DE CIUDAD OBSERVACIONES - MONSERRATE, PATRIMONIO TUTELAR DE LA CAPITAL
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Observaciones de Ciudad Boletín Informativo del Observatorio de Culturas MONSERRATE, PATRIMONIO TUTELAR DE LA CAPITAL 20 Nº 2012
Observatorio de Culturas El Observatorio de Culturas hace parte del proyecto 786 “Construcción de co- nocimiento para la participación ciudadana” en el marco del Plan de Desarrollo de la Bogotá Humana (2012-2016) y tiene como objetivos observar, medir, ana- lizar, monitorear, investigar y comunicar acerca de las acciones, prácticas y procesos ciudadanos del ámbito cultural en Bogotá, para generar y gestionar conocimientos que contribuyan al desarrollo y perfeccionamiento de políticas públicas. Desde su creación en 1995, el Observatorio de Culturas se ha erigido como un proceso constante de consulta y participación ciudadana en democracia que permite la reflexión y aproximación de las personas y el Estado, además de reconocer a las diversas ciudadanías con su mayor o menor incidencia, información y calificación frente a los asuntos públicos. Ha aportado a las diferentes administraciones, la academia y la ciudadanía en general: cono- cimiento de los comportamientos, hábitos, valores, percepciones, actitudes, prácticas y preferencias de la ciudadanía capitalina; claridad en los conceptos de cultura ciudadana y democrática; exactitud en la generación de modelos de observación para análisis de información; formulación de líneas base, índices e indicadores para el monitoreo de políticas, planes y proyectos y experticia en la formulación y consolidación de otros observatorios de la ciudad y el seriado de seis Encuestas Bienales de Culturas. Web: http://www.culturarecreacionydeporte.gov.co/observatorio/index.html Correo electrónico: observatoriodeculturas@gmail.com Redes sociales: http://www.facebook.com/ObservatoriodeCulturas; http:// twitter.com/observaculturas
Observaciones de Ciudad Boletín Informativo del Observatorio de Culturas MONSERRATE, PATRIMONIO TUTELAR DE LA CAPITAL 20 Nº 2012
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad Contenido I. Presentación 3 II. Introducción 5 III. Ubicación de Monserrate 7 IV. Reseña histórica 8 V. Ciudadanía, Gobierno y privados hacen un pacto por Monserrate 14 VI. Monserrate y su reconocimiento ciudadano como patrimonio de Bogotá EBC 2009 16 VII. Hallazgos de los sondeos en Monserrate en 2012 19 VII.I Resultados de los sondeos, conteos y observaciones 20 VIII. Fichas técnicas 40 VIII.I Encuesta Bienal de Culturas 2009 40 VIII.II Sondeos y observaciones 2012 40
Boletín 20/2012 2 | 3 I.Presentación E l Sendero de Monserrate estuvo cerrado casi durante tres años. La devoción popular de la visita al Señor Caído, los paseos dominicales a los que concurrían familias enteras, así como la rutina deportiva de los aficionados a vencer el difícil ascenso en el menor tiempo posible se vieron relegados y sus habituales no pudieron ejercer sus derechos a la recreación, a una práctica cultural de carácter religioso ni al deporte. Las dificultades surgieron porque el uso, disfrute y acceso al cerro de Monserrate exige la concurrencia del sector público, del sector pri- vado y de la ciudadanía y cuando esa concurrencia se interrumpe o no funciona sobreviene el daño o el cierre del sendero. El sector público distrital está representado por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y el Instituto Distrital de Recreación y Deporte, encargado del mantenimiento del sendero; la Secretaría de Gobierno con su Sub- secretaría de Seguridad y Convivencia y el Fopae; la Alcaldía Local de Santa Fe y la Secretaría de Medio Ambiente. El sector privado lo está por la curia, como propietaria o socia comercial de los restauran- tes, del funicular, del teleférico y del parqueadero, y los comerciantes independientes. La reapertura del sendero satisfizo las necesidades de peregrinos, deportistas y paseantes, pero generó un incremento en el uso del camino a Monserrate con riesgos para el frágil ecosistema del cerro y para los propios usuarios. La Semana Santa, época que por obvias razones tiene un pico alto de asistencia, obligó a afrontar esta realidad de manera conjunta y ágil y surgió así el “Pacto distrital por el buen uso, el cuidado y la protección del Sendero Peatonal de Monserrate” cuyos contenidos están resumidos en este boletín. No podemos dejar de nuevo abandonado el Sendero de Monserra- te. Su significación patrimonial e icónica como marca identitaria de
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad Bogotá, además de los usos mencionados, obligan a la Administración Distrital y al sector privado a cumplir el pacto realizado, donde la ciudadanía debe ser el agente más importante, no solo como usuaria, también como propietaria colectiva de un corredor donde transitan tantas alegrías, devociones y retos. Este espacio de comunión entre la sabana y sus cerros tutelares puede convertirse en una escuela de formación permanente para que la ciudadanía recupere, cada vez que ascienda a su cima, el valor del medio ambiente, en especial del agua y del aire puros, amén de la naturaleza que nutre la tierra de esta pro- digiosa elevación geográfica. El “Pacto distrital por el buen uso, el cuidado y la protección del Sendero Peatonal de Monserrate” debe ser un nuevo comienzo para que el sector público y el sector privado le demos una dimensión hu- mana al cerro de Monserrate y a su sendero. Otty Patiño Hormaza Jefe Oficina Observatorio de Culturas
Boletín 20/2012 4 | 5 II. Introducción U no de los íconos más importantes de Bogotá es el Santuario de Monserrate, emplazado en uno de los cerros tutelares de la ciu- dad, a una altura aproximada de 3.190 metros sobre el nivel del mar. Su origen se remonta al año 1640 cuando se inició la construcción de la primera ermita establecida en este lugar, casi un siglo después de que Gonzalo Jiménez de Quesada fundase la ciudad con el nombre de Nuestra Señora de la Esperanza (1539). Mucho ha cambiado Bogotá desde aquel entonces y Monserrate ha sido espejo de esas transformaciones. Atrás quedaron las modes- tas construcciones coloniales para acoger a los pocos peregrinos del comienzo, en 1925 concluyeron los trabajos del actual santuario, tres años más tarde llegó el funicular y treinta años después, en 1955, el teleférico. Pese a estas facilidades de la modernidad, el rito de subir a pie por el sendero de 2.350 metros de longitud mantuvo su vigencia como peregrinación, como paseo y como disfrute de la naturaleza poblada por pinos y eucaliptos y donde el oxígeno escasea por el duro ascenso hacia la cumbre. En las versiones 2007 y 2009 de la Encuesta Bienal de Culturas, la ciudadanía afirmó que el sitio más representativo de Bogotá era Monserrate. Por ello no es extraño que se usen los rasgos del cerro y del santuario, por encima de los altos edificios del centro de la ciudad, como la representación más genuina de la capital. El Observatorio de Culturas ha analizado la información sobre Monserrate y sobre su sendero por medio de numerosas metodologías: sondeos, observaciones, fotografías, entrevistas, conteos y textos his- tóricos. Ello nos ha permitido entender la gran riqueza de este lugar, sus problemáticas y la gran importancia que reviste para la ciudad. En la Bogotá Humana, con su proyecto de Corredores Culturales, se
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad abre un nuevo campo de investigación: su potencialidad cultural como sitio y recorrido donde, a través de diferentes prácticas, la heterogé- nea multitud que usa y disfruta este lugar le da nuevas dimensiones y nuevos significados. Este boletín supone una primera aproximación a ese proceso investigativo y por ello se convierte en una invitación para que aque- llas personas que han palpado la magia del cerro de Monserrate nos cuenten o nos dibujen sus conocimientos, sensaciones y experiencias. Pueden escribirnos a los siguientes correos electrónicos: Jaime Ro- dríguez, jaimerod88@hotmail.com y Gloria Peláez, gloria.pelaez@ scrd.gov.co. Pueden tener la seguridad de que respetaremos la au- toría de quienes generosamente nos aporten fotos, escritos, dibujos o filmaciones. Así la investigación que realicemos será un relato con muchas voces porque un Corredor Cultural lo construye la gente con sus hábitos y sus prácticas, con sus ritos y con sus mitos. Así, Monse- rrate será de todas aquellas personas que lo quieran. De eso se trata, precisamente, el ejercicio de las libertades culturales.
Boletín 20/2012 6 | 7 III. Ubicación de Monserrate L os Cerros Orientales, llamados así por estar ubicados en el costado oriental de la sabana, pertenecen al sistema orográfico de la cordillera de Los Andes. Se destacan como los vigías de la ciudad de Bogotá y son el principal referente paisajístico de la capital. Su posición, en el borde oriental de la ciudad, hace las veces de barrera natural, pues corta los vientos de las corrientes de aire cálidas y frías que vienen de la Orinoquía regulando el patrón de lluvias y la temperatura promedio de la zona. Así cobran importancia no solo como actores del paisaje sino también como factores determinantes del clima y del ecosistema de Bogotá. El cerro de Monserrate, donde se encuentra el Santuario de Monserra- te, pertenece a la cadena montañosa de los Cerros Orientales, tiene una altura de 3.190 m. sobre el nivel del mar, está cubierto de una vegetación de bosque andino alto con bosques de encenillos y de otras especies co- mo pegamoscos, gaque, canelo, espino, arrayán y uva, entre otros, y su temperatura oscila entre los 9°C y 12°C. La Ley 133 de 1976 declaró Área de Reserva Forestal Protectora al cerro donde se ubica Monserrate, la denominó Bosque Oriental de Bo- gotá, en jurisdicción del Distrito Especial de Bogotá, y describió sus límites. La administración de la Reserva Forestal es competencia de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR). Posteriormente, ante diferentes problemas suscitados por tenencias de tierras y viviendas, la CAR expidió la Resolución N° 1141 de 12 de abril de 2006, “Por la cual se adopta el Plan de Manejo Ambiental de la zona de Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá y se establecen otras determinaciones”.
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad La Reserva ha sido históricamente afectada por los procesos de expan- sión urbana, a pesar de los limitantes físicos y jurídicos que existen en ella. El grado de concentración de la tenencia de la tierra en esta Reserva Forestal es moderadamente alto. El único sector donde el grado de con- centración es medianamente bajo se encuentra en la parte media de la fachada de los Cerros Orientales que da hacia la ciudad y pertenece a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) que cuenta con el 36% del área total de la Reserva. Localizadas cerca del cerro de Monserrate están las veredas Monserrate, Guadalupe y El Verjón. El San- tuario de Monserrate y el camino de los peregrinos, que conduce hacia él, se encuentran ubicados en la zona rural de la Localidad 3 (Santa Fe) del Distrito Capital. IV. Reseña histórica C oronando uno de los cerros tutelares de Bogotá, al que los muiscas llamaban “la pata del abuelo”, se emplaza el Santuario de Monserrate como una imagen que identifica la ciudad, simple en sus formas cuando se mira desde lejos, pero llena de significados para sus visitantes. Monserrate no solo identifica el presente de la ciudad, es también la muestra viva de un pasado que se remonta a los tiempos de la Colonia y se mezcla con olvidadas tradiciones indígenas. Fue testigo y sujeto, durante los siglos XVII y XVIII, de permanentes apropiaciones del espacio y creación de diversos patrones de vida rural y urbana que entraron a configurar social- mente la ciudad y que aún participan de la vida citadina.
Boletín 20/2012 8 | 9 En los primeros años de la fundación de Santa Fe, los Cerros Orientales, habitados por poblaciones muiscas y mestizas consideradas “lo salvaje”, tenían carácter de límite o frontera que separaba lo indígena y mestizo de la sociedad blanca y católica ubicada en la naciente ciudad. Eran cerros activamente transitados y estratégicos ya que permitían asegurar el transito al piedemonte llanero y a otros puntos detrás de su ladera. Como parte de la labor evangelizadora, los frailes europeos señalaron con cruces las cumbres de las montañas y eligieron puntos donde se encon- traban los lugares sagrados de los indígenas para imponer sus símbolos de autoridad. Así dirimían una disputa territorial entre los seres sobrenaturales nativos y los símbolos cristianos, con la consecuente dominación colonial. En 1620, algunos ermitaños provenientes del desierto de La Candelaria quisieron construir un monasterio de la Orden de los Agustinos Reco- letos en los cerros y establecerse en él. Recibieron el apoyo económico y las tierras de don Pedro Solís y Valenzuela, notario del Santo Oficio de la Inquisición, quien además consiguió el permiso de la Real Audiencia para construir la ermita en el “monte detrás de Las Nieves”, con la condición de que, en caso de no poderse formar la orden de los recoletos como co- munidad en Monserrate, los bienes conseguidos a través de numerosas donaciones pasarían a manos de los jesuitas. La construcción de la ermita demandó el trabajo de cientos de personas y bestias, que tenían como misión levantar también, en el camino hacia la cumbre, cuatro ermitas más, como las que existían en los cerros de Monserrat (Cataluña) para permitir el descanso en el ascenso y la oración de los peregrinos. El fin de esta ermita llegó en 1670 cuando se negaron los permisos para el establecimiento de los recoletos y se ordenó demoler el lugar. Como ya había sido construido, los jesuitas tomaron posesión del santuario, que finalmente no fue destruido, de la biblioteca, de los ornamentos y de los demás bienes que allí se encontraban, así como de las tierras. La posesión de las tierras permitió a los jesuitas expandirse a las haciendas que tenían en el Alto Orinoco, donde se encontraban sus
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad misiones, ganado y parte de su riqueza y les ofreció la comunicación directa y rápida desde Santa Fe. La entonces hacienda de Monserrate se convirtió en la principal propiedad del noviciado de Las Nieves. Los jesuitas consagraron el santuario a la Virgen morena de Monse- rrate y, durante 59 años, el cerro fue llamado Nuestra Señora de la Cruz de Monserrate, en honor a la escultura a la que allí se le rendía devoción. Para acompañar a la Virgen, se encargó, a don Pedro de Lugo y Albarra- cín, la escultura del “Santo Cristo caído a los azotes y clavado en la Cruz”, quien la esculpió en madera, plata y plomo y recibió por su trabajo 40 patacones1. Hacia 1711 la escultura de “la Virgen negra”, en trono gótico e influencias bizantinas, desapareció de la ermita del cerro y el Señor Caído pasó a ocupar su lugar en el altar mayor, y comenzó a hacer milagros y prodigios entre la población humilde de Las Nieves. Al comenzar el si- glo XVIII, la imagen del Señor Caído era la principal fuente de devoción santafereña y la romería, que subía a visitarlo a los cerros, interminable. A comienzos del siglo XIX, el capellán del santuario vendió un lote, que pertenecía a la ermita, a don José Antonio Portocarrero quien construyó allí una quinta que más tarde el Gobierno de Cundinamarca le regaló a Simón Bolívar. La iglesia colonial, que heredó el siglo XX, fue incapaz de albergar tantos peregrinos y tuvo que ser demolida para construir otra que pu- diera alojar la devoción creciente de las familias bogotanas. El Sendero de los Peregrinos, como se identifica el recorrido más conocido hacia el santuario, comenzó como una trocha que abrieron quienes construyeron el nuevo santuario para subir en mulas los materiales de construcción, 1 El patacón o peso español era una moneda de plata de 287 decigramos de peso, que se usó en tiempos de la Colonia. Para hacerse una idea de su valor, hay que tener en cuenta que, en el siglo XVII, un esclavo negro, entre los 16 y los 25 años, podía costar entre 250 y 300 patacones en Cartagena y de 500 a 600 en una región minera. A comienzos del siglo XVIII una res se vendía por cuatro patacones.
Boletín 20/2012 10 | 11 detrás subieron los peregrinos portando ladrillos y materiales como pago de promesas y señal de sacrificio, así como campesinos y comerciantes que llevaban viandas y refrescos para calmar el hambre de todos en el trayecto. En 1915 se iniciaron formalmente las obras de la nueva iglesia y se da cuenta del llamado Sendero de los Peregrinos. La nueva iglesia se terminó en 1920 debido a la gran colaboración de la feligresía y, por el flujo ininterrumpido de peregrinos, la curia vio la conveniencia de construir un funicular que permitiera el acceso al san- tuario para quienes no pudieran o no quisieran afrontar el sendero. Así, con la asistencia y dirección de técnicos suizos, se construyó, en 1929, el funicular como un sistema de tren similar a un modelo suizo. Para su construcción se creó la Empresa Funicular de Colombia y para su financia- ción se vendió una primera emisión de 30.000 acciones a $10 pesos cada una. Con las banderas de Colombia y Suiza ondeando en la estación, se dio inicio al primer recorrido del tren, cuya construcción tomó 36 meses y costó la vida de cinco trabajadores, muertos por la pulmonía adquirida durante su labor. El trayecto del funicular tenía diferentes tarifas y lugares, es decir, pasajes de primera y de segunda clase, esta última para el pueblo. El funicular fue modernizado en 1962 y hoy repta, hasta la estación del santuario, por la ladera del cerro en medio del bosque de niebla, atrave- sando un túnel de 200 metros perforado en la roca. A partir de 1945 el capellán del santuario, monseñor Carlos Vargas Umaña, ordenó la construcción de un acueducto en la cima del cerro y la ampliación de los atrios de la iglesia y el arreglo de los caminos que conducen al santuario. Durante varios años acometió los trabajos de terminación de la obra y, a partir de 1952, comenzó los trabajos de de- coración del templo. Posteriormente, se dio comienzo a la construcción del sistema del teleférico, el cual fue puesto en funcionamiento en 1955. Este consiste en dos cabinas que cuelgan de un cable: mientras una desciende, la otra, en siete minutos, procura el ascenso de los 880 metros que separan a la
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad estación de la cima. El trayecto del teleférico abre la panorámica sobre la ciudad y parece fundir el cerro con las nubes. Para esta época, junto al santuario, se había formado un comercio im- portante de gente que había trabajado en las construcciones y finalmente se había asentado en el lugar. Estos vendedores se encontraban ocupando terrenos de la curia y por tanto podían ser desalojados. Monseñor Carlos Vargas Umaña les propuso entonces organizarse como “sindicato” y así dispusieron sus casetas de venta de acuerdo al orden que les impuso él mismo: primero las artesanías, luego los licores y, por último, las comidas. Se fundó además una escuela, la cual funcionaba como un internado ya que los niños y niñas, que estudiaban allí, ingresaban los lunes y salían los viernes y se les proporcionaba alimentación, alojamiento y educación. Se llamaba “Escuela Basílica de Monserrate” y tenía capacidad para 300 estudiantes que aprendían panadería, modistería y costura, entre otras materias. A ella asistían los hijos e hijas de los vendedores de Monserrate así como otros infantes provenientes de las veredas vecinas. La escuela estuvo en funcionamiento hasta 1984. El comercio allí establecido ha continuado una tradición que abarca tres generaciones: la primera, de campesinos que llevaban al santuario sus productos para venderlos a peregrinos y constructores; la segunda, de comerciantes ya establecidos en el cerro, y la tercera, de los actuales vendedores que son profesionales o artesanos que viven en Bogotá pero que continúan su negocio sin dejar la costumbre de llevar sus familias los fines de semana a los puestos de venta. Hoy el Santuario de Monserrate es un legado del pasado y se constituye en un patrimonio cultural al que se le atribuye especial interés histórico, pero también representa a la capital como emblema de ciudad moderna, de la misma manera como el Cristo Redentor del Corcovado identifica a Río de Janeiro, la Estatua de la Libertad a Nueva York e incluso la Torre Eiffel a París. No es ajeno para nadie que Monserrate relaciona de inme- diato el imaginario con Bogotá.
Boletín 20/2012 12 | 13 Sin embargo, cuatro siglos de peregrinación fueron interrumpidos por derrumbes en el sendero que obligaron a cerrarlo para hacerle reparaciones estructurales que implicaban la estabilización del terreno y el tratamiento de las aguas. Fueron tres años de cierre en los que los turistas y los habi- tantes de la ciudad se vieron en la obligación de interrumpir su ascenso a pie. Para entregar de nuevo a la ciudadanía el trayecto del sendero que le corresponde mantener y cuidar, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) invirtió $3.080 millones de pesos con los cuales se logró canalizar las aguas; adoquinar el sendero; construir barreras de conten- ción, barandas de piedra y un falso túnel para contener tierras y rediseñar el paisaje con la siembra de 450 plantas de 19 especies nativas y 1.500 unidades de seis especies diferentes de plantas de jardín. Sin verificar la seguridad de los peregrinos, deportistas y turistas de Monserrate, no podía permitirse su tránsito, por lo que el Fondo de Prevención de Emergencias realizó varios estudios de aglomeración de público que permitieron definir la capacidad límite de uso del sendero. El cerro de Monserrate representa el pasado de una Bogotá primitiva y aldeana que se renueva constantemente y adquiere nuevas representacio- nes. Hoy se mantiene como el mayor símbolo de una ciudad cosmopolita y diversa, pero también apegada a las tradiciones. De ahí la gran respon- sabilidad de todos y todas de mantener toda la vigorosa belleza del cerro y su capacidad de seguir sirviendo como punto turístico y religioso y lu- gar de práctica recreativa y de actividad física a todas aquellas personas que lo visitan.
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad V. Ciudadanía , Gobierno y privados hacen un pacto por Monserrate P romover la convivencia, la seguridad, el cuidado del medio ambien- te y el desarrollo turístico, cultural, religioso, deportivo y recreativo de Monserrate es un compromiso de la Bogotá Humana. Así, el Plan de Desarrollo de la actual Administración pone de relieve la importancia que reviste el aspecto ambiental en una ciudad que ha crecido sin compade- cerse de los humedales, los ríos y, por supuesto, los cerros, y propone en su tercer capítulo, “Un territorio que enfrenta el cambio climático y se ordena alrededor de agua”, reconocer la necesidad que tiene la ciudad de pasar de un modelo depredador de los recursos naturales a uno que armonice las necesidades humanas en términos sociales, económicos, culturales y ambientales, y propende por suscitar cambios culturales individuales y colectivos en relación con el uso, apropiación y conservación del espacio y los recursos naturales. Por tal razón, el pasado 1° de marzo se firmó el “Pacto Distrital por el Buen Uso, el Cuidado y la Protección del Sendero Peatonal de Mon- serrate”. Este acuerdo busca realizar un seguimiento y evaluación de los avances y compromisos adquiridos por el Distrito y los particulares en pro del beneficio ciudadano, en el entendido de que es la ciudadanía la que se ve afectada en el caso de un cierre como el ocurrido tiempo atrás, puesto que son las personas quienes deben abstenerse del goce que les proporciona una actividad religiosa, recreativa, turística, física o cultural como lo es el ascenso al cerro de Monserrate. Este pacto, parafraseando el documento original, se suscribió dentro del marco de la seguridad y de la convivencia que exige, del Estado y de la sociedad, la generación de instrumentos para que la ciudadanía pueda ejercer sus derechos individuales, colectivos y sociales, de tal forma que
Boletín 20/2012 14 | 15 la seguridad y la protección a la vida trasciendan más allá de la ausencia de peligro y de la simple vigilancia, para que en ella se incorpore, ade- más, el desarrollo social y la armonía entre los miembros de la sociedad, el respeto por los derechos humanos y la reconciliación entre ciudadanos y ciudadanas para construir una Bogotá más Humana. Tiene por obje- to promover la convivencia, la seguridad, el respeto, la protección y el uso adecuado del cerro de Monserrate, localizado en la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá (RFPBOB), con el compromiso distrital y privado de convertirlo en un sitio emblemático de la ciudad, en donde confluyan sanamente todas las actividades religiosas, recreativas, culturales, deportivas y turísticas, en armonía con el ambiente, para hacer del sendero y del santuario lugares predilectos de la ciudadanía. Se destacan como medidas para el uso apropiado y seguro de Mon- serrate, entre otras, las siguientes restricciones: no porte de armas de cualquier tipo, no consumo de bebidas alcohólicas o sustancias alucinó- genas o el ingreso bajo efecto de las mismas, no hacer fogatas, quemas o utilizar pólvora, no realizar recorridos por sitios diferentes al sendero, no manipular los recursos naturales existentes y la restricción del ingre- so de personas con las condiciones especiales establecidas en dicho acto administrativo. El citado pacto busca la articulación de acciones tanto de las entidades distritales comprometidas en la causa de Monserrate como de los actores privados y de las personas naturales que lo suscriben, así: por parte de la Administración Distrital, la Secretaría de Gobierno, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, la Secretaría de Salud, la Secretaría de Movilidad, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte, la Alcaldía Local de Santa Fe, el Fondo de Prevención y Atención de Emergencias, el Instituto para la Economía Social, Misión Bogotá, el Departamento Administrativo para la Defensoría del Espacio Público, la Cruz Roja, la Policía Metropolitana de Bogotá, el Cuerpo Oficial de Bomberos de Bo- gotá y la Corporación Autónoma Regional; mientras que, por parte de los
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad privados, las ligas deportivas, la curia de Monserrate, el Teleférico a Mon- serrate S.A. y el Santuario del Señor de Monserrate. Todas estas entidades y organizaciones trabajarán, en un ambiente propositivo y constructivo de carácter transversal, con el fin de orientar las acciones para dar a conocer las recomendaciones a la ciudadanía y obtener la corresponsabilidad de las personas en el adecuado uso del sendero y del santuario. VI.Monserrate y su reconocimiento ciudadano como patrimonio de Bogotá EBC 2009 N o es imprescindible haber ido a Monserrate para saber que ha sido un icono, por cerca de 400 años, para la ciudadanía bogotana. Este cerro ha visto desfilar por sus faldas millones de propios y extraños que lo visitan por diferentes motivos, siendo el principal, el religioso, pero también es un lugar para recrearse, propiciar el acondicionamiento físico, revivir la historia y contemplar, desde un lugar envidiable, la ciudad en la que vivimos y la que, en pocas ocasiones, podemos apreciar en todo su esplendor. Monserrate ha sido un observador privilegiado de los cambios de la ciudad, tanto físicos como de la transformación de sus habitantes, e igualmente de la conservación de sus costumbres religiosas, sociales, ambientales y económicas. La Encuesta Bienal de Culturas se ha convertido desde 2001, año en que se efectuó su primera aplicación, en una valiosa herramienta que ha permitido conocer más a fondo las actitudes y las percepciones sobre nor- mas de convivencia y seguridad ciudadana, valores sociales, cumplimiento de acuerdos, participación en asociaciones, valoración del sistema político, tributación, apropiación de derechos y acceso y participación en la oferta
Boletín 20/2012 16 | 17 cultural, deportiva, recreativa, artística y patrimonial. También ha per- mitido indagar sobre los lugares preferidos de la ciudad, aquellos que la identifican y los que son más representativos. En la aplicación de esta en- cuesta, en el 2009, se indagó a más de 13.000 personas de 13 años y más, de las 19 localidades urbanas acerca de: “¿Qué es lo que mejor identifica a Bogotá?”, el gráfico 1 muestra el panorama de las respuestas obtenidas. Gráfico1 Para usted, ¿qué identifica mejor a Bogotá? (EBC 2009, P74) Monserrate 45,02% Transmilenio 14,90% Ajiaco 10,02% La Candelaria 9,79 % Festival de ... 3,89% Ciclovía 2,48% La Zona Rosa 1,36% Otra 12,28% Ns/Nr 0,27% Como se puede ver, la mayor parte de la ciudadanía reconoce a Monse- rrate como aquello que identifica de mejor manera a Bogotá. La imagen del santuario acompaña las actividades habituales de las personas que recorren Bogotá y de aquellas que tienen la posibilidad de verlo desde sus ventanas gracias a que es un lugar que se puede divisar desde la mayor parte de la ciudad. Monserrate es un lugar en el cual confluyen y se reflejan numerosas acciones de lo que somos como ciudad: religiosidad, gastronomía, historia, actividad física y compromiso ambiental. También, en el entendido de que lo que se muestra a una persona que viene de visita es aquello de lo cual quien es anfitrión siente orgullo, la EBC 2009 puso en situación a la ciudadanía al preguntarle: “Si un visi- tante quisiera conocer Bogotá, dígame un sitio a donde usted lo llevaría
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad o le recomendaría ir”. Los resultados ubican a Monserrate como el lugar imperdible para enseñarle a una persona que venga de visita, hecho que refleja el profundo orgullo y aprecio que tiene la ciudadanía por este si- tio y lo que allí sucede, más si se tiene cuenta que, según la pregunta, la intención del visitante es “conocer Bogotá” (ver gráfico 2). Gráfico 2 Si un visitante quisiera conocer Bogotá, dígame un sitio a donde usted lo llevaría o le recomendaría ir (EBC 2009, P72) Monserrate 30,73% La Candelaria 19,17% Parque Simón Bolívar 10,98% Plaza de Bolívar 6,36 % Museo del Oro 5,80% Maloka 4,74% Museo Nacional 4,67% La Zona Rosa 3,24% Planetario Distrital 1,87% Biblioteca Luis Ángel Arango 1,42% Teatro Jorge Eliécer Gaitán 1,25% El sistema Transmilenio 1,13% Biblioteca Virgilio Barco 0,57% Otro 7,80% Ns/Nr 0,26%
Boletín 20/2012 18 | 19 Hallazgos en Monserrate 2012 de los sondeos VII. en E l 21 de marzo de 2009 se ordenó el cierre del sendero peatonal que conduce al Santuario de Monserrate, las principales razones esgrimidas para tal determinación se encuentran sustentadas en un informe presenta- do por la Contraloría de Bogotá a la Administración Distrital en donde se evidenciaba el riesgo a la salud y la integridad de la ciudadanía que día a día se movilizaba por este camino. Entre los aspectos señalados para tomar esta medida se encontraron: inestabilidad y estrechez de algunas áreas del sendero, crecimiento ilegal de construcciones, insalubridad en algu- nos puestos de venta de alimentos y árboles inclinados en riesgo de caer. El 17 de noviembre de 2011, tras dos años y ocho meses de arduos tra- bajos en los que el Distrito Capital y la Curia invirtieron cerca de $4.000 millones de pesos para su recuperación y su adecuación, fueron reabiertas las puertas del sendero a la ciudadanía y se entregaron los 2.350 metros de extensión que tiene este emblemático camino. Durante los primeros domingos después de su apertura, la población bogotana y los turistas visitaron masivamente el nuevo sendero y desbordaron las expectativas del IDRD (entidad encargada de su administración), motivo por el cual surgió la necesidad de realizar una investigación que diera cuenta del perfil y las características de la población que acude al lugar, así como de algunas de las prácticas culturales, deportivas, recreativas y de actividad física que estas personas desarrollan en el recorrido del camino.
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad VII.I Resultados de los sondeos, conteos y observaciones El perfil de la población asistente se analiza comparando los datos obte- nidos en los sondeos realizados durante los domingos 26 de febrero, 4, 18 y 25 marzo y Semana Santa (5, 6 y 8 de abril). Este análisis exploratorio de datos es una alternativa de investigación que permite, a partir de la selección de una muestra aleatoria sin ningún diseño probabilístico de muestreo, establecer criterios para garantizar una cantidad determinada de elementos simulando el comportamiento de la población. En este tipo de estudios, los resultados son descriptivos y válidos para la población encuestada, sin embargo, los análisis exploratorios, que se realizan a partir de los datos recolectados, permiten presumir y establecer hipótesis sobre el comportamiento general de la población objetivo. La llegada a Monserrate Los resultados de los sondeos muestran que la principal motivación para asistir al cerro es realizar alguna actividad religiosa (45%) y la segunda es la práctica deportiva o de alguna actividad física (23,39%); acerca de este último segmento de la población, la observación cualitativa encontró que, dentro de los hábitos de uso de estas personas, se destaca que acuden al sendero durante las primeras horas de la mañana, aproximadamente entre las 5:00 y las 9:00 a.m., horario en el que, gracias a la baja afluencia de público (familias), se facilita la actividad física. Ir de paseo es otro de los motivos para visitar Monserrate (una de cada cinco personas acude por esta razón) (ver gráfico 3).
Boletín 20/2012 20 | 21 Gráfico 3 Motivación para ir a Monserrate Realizar una 45% actividad religiosa Hacer deporte o 23,39% actividad física De paseo 19,66% De turismo 5,76 % Realizar una 1,44% actividad ecológica Otro 4,24% Ns/Nr 0,51% Al remitirse a los resultados arrojados en Semana Santa se encuentra que el porcentaje de personas que van a Monserrate para realizar una actividad religiosa aumenta en cerca de un 15% con respecto a los otros domingos indagados, disminuye el porcentaje de personas que van a ha- cer deporte o actividad física en alrededor de un 15% y el de las personas que van de paseo en casi un 5%, mientras que las personas que van de turismo y a realizar actividades ecológicas se mantienen con porcentajes similares (ver gráfico 4). Gráfico 4 Motivación para ir a Monserrate durante la Semana Santa Realizar una 59,93% actividad religiosa De paseo 14,29% Hacer deporte o 8,36% actividad física De turismo 6,62% Realizar una 1,57% actividad ecológica Otro 7,14% Ns/Nr 2,09%
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad Se encontró que cerca del 67% de las personas encuestadas manifestó haber tomado transporte público colectivo (bus, buseta, colectivo o Trans- milenio) para llegar a las cercanías del cerro; mientras que el 12,71% de las personas declaró desplazarse en carro particular y el 10, 68% en taxi, se observó además el bajo porcentaje que acude en bicicleta o moto. También fue posible determinar que el principal punto de afluencia de personas hacia el sendero se ubica en el Eje Ambiental, lugar de tránsito obligado para las personas que llegan en bus, colectivo, Transmilenio o a pie, es decir, aproximadamente el 75% de las visitas dominicales (ver gráfico 5). Gráfico 5 ¿Qué medio de transporte utilizó para desplazarse desde su casa hasta la entrada del sendero? Bus, buseta, colectivo 46,95% Transmilenio 19,75% Carro particular 12,71% Taxi 10,68 % A pie 8,73% Bicicleta 0,68% Moto 0,34% Ns/Nr 0,17% Por otra parte, se pudo ver que el plan es principalmente familiar, pues el 60, 17% va en compañía de por lo menos un familiar, esto muestra la importancia y la intención de relatar o revivir las costumbres de anteriores generaciones bien sean estas de orden religioso, cultural o deportivo y de transmitir el significado que revisten estos lugares emblemáticos de la ciudad. También, aunque en menor medida, es un lugar para disfrutar con los amigos y amigas (17,71%) , con la pareja (11,86%) o para subir en soledad, como lo prefiere por diferentes razones, bien sean deportivas o de conexión con la naturaleza, el 13, 98% de las personas encuestadas (ver gráfico 6).
Boletín 20/2012 22 | 23 Gráfico 6 ¿En compañía de quién está usted asistiendo a este lugar? Familiares 60,17% Amigos(as) 17,71% Solo(a) 13,98% Novio(a)/esposo(a) 11,86 % Conocido(a) 1,36% Otro 0,08% Ns/Nr 0,42% Dentro de aquellas personas que van solas destacamos a una en espe- cial: el señor Roberto, de 53 años de edad, un visitante consumado.2 Al pisar lo que se podría considerar como el último escalón del sendero, que corresponde a la amplia superficie desde el cual empiezan las escalinatas hacia la iglesia, llevó sus manos a su muñeca izquierda y presionó el botón que detuvo el cronometro mientras exhalaba una gran bocanada de aire debido al esfuerzo realizado. Iba vestido con un pantalón de sudadera gris, una camiseta blanca y unos tenis blancos cruzados (zapato derecho en pie izquierdo). Tras secarse el sudor y expectorar saliva, caminó, hizo sentadillas y sacudió las piernas para relajar su cuerpo y ritmo cardiaco mientras mi- raba su reloj y repetía “treinta ocho, un segundo… pierdo un segundo…”. Nos contó que el recorrido lo había hecho en 30 minutos y 8 segundos y había perdido un segundo de su marca que estaba en 30:07. Desde que había sido reabierto el ascenso por el sendero había realizado el recorrido cada día de por medio, como parte de su tratamiento para fortalecer la pierna derecha pues había sufrido un accidente hacía 10 meses. Empezó con un tiempo de 39 minutos y ya había logrado descontar más de 8 minutos. En la última semana había subido a diario y logró detener el cronómetro 2 Entrevistado por Giarolli Serna, investigador del Observatorio de Culturas.
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad en 30:06 pero los valores que ha sostenido son de un segundo más y “un segundo es muy importante… y no se sabe dónde se pierde, puede ser empezando o en el último paso, o en un tramo donde se relaja el paso…” Don Roberto afirma que el uso de los zapatos al revés responde a un recurso ortopédico personal: durante el ejercicio de su oficio como taxista experimenta una molestia en el pie derecho y para sentir que pisa bien el pedal invierte el calzado. Dice estar en buenas condiciones físicas teniendo en cuenta el paso del tiempo sin hacer ese tipo de esfuerzo, aunque está lejos de su marca de cuando era ciclista. En ese entonces, 25 años atrás, subía el sendero en 18 minutos y recorría entre 300 y 400 kilómetros como parte de su entrenamiento. No permanece mucho tiempo en el lugar, pues, aunque es creyente, su propósito es de bienestar físico. “Dios me provee de vida, pero debo trabajar –dice–”. Cada vez que transporta un pasajero hacia el centro de la ciudad aprovecha para subir el sendero y si no le sale la carrera programa la visita antes de mediodía. Termina de relajarse y, aproximadamente 15 minutos después de llegar, se despide e inicia el descenso. El ascenso por el sendero En el desplazamiento, que se realiza para llegar a la entrada principal, se observa la presencia de las diferentes instituciones que facilitan el tránsito y la seguridad de la zona: Policía, Movilidad, Misión Bogotá, Fondo de Prevención y Atención de Emergencias, Instituto Distrital de Recreación y Deporte y Cruz Roja, que velan por el cumplimiento de los protocolos establecidos para estas actividades. Más adelante, se divisa una gran cantidad de carpas y negocios que ven- den desde una bolsa de agua hasta artesanías, pasando por cerveza, picadas, tamal con chocolate, chicha, dulces, achiras, papas y todo tipo de bebidas hidratantes. El 20% de las personas encuestadas realiza el ascenso llevan- do algún tipo de alimento y el 74% algún tipo de bebida (ver gráfico 7).
Boletín 20/2012 24 | 25 Gráfico 7 ¿Qué tipo de alimentos y bebidas subió usted al cerro de Monserrate? Alimentos Bebidas Comida casera 5,34% Agua 54,15% Comidas rápidas 4,83% Gaseosa 7,29% Frutas 3,98% Bebidas hidratantes 6,19% Algo para picar 2,97% Jugo natural 5,34% Dulces, bocadillos 2,80% Bebidas 0,59% Tamales 0,08% Licor 0,34% No llevaron alimentos 81,19% Aguepanela 0,08% No llevaron bebidas 29,32% Al pasar los puestos de ventas se da inicio al ascenso con las siguientes recomendaciones: • Usar ropa cómoda, zapatos deportivos, gorro, cachucha y/o imper- meable y bloqueador solar. • Realizar calentamiento previo de por lo menos 10 minutos antes de iniciar el ascenso teniendo en cuenta que el recorrido es de 2.350 metros y el santuario se encuentra a 3.152 metros de altura sobre el nivel del mar. • Cuidar la hidratación durante el recorrido. • Depositar los desperdicios o basuras únicamente en los sitios ha- bilitados para ello. • Conservar siempre la derecha al ascender y al descender. • En el recorrido no se prestarán servicios de baños ni de ventas am- bulantes por tratarse de una reserva forestal. Restricciones en el sendero, no se permite:
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad • Ingresar con mascotas, plantas y semovientes. • Portar cualquier tipo de armas, elementos contundentes, hechizos o similares (blancas, fuego, palos afilados, caucheras). • Consumir bebidas alcohólicas o sustancias alucinógenas. • Hacer fogatas, quemas o utilizar pólvora. • Realizar recorridos por sitios diferentes al sendero. • Arrojar basuras durante el recorrido. • Adelantar actividades que generen aglomeración de personas. • Ingresar personas que se encuentren en las siguientes condiciones: *Mujeres en avanzado estado de embarazo. *Niños y niñas que no tengan una estatura mínima de un (1) metro. *Personas mayores de 75 años. *Personas con movilidad reducida. Una vez atendidas las recomendaciones y restricciones, se puede dar inicio al ascenso. El tiempo promedio, que se toman las personas en as- cender al santuario, es de 73 minutos mientras que el descenso tarda 42 minutos. Sin embargo, estos tiempos dependen de la motivación por la cual se asiste como lo indican los resultados arrojados a este respecto en las mediciones dominicales (ver gráfico 8). Gráfico 8 Promedio de tiempo de ascenso y de descenso por el sendero, según actividad que motivó a venir a Monserrate Realizar una 01:17:00 actividad ecológica 00:38:00 01:08:00 De paseo 00:50:00 01:02:00 De turismo 00:43:00 00:58:00 Actividades religiosas 00:41:00 00:39:00 Hacer deporte o 00:33:00 actividad física Ascenso Descenso
Boletín 20/2012 26 | 27 En este caso, se puede apreciar que las personas, que tardan menos tiempo en ascender, son quienes lo hacen con fines deportivos o de activi- dad física (aproximadamente 39 minutos). Esta información es coherente con la observación realizada, ya que, por lo general, estos visitantes asiduos al sendero asisten solos y tienden a distraerse menos con los atractivos del cerro, además sostienen una constante lucha por romper su propio record, según se pudo confirmar en las entrevistas. Quienes van a realizar alguna actividad religiosa se demoran en promedio 9 minutos más. Por otro la- do, los tres grupos que más se tardan son los que realizan una actividad ecológica (1 hora 17 minutos), quienes van de paseo (1 hora 8 minutos) y quienes van de turismo (1 hora 2 minutos). Una de las explicaciones a este hecho es que estos tres grupos no tienen un plan definido, paran en todas partes sin afán, toman fotos, contemplan el paisaje, es decir, lo contrario de quienes asisten por motivos deportivos o religiosos, pues tie- nen la premura o la urgencia de estar en el cerro a una hora determinada. Quienes acuden bajo la motivación de realizar una actividad física en- cuentran el sentido de su visita al sendero en la actividad que desarrollan en él y en batir sus propias marcas, lo mismo ocurre con las personas que van a contemplar el paisaje; en cambio quienes asisten por una actividad religiosa usan el sendero como un medio para llegar a la iglesia, así que tan solo les interesa a aquellos que lo asumen como una penitencia. Al inicio del ascenso se vieron por el sendero grupos de personas tomando fotos de la ciudad y fotografiándose en los diferentes tramos marcados por las curvas del camino, zonas buscadas para descansar y comprar agua o helados. La parada larga en el camino es realizada en el Pueblito, que ofrece un trayecto plano y prolongado donde las personas paran a comer o beber, comprar golosinas o tomar fotografías pues este sector ofrece una vista atractiva de la ciudad. Durante el recorrido se oye a las personas mayores contarles a las menores sobre las caminatas para coronar el cerro, mientras sus escuchas se quejan del esfuerzo a poco de iniciado el trayecto. El ascenso por el sendero es exigente y, por esta razón,
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad quienes se fatigan optan por descansar en las curvas del camino y gene- ran problemas de movilidad, sobre todo, en horas pico. Se comprobó que cerca del 40% de las personas considera que es una actividad pesada, un porcentaje bastante alto considerando que tan solo el 15,42% de la po- blación encuestada es mayor de 50 años (ver gráfico 9). Gráfico 9 ¿Cómo le parece esta actividad? 9,60% 50% Suave Pesada 40,42% Ns/Nr Es de resaltar la importancia que tienen las tecnologías actuales entre quienes hacen el uso del sendero. Muchas personas, ya sea que estén solas, en parejas o en grupos, hacen el recorrido del ascenso mientras escuchan música almacenada en celulares, reproductores de audio o en memorias USB que conectan a parlantes portátiles para compartirla. Los ritmos que se escuchan son variados pero prevalece el Hip-Hop. También se obser- varon personas que, además de portar audífonos, iban leyendo textos u oraciones religiosas en pequeños libros (no es descartable que estuvieran escuchando canciones, narraciones u oraciones de tipo religioso). En los diferentes tramos se pueden apreciar los esplendidos paisajes que tiene la ciudad, algunas personas tratan de localizar el lugar donde viven, donde trabajan o, tan solo, algún lugar conocido. Por el camino también
Boletín 20/2012 28 | 29 aprovechan para comprar agua o helados cuyos empaques tiran a los cos- tados del sendero así como los restos de frutas. Se indagó a las personas asistentes acerca de algunos aspectos impor- tantes del recorrido del sendero tales como los puntos de hidratación, la movilidad en el camino, los lugares para descansar, los puntos de infor- mación, las canecas y los servicios sanitarios, entre otros. Estos fueron los resultados (ver gráfico 10): Gráfico 10 De 1 a 5, donde 1 es pésimo y 5 excelente, califique los siguientes aspectos: Tiempo que tarda 4,0 en subir o bajar Movilidad del sendero 3,9 Puntos de hidratación 3,8 Lugares para descansar 3,7 Puntos de información 3,6 Lugares para botar basura 3,1 Precios de 2,4 alimentos y bebidas Baños 2,2 Esta pregunta se construyó indagando en una escala de 1 a 5, donde 1 es la calificación más baja. Se puede ver que la calificación otorgada a los baños fue la más baja (2,2), valoración apenas obvia si se tiene en cuenta que el sendero tan solo cuenta con un baño, ubicado en el área de servicios del Pueblito, aproximadamente a mitad de trayecto. Las personas que requieren hacer uso del mismo deben cancelar $1.000 pesos a una mujer que se encarga de limpiarlo con baldados de agua después de cada uso. Por este motivo, algunas personas recurren al margen del sendero para realizar sus necesidades fisiológicas.
Monserrate, patrimonio tutelar de la capital observaciones de ciudad Otro aspecto mal calificado fue el precio de los alimentos y las bebidas (2,4), aunque, para quienes visitan Monserrate, es lógico que los puestos, que quedan ubicados cerca de la entrada, vendan sus productos por enci- ma del precio de una tienda normal y en otros a más del doble o el triple según el producto. Para ahorrase unos pesos, como se puede apreciar en el gráfico 7, muchos visitantes traen sus viandas. Los lugares para botar basura, calificados en la encuesta con 3,1, re- ciben gran atención por parte de la administración, aunque no ha sido posible ubicar canecas de basura con especificaciones técnicas en el re- corrido. Se ha recurrido a la utilización de bolsas de basura a lo largo del sendero para reducir el impacto ambiental que representan las acciones inconscientes de algunas personas que arrojan la basura al piso o, peor aún, la lanzan fuera del camino haciendo más difícil su recolección. Otro de los aspectos indagados fue la movilidad del sendero, califi- cada con 4,0. Respecto a este tema cabe resaltar la labor realizada cada domingo por todas las entidades que hacen parte del Puesto de Mando Unificado (PMU) que coordina y dispone, en todo el recorrido, al personal necesario para que no se produzcan grandes aglomeraciones, ni otro tipo de incidentes que afecten la integridad de la ciudadanía. Existen riesgos inherentes a la población que visita este lugar, sobre todo la población infantil y adulta mayor, y cabe recordar que la exigen- cia en el ascenso y el descenso es muy fuerte; además el sendero de la montaña posee algunos sectores que pueden representar peligro, espe- cialmente para los niños y niñas que están en constante reconocimiento de su entorno a través del juego. La investigación muestra que cerca de la mitad de las personas encuestadas (46,4%) estaba en compañía de por lo menos un menor, el 31,3% iba en compañía de alguna persona adulta mayor y el 18,8% realizaba el recorrido en compañía de por lo menos un niño/a y un adulto/a mayor, de ahí la importancia de la presencia de todas las instituciones distritales que prestan sus servicios en este lugar y en su entorno (ver gráfico 11).
Boletín 20/2012 30 | 31 Gráfico 11 De las personas que le acompañan, ¿cuántas son niños/as y adultos/as mayores? Niños/as Adultos/as mayores Una 16,61% Una 8,56% Dos 10,34% Dos 3,56% Tres 6,78% Tres 2,71% Cuatro 2,88% Cuatro 2,97% Cinco 1,27% Cinco 1,61% Seis 1,10% Seis 0,93% Siete 0,51% Siete 1,10% Ocho 0,17% Ocho 0,34% Diez o más niños 0,68% Nueve 0,17% Ninguno 45,25% Diez o más... 1,36% No aplica 14,41% Ninguno 62,29% No aplica 14,41% Como parte de la investigación se realizó el conteo de las personas que visitan el sendero los domingos durante las horas pico (entre las 10:00 a.m. y 11:00 a.m.). La mayor asistencia se presentó durante los primeros domingos del mes de enero (ver gráfico 12).
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