La Cultural AÑO I NÚMERO 2 - Lugano
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SECCIONES CARTA DEL DIRECTOR PENSAMIENTOS PERSONAJES HUMANIDADES UN POCO DE GRAMÁTICA EL RINCÓN DE LA ESCRITURA BIBLIOTECA NOVEDADES
CARTA DEL DIRECTOR Albert Einstein decía que hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica que es « la voluntad ». La palabra “voluntad” viene del verbo “volo” (querer, desear), que a su vez viene de la raíz indoeuropea “wel” que en inglés derivó en will y en alemán wollen. La voluntad de querer aprender, de querer mejorar,“ de abrir nuestros horizontes a otros mundos, a otras ínsulas, como diría nuestro querido escudero Sancho. Ese es nuestro cometido en La Cultural; que podáis recorrer junto con nosotros ese mundo hispánico repleto de aventuras, de misterios, de proezas, de desvelos, a través de ese vehículo que es la lengua. Solo necesitáis el “volo” (deseo), lo demás corre por nuestra cuenta. Gracias a Marta Querol, a Gema Belia Capilla, a Anna María Pianezzi, a Carmen Selles de Oro, a Marina Lomar y a Miguel Pasquau Liaño por su contribución y labor en ayudarme a crecer ese sueño llamado "La Cultural" en esta segunda salida al exterior. M a r ía Dolores Ca p i l l a
PENSAMIENTOS La palabra «saber» proviene del latín «sapēre” y tiene la misma raíz etimológica que la palabra “sabor”. Los romanos asociaban los sentidos a diferentes facultades intelectuales y así “el sabor” se relacionaba con el buen juicio y de ahí los dos sentidos de la palabra saber. Nadie nace sabiendo; uno prueba, saborea y practica lo que aprende. ¿Hay algo más deleitable y sublime que tener la percepción de que entendemos, que aprendemos, que conseguimos tener una disposición de conocimientos que nos ayudan en nuestra toma de decisiones y elecciones y que contribuyen a transformar nuestra realidad para mejor?. El tema del saber ha estado presente y ha ocupado al ser humano desde el inicio de la humanidad. Basta recordar a Platón y su maravilloso MITO DE LA CAVERNA en el que sostenía la existencia de dos SABER mundos, uno representado por ideas que expresan lo real y verdadero y que sería el mundo suprasensible y otro en el que sería un reflejo confuso de dicha realidad y que sería el mundo sensible. Y SABOR El MITO DE LA CAVERNA de Platón es una concepción de acceso al conocimiento; es el individuo que a través de sus propios medios, accede a la verdad, al saber, mediante una lucha personal contra las ilusiones, engaños e ignorancia; porque si no conocemos, Ma r í a Do l o r e s Ca p i l l a ignoramos. ¿Qué mundo cabría sin la posibilidad de superación y de mejora del individuo?. Considero que el arma más infalible para superar las dificultades y llegar al desarrollo personal , es la cultura. Cuanto más sepamos, mejor entenderemos el mundo que nos circunda y las personas que nos rodean. Con una buena dosis de motivación y curiosidad podemos alcanzar metas inimaginables. Que nunca perdamos el disfrute del saber para que podamos saborear de una excelente cultura como primer plato, de un desarrollo como segundo y de una capacidad de comprensión hacia los demás de postre.
PERSONAJES E MI L I A P ARDO B AZ ÁN: De B e l l u m L u c e Ca r me n S e l l e s De Or o , e s c r i t o r a , p r o f e s o r a y c o l a b o r a d o r a d e Ca s a Cu l t u r a Acuarela de Gabriella Soriani La Luz en la Batalla, lema adoptado por la escritora Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 1851-Madrid, 1921), bien representa lo que fue la vida y la obra de una de las figuras más controvertidas y fascinantes de finales del siglo XIX. Poeta, novelista, ensayista, periodista, crítica literaria, editora, traductora políglota (había estudiado inglés, francés y alemán), Emilia representa los cambios y las contradicciones de la España de la Restauración, tradicionalista y fosilizada en el pasado y de una Europa que está experimentando nuevas tendencias que la escritora conoce y adopta, conciliándolas con su fe católica. La inabarcable obra de Pardo Bazán, más de 600 cuentos, de los que fue una pionera, y una cincuentena de novelas, amén de innumerables artículos, conferencias y cartas, mal se presta a clasificaciones reductivas. Lo mismo sucede con su vida, siempre bajo el signo de una búsqueda incesante y a menudo contradictoria: por una parte critica la institución matrimonial y la falsedad de cierta moral, para declararse al mismo tiempo católica convencida; es liberal en el amplio sentido de la palabra, separada amistosamente de su marido carlista, causa que apoyó también ella en su juventud, amante de los liberales Pérez Galdós y Lázaro Galdiano, pero se define conservadora; feminista convencida toda su vida; cosmopolita y viajera incansable mas nacionalista; amante de sus raíces gallegas y no obstante contraria a la exacerbación de los regionalismos, que considera el germen del separatismo; anticonvencional y aristócrata. Parece imposible que una sola vida pueda dar para tanto, pero si quisiéramos encontrar un hilo conductor para tan inagotable riqueza, una constante que explique su admirable laboriosidad, este sería el del intenso y apasionado amor por la literatura, que nace en edad muy temprana: Era yo de esos niños que leen cuanto cae por banda, hasta los cucuruchos de especias y los papeles de rosquillas; de esos niños que se pasan el día quietecitos en un rincón cuando se les da un libro y a veces tienen ojeras y bizcan levemente a causa del esfuerzo impuesto a un nervio óptico endeble todavía.
Obra que cayese en mis manos y me agradase, la leía cuatro o seis veces y de algunas, señaladamente del Quijote, se me quedaban en la fresca memoria capítulos enteros, que recitaba sin omitir ni tilde(1). Es precisamente D.Quijote, el lector y andariego por excelencia, quien pronuncia esta máxima que parece escrita para Emilia, “El que lee mucho y anda mucho ve mucho y sabe mucho.” Emilia tiene acceso a la bien surtida biblioteca de su padre, el conde José Pardo Bazán, hombre culto y liberal que ejercerá una gran influencia en su vida, el cual, además de permitirle la lectura de libros poco usuales en la educación de una señorita de la época, la alentará a desconfiar de una moral basada en la desigualdad de sexo. Por otra parte, en el año 1873 emprende con sus padres un viaje europeo por Francia, Italia y Austria, el primero de una larga serie que le permitirá entrar en contacto con las nuevas corrientes europeas, sobre todo con el naturalismo de Zola, ideas que la escritora importará a España exponiéndolas en una serie de artículos publicados en la revista carlista Época, y luego reunidos en un volumen bajo el título La cuestión palpitante (1883). En este, Emilia propugna una literatura en la que se da cabida a todos los aspectos de la realidad hasta entonces considerados indignos de representación artística. Rechaza el determinismo naturalista, ya que “De todos los territorios que puede explorar el novelista realista y reflexivo, el más rico, el más variado e interesante es sin duda el psicológico, y la influencia innegable del cuerpo en el alma y viceversa, le brinda magnífico tesoro de observaciones y experimentos”. Dicho ensayo conoce un éxito apoteósico, pero al mismo tiempo le granjeará la abierta hostilidad de la casta masculina -ella la denomina “la hueste insultadora”-, que ve en Pardo Bazán la defensora de la corriente vulgar y pornográfica procedente de Francia. Le costará asimismo la separación de su marido José Quiroga Pérez, que, alarmado por tanto escándalo, le pide que deje de escribir. Llevan casados desde que Emilia tenía dieciséis años y tienen tres hijos, no existe el divorcio y la separación será amistosa. A partir de entonces la escritora decide vivir solo del fruto de su trabajo, sobre todo novelístico, toda vez que ya había quedado atrapada en las redes de la novela, en la que ahora vislumbraba un poder de conocimiento antes depositado en los rigurosos estudios de filosofía de sus años juveniles. Así lo declara la escritora misma en 1881: “Tengo por importante entre todos el concepto de que la novela ha dejado de ser obra de mero entretenimiento, modo de engañar gratamente unas cuantas horas, ascendiendo a estudio social, psicológico, histórico, pero al cabo estudio”. estudio social, psicológico, histórico, pero al cabo estudio”. En 1883 publica La Tribuna, escrita con la intención de hacer un retrato realista de la clase obrera, representada por las cigarreras de una fábrica, en el contexto histórico de la Revolución del 68. Pero será 1886 el año crucial, cuando se edita una novela que merece un puesto de honor junto a las grandes novelas decimonónicas, Los Pazos de Ulloa, seguida al año siguiente por La madre naturaleza. Ambientada en un contexto rural gallego, se describe en ella con admirable incisión el contraste entre el contexto urbano y el campesino a través del personaje tratado con mayor profundidad, don Julián Álvarez, joven cura que llega a losPazos para servir al marqués don Pedro Moscoso. El ambiente ruinoso y decadente que allí encuentra, junto a la inmoralidad de sus habitantes, va modificando el carácter del eclesiástico, el cual, de inocente y voluntarioso, acaba volviéndose grave y desencantado. Es esta transformación del protagonista la que ha llevado a algunos estudiosos a interpretar la obra como una novela de iniciación. Para otros, en cambio, se trataría de un estudio de ambiente, donde el protagonista principal es el paisaje bárbaro y violento estrechamente relacionado con el primitivismo de sus habitantes. Como todas las grandes obras literarias, Los Pazos de Ulloa es susceptible de múltiples interpretaciones. De lo que no cabe duda es que Pardo Bazán tiene el don de los grandes escritores para crear ese microcosmos novelesco que lleva al lector a sumergirse en el destino de los protagonistas como si le fuera la propia vida en ello. Emilia Pardo Bazán conoce, pues, el éxito, convirtiéndose en una figura que no es posible ignorar en el panorama literario y cultural español, constatación que no le gusta a la caterva masculina dominante -Clarín llega a hablar del “furor literario-uterino de doña Emilia”-. No obstante las dificultades, será la primera mujer en alcanzar la presidencia en 1906 de la sección literaria del Ateneo madrileño, mientras que en 1916 obtiene la cátedra de Literatura en la Universidad Central de Madrid, donde, por cierto, es boicoteada por parte del claustro de profesores y de los propios alumnos. Lo que no logró, pese a sus reiteradas solicitudes, fue formar parte de la Real Academia Española, de la que se la excluyó abiertamente por su condición femenina. 1 Ya en 1853 se le había negado su ingreso a Gertrudis Gómez de Avellaneda, y la propia Pardo Bazán había solicitado sin éxito la admisión de la feminista Concepción Arenal. Resulta francamente revelador que no se haya admitido la entrada de las mujeres en la RAE hasta 1978, con la escritora Carmen Conde.
e La escritora nunca se amilanó ante dicha oposición, que ella misma describe con ironía hacia el final de su carrera: Es el caso que he sido, en los treinta y pico años de mi carrera literaria, el más combatido y atacado de los escritores españoles. Todo se me ha regateado con avaricia; he ido conquistando el terreno palmo a palmo.[…] No teniendo acaso tiempo ni humor para analizar despacio mis escritos, aplicaban lentes ahumados al estudio de mi carácter y hasta de mi físico, que nada tiene que ver, supongo, con las letras. Yo era así, yo era asá, yo usaba un peinado de otro modo, yo me gozaba de hacer daño a mis enemigos literarios, yo era soberbia, yo era vanidosa… Por reprochar, hasta se me reprochaba de disfrutar de buena salud. No solo no se arredra sino que se vuelve más combativa, De Bellum Luce. Esgrimiendo la luz de la palabra, su arma más potente, se debate sin cesar por cesar por la igualdad de sexo, que parte del derecho de la mujer a recibir una instrucción equiparable a la del hombre. Dicha preocupación se advertía ya en su primeriza novela, Las aficiones peligrosas, donde, con las limitaciones impuestas por la edad, transformaba en literatura el tema de la lectura en las mujeres. Pardo Bazán será una de las primeras pensadoras en introducir la noción de feminismo en la vida pública española, entendido como un cambio de concepción radical en relación con la función de la mujer en la sociedad: […] Aspiro, señores, a que reconozcáis que la mujer tiene destino propio; que sus primeros deberes naturales son para consigo misma, no relativos y dependientes de la entidad moral de la familia que en su día podía constituir o no constituir; que su felicidad y dignidad personal tienen que ser el fin esencial de su cultura, y que por consecuencia de este modo de ser de la mujer, está investida del mismo derecho a la educación que el hombre, entendiéndose la palabra educación en el sentido más amplio de cuantos puedan atribuírsela. Así pues, el feminismo de Pardo Bazán no se limita al derecho al voto ni tampoco al modo de entender una escritura que no pone en tela de juicio el papel asignado a la mujer basado en el predominio “natural” del hombre, posición que, en cambio, adoptan otras escritoras de la época como Concepción Arenal. Tampoco sus contemporáneas, sujetas a una educación moral basada en la apariencia, sin ideal ni grandiosidad, como describe Emilia, comprenderán la profundidad de su mensaje. Ya en 1892 había fundado con la herencia de su padre la Biblioteca de la Mujer, proyecto editorial interrumpido al año siguiente por la escasa participación femenina y que intentará retomar en 1913. Como ella misma declara al periódico argentino La Nación: Cuando tenía más ilusiones, fundé La Biblioteca de la Mujer. En ella di cabida a obras tan capitales como La Esclavitud Femenina, de Stuart Mill, y La Mujer ante el Socialismo, de Augusto Bebel. Editorialmente, no me quejo: estas obras se agotaron, y tendré que reimprimirlas. Lo que dudo es que las hayan leído muchas mujeres […]. Y, al cabo de bastante tiempo, nunca desalentada pero un tanto desengañada, di en publicar, en La Biblioteca de la Mujer, libros de cocina… Uno, el último, el segundo, va ahora a los escaparates de los libreros. Y, si Dios no lo remedia, incluiré también en esa Biblioteca, que nació social e histórica, libros de recetas de tocador y economía doméstica. (La Nación, 9-4-1917). Esta preocupación por la condición femenina se plasma en la mayor parte de su producción literaria. En sus grandes novelas el tema de la autonomía económica como condición indispensable para la libertad de la mujer está presente de un modo u otro. Valgan como botón de muestra las dos protagonistas de Los Pazos de Ulloa: si bien representantes de dos jerarquías sociales contrapuestas, la burguesa y la campesina, Nucha y Sabel están completamente subordinadas al sexo masculino. En cambio la protagonista de Memorias de un solterón (1891), Feita, representa a la nueva mujer decidida a labrarse un futuro por sí misma. Emilia cultiva la narrativa breve con maestría indiscutible. Directa o indirectamente, gran parte de su producción cuentística se centra en la cuestión femenina, planteando conflictos de una pertinencia extraordinaria aún hoy en día. El tema del genocidio, tan denostado en sus intervenciones periodísticas, se presenta en toda su crudeza en relatos como La mona, en el que se relata de forma alegórica un feminicidio, o El indulto, donde la mujer es una víctima escalofriante de un sistema judicial injusto. Si en El vestido de novia, la futura esposa es capaz de reaccionar ante el altar negándose a casarse porque ha entrevisto en carácter violento de su futuro marido, en el relato Feminista se narra la venganza de una mujer humillada a lo largo de su matrimonio. (2) (2) Con ocasión del centenario de la muerte de Pardo Bazán se acaba de publicar una antología de cuentos de Pardo Bazán bajo el título Cuentos feministas, Madrid: Edelvives, 2021. [
Emilia Pardo Bazán trabajó hasta el final de su vida, se había ganado, si no la aceptación general, al menos el reconocimiento de su extraordinario talento y rigor intelectual. Gallega de nacimiento, alternó sus últimos años entre el Pazo de Meirás (3) y su casa de Madrid, abierta a tertulias culturales de cierta relevancia en la ciudad. Queremos concluir esta presentación de la escritora más importante del S.XIX con las palabras pronunciadas en un discurso del Ateneo, palabras que, por su vigencia y pertinencia, revelan la inteligente visión de tan insigne escritora: Si me preguntasen cómo podrá España seguir existiendo, qué hacer para conseguirlo, diré que lo primero, instruirse, lo segundo instruirse, lo tercero, instruirse, y después desenvolverse con arreglo a su naturaleza, y con variedad y libertad, reconociendo, respetando, cultivando la intimidad de cada región. Pardo Bazán Emilia, Los Pazos de Ulloa precedido por Apuntes Autobiográficos, p.14, Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2021. http://www.cervantesvirtual.com/obra/los-pazos-de-ulloa-1051298 Cervantes, Don Quijote, 2 parte Cap. XXV Pardo Bazán Emilia, La cuestión palpitante, Cap. XX, Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2004http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-cuestion-palpitante--0/html/fee120ee-82b1-11df-acc7-002185ce6064_3.html#I_22_ Pardo Bazán Emilia, Prólogo de Un viaje de novios, Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2004http://www.cervantesvirtual.com/portales/pardo_bazan/obra-visor/un-viaje-de-novios--0/html/ Rubén Rojas Yedra, Ideología y estética en los Pazos de Ulloa, Universidad Complutense de Madrid, Dialnet- IdeologiaYEsteticaEnLosPazosDeUlloa-5912408 Baquero Goyanes Mariano, La novela naturalista española, p. 14, Universidad de Murcia:1986. Pardo Bazán Emilia, Cartas de la Condesa, Diario de la Marina, La Habana: 28 de abril de 1912. Pardo Bazán Emilia , La educación del hombre y la mujer, Congreso Hispano-Portugués- Americano, “Conclusiones”, 17 de octubre de 1892 Vid. Sánchez García, Remedios, Las actitudes de las escritoras ante el intelectualismo inmovilista del Siglo XIX : Emilia Pardo Bazán frente a Carolina Coronado, Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcvh604 Pardo Bazán, Emilia, Nuevo Teatro Crítico, Año II, número 22, octubre 1892, pp.14-59 Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2004 ttp://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc5b004 Pardo Bazán, Emilia, Discurso inaugural del Ateneo de Valencia, 29 de diciembre de 1899. (3) En el Pazo de Meirás, construido en 1893, la escritora escribió gran parte de su obra. El dictador Francisco Franco se lo apropiaría con todos los bienes convirtiéndolo en su residencia estival para luego dejarlo a sus herederos. En 1978, pocos años después de la muerte del dictador, hubo un misterioso incendio que destruyó archivos y parte de la biblioteca. Actualmente es propiedad del Estado, que lo ha declarado Bien de Interés Cultural. En Meirás se conservan 2.972 de los 10.855 volúmenes actuales, el resto está en manos de la Real Academia Galega.
Humanidades FRANCISCO DE BORJA Y ARAGÓN (1581-1658) Y SU POEMA HEROICO EN HONOR AL Tú, el de Esquilache Príncipe, que cobras MAGNÁNIMO (1651-1658). de día en día crédito tamaño, que te adelantas a ti mismo y sobras, serás escudo fuerte al grave daño, que teme Apolo con ventajas tantas, que no te espere el escuadrón tacaño. (Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso, Madrid, 1614). Gema Belia Capilla Aledón Universitat de València Don Francisco de Borja y Aragón, II Conde de Mayalde y Príncipe de Esquilache por matrimonio con Ana de Borja y Pignatelli, V Princesa de Esquilache, constituye un claro ejemplo de hombre de armas y letras de la España moderna. No en vano, abríamos nuestro artículo anterior con una de sus composiciones literarias: Nápoles recuperada por el rey don Alonso. U n poema heroico dedicado a la memoria del Magnánimo, con el que quisimos hacer hincapié en la permanencia de este personaje histórico en el colectivo social y político del mundo hispánico del siglo XVII (Capilla Aledón, 2021a). Sin embargo, y como solemos decir coloquialmente, “todo queda en casa” y las razones de dicha composición, más allá del propio eco de la vida y los hechos del Magnánimo, debemos buscarlas en los estrechos lazos familiares que unen a autor y protagonista, así como en la extendida costumbre entre los hombres de la nobleza española del seiscientos de servir a las letras con la misma pasión, o más, que a las armas. Este es el caso de don Francisco de Borja y Aragón. Así pues, conocer la vida del compositor es conocer este exquisito poema heroico. Nacido en pleno mar Tirreno en 1581, hijo de Juan de Borja y Castro, I Conde de Mayalde y de Francisca de Aragón y Barreto, I Condesa de Ficalho, descendiente del rey Fernando II de Aragón, el joven Francisco gozó, desde su temprana infancia, de una refinada educación que lo llevó a inclinarse por las letras. Pronto se convirtió en un renombrado poeta y escritor al que el mismísimo Miguel de Cervantes dedicaría su Viaje del Parnaso. También gracias a su noble familia, los Borgia del Casal de Gandía (Valencia), y a los méritos sociales y políticos de la misma, fue nombrado caballero de la Orden de Montesa en 1588, así como de la Orden de Santiago, siendo también gentilhombre de cámara del rey Felipe III. Por su matrimonio en 1602 con la Princesa de Esquilache, se convertiría en el consorte, siendo el titular del mismo al enviudar cuarenta y dos años después. Virrey de Perú, por méritos propios, desde julio de 1614, y haciendo gala de su doble formación nobiliaria, las armas y las letras, hizo de Perú un territorio más seguro frente
a la piratería y a los conflictos con los nativos. Así entre los años 1619 y 1620 fundó en la capital, Lima, el Colegio del Príncipe, para la educación de los hijos de indios de rancio abolengo, y en Cuzco los colegios de San Francisco de Borja, para los hijos de los caciques, y de San Bernardo para los de los conquistadores. Tras más de una década en las tierras americanas de la Corona, en el día de Año Nuevo de 1622 regresó a España, convirtiéndose en el VI Príncipe de Esquilache al enviudar de doña Ana de Borja y Pignatelli. Con ella tuvo tres hijos, entre los que destaca María Francisca de Borja y Aragón, VI Princesa de Esquilache (†1649). Establecido en Madrid, donde fallecería en 1658, dos siglos después del Magnánimo, dio rienda suelta a su composición literaria en la capital española, dedicándose fundamentalmente a la producción poética. Así destacan: Obras en verso (1630, 1652 y 1663), La pasión de Nuestro Señor Jesucristo en tercetos (1638), Nápoles recuperada por el rey don Alonso (1651 y 1658), poema heroico, Oraciones y meditaciones de la vida de Nuestro Señor Jesucristo, con otros dos tratados de los tres tabernáculos y soliloquios del alma (1661). Como nos traslada la Biblioteca Virtual del Centro Cervantes, Nápoles recuperada por el rey Alfonso V es una “muestra de épica culta, considerada en su tiempo como el género de mayor dignidad”. Y prosigue: “El poema épico de Esquilache, escrito en octavas reales y dividido en doce cantos, exalta la figura de Alfonso V el Magnánimo, conquistador de Nápoles. El autor lo cantó como heroico en oposición, si debemos creer la defensa que hace de su tema, de cuantos en Italia proponían personajes más antiguos, o la conveniencia de cantar sucesos que hubiesen transcurrido en tierras remotas de Asia o de África. Contra esos reparos, que nacen de la prescripción como modelo del Orlando, Esquilache pudo haber alegado La Araucana o la Austriada cuyas páginas agrandan asuntos contemporáneos a los autores. Para replicar, don Francisco de Borja prefirió en cambio las razones familiares: «siendo la casa de los príncipes de Esquilache descendientes del rey don Alonso, no fuera razón que buscara héroe mendigado, teniéndole grande de puertas adentro» (Prólogo al lector)”. (Príncipe de Esquilache, Napoles recuperada por el rey don Alonso… en: Centro Virtual Cervantes). Su composición, por tanto, defiende la vigencia de un personaje histórico, antepasado suyo, cuya memoria sigue vive, como tantas veces hemos sostenido (Capilla Aledón 2019 a y b), en la España de los siglos XVI y XVII. Tomando como punto de partida los Dichos y hechos de Antonio Beccadelli, que desde su composición original en latín en el Nápoles aragonés de 1455, pasando por sus diversas copias manuscritas hasta llegar al incunable pisano de 1485 y la gran tirada impresa de 1538 bajo mandato del emperador Carlos V, tuvo numerosas traducciones al castellano, destacando la de Juan de Molina llevada a cabo en Valencia en 1527 (Capilla Aledón, 2018, 2019a y 2021b). slabón hasta la España moderna allí acontecieron, fueron defendidas con anterioridad a Esquilache por otros hombres ilustrados. El clérigo sevillano Alonso Hernández, quien en 1516 publico su Historia Parthenopea, versión heroica y contemporánea de los hechos del Gran Capitán en el reino de Nápoles y cuya herencia se plasma en la épica de la Napolisea de Francisco Trillo y Figueroa, publicada en Granada en 1651.
En esos años, Esquilache había recibido ya “Privilegio de impresión” para su poema en el reino de Castilla (Madrid, 1649) y en el de Aragón (Zaragoza, 1651) y ya había autorizado a Baltasar Moreto para llevar a cabo su impresión. Sin embargo, tal y como nos descubre el Cervantes Virtual: “Además de esta licencia del autor, Moreto tuvo un Privilegio particular del rey, despachado por el Consejo de Brabante en Bruselas en 1657, que le permitió publicar la obra. El poema circuló en forma manuscrita antes de darse a la imprenta y en el prólogo al lector, Esquilache no deja de lamentar las consecuencias: «aunque se imprime aora, ha muchos años que está escrito y visto por personas, que se pudieron aprouechar de lo que yo primero tuue trabajado en él» (p. xix)”. (Príncipe de Esquilache, Napoles recuperada por el rey don Alonso… en: Centro Virtual Cervantes). Autor desconocido, Francisco de Borja y Aragón, Príncipe de Esquilache (1581-1658), XII Virrey del Perú (1616-1621). Perú, Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia. La repercusión de la presencia hispana en Nápoles, y las hazañas que desde el Magnánimo como primer gran e Desde el Magnánimo, por tanto, hasta Esquilache, la Historia de España y la del reino de Nápoles han estado ligadas sea a través de la política sea a través de la literatura. La apertura al Mediterráneo que llevó a cabo el monarca aragonés, de la que se beneficiaron los Reyes Católicos, heredaron los Austrias y engrandecieron los Borbones, convierte al rey Alfonso, V de Aragón y I de Napoles, en el primer gran soberano merecedor de un lugar privilegiado entre las musas que inspiraron a los hombres de letras del Siglo de Oro español. Precisamente sobre esta unión entre las armas y las letras el Magnanimo fue, también, un pionero y sobre ello el propio Beccadelli escribiría: “Como justo. Preguntáronle una vez al rey que a quién tenía más obligación, a las armas o a las letras. Respondió que de los libros avía sacado sacado las armas y las leyes que se requieren para saber tratar las armas” (Molina, 1527, f. 58v).
Bibliografía Beccadelli, Antonio, Libro de los dichos y hechos del Rey Don Alonso: aora nuevamente traducido. Traducción castellana de Juan de Molina.València, en Casa de Juan Joffre Impresor, 1527. Edición del ejemplar conservado en la bne, núm. ref. r-2215, por Olga Muñoz, Lemir. Revista de Literatura Española Medieval y del Renacimiento [en línea], 4 (2000). ‹http://parnaseo.uv.es/Lemir/Textos/Dichos/Index.htm› Blecua, Alberto (1980), «Fernando de Herrera y la poesía de su época», en Historia y crítica de la Literatura Española, Barcelona, Crítica, vol. 2, pp. 426-439. Blecua, José Manuel (2003), Poesía de la edad de oro, Madrid, Castalia. Capilla Aledón, Gema Belia (2021a), Revista “La Cultural” nº 1 (junio 2021), pp. 7-11. Idem (2021b), A prince for the Renaissance: Antonio Beccadelli (1394-1471) and the Representation of Alfonso the Magnanimous (1396-1458) in Early Modern Europe, en Armenteros, Carolina; Raviola, Blythe Alice (eds.), Monarchy in Renaissance Italian Political Thought: key thinkers and their legacies. Especial edition History of European Ideas, London, Routledge. Taylor & Francis Group (UK), en prensa. Idem (2019a), Formato y técnica en los "Alfonsi Regis dúta aut fadcta memoratu digna" de Antonio Beccadelli: los manuscritos humanísticos 445 de la BUV y Urb. Lat. 1185 de la BAV, en Pedraza Gracia, Manuel José (dir.), La fisonomía del libro medieval y moderno: entre la funcionalidad, la estética y la información, Zaragoza, PUV, pp. 149-160. Idem (2019b), Poder y representación en la figura de Alfonso el Magnánimo (1416-1458), Valencia, IAM,. Idem (2018), Un caballero ideal, un principe nuovo: Alfonso el Magnánimo, los Alfonsi Regis dicta aut facta memoratu digna de Antonio Beccadelli (ms. 445 BUV) y sus fuentes, eHumanista/IVITRA 13, pp. 430-471. Cervantes Saavedra, Miguel de (2001), Viaje del Parnaso; Poesías sueltas, ed. Vicente Gaos, Madrid, Castalia. Pierce, Frank (1968), La poesía épica del Siglo de Oro, Madrid, Gredos. Tauro del Pino, Alberto; Bacarcoso, Gustavo (2001), Enciclopedia ilustrada del Perú: síntesis del conocimiento integral del Perú, desde sus orígenes hasta la actualidad, Lima, PEISA editores. Recursos virtuales Biblioteca del Centro Virtual Cervantes: Fortuna de España. www.cervantesvirtual.com Parnaseo, ciber-paseo por la literatura. https://parnaseo.uv.es/
NOVEMBRE 2020 | N. 5 UN POCO DE GRAMÁTICA Ser y estar SER Se usa para indicar. -Las características de un objeto: La mesa es de madera -Los rasgos que definene una persona: una gran María es alta y rubia -La fecha y la hora: Hoy es sábado, 18 de octubre -Las creencias, nacionalidad y el carácter : incógnita Pedro es argentino y católico, es una persona afable. -El auxiliar de la forma pasiva (ser+participio) El libro es escrito por Carola. ESTAR Se usa estar para expresar: -La localización espacial o temporal. Juan está en casa de Carmen -El resultado de una acción : La ventana está abierta -Un cambio: La mesa está sucia
Completa los espacios con SER o ESTAR. Leonor.........la princesa de su padre. Madrid..........la capital de España. .........un hombre muy valiente y murió con todos los honores. Su tía.............mucho tiempo enferma pero después de algunos anos se recuperó. Compré esta cama para que..........mejor y más cómoda. El examen ...........encima de la mesa y nada más lleguen los alumnos los repartes. La fiesta.............en casa de mi tía pero los invitados no llegaron. Juan en los últimos tiempos había cambiado mucho, ya no ..............el de siempre, sufría en silencio. Todos los días Hugo.............en el laboratorio hasta las siete. El concierto no............en Alicante, acaban de comunicarme el cambio. Si lo deseas, puedes mandar los ejercicios para la corrección a casacultura@casacultura.ch
EL RINCÓN DE LA ESCRITURA ¿Se han preguntado alguna vez si influye en la decisión particular y privada de leer un libro que el autor sea hombre o mujer? Puede que algunos conozcan la película La buena esposa. El título original (The wife) no incluía la carga de moralina MARTA de la adaptación española. En ella, Glenn Close hace el papel de la esposa de un reconocido escritor a quien le acaban de conceder el premio Nobel de Literatura, cuando en realidad es ella quien lleva toda la vida siendo el negro QUEROL (ghost writer) de su afamado marido y él se lleva los laureles aunque se limite a revisar el trabajo creativo de su esposa. En una escena, una profesora que ha intentado sacar adelante un libro sin demasiado éxito aconseja a Joan (Glenn Close) que abandone la idea de escribir, que E s c r i t o r a , ( Va l e n c i a ) , nadie se va a interesar por un libro suyo, porque al mirarla autora de "El final del ave nadie va a ver una escritora, solo a una mujer. La escena Fénix", una de las diez rememorada sucede en los años sesenta, mientras que la f i n a l i s t a s d e l P r e mi o ceremonia del Nobel es ya en pleno siglo XXI. Entre una y otra escena, se supone que han cambiado muchas cosas Planeta 2007 en el papel de la mujer en la sociedad.
Pero ¿cuántas de esas mujeres se deciden a publicar? ¿Cómo saberlo? Pensé que una buena fuente sería el RPI (Registro de la Propiedad Intelectual). Quien registra una obra suele, aunque no necesariamente, querer publicarla. Se registraron (datos de España de 2018) 12 883 obras de autoría masculina y 8175 de femenina. Y este es el punto de partida de todo. Cabría preguntarse por qué en un sector en el que las mujeres demuestran interés e incluso son mayoría, se deciden menos a registrar sus obras. Tal vez los datos que muestro no animan a emprender el camino, restan confianza en el éxito final. Haciendo un pequeño cálculo ―sé que hablar de cifras es aburrido, pero es lo más aséptico― y teniendo en cuenta que se han publicado en el apartado de creatividad literaria los títulos que he comentado más arriba (H=9300 frente a M=5200), nos da una realidad: a los hombres les han publicado el 73% de las obras que registraron y a las mujeres el 64%. Que no se soliviante nadie que sé que se le puede poner muchos peros: no todo lo registrado se intenta publicar, podría publicarse otro año, se registran otras categorías de libros… Pero no intento hacer un ensayo, solo tomarle el pulso a la situación y reflexionar en voz alta. Tratar de ir más allá de la intuición, de la piel, con información real. Esa diferencia de casi un 10% puede ser la evidencia que apuntala esa sensación de dificultad, de encontrar piedras en el camino. Al final, si unimos todos los datos, se deduce que si los hombres registran más libros y de los registrados les publican más libros, la brecha se hace grande. He hecho todos estos cálculos para tratar de entender el resultado de mi pequeña encuesta, la que comentaba al inicio. Porque han sido casi calcados a los de 2013. Vamos a ello. Recuerdo la pregunta: cuales eran los últimos cuatro libros leídos, contestada por usuarios de Facebook, Twitter, Goodreads e Instagram. La participación ha sido casi idéntica en número de hombres (122) y de mujeres (124):
Lo primero que se ve es que el perfil del gráfico es muy parecido. Se ha leído a más hombres que mujeres, con una diferencia considerable, aunque el resultado es unos puntos mejor en la encuesta actual que en la de 2013 con una muestra de libros más grande. Igual que hice en 2013, he segregado los datos globales según el sexo del lector, para comparar si se cumple la tendencia. Y estos son los resultados. Segundo dato relevante: en 2018, la cifra agregada de títulos publicados ―sea ensayo, libro de texto o creación literaria― muestra una diferencia de casi el doble de ISBN registrados con autor masculino que femenino. De 55 501 libros inscritos en el registro del ISBN, el 61,6% corresponden a libros escritos por hombres (34 183) y el 32,1% a mujeres (17 801). El total no suma 100 porque hay un 6,3% que no consta. Queda claro que se publica mucho más a hombres que a mujeres, puesto que el dato de ISBN es por libros publicados. Aunque hay que hacer salvedades. En esta bolsa hay un batiburrillo de obras y yo quería centrarme en la literatura, en la ficción, que es algo ajeno al desempeño profesional ―y que es lo que me afecta más directamente―. He supuesto que es lo que definen como «creatividad literaria». Es el apartado mayoritario en el caso de las mujeres, aunque los hombres las siguen de cerca. Entre las escritoras, el 29,4% se dedica a la creación literaria; entre ellos, el 27,4%. Sin embargo, a pesar de esta casi paridad, como la cifra de publicados de uno y otro son tan distantes, siguen ganando los varones con mucha diferencia: 9300 frente a 5200 de ellas. Tres mil quinientos títulos publicados de diferencia son muchos libros de diferencia. Esto justificaría la teoría que me expuso un escritor sobre que con ese panorama es normal que se lea más a hombres, porque son más los libros publicados por ellos. La oferta es mayor y se elige solo en función de la oferta disponible, sin que medien otros factores. Siempre pensé, y así se le contesté, que ese argumento sería válido si la elección de un libro no pasara por el filtro de la conciencia. Elegimos, decidimos qué leer, y lo hacemos sin tener todos estos datos en la cabeza, por simple impulso activado por nuestras preferencias. Hasta aquí, con las cifras disponibles, ya se puede deducir que, aunque son más las mujeres que se dedican al mundo de la escritura y afines, se publica a muchísimos más hombres en el terreno de la creación literaria. Y esto nos lleva a una de las grandes preguntas: ¿hay discriminación a la hora de publicar a unos u otras? Parece ―con todo lo que este término tiene de subjetivo― que las mujeres lo tienen ―lo tenemos― más difícil. Ha habido discusiones por la formación de jurados en premios literarios, por los paneles de conferenciantes, por los premiados a lo largo de la historia, por la composición de organismos públicos afines como la Real Academia de la Lengua Española o el Instituto Cervantes.
Premiados en el Planeta y en el Cervantes de 1976 a 2020 por sexo Pero lo suyo es volver a los datos. Ya sabemos que las mujeres son mayoría (discreta) en este sector, si puede llamarse así, y que se publican más títulos de hombres. En los datos de lo que leemos las mujeres, lo sorprendente ha sido que los resultados de 2021 son clavados a los de 2013. Las lecturas se dividen casi por igual entre autores y autoras. Parece que no discriminan o no vemos menos interesante lo que se escribe en función de quién lo escribe. O en realidad estamos discriminando al hacer un esfuerzo por encontrar libros de mujeres, aunque se publiquen menos, como me dijo algún colega, y de esa forma en realidad estamos «marginando» a los escritores. En el caso de a quién leen los hombres, ha sido una alegría ver que la diferencia entre autores y autoras se ha reducido, pero la brecha sigue siendo muy amplia. Quiero creer que los esfuerzos por visibilizarnos y las polémicas más o menos afortunadas han influido, y que a su vez el triunfo de algunas autoras ha eliminado telarañas inconscientes (porque son muy pocos, afortunadamente, los que discriminan de forma consciente). En su día no fue agradable oír lo que opinaban aquellos compañeros sobre la literatura escrita por mujeres; tampoco lo es sentir la condescendencia, mucha, incluso el paternalismo de algún compañero (que además estaba en proyecto porque todavía no había publicado nada). Nunca he visto actitudes similares en la dirección contraria. Temas muy parecidos se valoran de forma distinta en función del sexo de quien lo escriba. ¿Qué dirían de Madame Bovary, de La Regenta, de Fortunata y Jacinta o de tantas otras novelas con mujeres y su universo como protagonista, si las hubiera escrito una mujer? Si se escribe sobre la vida, los sentimientos, el descubrimiento del propio sexo o el paso a la edad adulta y el escritor es un hombre, se valora que es algo íntimo, tierno, profundo, meritorio, auténtico. Eso mismo tratado por una autora se reduce a algo femenino ―se empieza por ahí, por dejar fuera a una parte de los lectores―, y suelen seguir adjetivos como ñoño, aburrido, cosas de mujeres. Viendo todo esto, resumo mis conclusiones. Repito, las mías, cada uno que saque las suyas. Primera conclusión: Está visto que somos muchas las que queremos dedicarnos a escribir. No es que no lleguemos porque no queramos. Estar, estamos. Segunda conclusión: Si no se va a por agua no se llena el cántaro (proverbio propio). Publicar se publica, pero si no se intenta ―registrando la obra y enviándola a editoriales― el camino se cierra. Tercero: si publicar en estos días está difícil para todos, para las mujeres un poquito más. Hay que luchar el doble. Nunca vamos a ser el «bro» como muchos se jalean en redes sociales. Somos invisibles para muchos compañeros y tenemos que salir adelante solas. Mejor apoyarnos sin excluir a nadie. Cuarto: el ruido ayuda. Es importante visibilizar la situación. A quienes me están leyendo les pediría que hicieran el ejercicio de revisar los libros leídos en este año (excluyendo los clásicos, que eran varones salvo alguna excepción) y comprobaran, solo por curiosidad, cuantos estaban escritos por autoras. No necesito retroalimentación. Quinto: estamos en el camino. Si en siete años hemos recortado casi diez puntos, con un poco de suerte cuando repita la encuesta en 2025 ―si sigo en este mundo―, lo mismo hemos recortado otros diez. Sexto: Todavía falta mucho para que el panorama literario se equilibre, y donde más va a costar es en los órganos de poder que rigen este mundo: organismos oficiales, jurados de premios, organizadores de certámenes… Poner el foco sobre ello espero que ayude a avanzar. Confío en que la visibilización de la realidad ayude a que las mujeres lleguen donde quieran llegar, sin cuotas, sin favores, sin paternalismos, por sus propios méritos para que nadie tenga que cuestionar por qué llegaron ahí. Y que dentro de unos años no sea noticia, como hace unos meses, el que algunas autoras “excéntricas” ―referido a su residencia fuera de las capitales literarias de Madrid y Barcelona, otro factor que dificulta llegar al gran público― triunfen.
LA SEDUCCIÓN DE LA LECTURA Ma r i n a L o ma r , e s c r i t o r a y p r o f e s o r a e n l a Un i v e r s i d a d J a u me I , Ca s t e l l ó n. Cada libro es una excitante invitación y también un principio anticipado de remordimiento, una promesa de sensaciones, palabras, sabores y mundos y una advertencia de que no se pueden leer todos los libros que uno quisiera” Antonio Muñoz Molina (Ventanas de Manhattan) La cita de Antonio Muñoz Molina nos traslada de inmediato a la extraordinaria biblioteca imaginada por el gran Borges donde cualquier cosa, y su contraria, están consignadas. Según él, la biblioteca, una suerte de universo o paraíso, creación de un dios o del azar, existe desde la eternidad y sus estanterías laberínticas se hallan compuestas de volúmenes llenos de símbolos ortográficos combinados de forma aleatoria. Así, podríamos encontrar manuales con palabras inconexas o sinsentido en esta biblioteca que se caracteriza por su naturaleza caótica. Es más, según Borges, “basta que un libro sea posible para que exista” y, si me permiten la broma, después de leer algunos de dudosa calidad, me inclino a darle la razón. Por lo tanto, en sus estanterías se esconderían desde textos donde se repite un mismo fonema hasta variaciones y reproducciones de obras grandiosas y universales. De este modo, si retomo mi crítica a los escritos de dudosa calidad, en algún lugar de esa maravillosa biblioteca se ocultarían versiones literarias y magníficas de dichas historias. El escritor Gustavo Martín (Tan cerca del aire, 2010) compara la biblioteca infinita con la caverna de Ali Babá donde transitan lectores buscando desvelar sus misterios o, colmo de las perversiones, aniquilar la propia biblioteca. Los lectores seríamos, bajo esta perspectiva, ladrones en la caverna mítica que pretenden robar los sueños de quienes escriben, o tal vez, iniciados en busca de respuestas perdidos en el inmenso laberinto de la biblioteca. Prefiero vernos como invitados de generosos anfitriones, invitados que se introducen con alegría en los recovecos de la ficción. Felices porque, en parte, la lectura nos arrastra hacia la infancia cuando leíamos llenos de admiración y de inocencia, y nos permite recuperar (en ocasiones) el mágico momento en el que cualquier aventura era posible, cualquier milagro. De este modo, la lectura, memoria de la infancia, se convierte en memoria de la felicidad, en el que cada cual bucea y extrae cuentos, relatos y leyendas, imágenes impactantes y diferentes según culturas y el lugar donde se desarrolló su infancia.
En mi caso, fue en Francia. No es extraño pues, que me nutriera de las fábulas de La Fontaine, que sufriera ante el deseo de libertad de la cabra del señor Seguin para quien la hierba siempre lucía más verde del otro lado del valle, allá en la montaña, hasta que la escaló, se enfrentó con valentía al lobo y murió (Alfonse Daudet). Pero también devoraba, como muchos niños de mi generación, las aventuras de Sherlock Holmes o de Miss Marple. Más tarde, admiré y me emocioné con los clásicos antihéroes españoles: El Quijote, El Lazarillo de Tormes o el más reciente Pedro de Tiempo de silencio (Luis Martín Santos) o con novelas impactantes como Nada de Carmen Laforet o Materia de Bretanya (1976) de Carmelina Sánchez Cutilla por mencionar a ilustres autoras. Estos personajes de ficción que se mostraron ante mí, entre otros, configuraron mi propio universo y me ayudaron a comprender mejor cuanto en él habita, porque la literatura es, además de mi propia existencia, también la de los demás. Hasta la fecha, cada libro abierto ha ampliado mis miras y como aseguraba Montesquieu “Jamás he tenido disgusto alguno que la lectura no haya disipado”. Comparto su opinión, aunque reconozco que primero es necesario elegir bien el jardín literario donde adentrarse. ¿Qué criterios seguir? ¿Son más adecuados los clásicos o los contemporáneos? ¿Hemos de centrarnos en algún género en particular, en divisiones por edades o en las recomendaciones de los críticos literarios? El mundo de los clásicos ya no es el nuestro, aunque conviene sumergirse en sus historias o, mejor dicho, elevarse al visitarlas de vez en cuando. En cuanto al mundo de la paraliteratura donde se inscriben la novela negra, la ciencia ficción, la romántica, el espionaje o las aventuras, entre otras, quizá abarque esferas demasiado vastas para poder entregarnos a todas ellas con el mismo entusiasmo. De algún modo, tal vez nos sentimos atraídos irremisiblemente hacia un texto en particular, un autor, un género o un movimiento porque nos habla un lenguaje más cercano o quizá porque nos descubra mejor a nosotros mismos. Eso creía Proust: En realidad, cada lector se lee a sí mismo cuando lee. La obra de un escritor se transforma en un mero instrumento óptico ofrecido al lector para permitirle descifrar lo que quizá sin el libro no hubiera sabido ver en sí mismo. Robamos al leer el sueño de quien escribe, y muchos libros nos roban el sueño. Mantenemos pues una estrecha relación de reciprocidad con las obras, nos alimentamos de ellas, aprendemos actitudes, comportamientos, normas e ideas, hasta logramos reconocer y poner nombre a sentimientos que nos perturban. Más aún, los textos responden a multitudes de preguntas, las hayamos buscado con anterioridad o no. Quizá todo lo contrario. Quizá, las obras más fascinantes no ofrezcan respuestas sino preguntas.
BIBLIOTECA Leer un autor en su idioma es el fruto del ahínco personal. Si a Cervantes me acerqué arrodillada a Javier Marías lo hice con humildad y asombro recibiendo CORAZÓN un regalo lleno de sorprendentes maravillas. Entre el ramo precioso de sus libros me encanta señalar a los amigos de Casa Cultura y a los aficionados lectores " Corazón tan blanco”. TAN BLANCO El aprecio a este autor tan profundo y peculiar me ha empujado a reflexionar sobre circunstancias de mi vida y comprender el porqué de algunas acciones y reacciones y además el privilegio, pasando páginas, de encontrar situaciones “normales” presentadas de manera nueva, encantadora y sorprendente. Marías introduce en su mundo de sentimientos, pasiones, crisis de valores de An n a ma r i a Pi a n e z z i , nuestra cultura occidental con mano segura, conocimiento extraordinario del alma humana. El autor tiene la capacidad de hurgar con hondura en la bibliotecaria, escritora y personalidad y en los pensamientos y describir los hechos que, a veces, te a l u mn a d e Ca s a Cu l t u r a preguntas si estará hablando contigo misma. Sus escritos, limpios e inequívocos dejan huella, empezando por la primera frase del libro: “ No he querido saber, pero he sabido...” De ahí todo el encanto del castellano está por desvelar… Javier Marías un gran escritor.
NOVEDADES AUNQUE TODO SE ACABE Miguel Pasquau Liaño Una bala atravesó su nombre, otra al hombre. Una vida y dos muertes. ¿Puede alguien vivir perseguido por haberse asesinado a sí mismo? París, años 70. Después de la excitación del mayo del 68, Gabrielle Lenoir parece resignada a una vida de investigadora universitaria con un futuro en línea recta. Pero todo se vuelve a abrir en espirales y laberintos cuando se cruza con Martín Godoy, un andaluz de estirpe campesina y anarquista y formación en un colegio popular de los jesuitas, que acaba de llegar al París más alegre escapando de una España todavía encapotada por un franquismo declinante, al que solo le queda el recurso de la represión. Ella jardín de riego y él olivar de secano. Convencidos los dos de que sin conflicto gana siempre la costumbre de la injusticia, se implican en operaciones que van más allá del objetivo general de provocar un cambio de régimen político. Una vida en los límites. Un amor impetuoso que se tropieza con exilios y malentendidos y con una trama política y policial en la que se conjugan razones de Estado con afanes inconfesables. De fondo, una canción: All Things Must Pass, de Harrison, que invita a vivir sin miedo a que todo se acabe.
Miguel Pasquau Liaño (Úbeda), es catedrático de Derecho Civil en la Universidad de Granada y escritor. Magistrado de la sala de lo civil y penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, es fundador y director del Foro de Análisis de Jurisprudencia de los órganos judiciales de Granada. Finalista de la XXII edición del Premio Jaén de novela con “Cuando siempre era verano”(2015), autor de “Recuerda que yo no existo” (2014) y “Casa Luna” (2016). Acaba de publicar su última novela “Aunque todo se acabe”, y hemos hablado de ella con él: -Miguel, ¿por qué escribir? En mi caso, por afición y por imitación. Mi padre, Juan Pasquau, era escritor, y a mí me fascinaba oírle teclear con la Hispano Olivetti en su despacho por las tardes y ver que eso se convertía unos días después en un artículo de periódico. Y luego está el impulso de comunicar, de contar historias, de transmitir ideas o emociones. Escribir es también una manera de desordenar tu vida, agitarla en una coctelera y provocar que aparezcan historias y ocurran cosas que se quedaron en las puertas de la realidad. -“Aunque todo se acabe” parte de tu querida tierra, Úbeda, y la trama se desarrollará cronológicamente en los años de la pre-transición, transición y la pos-transición: ¿Cómo explicar al público que te sigue fuera de España la influencia de estos años en el pensamiento y desarrollo del pueblo español? Aquella época fue una encrucijada, y en las encrucijadas se juega el destino. Hay que elegir, y había que hacerlo en un entorno de conflicto: los cambios eran inevitables, pero unos apostaban por la mayor continuidad posible, y otros por cerrar del todo un paréntesis anómalo de la historia. La “anomalía” de un régimen autoritario se cerró, pero desde dentro no es fácil identificar qué inercias, qué secuelas, nos han quedado. Desde fuera quizás tenéis mejor perspectiva. -¿Dónde colocar tu novela?, porque en ella hay elementos policiacos; suspense, misterio…todo ello dentro de una gran historia de amor. No es una novela policiaca trepidante sobre investigación de crímenes, aunque hay policía y hay crímenes. Es verdad que el personaje principal está marcado por ambigüedades y malentendidos que condicionaron su vida y su muerte, y en la novela se va alimentando una intriga contenida alrededor de una verdad oculta. Pero yo diría que es una novela “de personajes”, ambientada en un momento concreto peculiar. ¿Es una novela de amor? No lo sé. Hay, desde luego, un amor descomunal que “humedece” la historia y la aleja de una crónica de época.
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