Recordando al Instituto de Reformas Sociales

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Recordando al Instituto de
Reformas Sociales *

                                                                                   ADOLFO POSADA

                             I                                 cia el 20, Buylla y yo nos encontramos en la

F
                                                               calle, en Oviedo, uno en busca del otro, para
        ué en la segunda quincena del mes                      leernos sendas cartas del Sr. Moret, en las
        de abril de 1904. Adolfo Buylla y yo,                  que nos daba cuenta de sus intervenciones
        que habíamos sido llamados en 1902                     –para nosotros tan honrosas– y propósitos,
por nuestro ilustre amigo D. José Canalejas                    en relación con nuestra colaboración en el
para ayudarle, con Luis Morote, en la noble                    Instituto de Reformas Sociales, que comen-
empresa de organizar una Dirección u Ofici-                    zara a funcionar con todos sus elementos cor-
na, que al fin decidió se llamaría Instituto                   porativos. El Sr. Moret nos obligaba de modo
del Trabajo1, no teníamos del Instituto de Re-                 muy agradable para nosotros, recordando
formas Sociales otras noticias, entonces, que                  nuestra colaboración en el intento de Cana-
el Decreto de su creación, aparte algunas in-                  lejas.«Empiezo esta carta, me decía, recor-
dicaciones que sobre su futuro funcionamien-                   dándole, para justificarla, aquellos días de
to me hiciera en León, en el mes de enero an-                  hace dos años en que nos ocupábamos en or-
terior, nuestro D. Gumersindo de Azcárate.                     ganizar el «Instituto del Trabajo», que enton-
Como en aquellos días la Prensa anunciara                      ces preparaba el Sr. Canalejas. Ya conoce us-
que el insigne profesor había dimitido, por                    ted las alternativas que aquella noble idea
motivos de delicadeza, la presidencia del Ins-                 ha tenido hasta los momentos actuales, en
tituto, ningún valor podían tener las indica-                  que el Instituto de Reformas Sociales se ha
ciones de D. Gumersindo. Nos hallábamos,                       organizado, por medio de un Reglamento, del
pues, los dos Adolfos –inseparables amigos                     cual remito al Sr. Buylla dos ejemplares, pa-
hasta que la muerte rompió cruelmente el la-                   ra que le entregue uno de ellos ...». El Sr. Mo-
zo cariñoso–, nos hallábamos, digo, bien aje-                  ret presidía entonces, como ex Ministro más
nos a las gestiones que se hacían en Madrid                    antiguo de los que actuaban en el Instituto,
para organizar la nueva institución. Pues                      la nueva institución, por haber presentado
bien: un día de abril del año antes citado, ha-                su dimisión Azcárate. Pero el Sr. Moret nos
                                                               decía que hablaba también en nombre de és-
                                                               te, «con quien estoy –escribía– completamen-
    * Publicado inicialmente en la Revista Internacional       te de acuerdo, y cuyas iniciativas y planes he
del Trabajo, «Informaciones Sociales», II, 2, 1930.            adoptado al ocupar interinamente la presi-
    1 Acerca de esta campaña de verdadera iniciación
                                                               dencia, en la cual espero verle de nuevo muy
de una Política social, fracasada por obra de la inseguri-
dad política, puede verse el libro El Instituto del Trabajo,   pronto». Como, en efecto, ocurrió. Arreglado
de BUYLLA, MOROTE y mío, con largo prólogo del Sr. CA-         el asunto, por telégrafo, como se nos rogaba,
NALEJAS (1902)                                                 el Pleno del Instituto de Reformas Sociales

                           REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
                                                                                                              17
ESTUDIOS

 aprobó las propuestas de su Consejo de Di-                    dirigiera antes la «Sección» social que creara
 rección2, en las que estábamos comprendi-                     en el Ministerio de Agricultura algún tiempo
 dos.                                                          después de abandonado el proyecto de crea-
                                                               ción del Instituto del Trabajo, en el que Buy-
    Y de ese modo nos incorporamos, en el mes                  lla y yo colaboráramos; D. Julio Puyol, como
 de abril del año de 1904, con el ilustre «Coro-               acabo de recordar, había sido el Secretario de
 nel» –entonces, y hoy General– Marvá, y el                    la Comisión de Reformas Sociales. En el nue-
 que había sido Secretario de la Comisión de                   vo Instituto, que comenzaba a funcionar en
 Reformas Sociales, D. Julio Puyol.                            mayo de 1904, se recogía el imborrable influ-
                                                               jo del espíritu inquietador y original de Cana-
                                                               lejas, que había querido convertir en función
                             II                                de gobierno orgánicamente construida la
                                                               reforma social, procurando hacer «política
    Hacía muy bien D. Segismundo Moret al                      social» mediante el Instituto del Trabajo, con
 recordar en su carta la iniciativa de Canale-                 un amplio Consejo que Canalejas se imagina-
 jas. El Instituto de Reformas Sociales –no                    ba, con clara visión del porvenir, como un
 obstante su excepcional originalidad de orga-                 futuro «Parlamento del Trabajo». Por otra
 nismo oficial, pero autónomo– era un caso de                  parte, el nuevo Instituto –el de Azcárate– uti-
 verdadera descentralización de un servicio                    lizaba la experiencia de la Comisión de Refor-
 público; no era una improvisación, ni los lla-                mas Sociales, experiencia tan rica en suges-
 mados a trabajar en las Secciones técnico-                    tiones y en prudentes iniciativas, algunas de
 administrativas, bajo el magisterio de Azcá-                  las cuales se convirtieran en leyes gracias a la
 rate, se veían por primera vez comprometidos                  eficaz intervención del ilustre repúblico D.
 en las graves y nobles tareas de estudiar y                   Eduardo Dato –recuérdense la Ley de Acci-
 preparar las intervenciones del Estado en la                  dentes del trabajo y la relativa al trabajo de la
 reforma social. El Instituto que comenzaba a                  mujer y del niño, 1900–. La tradición de la
 vivir constituía, sin duda –bien se vió–, una                 Comisión citada manteníase de modo natural
 admirable fórmula institucional, más orgáni-                  en el nuevo Instituto con el escogido núcleo de
 camente construída que la del proyecto de                     personalidades que de ella pasaron a la nue-
 Instituto del Trabajo y de más sólida estruc-                 va institución –Moret, Azcárate, Manresa,
 tura que la que había inspirado la Comisión                   Moreno Rodríguez, Hernández Iglesias,
 de Reformas Sociales. Rafael Salillas, al pro-                Maluquer, Santa María de Paredes, Salillas,
 poner el nuevo Instituto de Reformas Socia-                   Ugarte, Inchaurrandieta, Ruiz de Velasco,
 les, había tenido en cuenta todos los antece-                 Sánchez Pastor–.
 dentes que los intentos y experiencias ante-
 riores le ofrecían, utilizándolos con acierto y                  Hubo quienes desde el primer momento
 eficacia.                                                     advirtieron una injusta preterición. Creían
                                                               que al constituirse el organismo de la reforma
    Presidido por Moret, interinamente, y al                   social y de la política social no podía olvidarse
 fin por Azcárate, rodeárase éste –fue su esen-                a Canalejas. El Instituto de Reformas Socia-
 cial empeño– de funcionarios o auxiliares que                 les es seguro que no se habría constituido en
 habían tenido alguna intervención en las ini-                 la forma que lo fue sin el precedente, mejor,
 ciativas anteriores. En efecto, D. José Marvá                 sin la fuerte y decisiva sugestión del Instituto
                                                               del Trabajo. Y no por motivos de índole subje-
     2 Formábanlo entonces dos delegados obreros,              tiva o de vanagloria, la preterición produjo,
 Sres. GÓMEZ LATORRE y LARGO CABALLERO, y los Sres. MO-        más que molestia, pena, a Canalejas, quien
 RET, Presidente; HERNÁNDEZ IGLESIAS, S ALILLAS , S ANTA MA-   nos decía en aquellos días a Buylla y a mí:
 RÍA DE PAREDES e INCHAURRANDIETA.                             «Constituye para mí, en cierto modo, un ver-

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ADOLFO POSADA

dadero desagravio de injustas pretericiones        puestas al Gobierno; 2.º, cuidar de la ejecu-
la invitación del Instituto de Reformas Socia-     ción de las leyes del trabajo: lo que le autori-
les, de que ustedes me dan cariñosa cuenta».       zaba para organizar, como lo hizo, y su obra
Por fortuna para el nuevo Instituto, la injus-     en este punto se mantiene, los servicios de
ta preterición fue reparada.                       inspección y de estadística; 3.º, favorecer la
                                                   acción social y gubernativa en beneficio de la
                                                   mejora o bienestar de la clase obrera, para lo
                      III                          cual se le reconocía, no sólo la asesoría que en
                                                   cada caso pudiera ofrecer, en virtud de su
   Hablemos ahora de la organización del           experiencia acumulada, sino que se le facul-
Instituto de Reformas Sociales, en sus dos         taba para actuar, directa o indirectamente,
etapas, hasta la transformación de 1919 y          como mediador siempre que fuere posible,
después... Luego diremos algo de su espíritu,      sea para prevenir los conflictos del trabajo,
para considerar, por fin, su obra:                 sea para resolverlos, conciliando los intereses
                                                   encontrados.

               Organización                           En la organización inicial del Instituto, tal
                                                   como se estableció en el Reglamento de 15 de
   La organización del Instituto, teniendo en      agosto de 1903, en consonancia con el Real
cuenta el momento en que se elabora –1903-         Decreto de creación, de 23 de abril del mismo
1904–, revestía, sin duda, verdadera origina-      año, se realizaba una feliz combinación de los
lidad; era, a mi juicio, ha sido, un acierto. El   elementos que podían y debían constituir una
Instituto, considerado sintéticamente, puede       institución de gestión de tan graves intereses
estimarse como una hermosa experiencia, no         político-sociales, institución que habría de
aprovechada ni llevada a su total rendimien-       funcionar con gran autonomía. Era la organi-
to, todo lo contrario, de la organización de un    zación del Instituto de Reformas Sociales de
servicio público por y para el Estado, enco-       análoga estructura a la que, en la Parte XIII
mendando éste la función del servicio, o sea       del Tratado de Versalles de 1919, se había de
su gestión, a una institución autónoma, con        adoptar para la Oficina Internacional del
cierta personalidad, y a la que, con las debi-     Trabajo, de Ginebra, que dirige desde su fun-
das garantías, el Estado confiaba dicha ges-       dación M. Albert Thomas. Como la institu-
tión. He dicho antes y repito ahora que la         ción internacional de Ginebra, el fenecido
organización del Instituto de Reformas Socia-      Instituto español se desdoblaba, sin romper
les puede señalarse como un caso, aquí muy         su unidad orgánica, en un complejo elemento
típico, de descentralización por servicios, de     representativo y en una oficina técnico-admi-
que ha hablado Duguit.                             nistrativa. El elemento representativo del
                                                   Instituto, como el que se había de establecer
   En efecto, el Instituto de Reformas Socia-      en Versalles, comprendía: a) miembros
les se constituía: 1.º, por una Corporación for-   –aquí, no delegados– designados por el
mada por miembros designados por el                Gobierno, dieciocho, de treinta; b) represen-
Gobierno, en parte, y elegidos otros por las       tantes elegidos, según se disponía en el
Asociaciones obreras y patronales –treinta         Reglamento, seis por el elemento patronal y
Vocales en total–; 2.º , por las dependencias u    seis por el elemento obrero, «ambos, se decía,
oficinas propias de carácter «técnico-admi-        en la proporción de dos representantes por la
nistrativo». El Instituto así organizado tenía     gran industria, dos por la pequeña industria
por misión: 1.º preparar la legislación del tra-   y dos por la agricultura». El elemento corpo-
bajo en el más amplio sentido, con «libertad       rativo funcionaba, de análogo modo al del
de iniciativa», aunque sometiendo sus pro-         organismo internacional, o concurriendo todo

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ESTUDIOS

 el Instituto en pleno, o bien mediante un Con-     cil y complicada labor. Nos ayudaban tam-
 sejo de Dirección, formado por seis Vocales.       bién algunos entusiastas «meritorios»: así
 El Presidente del Instituto –Azcárate, duran-      comenzó a trabajar en la reforma social D.
 te catorce años– presidía el Instituto y, por      Pedro Sangro..., que un día había de desem-
 tanto, el Pleno y el Consejo de Dirección.         peñar tan dignamente las funciones de
                                                    Ministro del Trabajo, representando por tal
    Nuestra Oficina técnica estaba constituí-       manera la eficaz continuidad y la fuerza del
 da, en la organización de 1904, por la Secre-      espíritu del Instituto.
 taría general, que desempeñó siempre el Sr.
 Puyol, con sus auxiliares, y tres Secciones: la       Poco a poco, al principio, con mayor rapi-
 primera, de Legislación e información biblio-      dez unos años después, el Instituto de Refor-
 gráfica; la segunda, de Inspección, a cargo        mas Sociales fue ensanchando sus funciones
 siempre del Sr. Marvá, y la tercera, de Esta-      y su acción, incluso por provincias, bajo el
 dística, que dirigió el Sr. Buylla hasta que       magisterio del venerado Azcárate, durante
 dimitió su cargo, en 1919. A mí se me enco-        catorce años. El digno sucesor de Azcárate, el
 mendó la dirección de la Sección primera.          Sr. Vizconde de Eza, conocedor, por experien-
                                                    cia propia, de la obra, cada día más compleja,
    La autonomía del Instituto inferíase, ante      del Instituto, inspiró la reforma del mismo de
 todo, de su régimen económico. Según el ar-        1919, mediante la cual se realizaba una ver-
 tículo 147 del Reglamento de 1903, el Institu-     dadera transformación orgánica de la crea-
 to tendría su propia Caja de recursos, consis-     ción o fundación del primer Presidente: Azcá-
 tentes en la asignación anual del Estado, en       rate.
 el rendimiento de sus publicaciones y en las
 subvenciones y donativos que pudieran
 hacérsele, reconociéndosele capacidad para                                IV
 recibir por herencia, legado o donación, en
 representación del Estado, los bienes o canti-                      El espíritu
 dades que se le confiaren ..... Pero, esto apar-
 te, la autonomía se afirmaba amplísimamen-            El espíritu del Instituto: he ahí su verdade-
 te en su funcionamiento, fuera él y su perso-      ra y profunda originalidad, reflejada en la
 nal de toda jerarquía administrativa. En           organización, la que habrá alcanzado su sig-
 efecto, el Instituto, por sus órganos corporati-   nificación propia, tanto más plena, precisa-
 vos, Pleno y Consejo, dirigía su propia vida,      mente, cuanto tal organización haya logrado
 enlazada con la del Gobierno por medio de su       reflejar en su funcionamiento y en su obra,
 Presidente; nombraba todo su personal técni-       aquel espíritu.
 co-administrativo, formaba y aplicaba su pre-
 supuesto y realizaba sus diversas interven-           Este espíritu, su imperio, es, en efecto, el
 ciones libremente, en los términos, claro está,    que nos dará la explicación satisfactoria de
 de su Reglamento.                                  dos de los carácteres más salientes de la labor
                                                    y de la organización del Instituto de Refor-
    Las primeras actuaciones de nuestro Insti-      mas Sociales; a saber: a) su neutralidad fren-
 tuto realizáronse modestamente: con una            te a la política, la llamada política de partido,
 subvención por aquel primer año –1904– de          la que divide; b) la autonomía en el funciona-
 150.000 pesetas, de las cuales se devolvieron      miento de la institución, de que ya he habla-
 al Estado unas treinta mil o más, no recuerdo      do, y que debe considerarse la condición pre-
 el dato, y con los cuatro Jefes y quince auxi-     via de una neutralidad real. De modo inme-
 liares, con gratificaciones de 5.000 pesetas       diato, el espíritu del Instituto procedía en
 anuales los primeros y de 2.000 los segundos,      parte de la Comisión de Reformas Sociales,
 emprendió la nueva institución su noble, difí-     pero la significación intensa y la fuerza que a

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ADOLFO POSADA

la larga había de alcanzar en la vida política      trar los dos elementos o factores que constitu-
española, se deberá muy principalmente a la         yen el cuerpo del Estado moderno, pero que
fuerte personalidad, egregia, de su primer          con tanta dificultad se armonizan, respetán-
Presidente, D. Gumersindo de Azcárate. Sólo         dose y complementándose: el factor represen-
teniendo presente el influjo de Azcárate y su       tativo de las opiniones y de los intereses, aquí
rara, única posición en la política, podrá          de los patronos y de los obreros y de los ele-
explicarse, hecho capital, que siendo el maes-      mentos sociales y políticos, y el elemento téc-
tro un republicano militante, jefe en ocasio-       nico, o sea las exigencias técnicas de todo ser-
nes de la minoría republicana del Congreso          vicio. La Corporación de los treinta miem-
de los Diputados, haya, sin embargo, sido           bros, que en 1904 formaban el elemento
constantemente respetado como personali-            representativo, con ciertas delegaciones
dad casi sagrada para todos, salvo para algún       ministeriales, estaba integrada por Vocales
desdichado, por todos los Gobiernos, conser-        de nombramiento libre del Gobierno y por
vadores y liberales, en la presidencia del Ins-     Vocales elegidos por patronos y por obreros,
tituto, en cuyas manos ponía el Estado la           que acudían al Instituto para defender los
acción de estudio y de posible alivio de tantos     respectivos intereses de clase. El personal de
profundos dolores sociales y de las más gra-        los servicios técnico-administrativos formaba
ves preocupaciones de orden social que la           el elemento o factor técnico, llamado a prepa-
marcha del mundo impone a los Gobiernos.            rar objetivamente los anteproyectos de leyes,
                                                    de reglamentos, de resoluciones, aportando
   Azcárate representaba, al frente de su Ins-
                                                    las informaciones necesarias de las legisla-
tituto, eso: la neutralidad política, la sereni-
                                                    ciones extranjeras, de las doctrinas y sobre la
dad política y la abstención, del criterio pasio-
                                                    situación real de aquel problema concreto
nal partidista frente al «problema social»; y
                                                    que en el caso se hubiere suscitado. La refor-
ello en un organismo de Gobierno, y político,
                                                    ma de 1919, inspirada por su Presidente de
por tanto; pero en el más noble y elevado sen-
                                                    entonces, el Vizconde de Eza, ensanchó con
tido. Pertenecía Azcárate, no obstante ser un
                                                    extraordinaria amplitud el elemento repre-
político militante, a un raro grupo de perso-
                                                    sentativo, tanto el de obreros y patronos como
nalidades españolas, entre las que se ha des-
                                                    el de nombramiento, añadiendo representa-
tacado muy en primer término D. Francisco
                                                    ciones de carácter social, institucional, de
Giner, el cual grupo aspiraba –nada de gene-
                                                    índole muy diversa: Academias, Universidad,
rosa utopía: política práctica–, aspiraba, digo,
                                                    Tribunal Supremo, Cámaras de las Cortes,
a sustraer a las luchas, a menudo envenena-
                                                    Unión General de Trabajadores, etc., etc.
das, de los partidos la consideración, el trata-
miento y, en lo posible, hasta las soluciones
de ciertos problemas, tan esenciales como
                                                                           V
delicados, de la vida nacional, esforzándose
ante todo por provocar corrientes de inteli-
                                                                       La obra
gencia y de concordia entre las representacio-
nes más opuestas de las doctrinas y de los
intereses más encontrados –v. gr., el proble-          Recuerdo como uno de los períodos de
ma de la enseñanza en sus diversos grados,          acción entusiasta de mi vida, los días..., años
problema social en todas sus manifestacio-          del magisterio social de Azcárate, en los que el
nes–.                                               insigne patricio de la Universidad y de la Polí-
                                                    tica, dedicaba con austero y ejemplar desin-
   Por otra parte, el Instituto de Reformas         terés las horas de casi todas sus tardes y de
Sociales venía a ser un ensayo, realizado con       muchas de sus noches, a la obra de la reforma
éxito excelente durante sus veinte años de          social. Desde 1904 hasta su muerte, en
vida, y encaminado a armonizar y compene-           diciembre de 1917, muerte acaecida, en rigor,

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                                                                                                   21
ESTUDIOS

 en la sala misma del Instituto, que allí perdió    Código, con el fin de ordenar y sistematizar'
 la conciencia de su vida, al sentarse ¡por últi-   la legislación del trabajo, dispersa en tantas
 ma vez! en el sillón presidencial, Azcárate        leyes y disposiciones reglamentarias.
 dedicó, durante catorce años, sus mejores
 horas a la labor del Instituto.                       Fueron años los veinte de nuestro Institu-
                                                    to de Reformas Sociales de labor intensa, rea-
    Nombrados los Jefes de los Servicios y          lizada por todos con fe y con caliente entu-
 designados sus quince auxiliares, comenza-         siasmo, y de jornadas de x horas para los cola-
 mos todos, nuestras tareas en los servicios        boradores íntimos del maestro Azcárate, y
 técnicos, guiados por el ejemplo de D. Gumer-      años para todos de preocupación constante y
 sindo, actuando en el mismo edificio del           de devoción calurosa y sincera a la obra. Pue-
 Ministerio de la Gobernación, instalados pro-      de decirse que esos íntimos vivíamos princi-
 visionalmente algunos en habitaciones allá         palmente para el Instituto, sobre todo en la
 en lo alto, que recibían la luz casi casi por el   época que yo llamo heroica, cuando, de modo
 techo, de altos ventanales, por los que en un      especial, con ocasión de la implantación del
 momento de descuido, en día de tormenta,           Descanso dominical, fue preciso luchar con-
 penetraba en abundancia el granizo hasta           tra duras y resistentes oposiciones, abiertas y
 cubrir con dura capa mesa y sillones. De allí      sordas, de los intereses que se estimaban
 pasamos al Consejo de Estado, y, por fin, nos      lesionados, y de modo general contra alarmas
 instalamos en la casa de la calle de Pontejos,     infundadas y prejuicios injustificados.
 donde, en mayo de 1924, nos sorprendió, así
 como suena, nos sorprendió la muerte...               Aludía antes a la jornada de labor en el
                                                    Instituto, ¡jornada de oficina! Aparte la nor-
    No podré seguir paso a paso la labor del        mal del personal de las Secciones, la real la
 Instituto de Reformas Sociales desde su crea-      dictaban las circunstancias o las exigencias de
 ción –1904– hasta su supresión –1924–. Se          cada momento a los colaboradores íntimos del
 necesitaría un libro de centenares de páginas      maestro-Presidente. No una vez, muchas,
 de letra menuda. Mi Sección comenzó a fun-         Azcárate, que desempeñaba su cargo con
 cionar preparando un proyecto de Ley sobre         soberano desinterés, como un honor, en
 Sindicatos agrícolas –véase la Ley de 28 de        homenaje a la Nación, Azcárate y algunos de
 enero de 1906– y estudiando detenidamente          los íntimos –Marvá, Buylla, Puyol...–, des-
 la reforma de la Ley de Accidentes del traba-      pués de la labor de la tarde, prolongaban el
 jo de 1900, propuesta su reforma por la repre-     trabajo por la noche, retirándose a veces
 sentación obrera –véase la Ley de Accidentes       Azcárate pasada la una, gallardamente, y
 del trabajo reformada de 1922–. Convertida         satisfecho el hombre ejemplar que tan frater-
 mi Sección en Dirección de Legislación y           nalmente y con su ejemplo nos dirigía a todos.
 Acción Social en 1919, merced a la transfor-       Interveníamos –recuerdo inolvidable–, en
 mación del Instituto inspirada por el Vizcon-      cierta ocasión, como árbitros de una de las
 de de Eza, terminaron las labores iniciadas        más graves huelgas que en España se han
 en 1904 cuando estudiábamos el problema de         producido: al decidir sobre determinada
 la sindicación obrera, que se pretendía con-       reclamación obrera, que los árbitros apoyába-
 vertir en obligatoria por algunos elementos,       mos, la representación patronal accedió a lo
 especialmente catalanes, y el de la organiza-      propuesto, después de larga discusión, decla-
 ción de Comités paritarios, que se conceptua-      rando que lo hacían así como merecido home-
 ba por muchos de verdadera institución de          naje al ilustre patricio, al venerable anciano
 paz social. Esto aparte, y en suspenso tales       que nos presidía y nos daba de tan admirable
 estudios, cuando nos sorprendió la muerte          modo aquel ejemplo de asistencia cívica.
 del Instituto trabajábamos con cierta intensi-     ¡Eran las cuatro de la madrugada! ¡Y las labo-
 dad en la preparación de un anteproyecto de        res, agrias a veces, de la famosa huelga ferro-

        REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
22
ADOLFO POSADA

viaria de 1916, cuando la autoridad de Azcá-        Sobre reconocimiento de la personalidad
rate hizo que unánimemente se aceptara el        de las Asociaciones obreras en las empresas
reconocimiento de la personalidad de las Aso-    de servicios públicos.
ciaciones obreras en las empresas concesio-
narias de servicios públicos!... ¡Muchas pági-     Sobre contrato de trabajo, que fue una de
nas tendría que llenar si me propusiera recor-   nuestras últimas colaboraciones...
dar algunas de las intervenciones eficaces de       Nada mejor ni más expresivo para que
Azcárate, y reveladoras de la manera como él     pueda apreciarse cómo hubo de desarrollarse
desempeñaba, rodeado del afecto y del cariño     la labor o las labores del Instituto de Refor-
de todos, la presidencia del Instituto.          mas Sociales durante los veinte años de su
                                                 vida que los datos que el lector puede ver a
   Toda la legislación del trabajo, o social,
                                                 continuación:
posterior a las leyes del inolvidable Dato ya
citadas, toda se preparó en los Servicios téc-      En junio de 1904 publicamos el primer
nicos del Instituto, elaborándose los proyec-    número del Boletín; tenía éste entonces 64
tos en el Pleno o en el Consejo del mismo: de    páginas, formando los de aquel primer año un
él recibió el Gobierno, que ahora yo recuerde,   tomo de 964 páginas; pocos años después, el
los proyectos siguientes:                        tomo anual alcanzaba más de mil págínas
                                                 –1.452 en 1910–; cuando desapareció el Bole-
  Sobre Sindicatos Agrícolas y sobre Pósitos.
                                                 tín se publicaban dos tomos en el año, uno de
   El de reforma de la Ley de Accidentes del     los cuales, en el año 1924, tenía 1.743 pági-
trabajo y el de aplicación de dicha Ley a las    nas. El Instituto dedicó especial atención a
faenas agrícolas.                                las publicaciones: son quizá su mejor argu-
                                                 mento, pues en ellas se manifiesta de modo
   La reglamentación del Descanso domini-        indubitable la intensidad y variedad de sus
cal.                                             tareas. La preparación de todo proyecto de
                                                 Ley suponía casi siempre una previa infor-
   Los de las reformas de la Ley sobre trabajo
                                                 mación de hechos, legislativa y bibliográfica,
de la mujer y del niño, trabajo nocturno de la
                                                 y el oportuno razonamiento, formando con
mujer, y de la Ley llamada de la Silla.
                                                 todo gruesos volúmenes. El Instituto, al desa-
   El de reforma de la legislación de Tribuna-   parecer bajo el Directorio militar y sin previo
les industriales.                                aviso, podía presentar una colección de más
                                                 de trescientas publicaciones –libros y folle-
  El del trabajo en las minas.                   tos–, sin contar el Boletín, habiendo distribui-
                                                 do seguramente unos quinientos o seiscientos
  Otro sobre la jornada mercantil.               mil ejemplares de ellas. Otra indicación inte-
                                                 resante de la actividad del Instituto nos la
   El de reglamentación del trabajo en la
                                                 ofrece la marcha del que llamábamos «Servi-
industria textil, y otros más:
                                                 cio bibliográfico». Cuando la Sección se hizo
  Sobre el trabajo a domicilio.                  cargo de los «libros» que a su disposición se
                                                 ponían no pasarían mucho éstos de los «cua-
   Sobre el trabajo nocturno en la industria     renta volúmenes» –1904–; al verme obligado,
de la panificación.                              en 1924, a dejar el Servicio..., la Biblioteca del
                                                 Instituto pasaba de treinta mil volúmenes y
  Sobre casas baratas.
                                                 recibía por cambio y suscripción unas tres-
  Sobre inspección del trabajo.                  cientas revistas. El éxito público de la Biblio-
                                                 teca se demuestra con sólo recordar que, en el
  Sobre jornada de ocho horas.                   año 1904, la utilizaron 26 lectores, ya en 1916

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ESTUDIOS

 se sirvieron 1.730 obras, que llegan en 1921 a     Instituto. Hallábase, no hay duda, el Institu-
 11.148. El año último de su vida pasarían          to de Reformas Sociales, a los veinte años de
 bastante, de haber sido completo, de 12.000        labor ruda y compleja, necesitado de reforma;
 los lectores.                                      quizá convenía desdoblar sus servicios, incor-
                                                    porando algunos a la administración «acti-
                                                    va», al Gobierno, e intensificando otros, siem-
                       VI                           pre bajo la tutela protectora y aislante de la
                                                    Corporación... Pero una reforma, por honda
    La historia, la breve historia del Instituto    que sea, no es lo mismo que una supresión,
 de Reformas Sociales, se puede dividir en tres     para la que basta tener a mano la Gaceta. La
 períodos bien diferenciados. El primero, el        reforma del Instituto... requería, en efecto,
 mas largo, lo constituye la presidencia de         estudio sereno y meditado, y requería ade-
 Azcárate –1904-1918–. El segundo, breve y          más proceder con los miramientos que el
 crítico, sería el de la presidencia del Sr. Viz-   gobernante debe tener con las instituciones
 conde de Eza, gran colaborador en la presi-        de arraigo que ha de utilizar... que ha de uti-
 dencia de Azcárate, como uno de los Vocales        lizar y que no se improvisan...; requería, por
 más devotos y entusiastas. Por eso, sin duda,      fin, la reforma eficaz del Instituto el arte
 fue indicado por D. Gumersindo para Vice-          exquisito del político para saber aprovechar
 presidente del Instituto cuando el maestro         con eficacia una organización corporativa y
 sentía que le iban faltando las energías. La       técnica de tradición y de espíritu, constituida
 presidencia del Vizconde de Eza se destaca,        ya, a los veinte años de vida honrosa, con
 de un lado, por la intervención en la primera      indiscutida personalidad.
 Conferencia internacional del Trabajo de la
 Sociedad de las Naciones –1919–y por la               Pero .....
 reforma del Instituto, tanto en su parte cor-         Ya entrada la noche –una hermosa noche
 porativa como en los Servicios técnicos.           de mayo del año 1924–, uno de mis más ínti-
 Ampliaba el Decreto, por el Presidente inspi-      mos y queridos colaboradores, formado allí, en
 rado, las representaciones corporativas,           el Instituto, entusiasta de su obra, y llamado,
 haciendo éstas más variadas y mucho más            años después, a salvar o a renovar, desde el
 numerosas las de patronos y obreros. De no         sillón del Ministerio del Trabajo, lo de más
 haberlo impedido las circunstancias, es decir,     valor de una institución, su espíritu, me
 de haber podido funcionar algunos años más         hablaba por teléfono de una noticia relativa al
 el nuevo Instituto, la Corporación en pleno        Instituto, que acababa de leer en la Prensa, Yo
 podría haber sido algo así como aquel Parla-       nada sabía: no había visto periódicos. Enton-
 mento del Trabajo que, según antes indicaba,       ces mi buen amigo Sangro me leyó la noticia a
 intentaba organizar Canalejas en el Instituto      que se refería, y, a mi juicio, tan clara y termi-
 del Trabajo. El último período del Instituto de    nante como una esquela de defunción. Y aque-
 Reformas Sociales, de acentuada crisis, pero       lla tarde trabajáramos, como de costumbre, en
 de crecimiento, no de agotamiento, llega has-      nuestra oficina, sin que nada nos hiciera pre-
 ta su destrucción, en 1924, y funciona el Ins-     sumir que el Instituto agonizaba...
 tituto bajo la presidencia, de hecho, del bene-
 mérito magistrado D. Víctor Covián, y luego           Muerto el Instituto, su personal fue incor-
 bajo la del Sr. Conde de Lizarraga, con los        porado al Ministerio del Trabajo. Razones
 Sres. Pedregal y Rodríguez de Viguri como          sentimentales y políticas me impidieron
 Vicepresidentes, el primero hasta el 15 ó el 16    aceptar los insistentes ofrecimientos que
 de septiembre de 1923. Pocos años antes, el        entonces se me hicieron; y con verdadera y
 Sr. Dato había creado el Ministerio del Tra-       profunda pena me vi obligado a separarme de
 bajo, acentuando con tal medida la crisis del      tantos queridos compañeros, con algunos de

        REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
24
ADOLFO POSADA

los cuales conviviera los veinte años del Insti-   obra y que alguna vez se intentaría, si no res-
tuto. Y al alejarme de él me consolaba pen-        taurarlo como institución, cosa acaso imposi-
sando que algún día se haría justicia a su         ble, al menos restaurar su espíritu.

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