Literatura - David Ferrer
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1 David Ferrer. IES Aranguren de Ávila. 2019. Literatura EBAU Castilla y León 2019 INDICE DE TEMAS (2019). Castilla y León. 1.- La poesía a principios de Siglo. Modernismo y Generación del 98. Rubén Darío y Antonio Machado. 2.- La novela a principios de siglo. Pío Baroja y Unamuno. 1 3.- El teatro a principios de siglo. Valle-Inclán y Federico García Lorca. 4.- La poesía en el Novecentismo, las Vanguardias y la Generación del 27. Juan Ramón Jiménez. 5.- La poesía de 1939 a 1975. Claudio Rodríguez. 6.- La novela de 1939 a 1975. Camilo José Cela, Miguel Delibes. 7.- El teatro de 1939 a 1975. Antonio Buero Vallejo. 8.- La poesía desde los Novísimos a la actualidad. 9.- La novela desde la década de los setenta a la actualidad. Eduardo Mendoza. 10.- El teatro desde la década de los setenta a la actualidad. José Luis Alonso de Santos www.usal.es www.davidferrer.net www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
2 RECOMENDACIONES BÁSICAS o breve Manual de Supervivencia para la EBAU. Son DIEZ temas. Muchos nombres y obras. Organízate con tiempo. Es un contenido abordable pero debes situarte bien en cada época. -En los escritos a mano (como Estos resúmenes son un es el caso de un examen), los modelo. Recuerda que debes títulos de libros se subrayan: ajustarte a lo que se pide en Campos de Castilla. Los títulos de el título de cada tema: ir de lo general al autor concreto que poemas o relatos van con se pide. No olvides citar comillas: “A un olmo viejo”. Los obras concretas de los movimientos literarios van en autores principales. mayúscula: el Realismo. www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
1 3 La poesía a principios de Siglo. Modernismo y Generación del 98. Rubén Darío y Antonio Machado. El Modernismo es un movimiento literario y artístico amplio de finales del XIX que debe ponerse en relación con diferentes influencias y corrientes como el impresionismo, el simbolismo, el art noveau o el decadentismo. Frente a etapas anteriores, como el realismo, el autor modernista se escapa de la realidad, por lo que su obra tiene mucha relación con los autores románticos del XIX. Como decía Rubén Darío, uno de los principales autores modernistas, “¿Quién que Es no es romántico?” Rubén Darío tuvo una gran relación literaria, profesional y sentimental con España. Sin embargo, en el ámbito español, se ha hecho una distinción tajante entre escritores modernistas y escritores de la Generación del 98 o noventayochistas. Aunque algunas de estas diferencias son todavía válidas, la mayoría de los estudiosos reconocen ya que no existe una separación tan radical entre ambos grupos por lo que se suele hablar de escritores del FIN DE SIGLO. De hecho, la Generación del 98 fue un invento del novelista Azorín, lo que propició que se mantuviera durante las décadas posteriores una división radical entre escritores del 98 (opuestos a lo artificial, de fuerte ideología, defensores de lo castellano) frente a los modernistas (estéticos, cosmopolitas y defensores de lo extranjero). Pío Baroja, uno de los principales autores incluidos en la Generación del 98, negó siempre la existencia de este grupo, aunque la etiqueta ha sido exitosa en los manuales de literatura y las antologías. Baroja escribió ocasionalmente versos y prefirió siempre la novela y la memoria; Miguel de Unamuno, Valle-Inclán y, fundamentalmente, Antonio Machado fueron los autores principales de poesía en esta llamada Generación del 98. De Unamuno, más espiritual, destaca el libro El Cristo de Velázquez; la poesía de Valle-Inclán se ha revalorizado con el paso de los años y recoge temas marginales, grotescos y explora rimas y métricas como en el libro La pipa de Kif. Por lo que respecta al Modernismo propiamente dicho, se trata Modernismo de una corriente literaria que se inicia en Hispanoamérica a finales del siglo XIX, siguiendo la influencia de las siguientes tendencias y corrientes literarias europeas: el Simbolismo (con autores como Baudelaire o Rimbaud), el Parnasianismo y el Decadentismo (con autores como Oscar Wilde). La renovación de temas y lenguaje iniciada por los románticos así como por Baudelaire en Las flores del mal y por los demás poetas simbolistas constituye la clave para entender muchos de los poemas posteriores de Rubén Darío o Antonio Machado. Se considera al cubano José Martí como el poeta precursor del Modernismo, especialmente en su libro Ismaelillo, aunque el autor más significativo fue Rubén Darío. En España, junto a los grandes nombres de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, hay que destacar la obra de Villaespesa y la de Manuel Machado, un autor muy valioso por su riqueza léxica y la incorporación de elementos folclóricos genuinamente andaluces. Destaca su libro El mal poema. Tanto Rubén Darío como Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez evolucionan posteriormente desde el Modernismo hacia diferentes etapas. Estos tres autores suponen el máximo exponente de la poesía modernista. Juan Ramón Jiménez, que recibirá el Premio Nobel de Literatura, autor del célebre Platero y yo, es el poeta más prolífico y complejo de la primera mitad del XX. www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
4 Pueden señalarse las siguientes características generales de características la literatura modernista en lengua española: - renovación del lenguaje. El poeta, cansado ya de mundo burgués y de la literatura realista, se aleja de lo cotidiano y construye su propio mundo. - Influencias de los nuevos movimientos literarios europeos, como el Simbolismo, Decadentismo etc. - En la métrica, se intentan incluir metros poco usados como el eneasílabo o el alejandrino. Rubén Darío, por ejemplo, escribirá sonetos en alejandrinos. En cuanto a los temas, el poeta hereda del romanticismo el gusto por reflejar en la naturaleza los estados de ánimo. Sin embargo, al poeta modernista le interesa la naturaleza artificial, los paisajes exóticos y la recreación de temas alejados y llamativos (antigua Grecia, la Edad Media, la vida parisina...) Rubén Darío Rubén Darío nació en Nicaragua en 1867 aunque su vida transcurrió en diferentes países como El Salvador, España, Francia o Chile. Fue en este país donde publicó su primer libro, titulado Abrojos, aunque sería el siguiente título, del año 1888, con el nombre de Azul... el que le daría mayor fama. Azul... recopilaba una serie de poemas y de textos en prosa, y aunque no tuvo un éxito inmediato, fue muy buen acogido por el influyente novelista y crítico literario español Juan Valera, quien publicó en 1888, dos cartas dirigidas a Rubén Darío, en las cuales, aunque reprochaba a Darío sus excesivas influencias francesas (su "galicismo mental", según la expresión utilizada por Valera), reconocía en él a "un prosista y un poeta de talento". Rubén Darío alcanzó fama en el mundo literario y se dedicó al periodismo. Residió por ello en Argentina donde en 1896 publicó Prosas profanas y otros poemas, el libro que supuso la consagración definitiva del Modernismo literario en español. Como el propio Rubén explica, con el tiempo los poemas de este libro alcanzarían una gran popularidad en todos los países de lengua española. En 1898, año crucial para la literatura española, Rubén Darío viaja a España. Su llegada fue recibida con entusiasmo por parte de escritores por entonces jóvenes como Juan Ramón Jiménez, Valle-Inclán o Unamuno. Desde ese momento, por cuestiones de trabajo, alternó sus estancias entre París y Madrid, ciudad en la que conoció a su gran amor, la abulense Francisca Sánchez. Su actividad literaria continuó y en 1905 publica otro de sus grandes libros: Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas, editado por Juan Ramón Jiménez. También datan de 1905 algunos de sus más conocidos poemas, como "Salutación del optimista" y "A Roosevelt", en los cuales ensalza el carácter hispánico frente al creciente poder de Estados Unidos. A partir de ese momento, la vida y la obra de Rubén Darío entra en declive. Por una parte, sus problemas sentimentales y su adicción al alcoholismo. Por otra, tantos años después de la renovación producida por Azul, los ecos del modernismo empiezan a apagarse y van llegando las vanguardias con sus nuevos lenguajes. En 1914 publica su último libro, Canto a la Argentina, que incluye el poema homenaje a ese país. Su salud www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
5 estaba ya muy deteriorada: sufría de alucinaciones, y estaba obsesionado con la idea de la muerte. Rubén Darío muere en Nicaragua en 1916. La obra de Rubén Darío supone una renovación de la poesía tanto por el uso de un nuevo lenguaje como por la búsqueda de nuevos temas, sensuales y exóticos a menudo. En la métrica busca versos poco usados como el alejandrino, el eneasílabo o el dodecasílabo. Le interesa la sonoridad del poema, su fuerza rítmica para lo que no duda en utilizar un lenguaje refinado y llamativo. Siguiendo a los simbolistas franceses, es importantísimo en su obra el uso del símbolo, la metáfora y la sinestesia. Antonio Machado nació en Sevilla en 1875. Como su Antonio Machado hermano Manuel, se educa en el ambiente liberal y progresista de la Institución Libre de Enseñanza. Su primer libro aparece en 1903 con el título de Soledades aunque en 1907 se publica de nuevo con el título de Soledades, galerías y otros poemas. Su vocabulario es muy rico, lleno de adjetivos y metáforas, como era característico en los modernistas. Como temas frecuentes cabe destacar la melancolía otoñal, los árboles y jardines en el atardecer como símbolo de los sentimientos tristes del autor. La obra de Antonio Machado está muy relacionada con su propia vida. Fruto de su trabajo como maestro de francés, se traslada a Soria donde conoce a la joven Leonor, con la que se casa. Sin embargo, y tras un viaje a París, en el que Machado conoce la obra de los principales poetas franceses, Leonor enferma y muere. Este hecho le producirá una fuerte depresión que le obliga a cambiar de ambiente, instalándose, por este orden, en Baeza, Segovia y por último Madrid. El segundo y gran libro de Machado es Campos de Castilla (1912). Continúan temas como la soledad pero el lenguaje es ya más sencillo y refleja también los lugares por donde ha vivido. Hay poemas más largos y descriptivos, leyendas en prosa y también poemas dedicados a su amada Leonor. El tema amoroso vuelve a aparecer de forma más optimista en Nuevas canciones (1924), que coincide con su relación con Pilar Valderrama, a la que llamó en sus poemas Guiomar. En su Cancionero apócrifo se inventa la vida y la obra de varios poetas ficticios, como Juan de Mairena. Es una obra más filosófica. La Guerra Civil le sorprende en Madrid. Su adhesión a la República le pone en peligro por lo que, gravemente enfermo, huye hacia Francia donde morirá en 1939. Su muerte, en el último año de la Guerra Civil (1939) es reflejo de la tragedia de este momento de la historia de España. Su obra permanece como una de las más influyentes de la poesía española del siglo XX. A pesar del tiempo transcurrido, Antonio Machado sigue enterrado en Collioure, Francia. La obra de Antonio Machado evoluciona desde el modernismo hacia temas más profundos. De ahí que sea problemática su inclusión tanto en el apartado modernista como en el de la llamada Generación del 98. Hay, sin embargo, varios temas recurrentes en su obra. En primer lugar, los temas metafísicos sobre la temporalidad del ser humano y la muerte. Aparece este asunto ya desde un ámbito filosófico general como en la realidad concreta, especialmente a partir de la muerte de Leonor. Como otros autores de su tiempo, Machado se pregunta por la existencia de Dios. www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
2 6 La novela a principios de siglo. Pío Baroja y Miguel de Unamuno. Tras el auge y éxito de la novela naturalista y realista a influencias finales del siglo XIX, comienza una nueva etapa en la que se trata de romper con los esquemas narrativos realistas: frente al narrador omnisciente que conoce cada una de las andanzas y sentimientos del protagonista, avanzamos ahora hacia un narrador que nos muestra una visión fragmentada del mundo. El personaje de la nueva novela europea de principios del siglo XX se encuentra desamparado e importa más su psicología y su actitud ante el mundo que la descripción minuciosa de calles o maneras de vivir. Es cierto que en Europa se están dando las condiciones ya para una nueva novela, que culminará en obras polémicas como el Ulises de Joyce, del año 1922, o la monumental Busca del tiempo perdido de Proust. Sin embargo, estos hallazgos tardarán décadas en influir en la narrativa española. Por el contrario, la novela hispana de principios de siglo sigue la fuerte influencia del realismo de Benito Pérez Galdós (quien muere en 1920) y de los autores pertenecientes a la Generación del 98. Tradicionalmente se consideró una separación radical entre autores modernistas y autores de la generación, de tal manera que los poetas se situarían en el primer grupo mientras que los novelistas estarían en el segundo. Este corte tan tajante es rechazado hoy en día por la mayor parte de los críticos, por lo que podemos hablar de una Generación de Fin de Siglo. Como se sabe, el propio Pío Baroja rechazó siempre la existencia de la Generación del 98. Junto a los grandes novelistas, importa destacar el auge que cobra en este período la publicación de revistas literarias. Muchos de los autores dan a conocer sus novelas breves y relatos en estas publicaciones periódicas. Además, son numerosas las publicaciones de textos narrativos breves en colecciones como La novela semanal, el cuento semanal etc. Antes de llegar a Baroja y Unamuno, señalemos otros autores: Ángel Ganivet (fallecido en 1898) es considerado el precursor de la llamada Generación del 98, por sus comentarios sobre la decadencia española. Su principal obra son los Trabajos del infatigable creador Pío Cid. José Martínez Ruiz, Azorín, es, además de novelista, dramaturgo y Azorín ensayista, uno de los teóricos de la Generación del 98, puesto que fue él quien dio la primera nómina de sus integrantes. Como novelista, a Azorín le interesa más la observación que la acción. Por eso sus novelas se llenan de una sintaxis breve, con abundancia de adjetivos y lenguaje muy rico y arcaico. Su técnica ha sido calificada por algunos como “impresionista”. En cualquier caso, Azorín parte de una trilogía en la que trata de reflejar la crisis de un personaje y su hundimiento existencial por las circunstancias externas de una España conservadora. Antonio Azorín, personaje del que tomará su pseudónimo, es el protagonista de una trilogía que comienza con la novela La voluntad (1902). Otro de los autores fundamentales de la Generación del 98, aunque con Valle unas primeras influencias modernistas, es Ramón del Valle-Inclán, también dramaturgo y poeta. A Valle-Inclán le interesa ofrecer un lenguaje preciosista, en un ambiente sentimental y mítico. Sus primeras obras narrativas, las www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
7 Sonatas, subtituladas Memorias del Marqués de Bradomín, son un ejemplo de prosa modernista. La Guerra Carlista inspira tres novelas, pero su gran obra es Tirano Banderas (1926), que transcurre en Hispanoamérica, y denuncia el caciquismo y la tiranía. De la Generación del 14 o Novecentismo destaca Gabriel Miró, con novelas líricas como El obispo leproso. Son novelas en las que el lenguaje se llena de colores y recursos retóricos. La progresiva enfermedad del Obispo se convierte en metáfora de la decadencia española. En esta misma Generación, que destaca por su carácter intelectual y su formación europea, hay que señalar a Ramón Pérez de Ayala. Su novela A.M.D.G., titulada con las siglas de los Jesuitas, es una crítica hacia el poder de esta institución religiosa. Entre el Novecentismo y las Vanguardias debemos destacar la obra inclasificable de Ramón Gómez de la Serna, el autor de las “greguerías” y de muchos textos en prosa como El Rastro. Pío Baroja (1872-1957), nacido en San Sebastián, mostró desde su Baroja juventud un amplio interés por las más diversas cuestiones intelectuales. Estudió Medicina en Madrid y llegó a doctorarse con un estudio sobre el dolor; pero ejerció poco tiempo y, decepcionado, emprenderá su actividad de escritor. Ésta es la época de su compromiso político progresista, que lo llevó a unirse a Azorín y a Maeztu formando el «Grupo de los Tres», de ideales anarquistas. Política y socialmente se fue haciendo cada vez más escéptico hasta el punto de que Luis Antonio de Villena, en un reciente libro, lo define como “un anarquista de derechas”. Para Baroja la novela es un reflejo de la vida, y los personajes deben mostrarse vivos, lo que determina que el estilo de Baroja sea ágil, rápido, con abundante diálogo y con tendencia a la espontaneidad. Baroja escribe más de sesenta novelas, que incluyen 22 novelas protagonizadas por Aviraneta, denominadas Memorias de un hombre de acción. Para conocer su pensamiento son muy interesantes los numerosos libros de memoria personal que publica y especialmente los tomos titulados Desde la última vuelta del camino. Entre 1900 y 1912 podemos situar el periodo más creativo de Baroja, que coincide con el influjo de filósofos como Nietzsche y Kant. Sus primeras novelas reflejan ese ambiente hostil hacia la voluntad personal que tanto interesaba a escritores como Unamuno o Azorín. La busca (1904), incluida en la trilogía La lucha por la vida, es una novela de aprendizaje y un recorrido por un Madrid que no ofrece oportunidades. En la trilogía La raza destacan La ciudad de la niebla y, sobre todo, El árbol de la ciencia (1911) que recoge muchas de los recuerdos de Baroja como médico rural. Narra la evolución de un personaje, Andrés Hurtado desde que estudia medicina en Madrid hasta que ejerce como médico en un pueblo, Alcolea, con sus correspondientes problemas e inquietudes. El personaje de Iturrioz es en ambas novelas un contrapunto crítico. Otras grandes novelas de Baroja son Las inquietudes de Shanti Andía y El laberinto de las sirenas, ambas dentro de la trilogía El mar. Aunque independientes, a Baroja le gustaba agrupar algunas de esas novelas en trilogías o series, como “Las ciudades”, donde destacan César o nada, que se desarrolla en Roma, o El mundo es www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
8 ansí, cuya protagonista es Sacha, una joven rusa estudiante de Medicina, que termina desencantada en España. En muchas de sus novelas Baroja recoge sus recuerdos de vivencias vascas o de sus viajes por Italia, Francia y Londres. En 2015, muchos años después de su muerte, se ha publicado una novela inédita de Baroja titulada Los caprichos de la guerra y en 2018, la versión no censurada de Laura o la soledad sin remedio. Estas reediciones demuestran que Baroja sigue siendo un maestro indiscutible y un héroe para la legión de “barojianos” repartidos por todo el mundo. Su recuerdo permanece gracias a la labor de sus descendientes, que aún conservan sus objetos en la casona de Itzea en Vera de Bidasoa, donde pasaba buena parte del año. Unamuno Miguel de Unamuno (1864-1936) fue una figura intelectual clave en su tiempo: rector de la Universidad de Salamanca, cultivó casi todos los géneros. Trata en todas sus obras de reflexionar sobre el ser humano en un tiempo de conflicto. Sus principales temas son la indagación sobre el yo, la muerte, la realización de la persona, la existencia de Dios. La novela le sirve a Unamuno para plantear estos temas mediante personajes en conflicto consigo mismos o con su alrededor. Para Unamuno no importan las descripciones, sino presentar un conflicto, un nudo. La novela debe hacer pensar al lector. Unamuno fue siempre un personaje crítico, lo que le llevó a tener problemas con la política, en la que además participó activamente, ocupando puestos de concejal y diputado. Durante la dictadura de Primo de Rivera sufrió un destierro en Fuerteventura y protagonizó un famoso enfrentamiento en la Universidad de Salamanca al inicio de la Guerra Civil (1936), por lo que terminó confinado en su casa salmantina, donde murió en soledad el último día de ese año. Recientemente ha habido nuevas investigaciones sobre este famoso incidente. Su primera novela Paz en la guerra (1897) se desarrolla en la Guerra Carlista. Comienza aquí el ideal unamuniano de explorar la intrahistoria. En Amor y pedagogía describe a un matemático convencido de que con una planificación biológica se puede conseguir un genio. La novela gira en torno a la frustración. En 1914 publica su gran novela Niebla, a la que él denominó, por su carácter experimental, “nivola”. Miguel de Unamuno interviene en la novela dialogando con su protagonista, Augusto Pérez, lo que nos llevará a reflexionar sobre temas como el autor, el poder de Dios, la soledad... Otra gran novela es San Manuel Bueno, mártir, la historia de un sacerdote que no cree pero que hace creer a los demás. Otras obras son Abel Sánchez, donde recrea el tema de Caín y Abel, y La Tía Tula. La obra de Unamuno se completa además con numerosos ensayos literarios y filosóficos, como Vida de don Quijote y Sancho, de 1905; libros de poemas como El Cristo de Velázquez. Además, probó fortuna, sin demasiado éxito, en el teatro. Por ello, suele hablarse de un “escritor total”, muy leído hoy en día. Sus novelas siguen planteando preguntas interesantes al lector actual y supone una figura de primer orden en la historia española. www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
3 9 El teatro a principios de siglo. Valle-Inclán y Federico García Lorca. El teatro español de finales del XIX y principios del XX desarrolla diversas tendencias, algunas de ellas heredadas del teatro romántico (Rivas, Zorrilla...) que se seguirá representando con éxito en las carteleras. Debe tenerse en cuenta que el proceso de difusión de una obra teatral es bastante más complejo que el de otros géneros (poesía o novela) por lo que la introducción de novedades y estéticas vanguardistas y su aceptación por el público es bastante difícil. Así se explica por ejemplo el enorme escándalo que produjo la concesión del Premio Nobel de Literatura a José Echegaray, autor por entonces muy conocido pero rechazado por los escritores más jóvenes. Existe un teatro de transición del XIX al XX, muy del gusto popular, cuyo principal receptor es el público burgués, de clase media. En este teatro dividimos tres grupos: a) Teatro realista: se desarrolla en un marco urbano y con un carácter realista tanto en los temas como en la escenografía. El principal autor sería Jacinto Benavente, cuya obra más conocida es Los intereses creados (1907), donde aparecen personajes típicos de la “comedia de títeres”. b) Teatro en verso: es heredero del teatro romántico y recoge hechos históricos y héroes de la España Medieval. Destacan Eduardo Marquina y el poeta modernista Francisco Villaespesa. Puede incluirse también, dentro de una línea popularista y andaluza, la obra La Lola se va a los puertos de Antonio y Manuel Machado. c) Teatro cómico: Carlos Arniches es uno de los dramaturgos españoles más prolíficos. Sus influencias son la zarzuela y los entremeses del Siglo de Oro o “sainetes”. Otras obras son lo que algunos críticos han denominado “tragicomedias grotescas”, donde hay simultaneidad de elementos trágicos y cómicos, en un ambiente urbano y con caracteres típicos. Destaca La señorita de Trevélez. Otro autor es Pedro Muñoz Seca, fusilado al principio de la Guerra Civil, que inaugura el género del astracán (una imitación burlesca del teatro romántico). Su obra más conocida es La venganza de don Mendo. Antes e incluso durante del estallido de la Guerra Civil se suceden y conviven en España tres generaciones literarias que, en mayor o menor medida, también poseen una importante obra dramática: la denominada Generación del 98, la Generación de 1914 o Novecentismo y la Generación del 27. Como se sabe, la denominación de Generación del 98 sigue Teatro de la resultando polémica, especialmente por la pretendida oposición al Generación Modernismo. En el aspecto que ahora nos ocupa, el teatro, destaca la del 98 obra de Valle Inclán, aunque otros autores de esta Generación o cercanos a ella también cultivaron el género, como son los casos de Miguel de Unamuno, Azorín o los hermanos Machado, antes citados. Para Miguel de Unamuno, que escribió novela, poesía, ensayo y teatro, este género era un medio fundamental para la reflexión crítica de los problemas vitales. Quizá este carácter intelectual de su obra fue la causa de que en realidad el teatro de Unamuno no triunfara. Unamuno busca la desnudez escénica, una economía de la palabra, reducción de los personajes al mínimo y esquematismo de la acción. Sus obras principales son La venda, La esfinge y Fedra. www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
10 José Martínez Ruiz, Azorín, autor también prolífico, escribió teatro con la intención de renovar la escena teatral española dando una mayor libertad al director de escena y a los actores. Su obra principal es la trilogía Lo invisible. Relacionado con la Generación del 14 y a las Vanguardias está Ramón Gómez de la Serna, con su obra Los medios seres. En la Generación del 27, además de García Lorca, destacan Rafael Alberti, con la obra Noche de guerra en el Museo del Prado; el poeta Miguel Hernández también escribió alguna obra de teatro como El labrador de más aire. Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) es el gran dramaturgo de la Valle-Inclán Generación del 98, cercano a la estética modernista, quien también escribió novela y poesía. Su evolución le lleva a un teatro decadentista como en El marqués de Bradomín. Muchas de sus obras reciben la influencia de su Galicia natal, a la que convierte en un espacio mítico donde se muestre la irracionalidad humana, las pasiones, el sexo y la muerte. En este contexto hay que situar sus Comedias Bárbaras, una trilogía compuesta por Águila de blasón (1907), Romance de Lobos (1908) y Cara de plata (1922). El personaje central es Juan Manuel de Montenegro, que ya había aparecido en su obra narrativa. Es un héroe en un mundo en destrucción, regido por valores absolutos (positivos o negativos). La segunda etapa de su teatro ha sido calificada de “dramas de ambiente galaico y farsas”. En 1920 se estrena Divinas palabras, que va acercándose a la estética del esperpento, gracias a unos personajes como el enano hidrocéfalo o Mari Gaila. Sus personajes muestran la crueldad del ser humano, e invitan al espectador a sumergirse en la espiral de violencia, lujuria, avaricia y crueldad. El ciclo de la farsa se compone de cuatro obras, cercanas al teatro infantil y a la comedia de marionetas, como La marquesa Rosalinda. La etapa más importante de Valle-Inclán es la del esperpento. Para entender la teoría del esperpento (presentación de una realidad degradada, grotesca, coloquial y de pesadilla) hay que acudir a los diálogos de Max Estrella en la obra fundamental de Valle-Inclán, Luces de Bohemia (1920): “los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento”. Esto se traduce en la utilización de recursos como los contrastes violentos; la consciente renuncia a la verosimilitud; la personificación de las cosas y la animalización y cosificación de lo humano; el sarcasmo; y la deformación del idioma con la mezcla de códigos, desde el más elevado a la jerga callejera. Esta deformación de la realidad enseña lo grotesco como forma de expresión, aunque dotándolo de una posible doble lectura: el espectador o lector se ríe con esas caricaturas pero se inquieta por el ambiente degradado que denuncia. Luces de Bohemia es en este sentido una anti-tragedia, que tampoco respeta las características del teatro clásico (está compuesta de quince escenas que se desarrollan en tabernas, calles nocturnas, buhardillas…) En la obra se dan cita, bajo sus nombres verdaderos (como Rubén Darío) o, con otros nombres (Max Estrella es Sawa), personajes reales. El protagonista recorre la ciudad y aprecia el desengaño y la miseria. Otros esperpentos de Valle-Inclán son Los cuernos de don Friolera y Las galas del difunto. En su etapa final, Valle lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes extremos como técnica del esperpento. Estos rasgos caracterizan el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, obra en la que el procedimiento de distribución de las historias es precisamente el del retablo: cuadros autónomos que se relacionan temáticamente. www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
11 Lorca Federico García Lorca (1898-1936) es un autor de la Generación del 27. Esta es una Generación integrada principalmente por poetas, de formación universitaria, como Luis Cernuda, Vicente Aleixandre o el propio Federico García Lorca. El poeta, nacido en Fuentevaqueros, Granada, fue un artista total que alcanzó muy pronto una gran relevancia literaria y social. Procedente de una acomodada familia granadina, tuvo una esmerada educación que fue paralela a sus dotes como dibujante y músico, lo que motivará en el futuro su gusto por la escenografía y la puesta en escena. Como poeta, es uno los grandes autores de la Generación, con obras tan significativas como el Romancero Gitano y la surrealista Poeta en Nueva York. Sus gustos van, tanto en poesía como, en teatro, desde lo popular andaluz hasta el pleno surrealismo, especialmente tras su paso por la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde coincide con el cineasta Luis Buñuel y el pintor Salvador Dalí. Su teatro es esencialmente poético y se acompaña de una cuidada escenografía. Llega incluso a realizar alguno de los decorados y de las ambientaciones musicales. De manera general, su teatro aborda la imposibilidad de la realización amorosa, la imposición de las convicciones sociales y la frustración. Los personajes de sus obras giran en torno a un principio de autoridad y otro de libertad. Su primera obra es El maleficio de la mariposa (1920), interpretada por una cucaracha y una mariposa. Las grandes obras de Lorca comienzan con Bodas de sangre (1933), en la que se aborda la fuerza de la sangre y el destino trágico de ese sentimiento. La universalidad de este sentimiento hace que Lorca nombre a los personajes como Novio, Novia, Madre… Lorca conoció la noticia de un asesinato por celos tras una boda en un pueblo de Almería y adaptó la historia en esta tragedia. En Yerma apreciamos el tema de la esterilidad mientras que en La casa de Bernarda Alba (1936), su mayor éxito, el personaje tiránico de la madre, Bernarda, ordena un luto riguroso a las cinco hijas. Esta obra, subtitulada “Drama de mujeres en los pueblos de España” es la historia de una rebeldía amorosa por parte de una de esas hijas, lo que desencadenará una tragedia. Las circunstancias trágicas del fusilamiento de Federico García Lorca en el año 1936 (en el mismo verano del comienzo de la Guerra Civil) hicieron que La casa de Bernarda Alba no fuera representada ni publicada en vida de Lorca, pero se hicieron dos lecturas públicas pocos días antes de su muerte. Junto a este teatro poético y de influencias andaluzas, Lorca escribe un teatro vanguardista como Así que pasen cinco años y El público. Estas obras pueden considerarse como experimentales y las escribe tras sus influencias surrealistas. Son obras más minoritarias y muy complejas de representar. El público fue escrito hacia 1930 y se divide en cuadros donde aparece un gran número de personajes. En una carta de ese año anuncia que ha escrito “un drama de tema francamente homosexual. Creo que es mi mejor poema”. Nunca se vio representado tanto por su complejidad escénica como por la temática del texto. A pesar de su muerte trágica y de la censura de alguna de sus obras, Lorca pasó muy pronto a ser, junto a Cervantes, uno de los nombres más internacionales de la literatura española. www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
4 12 La poesía en el Novecentismo, las Vanguardias y la Generación del 27. Juan Ramón Jiménez. En el año 1916 muere Rubén Darío, el principal renovador de la poesía en castellano de finales del XIX y principios del XX. Puede considerarse como una de las figuras fundamentales de la corriente Modernista. Nacido en Nicaragua, su obra es, sin embargo, esencialmente europea puesto que bebe de las influencias simbolistas y parnasianistas de la poesía francesa. Libros como Azul (1888) o Cantos de vida y esperanza (1905) suponen un antes y un después en la poesía española. Hay en este Modernismo español varios nombres puesto que el Modernismo será un movimiento que llegue casi hasta los años veinte: por ejemplo, Manuel Machado, o Villaespesa. En cualquier caso, junto a Rubén Darío, que vivirá mucho tiempo en España, los dos autores fundamentales son Antonio Machado, autor de Soledades, galerías y otros poemas y el gran Juan Ramón Jiménez, una de las personalidades más complejas del panorama literario español del siglo XX. Juan Ramón Jiménez o JRJ (nacido en 1881), más joven, por tanto, que Rubén Darío, a quien admiraba y de quien publicó alguna obra, se convierte en una figura fundamental del Modernismo, en sus comienzos, aunque su ingente obra evolucione después hacia otras corrientes, como veremos en este tema. De este modo, las décadas que van desde el comienzo de siglo hasta el inicio de la Guerra Civil suponen uno de los períodos más fecundos de la literatura española, hasta el punto de que algunos críticos lo denominan la Edad de Plata de la Literatura española. Confluyen en este período diferentes corrientes en la poesía: el Modernismo, con sus autores principales y sus epígonos, antes mencionados; los autores adscritos a la Generación del 98 (Unamuno y Valle Inclán escriben libros de poemas); el Novecentismo, un movimiento estético de poetas, ensayistas y narradores nacidos hacia 1880 y donde se sitúan pensadores como Ortega y Gasset, el novelista Gabriel Miró o el propio Juan Ramón Jiménez; por último, los movimientos de Vanguardias, como el surrealismo, o el ultraísmo, que corren paralelos a la Generación del 27. Entre el Novecentismo y las Vanguardias, está Ramón Gómez de la Serna, un autor polifacético y polémico, que cultivó la conferencia, el programa de radio, la poesía, teatro, novela... Hoy en día se lo recuerda sobre todo por sus “greguerías” a las que definió como una obra breve en la que se mezcla el humor y la metáfora. Desde la segunda década del siglo XX surge en Europa el Las Vanguardias concepto de Vanguardias, que agrupa una serie de movimientos artísticos muy diversos y de variada duración que se caracterizan por la ruptura, el afán de originalidad y polémica, el juego y la mezcla de lenguajes y artes. A partir del Manifiesto Futurista del italiano Marinetti (1908), se sucederán los denominados “istmos” que, en ocasiones, tendrán su reflejo en la literatura. En el caso de la literatura en lengua española, podemos destacar el creacionismo del chileno Vicente Huidobro, que rechaza la relación de la literatura con la realidad; el Ultraísmo de Borges y Gerardo Diego; o el Surrealismo, con autores tan significativos como los de la Generación del 27, Lorca, Cernuda y Aleixandre. De la gran cantidad de vanguardias surgidas entre los años 1910 y 1930, será el Surrealismo la más importante, bien por su www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
13 expresividad en cualquiera de las artes como la pintura, la poesía o el cine, o bien por su fuerte desarrollo teórico que parte de las teorías del psiquiatra Freud. La Generación del Se considera el inicio de esta Generación de escritores el homenaje realizado en Sevilla con motivo del centenario de la 27 muerte de Góngora en 1927. Al grupo de poetas asistentes se unieron posteriormente otros autores bien en antologías o en artículos. El número de autores integrantes de la Generación del 27 no está cerrado y las nuevas antologías incluyen a otros poetas, pensadores, novelistas (como Ayala) e incluso cineastas o artistas, como Dalí o Buñuel. Últimamente se reivindica también la presencia de algunas escritoras en la lista, como Luisa Carnés o Concha Méndez, que en su época sólo fue conocida por ser la mujer del poeta Altolaguirre. Las características que dan unidad a estos autores son las siguientes: - Las enseñanzas de Ramón Gómez de la Serna, creador de la greguería y uno de los personajes más activos en el principio de siglo. - Influencia de los clásicos españoles (Cervantes, Góngora, Lope...) y reivindicación de los clásicos menores del Siglo de Oro. - Gusto por lo popular y tradicional, como se ve en los poemas de Alberti y Lorca. - Influencia de los autores mayores, como Ortega y Gasset, desde el punto de vista filosófico, o Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, en el poético. - Influencia de las vanguardias. Aunque la evolución de estos autores es muy variada, todos ellos pasaron por etapas vanguardistas, como el ultraísmo de Gerardo Diego, el surrealismo de Lorca, Cernuda y Aleixandre etc. Pasada la Guerra Civil y la muerte de Lorca, muchos de los autores abandonan las vanguardias y tienden hacia una poesía pura o de corte más clásico. - Influencia de otras artes como la pintura, el cine y la música. - Las vivencias en torno a la Residencia de Estudiantes de Madrid. - La creación de revistas vanguardistas, en las que colaboraron todos los integrantes de la Generación del 27 como Grecia, Gallo, Cervantes, Litoral o Ultra. Citemos a algunos de los integrantes de la Generación del 27: Pedro Salinas es el mayor de la Generación y un poeta del amor, como en el libro La voz a ti debida. El vallisoletano Jorge Guillén es el poeta de la “poesía pura” como en su libro Cántico. La obra de Gerardo Diego transcurre entre la influencia vanguardista (el ultraísmo) en un libro como Imagen (1922) y una poesía más tradicional. Rafael Alberti (fallecido en 1999) fue uno de los autores más conocidos, gracias a su imagen y su militancia política. Su obras más famosa es Marinero en tierra (1925). Dámaso Alonso destacó como crítico literario, director de la Real Academia y poeta. Tras la terrible experiencia de la Guerra publica su libro fundamental: Hijos de la ira (1944) concebido como una protesta ante la deshumanización y la violencia, a medio camino entre el realismo y el surrealismo. Vicente Aleixandre (1898-1984), Premio Nobel de Literatura, permaneció en España tras la Guerra Civil, convirtiéndose en protector de nuevas generaciones de poetas. Su obra se inicia en la poesía pura pero avanzará hacia el Surrealismo, con un libro fundamental: Pasión de la tierra de 1935. El sevillano Luis Cernuda (1902-1963) es el más importante de la Generación, junto a García Lorca. Hay una identificación entre su biografía y literatura: reflexión sobre la soledad, el amor no cumplido, la melancolía, la homosexualidad. Destaca su libro La Realidad y el deseo. Por último, el granadino Federico García Lorca (1898-1936) es importante tanto por su poesía como por su teatro, del que destacan los dramas como La casa de Bernarda Alba. En cuanto a su poesía se divide en tres etapas: juventud, plenitud y surrealista. De la segunda se recuerda siempre el Romancero gitano mientras que de la última, truncada por su fusilamiento al comienzo de la Guerra Civil, hay que señalar Poeta en Nueva York, libro desesperanzado y pesimista escrito a raíz de sus vivencias en un viaje a Estados Unidos. www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
14 Anterior a esta Generación del 27, modernista en sus comienzos Juan Ramón Jiménez y superviviente a dichos movimientos, encontramos al poeta más complejo y prolífico de la literatura del siglo XX: Juan Ramón Jiménez (1881-1958). Tenía un carácter difícil, enfermizo y melancólico lo que le llevó a enfrentarse con otros autores. Es también conocida su obsesión por la perfección literaria por lo que corregía una y otra vez sus poemas. Para Juan Ramón, la poesía era un género minoritario que exigía una inteligencia en el lector. Decía escribir para una “inmensa minoría”. Tuvo amistades en varias generaciones y, de hecho, llegó a ser el editor de autores tan diversos como Rubén Darío o Federico García Lorca. Tras la Guerra Civil se exilia en Estados Unidos y Puerto Rico, junto a su esposa Zenobia Camprubí, quien se encargó de reunir la obra de su marido, y escribió unos interesantes diarios. Su obra de suele dividir en varias etapas: - Época sensitiva (1896-1915): es la etapa de iniciación y de influencia modernistas. Los libros más importantes son Arias tristes, Almas de violeta... en los que aparecen esos espacios melancólicos y sentimentales que eran comunes a Darío y Machado. Al final de esta etapa publica su libro Platero y yo. Aunque se ha considerado un libro infantil, en realidad es un libro de poemas en prosa con numerosas alusiones a la crueldad, el egoísmo y la tristeza tras la muerte. - Etapa intelectual (1915-1936): Su primer viaje a América y el contacto con la poesía en inglés marca profundamente esta segunda etapa (1915–1936), bautizada por él mismo como Época intelectual. Se produce un hecho fundamental: el descubrimiento del mar como motivo trascendente. El mar simboliza la vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Un gran libro de esta época es el novedoso Diario de un poeta reciéncasado, un diario escrito con motivo de su boda con Zenobia y su viaje a Nueva York. Mezcla poesía y prosa, descripciones y sentimientos personales. Es una especie de diario personal en el que anota reflexiones, vivencia, sentimientos a lo largo de la travesía del viaje. El libro se abre con dos prólogos: El primero, fechado en Madrid, el 3 de septiembre de 1916, recoge las características básicas que definen su poesía y lo que es su diario. Juan Ramón se va despojando de los adornos modernistas y busca la “poesía pura”: “inteligencia / dime el nombre exacto de las cosas”, dice en uno de los poemas de Eternidades. Su obsesión es ya la perfección. - Etapa suficiente o verdadera: es la etapa más filosófica, con poemas casi místicos. Destaca el libro Dios deseado y deseante: supone la culminación de su anterior libro, Animal de fondo. El poeta llega incluso a identificarse con ese dios que tanto ha buscado. Un dios que existe dentro y fuera de él, un dios que es deseado y deseante. En 1956 recibe el Premio Nobel de Literatura, el mismo año en que muere Zenobia. Juan Ramón jamás se recuperará de esta pérdida y permanece en Puerto Rico por lo que no podrá acudir a Oslo a recoger el galardón. El poeta fallece dos años más tarde, en la misma clínica en la que había fallecido su esposa. Sus restos fueron trasladados con posterioridad a España, a la localidad natal de Moguer (Huelva). La obra de JRJ es tan inmensa que su recopilación se hace difícil y, con cierta frecuencia, van apareciendo textos inéditos. Su influencia en la poesía posterior es inmensa y es uno de los poetas más leídos y admirados. Según el escritor Andrés Trapiello, “su vida y su complejidad psicológica era tan difícil que por ello luchó para una renovación y depuración constante de su poesía”. www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
5 15 La poesía de 1939 a 1975. Claudio Rodríguez. El conflictivo período que genera la Guerra Civil española (1936-1939) y la dictadura franquista influirá en la poesía española. Por una parte, la Guerra afecta a numerosos escritores que deben partir hacia un largo exilio. Esta situación de desarraigo y alejamiento de su país natal condicionará la obra de muchos de ellos. Por otra parte, la Guerra, con la división entre dos Españas, y las consecuencias dolorosas y mortales de la misma, afecta a los temas poéticos que se hacen más hondos, espirituales y reflexivos. La poesía de la postguerra no parte de cero sino que sigue de cerca a los modelos de las generaciones anteriores. No olvidemos que, por ejemplo, Juan Ramón Jiménez es un poeta que, pese a estar en el exilio, publicará libros fundamentales en los años cuarenta y cincuenta como Dios deseado y deseante. Su importancia, además, se demuestra en la concesión a este autor del Premio Nobel de Literatura en 1956, que finalmente no recogió personalmente. En cuanto a la Generación del 27, la muerte de Federico García Lorca encumbra internacionalmente su obra; Luis Cernuda se convertirá en el poeta más admirado por generaciones posteriores, como la Generación del 50 o la generación de los novísimos; Vicente Aleixandre, también Premio Nobel de Literatura, influye especialmente a partir de los años 50 en las generaciones más jóvenes. Su domicilio madrileño de la calle Velintonia (hoy en día calle Vicente Aleixandre) se convertirá en centro de poetas jóvenes; mientras que Dámaso Alonso ejercerá desde España una intensa actividad crítica desde la Universidad de Madrid y la Real Academia. La Guerra Civil marca el nacimiento de la Generación de 1936. Tras la poesía relacionada con las Vanguardias, estos poetas buscan una vuelta hacia una poesía más pura y de carácter más clásico. Fundan la revista Garcilaso. Su principal autor fue José García Nieto. En León surge la revista Espadaña, en la que escriben autores como Victoriano Crémer, más comprometidos. En torno a la revista Escorial están los poetas falangistas, como Dionisio Ridruejo, autor de Poesía en armas y, sobre todo, el caso de Luis Rosales, uno de los autores más destacados de la postguerra. Rosales, granadino y amigo de García Lorca, sufrió toda su vida la duda sobre su responsabilidad en la muerte de Lorca. Como poeta destaca su obra La casa encendida, una búsqueda de Dios dentro del desamparo del ser humano. En los años cuarenta se inicia la poesía social, algo que de alguna manera ya había anticipado Dámaso Alonso (Generación del 27) en la obra Hijos de la ira. De la poesía social, comprometida con la oposición a la dictadura franquista destacan dos poetas. En primer lugar, Blas de Otero (1916-1979). Publica Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, que más adelante fundirá en el tomo Ancia. Frente a la “inmensa minoría” de la que hablaba Juan Ramón Jiménez, Blas de Otero se dirige “a la inmensa mayoría”, con una poesía muy rotunda, rítmica y muy popular. Otro autor destacado de la poesía social es Gabriel Celaya con Las cosas como son. Cercano a la poesía social son los comienzos de José Hierro, que se convertirá en uno de los autores más populares y vendidos de la poesía de final del siglo XX. Sus mejores obras llegan en los años sesenta y noventa con textos como Libro José Hierro de las alucinaciones o su último libro Cuaderno de Nueva York (publicado ya en los noventa). www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
16 Con un carácter más minoritario y vanguardista está el grupo del Postismo, donde destacan Gloria Fuertes, a la que se reivindica ahora como poeta, y Carlos Edmundo de Ory. De carácter más clásico y relacionado con Andalucía está el grupo Cántico, que toma el nombre de un libro de Jorge Guillén, donde destaca el cordobés Pablo Garcia Baena, fallecido en 2018. Otros autores, como el leonés Antonio Gamoneda, Premio Cervantes, realizan una obra callada, con títulos como Blues castellano, que será reconocida ya en los últimos años. La llamada Generación del 50 la forman una serie de intelectuales de izquierdas formados en universidades extranjeras y con influencias de la poesía francesa e inglesa. Es un grupo muy variado de autores, entre los que predomina la vertiente catalana. Admiradores de Luis Cernuda, de Antonio Machado, de los autores republicanos, de la poesía inglesa tratan de distanciarse de la poesía social. Son en su momento autores jóvenes, universitarios, de familias acomodadas y algo rebeldes. En ese subgrupo catalán estarían Carlos Barral, conocido por ser el editor principal de la editorial Seix Barral; Gabriel Ferrater, que escribió principalmente en catalán, José Agustín Goytisolo, y sobre todo Jaime Gil de Biedma. Jaime Gil de Biedma Jaime Gil de Biedma, (1929-1990), es ahora mismo uno de los poetas más valorados, leídos y comentados, a pesar de que su obra es breve y se reduce a un número pequeño de libros. Llevó siempre una doble vida como poeta y como ejecutivo. Aunque nació en Barcelona, tuvo una estrecha vinculación con un pueblo segoviano llamado Nava de la Asunción, donde está enterrado. Su obra es breve y predominan los poemas narrativos muy directos. La agrupó bajo el título de Las personas del verbo. En la misma Generación del 50 destacan, entre otros muchos, poetas de diversa procedencia, de Asturias, Ángel González; el valenciano Francisco Brines, el gaditano José Manuel Caballero Bonald; el gallego José Ángel Valente; o el castellano Claudio Rodríguez, además de los catalanes antes citados. Ángel González, fallecido en 2008, tuvo en sus últimos años mucha notoriedad entre un público mas joven gracias a su amistad con músicos como Joaquín Sabina. Comparte con este el gusto por la metáfora, las imágenes actuales y un lenguaje muy directo e irónico. Uno de sus principales libros es Deixis en fantasma. El gallego José Ángel Valente terminará elaborando una poesía casi mística como en el libro No amanece el cantor. José Manuel Caballero Bonald (nacido en 1926) es actualmente el único superviviente de esa Generación del 50. Comparte temas y recursos con otros poetas andaluces y tiende a un uso muy cuidado y barroco del lenguaje. Uno de sus libros fundamentales es Laberinto de fortuna. Dentro de esta Generación del 50 ocupa un puesto destacado el Claudio zamorano Claudio Rodríguez (Zamora, 1934 - Madrid, 1999). Se Rodríguez trata quizá de un poeta menos conocido para el gran público que Gil de Biedma o Ángel González pero cuya obra, también muy breve, es de una gran hondura poética. Su vida estuvo marcada por el drama de la muerte temprana del padre y el asesinato de su hermana. Aún así, completó los estudios de Filología y pasó temporadas como Lector de español en universidades inglesas. Su obra www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
17 tiene una fuerte influencia de autores como los clásicos del siglo de Oro, Antonio Machado, Jorge Guillén o los poetas simbolistas franceses. Muy joven, en 1953, gana el entonces prestigioso premio Adonais de poesía con un libro pleno de metáforas, reflexivo y muy apegado al campo castellano donde creció. Se titula este libro Don de la ebriedad. Pese a estar escrito en verso libre, es un libro concentrado, con importantes hallazgos léxicos y de tono íntimo. Su primer verso dice “Siempre la claridad viene del cielo”. A partir de ese momento, el poeta busca respuestas en la naturaleza y las cosas sencillas que lo rodean. Su obra se va “aclarando” en libros posteriores, es decir, se hace más abierta sin que con ello disminuya su calidad poética. A finales de los 50 aparece Conjuros. Contiene algunos de sus poemas más conocidos como “A mi ropa tendida” donde esta es un símbolo de su interior. El paso de las estaciones, las tradiciones del campo, la mirada infantil son alguno de los temas que aparecerán en este y en otros libros posteriores como Alianza y Condena y El vuelo de la celebración. Claudio Rodríguez fue siempre un poeta de más preocupado por la calidad que la cantidad. Aunque diferente a Gil de Biedma, coincide con este en la escasez de sus libros. En 1993, coincidiendo con la publicación en la famosa editorial Tusquets de Casi una Leyenda, se inicia un proceso de reivindicación de este poeta, recibiendo casi inmediatamente premios destacados como el Reina Sofía de poesía o el Premio Príncipe de Asturias. Por esos años ingresa en la Real Academia Española. A su muerte, dejó un libro inédito, que sólo se ha publicado de forma facsímil. Los años setenta y ochenta supusieron una ruptura no sólo en lo Novísimos político sino también en lo cultural. Se notaba en la poesía un cierto cansancio, al igual que la sociedad demandaba cambios que culminaron en la aprobación de la Constitución y la llegada de la democracia. En esos años, fecha incipiente de la denominada Movida madrileña, surge un grupo importante de poetas que se conocerán como los Novísimos, aunque despectivamente eran conocidos como los “venecianos”. La historia de los novísimos tiene dos etapas: en 1970 el editor catalán José María Castellet publica la antología Nueve novísimos españoles. En ella da a conocer nuevos nombres que con el tiempo se convertirán en poetas consagrados. Esta generación de los “novísimos” se caracteriza por realizar una poesía culturalista, llena de alusiones a escritores o artistas extranjeros, con influencias incluso del pop-rock, del cine o del cómic. Pere Gimferrer, autor de Arde el mar será uno de los más destacados, junto a Guillermo Carnero o Félix de Azúa. Con posterioridad, en un ámbito madrileño, van surgiendo unos autores muy jóvenes, con enormes y amplias lecturas, discípulos de la casa de Vicente Aleixandre, al que visitaban asiduamente. Entre estos poetas novísimos destacan tres: el leonés Antonio Colinas, autor en 1975 de Sepulcro en Tarquinia; Luis Alberto de Cuenca, poeta clásico y a la vez de “línea clara”, que reivindica una poesía “entendible”. Y, finalmente, destaca Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951) cuya obra se reparte entre la poesía, la novela, el ensayo, la traducción, el articulismo etc. Su primer gran libro es Hymnica (1979). Ambos autores siguen plenamente creativos en la actualidad. www.davidferrer.net EBAU CYL 2019
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