tan veterano como el Am-
                                   Entonces aguardamos hasta el co-      bos Mundos; dos viejos que apunta-
                               mienzo de nuestro siglo con la aper-      laron la inveterada vida del centro de
                               tura del Café Ambos Mundos cuya           la ciudad de Mérida, de la Plaza Ma-
                               clientela nos es familiar a través de     yor saturada de historia, una historia
                               las crónicas de Víctor M. Martínez,       que aún está por contarse. El Ambos
                               Carlos Duarte Moreno y Francisco D.       Mundos cumplió con su papel de de-
                               Montejo Baqueiro y de las conversa-       vastador del tedio (como quiere Wil-
                               ciones que hemos sostenido con Ar-        de) pero la edad acabó por vencerlo;
                               turo Abreu Gómez y con Leopoldo           El Louvre, en cambio, es paradigma

26   •   REVISTA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN
BREVE MEMORIA DE LOS CAFÉS DE MÉRIDA

de longevidad, pero acaso está tam-        del piano retozón y de las grecas
bién en las últimas.                       oscuras o "claritas" (que, loado sea
   El Ambos Mundos y El Louvre             Dios, todavía existen en algunos lu-
pertenecen a los tiempos román-            gares) y de las mesas de granito, y
ticos de los cafés meridanos, junto        de estudiantes menesterosos que se
con el Ferráez, La Sin Rival, La Pa-       ganaban los pesos caricaturizando a
nificadora y quizás el Express en sus       los parroquianos. Por entonces, mi
comienzos; hablo de tiempos preté-         padre el estudiante Leopoldo Peni-
ritos, hablo de días de cincuenta ho-      che Vallado escribió desde el Café
ras en los que era posible gastarse las    Central de los hermanos Dennis,
mañanas (o las tardes, o las noches)       este soneto al café que reproduzco
sin preocuparse de nada. Tiempo            en su integridad:

            Horas muertas que transcurren con letárgica pereza
            entre el humo sofocante del cigarro y del café;
            van y vienen los meseros con insólita presteza,
            y un pianista escandaliza con foxtrots de cabaret.
            "¡Mozo —un cómico demanda— sirva usted en esta mesa,
            traigo un hambre que no espera!"
            "Sirva aquí —grita un burgués regordete y cuasi-briago—
            ¡otro vaso de cerveza!"
            y un grupito de estudiantes: "¡Una greca… para tres!"
            Un poeta se impacienta: "¡Sirva, fámulo menguado…!"
            Y en su afán cada mesero corre y va desorientado
            entre el denso y negro ambiente del pletórico café…
            Y las horas continúan transcurriendo perezosas
            sin variar el curso eterno de la vida y de las cosas,
            entre humos de cigarros y foxtrots de cabaret.

   Hoy, pasados cincuenta, sesen-          estar toda una mañana en el café y
ta años ¡qué sé yo! de esos tiem-          olvidarse de las duras pruebas im-
pos, la escenografía es muy otra:          puestas por nuestra brutal manera
las horas apremian y no se puede           de vivir.

                                                            (abril 11-mayo 6, 1998)

                                          NÚMEROS 247-248   •   CUARTO TRIMESTRE DE 2008 / PRIMER TRIMESTRE DE 2009   •   27
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