Seguridad no es sinónimo de transparencia. Elecciones de Congreso 2014
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Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía Opiniones sobre este artículo escribanos a: semanariovirtual@viva.org.co HU UH www.viva.org.co H U Seguridad no es sinónimo de transparencia. Elecciones de Congreso 2014 Felipe Jiménez Ángel Coordinador del Observatorio de la Misión de Observación Electoral MOE – @felipeangell El proceso electoral colombiano es sombrío, gris y repleto de irregularidades, las pasadas elecciones a Congreso son un fiel reflejo de lo anterior. Desde el momento de la inscripción de cédulas hasta el proceso de escrutinio se evidenciaron conductas fraudulentas de todo tipo, que más que actos aislados son acciones que demuestran la existencia de una criminalidad electoral supremamente organizada, dirigida por estructuras políticas con capacidad de permear todas las etapas del proceso electoral. Las elecciones del pasado 9 de marzo fueron las más pacíficas de los últimos años pero a su vez unas de las más irregulares. La seguridad no es sinónimo de transparencia. El esfuerzo llevado a cabo por el gobierno en materia de seguridad no ha sido el mismo realizado para garantizar la transparencia electoral. El domingo de elecciones se registraron 10 hechos de orden público (todos de menor impacto) pero se recibieron, de acuerdo a la Misión de Observación Electoral (MOE), más de 2.000 reportes sobre delitos e irregularidades electorales, la MOE, en promedio, recibió y atendió 3 denuncias por minuto. Retrocedamos la película. Un año antes de las elecciones se dio inicio al periodo de inscripción de cédulas el cual es uno de los primeros eslabones del proceso fraudulento. En esta fase se identificaron 200 municipios con inscripciones de cédulas totalmente irregulares en donde era demasiado probable que hubiera existido “trasteo de electores” (trashumancia). El Consejo Nacional Electoral (CNE) ante esta situación argumentó, de manera equivocada, que en procesos de elección nacional (Congreso y Presidente) la trashumancia no existe. Tal fue el error de este argumento que el mismo CNE, dos semanas antes de la elección, lo modificó. La cantidad de irregularidades encontradas en la inscripción de cédulas en Barranquilla y Sabaneta (Antioquia) fueron de tal calado que el CNE terminó tumbando la zonificación en estos dos municipios. La reculada del CNE no fue por convicción, fue por obligación.
Mapa 1. 200 municipios con inscripciones de cédulas irregulares La trashumancia tiene como objetivo que una serie de electores se trasladen de un municipio a otro para votar por el candidato o el partido que los movilizó. En este sentido, en el 30% de los municipios con inscripciones de cédulas irregulares se presentaron votaciones atípicas por un partido o por un candidato, aproximadamente 6 de cada 10 votos depositados en estos municipios fueron a parar a un mismo candidato o a un mismo partido. Posterior a la inscripción vinieron otro tipo de irregularidades que están más asociadas a la dinámica política que a la manipulación de la ingeniería electoral. En concreto es posible identificar 5 grandes mecanismos que fueron puestos en marcha en la contienda electoral de 2014: i) el uso ilegal de los programas de subsidio estatal con propósitos electorales. Existen múltiples reportes de cómo, varios candidatos en zonas rurales utilizaron el programa familias en acción como plataforma de campaña, el accionar por parte de algunos candidatos fue ofrecer la continuidad de los subsidios a cambio del voto, hecho que a todas luces es ilegal y por el que actualmente varios candidatos están siendo investigados. ii) El segundo mecanismo, que se convirtió en uno de los mejores aliados de los candidatos, fue la participación indebida en política de funcionarios públicos. Muchas estructuras políticas regionales se construyen como fami- empresas electorales y de esta manera actúan. No es secreto que desde algunas gobernaciones y alcaldías se impulsaron candidatos hasta el punto de presionar a sus trabajadores y contratistas a votar por el familiar o el amigo del gobernador o del alcalde. iii) En tercer lugar y muy relacionado con lo anterior está el uso de la contratación pública como mecanismo de financiación de campañas. Un porcentaje de la mermelada proveniente tanto del gobierno central como de los gobiernos locales terminó desequilibrando la balanza de
poder a nivel regional. Este mecanismo que de por si es perverso ayuda a corroer la transparencia electoral ya que, por un lado, el Estado termina financiado las campañas a través de reposición, anticipos y contratos, y por otro, aquellos partidos o candidatos que no se estén dentro de la estructura política dominante se encuentran francamente en desventaja frente a los que sí lo están. iv) Otra de las irregularidades más frecuentes fue la masiva compra de votos. La democracia más que una fiesta se ha convertido en un mercado y la compra de votos una transacción más. El precio del voto es lo de menos, lo que preocupa es la inercia con la cual algunas autoridades abordan el tema. La compra de votos que vimos el 9 de marzo se presentó en varios empaques: en dinero efectivo, en materiales de construcción, en productos alimenticios, en prendas de vestir y se materializó en diferentes formatos: pagos a contado, a cuotas o contra producto. v) Finalmente, los anteriores mecanismos convergen en uno: el exceso de la financiación. El tope máximo de gastos por candidato estuvo, en promedio, cercano a los 700 millones, no obstante esto, algunos candidatos no tuvieron el menor reparo en invertir en su campaña cerca de 2 millones de dólares. No creo que el dinero compre consciencias pero sí creo que el dinero compra curules. Las irregularidades vistas en la inscripción y en la etapa preelectoral fueron un juego de niños en comparación a las evidenciadas el día electoral. Las inconsistencias en los formularios, los ríos y cataratas de dinero, las denuncias de fraude, la manipulación del adulto mayor, los señalamientos en contra de los jurados y testigos y la posibilidad de alteración de resultados son algunos ejemplos de lo que pasó el 9 de marzo de 2014. El día electoral tiene procedimientos bastante rudimentarios que hacen muy vulnerable el sistema. El único que se come el cuento que el fraude es imposible y que los procesos electorales son infranqueables es el Registrador. La cantidad de fugas existentes son enormes. Basta nombrar tres ejemplos: i) algunas de las inconsistencias de los formularios E-14 no parecen tan involuntarias, ii) se observó injerencia de los jurados en algunas mesas y iii) las diferencias entre el preconteo y el escrutinio en algunos municipios no necesariamente pueden deberse a errores aritméticos.
Los anteriores son solo 3 ejemplos de las posibles irregularidades ocurridas el 9 de marzo. Habrán más, muchas más. La pelota está en la cancha del CNE y la Fiscalía, es por eso que, en materia electoral, más que policías y militares, se necesitan más fiscales, más jueces y mejores investigadores con capacidad de sancionar y prevenir la criminalidad electoral. La transparencia electoral se logra con instituciones civiles, la seguridad electoral con instituciones militares. Las denuncias sobre este tipo de irregularidades provinieron de diversos actores, la OEA, la MOE, los partidos políticos y la ciudadanía electoral fueron testigos de primer orden de algunos de los hechos mencionados anteriormente. Ante esto, el Congreso y el gobierno han salido al paso con una posible reforma política que tiene como eje conductor la eliminación del voto preferente, el cual sin duda alguna incentiva el exceso de financiación, la competencia desleal al interior de los partidos y una desorganización institucional de los mismos. Las reformas electorales en los últimos años han respondido a coyunturas propias de cada elección, en 2003 nos dimos cuenta que la ingeniería institucional creada en 1991 había sido mal estructurada, en el 2009 y 2011 las reformas respondieron ante la infiltración de actores ilegales en política. Salvo lo ocurrido en 1991, las reformas electorales han sido más que integrales, parciales. Existe la posibilidad, otra vez, de diseñar una reforma política integral, esperemos que no se quede solamente en la abolición del voto preferente. En el futuro se debe pensar en la expedición de un estatuto de oposición, tarea
que ha quedado pendiente desde la promulgación de la Constitución de 1991. Es necesario reformar el actual sistema de financiación en dos vías: i) propender por una financiación netamente estatal que le permita a todos los partidos competir de igual a igual y ii) lograr hacer un seguimiento y control en tiempo real al origen, monto y destinación de todos los recursos de las campañas políticas. Los cambios institucionales no se quedan atrás. El CNE dada su composición política no puede ejercer como árbitro imparcial, un avance importante sería que los magistrados del CNE fueran electos a través de un concurso de méritos (como el del Registrador) y no a partir de negociaciones políticas. Asimismo es indispensable que el CNE y la Registraduría sean dos entidades totalmente separadas, el CNE hoy es un apéndice de la Registraduría, no cuenta con autonomía presupuestal ni administrativa características que le impiden, en algunas ocasiones, ejercer de manera eficiente sus competencias electorales. El gobierno debería dejar de sacar pecho por sus logros en materia de seguridad (son innegables) y preocuparse por mejorar el sistema electoral a partir de una reforma electoral que coja el toro por los cachos: la financiación, la oposición, el voto preferente, el CNE y el código electoral son algunos de los temas a debatir. Edición N° 00392 – Semana del 21 al 27 de Marzo – 2014
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