Ciudad oculta: Lisboa 1870-1930; la vivienda obrera The hidden city: Lisbon 1870-1930; The laborers housing
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n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal Maria Leonor Morgado Tomás Ciudad oculta: Lisboa 1870-1930; la vivienda obrera The hidden city: Lisbon 1870-1930; The laborers housing Resumo: O present e t exto apresent a a Vila Operária, enquanto argument o narrativo do facto arquit ect ónico, procurando aprofundar os meios e modos da sua génese, o ent endiment o das suas relações tipo-morfológicas e a sist ematização das suas caract eríst icas t ipológicas. O reconheciment o de uma est rut ura composit iva específica induz uma reflexão mais ampla, baseada no int ercâmbio ent re as prát icas vernaculares e erudit as da arquit ect ura e o modo como est es dois campos se int erpenet ram no universo específico da arquit ect ura port uguesa. Apreendida na dimensão de t ipo arquit ect ónico é ainda possível observar a sua adequação a cont extos post eriores, relat ivament e ao âmbito cronológico admit ido (Lisboa 1870 -1930). A reflexão efect uada em torno da vila Operária procura est abelecer dois níveis de leit ura: O estudo da sua arquit ectura ent endida como reflexo de uma consciência cult ural, num apelo aos valores nacionais (mot ivado pelas próprias mudanças ocorridas nas políticas europeias apelando à identidade). O estudo crítico da arquit ectura, efect uado no int ervalo cronológico a que se refere a dissert ação (1870-1930) apresent a-se como fundament al para ent ender o momento cont emporâneo da arquit ect ura port uguesa. Da leit ura t ipo- morfológica sobre o object o em quest ão, ressalt a a singularidade do seu enquadramento, relativament e à est rut ura urbana em que se insere; sendo no seu caráct er marginal e ocult o que reside em part e a sua especificidade. Dissimulando a exist ência das Vilas Operárias, a cidade oit ocent ist a cresce sobre si própria sem alt erar o seu fácies ext erior. No universo específico da arquit ect ura portuguesa é ainda sugerido mercê da utilização de um sist ema compositivo preciso, o debat e ent re os campos vernacular e erudit o que em t errit ório nacional se foram int erpenet rando ao longo de vários séculos. Numa perspectiva universal, reconhecida enquant o t ipo, a Vila Operária reforça a leit ura da arquit ect ura enquant o organismo vivo. 142
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal Abst ract : The present t ext present s t he laborers housing as a narrat ive of t he archit ect ural fact , looking t o examine the means and t he met hods of it s genesis, t he underst anding of it s t ypo-morphological relations and t he syst emization of it s t ypological charact erist ics. The recognit ion of a specific composit e st ruct ure induces a broader reflection, based on t he int erchange of vernacular and erudit e pract ices of archit ect ure and the way in which these t wo fields int erpenet rat e t hemselves in t he specific universe of Port u- guese archit ect ure. Furt hermore, underst ood in t he dimension of archit ect ural t ype, it is possible t o observe it s suit abilit y in subsequent cont ext s, relat ive t o the aforemen- t ioned chronological period (Lisbon 1870-1930). The st udy of it s archit ecture unders- t ood as a reflection of a cultural conscience, in an appeal t o nat ional values (mot ivat ed by t he changes which occurred in European policies calling for ident it y t hemselves). The critical st udy of t he archit ect ure carried out in t he chronological int erval t o which t his dissert at ion refers (1870-1930) present s it self as fundament al in order t o underst and t he cont emporary moment in Port uguese archit ect ure. From t he t ypo-morphological int erpret ation of t he object in question, t he uniqueness of it s framing st ands out , rela- t ive t o t he urban st ruct ure in which it is set ; it is in it s marginal and hidden charact er t hat it s specificity is partly t o be found. Disguising t he exist ence of laborers housing, t he 19t h century cit y grows upon it self wit hout alt ering it s ext erior face. From a univer- sal perspect ive, recognized as a type, t he laborers housing, reinforces t he int erpreta- t ion of archit ecture as a living organism. The sensitive form is not what is import ant to consider separat ely, but it s exist ence as a necessary passage. Archit ect ure emerges t husly, capable of surviving by adapting it self t o all the changes, which are ext erior t o it , which in each concret e case or typology respond to genetic informat ion of a superior int ernal order. It s realit y is t he process of becoming which makes it re-emerge, t ime and time again. 143
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal Figuras 1a 7 - Vila Macieira (1907). 144
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal 1. Los Patios originan las viviendas obreras En el siglo XIX, Lisboa recibe un fuert e contingent e migrat orio, como consecuencia del proceso de indust rialización, que la ciudad no est á preparada para acoger. En una primera fase, las masas de población procedent es del medio rural buscan cobijo en est ruct uras improvisadas, los llamados patios. Resultado de la ocupación de est ruct uras ya exist ent es, como antiguos palacios abandonados por una clase noble sin recursos solares, fincas y convent os de las recién extinguidas órdenes religiosas, est os pat ios se alzan como modelos de ocupación espont ánea y como formas excedent es de un urbanismo consolidado. El crecimient o urbano que derivó del proceso de indust rialización provocó mut aciones en la est ruct ura social urbana, que exigieron nuevas áreas de expansión. La especulación sobre los alojamient os y sobre el precio del suelo agravó las condiciones de insolvencia de viviendas de un grupo significativo de la población. Los grandes planes de finales de los años 80 (la Avenida da Liberdade y las obras del puerto de Lisboa) y, en el inicio de siglo, los proyect os de las Avenidas Novas, responsabilidad de Ressano Garcia, no sólo dot aron a la ciudad de infraest ructuras innovadoras, sino que t ambién generaron la necesidad de creación de un marco jurídico relat ivo a expropiaciones y de una política de foment o de obras públicas. La burguesía emergent e vio cumplidas satisfactoriament e sus demandas residenciales, complement adas con la significativa mejora de los accesos, en especial, mediant e la inst alación de la red de t ransport es públicos de t racción eléct rica a part ir de 1901. Los llamados eléct ricos posibilit aron a la pequeña y media burguesía ocupar zonas de la periferia, que t enían condiciones de habit abilidad superiores a las de la Baixa. Las clases menos favorecidas no fueron objet o de ninguna política concert ada de alojamiento por part e de la administ ración cent ral o municipal. 145
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal La ausencia de condiciones mínimas de higiene que, de un modo general caract erizó a t oda la ciudad ochocent ist a, derivó en fuert es brot es epidémicos que se not aron, part icularment e, en las zonas ocupadas por las clases trabajadoras. Las llamadas enfermedades residenciales afect aban, preferent ement e, a las clases más desfavorecidas que, oriundas del medio rural, no poseían las defensas necesarias para vivir en la ciudad. Las elevadas t asas de mort alidad, con especial incidencia en los más jóvenes, fueron la base del discurso de higienist as y reformadores sociales que, durant e el siglo XIX, defendieron el combat e a la llaga de la vivienda obrera, suscit ando el debat e de la casa barat a y salubre. Figura 8 - Zonas alcanzadas por la epidemia de la fiebre amarilla de 1857. El planteamiento de la situación, realizado a través de Inquéritos47 sobre la Vivienda, entre otros estudios paralelos, fue el punto de partida para la búsqueda de unas condiciones míni- mas de salubridad. La imposibilidad de participación del Estado, debido a su situación deficita- ria, cedió el paso a la iniciativa privada en el liderazgo del proceso. 47 En el ámbito de dichas Investigaciones dest aca el Inquérito Indust rial de 1881 y el Inquérit o aos Pátios de Lisboa, elaborado en dos fases, 1903 y 1905, así como otros est udios paralelos. 146
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal At endiendo al cont ext o polít ico de la época, las supuest as act it udes filant rópicas de los indust riales se explicaban como una forma velada de cont rol y un deseo de fijar la mano de obra, creando una fuert e relación de dependencia local de t rabajo/ residencia. En es- t e sentido, dest acó el papel de algunas empresas, como fue el caso de la Compañía de Fabricación de Algodones de Xabregas, con la Vila Flamiano. También sobresalió la fi- gura de Francisco Grandella con la creación del Barrio/ Vila Grandella, en Benfica. Si las iniciativas de Cooperat ivas y Sociedades const ruct oras apenas t uvieron expresión, con la excepción del Barrio Obrero de Barbadinhos, no sucede lo mismo con los propiet arios de pequeñas áreas de la ciudad, pert enecient es a la pequeña y la mediana burguesía, que llevaron a cabo numerosas obras. 2. Viviendas obreras – Principales condicionant es (salubridad y economía de medios – racionalización del espacio y de los procesos const ructivos) Las viviendas obreras surgen como solución racional, proyect ada de raíz, implant ada en t errenos de bajo valor, t ant o en el int erior de la ciudad, en los barrios ant iguos, como en la periferia. Aunque destinada al colect ivo obrero, est as viviendas se mant ienen al margen de la colectividad, con una organización ajena a la disposición de las vías públicas y diferenciándose de los espacio vecinos mediant e rejas, port ones y muros. Una de sus principales caract eríst icas es el caráct er de ocult ación y de marginalidad respect o a la est ruct ura urbana, dado que se encuent ran sit uadas al margen de dicha est ruct ura y, frecuent ement e, aparecen implant adas en el int erior de manzanas o en comunicación direct a con la calle, en zonas de la ciudad ya por sí mismas, segregadas. Dando la espalda al t ejido urbano en el que se int egra, est a forma de vivienda multifamiliar int ensiva se organiza, mayorit ariament e, alrededor de un espacio común de tipo pat io, debidament e circunscrit o y que genera “bolsas” de gran int imidad. 147
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal La racionalización del espacio y la economía de medios, t ant o en mat eriales como en procesos const ructivos, const it uyen sus principales condicionant es, reflejados en una t ipología que tiende a optimizar el espacio en el que se implant a a t ravés de la disposición de los módulos de viviendas a lo largo del perímet ro del área disponible, proyect ando hacia el ext erior las áreas de circulación. Figuras 9 e 10 - Vila Rodrigues (1902). Ant e la escasez o poca objet ividad del marco legal el Regulament o de Salubridade das Edificações Urbanas48 se erige como una de las principales normat ivas. El discurso higienist a se hace ext ensivo a la propia ciudad, a t ravés de las orient aciones que, en t érminos urbanos, acompañan a la legislación que encuadra los Planos Gerais de Melhorament o da Capit al49, haciéndose eco de las preocupaciones sentidas por toda Europa. 48 Regulament o de Salubridade das Edificações Urbanas (Condições Higiénicas a adoptar nas const ruções dos prédios), aprobado por decreto de 14 de Feb. de 1903. 49 “Durante el último cuart o del siglo XIX, Lisboa desarrolló un conjunt o de estudios bajo la orientación de Frederico Ressano Garcia, que integran el Plano Geral de Melhoramentos de 1904. En 1927, J. C. Forestier se traslada a la capital como consult or del Municipio para colaborar en la elaboración de un nuevo Plano Geral de Melhoramentos, concibiendo una nueva expansión de la ciudad hacia el norte, en un lenguaje que Lisboa desconocía” (Lobo, 1972, p.13). Tradução da autora. 148
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal 3. Caract erización de la Vivienda Obrera - Repet ición de un módulo en la creación de correntezas La est ruct ura de las viviendas obreras, dict ada por razones de salubridad y economía de medios, aparece condicionada por la nat uraleza de los propios lugares de implant ación. En corrent eza o hilera de casas a lo largo de las vías de acceso, o bien en patio en el int erior de una manzana, se forman a partir de la yuxt aposición de un módulo, compuest o por dos residencias simét ricas. Figuras 11e 12 - Calle General Joao de Almeida: casa bifamiliar y pormenor de los vanos. Est e módulo represent a el punt o de encuent ro de la vivienda rural con la const rucción urbana, ya que t raslada el modelo de casa bifamiliar a una realidad multifamiliar int ensiva, de mayores dimensiones50. Se t rat a de una agrupación t radicional en la ciudad, dot ada de un programa mínimo, de const rucción simple y de cost e muy 50 “Susceptible este modelo (la casa bifamiliar) de ser reproducido para un mayor número de viviendas, también aparecen ejemplares de dos, e incluso, cuat ro casas. Y, con el increment o de la demanda, enseguida se construyen hileras o cuerpos de casas de este tipo, que reciben el nombre de correntezas. Por su versatilidad, esta tipología experimenta un gran desarrollo, puest o que se aplica en el interior de los patios, además de constituir la f orma embrionaria de una de las modalidades de viviendas obreras a finales del siglo XIX. Este caso llega hast a nuestros días en las primeras realizaciones de los Barrios Económicos, del llamado Estado Novo, como el del Alt o da Serafina” (Pereira, 1994, p. ?-?) 149
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal reducido, adecuado a las posibilidades de familias con escasos recursos. Figura 13 - Calle Maria Pia – Hilera de módulos bifamiliares. En la ciudad de Lisboa, surgen igualment e varios ejemplos de est a forma de agrupación, const ruidos en el siglo XVIII o en la primera mit ad de 1900. Su presencia es bast ant e expresiva en las const rucciones dest inadas a alojar a los t rabajadores de algunas inst it uciones, como es el caso de los palacios. Se t rat a, en general, de adicionar pequeñas unidades de dos alturas con dos o cuat ro casas en t ot al, que se alinean a lo largo de una calle. Figuras 19 e 20 - Serie de diecinueve casas de alquiler (calle das Necessidades) referidas como una espécie de ensayo de Eugénio dos Santos para la obra que lo esperaba (Baixa Pombalina). 150
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal También resalt an los bloques de viviendas, para sus art ífices, int egradas en el proyect o del Barrio de Águas Livres51. Designado como Barrio de Águas Livres y post eriorment e conocido por Colónia Fabril das Amoreiras (ya que est a plaza fue aprovechada para la plant ación de moreras), corresponde a una urbanización de malla ret iculada (plant a ejecut ada por Carlos Mardel). El plan t ot al preveía la const rucción de 472 casas, de las cuales apenas 60 fueron const ruidas hast a 1769. Unido a la Real Fábrica de las Sedas, t enía por finalidad, en t érminos programát icos, concent rar en el mismo lugar unidades de producción indust rial y núcleos de viviendas para art esanos. Se int egraba de est a forma en los proyect os pombalinos de foment o manufacturero y, simult áneament e, en los planes de reconst rucción y reest ruct uración de la ciudad t ras el t erremot o de 1755. Figura 14 - Barrio de Águas Livres: Trav. da Fábrica das Sedas (35- 49). En el ámbito de la arquit ectura popular, t ambién podemos elegir formas de implant ación en corrent eza part icularment e en el sur. Son exemplos las viviendas del Vale do Sado y las hileras de casas de Fuset a y Olhão. Un ejemplo poco común que dest aca por el juego expresivo de volúmenes y por la 51Ya referidos en el Capít ulo I, punt o 3, a propósit o del Bairro Fabril de Amoreiras. 151
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal adapt ación al t erreno, es el conjunt o de casas para t rabajadores agrícolas exist ent e en los alrededores de Mafra, denominado “casas dos ilhéus” (nombre provenient e del origen insular de sus primeros ocupant es). Inmersos en el complejo equipamient o de las grandes explot aciones agrícolas, los t rabajadores suelen vivir dent ro del asent amient o, en casas que no se dist inguen por ninguna programación específica, de ahí su import ancia. Figuras 15 e 16 - Conjunto de casas para trabajadores agrícolas (Herdade da Picanceira). Vila do Infant e, en Sagres, es una de las pruebas más ant iguas de las llamadas casas en corrent eza, obedeciendo a un modelo único, ya que se t rat a de la fundación de una villa de raíz y es el marco simbólico de la programación urbana port uguesa. Concebida como villa amurallada “(...) las casas se diseñaban en corrent eza adyacent e a la cara sur de la muralla, que les servía de fondo. Apenas con la cubiert a y vanos igualment e espaciados, cada una de las casas t enía chimenea propia con la misma volumet ría cilíndrica y una cist erna almenada como módulo del sist ema” (Correia, 2001, p. 162). 152
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal Figura 17 - Los cabos de S. Vicente y Sagres en un dibujo inglés del siglo XVI, hecho con ocasión del desembarco del corsario y almirante Drake. A finales del siglo XVI, el hist oriador Henrique Fernandes Sarrão describe la corrent eza del siguient e modo: Las casas de la villa serán 24, poco más o menos, corre una ent re la ot ra con casa delant era y cámara, t odas iguales, y las puert as se pueden aplanar sin mucho cost e y, de est a manera, es t oda la villa porque la superficie del suelo es de piedra por allanar (…). Sagres es la llave de guardia de est os reinos y, en ella, el Infant e como grandisimo cosmógrafo, empleó bien el t rabajo de su fundación, anticipando la import ant e y necesaria obra en que se ocupaba (Sarrão, p. 141-142). Duart e Leit e sugiere que exist e alguna coincidencia ent re est a descripción y la 153
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal observación del dibujo inglés del desembarco de Francis Drake52 en el Cabo de San Vicent e. 4. La exist encia de un espacio común privado La especificidad de las viviendas obreras, reside en part e, en el modo cómo se procesó su relación con el ext erior, ya que, independient ement e de su morfología, dicha relación se est ablece siempre en función de un espacio común, a part ir del cual se accede a las viviendas. Est os conjunt os son mencionados por Maria João Rodrigues de la siguient e manera: – Vila como sist ema de viviendas colectivas, acentuando el espacio privado en det riment o de un espacio público, de configuración est át ica, present ando, o no, opciones originales de caráct er espacial e incluyendo, o no, art es aplicadas – hierro, cerámica policromada bajo la forma de azulejo – (...). – Vila como sistema colectivo de viviendas, relacionando, en diversos grados, un espacio público y privado y con francas opciones de caráct er est ét ico (...). – Vila que opera la mediación ent re espacio público y privado, en una audaz inserción urbana, en ocasiones, embrionaria (...)” 52 DRAKE, Francis – “Corsario y almirante inglés; f ue el primer inglés que realizó el viaje de circunnavegación (1577-1581) aprovechándolo para saquear las costas de Chile y de Perú. (…). Dedicado a la piratería, saqueó Santiago de Cabo Verde, las cost as de Portugal hasta Lisboa y el puerto de Cádiz (1587).” in AA.VV. (1963). Enciclopédia Luso Brasileira da Cult ura. Lisboa: Verbo. p. 1779. 154
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal La sínt esis de est as consideraciones apunt a, claramente, a la import ancia de la art iculación ent re espacio público y privado, así como la import ancia at ribuida a los pasajes y al espacio privado. El Regulament o Camarário de 193053, que prohíbe la const rucción de nuevas viviendas obreras, las define como “grupos de edificaciones, destinadas a una o más moradas, const ruidas en recintos que t engan comunicación, t ant o direct a como indirect a, con la vía pública por medio de pasajes”. Los casos en los que la const rucción acompaña la vía pública (edificios prolongados t ipo correnteza, compuestos por unidades de dos o t res pisos, o los edificios t ipo bloque con cuat ro fachadas libres y acceso cent ral o t rasero), escapan, al menos parcialmente, a la definición recogida en dicho Reglamento. Est as sit uaciones se producen en zonas segregadas de la ciudad, por lo que la circunst ancia de acceso direct o a la calle no cont raria el caráct er marginal del edificio (Pereira, 2002, p. 19). Figuras 18 a 20 - Vila Cabrinha (1870). 53 Cf. O Art. 235 del Reglament o referido ya anteriormente en el punt o 5 del mismo Capítulo, p. 201. 155
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal Figuras 21a 23 - Vila do Tijolo (1891). Part iendo del modo de implant ación y del modo cómo se articulan con la vía pública, es posible definir cinco grupos tipológicos54 distint os: • Formando corrent eza a lo largo de las vías de acceso; • En el int erior de la manzana formando pat io o calle; • En comunicación direct a con la vía pública formando pat io; • En comunicación direct a con la vía pública formando calle; • En edificios de est ruct ura diversificada. 5. División de la casa en cuat ro part es y resolución de sist emas dist ribut ivos a t ravés de escaleras y galerías ext eriores La división en cuat ro part es de cada una de las viviendas y el modo de articulación de los espacios se imponen como una const ant e. 54 Baseados en una anterior clasificación propuesta por Nuno Teot ónio Pereira. 156
n.3 / 2010 AE... Revista Lusófona de Arquitectura e Educação Archit ect ure & Educat ion Journal Figuras 24 a 26 - Vila Macieira (1907); Vila Mendonça (1912); Vila Teixeira (1925). El sist ema de dist ribución se organiza mediant e escaleras y galerías ext eriores que reducen los espacios que, direct ament e, no son rent ables. Los módulos de las viviendas se organizan en t orno al perímet ro del t erreno y las áreas mínimas de los compart iment os, así como la organización de las mismas, se int egran en los enunciados del Regulament o de Salubridade das Edificações Urbanas (Condiciones Higiénicas adopt ables en las Const rucciones de los Edificios). Como vivienda mult ifamiliar, refleja t odas las dificult ades económicas que presidieron su realización y que, en t érminos espaciales, se pueden apreciar t ant o en la naturaleza de las áreas de implant ación, como en el modo de apropiación y gest ión de los mismos espacios. 157
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