La interpretación idealista del Quijote

Página creada Xenia Ramonacho
 
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La interpretación idealista del Quijote

                                                  Carmen Rivero Iglesias
                                                  Universidad de Münster

                 El presente trabajo ofrece una reconstrucción del proceso de recepción del Qui-
             jote en la Alemania1 del siglo XVIII, por producirse, precisamente bajo estas coor-
             denadas, el bien conocido cambio interpretativo que dejaría de lado la dimensión
             satírica de la obra cervantina para contemplar en ella una ulterior profundidad
             filosófica, determinante en la lectura posterior de la misma. Partiendo de esta base,
             presentamos nuestra primera hipótesis, a saber, que la interpretación romántica de
             la obra comienza en el segundo tercio del siglo XVIII, arropada por la filosofía de
             Baumgarten. El estudio se centrará, desde esta perspectiva, en las contribuciones
             de aquellos como Bodmer, Gerstenberg, Möser o Abbt, entre otros, cuya impor-
             tancia en el cambio interpretativo de la obra cervantina ha pasado prácticamente
             desapercibida para la crítica en comparación con la atribuida a la nómina del Ro-
             manticismo alemán, para mostrar que las ideas posteriormente desarrolladas por
             aquellos a quienes se considera los fundadores de la interpretación romántica del
             Quijote no son nuevas sino heredadas. De aquí se deriva la segunda de nuestras
             hipótesis. La interpretación ilustrada del Quijote se presenta tradicionalmente en
             oposición a la romántica pero si la primera hipótesis resulta afirmativa y la in-
             terpretación romántica de la obra cervantina surge, efectivamente, en el segundo
             tercio del siglo XVIII, parece lógico pensar que una podría haber ejercido influencia
             sobre otra, conformándose una interpretación única del Quijote. Trataremos de
             mostrar, pues, a continuación, que la concepción de la obra, tanto desde la inter-
             pretación ilustrada como desde la romántica, es la misma.
                Para la confirmación de las hipótesis se procederá a un análisis de las fuentes pri-
             marias, entre las que se han incluido relatos de viajes, prensa periódica de difusión
             cultural, tratados, poéticas literarias, literatura cervantina, así como traducciones.
             Será a través del examen de los factores históricos, filosóficos, literarios que deter-
             minan el cambio interpretativo desde los que se analice el proceso de recepción del
             Quijote y se proceda a la demostración de las hipótesis planteadas. La perspectiva
             desde la que abordaremos el análisis será meramente fenomenológica, esto es, se
             pretenderá estudiar lo en principio considerado subjetivo de forma objetiva, sin va-
             loración crítica, desde el juicio de que el estudio de las manifestaciones subjetivas
             que suponen las interpretaciones individuales del Quijote dará como resultado una
             mejor comprensión del fenómeno en su conjunto.

                 1. Empleamos el término en sentido lingüístico y no político.

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                         1. Factores históricos
                         Analizaremos, en primer lugar, los factores históricos. Partimos de la base de
                      que existe una relación directamente proporcional entre la imagen de España y la
                      interpretación del Quijote en Alemania. Cuanto más exigente y crítica es la mirada
                      hacia España, más se leerá el Quijote como simple sátira de los males que aquejan a
                      España y, por el contrario, a medida que estos estereotipos se van diluyendo, más
                      ganará en matices su interpretación.
                         El país ya no supone en cambio amenaza alguna en el siglo XVIII, pues no des-
                      empeña un papel relevante en Europa y la mirada del continente sobre la nación
                      española se torna con ello mucho más benévola, difuminándose progresivamente
                      la leyenda negra que rodeaba la imagen del país y dando comienzo al proceso
                      de idealización romántica de España. La Inquisición, por ejemplo, ha dejado de
                      representar el peligro de antaño de ser quemado por aquellos perseguidores in-
                      cansables de los enemigos del catolicismo, considerándosela ahora responsable de
                      imposibilitar, a través de la censura, el desarrollo intelectual del país. No obstante,
                      esta reclusión de España en sí misma y esta falta de participación en el desarrollo
                      europeo pasa a ser entendida como medio de preservación de su auténtico y genui-
                      no carácter, en un contexto en el que la búsqueda de los orígenes, de lo nacional,
                      movilizan al mundo intelectual germano. En este sentido se considera que España
                      ha conseguido conservar sus orígenes, precisamente, por no haber sido estos con-
                      taminados por influencias extranjeras. Asistimos, pues, a una progresiva liberación
                      de la leyenda negra que hasta ahora había marcado la imagen de la nación espa-
                      ñola, evolución que presentaba ya sus primeras manifestaciones a comienzos del
                      segundo tercio del siglo con la lectura crítica de los estereotipados relatos de viajes
                      acerca de España y que ofrece, en último término, como resultado una nueva vi-
                      sión de España mucho más optimista y tolerante como la que nos ofrece Gersten-
                      berg en 1767, que ve en el país una extraordinaria variedad de paisajes románticos,
                      quizás, señala, poco ventajosos para la producción agrícola pero más ricos para la
                      fantasía que cualquier otro reino de Europa.2
                         La pasión hacia lo sobrenatural, esencia del carácter español procede, según Sch-
                      mid, de su sangre árabe, mientras su carácter aventurero establece un parentesco
                      con los chinos.3 En términos similares se pronunciará Herder en 1801, al indicar
                      que los españoles, «su tierra y su carácter, su parentesco con los árabes, su consti-
                      tución, incluso su orgulloso retraso con respecto a la cultura europea los convierte,
                      en cierta medida, en asiáticos europeos».4

                          2. Gerstenberg, H. W., Briefe über Merkwürdigkeiten der Literatur, Schleswig und Leipzig, Joachim Fried-
                      rich Hansen, 1767, p. 259.
                         3. Schmid, C. H., Theorie der Poesie nach den neuesten Grundsätzen und Nachrichten von den besten Dichtern
                      nach den angenommenen Urtheilen, bey Sigfried Lebrecht Crusius, Leipzig, 1767, p. 69.
                          4. Herder, J. G., «Früchte aus den sogenannt: goldnen Zeiten des achtzenten Jahhunderts. Märchen
                      und Romane» en: Herder, J. G., Adrastea, III, Leipzig, bei Johann Friedrich Hartknoch, 1801, p. 169: «Ihr
                      Land und Charakter, ihre Verwandschaft mit den Arabern, ihre Verfassung, selbst ihr stolzes Zurück-
                      bleiben in Manchem, worauf die europäische Cultur treibt, macht sie gewissermassen zu Europäischen
                      Asiaten». La traducción del original alemán, como en los casos que siguen, es nuestra.

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                 2. Factores literarios
                Por otro lado, la revalorización de la imagen de España va unida a una reva-
             lorización de la literatura española. El hecho de que Alemania se encuentre a la
             búsqueda de una literatura nacional y de que, por primera vez, un grupo de intelec-
             tuales ponga en cuestionamiento el modelo cultural francés, hace que la literatura
             española del Siglo de Oro adquiera carta de actualidad. El peso cultural francés en
             Alemania había dejado a España en una posición nada privilegiada, pues, como se-
             ñala Bertrand, el final del siglo XVII y los principios del siguiente fueron en Alema-
             nia un tiempo desértico para el hispanismo. Los reyes, los príncipes, la aristocracia,
             los burgueses hablaban francés y sólo pocos escribían en alemán, de tal forma que
             la realidad se conformaba a las modas de París, conociéndose todo lo extranjero
             sólo a través de las opiniones francesas.5
                La influencia de la enemistad entre España y Francia, conocida a nivel europeo
             y objeto de discusión entre los intelectuales,6 se aprecia de forma significativa en
             los debates acerca del teatro. En lo que a la interpretación del Quijote se refiere, la
             controversia se ve encarnada en las figuras de Gottsched, cuya interpretación de la
             obra no difiere de las pautas francesas y Bodmer, que, influido por las ideas ingle-
             sas, ve en la obra cervantina una complejidad ulterior a la de la mera sátira. Para
             Gottsched, el Quijote, como para Rapin o Saint-Évremond, no es sino una sátira a
             la nación española. El gran mérito de la obra reside para Gottsched7 en que esta
             cumple en grado máximo con el requisito horaciano del prodesse et delectare, una de
             las condiciones indispensables, por otra parte, para poder hablar de novela según
             Huet. Además, la obra cervantina acaba con aquellas aventurescas fábulas de la
             novela de caballerías que atentaban contra la ley de la verosimilitud. Para Gotts-
             ched, el Quijote es una sátira, y el caballero manchego un miserable bajo la figura
             de un gran héroe.8
                Para Bodmer, autor del primer ensayo en lengua alemana dedicado enteramente
             al Quijote, el componente satírico ha dejado de referirse al fanatismo del carácter
             español para asociarse simplemente a una errónea concepción del amor por parte
             de la nación que no afecta exclusivamente a España y que, en cualquier caso, po-
             see un papel secundario en su interpretación de la obra cervantina. Para Bodmer,
             lo fundamental en la obra cervantina es la verosimilitud del personaje principal y
             de la acción, que don Quijote sea «en un excelente pasaje un loco, en otro cuerdo;
             y así son todas las personas. Nadie en todo momento cuerdo y en todos los casos
             sabio».9 En este juego de contrastes reside, para el pensador suizo, la esencia del
             carácter humano. Así, la obra no puede ser fruto sino del más superior maestro,

                 5. Bertrand, J. A. A., «Primicias del hispanismo alemán. El iniciador J.A. Dieze», Clavileño, I (1950), p. 9.
                 6. Véase a este respecto y entre otros Gundling, N. H., Otia, Deren I. Auflage von vielen andern solle beglei-
             tet werden, Frankfurt und Leipzig, Zu finden in der Rengerischen Buchhandlung, 1706.
                 7. Gottsched, J. C., Der Biedermann, LXIII (1728), p. 49.
                8. Gottsched, J. C., Beyträge Zur Critischen Historie Der Deutschen Sprache, Poesie und Beredsamkeit, heraus-
             gegeben von Einigen Mitgliedern der Deutschen Gesellschaft in Leipzig, vol. V, Leipzig, bey Bernhard Christoph
             Breitkopf, 1737, p. 169.
                 9. Bodmer, J. J., «Von dem Charakter von don Quixote und Sancho Pansa», Critische Betrachtungen über
             die Poetischen Gemählde der Dichter, Zürich/Leipzig, Verlegts bey Conrad Orell und Comp./ bey Joh. Friedr.

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                      que con el enfrentamiento entre locura y cordura, manejado con tanta habilidad y
                      gracia, con proporciones calibradas de verdad, de error, de probabilidad, de buen
                      gusto, de dañina imaginación, de sencillez y de apariencias, nos permite reconocer
                      la agudeza y el ingenio del autor que pudo cargar con tan difícil trabajo.10
                         Testimonio del cambio interpretativo encontramos en Gerstenberg en 1767
                      cuando indica que, aunque comienza leyendo el Quijote como la sátira más diver-
                      tida que jamás hubiera leído hasta entonces, pasa a considerarla como una de las
                      pocas composiciones clásicas entre los modernos que harían honor al gusto, urba-
                      nidad y sabiduría del más distinguido ateniense.11 El antaño censurado idealismo
                      del carácter español representado en la novela se valora ahora en muy distintos
                      términos. Así, concluye Gerstenberg,
                            si uno toma en consideración el origen noble de esta parodia, una determinada
                         huella de gran sentimiento, la gravedad mezclada con la viveza y agudeza del en-
                         tendimiento, características presentes hasta en el más vil español, sus relaciones con
                         la Roma antigua, su valor heroico alabado por Hirtio, Balbo y Tácito, entonces se
                         aplaudirá por otro lado esta elección; se reconocerá que el exceso de idealismo de un
                         español puede ser ridículo pero rara vez despreciable.12
                        Schmid, también en 1767, lo presenta junto a Shakespeare como clásico moder-
                      no frente a los clásicos antiguos, Homero y Virgilio.13

                         3. Factores filosóficos
                        Dos son los factores filosóficos que determinan el cambio interpretativo del
                      Quijote: el humor y el genio.
                         3.1. El humor
                         El humor designaba en la Inglaterra del siglo XVI un carácter extravagante, re-
                      sultante de un desequilibrio entre razón y pasión. Mientras para Hobbes el humor
                      suponía, en este sentido, una amenaza contra el estado civil, a finales del siglo XVII
                      se produce una revalorización positiva del mismo a partir, sobre todo, de las ideas
                      de Dryden, Congreve y Temple. Según señala este último, el humor distingue a su
                      pueblo respecto a los antiguos porque cada hombre sigue sus propios impulsos y

                      Gleditsch, 1741, pp. 518-547, pp. 524-525: «Don Quixote ist in einem vornehmen Stüke ein Narre, in
                      andern ist er weise; und so sind alle Menschen. Keiner ist in allen Stüken und in allen Fällen weise».
                         10. Ibid. p. 543
                         11. Gerstenberg, op. cit., p. 258.
                          12. Ibid., p. 259: «Wenn man aber auf den edlen Ursprung dieser Fratze, auf eine gewisse Spur
                      von großem Sentiment, auf den mit Lebhaftigkeit und Schärfe des Verstandes vermischten Ernst,
                      (Eigenschaften die sich auch an dem gemeinsten Spanier nicht übersehen lassen) und zugleich auf das
                      ehrwürdige Alter der Nation, auf ihre Verhältnisse mit dem alten Rom, und auf den schon vom Hirtius
                      oder Balbus und Tacitus an ihr gepriesenen Heldenmuth Rücksicht nimmt: so wird man diese Wahl
                      noch von einer andern Seite billigen; man wird erkennen, daß die Schwärmereyen eines Spaniers wohl
                      lächerlich, aber selten verächtlich seyn können».
                         13. Schmid, op. cit., p. 8.

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             obtiene placer, cuando no orgullo, en mostrárselo a los demás.14 El debate en torno
             a las proporciones adecuadas entre razón y pasión se revela asimismo fundamental
             en el discurso de pensamiento del XVIII europeo, lo que convierte al Quijote en una
             obra de una temática enormemente actual. Para Shaftesbury, el humor benevo-
             lente que singulariza el estilo cervantino constituye el método más eficaz para la
             resolución del desajuste entre razón y pasión, que el noble inglés traslada a su con-
             texto más inmediato: el fanatismo religioso. La cuestión del humor como criterio
             de distinción de lo verdadero y lo falso sume a Shaftesbury en un debate filosófico
             en el que el Quijote adquiere un papel central. Para el noble inglés, el buen humor
             cervantino constituiría la prueba a la que debería someterse toda religión para de-
             terminar si es auténtica.15 Leibniz, por el contrario, remitiéndose a Temple y a su
             juicio de que Cervantes, con su Quijote, había hecho caer a la nación española en
             la molicie, advierte que la aplicación del mismo método a la religión haría caer en
             la impiedad.16
                La cuestión del humor en el Quijote no sólo posee una dimensión ética sino
             también estética. El principio de benevolencia del pensamiento de Shaftesbury da
             origen a una nueva concepción de lo cómico que se distingue de forma explícita de
             lo satírico o burlesco. Mientras lo satírico responde a la antropología negativa de
             Hobbes, lo cómico se asienta en la antropología positiva de Shaftesbury. De este
             modo, lo satírico se centra en la burla y lo cómico en la risa, desde lo satírico se pre-
             sentan caricaturas de personajes planos y ridículos, mientras desde la categoría de
             lo cómico se ofrecen retratos de personajes que despiertan simpatía e incluso lle-
             garán a suscitar admiración. Desde lo satírico se penaliza, por tanto, el individua-
             lismo excéntrico, encarnado en personajes artificiales y afectados, mientras este se
             admira desde lo cómico, como natural en el ser humano y, por tanto, verosímil.
                El pensamiento de Shaftesbury alcanzará una amplia difusión en Alemania. En-
             tre las reflexiones teóricas acerca del género cómico en el XVIII alemán en la que
             se desarrolla esta nueva visión del humor destaca la Defensa de lo cómico grotesco de
             Möser de 1761, en la que lo cómico pasa a ser concebido como el contraste entre
             un elemento cómico y un elemento trágico del que resultaría una risa ambigua.
             En este sentido, don Quijote, dice, es una caricatura que muestra grandeza y ca-
             rece de fuerza. Para Möser, la clave de las que llama novelas épicas cómicas está,
             precisamente, en el contraste entre la grandeza de los cometidos del héroe y su
             falta de fuerza de espíritu para lograrlas.17 Este carácter tragicómico del personaje
             es subrayado, asimismo, por Abbt, quien comparte el juicio de Möser de que los
             héroes de Cervantes como los de Swift, Butler o Voltaire, son protagonistas épicos,

                14. Temple, W., «Of Poetry» (1690), en: Spingarn, J., Critical Essays of the 17th Century III, Oxford Uni-
             versity Press, 1908, pp. 73-109, p. 104.
                 15. Shaftesbury, Carta sobre el entusiasmo, Barcelona, Crítica, 1997, pp. 111-119.
                16. Leibniz, G. W., Philosophische Schriften, III, Georg Olms Verlag, Hildesheim-New York, 1978, pp.
             411-412.
                17. Möser, J., Justus Mösers sämmtliche Werke: Neu geordnet und aus dem Nachlasse desselben gemehrt durch
             B. R. Abeken, Nicolaischen Buchhandlung, Berlin, 1843, p. 89.

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                      aunque «se distinguen de los héroes de Homero del mismo modo que lo hacen las
                      criaturas de Klopstock».18
                         La comedia, señala Abbt en este sentido, conlleva una cierta dosis de seriedad.
                      Así, incluso un personaje grotesco como Arlequín es a la vez y con intención muy
                      serio, pues sus momentos melancólicos le ha costado ser un bufón soportable.19 El
                      humor se convierte en una síntesis de lo trágico y lo cómico. Para Blanckenburg la
                      comicidad surge de cualquier contraste de lo elevado, digno, excelente y significa-
                      tivo con lo insignificante, despreciable y pequeño cuyas consecuencias no sean de
                      carácter grave pues, de lo contrario, despertarían lágrimas y no risa.20
                         Esta concepción del humor basada en el contraste entre lo trágico y lo cómico se
                      adelanta, por otra parte, a la visión romántica del mismo, que también se asienta
                      en un contraste. Podemos denominarlo ya, por tanto, como ironía, caracterizada
                      fundamentalmente, tal y como señala Strosetzki, por la convivencia entre lo serio
                      y lo cómico: «el ingenio se convierte en principio de la ironía romántica en la que,
                      según Friedrich Schlegel, confluyen los opuestos, los contrarios entre sí, como, por
                      ejemplo, locura y cordura, lo serio y lo burlesco».21
                         El humor aplicado a la interpretación de la obra cervantina puede ser de tres
                      tipos. En primer lugar, el humor realista, en el que la risa procede de lo ideal con-
                      templado desde lo real. Desde la categoría de lo satírico burlesco contemplará el
                      Quijote Gottsched, desde la satírico-cómica lo hará Wieland. En segundo lugar, el
                      humor idealista, en el que la risa procede de lo real contemplado desde lo ideal.
                      Desde esta perspectiva se acercarían a la obra cervantina, entre otros, Sterne o
                      Steele. Por último, el humor romántico, en el que la risa procedería del contraste
                      entre lo real y lo ideal, visión presente ya en Bodmer, también en Lessing, Möser o
                      Flögel y posteriormente en Schlegel o Tieck.
                         Lo cómico, por otra parte, se asocia con el carácter de las naciones. En lo cómico
                      se aprecian los rasgos definitorios de la literatura y del carácter nacionales y, por
                      ello, se refleja en este género la singularidad de los pueblos. Cervantes, en este sen-
                      tido, señala Flögel, habría retratado con inimitable humor el modo de pensamiento
                      fantástico típico del carácter español en las aventuras del caballero de la Mancha.22
                      Con ello se convierte en maestro del género cómico, en el que, según Flögel, los
                      españoles se anteponen al resto de las naciones.

                           18. Abbt, T., «Möser, J., Harlekin, oder Vertheidigung des Groteske-Komischen», Briefe, die Neueste
                      Litteratur betreffend, 12 (1761), pp. 327-364, p. 336.
                         19. Ibid., pp. 328-332.
                         20. Blanckenburg , op. cit., pp. 203-204
                         21. Strosetzki, C., «Ludwig Tieck und das Spanieninteresse der deutschen Romantik» en: Schmitz,
                      W., Tieck, L., Literaturprogramm und Lebensinszenierung im Kontext seiner Zeit, Niemeyer, Tübingen, 1997, p.
                      245: «Der Witz wird zum Prinzip der romantischen Ironie, in der nach F. Schlegel das Entgegengesetzte,
                      das einander Widersprechende, wie z.B. Narrheit und Weisheit, Ernst und Scherz, zusammenfällt.
                      Wesensmerkmal des Don Quixote ist für F. Schlegel, dass Cervantes den gleichgültigen spielt und eine
                      bewusste Distanz zu seinem Werk aufrechterhält».
                         22. Flögel, C. F., Geschichte der komischen Literatur, Georg Olms Verlag, Hildesheim-New York, 1976.
                      Reimpresión de la edición original de 1784, p. 286.

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La interpretación idealista del Quijote                                                                    387

                3.2. El genio
                Junto al humor, el genio será el criterio de configuración del nuevo canon que
             concederá a Cervantes un puesto entre los clásicos modernos. Ya en 1751, en el
             Universallexicon de Zedler, el genio distinguía la buena de la mala literatura.23 Flögel,
             por su parte, señalará en 1765 que no se le puede otorgar mayor honor a un escritor
             que concederle tan distinguido título.24 El proceso de asentamiento de la nueva
             estética recibe un fuerte impulso en la primera mitad del siglo XVIII con la filoso-
             fía de Baumgarten y su veritas aesthetica, basada en el sentimiento. Comienza una
             etapa de auténtico culto al genio que convierte a Shakespeare y a Cervantes, que
             responden a la caracterización del mismo, en los preferidos entre los modernos. La
             capacidad creadora de un alma superior, el don de captar la esencia de la naturaleza
             humana y la originalidad son, a partir de ahora, los rasgos que revelan al autor del
             Quijote como clásico universal.
                Así, Bodmer señalaba en 1741 que esta obra, cuyos personajes son símbolos de
             la naturaleza humana, no podría haber sido compuesta sino por el más superior
             maestro.25 Lessing habla en 1754 del inimitable Cervantes y de la originalidad de
             su obra, no contando esta con antecedente alguno. Gerstenberg designa al clásico
             del Siglo de Oro español en sus Briefe über Merkwürdigkeiten der Litteratur como ge-
             nio y al Quijote como primera novela moderna por su carácter de poesía en prosa.
             Wieland considera a Cervantes el mejor novelista entre los españoles por haberle
             proporcionado originales a su pueblo y por su mirada profunda en el corazón hu-
             mano.26 En términos similares se pronunciará Bouterwek en 1804 cuando señala
             que
                    sólo un avezado y experimentado observador de la naturaleza humana con razón
                 completamente sana y con la perspectiva del genio ante la que una de las más inte-
                 resantes profundidades del ánimo humano se le presenta como nueva, podía tener la
                 idea de una novela tal sin una preparación psicológica académica y componerla con
                 enérgica decisión. […] La originalidad de la idea del Quijote está no sólo probada histó-
                 ricamente, dado que no se escribió ninguna novela similar antes […] sino que también
                 está probada psicológicamente, pues una mente creativa avanza para inventar donde
                 otro se ha parado y con valentía, como Cervantes, mezcla lo aparentemente heterogé-
                 neo para agotar plenamente el potencial de la idea que le conquistó.27

                23. Zedler, J. H., Grosses vollständiges Universal-Lexicon, Halle und Leipzig, Johann Heinrich Zedler,
             1732-1751, Tomo X, p. 871.
                 24. Flögel, C. F., Geschichte des menschlichen Verstandes, Breßlau, Johann Ernst Meyer, 1765, p. 10.
                 25. Bodmer, op. cit., p. 544
                26. Wieland, C. M., «Moralische Novellen des Miguel de Cervantes Saavedra; zum erstenmale aus dem
             Originale übersetzt», Leipzig, Dodsley und Comp, 1779, p. 192.
                 27. Bouterwek, F., Geschichte der Spanischen Poesie und Beredsamkeit, Göttingen, Johann Friedrich Röwer,
             1804, pp. 335-336: «Nur ein lange geübter Menschenbeobachter von kerngesundem Verstande und einem
             Blick des Genies, vor dem sich eine der interessantesten Tiefen des menschlichen Gemüths neu aufthat,
             konnte die erste Idee eines solchen Romans, ohne alle Vorbereitung durch schulgerechte Psychologie,
             mit energischer Bestimmtheit fassen [...] Die Originalität der Idee des Don Quixote ist nicht nur historisch
             erwiesen, weil kein ähnlicher Roman vorher geschrieben worden […], sondern auch psychologisch ist
             gewiss, dass ein erfinderischer Kopf, der nur fortfährt zu erfinden, wo ein anderer aufgehört hat, nicht mit

Ortodoxia4.indb 387                                                                                                           23/07/11 20:07
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                         4. El Quijote y la novela
                         4.1. La teoría de la novela
                         El género de la novela experimenta un marcado auge en el siglo XVIII europeo
                      que arrastra consigo al Quijote cervantino al estatus de clásico. A su vez, la obra
                      adquiere una posición fundamental en la teoría de la novela y contribuye, de este
                      modo, al asentamiento del género.
                         Ya en el XVII, el ensayo sobre el origen de la novela de Huet, el primero que al-
                      canza proyección europea, presentaba ya a Cervantes como uno de los más bellos
                      espíritus producidos por España por la fina y juiciosa crítica llevada a cabo en su
                      Quijote.28 La novela había de comportar deleite y aprovechamiento y, desde esta
                      perspectiva, el Quijote se proponía como ejemplo de lectura en Alemania, desde
                      Thomasius en el XVII hasta Gottsched en el XVIII.
                         Si efectivamente la novela había de poseer una finalidad moral, la estructura
                      del drama, propone Tröltsch en 1753, se ajustaría mucho mejor a sus necesidades.
                      De este modo, para el novelista y traductor alemán, el drama busca la catarsis del
                      espectador y a los mismos fines debe aspirar la novela. La novela se dividiría para
                      Tröltsch en trágica y cómica. Mientras Banise se cita como ejemplo de la primera,
                      el Quijote lo sería de la segunda.29 En cambio, para Johann Adolf Schlegel, padre
                      de los famosos hermanos August Wilhelm y Friedrich, si el fin de la poesía era el
                      deleite y el fin de la prosa el aprovechamiento, la novela no sería otra cosa que una
                      síntesis de ambas pues, en ella, se juntarían ambos propósitos. Las novelas serían,
                      así, «poesías en prosa».30
                         El género responde a un fenómeno de debilitación del interés por el ideal heroico
                      del ser humano, al que sustituye la fascinación por el carácter del ser humano real,
                      con lo que la novela centra su interés en el sujeto y su psicología. Las acciones y
                      emociones del individuo pasarán a ser el principal interés de la temprana Ilustración
                      alemana y, por ello, la teoría de la novela presta especial atención a la verosimilitud
                      de los personajes.31 De ahí que el ensayo de Bodmer sobre el Quijote se dedique casi
                      en exclusividad a este rasgo de sus personajes, señalándose que el caballero man-
                      chego, en sus contradicciones, representa el carácter general del género humano.
                      Por otro lado, la novela, según el autor del primer tratado sobre la novela en lengua
                      alemana, Friedrich von Blanckenburg, debe presentarnos un héroe que experimenta
                      un conflicto entre pasión y razón. El hecho de que este se entregue a los impulsos de
                      su corazón no implica que no posea un carácter noble, como el que nos dice posee

                      der Kühnheit, wie Cervantes, das heterogen Scheinende in der Ausführung zusammenmischen wird, um
                      eben dadurch die ganze Fülle der Idee zu erschöpfen, von der er begeistert wurde.»
                         28. Huet, P. D., Traité de l’origine des romans, nebst der Happelschen Übersetzung, Stuttgart, Metzlersche
                      Verlagsbuchhandlung, 1966, p. 75.
                        29. Tröltsch, K.F., Geschichte einiger Veränderungen des menschlichen Lebens, In dem Schicksalen der Herren
                      Ma***, Leipzig, 1753, Frankfurt am Main, Minerva, 1971, pp. 9-16.
                          30. Schlegel, J. A. en su traducción comentada de Batteaux, C., Einschränkung der schönen Künste auf
                      einen einzigen Grundsatz, Leipzig, Weidmann, 1751, pp. 272-275.
                         31. Wahrenburg, F., «Romantheorie 1620-1715» en: Eberhard Lämmert et. al. (eds.), Romantheorie 1620-
                      1880: Dokumentation ihrer Geschichte in Deutschland, Frankfurt am Main, Athenäum, 1988, p. 37.

Ortodoxia4.indb 388                                                                                                                   23/07/11 20:07
La interpretación idealista del Quijote                                                               389

             don Quijote.32 La perspectiva tragicómica desde la que Blanckenburg contempla la
             obra cervantina no diferirá en esencia de la interpretación posterior de Hegel, que
             alaba a Cervantes por haber dotado a su héroe de una multitud de buenas cualida-
             des de espíritu y de corazón, aun a pesar de la aberración de su empresa, sin dejar
             de ser la obra, por tanto, una perpetua burla de la caballería.33
                La teoría de la novela, según señala el germanista Wilhelm Voßkamp, discurre
             indisolublemente unida a su praxis en el siglo XVIII.34 La obra maestra cervantina
             supone, en este sentido, un perfecto ejemplo de simbiosis entre teoría y praxis
             novelesca, de tal manera que, a la vez que su presencia se revela fundamental en
             los debates teóricos acerca del género, se instituye en modelo de representación
             del conflicto entre lo real y lo ideal en la novela cervantina alemana dieciochesca.
                4.2. La novela cervantina en el XVIII alemán
                Entre las novelas cervantinas alemanas del XVIII destacaremos, en primer lugar,
             la del Teutsche[r] Don Quixote de Neugebauer, por ser la primera en la que se refleja
             la nueva concepción del humor y una nueva estética, en una fecha tan temprana
             como 1753. Así, Neugebauer describe a su protagonista como magnánimo, tierno
             y de buen corazón y digno de aprecio, a pesar de que su razón se supedite a las
             pasiones del corazón.35 La fantasía novelesca resulta, con todo, al final de la novela
             más defendida que atacada por lo que posee de enriquecedora para el protagonis-
             ta. Como señalan Kurth y Jantz, mediante su juego de temas y personajes, con la
             creación propia y la figura narrativa se adelanta Neugebauer a los medios artísticos
             del Romanticismo, de las obras de Jean Paul y Brentano y prefigura una postura
             artística que, más tarde, se designará como «ironía romántica».36
                La influencia de Cervantes en la novela del XVIII alemán se dejará sentir, asimis-
             mo, en la producción novelística de Goethe. Si bien es cierto que los juicios del ale-
             mán sobre el clásico del Siglo de Oro español son más bien escasos, la influencia que
             este ejerce en su obra es mucho mayor de lo que a primera vista pudiera parecer.
             Un contemporáneo de Goethe, Johann Melchior Goetze (1775), veía en Werther un
             modernizado Quijote, no contemplado como el caballero de los leones sino como
             un bufón enamorado, siendo incluso don Quijote mucho más razonable que este.37
             Pero, sobre todo, la influencia cervantina es especialmente significativa en el Wil-
             helm Meister, haciéndose más endeble en Las afinidades electivas. No en vano señalaba
             Schlegel que tanto el Wilhelm Meister como el Quijote habían sido sorprendidas por las
             posibilidades de su género, convirtiéndose en obras mucho más elevadas de lo que

                 32. Blanckenburg, op. cit., pp. 47, 198.
                33. Hegel, G. W. F., Vorlesungen über die Ästhetik, Vol.II, Frankfurt am Main, Suhrkamp Verlag, 1999,
             pp. 217-218.
                34. Voßkamp, W., «Romantheoretische Aspekte im 18. Jahrhundert» en: Hinck, Walter (ed.), Europäische
             Aufklärung, Frankfurt am Main, Akademische Verlagsgesellschaft Athenaion, 1974, p. 161.
                35. Neugebauer, W. E. (ed. E. Weber) , Der Teutsche Don Quichotte, Faksimiledruck nach der Ausgabe
             von 1753, Stuttgart, Metzlersche Verlagsbuchhandlung, 1971, p. 2.
                36. Kurth L. y Jantz, H. (eds.), Neugebauer, W. E., Der Teutsche Don Quichotte (Nachwort), Berlin- New
             York, Walter de Gruyter, 1972, p. 407.
                37. Goetze, J. M., Kurze aber nothwendige Erinnerungen über die Leiden des jungen Werthers, Hamburg, bey
             C. S. Schröders Wittwe, 1775, p. 4.

Ortodoxia4.indb 389                                                                                                        23/07/11 20:07
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                      había sido su primera intención, pudiendo detectarse una duplicidad a nivel tan des-
                      tacado sólo en estas y en Hamlet, cumbres las tres del arte romántico (pp. 232-233).38

                         5. Ilustraciones
                         Las traducciones son fiel reflejo de la evolución interpretativa de la obra cer-
                      vantina causada por los factores históricos, filosóficos y literarios hasta ahora
                      expuestos. Lo mostraremos a continuación a través del análisis de una serie de
                      ilustraciones contenidas en las mismas y especialmente significativas al respecto.39
                         La primera pareja de ilustraciones (imágenes 1 y 2) pone de manifiesto el radical
                      cambio interpretativo que se produce desde finales del siglo XVII hasta finales
                      del siglo XVIII. La representación de don Quijote y el león en ambas imágenes
                      es radicalmente distinta. Mientras en la primera imagen el caballero aparece en
                      inferioridad de condiciones respecto al león, situado por encima de don Quijote
                      y dispuesto a atacar, en la segunda es el caballero el que se presenta imponente
                      frente al león que, asustado, no osa levantar la vista. De personaje ridículo pasa,
                      por tanto, a ser retratado como héroe.

                                           Imagen 1                                       Imagen 2

                         El siguiente par de imágenes ilustra la evolución interpretativa que se produce
                      desde la traducción de 1682 a la de 1734, que, frente a la primera, presenta al ca-
                      ballero manchego desde los principios del humor benevolente. Mientras la imagen
                      3, correspondiente a 1682, se recrea en lo burlesco a través del manteamiento del
                      escudero (en primer plano) y de los golpes que recibirá el caballero (en segundo) y
                      don Quijote contempla impasible el manteamiento de Sancho, en la imagen 4, por

                         38. Schlegel, F. , Sämmtliche Werke, Vol. V, Wien, Ignaz Klang, 1846, pp. 232-233.
                          39. Las ilustraciones, a excepción de la imagen 4, han sido tomadas del Banco de Imágenes del Quijote,
                      dirigido por José Manuel Lucía Megías, www.qbi2005.com.

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La interpretación idealista del Quijote                                         391

             el contrario, don Quijote es presentado aún desde una perspectiva cómica pero en
             una actitud mucho más valerosa y digna que en la ilustración precedente:

                                 Imagen 3                            Imagen 4

                Si el cambio interpretativo que traen consigo la evolución del humor y la es-
             tética del genio se dejaba notar de forma significativa en las ilustraciones corres-
             pondientes a las traducciones de 1682 y 1734, las imágenes de esta última tan
             sólo representarían un primer paso hacia la concepción idealista del Quijote que se
             forjaría definitivamente en el segundo tercio de siglo y que puede verse a través de
             una sencilla comparación entre el siguiente par de ilustraciones.

                                Imagen 5                             Imagen 6

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                         Mientras en la primera Dulcinea se sitúa en una posición de superioridad con
                      respecto a don Quijote, en la segunda, correspondiente a la traducción de Bertuch
                      de 1775, es ella la que se halla tendida en el suelo en una posición un tanto apara-
                      tosa mientras don Quijote, gentil, ofrece su noble brazo para brindarle ayuda. En
                      la reedición de la traducción de 1780 se añaden nuevas ilustraciones de la obra cer-
                      vantina que no olvidan la perspectiva cómica de la obra que convive con la trágica.

                        6. Conclusiones
                         A través del análisis de los factores de cambio interpretativo del Quijote hemos
                      reconstruido la recepción de la obra cervantina en el XVIII alemán, quedando so-
                      bradamente demostrado que la visión romántica de la obra comienza ya en el
                      segundo tercio de siglo. Además, la línea divisoria entre la interpretación germana
                      del Quijote de la Ilustración tardía y la romántica queda anulada por los siguientes
                      motivos:
                         Tanto la interpretación ilustrada como la romántica ven en la obra cervantina
                      el conflicto entre lo real y lo ideal. No cabe argüir que el conflicto es valorado de
                      diferente forma, ensalzando el ilustrado lo real mientras el romántico lo desprecia
                      a favor de lo ideal. Un ilustrado y antiidealista a ultranza como Wieland describirá
                      a don Quijote como un hombre más magnánimo, devoto y virtuoso de lo que
                      pueda probar cualquier historia verdadera. Para el ilustrado, el personaje reúne
                      en su carácter todo lo noble, lo bueno y lo digno de alabanza. Así, don Quijote,
                      siguiendo los impulsos de su corazón, se convierte en el hombre que deseaba ser,
                      sin ser culpa suya, en realidad, que las circunstancias externas no se correspondan
                      con su imaginación o que el final de sus aventuras sea vergonzoso.40 Blanckenburg,
                      por su parte, también lo describe como digno de admiración.41 Por otro lado, al
                      Romanticismo alemán tampoco se le escapa la faceta ridícula de don Quijote. Para
                      Tieck, fantasía y realidad, lo serio y lo paródico, conviven de tal manera en la obra
                      cervantina que lo mismo se admira al protagonista que se ríe uno de él. Ambas co-
                      sas siempre confluyen de manera que en nuestra imaginación el protagonista es, a
                      la vez, parodia y verdadero héroe.42 En la medida en que la interpretación ilustrada
                      concede al Quijote una dimensión seria y la romántica una ridícula, se produce un
                      acercamiento entre ambas hasta fundirse en una sola que ve la grandeza de la obra
                      cervantina en sus contrastes.
                         En segundo lugar, el conflicto entre lo real y lo ideal es concebido, para Ilustra-
                      ción y Romanticismo, como un aprendizaje. Para la Ilustración alemana tardía,
                      la enseñanza se extrae a partir de un complejo proceso en el que el hombre se ve
                      enfrentado a un choque entre realidad e ideal.43 Así, para Blanckenburg, que toma
                      la novela de formación Agathon como modelo para su tratado sobre la novela, la
                      virtud del héroe resulta precisamente de la lucha de sus pasiones con la razón y es

                        40. Wieland, C. M., «Vorbericht zum Anti-Cato», Der Teutsche Merkur, III (1773), pp. 99-126.
                        41. Blanckenburg, op. cit., p. 192.
                        42. Tieck, L., Kritische Schriften, Leipzig, Brockhaus, 1974, p. 149.
                        43. Vid. Voßkamp, op. cit., p. 179.

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La interpretación idealista del Quijote                                                                    393

             obligación del escritor representar esa lucha interna con el suficiente detenimiento
             para que de la novela se extraiga la enseñanza correspondiente. El héroe, por lo
             tanto, debe exteriorizar sus pasiones y el autor mostrar cómo éstas chocan con sus
             obligaciones presentando esta lucha de forma suficientemente clara y verosímil.44
             Kant se lamentaba de que Cervantes se hubiera burlado de la pasión fantástica de
             don Quijote en lugar de haberla orientado mejor.45 Lenz, por su parte, representan-
             te del Sturm und Drang, veía el mérito principal de la novela en la instrucción de la
             parte pasional del hombre.46 Del mismo modo lo hace Meier.47 El aprendizaje no
             es sino la superación de contrarios en la síntesis. Para Schlegel, efectivamente, la
             formación es síntesis antitética y el interior de una persona que ha alcanzado una
             determinada altura y universalidad en su formación, una cadena continua de des-
             aforadas revoluciones.48 En términos similares se pronuncia Hegel en su Ästhetik,
             para quien los años de aprendizaje o de educación del individuo están asimismo
             marcados por estas luchas de contrarios. Para que el aprendizaje llegue a su fin
             es necesario que «el sujeto madure, que entre en la concatenación del mundo y
             encuentre en él un punto de vista adecuado adaptando sus deseos y opiniones a
             las relaciones ya existentes y a la racionalidad de las mismas».49 Tanto románti-
             cos como ilustrados contemplan el aprendizaje, en definitiva, como un proceso
             complejo, reflejado en un conflicto de oposición de contrarios, que culmina con su
             resolución armónica en la síntesis, como la clave de la convivencia armónica entre
             pasión y razón.
                En tercer lugar, tampoco puede considerarse que el Romanticismo contemple el
             conflicto desde una dimensión seria y la Ilustración lo haga desde la cómica. Don
             Quijote es, desde la perspectiva ilustrada, un personaje noble que representa un
             conflicto humano de carácter universal. Aunque la dimensión cómica no se ignora,
             esta convive, de forma inevitable, con la trágica, poseyendo la obra cervantina, por
             tanto, un carácter tragicómico. Exactamente desde esta misma perspectiva alaba
             la obra el Romanticismo alemán que admira los ideales de don Quijote que, en
             contacto con la realidad, se tornan irrealizables. No obstante, la admiración des-
             pertada por don Quijote y la dimensión trágica de la obra se cierra con el distan-
             ciamiento característico de la ironía romántica, en definitiva, una forma de humor.

                 44. Blanckenburg, op. cit., pp. 47-48.
               45. Kant, I., «Fragmente aus seinem Nachlasse» en: Kant, I. (ed. K. Rosenkranz y F. W. Schubert), Im-
             manuel Kants Sämmtliche Werke, XI, Leipzig, Leopold Voss, 1842, p. 224.
                46. Lenz, J. M. R., Briefe über die Moralität der Leiden des jungen Werthers en: Lenz, J. M. R. (ed. B.Titel y
             H. Haug), Werke und Schriften, Vol I, Stuttgart, Goverts, 1966, p. 393.
                47. Meier, G. F, «Untersuchung, ob es erlaubt sey die so genanten Romainen zu lesen?» en: G. F. Meier
             y S. G. Lange (ed. W. Martens), Der gesellige, eine moralische Wochenschrift, Teil 5 und 6 (1750), Hildesheim-
             Zürich-New York, Georg Olm Verlag, 1987, p. 113.
                 48. Schlegel, F., op. cit., p. 82.
                 49. Hegel, op. cit., p. 220: «Diese Kämpfe nun aber sind in der modernen Welt die Lehrjahre, die
             Erziehung des Individuums an der vorhandenen Wirklichkeit, und erhalten dadurch ihren wahren
             Sinn. Denn das Ende solcher Lehrjahre besteht darin, daß sich das Subjekt die Hörner abläuft, mit
             seinem Wünschen und Meinen sich in die bestehenden Verhältnisse und die Vernünftigkeit derselben
             hineinbildet, in die Verkettung der Welt eintritt und in ihr sich einen angemessenen Standpunkt erwirbt.»

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                      Así, don Quijote despertará en Tieck tanto admiración como risa.50 Tanto la Ilus-
                      tración tardía como el Romanticismo alemán ven en el Quijote, en conclusión, una
                      obra de carácter tragicómico.
                         Al confluir una única interpretación bajo dos etiquetas contempladas como an-
                      tagónicas se propone aquí, para evitar confusiones, la designación de «interpreta-
                      ción idealista» del Quijote para ambas, en primer lugar, por englobar este término
                      tanto Ilustración como Romanticismo; por reflejar este, además, la tendencia sin-
                      tética característica del XVIII alemán que se proyecta en la interpretación de la
                      obra cervantina y por condensar, asimismo, las características de una exégesis que
                      el idealismo alemán lleva a su punto más álgido y que poseería las siguientes ca-
                      racterísticas:
                         a) La recuperación de la figura del autor, fomentada por la irrupción del indivi-
                      dualismo en el pensamiento de la época.
                         b) La consideración del Quijote como una obra de carácter dual resultante de su
                      doble dimensión significativa (parodia de la novela de caballerías y obra simbólica,
                      representación del conflicto entre lo real y lo ideal), de su carácter tragicómico y
                      de la doble dimensión del protagonista principal, que es, a la vez, loco y cuerdo,
                      noble y ridículo; ya no interesa el hombre tal y como debe ser sino tal y como es.
                         c) La consideración del Quijote como novela nacional que representa el carácter
                      genuino de la nación española.
                         d) La fusión de Filosofía y Literatura en la interpretación del Quijote cervantino.

                        Bibliografía
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                        Frankfurt, Verlegt von Johann Ludwig du Four, von Genff, 1682.
                      ____, (trad. G.C. Wolf), Des berühmten Ritters, Don Quixote von Mancha, lustige und
                        sinnreiche Geschichte, abgefasset von Miguel Cervantes Saavedra, Leipzig, Verlegts
                        Caspar Fritsch, 1734.

                        50. Tieck, op. cit. , p. 149.

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La interpretación idealista del Quijote                                              395

             Cervantes, M. de, (trad. G.C. Wolf), Des berühmten Ritters Don Quixote von Mancha,
                Lustige und sinnreiche Geschichte, abgefasset von Miguel de Cervantes Saavedra,
                Leipzig, Verlegts Caspar Fritsch, 1767. (Reedición mejorada de la primera
                edición de 1734, con grabados incorporados)
             ____, (trad. F.J. Bertuch), Leben und Thaten des weisen Junkers Don Quixote von Man-
                cha. Neue Ausgabe aus der Urschrifft des Cervantes, nebst der Fortseßung des Avellane-
                da, Carlsruhe, zu finden in der Schmiederischen Buschhandlung, 1776.
             Flögel, C. F., Geschichte des menschlichen Verstandes, Breßlau, verlegts Johann Ernst
                Meyer, 1765.
             ____, Geschichte der komischen Literatur, Georg Olms Verlag, Hildesheim- New York,
                1976. Reimpresión de la edición original de 1784.
             Gerstenberg, H. W., Briefe über Merkwürdigkeiten der Literatur, Schleswig und
                Leipzig, Joachim Friedrich Hansen, 1767.
             Goeze, J. M., Kurze aber nothwendige Erinnerungen über die Leiden des jungen
                Werthers, über eine Recension derselben, und über verschiedene nachher erfolgte dazu
                gehörige Aufsätze. Aus den freyw. Beytr. zu dem Hamb. Nachr. aus dem Reiche der
                Gelehrsamkeit, um solche gemeinnütziger zu machen, besonders abgedruckt, Hamburg,
                bey C. S. Schröders Wittwe, 1775, pp. 1-17.
             Gottsched, J. C., Der Biedermann, LXIII (1728), pp. 49-52.
             ____, Beyträge Zur Critischen Historie Der Deutschen Sprache, Poesie und Beredsamkeit,
                herausgegeben von Einigen Mitgliedern der Deutschen Gesellschaft in Leipzig, vol. V,
                Leipzig, bey Bernhard Christoph Breitkopf, 1737.
             Gundling, N. H., Otia, Deren I. Auflage von vielen andern solle begleitet werden,
                Frankfurt und Leipzig, Zu finden in der Rengerischen Buchhandlung, 1706.
             Hegel, G. W. F., Vorlesungen über die Ästhetik, Vol.II, Frankfurt am Main, Suhrkamp
                Verlag, 1999.
             Herder, J. G., «Früchte aus den sogenannt: goldnen Zeiten des achtzenten
                Jahhunderts. Märchen und Romane» en: Herder, J. G., Adrastea, III, Leipzig, bei
                Johann Friedrich Hartknoch, 1801, pp. 132-176.
             Huet, P. D., Traité de l’origine des romans, nebst der Happelschen Übersetzung, Stuttgart,
                Metzlersche Verlagsbuchhandlung, 1966.
             Kant, I., «Fragmente aus seinem Nachlasse» en: Kant, I. (ed. K. Rosenkranz y F. W.
                Schubert), Immanuel Kants Sämmtliche Werke, XI, Leipzig, Leopold Voss, 1842.
             Kurth, L. y Jantz, H. (eds.), Neugebauer, Wilhelm Ehrenfried, Der Teutsche Don
                Quichotte oder die Begebenheiten des Marggraf von Bellamonte. Komisch und satyrisch
                beschrieben, Berlin- New York, Walter de Gruyter, 1972.
             Leibniz, G. W., Philosophische Schriften, III, Georg Olms Verlag, Hildesheim, New
                York, 1978.
             Lenz, J. M. R., Briefe über die Moralität der Leiden des jungen Werthers en: Lenz, J. M.
                R. (ed. B. Titel y H. Haug), Werke und Schriften, Vol I, Stuttgart, Goverts, 1966.
             Lucía Megías, J. M. (dir.), Banco de imágenes del Quijote: 1605-1905, www.qbi2005.
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                        Wochenschrift, Teil 5 und 6 (1750), Hildesheim-Zürich-New York, Georg Olm
                        Verlag, 1987, pp. 113-120.
                      Möser, J., Justus Mösers sämmtliche Werke: Neu geordnet und aus dem Nachlasse
                        desselben gemehrt durch B. R. Abeken, Nicolaischen Buchhandlung, Berlin, 1843.
                      Neugebauer, W. E. (ed. E. Weber) , Der Teutsche Don Quichotte, oder die Begebenheiten
                        des Marggraf von Bellamonte, Komisch und satyrisch beschrieben; aus dem französischen
                        übersezt. Faksimiledruck nach der Ausgabe von 1753, Stuttgart, Metzlersche
                        Verlagsbuchhandlung, 1971.
                      Schlegel, F. , Sämmtliche Werke, Vol. V, Wien, Ignaz Klang, 1846.
                      Schmid, C. H., Theorie der Poesie nach den neuesten Grundsätzen und Nachrichten
                        von den besten Dichtern nach den angenommenen Urtheilen, bey Sigfried Lebrecht
                        Crusius, Leipzig, 1767.
                      Shaftesbury, Carta sobre el entusiasmo, Barcelona, Crítica, 1997.
                      Strosetzki, C., «Ludwig Tieck und das Spanieninteresse der deutschen Romantik»
                        en: Schmitz, W., Tieck, L., Literaturprogramm und Lebensinszenierung im Kontext
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                        Schicksalen der Herren Ma***. Mit einer Vorrede von dem Nutzen der Schauspiels
                        Regeln bei den Romanen, Leipzig, 1753, Frankfurt am Main, Minerva, 1971.
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                        Eggert, Karl-Heinz Hartmann, Gerhard Hinzmann, Dietrich Scheunemann,
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                      Wieland, C. M., «Vorbericht zum Anti-Cato», Der Teutsche Merkur, III (1773), pp.
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                      Zedler, J.H., Grosses vollständiges Universal-Lexicon aller Wissenschaften und Künste
                        welche bisshero durch menschlichen Verstand und Witz erfunden und verbessert worden.
                        Darinnen so wohl (…), Halle und Leipzig, verlegts Johann Heinrich Zedler, 1732-
                        1751.

Ortodoxia4.indb 396                                                                                                23/07/11 20:07
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