DEL TRABAJO PRECARIO AL TRABAJO DECENTE? LA CALIDAD DEL EMPLEO COMO PERSPECTIVA ANALÍTICA

Página creada Iván Cristina
 
SEGUIR LEYENDO
1

               VI CONGRESO REGIONAL DE LAS AMÉRICAS 2008
    “Relaciones Laborales: Claves para El Desarrollo Económico con Inclusión Social”
                2 y 4 de Septiembre de 2008, Buenos Aires – Argentina
          TRACK 1: Trabajo Productivo, desarrollo económico y protección social
     Sesión Plenaria: “Debates abiertos en torno a la informalidad y el trabajo decente”

         ¿DEL TRABAJO PRECARIO AL TRABAJO DECENTE?
      LA CALIDAD DEL EMPLEO COMO PERSPECTIVA ANALÍTICA
                                 (Versión preliminar, para discusión)

                                                                               Daniel Gustavo Mocelin1

Introducción

        La exposición2 propone un diálogo teórico-metodológico sobre calidad del empleo a
partir del debate del trabajo decente. Se sostiene el argumento de que la concepción de
trabajo decente sería una categoría de la calidad del empleo, además de otras. Se argumenta
que calidad del empleo configura una perspectiva más amplia y con mayor capacidad de
comprensión de las alteraciones en la realidad del trabajo. En términos analíticos, calidad del
empleo remite a la posibilidad de jerarquización de propiedades intrínsecas y relacionales de
empleos, o sea, un empleo de “mejor calidad” es un empleo cualitativamente mejor que uno
de “peor calidad”. La concepción de trabajo decente se muestra “limitada”, caracterizando
una solución política para la discusión precedente, fundada en la concepción del trabajo
precario. La propia concepción de “trabajo decente” sería, por lo tanto, un contrapunto
directo al “trabajo precario”.
        Desde 1999, cuando la OIT inició una cruzada por el llamado trabajo decente, se
escribió una serie de artículos en el ámbito internacional abordando el tema bajo diversas
dimensiones, en el intento de solucionar el concepto en términos teóricos y operacionales.
Tales estudios han discutido un conjunto de atributos que los puestos de trabajo deberían
poseer, pues esos expresan ciertas características intrínsecas que han permitido la inclusión
social de los trabajadores. Esos estudios defienden la inserción de los individuos en la esfera
de la producción como medio privilegiado de inclusión social y ciudadanía. Según esta
perspectiva, el empleo fornecería a los individuos una forma de protección social a través de

1
  Bachiller en Ciencias Sociales, Master en Sociología, Doctorando en Sociología en la Universidad Federal de
Río Grande del Sur (UFRGS)/Porto Alegre/Brasil; E-mail: dmocelin@terra.com.br
2
  Versión al español de María Yoshara Catacora Salas, Bachiller en Ciencias Sociales, UFRGS.
2

atributos como la remuneración “mínima”, garantía de derechos laborales, acceso al sistema
de jubilación, seguro de desempleo, acceso al crédito, sindicalización, entre otros.
       La discusión sobre el trabajo decente posee una connotación política más acentuada
que la discusión sobre la calidad del empleo. En ese sentido, calidad del empleo podría ser
caracterizada como un herramienta analítica, o mismo como un fenómeno, más amplio que
trabajo decente, ya que a través del primero no se analizarían exclusivamente las
características de los empleos para que sean remunerativos, garanticen seguridad social,
permitan diálogo social, sean dignos (dimensiones del trabajo decente); en los abordajes
sobre la calidad del empleo, habría una preocupación con el análisis de las implicaciones del
contexto de los empleos y del mercado de trabajo como determinantes de esa calidad,
abordando inclusive los elementos de diferenciación entre los empleos provenientes de las
características y de la naturaleza de las actividades económicas. A diferencia, en los abordajes
sobre el trabajo decente, el contexto de la centralidad del trabajo sería utilizado teniendo en
vista el tipo de sociedad y de desenvolvimiento al cual se aspira (Espinoza, 2003; Infante,
2003; Infante y Sunkel, 2004). Además, la discusión sobre la calidad del empleo englobaría
las otras dos: sobre el trabajo precario y el trabajo decente, en polos distintos. Sin embargo,
el trabajo decente no sería un empleo propiamente “de calidad”, pero uno de los primeros,
después del trabajo precario, en una escala de calidad.
       Autores afirman que el trabajo decente encontraría su dimensión real y concreta en el
“empleo de calidad”. Entre tanto, la concepción de “empleo de calidad” es más normativa que
la definición de calidad del empleo, en razón de que la primera se asentaría sobre la
observación de determinadas características “deseables” de los empleos; y la segunda
consideraría aspectos potenciales y referentes al proceso de la calificación del empleo, además
de enumerar atributos “jurídicamente aceptables”, “políticamente esperados” y “socialmente
deseados” de los empleos (Infante, 1999). Un abordaje sobre calidad del empleo se esforzaría
en comprender la formación de las características intrínsecas de los empleos (Farné, 2003;
Carrasco, 2002; Célestin, 2002; Valenzuela y Reinecke, 2000), tales como el proceso de
formación de los salarios, la constitución de las relaciones de empleo, la consolidación de las
condiciones del empleo, además la graduación (medición) de la calidad de los empleos, según
las características del perfil socio-ocupacional de los trabajadores o mismo según las
diferentes actividades económicas. En suma, sería un abordaje más amplio, multidimensional
y preocupado con factores determinantes de la calidad del empleo, basado más en la
combinación de los atributos de los empleos de que en una enumeración de los atributos.
3

1. El trabajo decente y la calidad del empleo: convergencias y divergencias

        La concepción de trabajo decente viene siendo desarrollada por muchos estudiosos y
avanzó, en los últimos años, pese a que el concepto tenga como fundamento las
preocupaciones tradicionales y permanentes de la OIT. La noción de trabajo decente – dada a
conocer por primera vez con estas palabras en Memoria al Director General en la 87ª reunión
de la Confederación Internacional del Trabajo, celebrada en 1999 – expresa los más diversos
asuntos relacionados con el trabajo y los resume en palabras que todos podrían reconocer. En
Memoria General se estudian cuatro elementos: el empleo, la protección social, los derechos
de los trabajadores y el diálogo social. El empleo abarcaría todas las clases de trabajo y
tendría facetas cuantitativas y cualitativas. Así, la idea de trabajo decente sería válida tanto
para los trabajadores inseridos en la economía formal como para los trabajadores de la
economía informal3, trabajadores autónomos y los que trabajan en domicilio. La idea incluye
la existencia de empleos suficientes, la remuneración fija, la seguridad y estabilidad en el
trabajo y las condiciones laborales salubres. Los otros dos componentes tienen por objeto
reforzar las relaciones sociales de los trabajadores: los derechos fundamentales del trabajo
(libertad de afiliación sindical y erradicación de la discriminación laboral, del trabajo forzoso
y del trabajo infantil) y difundir el diálogo social, en el que los trabajadores ejercen el derecho
a exponer sus opiniones, defender sus intereses y entablar negociaciones con los empleadores
y con las autoridades sobre los asuntos relacionados con la actividad laboral (Ghai, 2003).
        Infante y Sunkel (2004) escriben:

                            El trabajo decente es definido como aquel empleo que tiene buena calidad,
                            con elevado nivel de productividad y remuneraciones dignas, protección
                            social de los trabajadores, incluyendo tanto la jubilación como la salud; en el
                            que los derechos laborales son respetados y donde se pueda tener una voz en
                            el lugar de trabajo y la comunidad. Además se trata de un empleo que, entre
                            otros factores, facilite condiciones para una mayor equidad social, permita
                            lograr un equilibrio entre el trabajo y la vida familiar, alcanzar la igualdad de
                            género y promueva la adquisición de capacidades personales para competir
                            en el cambiante mercado laboral. (p. 82)

                            El de trabajo decente es un concepto aún en construcción, de profundo
                            contenido ético y que tiende a resaltar la importancia de los derechos del
                            trabajador y de la calidad de las condiciones de trabajo. El trabajo decente no
                            puede ser sino el trabajo en cantidad y calidad suficientes, apropiadas, dignas
                            y justas, lo que incluye el respeto de los derechos, ingresos y condiciones de

3
 El término informal tiende a ser “gelatinoso”, siendo difícil una caracterización. Es necesario resaltar que a
pesar de eso, el término informal debe ser contextualizado, de manera que las formas en las que éste pueda estar
manifestado diferirá de acuerdo a la realidad de cada país.
4

                       trabajo satisfactorias, protección social y un contexto de libertad sindical y
                       diálogo social. (Uriarte, 2001, p. 15)
       Frecuentemente el concepto de trabajo decente suele aproximarse de la proposición
política basada en el presupuesto de que ha ocurrido un movimiento de la precariedad del
trabajo, como Espinoza (2003) arguye:

                       la idea matriz de “trabajo decente” es una propuesta integradora de
                       diferentes aspectos que hacen a la “calidad y cantidad de los empleos”, pero
                       también, y de manera fundamental, a las “relaciones sociales y en última
                       instancia al tipo de sociedad y de desarrollo al que se aspira”. (...) Sin
                       embargo, su sola enunciación y su carácter dinámico revelan una voluntad
                       política y una capacidad de crítica que toma posición frente a los graves
                       problemas que vive el mundo laboral, y puede servir como un instrumento
                       que ordena diferentes ejes a nivel micro (en las empresas) y a nivel macro (la
                       economía y la sociedad). (p. 6)

       El uso del concepto trabajo decente parece que carece de una apropiación amplia del
corpus teórico pre-existente, especialmente, de las teorías sobre calidad del empleo y de las
respectivas críticas acerca de esas. De esa manera, el concepto de trabajo decente se presenta
como una proposición con fundamentación teórica “incompleta”. O sea, el concepto y sus
dimensiones parecen asentados en teorías tradicionales: algunas ultrapasadas y otras
contestables. A veces se puede tener la impresión de que el trabajo decente sería un concepto
“nuevo”, importante y complejo, pero basado en teorías ultrapasadas en el contexto de un
terremoto de las categorías teóricas tradicionales. Por ejemplo, se puede decir que algunos de
los fundamentos teóricos del trabajo decente conducen a análisis que considerarían nuevas
formas de trabajo, que son características de la realidad económico-social presente, como el
empleo flexible, el empleo en tiempo parcial o el tele-trabajo, como si éstos no fueran formas
“decentes” de trabajo. Se desconsidera que las últimas puedan ofrecer un análisis cuyas
perspectivas profesionales de los trabajadores son diferentes de aquellas de la era industrial,
con acceso al conocimiento y, ante todo, satisfactorias o hasta compensadoras para los
trabajadores – más flexibles.
       Pero el concepto de trabajo decente ¿tendría una pretensión teórica o expresaría antes
“nuestro” querer político? El énfasis en la perspectiva política sobre el trabajo decente no es
negado por los autores, como se evidencia en los trechos a seguir:

                       Este concepto [“trabajo decente”], que ha ido adquiriendo cuerpo para
                       transformarse actualmente en uno de los objetivos estratégicos de la OIT,
                       surge como respuesta a la situación de creciente desprotección de los
                       trabajadores y de inseguridad en que se desenvuelven las sociedades
5

                        contemporáneas del capitalismo globalizado, especialmente los países en
                        desarrollo (...)
                        Para que la idea de “trabajo decente” pueda pasar a constituirse en líneas de
                        acción, ésta debe ir tomando “sustancia” con datos relevantes de la realidad
                        laboral (...). se hace un ejercicio de análisis incluyendo datos que pueden
                        servir de argumentos para construir una agenda país en torno a la calidad del
                        empleo. Se desarrolla una mirada integral a los diferentes componentes de lo
                        que sería en términos ideales un paradigma o modelo de “trabajo decente”.
                        (INFANTE, 2003). Subrayado mío.

                        Los aspectos medulares del trabajo decente, tanto como concepto cuanto
                        como objetivo global (…), son las dimensiones normativa, política, ética y
                        organizativa del mismo. Sin embargo, (…) ni el objetivo del trabajo decente
                        será alcanzado ni sus respectivas dimensiones serán adecuadamente
                        desarrolladas sino es en un marco de integración de políticas, en especial de
                        las políticas económica, social y laboral; de forma tal que el empleo de
                        calidad, como sustento básico del trabajo decente, y, por tanto, el trabajo
                        decente en sí mismo, dejen de ser considerados como un mero efecto
                        residual del crecimiento económico y, mas bien, pasen a ser, (…) el objetivo
                        central de la política de crecimiento. (MARTINEZ, 2006, p. III-IV).
                        Subrayado mío.

       La idealización del “buen empleo” aparta la perspectiva por mejores empleos. La
defensa de lo laboral, como condición de soporte social privilegiado de los trabajadores, no
debería dejar de considerar que innumeras actividades laborales de contenido empobrecido
caracterizan la era industrial, promoviendo los sueldos bajos, las condiciones de trabajo
precarias y el bajo nivel de vida para los trabajadores. A pesar de eso, muchas veces, esas
fueron, en el pasado, símbolo de padrón de calidad; especialmente porque proveerían a los
trabajadores estabilidad, permanencia y consumo masificado y duradero. Esos “atributos” de
los “empleos típicos” privilegiaban recompensar el tiempo y el gasto de energía de los
trabajadores en el trabajo, desconsiderando el conocimiento y el reconocimiento del trabajo
del trabajador, por ejemplo. Poco importaría si el trabajador posee conocimientos o está
satisfecho con su trabajo, bastaría que éste sea consumidor de productos simples y dependa
del trabajo para sobrevivir.
       Además de los requisitos como formalización, capacitación, respeto a los derechos y
participación; el trabajo decente necesitaría generar la satisfacción con el trabajo como un
valor (Ghione, 2001). Es decir, habría razones suficientes para sugerir que el trabajo decente
pueda envolver al trabajador para que éste esté satisfecho con aquello que hace y motivado
para hacerlo. Algunos investigadores ponderan que los mejores empleos serían aquellos que
demandan más trabajo cualificado en actividades laborales con contenido rico, que
promuevan el envolvimiento de los trabajadores con el trabajo, ampliando las perspectivas de
desenvolvimiento profesional.
6

       Estudios sobre calidad del empleo demuestran que a medida que la base de los
conocimientos y de calificaciones de los trabajadores aumenta, la calidad del empleo mejora.
Los trabajadores con mayor grado de educación y más envueltos con su biografía profesional
presentarían “habilidades transferibles” y estarían, por lo tanto, más protegidos ante los
riesgos, pues desarrollarían diversos soportes sociales. Para Carty (1999), el trabajador sin
calificación estaría sujeto a situaciones de inseguridad, visto que sería fácilmente substituible,
tendría menos probabilidad de recibir algún tipo de capacitación, poseería capacidad de
negociación relativamente pequeña y, por lo tanto, se encontraría menos protegido.
       La formación calificada además de connotar un atributo de la persona, que le permite
seguramente obtener grados cada vez superiores de satisfacción material y vocacional en el
trabajo (subordinado o autónomo), contribuye también a medir el grado de calidad del
empleo. Esta idea explicaría por que el desempleo afectaría menos a los trabajadores más
calificados que a los trabajadores con poca o ninguna calificación. Según Ghione (2001, p,
159), quienes tienen poca o ninguna calificación (menos años de estudio) estarían por encima
del promedio de la tasa de desempleo.
        El trabajo decente muestra al trabajo asalariado como medio privilegiado de inclusión
social, siguiendo los principios que fueron recurrentes en la modernidad industrial, como fue
expresado en diversas teorías. Tales perspectivas perciben el trabajo asalariado como
promoter de soportes sociales a los individuos, lo que les garantiza inclusión social y la
participación en redes de sociabilidad fundadas en la esfera económica. Según Martínez
(2006, p.27), el empleo de calidad seguiría siendo el medio principal a través del cual las
personas definen la propia identidad y su posición en la comunidad, pues aquél permite
participar en la vida productiva de una sociedad y tener ingresos, contribuye con la autoestima
y la realización personal, provee prestigio social y facilita la participación cívica y política de
los ciudadanos. Sin embargo, Robert Castel (2003), uno de los teóricos que propusieron la
tesis de los soportes sociales, afirma que a pesar de que estén bastante fundamentados en la
centralidad del trabajo, tales soportes se traducen antes como “recursos” o “capitales”, o sea,
es la capacidad de disponer de reservas que pueden ser de tipo relacional, cultural, económica,
etc., y que son las instancias sobre las que puede apoyarse la posibilidad de desarrollar
estrategias individuales. Por lo tanto, los soportes también serían simbólicos. En las
concepciones que favorecen la centralidad del trabajo, los individuos construirían su identidad
especialmente por la vía del trabajo o profesión, desconsiderándose redes inmateriales de
soportes, como la propia educación o calificación.
7

       Trabajo decente, por lo que parece, consistiría en una categoría en que la calidad del
empleo sería buena o razonable, de cierta manera inclusiva y digna, entretanto “dudosa”. La
concepción de trabajo decente estaría completando las condiciones institucionales de un
empleo de calidad pero que sería cuestionable en otras dimensiones.
       Infante e Vega-Centeno (1999) afirmaron que, desde la perspectiva de los
trabajadores, la calidad del empleo estaría vinculada a factores que redundan en el aumento
sostenido de su bien-estar. En esta perspectiva, la concepción de calidad supondría la
existencia de atributos como la remuneración, beneficios, inclusión y seguridad económica.
Parte de la literatura sostiene que una definición satisfactoria para la calidad del empleo no
puede restringirse a una dicotomía entre “buen” y “mal” empleo. Esa forma que habría sido
útil para fines prácticos y seguramente sería válida para el pasado, pero para mantener su
vigencia debería ser sometida a un examen crítico. (Farné, 2001, p. 4)
       Farné (2003, p.15) llama la atención para algunos aspectos que deben ser considerados
antes de definir un “empleo de calidad”. Según el autor, los estudios se han limitado a analizar
dimensiones sin lograr explicar la esencia de la calidad del empleo. Así, el “buen empleo”
sería aquel cuya remuneración es elevada y creciente, que ofrece estabilidad tanto laboral
como salarial y cuya jornada de trabajo es completa. Entretanto, sugiere el autor, que esa lista
de atributos sería una enumeración de ingredientes que servirían para preparar un “buen
empleo”, pero no una descripción de su “sabor”.
       Slaughter (1993) sugirió que un buen empleo sería un empleo interesante, que permita
que el trabajador aprenda, que otorgue control sobre el ritmo de trabajo; un empleo que
estimule al trabajador para ir a trabajar todas las mañanas. Sin embargo, desde el inicio de la
industrialización, la mayoría de los empleos, inclusive los considerados “buenos”, no se
habría encajado en esa descripción. De ese modo, otros componentes habrían sido
considerados para definir un “buen empleo”, tales como buenos salarios, buenos beneficios,
largo periodo de vacaciones, horario razonable y un ritmo de trabajo que no dejaría al
trabajador agotado al final del día; un empleo que no perjudique la salud del trabajador. La
concepción de trabajo decente estaría fundada en estos tipos de atributos, derivados de la
modernidad industrial.
       Ese abordaje resalta la importancia de la combinación de atributos en la calificación
del empleo, que ni siempre se refiere a una lista de atribuciones sobre las condiciones de
empleo. Carrasco (2002, p. 40) propone que el “empleo de calidad” sería aquel que combinara
la capacitación y las habilidades del trabajador, que se desenvolviera en jornadas cuya
duración permita su recuperación y mejor rendimiento; que la remuneración permitiera
8

seguridad económica; que se otorgara beneficios de seguridad social; que posibilitara el
desarrollo personal y profesional y que protegiera al trabajador de situaciones inesperadas. Al
seguir esa línea, se puede sugerir que un empleo que pueda ser considerado con calidad
pudiese premiar la calificación del trabajador con mejores condiciones de trabajo y de
empleo, conforme esa calificación fuera incrementada, para que de alguna manera el
trabajador pudiera sentirse tanto recompensado como apto para desarrollarse y obtener
mejores oportunidades. El factor tiempo perdería espacio para los factores de escolaridad y de
conocimiento, como determinantes de la mejoría de la calidad del empleo.
       Si se piensa en una escala hipotética de calidad del empleo – como listada abajo – ¿En
qué grado podría ser localizado el trabajo decente? Si se considera las dimensiones
recurrentes, sería todo empleo que estuviera por encima del empleo de baja calidad o que no
fuera un trabajo precario.

   1. Empleo de calidad elevada (¿Trabajo decente?¿Privilegiado, top o core?).
   2. Empleo de buena calidad (¿Trabajo más que decente?)
   3. Empleo de calidad media o empleo de calidad (Trabajo decente ¿Privilegiado o top?).
   4. Empleo de calidad dudosa (trabajo decente).
   5. Empleo de baja calidad (trabajo decente).
   6. Trabajo informal, descalificado, desprotegido, indigno (trabajo precario).

       La escala hipotética sugiere seis categorías de empleos según su calidad. De manera
general, se podría decir que trabajo decente sería todo aquel que no se encuadra en la sexta
categoría. El fundamento político-normativo que la perspectiva sobre trabajo decente asume
torna poco relevante la heterogeneidad del mercado de trabajo. Esa característica del debate
sobre el trabajo decente limitaría una perspectiva analítica, pues desconsideraría las
distinciones entre tipos de empleo.
       El modelo de trabajo decente no sería, por lo tanto, tan apropiado para fines analítico,
pues al enfatizar la formalidad y la inclusión económica podría simplificar la realidad del
trabajo y del empleo. Sin embargo, no se debe negar que estos son los puntos fuertes de la
concepción del trabajo decente que justifican su uso en el ámbito de los movimientos sociales
y de las políticas socio-económicas.
       La perspectiva de la calidad del empleo sería un abordaje más adecuado para
propuestas analíticas por ser más amplia y no definir a priori un modelo ideal de trabajo o un
“buen empleo”. Frente a las recientes transformaciones en la realidad del trabajo habría un
9

crecimiento de la informalidad y decadencia o deteriorización de algunas actividades
laborales, hechos que justifican la importancia del trabajo decente. Por otro lado, las
transformaciones recientes también provocaron la expansión por la demanda por trabajo más
calificado y el crecimiento de la oferta de actividades laborales de contenido más rico y, por
lo tanto, de mejor calidad. Esto es, la perspectiva de trabajo decente limitaría el análisis de
algunas dimensiones, como la diferenciación del mercado de trabajo y los factores
determinantes de los distintos grados de calidad de los empleos.
       El cuadro 1 presenta algunas dimensiones de esa discusión que revelarían la
complejidad del debate sobre la calidad del empleo y la perspectiva menos amplia del trabajo
decente.
       En este cuadro hipotético, los empleos de baja calidad y los empleos de calidad dudosa
caracterizarían el trabajo decente pues no serían trabajo precario. Sin embargo, los empleos
de baja calidad y los empleos de calidad dudosa serían también desigualmente distintos de los
empleos de media, buena y elevada calidad, tanto en lo que se refiere a las propias
dimensiones de trabajo decente, como en lo que se refiere al bienestar económico, a la
demanda por trabajo, al contenido de las actividades laborales y a la relación que los
trabajadores establecerían con su trabajo.
10

Cuadro 1: Dimensiones del trabajo decente y calidad del empleo

                                                                          Calidad del empleo

Escala de calidad del
empleo (hipotética)                    Trabajo decente
                                                                              Bien-estar      Demanda por     Contenido     Relación con el
                                                                              económico         trabajo       actividades      trabajo
                        Rendimiento    Seguridad         Diálogo social                                        laborales

                          Muy por       Progresiva        Poder de           Privilegiado      Súper (meta)      Rico       Envolvimiento y
Calidad elevada         encima de la                    negociación                             calificado                    dedicación
                           media                         individual
                        Doble de la     Progresiva        Poder de           Privilegiado       Calificado       Rico       Envolvimiento
Buena calidad              media                        negociación
                                                         individual
                        Encima de la   Estabilidad        Poder de             Inclusión       Calificado e   Enriquecido     Identitaria
Calidad Media              media                        negociación              social           Semi-
                                                         colectivo e         sólida/estable     calificado
                                                         individual
                        Entre mínimo   Garantizada        Poder de             Inclusión          Semi-       Empobrecido      Utilitaria
Calidad dudosa            y media                       negociación                             calificado
                                                          colectivo                             (rutinero)
                          Salario      Garantizada        Poder de             Inclusión           Poco          Pobre       Sobrevivencia
Baja calidad              mínimo                        negociación              frágil        calificado o
                                                          colectivo                           descalificado
                         Indefinido    Inexistente        Poder de             Exclusión      Descalificado      Nulo        Sobrevivencia
Precario                                              negociación nulo        (Marginal)
11

2. ¿Mejoró la calidad del empleo en Brasil? Evidencias sobre el trabajo decente y la
calidad del empleo en los años 2000

        En Brasil se estructuró durante Siglo XX un sistema de relaciones de trabajo en que
prevaleció el trabajo asalariado formal, caracterizado por la “carteira de trabalho” (carné de
trabajo), principal creación de la Consolidación de las Leyes de Trabajo (CLT). La CLT fue
creada en 1943, en el gobierno de Getúlio Vargas, y sistematizó las leyes que regulan las
relaciones de trabajo. El carné de trabajo firmado representa la comprobación del vínculo
laboral, asegurando al trabajador todos los beneficios de la legislación laboral. El carné de
trabajo firmado tiene consecuencias importantes para varias dimensiones de el trabajo
decente y de la calidad del empleo; el carné no es solamente un contrato entre trabajador y
empleador, pero también implica el registro junto al Ministerio de Trabajo y fornece acceso a
los beneficios estipulados por la Legislación Laboral brasileña, como vacaciones anuales,
derecho a un décimo-tercer salario, limitación de horas semanales trabajadas, indemnización
en caso de despido, cobertura de seguro social, seguro de desempleo, sindicalización. El
Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) considera formal al empleado con carné
de trabajo firmado, e informal al trabajador sin carné de trabajo o por cuenta propia.
        En los estudios sobre calidad del empleo en el contexto latinoamericano, el carné de
trabajo ha sido considerado el criterio que define una ventaja que coloca Brasil en el top de la
lista de los países de América Latina en materia de calidad del empleo. Espinoza (2003, p. 7)
muestra Brasil como el primero de la lista de los países latino-americanos en calidad del
empleo, seguido de Costa Rica y de México; en una categoría siguiente aparecen,
respectivamente, Argentina, Chile, Panamá y Uruguay; en las categorías más bajas la
secuencia es formada por: Ecuador, Venezuela, Colombia, Honduras, Perú, Bolivia, El
Salvador, y en la última posición en calidad del empleo, Paraguay.
        Los datos de la Pesquisa Mensal de Emprego4 (PME), publicada por el IBGE muestran
importantes avanzos en el mercado de trabajo de Brasil en el periodo entre 2003 y 2007. La
desocupación nunca estuvo tan baja y la formalización del trabajo nunca habría sido tan
elevada, importantes indicios para la perspectiva del trabajo decente. La población ocupada
empleada con carné de trabajo firmada (carteira de trabalho) en el sector privado pasó de
39,7% en 2003 para 42,4% en 2007. Si a esto se añade el número de empleados con carné de
trabajo en el sector privado, el número de funcionarios públicos y militares y empleadores, la

4
 La PME fue iniciada en marzo de 2002, con un importante conjunto de datos comparativos y series históricas.
Esa investigación periódica es una fuente rica de indicadores para el análisis, tanto de la calidad del empleo,
como del trabajo decente.
12

formalidad habría alcanzado el 54,5% de la población económicamente activa. En 2007, la
tasa de desocupación fue de 7,4%, menor nivel desde el inicio de la investigación, reduciendo
la presión en el mercado de trabajo. Los datos de la PME apuntan para récordes positivos en
la serie histórica, indicando un mercado de trabajo más “vigoroso”, con más puestos de
trabajo y con menos personas buscando una ocupación.

Tabla 1: Distribución de las personas ocupadas según la posición en la ocupación – Brasil,
2003 - 2007.
                                                                                         Año
Posición                                                                                                               Variación
                                                                       2003    2004      2005         2006     2007    2003-2007
Empleados con carné de trabajo firmada en el sector privado             39,7    39,3      40,3         41,4     42,4       6,8
Empleados sin carné firmado en el sector privado                        15,5    15,9      15,6         14,8     13,9     -10,3
Cuenta propia (autónomos)                                                 20    20,3      19,4         19,1     19,4      -3,0
Empleadores                                                              5,5     5,3       5,2            5      4,8     -12,7
Trabajadores domésticos                                                  7,6     7,8       8,2          8,2      8,2       7,9
Militares o funcionarios públicos estatutarios                           7,4     7,3       7,3          7,4      7,3      -1,3
Fuente: IBGE, Directoria de Investigaciones, Coordinación de trabajo y Rendimiento, Investigación Mensual de Empleo (Pesquisa Mensal
de Emprego).

           Otro dato importante sobre la situación del trabajo decente dice respecto a la
seguridad y a la protección social. El contingente de trabajadores que contribuye para el
Fondo de pensiones se amplió de 61,1% en 2003 para 64,1% en 2007. Las estimativas del
IBGE apuntan que la población ocupada que contribuye para el fondo de pensiones creció
más que la población ocupada. Entre 2003 y 2007, el número de aquellos que contribuyen
para el fondo de pensiones creció 17,3%.

        Gráfico 1: Estructura del mercado de trabajo según la participación porcentual
        de las posiciones de ocupación – Brasil, 2007.
                            Trabajadores    Militares o funcionarios
                             domésticos             públicos
                                                       7,3
                                8,2

                                Empleadores

                                                                                       Empleados con carné
                                      4,8
                                                                                       de trabajo firmado en
                                                                                         el sector privado

                                                                                               42,4

                           Cuenta propia

                               19,4
                                              Sin carné de trabajo
                                              firmado en el sector
                                                     privado
                                                      13,9

        Fuente: IBGE, Directoria de Investigaciones, Coordinación de trabajo y Rendimiento, Investigación Mensual de
        Empleo (Pesquisa Mensal de Emprego).
13

                La media anual del rendimiento medio mensual creció 3,2% de 2006 para 2007 y
durante todo el periodo creció 7,7%. En 2007, el rendimiento medio real fue de R$ 1.141,92,
o cerca de US$ 600. El rendimiento de trabajo de las mujeres, estimado en R$ 927,09,
continua siendo inferior al de los hombres (R$ 1.314,43); las mujeres ganan en torno de
70,0% del rendimiento recibido por los hombres. El rendimiento aumentó en todas las formas
de inserción, incluyendo los trabajadores por cuenta propia; trabajadores no registrados
(empleados sin carné de trabajo firmada); bien como la categoría de los militares y
funcionarios públicos estatutarios. Lo mismo ocurrió en los agrupamientos por actividades
económicas. Al comparar 2003 con 2007, el rendimiento del trabajador aumentó 15,9%.
                Las informaciones de la base estadística Relación Anual de Informaciones Sociales
(RAIS), organizada por el Ministerio de Trabajo y de Empleo, revelan datos importantes
sobre la calidad del empleo y las transformaciones en el mercado de trabajo formal en los
últimos veinte años. Eso permite hacer algunas consideraciones sobre las tendencias
estructurales del mercado de trabajo formal y como este está más propicio a la generación de
empleos de mayor calidad.

Gráfico 2: Evolución del número de empleos formales y participación del sector industrial –
Brasil, 1985-1994-2002-2005.
                                                                                         30
                                                                            33.238.617
                                                                                         25
                                                               28.683.913
                                                                                              en el total de empleos formales
                                                                                                Participación de la industria
                                                                                         20
        Número de empleos

                                            23.667.241
                            20.492.131                                                   15

                                                                                         10

                                                                                         5

                                                                                         0
                              1985               1994             2002        2005

                                                         Empleos formales
Fuente: Ministerio de Trabajo y de Empleo, Rais-Caged.

                El volumen del mercado de trabajo formal de Brasil hoy es significativamente más
grande que en la década de 1980. A pesar de que el crecimiento entre los años 1980 y 1990
haya sido lento, a partir de los años 2000 se acentúa la expansión del trabajo formal, lo que
14

representó un incremento de 13 millones de empleos en los últimos veinte años. ¿Pero cuál es
la situación de ese crecimiento, cuáles son los tipos de empleos que fueron generados y en
qué sectores económicos?
           La reducción de la participación relativa del empleo industrial – padrón, en el mercado
de trabajo formal no resultó en la disminución del número de empleos, por el contrario, hubo
una expansión con la menor participación de los empleos industriales (Gráfico 2). En el
periodo entre 1985 y 2005 hubo profunda alteración en la estructura ocupacional de la
sociedad brasileña, con la reducción de la participación del empleo industrial en el mercado
de trabajo formal (27 para 19%), acompañada por el crecimiento del sector de comercio (13
para 18%) y por la consolidación del sector de servicios (de 29 para 31%). Esa convergencia
de indicadores estaría relacionada con el proceso de reestructuración productiva – en los años
1980-90 – y con la apertura económica más recientemente. La propia modernización de la
industria abrió nuevos mercados en comercio y servicios. Se observó, también, la
formalización del empleo en la agricultura, lo que parece estar relacionado con la nueva
frontera agropecuaria en la región centro-oeste y la propia modernización del sector rural. En
la administración pública hubo manutención de la participación de ese contingente de
trabajadores en el mercado de trabajo formal, cerca de 22% del mercado formal. (Gráfico 3).

Gráfico 3: Evolución de la distribución del número de empleos formales según el sector
económico – Brasil, 1985-1994-2002-2005.

                                                                                              32 31,6
                                                                                  29,5

                         26,9                                                          27,2

                            23,1                                                                               23,6
                                                                                                                   22,7
                                                                                                        21,521,5
                                19,219,5
                                                                        18,1
                                                                    16,8

                                                                 13,6
                                                             12,8

                                           4,2 4,7 3,9 3,7                                                                       4,2 4 3,9

                                                                                                                           1,6
       0,8 0,6 0,4 0,4

    EXTRAT MINERAL        INDUSTRIA        CONSTR CIVIL       COMERCIO                SERVICIOS         ADM PÚBLICA       AGROPECUARIA

                                               1985          1994              2002              2005

Fuente: Ministerio de Trabajo y de Empleo, Rais-Caged.

           La escolaridad de los trabajadores fue ampliada entre los ocupados, como comprueban
los datos de la PME y de la Rais. La PME demuestra que el crecimiento de la ocupación fue
15

sostenida por la parcela de personas con 11 años o más de estudio: en 2007 ellos
representaban 53,9% de los ocupados contra 46,7% en 2003. En lo que concierne a la
distribución de la población con nivel superior, se observó su crecimiento en relación a la
población ocupada total, pues alcanzó 15,6% en 2007, contra 13,8% en 2003.

Tabla 2: Distribución de las personas ocupadas (mercado de trabajo formal e informal) según
los años de estudio – Brasil, 2003-2007
                                                                                      Año
Posición                                                                                                               Variación
                                                             2003          2004       2005       2006         2007     2003-2007
Sin instrucción y con menos de 1 año de estudio                 3,0           2,8        2,4        2,4          2,1     -30,0
1 a 3 años de estudio                                           6,3           5,9        5,6        5,3          4,8     -23,8
4 a 7 años de estudio                                          24,7          24,0       23,1       22,0         21,2     -14,2
8 a 10 años de estudio                                         19,1          18,6       18,4       18,1         17,9      -6,3
11 años o más de estudio                                       46,7          48,5       5,03       52,1         53,9      15,4
Fuente: IBGE, Directoria de Investigaciones, Coordinación de trabajo y Rendimiento, Pesquisa Mensual de Empleo.

           Datos de la PME también muestran el crecimiento de la presencia de los trabajadores
con 50 años o más en el mercado de trabajo entre 2003 y 2007: ellos eran 16,8% de la
población ocupada en 2003, y subieron a 19,1% en 2007. En el mismo periodo, el porcentual
de los trabajadores en el grupo de 18 e 24 años de edad disminuyó de 16,8% para 15,6%. Se
puede inferir a partir de esos datos que, por un lado, ocurre un proceso de permanencia de los
trabajadores en las empresas y, por otro lado, que los trabajadores más jóvenes estén más
envolvimos con la formación, lo que combinaría con el crecimiento de las matrículas en las
escuelas y universidades.

Tabla 3: Número de empleos por tamaño de las empresas (en número de empleados) – Brasil,
2003-2006.
  Número de              2003            %            2004             %            2005         %           2006        %
  empleados
HASTA 4                2.770.960         9.38      2.880.068           9.17     3.000.624       9.03       3.110.988     8.85
DE 5 A 9               2.500.417         8.46      2.646.170           8.43     2.770.157       8.33       2.880.734     8.19
DE 10 A 19             2.724.112         9.22      2.897.479           9.23     3.046.771       9.17       3.199.514     9.10
DE 20 A 49             3.350.639        11.34      3.580.800          11.40     3.799.402      11.43       4.010.532    11.41
DE 50 A 99             2.366.995         8.01      2.554.937           8.13     2.675.306       8.05       2.812.360     8.00
DE 100 A 249           3.195.400        10.82      3.365.213          10.71     3.484.508      10.48       3.696.936    10.52
DE 250 A 499           2.653.270         8.98      2.815.281           8.96     2.967.526       8.93       3.150.686     8.96
DE 500 A 999           2.547.905         8.62      2.700.971           8.60     2.894.893       8.71       3.080.722     8.76
1000 O MÁS             7.435.229        25.17      7.966.657          25.37     8.599.430      25.87       9.212.777    26.21
Total                 29.544.927          100     31.407.576            100    33.238.617        100      35.155.249      100
Fuente: Rais/Caged; Ministerio de Trabajo y Empleo.

           Las grandes empresas suelen ser las más innovadoras e internacionalizadas y tienden a
ofertar los mejores empleos, pues pagarían mejores salarios y tendrían mejores condiciones de
empleo. En Brasil fueron creados más de 5,6 millones de empleos formales entre 2003 y
16

2006. De estos, 1.195.747 fueron creados en empresas con hasta 19 trabajadores empleados,
lo que representa 21,3% del total de empleos creados en el país en el periodo. En las grandes
empresas, aquellas con más de mil trabajadores fueron generados 31,7% del total de empleos
creados en el país (Tabla 3).
                                          La modernización de la economía brasileña puede ser expresada por las alteraciones
en el perfil educacional de los trabajadores del mercado de trabajo formal. La reestructuración
de los ambientes empresariales tendería a imputar efectos sobre el tipo de trabajo ejecutado, lo
que tendría repercusión en el perfil de la mano de obra exigido por las empresas. El trabajo
demandado por las empresas podría ser más o menos enriquecido, con tendencia a la demanda
por trabajo más calificado.

Gráfico 4: Transformación de la estructura del mercado de trabajo formal según el tipo de
ocupación* – Brasil
                                          100%                                                                                        35
                                                      9                        10,8                  12,8

                                                                                                                                           Número de empleos formales (millones)
                                          90%                                                                                  15,1
   Perfil del mercado de trabajo formal

                                                                                                                                      30
                                          80%        19,3
                                                                               22,3
                                          70%                                                        32,5                             25
                                                                                                                               37,5
                                          60%
                                                                                                                                      20
                                          50%
                                                                                                                                      15
                                          40%
                                                     70,7                      66,9
                                          30%                                                                                         10
                                                                                                     54,7
                                                                                                                               47,4
                                          20%
                                                                                                                                      5
                                          10%
                                           0%                                                                                         0
                                                     1985                      1994                 2002                       2005

                                                          Trabajadores poco o no-calificados   Trabajadores semi-calificados
                                                          Trabajadores calificados             Empleos formales

Fuente: Ministerio de Trabajo y de Empleo, Rais-Caged. Nota: * El tipo de ocupación fue definido según el grado de escolaridad de los
trabajadores, de la siguiente forma: Trabajadores poco o no calificados serían aquellos que poseen hasta la enseñanza primaria completa (8
años de estudio); trabajadores semi-calificados serían los que poseen enseñanza secundaria, secundaria técnica y superior en andamiento
(entre 9 y 11 años de estudio); trabajadores calificados serían aquellos con educación superior (más de 12 años de estudio).

                                          En el mercado de trabajo formal hubo una reeducación de la participación de los
trabajadores que poseían hasta la enseñanza primaria, expansión de la participación de
trabajadores con enseñanza secundaria y crecimiento de la participación de trabajadores con
educación superior. El auge del periodo en que fue adoptado el modelo de substitución de
importaciones (1930-1980) produjo un mercado de trabajo formal donde casi 70% de
empleados poseían baja escolaridad, hasta la enseñanza primaria (Gráfico 4). Después de la
crisis fiscal de la década de 1980, la reestructuración económica y el nuevo modelo
17

económico recientemente consolidado provocaron cambios positivos en términos de
escolaridad de los empleados en el mercado de trabajo formal, lo que estaría relacionado a la
creciente demanda por trabajo más calificado.

Gráfico 5: Evolución del valor del salario mínimo y participación de los trabajadores que
receben hasta uno salario mínimo en el mercado de trabajo formal – Brasil, 1994-2006

   400                                                                                                                             7
                                                                                                                6,22       350

                                                                                                                                        Participación percentual nen el mercado
                                                                                          6,04
   350       5,84

                                                                                                                                          de trabajo formal de los que reciben
                                                                                                                                   6
                                                                                                                300
                                                                                                                            5,2
   300                                                                                              260

                                                                                                                                                hasta un salario minimo
                                                                                                                                   5
                                                                                           240
   250
                                                                                  200                                              4
   200                                                                   180
                                                      136      151                                                                 3
   150                               120     130
                    100      112
                                                                                                                                   2
   100       70
    50                                                                                                                             1

     0                                                                                                                             0
             1994   1995     1996    1997    1998     1999     2000     2001      2002     2003     2004        2005   2006

                                             Valor del salario minimo (R$)            Hasta un salario minimo

Fuente: MTE, RAIS

Gráfico 6: Evolución del rendimiento medio del mercado de trabajo formal y del valor del
salario mínimo en dólares – Brasil, 1994-2006
    1400
                                                                                                                                                                                  163
    1200                                                                                                                                1.135,35 1.169,00
                                                                                                                            1.058,63
                                                                                                                   985,3
    1000                                                                                            885,39                                                           128
                                                                                         829,88
                                                        736,58     746,69      766,53
     800                                     704,89
                                    664,43                                                                                             98
                           607,29
     600                                                                                          77                       83
                                                                             75
     400                                                                                                      56

     200

         0
                  1994     1995     1996     1997       1998        1999       2000       2001         2002        2003         2004        2005                                  2006

                                        Renda media nacional (Trabajo formal)                     Salario mínimo em US$

Fuente: MTE y Banco Central. Observación: Valor del salario mínimo y cotización del dólar en 31 de diciembre

             Después de la estabilidad económica (1998-2002), hubo aumento constante del valor
del salario mínimo y oscilación negativa de la cotización del dólar, lo que significaría mayor
poder de compra de la población, principalmente de productos importados. En junio de 2007,
18

salario mínimo alcanza el equivalente a US$ 160, mayor valor en dólares desde 1953 (cuando
inició la serie histórica del Banco Central) (Gráfico 5). Después de 1994 hubo aumento
constante del valor del salario mínimo, sin que hubiera un aumento correspondiente en la
participación de empleados en el mercado de trabajo formal en este grupo de rendimiento, lo
que significa que en el mercado de trabajo formal hubo aumento de la participación de
empleados que reciben más de un salario mínimo (Gráfico 6).

Tabla 4: Concentración de renda en el mercado de trabajo formal: participación del número
de trabajadores por grupo de renda, masa salarial y renda media por grupo – Brasil, 2006.
GRUPO DE
RENDIMIENTO               Total de               % Col              Masa salarial                % Col     Renda media
(en salarios              empleos                                  diciembre (R$)                             (R$)
mínimos)
HASTA 0,50                    131.993              0,38              20.161.851,34               0,05            152,74
0,51 1,00                   1.685.712              4,8              529.347.940,36               1,29            314,02
1,01 1,50                   9.633.094              27,4           4.090.241.004,27               9,95             424,6
1,51 2,00                   6.564.456             18,67           3.903.553.525,10               9,49            594,65
2,01 3,00                   6.372.280             18,13           5.275.384.877,04               12,83           827,86
3,01 4,00                   3.109.456              8,84           3.655.831.419,32               8,89          1.115,71
4,01 5,00                   1.903.354              5,41           2.885.112.236,09               7,02          1.514,80
5,01 7,00                   2.052.450              5,84           4.083.971.670,08               9,93          1.989,80
7,01 10,00                  1.408.900              4,01           3.961.036.961,88               9,63          2.811,44
10,01 15,00                   934.763              2,66           3.826.488.461,22               9,31          4.093,53
15,01 20,00                   427.148              1,22           2.490.713.734,22               6,06          5.831,03
20,0 O MÁS                    579.410              1,65           6.394.915.085,58               15,55        11.036,94
Total                      35.155.249              100           41.116.758.766,50                100          1.169,57
Fuente: MTE, RAIS. Observación: en 31 diciembre del 2006, US$ 1,00 = R$ 2,138 (Banco Central do Brasil).

          Los datos para el mercado de trabajo en Brasil demuestran significativos avanzos en lo
que concierne al trabajo decente. Sin embargo, todavía se puede observar un gran grado de
desigualdad en el mercado de trabajo formal. Además existe gran concentración de renda
(Tabla 4). Los puestos de trabajo en los grupos de renda de hasta dos salarios mínimos, con
renda media de hasta R$ 594 representaban, en 2006, 51,2% do total de empleos, siendo que
estés concentran 20,8% da masa salarial. Los puestos de trabajo en los grupos de renda mayor
que 15 salarios mínimos, con renda media de más de R$ 5.831, representaban apenas 2,9%
del total de empleos, siendo que estos concentran 21,6% de la masa salarial. O sea, 3% de los
trabajadores de los mayores grupos de renda reciben más que 51% de los trabajadores del
mercado de trabajo formal. El abordaje sobre la calidad del empleo puede buscar los
determinantes de estas diferencias y revelar tal desigualdad.
19

Conclusiones

       La perspectiva ética y el aspecto político presente en el debate acerca de los conceptos
de calidad del empleo y de trabajo decente, al mismo tiempo en que demuestran cuanto
ambos conceptos son delicados, indican la importancia de pensarlos como conceptos
importantes para la comprensión de la realidad actual del trabajo. Ambos conceptos no
estarían acabados, pero eso parece caracterizar la forma de expresión de la realidad social en
que el cambio sería duradero y los conceptos parecen necesariamente cada vez más abiertos
para que puedan dar cuenta de la complejidad del mundo actual.
       El debate sobre el trabajo decente sería urgente y necesario para el contexto
latinoamericano, pero no puede encubrir otras formas de abordar la cuestión laboral, del
trabajo y del empleo en un mundo globalizado. Al final, superar la línea de la pobreza no sería
suficiente, sino, sería necesario crear empleos que mejoren las condiciones de vida de los
trabajadores no solamente en términos económicos, pues su bienestar estaría más allá de la
dimensión económica.
       En términos analíticos, la perspectiva del trabajo decente, a pesar de ser necesaria para
el contexto latinoamericano, estaría definida por criterios insuficientes, ya que nivelaría los
empleos de forma rastrera, con poca calidad. El parámetro de análisis sería el contrapunto del
empleo precario, atacando, especialmente, la cuestión de la informalidad y de la desprotección
social de los trabajadores, sin contemplar el análisis sobre empleos efectivamente de calidad
y, por lo tanto, sobre el origen de la calidad del empleo, sus determinantes. La “vieja
discusión” sobre calidad del empleo puede constituirse, en verdad, como otra forma no
política y más amplia de atacar el problema de lo laboral en la actualidad, complementando el
debate sobre el trabajo decente.

Referencias bibliográficas

CARRASCO, Emílio A. La calidad del empleo en el marco de la institucionalidad
colombiana. Cuadernos de Trabajo. N° 3. Observatorio Del Mercado de Trabajo y la
Seguridad Social. Bogotá: Universidad Externado en Colombia, 2002. 41p.

CARTY, Liz. El debate sobre la calidad del empleo: el caso de los Estados Unidos de
América, 1970-1990. IN: INFANTE, Ricardo (Editor). La calidad del empleo. Obra citada.
(p. 85-114)

CASTEL, Robert; HAROCHE, Claudine. Propiedad privada, propiedad social, propiedad de
sí: conversaciones sobre la construcción del individuo. 1ª Ed. Rosario: Homo sapiens, 2003.
20

CÉLESTIN, Jean-Bernard. A qualidade do emprego. Lisboa: Cadavalgráfica, 2002.

ESPINOZA, Malva. Trabajo decente y protección social. Santiago-Chile: Oficina
Internacional del Trabajo, Primera edición 2003. 25p.

FARNÉ, Stefano. Estudio sobre la calidad del empleo en Colombia. Lima/Perú: OIT/Oficina
Subregional para los Países Andinos, 2003. 38p.

FARNÉ, Stefano. Informe sobre la calidad del empleo en Colombia. OIT, Oficina de Área y
Equipo Técnico para los Países Andinos. Bogotá: OIT, 2001. 27p.

GHAI, Dharam. Trabajo decente: Concepto e indicadores. Revista Internacional del Trabajo,
vol. 122 (2003), núm. 2, p. 125-160.

GHIONE, Hugo Barretto. Concepto y dimensiones del trabajo decente: entre la protección
social básica y la participación de los trabajadores en la empresa. Boletín Cinterfor, n° 151, p.
153-172. Montevideo, Uruguai: OIT, 2001.

INFANTE, Ricardo; SUNKEL, Guillermo. Chile: Trabajo decente y calidad de vida familiar,
1990-2000. Santiago-Chile: Oficina Internacional del Trabajo, Organización Internacional del
Trabajo, Primera edición 2004. 135p.

INFANTE, Ricardo. Prólogo. IN: ESPINOZA, Malva. Trabajo decente y protección social.
Santiago-Chile: Oficina Internacional del Trabajo, Primera edición 2003.

INFANTE, Ricardo (Editor). La calidad del empleo: la experiencia de los países
latinoamericanos y de los Estados Unidos. Santiago-Chile: OIT, 1999. 264p.

LEVAGGI, Virgilio. Democracia y trabajo decente en América Latina. Lima-Perú: Oficina
Internacional del Trabajo, 2006.

MARTINEZ, Daniel. Prólogo. IN: LEVAGGI, Virgilio. Democracia y trabajo decente en
América Latina. Lima-Perú: Oficina Internacional del Trabajo, 2006.

SLAUGHTER, J. Should we all compete against each other? Labor Notes, mayo, 1993.

URIARTE, Oscar Ermida. Trabajo decente y formación profesional. Boletín Cinterfor, n°
151, p. 9-26. Montevideo, Uruguay: OIT, 2001.

VALENZUELA, Maria Elena, REINECKE, Gerhard. ¿Más y Mejores empleos para las
mujeres?: La experiencia de los países del Mercosur y Chile. Santiago de Chile: OIT,
Diciembre de 2000.
También puede leer