Sebastián Francisco de Miranda: "El Libertador de Libertadores"

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Sebastián Francisco de Miranda: “El Libertador de Libertadores”
Germán Augusto Morillo Villasmil

SEBASTIÁN FRANCISCO DE MIRANDA, EL GENERALÍSIMO Y MÁS UNIVERSAL DE LOS
HIJOS DE ESTE CONTINENTE, DE QUIEN DIJO EL HISTORIADOR ECUATORIANO ALBERTO
RUMAZO GONZALEZ: “FUE EL UNICO LIBERTADOR DE LIBERTADORES” CONOCIDO EN LA
HISTORIA DEL MUNDO.-

A éste venezolano insigne, el mas universal de los americanos de toda la historia del Nuevo
Mundo, a su personalidad, su obra y sobre todo a su proyecto de Republica Grande, Unida y
Poderosa, como él concibió La Gran Colombia, es preciso seguir conociéndolo y divulgándolo; no
solamente en nuestro entorno patrio, donde poco se le percibe, sino en todos los continentes, en el
inmenso Mundo que fue su escenario de lucha y confrontación revolucionaria incansable.

A pesar de haber sido un hombre supremamente ordenado y un personaje que dejó escrita toda su
vida y proyectos político-revolucionarios en el diario que hoy son sus Memorias muy interesantes,
¡aun hoy¡ se desconoce en mucho su apasionante vivir. Esas Memorias, no han logrado traducirse
y conocerse en su totalidad. Muchos son sus trabajos inéditos y muchos mas los otros perdidos en
el silencio y aunque los libros de investigación publicados sobre él rebasan los Mil Títulos,
compilados en el registro bibliohemerográfico del investigador-historiador David Chacón Rodríguez,
aun nos falta mucho por descubrir sobre éste descomunal ciudadano del mundo. Cuando digo que
sus memorias no han logrado traducirse, ni exagero ni miento, porque muchos fueron los pasajes
escritos por Miranda, en los varios idiomas que dominaba, a manera, posiblemente, de
perfeccionamiento y práctica; deducimos atrevidamente el por que escribió tanto en griego y en
latín antiguo, lenguas, especialmente esta última muy difíciles de traducir, como sabemos, quienes
hemos intentado abrazarlas.

Pero los capítulos y pasajes más importantes de la vida del Gran Maestro y lo que me motiva más
tiempo y espacio es su extensa acción como ideólogo y activista de la revolución emancipadora de
toda América Latina. Porque revolución fue la que Miranda practicó sin miedo ni temores, ni a su
ejecutoria, ni al término, como se le tuvo ayer y como le tienen hoy los enemigos y opositores de
éste proceso que fueron y siguen siendo los oligarcas y poderosos de la tierra, quienes con poder
e inconciencia han moldeado imperios.

Su insistencia en un cambio y transformaciones radicales, han logrado propiciar la instauración de
una perfecta revolución, seguramente, la más avanzada hasta ahora. Siempre que se busque
cambiar y transformar lo existente se está revolucionando. Y esos cambios ejercidos en ésta
América Hispana quien los inició fue aquel caraqueño sin igual. Ningún otro ni antes ni después
tuvo una visión más clara y hermosa que la propuesta por Miranda y como constancia y aval de tal
búsqueda y de todo aquello, hermoso y posible proyecto, nos dejó sus memorias, las que hoy
podemos conocer. También es necesario referir, para entrar de lleno en la materia, que toda
revolución aún siendo pacífica, es precedida por una conspiración y al conspirador los enemigos
del proceso lo presentaran como un vulgar delincuente que arremete contra el estado o el gobierno
constituido, y esto es muy cierto; sin embargo habría que analizar contra cual gobierno constituido
o estado disfrazado de legalidad es que arremete. En tal sentido se puede afirmar que Miranda fue
el primer subversivo del edén americano, su reacción primera fue rebelarse contra la injusticia, el
atropello y la barbarie colonial y en estos casos, no pudo haber acción mas emotiva, romántica y
satisfactoria que la de conspirar. Posiblemente esa alta dosis de emotividad romántica sea su
principal componente, quien sostenga lo opuesto nunca ha conspirado, y toda revolución como
materialización activa que busca la superación perfecta de un ideal de sublime grandeza, no podrá
carecer jamás de esa elevada dosis de romanticismo como uno de los elementos que mas
destacadamente la identifican. Por ello revolución que no sea romántica pierde su componente
esencial y su emotividad alejándose del concepto ideal que la identifica. De allí que haya de
aceptarse que Romanticismo existe cuando se crea o produce, una transformación, una forma
nueva y distinta en el proceder no sujeta en nada a lo conocido o practicado, Miranda fue un
Romántico permanente.

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Sin duda alguna hoy podemos sostener que Miranda fue el iniciador y creador de la revolución
continental y es el primer revolucionario, posiblemente del mundo, que ideó y concibió Republicas
como la forma ideal de dirigir a los pueblos políticamente organizados.

El historiador Alfonso Rumazo González, dejó muy bien sentado históricamente si nos ceñimos a
su obra inmortal que Miranda mucho mas que un Precursor fue un “Libertador de Libertadores”
y creador de la Independencia Continental y ello, no como un teórico de la revolución como se
estiló en los movimientos posteriores ni como los muchos falsos revolucionarios que entre nosotros
en los últimos años conocemos. Yo creo que la consideración del presente político venezolano
amerita un análisis especial donde impere la sana critica y se exija también la autocrítica
indispensable sobre todo el proceso de cambios como medida de saneamiento aplicable a toda
revolución. Tal análisis, donde se debe incluir la formación ideológica de nuestras generaciones y
las primeras manifestaciones en pro de un ideal, la dejaré para un final o capitulo aparte. Por ahora
continúo con mi especulación Mirandina.

Cada día estamos más impactados por los saltos que da la historia, con sus periodos muy oscuros
y confusos, saturados de falsedades, mentiras, crímenes y tantas cosas feas y aborrecibles;
inclusive con las tantas lagunas y ocultaciones que no se sabe si por temor o conveniencia se
tergiversan y se callan.

Si nos situamos en 1.830 nos percatarnos que desde allí arrancan nuestras desgracias criollas o
domesticas, podemos decir, porque las adversidades se suscitan entre nosotros los que, hasta
entonces habíamos estado unidos en la lucha contra el Imperio Español si es que a tanta
hipocresía y falsedad ya existente se le podía llamar unión, como se destruyó el sueño mas
hermoso del Generalísimo, materializado por Bolívar, como fue creación de La Gran Colombia, se
expulsa de su patria a el Libertador, Asesinan al Gran Mariscal, Urdaneta tiene que huir y
esconderse y cuando al fin la patria se volvió un desastre ese año de 1.830… un acabose, decía
mi madre. Tan aberrantes crímenes y traiciones jamás las ha debido perdonar nuestra historia
porque hoy estamos pagando las consecuencias de tanta lenidad y a los actores de semejantes
bajezas les seguimos rindiendo pleitesía ,lo mas triste que podemos practicar lo venezolanos de
hoy.

Pero volvamos a nuestro singular personaje y a las tantas y valiosas acciones que emprendió en
bien de su pueblo y de sus compatriotas. Miranda después de salir de Cuba hacia los EE.UU.,
mantuvo sus incansables gestiones en toda Europa, sobre todo en Francia y vuelve a Inglaterra
pero no a descansar ni a pasarla cómodamente dedicado a la lectura y a la buena vida,!no¡, nada
de eso, porque ese lujo jamás fue del dinámico caraqueño. En Londres se dio a la tarea formativa
de un nuevo ideal y de una conciencia de libertad basada y animada en los principios de Libertad,
Justicia y Fraternidad y empeñado en tales búsquedas creo Cátedras y Escuelas muy bien
sustentadas, ampliamente conocidas y de las cuales hay irrefutables evidencias. Allí están
plasmadas en las paginas épicas de la historia las celebres Logias “La Gran Reunión
Americana” cuyas columnas fueron levantadas en Londres: la muy combativa “Logia de Lautaro
en Cádiz” y luego una cadena de Logias conocidas como Lautarianas originadas todas ellas de
esa Madre o Gran Logia de Cádiz que nacieron en toda América Latina, alimentadas por alumnos
ya convertidos en auténticos Maestros egresados de esos centros que como Estrellas Flamígeras
irradiaron luz y libertad a todo el nuevo mundo. Sobre los nombres de La Logia de Lautaro y sus
extensiones Lautarianas levantadas luego en Chile, en La Argentina, en el Perú, en Colombia y
otras ciudades y pueblos del Sur, irrumpe su origen en aquel del muy celebre Cacique Araucano
“Lautaro”, hazañas cantadas por Alonso de Ercilla en su famoso poema épico La Araucana y cuyas
acciones fueron contadas por O’higgins a su Maestro Miranda y demás hermanos entre las
columnas del Taller Londinense; de allá surgió el muy Americanista y enaltecedor nombre de
aquella Logia de Cádiz y de las creadas después, es esa Gran Logia de Lautaro levantada en
Cádiz, creada por sus Hermanos Masones Revolucionarios llegados de Londres ya hechos
Maestros porque para entonces Miranda después de haber escapado de Cuba, no podía entrar a
España, como veremos mas adelante.

Las Logias Masónicas eran, para aquella época, muy perseguidas, calificadas de peligrosas y ello
las convirtió en Sociedades Ultra Secretas, sobre todo en España y sus diversas Colonias donde la
Santa Inquisición jamás las permitiría. Tanto aquellas como en toda Logia Masónica se llevaba

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registro obligatorio de todo lo que allí acontecía, como hasta hoy se hace, pero para bien entender,
todo lo que en ellas sucedía, se decía o discutía, no era posible escribirlo por elemental seguridad
y resguardo, en su lugar todo se archivaba en la mente del hombre de Logia cual disco duro y
luego se relataba de boca en boca como hasta hoy se practica entre masones. Luego acá en
Caracas el mismo Miranda, cuando es traído por Bolívar en 1.810 creo la “Junta Patriótica” que
fue otra autentica Sociedad Secreta animada por los mismos principios y buscando los mismos
fines con idéntica filosofía e ideal revolucionario. De manera que hoy podemos afirmar que en
aquellas incipientes Logias de Londres y Cádiz estuvo el germen y prendió la semilla de la Gran
Revolución de todas estas comarcas del sur del Continente.

Sobre la vida del Generalísimo Sebastián Francisco de Miranda han escrito muchos historiografos,
y escribidores de panfletos e historietas y también, por supuesto, otros muy destacados y
auténticos investigadores e historiadores de renombre entre quienes hay que destacar al Dr.
Caracciolo Parra Pérez como el venezolano que mejor y mas profundamente estudió y conoció la
vida de Miranda y quien dejó estampado en su obra “Paginas de Historia” como Miranda ha sido
el prócer de toda nuestra historia sobre quien se han escrito más mentiras, a quien se le han
inventado más leyendas y creado más fantasías. Y como son conocidas esas páginas falsas sobre
la vida de un hombre de las dimensiones de Miranda, hay que enfrentarlas y debatirlas porque
distorsionan la verdad y posiblemente tienden a reducir la estatura del coloso. Otro de los grandes
escritores venezolanos que ha conocido con sabia maestría la vida y obra del inmortal Miranda es
el muy ilustre ensayista, humanista, narrador y literato de elevados relieves, Don Mariano Picón
Salas. Sin olvidar, por supuesto, las obras mas recientes: “El Miranda” de Tomas Polanco
Alcántara, “El Siglo de las Luces” visto por Francisco de Miranda de Josefina Rodríguez de
Alonso; una obra muy nueva de Carmen Bohórquez Morán, ensayista y Profesora marabina, que
por ser muy reciente aun no he logrado leer y muchísimos otros ensayos, aunque la mas completa
y monumental obra ha sido su famoso diario. Y esto nos indica que al Poderoso Hermano no solo
lo quisieron muchas mujeres sino que al parecer también lo recuerdan y admiran otras tantas.

Cuando tristemente destacamos la incultura e ignorancia que se sufre, aquí en su patria, sobre las
dimensiones alcanzadas por la figura del compatriota, hemos de reconocer que en parte es
responsabilidad nuestra, de sus amigos y hermanos, pero sobre todo, de nuestros escritores a
quienes yo, en su mayoría, considero tinterillos de la historia barata y que vemos a diario en las
paginas de la gran prensa y en las pantallas de la TV caraqueña, presentados como los
historiadores Fulano, Zutano y Mengano estando lejos de ostentar tales títulos y por supuesto en
un país como el nuestro donde la historia ha sido tan menguada y marginada, no por casualidad o
capricho, sino, porque a muchos no les conviene divulgar las verdades de la auténtica historia y
también porque a cualquier panfletista politiquero, le dicen historiador y se da por escribir
mediocres cuartillas que le endilgan a la historia. No se puede desconocer tampoco que en el país
hay dispersos por toda la geografía muy buenos ensayistas y excelentes cultores de nuestra
historia pero son desconocidos; y ello porque acontece igual que en otras disciplinas y áreas de la
cultura y del saber, como la poesía por ejemplo. Cuando la llamada gran prensa se dedica a elevar
y proyectar a un escribidor de versos, lo llaman poeta y lo dan a conocer como tal, destacándolo
entre los muy buenos, pero hay muchos otros, tan buenos y posiblemente mejores, que nadie
conoce porque su obra permanece callada. Yo siempre he puesto como muestra y lo seguiré
haciendo para darlo a conocer, el caso concreto y excepcional de Cruz Maria Salmeron Acosta, a
quien yo he llamado el poeta del mar y del azul y de quien he escrito algunos ensayos y sonetos al
considerarlo un excelso poeta sucrense de allá del humilde pueblo de Manicuare en las costas del
golfo de Cariaco; allá nació y allá se fue a morir aun muy joven y a pesar que su obra es hermosa
rayando en lo sublime, a Cruz Maria, quien escribió un soneto que inició con éste cuarteto: “Azul
de aquella cumbre tan lejana/ hacia la cual mi pensamiento vuela/ bajo la paz azul de la
mañana/ color que tantas cosas me revela”. Y termina dirigiéndose a su novia distante con éste
triste terceto: “solo me angustias cuando sufro antojos/ de besar el azul de aquellos ojos/
que nunca mas contemplaran los míos.” Pero en verdad estos auténticos valores jamás fueron
llamados a participar en certamen alguno, como tampoco se le otorgó uno de esos premios que los
diarios publicitan según les interesa. Y es necesario también reconocer que ese diario El Nacional
promocionó la poesía y el cuento cuando el célebre poeta y novelista Miguel Otero Silva fue su
propietario y director; ningún otro periódico ni estación de televisión a pesar de ganar tan grandes
sumas de dinero se ha dado a promover actividad cultural alguna, ellos prefieren otras actividades.

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Yo viví una bonita experiencia cuando estudié bachillerato por allá en los primeros años de la
década de los cincuenta y cuando se estudiaba Historia de Venezuela en el cuarto y quinto año de
Filosofía y Letras, materia muy bonita e interesante que se estudiaba muy documentada y critica,
por supuesto, y mas emocionante aun si en la cátedra fungía como profesor El Padre José
Gregorio Pérez Rojas, pocos de esos Profesores que se hacen amigos y que se recuerdan por
toda la vida por lo de buena persona, por la formación y el amor que logro sembrarnos sobre la
historia y sus actores. Ello fue allá en el muy recordado Liceo Simón Bolívar de San Cristóbal
donde hubo otros destacados docentes como Juan Tovar Guedez, Marino Ostos Flores quienes
quedaron imborrables en el recuerdo de una generación de estudiantes de muchas partes del país
y a quienes hay que recordar con gratitud y cariño.

Pero la otra historia menguada y escuálida nos dice que a Miranda lo enviaron a España a estudiar
milicia, que luego en Londres se encontró con Bolívar y Bello, que años mas tarde en 1.806 llegó a
las costas de Coro y luego a Ocumare de la costa trayendo la bandera tricolor y, para concluir,
rematan que fue hecho prisionero por Monteverde y remitido a la cárcel española de La Carraca
donde murió en 1.816. En toda ésta relación hay muchísimas fallas, otras tantas grandes mentiras
y muchos saltos y lagunas históricas escritas por quienes siempre han distorsionado la verdad o se
abstienen de decirla; y sobre todo sobre éste inmortal venezolano de quien hay muchas cosas
importantes que no se han dicho, hay muchos pasajes oscuros que es preciso aclararlos para que
en honor a la verdad y como un sincero y póstumo homenaje al “Libertador de Libertadores”
pueda ser apreciado en sus justas dimensiones.

Se dan los casos muy singulares y concretos sobre los que son muy pocos quienes destacan como
Miranda, cuando ingresa a su patria por las costas de Ocumare, trae como proyecto de cultura y
conocimientos una imprenta que fue donde luego se editó La Gaceta de Caracas; propósito éste
sumamente interesante, una manifestación de avanzada cultural. Hoy entendemos que uno de los
postulados primarios de toda revolución es el fomento y ampliación de la Cultura de los pueblos
porque no hay revolución sin cultura. Imposible que revolución alguna surja de la ignorancia. Lo
que tampoco se divulga y posiblemente se ignore es que el nombre de Colombia como pueblo y
luego Republica, como se llama hoy a la Nación hermana, se le debe a Miranda y ello por ese
mismo desconocimiento que aun tenemos de su Gran Proyecto Político. Sería muy bueno
averiguar cual fue su contenido y hasta donde aspiró llegar El Generalísimo con su basto proyecto
al cual le dio él tan extraño nombre de COLOMBEIA.

Raro es y sigue siendo ese nombre un tanto helénico de Colombeia, y muy desconocido también,
pero sabio y descomunal en su contenido y espíritu concebido por Miranda, para cuando se diera
el triunfo esperado de la independencia y libertad no de Venezuela solamente, sino que
contemplaba la unión de América Hispana toda, libre y poderosa aglutinara a las que habían sido
colonias españolas; esa era la medula existencial de su hermosa Colombia. Pero, no obstante a lo
que hoy conocemos sobre La Gran Colombia, la idea de Miranda se extendía aun más, y es lo que
muchos ignoran. Miranda ideo un extenso territorio integrado desde el Misissipi hasta el Cabo de
Hornos, idealizó una Republica de estructura Monárquica con un poder político administrativo muy
bien definido donde se combinaban un concepto muy amplio del mundo con integración y
principios muy autóctonos, muy criollos, muy nuestros. “La fuerza como aliada inseparada del
poder y unida a la justicia ya era una visualización jurídica y filosófica, por aquello de que la
justicia sin la fuerza siempre ha sido la impotencia. Por ello insistía en lo inevitable para
todo pueblo que aspirara la plena libertad, el asesoramiento de Filósofos que no
perseguirían otros fines como no fuera la conquista plena de las libertades…”.De manera
que a medida que pasan los siglos, Miranda se agiganta, cuando conocemos que ese mundo
amplio y total que él había conocido y analizado, del cual logró acumular tantas vivencias, que
retrató y escribió en su conocido diario, lo deja a la posteridad como un legado indiscutible
plasmado sobre catorce mil paginas estampadas en su Colombeia.

Su Colombia o Gran Proyecto contemplaba la creación de una Monarquía, pero como una
Institución política ni remotamente perecida a lo que hasta entonces se entendía como tal; la
organización nueva y autóctona propuesta por Miranda estaba presidida por un jefe supremo que
se llamaría El Inca, ese gran estado o Republica se llamaría Incanato, y lo construirían varios
Poderes. El Ejecutivo representado por El Inca nombraría los Cuestores, Ediles y Censores
encargados en conjunto de la administración publica, el desarrollo comunicacional (caminos, ríos,

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mares, lagos, etc.), el censo poblacional y la función mas interesante, que, la instrucción publica
unida a la cultura ancestral en atención a un principio que todo proceso revolucionario establece:
sin cultura no puede haber desarrollo progresivo y por consiguiente la revolución se estanca y
retrocede.

Otro poder sería el Legislativo de forma bicameral o dos Cámaras: una Alta Cámara de Caciques
que sería vitalicia y designada por el Poder Ejecutivo; la otra Cámara Baja o de los Comunes que
sería elegida por todos los ciudadanos con periodos de cinco años.

También habría una Alta Corte Nacional igualmente nombrada por el Poder Ejecutivo, luego los
jueces y los Comicios de Provincias. Estos conocimientos nos demuestran hoy día y después de
tantos años, que aquella primera Republica de 1.811 sí perseguía un objetivo preciso y concreto, sí
tenía un proyecto factible y realizable muy nuevo y también totalmente revolucionario.

La religión a practicarse sería la católica pero la jerarquía del clero no dependería de Roma por
que sería regida y administrada por un Concilio provincial en el mismo Incanato.

Un inicial acuerdo del proyecto de Miranda fue conocido como Acta de Paris, y fue firmado por un
grupo de revolucionarios americanos del sur, Pablo Olvide, el peruano José del Pozo y Sucre y el
chileno Manuel José de Salas en el año 1.797; y ese primer acuerdo de libertad e independencia
encerraba todo un cúmulo de ideas y principios que ya venían madurándose desde hacía muchos
años y esa Acta de Paris como pretendida materialización sería presentada a todos los pueblos
hispanoamericanos.

Aquella Acta contemplaba en el primer articulo de su texto como una declaración muy nueva y
revolucionaria: “Las Colonias hispanoamericanas, habiendo resuelto en su mayor parte
proclamar su independencia y asentar su libertad sobre bases inquebrantables, se dirigirá
con confianza a La Gran Bretaña, invitándola a apoyarlas en una empresa tan justa como
honorable. En efecto, si en estado de paz, y sin ninguna provocación Francia y España han
favorecido y proclamado la independencia de las colonias angloamericanas, cuya opresión
seguramente no era tan vergonzosa como la de las colonias españolas, Inglaterra no
vacilará en colaborar con la Independencia de las colonias de América Meridional, en
momentos en que se encuentra empeñada violentamente en una guerra contra Francia. Y
ésta ultima mientras alardea de reconocer la soberanía y libertad de los pueblos, no se
avergüenza de consagrar, por los Art. II y XV del Tratado de Alianza ofensiva y defensiva
con España, la esclavitud mas absoluta de casi 14 millones de habitantes; y esto con un
espíritu de exclusión tanto mas odioso, cuanto que afecta proclamar para todos los demás
pueblos de la tierra, el derecho incontestable de darse las formas de gobierno que les
parezca’’.

En éste orden continuaban diecisiete Artículos más donde se establecía lo que debía seguirse
como Proyecto Fundamental a llevarse a cabo, lo que hoy llamaremos un sueño transformado en
pesadilla pero que, indiscutiblemente, en su esencia, donde estuvieron plasmadas las bases y
fundamento de lo que vendría después. Y estas posibles realizaciones propuestas y divulgadas por
el inmortal hermano y revolucionario Sebastián Francisco de Miranda nos obligan a aclararle al
mundo, que ésta fue la primera proclama de Independencia y Libertad que conocieron todos estos
pueblos del sur del continente.

En esa Acta de Paris se expresa muy bien todo lo relativo no solamente a la conformación de
Colombia como Monarquía criolla sino que establece claramente los compromisos que asumiría la
futura Republica en medio de una amplia visión de futuro opuesta rotundamente a cualquier
posible monopolio que pudieran pretender La Gran Bretaña o los EE.UU. Se celebrarían tratados
comerciales en términos que impidieran todo posible monopolio; y en cuanto al futuro de la
integración política, de primordial importancia, figurarían los antiguos Virreinatos de México, Santa
Fé de Bogotá o Nueva Granada, del Perú y del Plata, las colonias mas relevantes de toda la
América y también participarían las Provincias de Venezuela, Ecuador y Chile, así como otras
comarcas mas pequeñas; pero para esa futura integración sería preciso y necesario esperar hasta
que se hubiera cristalizado la libertad de toda América Meridional, luego se convocaría se
convocaría una Gran Asamblea o Congreso, indudablemente Constituyente, para que los

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representantes de cada nueva Republica libre decidieran las regulaciones y disposiciones
definitivas para éste fin supremo en conjunto. Este Congreso o Gran Asamblea de América libre y
soberana propuesto por Miranda no podía ser sino el posterior Congreso Anfictiónico de Panamá al
que Bolívar convocó, trató de integrar y fue saboteado ya para entonces por el poderío del futuro
Imperio del norte y con una doctrina totalmente opuesta a la Mirandina o Bolivariana como fue la
de James Monroe, autor de la conocida doctrina que proclamaba América para ellos o para los
americanos…, pero los del norte.

Al referirme a éste momento histórico, me permito transcribir y con el permiso del buen amigo
Santiago Arconada Rodríguez, investigador, escritor y ensayista, un concepto muy suyo y también
desconocido e interesante extractado de su articulo publicado en el No 24 de la revista Question
titulado “Apuntes contra La Guerra” “Al gobierno de los EE.UU. le molestaba en grado sumo
el talante parejero con que Bolívar se refería a ellos, les irritaba profundamente su proyecto
de país con fronteras aun por descubrirse y consiguieron sin mucha dificultad tres traidores
para abortar el proyecto buscado en aquella Panamá de 1.826. Fueron esos traidores Juan
José Flores, venezolano radicado en Quito, Francisco de Paula Santander, neogranadino, y
José Antonio Páez, venezolano. Con el apoyo de esos tres generales destacados guerreros
de nuestra Independencia, La Doctrina Monroe desmembró el sueño de Bolívar
(originalmente contenido en el proyecto de Miranda) hasta que produjo los cinco países que,
según aprendimos en primaria, habían sido liberados por la espada de Bolívar: Venezuela,
Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.

Panamá no existía como Republica ya que esa fue una comarca que perteneció al territorio
colombiano hasta que en 1.903, los EE.UU. deciden participar de la construcción del canal
transoceánico en ciernes, el imperialismo norteamericano inventó a Panamá como
Republica, y también le organizo e inventó su Independencia de lo mas patriótica respecto
de la de Colombia de ese entonces, que después de haber sido La Republica de La Nueva
Granada, desde 1.830 a 1.863, cuando la Nueva Granada decide asumir el enaltecedor
nombre de Colombia.
Como vemos, la jugada la han ensayado varias veces y nunca les ha salido mal. Pero puede
ser que los tiempos estén cambiando, y que ésta vez les salga el tiro por la culata y en vez
de mas países quedemos menos: el de ellos y el de América Latina, o de Indias como fue
llamado alguna vez”.

Este comentario del amigo Arconada Rodríguez me luce muy actualizado e interesante y nadie
debe dudar que así debió suceder porque también todos conocemos hoy en día a esos tres
Generales de la Independencia a quienes sus hechos acreditan como capaces de cualquier vileza.
Así también extraña con un dejo de profundo desengaño, que en esa hoy Republica de Panamá
hayamos visto recientemente celebrando esa “nueva” y nefasta Independencia, hecho innoble y
aberrante que toda América y el Mundo presenció; a esa Presidenta ya depuesta invitando para
tales eventos y que muchos países asistieron allá para conmemorar semejante traición ante lo cual
habría que preguntarse, ¿Cuál es la Independencia que conmemoran los Panameños? O,¿ acaso
no fue Bolívar con la muy conocida Batalla de Boyacá cuando La Nueva Granada logró su
Independencia? ¡Que serviles! Es lo único que se me antoja decirles a esos panameños del
presente gobierno y a su Presidenta de actuaciones grises que ya deja ¡por fin¡ solo un sabor
amargo. Y ese nuevo país de América Latina o, de indias, como lo sugiere el escritor amigo
Santiago Arconada Rodríguez, es muy posible que se pueda lograr, si la voluntad no desmaya y
las fuerzas se aglutinan.
Volviendo a Miranda tenemos que decir, que ya para finales de ese siglo XVII la situación mundial
había dado un vuelco total, Inglaterra ya no estaba en condiciones políticas de brindar apoyo
alguno a las colonias españolas sino que muy al contrario se dio a la tarea de torpedear el proyecto
que Miranda le entregara al Ministro William Pitt y a quien le pareció sumamente interesante su
contenido y por lo que le exigió a Miranda se lo dejara para estudiarlo mejor. Al respecto, después,
comento Miranda: “Jamás tuve mas respuesta sobre el asunto del Ministro Pitt, como
tampoco recuperé aquel documento sumamente interesante”.

A partir de aquel momento la situación se hizo muy confusa para el Miranda alma y nervio de aquel
colosal proyecto, sin embargo no se rinde, como no se había rendido nunca, ni se rendiría
después. Su permanencia en Londres se le torna interesante y debe aprovecharla como solamente

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él sabia hacerlo. Su sueño y anhelo es la libertad de América, es ver nacer a su Colombia unida,
grande, libre y soberana.

A estas alturas de su vida cuando jamás se podría considerar un viejo con apenas 48 años de
edad y muy convencido también que el es el único que puede encaminar su descomunal proyecto,
organiza sus ideas cual vivero que pronto debe germinar cosechas de dignidad que calmen el dolor
de su pueblo. De él había sentenciado Napoleón el más acertado de los juicios que sobre
personaje alguno se podía lanzar: “A ese hombre le arde en el pecho el fuego sagrado del
amor a la libertad”, de manera que no era un Don Nadie y de ello el noble Caraqueño estaba
convencido. Así, persuadido de de su sagrado ideal de justicia y libertad, le agrega a sus virtudes
de hombre libre y de buenas costumbres la condición de hermandad como una virtud mas, de cuya
suma surge un nuevo adjetivo que se agregaría al diccionario mestizo de América como
Americanizad.

 Ese es el preciso momento cuando funda o levanta columnas a la gloriosa Logia La Gran Reunión
Americana, hermandad netamente revolucionaria fortalecedora de la lucha emancipadora de
América. Lo que no lograron los políticos y militares ingleses, como tampoco los franceses que
alguna vez se interesaron en la propuesta Mirandina, ni tampoco los norteamericanos con quienes
también trató sobre lo mismo, lo logró el Gran Arquitecto del Universo, porque, indudablemente, la
Emancipación Americana es obra de los apóstoles que salieron de aquellas Logias de Londres y
de Cádiz cuyo guía y asesor les iluminó el camino.

Esa célula revolucionaria que luego se extendió por toda América como una inmensa red
conspirativa tuvo como todo proceso revolucionario un Líder que lo encaminó, y ese no fue otro,
sino Sebastián Francisco de Miranda, aquel mismo caraqueño nacido en 1.750 en La Sultana del
Ávila.

En aquella gloriosa Logia La Gran Reunión Americana de Londres se estableció como juramento
cotidiano con la mano derecha sobre el Ara de la Cámara la siguiente sentencia: “Nunca
reconoceremos por gobierno legitimo de nuestra patria, sino aquel que sea elegido por la
libre y espontánea voluntad del pueblo; y siendo el sistema republicano el mas adaptable al
gobierno de las Americas, propondremos, por cuantos medios estén a nuestro alcance, a
que los pueblos se decidan por él”.

En aquel semillero de ideas y principios de Londres que Miranda comenzó a abonar en 1.798,
germinaron como buenas semillas y dieron frutos de gloria un 19 de abril de 1.810 en Caracas, un
25 de mayo de 1.810 en Buenos Aires, 20 de julio de 1.810 en Bogota y un 18 de septiembre de
1.810 en Santiago. Años después, el 22 de junio de 1.826, Bolívar convoca al Congreso
Anfictiónico de Panamá. Con una representación muy pobre donde Chile no envió representantes,
los de Bolivia tampoco llegaron, las provincias del Río de La Plata se abstuvieron, como tampoco
los envió el Brasil; los EE.UU, quienes también fueron convocados al magno evento, designaron
como su representante al Ministro “Colombiano” en Washington pero sujeto a una condición a su
favor y antojo, siempre y cuando los puntos que se trataran fueran compatibles con su neutralidad.
Neutralidad que expusieron como pretexto para oponerse al ya preparado proyecto de Bolívar en
cuanto a su expedición ya planificada para liberar a Cuba y a Puerto Rico de la dominación
española. Pero tampoco aceptaron la propuesta del Congreso Anfictiónico investido con poderes
para decidir las controversias entre los estados americanos o para regular su conducta. Ya desde
entonces quisieron imponer su voluntad y decisiones, y fue ante esa manifestación de estado
prepotente y arbitrario que el Libertador se vio en la necesidad de manifestar aquel contundente
juicio que ha quedado como un estigma de desgracia para la historia: “Los EE.UU. parecen
mandados por la Providencia para plagar de hambre y miseria a los pueblos del sur del
continente en nombre de La Libertad”, los gringos de hoy dicen en nombre de la democracia
pero siguen siendo los mismos musiúes con modernas pipas. Todo aquel hacer constante logrado
después de mas de veinte años de luchas, guerras y desvelos fue el mismo proyecto Mirandino
que él no alcanzó a presenciar pero que aun hoy está vivo en el recuerdo y en la mente de todo
éste continente. Y ese puño de espadas que anda caminando por América Latina, no es solamente
la de Bolívar, juntas andan las de Miranda, la de San Martín, la de O’Higgins, la de Sucre, la de
José Marti, la de Benito Juárez la de Urdaneta, la de Anzoátegui, la de Zamora, las de esos muy

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leales y valientes que nunca traicionaron a su patria ni falsearon los principios supremos de la
revolución que aún hoy aspiramos coronar, como debe suceder.

Miranda el Maestro y sus lecciones por más de un siglo extraviadas.-
El grado de Maestro es el mas sublime en la escala pedagógica de la vida de un hombre pero el
grado de Maestro de Libertadores sería la máxima escala que exalta la personalidad de Líder
alguno en todo el acontecer mundial; y en la docencia de la pedagogía política tal distinción es
reservada al mas destacado Maestro que crea las tesis fundamentales de la historia de los
pueblos. Un grado que lo hace merecedor de una aureola que lo identifica como un ser superior.

Sin embargo, ese desconocimiento, marginalidad y subestimación a donde muchos han pretendido
relegar al muy conocido Generalísimo no se origina en 1.812 cuando se pierde La Primera
Republica ni es producto tampoco de su forzada no participación en la guerra de nuestra
Independencia, las causas hay que desenterrarlas mucho mas atrás cuando fueron ejecutadas por
los mismos que lo calumniaron y quienes ahora lo entregan al enemigo y lo mas triste, no al
enemigo de Miranda sino a los enemigos de toda la provincia y de América entera.
¿Y quienes fueron aquellos personajes? “los mismos” del ayer distante que vejaron a su padre y
precipitaron la salida de Caracas del entonces joven Francisco 1.771. Fue la misma gente y
similares mantuanos que luego figuraron en La Primera Republica pretendiendo llamarse
revolucionarios. Esa misma Republica que intentó crear una patria pero bajo tan adversas
circunstancias y protagonistas utópicos resultó la negación del proyecto, como lo estimara Miranda,
y como producto de tal pretensión solo se logró que una “Patria Boba” como algunos la calificaron
después.

Indudablemente que todos estos motivos, unidos al gran rencor ancestral propician tantas
calamidades padecidas por la naciente republica, así como el extravío del valioso diario y de
muchos otros documentos donde estuvo plasmado todo ese proyecto de Republica Grande y de
revolución tan hermosa como necesaria para todos nuestros pueblos del sur del continente.

 O, ¿acaso la perdida o extravío de su archivo personal fue un caso fortuito producto del gran
enredo del momento? ¿O fue una situación inducida y propiciada por alguien? ¿O por quienes?
Estas son unas de las tantas interrogantes invalorables para encontrar verdades y confiscar otras
tantas calumnias levantadas contra “El Libertador de Libertadores” a quien muchos insisten en
llamar El Precursor. De suma importancia y de gran interés por conocer también, es como lograron
salvarse los interesantísimos documentos personales de Miranda, sobre todo su invalorable diario.
Páginas con las mas autenticas y genuinas memorias que lo identifican y definen en todo el
acontecer de su dinámica y extensa vida. Fue ésta su tarjeta de presentación ante el mundo, y de
manera especialmente concreta para todo el Continente que él llamó colombiano. Y todo el
proyecto que fue su Colombia, llámese su patria grande, con la intención de divulgarlo y darlo a
conocer como sus muy personales documentos, valió su memoria y recuerdos, y porque no, ¿su
inventiva?... Y a todo lo por él escrito sobre aquella su patria grande lo llamó COLOMBEIA como el
nombre de sus sueños. Se ha de entender que quienes dudaron de la integridad de Miranda
juzgándolo como traidor y ladrón son los mismos que lo entregan cual vulgar delincuente al más
criminal y vil de los esbirros peninsulares, al Capitán de Fragata Domingo de Monteverde, el mas
nefasto, abominable y falso oficial español que llegara a nuestra tierra. La mayoría de sus doce
captores y los otros escondidos en la tétrica noche, ni remotamente conocían la trayectoria de
aquel hombre que conducían a la muerte, y tampoco de su basto proyecto, y menos de lo grande
de su ideal Revolucionario, ninguno supo cuando en 1.809 dejo escrito: “Yo soy y seré
perpetuamente, acérrimo defensor de los derechos, libertades e independencia de nuestra
América, cuya honrosa causa defiendo y defenderé toda mi vida; tanto porque es justa y
necesaria para la salvación de sus desgraciados habitantes, como porque interesa además
en el día a todo el genero humano”.

Todo cuanto se diga y se publique sobre la vida y la obra de éste inmortal venezolano y sobre lo
que hoy conozcamos sobre su descomunal Colombia, que muy bien hubiera sido también nuestra,
se encuentra plasmado en su Colombeia, y no dudamos sus hermanos, en reconocer que fue obra
del Gran Arquitecto del Universo, que se lograran salvar tan monumentales documentos. Porque
en otra consideración habría que decir que fue un milagro, pero tanto para Miranda como para
nosotros, ésta causalidad es inexistente. Indudablemente que al indagar la tragedia del fin de su

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vida, sobre el extravió de sus memorias y tantas otras vicisitudes, tenemos que concluir que al
recuperarse sus documentos, diario y memorias, reivindicamos también su inmortal prestigio, su
gloria y sus aportes a la libertad de todos estos pueblos del sur del continente que hoy son
nuestras patrias.

Tengamos muy presente que durante más de cien años se ignoró la suerte del archivo de Miranda.
Durante más de un siglo se creyeron perdidos sus documentos de los cuales nunca se había
separado el Generalísimo y trajo a Caracas en 1.810 cuando fue llamado por Bolívar.

Esa nefasta tarde del 30 de julio de 1.812 su archivo fue enviado junto con su equipaje al bergantín
ingles Sapphire anclado en La Guaira, en el cual viajaría de no haberse producido la traición y
entrega al enemigo común. Hay que destacar también como información de destacada
importancia, que el Generalísimo se hizo acompañar siempre, de una persona de su extrema
confianza, ahora ese leal amigo de su entera confianza era el francés Antonio Leleux; personaje de
extraordinario valor en la salvación de los archivos de Miranda, y en cuanto a otros aportes de
elevada consideración en beneficio de la causa. Este consecuente amigo, es otro de los grandes
ignorados en las páginas de nuestra historia. Y extraña que éste ilustre desconocido desconocido
por la mayoría de los venezolanos fue el encargado de conducir sus pertenencias a bordo de aquel
barco, según le indicó su jefe amigo y según atestigua una carta publicada por José María Rojas
en el tomo XXIV de la 1ª edición del Archivo de Miranda. Esa carta especial la dirige el General
Carlos Soublette, oficial asistente del Generalísimo, al ciudadano Antonio Leleux el 30 de julio de
ese mismo año 1.812, vale decir el día desgraciado en hora muy temprana dice: “Mi querido
Leleux: el general me manda te escriba recomendándote de nuevo que sus papeles y mapas
que están en los cofres en Caracas, los empapeles bien y los hagas trasportar
inmediatamente a La Guaira y remitirlos en el bergantín Guasón (el Sapphire) que está
próximo a hacerse a la vela para Curazao; que estos los dirijas y recomiendes a La Casa
Robertson y Bella, con particular encargo para que los conserven en su poder; sería
necesario que pases tu mismo a La Guaira para que todo esto se ejecute con el mayor
arreglo y seguridad, como asunto que tanto le importa. Procederás igualmente a encajonar
los libros que quedaron en Caracas para remitirlos en otra ocasión si fuese necesario”. Este
mensaje a su asistente evidencia claramente que Miranda presentía lo que sus adversarios
estaban tramando, o ¿sería una de sus premoniciones tantas veces vividas y donde pudo haber
experimentado un especie de resignación del hombre rodeado de enemigos?

El Capitán del Buque, le exigió el abordaje esa misma noche se negó a tal exigencia y decidió
participar de esa ultima cena de la que todos los grandes hombres han participado como para
cerciorarse de la presencia de quienes habrían de traicionarlo. De Miranda, de quien tantas cosas
no se han dicho ni se han hecho, tampoco ha habido un pintor que plasme en un lienzo esa última
cena que en poco o mucho se asemeja a la muy conocida de Jesús de Nasaret. Triste y lastimoso
que estos últimos episodios de su vida no haya logrado registrarlas en su diario. Que interesante
hubiera sido que él mismo describiera tan trágicos momentos y, sobre todo hubiera identificado y
descrito a aquellos personajes que con él se sentaron en un comedor Guaireño para participar de
tan falsa tenida, y a quienes, también como Jesús y como Bolívar luego, llegaría a perdonarlos
porque no sabían lo que estaban haciendo. Esa noche el Venerable Maestro cual Hiram
americano, fue fácil presa de sus compañeros traidores, ya no para sacarle un secreto sino para
eliminarlo del equipo.

Es muy posible que en esa ultima noche a la luz de las estrellas sobre el mar y al conticinio de la
madruga, lograra describir lo sucedido en esa cena, y también es factible que tales notas las
lograra escribir y se perdieran en aquel laberinto sin poderlas agregar a su archivo distante como
se ha de suponer, o que también se apoderaran sus captores de todas sus otras pertenecías que
portaba para el momento como cosas ligeras que se llevan al viajar.

Muchas debieron ser las cosas y objetos desaparecidos por sus captores, porque la envidia, los
odios y el rencor eran tantos que así se ha de presumir. Por otra parte también hay que resaltar
que Miranda todo cuanto le interesaba, todo cuanto le pareciera raro o anormal, lo escribía, y
¿cuántas cosas no debieron parecerle anormales y muy raras esa noche en compañía de
semejantes adversarios?

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Ayer los mantuanos oligarcas criollos entregaron al mas grande hombre nacido en todo el Nuevo
Mundo al mas sanguinario de los realistas españoles y, como por mera coincidencia, la historia se
repite hoy día cuando la misma oligarquía pretende entregarnos al mas poderoso imperio de la
tierra; solo que ahora Miranda se ha hecho pueblo y ahora no es un solo el Miranda a entregar.
Son millones los Mirandas transformado en pueblo y que se ha hecho invencible.

Su asistente Leleux cumplió aquel mandato con la mayor precisión, celo y esmero sobre tan
estimado y valioso tesoro. La representación ante la historia futura de cuarenta años de nobles
acciones en todo el mundo, de sueños, proyectos y desvelos, y así como lo exigió el Generalísimo,
todos sus documentos fueron entregados a su destinatario: La Casa Robertson. Y hoy a la
distancia y después de conocer la noble acción del fiel amigo, el francés Antonio Leleux, es cuando
podemos valorar la trascendencia de éste personaje francés en momentos tan críticos y el inmenso
servicio que prestó a Miranda y al mundo posterior al salvar sus memorias.

Estaríamos muy lejos de conocer la gran importancia del Proyecto del Generalísimo de no haber
contado con su archivo, que eran muchos los interesados en que sus documentos se perdieran;
por ello debemos ser unos convencidos que al hablar y tratar sobre tan interesantes documentos
del Gigante de la Libertad, no podemos dejar de mencionar al francés Antonio Leleux con quien
éste pueblo aun está en deuda. Pero así son las cosas, y con la gratitud, la mas hermosa de las
virtudes, tampoco hemos cumplido, aunque en muchos lugares de nuestros pueblos se le han
erigido monumentos y estatuas a quienes menos lo merecen. No será un escándalo decir que allí
al lado de la Iglesia de Santa Teresa en Caracas hay una estatua a un demócrata del norte, no
inmerecida talvez, pero hay otros que deben ser los primeros.

En Maracaibo, como caso poco raro, existe una estatua en una amplia plaza que lleva el nombre
“Reina Guillermina” y yo me pregunto, ¿Qué haría esa Señora en nuestro favor? ¿En bien de
nuestro pueblo como no fuera contribuir a apoderarse del Esequibo? ¿Y de tantos otros atropellos
a muchos pueblos hermanos? Pero allí mismo en Maracaibo hay otro monumento, uno a Alonso de
Ojeda quien, supuestamente, descubrió el lago ya descubierto al decir de Eduardo Galeano en su
muy conocida obra “El Descubrimiento de América que Todavía no fue”. Este aventurero
español con una comparación burlona, sarcástica, pretendió asemejar una ranchería muy humilde
de nativos sobres estacas burdas y toscas palmas levantadas a orillas del lago, posiblemente bajo
los efectos etílicos del vino que nunca les faltaba, vieron una semejanza entre aquellos míseros
ranchos con la esplendorosa Venecia. Tan aberrante comparación dio origen a éste nombre de
Venezuela, o ¿qué burla verdad? Me pregunto yo y le pregunto a todos, y lo mas desconcertante,
que hasta ahora a nadie se le ocurrido estudiar o criticar tal acción del conquistador usurpador,
porque cambiar el nombre seria una imposible pretensión. Yo pido perdón a mis compatriotas y les
ruego me disculpen pero, sin que me quede nada por dentro, como decía Carlitos González, el
buen narrador deportivo, hubiera preferido cualquier otro nombre mas original y criollo y no se
piense que reniego de mi patria, sino del absurdo nombre y de quien nos lo respetó sin consulta ni
consideración por nadie. Nos ha gustado tanto que hasta ahora lo hemos soportado y al parecer
nos agrada. Y sobre éste nombre sin gracia ni significación hay que decir otras cosas ubiquémonos
en la ultima Asamblea Constituyente cuando legitimó el absurdo nombre al preguntarle, quizás, a la
conciencia transformadora y revolucionaria de los constituyentistas, ¿qué es Venezuela? ¿De
dónde sacaron este nombre? ¿De dónde salió este pueblo?. Nosotros, por supuesto si sabemos
quienes somos y de donde venimos, pero ¿y el resto del mundo?. Los venezolanos de esa magna
Asamblea Constituyente legitimaron tal nombre, al menos le pusieron apellido de legalidad y a
aquella Republica un tanto escueta le dieron su legítimo nombre de Bolivariana, de cuna del Gran
Libertador, para que se sepa quienes somos y de donde venimos. Pero la desgracia llegó a tales
extremos que en el muy breve reinado de Carmona y su jauría de apátridas, de un solo tajo, le
eliminaron la legalidad de su nombre y de su origen Bolivariano. ¡Que desgracia hubiéramos
sufrido si permanecemos un poquito más en semejantes manos! Y de paso les pareció un peligro
el cuadro del insigne Libertador fijando su mirada escrutadora sobre todo cuanto hacían; y de
inmediato se ordeno, por no se sabe que indigno y bastardo hijo mal habido, retirar aquella figura
que les causaba temor.

El cuadro con la figura de El Libertador fue a dar a un oscuro depósito de checheres del Palacio.

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Al haber mencionado a Eduardo Galeano y su obra, debo decir, por si es ignorado este escritor
Uruguayo, que fue él quien escribió una obra famosa y divulgada en todo éste continente, llamada
“Las Venas Abiertas de América Latina”, y que posiblemente, es su obra mas conocida. Sin
embargo para referirme a un hecho de mucha actualidad, muy criticado por las mayorías, como fue
el derribo de la estatua de Colón en los Caobos en Caracas, yo quiero referir una nota de Galeano
publicada en la pagina 119 de esa obra , “El Descubrimiento de América que Todavía no fue“ :
Hacía cuatro años que Cristóbal Colon había pisado por primera vez las playas de América,
cuando su hermano Bartolomé inauguró el Quemadero de Haitianos, para entonces nativos,
algo espantoso y también el primer genocidio brutal e inhumano practicado en tierras que
ellos desconocían. Seis indios condenados por sacrilegio, ardieron en la pira. Los indios
habían cometido sacrilegio porque habían enterrado unas estampitas de Jesucristo y otra
de La Virgen. Pero ellos las habían enterrado para que esos nuevos dioses hicieran mas
fecunda la siembra del maíz, y no tenían la menor idea de culpa por tan mortal agravio.
Ya se ha dicho que en 1.492 América fue invadida y no descubierta, porque previamente la
habían descubierto, muchos miles de años antes, los indios que la habitaban. Pero también
se podría decir que América no fue descubierta en 1.492 porque quienes la invadieron no
supieron, o no pudieron verla.

Si la vio Gonzalo Guerrero, el conquistador, y por haberla visto murió de muerte matada. Si
la vieron algunos profetas, como Bartolomé de Las Casas, Vasco de Quiroga o Bernardino
de Sahagun, y por haberla visto la amaron y fueron condenados a la soledad. Pero no vieron
a América los guerreros y los frailes, los notarios y los mercaderes que vinieron en busca de
veloz fortuna y que impusieron su religión y su cultura como verdades únicas y obligatorias.
El cristianismo, nacido entre los oprimidos de un imperio, se había vuelto instrumento de
opresión en manos de otro imperio que entraba en la historia a paso avasallante. No había,
no podía haber, otras religiones, sino supersticiones e idolatrías; toda otra cultura era mera
ignorancia. Dios y el hombre habitaban Europa; en el Nuevo Mundo moraban los demonios
y los monos. El día de la raza inauguró un ciclo de racismo que América padece todavía.
Muchos son, todavía, los que ignoran que allá por 1.537 el Papa decretó que los indios
estaban dotados de alma y razón.

Ninguna empresa imperial, ni las de antes ni las de ahora, descubre. La aventura de la
usurpación y el despojo no descubre: encubre. No revela: esconde. Para realizarse, necesita
coartadas ideológicas que conviertan la arbitrariedad en derecho.

En un trabajo reciente Miguel Rojas-Mix advertía que Atahualpa fue condenado por Pizarro
porque era culpable del delito de ser otro o, lisa y llanamente, culpable de ser. La voracidad
del oro y la plata requería una mascara que la ocultara; y así Atahualpa resultó acusado de
idolatría, poligamia e incesto, lo que equivalía a condenarlo por practicar una cultura
diferente”.

Yo he confrontado problemas con mi posición frente al llamado descubrimiento desde muy joven.
Ya en las aulas del Liceo discutía con pasión aquellas recordadas leyendas, la negra y la dorada
con respecto a lo que España nos legó, y para mi los que defendían esa leyenda rosada, estaban
mintiendo porque con semejante posición pretendían seguirnos engañando. Estaban y aun están
fuera de toda realidad americanista. Que si España nos trajo la lengua castellana, que nos inició en
el catolicismo y que hasta nos hacen participes del Siglo de Oro como herederos de aquella cultura
esplendorosa. Pero al respecto hay que decir que nunca fuimos descubiertos, porque es ahora
cuando América comienza a decubrise a si misma. ¿Que nos dieron una lengua? Eso es muy
discutible, porque ya para entonces todas nuestras tribus, todos nuestros pobladores se entendían
y comunicaban muy bien, y no solamente hablaban una lengua, sino que también la escribían. Lo
de una religión aquí sembrada a costa de sangre y crímenes, talvez no nos hacia falta aquella
creencia en otros Dios, porque también lo teníamos, y con nuestros Dioses nos entendíamos muy
bien, en paz y sin feroces castigos, como ya hemos visto y seguiremos viendo. Y si llegamos al
siglo de oro, yo considero que los mayas, los aztecas, los muiscas y tantas otras tribus con su
cultura valiosísima, fue mucho lo que aportaron a la civilización de entonces, y que aun le siguen
aportando. De manera que no nos beneficio mucho el tal descubrimiento.

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