Insectos amigos invisibles - ecologistas - Ecologistas en Acción

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Insectos
amigos invisibles

               Iniciativa de educación
       ambiental subvencionada por
          la Consejería de Agricultura,   ecologistas
        Ganadería y Medio Ambiente
      del Gobierno de La Rioja. Orden
                                          en acción
                2/2013, de 31 de enero    La Rioja
Insectos amigos invisibles - ecologistas - Ecologistas en Acción
ecologistas
 en acción
La Rioja

Autor: Juan Miguel Vergara
Edita: Ecologistas en Acción de La Rioja
		 Apartado nº 363 - 26080 Logroño
		 Teléfonos 941245114 – 616387156
		www.ecologistasenaccion.org/larioja
Edición: Octubre 2021
Con el apoyo de:

Este cuaderno se puede descargar y consultar en https://www.ecologistasenaccion.org/184107

Ecologistas en Acción agradece la reproducción y divulgación de los contenidos de este
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Índice
Introducción .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 5
Somos los insectos .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 7
Somos grandes polinizadores  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 9
Limpiamos el ecosistema .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 11
Reciclamos materia .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 13
Somos eslabones fundamentales .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 15
Parasitamos y controlamos plagas .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 17
Aireamos el suelo y lo mejoramos .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 19
Os proveemos de recursos .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 21
Con nosotros investigáis .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 23
Os proporcionamos sensaciones .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 25
Y hasta nos coméis .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 27
¿Por qué no hacéis algo por nosotros? .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  . 31

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Introducción
La campaña “Sin insectos no hay vida”, iniciada por Ecologistas en Acción en 2020,
pretende informar para sensibilizar sobre la importancia ecológica de los insectos.
Uno de los elementos de esta campaña es la exposición que hemos titulado “Insec-
tos, amigos invisibles” y que puede ser consultada en nuestra web: https://www.
ecologistasenaccion.org/178421.
En el presente cuadernillo se encuentran, de manera ampliada, los contenidos de la
exposición. Los títulos de los paneles de la misma, a los que hemos añadido uno nuevo:
“os proporcionamos sensaciones”, son los de los capítulos de este cuadernillo. Por sí so-
los, los títulos, dan una ligera idea de la importancia de los insectos en el planeta Tierra.
Leyendo los textos, que van acompañados de algunas imágenes, esperamos que se
consiga un conocimiento, algo más profundo, de estos animales. Si al final logramos que
tú, lector de este cuadernillo, hayas visto la importancia de los insectos y comprendas la
necesidad de su conservación; nuestro objetivo se habrá cumplido. Escritos en primera
persona, intentan reflejar la llamada de socorro que nos está lanzando este grupo de
seres tan fascinante.
Del mismo modo que hablamos de la “Era de los dinosaurios”, en la actualidad, podría-
mos decir que estamos viviendo en la “Era de los insectos”. Para muchas personas éstos
no pasan de ser unos “bichos” molestos y/o desagradables. Para la inmensa mayoría,
son unos grandes desconocidos pues se ignora el papel tan fundamental y diverso que
juegan a escala planetaria. Su importancia la tenemos que ver no solo en relación con
nosotros, los humanos, sino con el resto de seres que habitan la Tierra.
Hemos acumulado tantos conocimientos,
que creemos saberlo casi todo. Somos capa-
ces de explorar y describir nuestro Sistema
Solar y algunas regiones del espacio exte-
rior o escudriñar en la materia hasta llegar
a las partículas subatómicas. Sin embargo,
seguimos ignorando muchas cuestiones de
la biodiversidad de nuestro planeta Tierra
(el único en el que, de momento, sabemos
que hay vida).
Todavía seguimos haciendo estimaciones
sobre el número y diversidad de especies
que lo habitan. Los insectos son parte de esa
biodiversidad y siguen siendo unos grandes
desconocidos a pesar de su número, variedad
e importancia.

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Desgraciadamente, en la actualidad, los insectos tienen una tasa de extinción ocho
veces más rápida que la de mamíferos, aves o reptiles y, por ejemplo, el 40 % de los
polinizadores están en peligro de extinción por las actividades humanas.
Deberíamos plantearnos unas cuestiones tan sencillas como las siguientes:
    ¿Qué pasa en los ecosistemas con estas tasas de extinción de insectos?
    ¿Es algo bueno o malo?
    ¿En qué nos afecta como humanidad?
El objetivo primero de la exposición “Insectos, amigos invisibles” y, también, de
este cuadernillo, es sensibilizar con el fin de que sea valorada, en su justa medida,
la importancia de los insectos y de las graves consecuencias ecológicas, sociales y
económicas que tiene su progresiva desaparición. Conseguido este primer objetivo,
podremos ser capaces de ver la necesidad de adoptar medidas urgentes para favorecer
su conservación y, como ciudadanos, deberemos reclamárselas a las administraciones.

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Somos los insectos
Los insectos estamos en la Tierra desde
hace más de 475 millones de años. ¿Y
cuánto es eso? Como todo el mundo
ha oído hablar de los dinosaurios os
diremos que ellos aparecieron hace unos
225 millones de años y desaparecieron
hace unos 65, es decir, los vimos llegar y
desaparecer. Somos pequeños pero muy
versátiles y por ello hemos sobrevivido
a las cinco grandes extinciones masivas
ocurridas desde que estamos en la Tierra.
Por número y diversidad, los insectos somos
el grupo más importante de los artrópodos
(animales invertebrados que poseen un
exoesqueleto de quitina y, como indica su
nombre, tienen “patas articuladas”). Entre
los artrópodos, además de los Insectos,
también se encuentran los arácnidos, los
crustáceos y los miriápodos. De un total
aproximado de 1.425.000 especies de ani-
males descritas, los insectos somos casi el
70 % pues alcanzamos el millón de especies. Todos los vertebrados (peces, anfibios,
reptiles, aves y mamíferos juntos), por ejemplo, suman solamente unas 66.000
especies; cifra que ni siquiera alcanza a alguna de nuestras familias de escarabajos
que rondan las 85.000 especies. Bien podéis decir, los humanos, que vivís en la “Era
de los Insectos”. A todos os deben sonar nombres como: mariposas, escarabajos,
saltamontes, moscas, abejas, avispas, hormigas, mantis, cucarachas, termitas, piojos,
pulgas, libélulas, chinches...
En la península ibérica somos unas 38.300 especies de insectos (10.200 de escara-
bajos, 9900 de abejas, avispas y hormigas, 7.200 de moscas y mosquitos, 4.500 de
mariposas y polillas, …)
Aunque la mayoría somos terrestres, también nos podéis encontrar en agua dulce
o, inclusive, algunas especies vivimos en la superficie del mar. En esas zonas somos
capaces de vivir en los medios más diversos: desde la zona litoral, pasando por valles,
llanuras, mesetas, las cumbres más elevadas, en los polos o en los desiertos… y
somos uno de los pocos grupos de animales que hemos colonizado el medio aéreo;

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de hecho, fuimos los primeros hace ya unos 400 millones de años. Sabed que du-
rante unos 150 millones de años el aire fue nuestro, nadie más que nosotros volaba.
¿Qué tenemos en común los insectos?
Poseemos el cuerpo diferenciado en tres regiones: cabeza, tórax y abdomen. Tene-
mos tres pares de patas (por eso también nos llaman Hexápodos), un par de antenas
y dos pares de alas que pueden estar modificadas, reducidas e incluso ausentes.
Disponemos de piezas bucales masticadoras, chupadoras o lamedoras. De nuestra
visión se ocupan un par de ojos compuestos y hasta tres ojos simples u ocelos. La
respiración, generalmente, la realizamos mediante tubos traqueales. Tenemos sexos
separados y la mayoría somos ovíparos. Después de salir del huevo experimentamos
una metamorfosis que puede ser gradual o muy compleja.
Como os podéis imaginar, con un millón de especies, existen numerosas adaptaciones de
cada uno de los elementos que forman nuestros cuerpos; pero también de nuestra fisiolo-
gía (funcionamiento) o de nuestros comportamientos. Ese es nuestro éxito: la versatilidad.
Acompañadnos a lo largo de los próximos capítulos y dejaremos de ser vuestro
“amigo invisible”. Veréis quiénes somos, qué hacemos y para qué os servimos. En
el último os pediremos algo…

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Somos grandes polinizadores
Muchos insectos hemos evolucionado
junto con numerosos vegetales a los que
polinizamos. No en vano, Angiospermas
(plantas con verdaderas flores) e insectos,
llevamos conviviendo unos 120-130 mi-
llones de años.
Se sabe que un 75 % de las especies ve-
getales cultivadas son polinizadas por
insectos y que una tercera parte de nuestra
dieta depende directa o indirectamente
de “los insectos polinizadores”. El 90 %
de la floración de especies vegetales sal-
vajes depende de la polinización animal,
principalmente de nosotros los insectos.
Las especies polinizadoras somos, en su
inmensa mayoría silvestres, y entre ellas
estamos muchos insectos. Pero los huma-
nos también hacéis uso de polinizadores
“a la carta” y, desde hace años, somos criados y posteriormente vendidos para la
polinización de cultivos hortícolas (pimientos, tomates, berenjenas, calabacines,
sandías y melones) y árboles frutales (manzanos, perales, membrilleros, almendros,
kiwis, ciruelos, cerezos, albaricoqueros y melocotoneros); pues favorecemos el
cuajado y aumentamos la producción de las cosechas.
Aunque la polinización generalmente se asocia de forma preferente con las “abejas”,
son muchos los trabajos que han puesto de manifiesto la importancia que desempe-
ñan otros grupos de insectos como coleópteros, lepidópteros, dípteros, hemípteros e
himenópteros distintos de las “abejas”. En esta labor no somos los únicos protagonis-
tas; también participan, por supuesto, algunas aves, murciélagos y otros vertebrados.
La polinización hace de nosotros, los insectos, un elemento imprescindible para
el funcionamiento de los ecosistemas. Además, la polinización que realizamos es
fundamental para vuestra agricultura, y nuestra desaparición pone en peligro la
alimentación humana.
Debéis ser conscientes de que sin nosotros no solo perderíais muchas cosechas,
sino que aquellas especies cuya reproducción está asociada a nuestra activa parti-
cipación, desaparecerían con nosotros. La biosfera del planeta cambiaría de forma
radical y vuestro mundo se desmoronaría.

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España es el país europeo
                                                         líder en consumo de pesti-
                                                         cidas, dato especialmente
                                                         preocupante si tenemos en
                                                         cuenta la relación que existe
                                                         entre los pesticidas y la pér-
                                                         dida de biodiversidad. Los
                                                         insectos no escapamos a sus
                                                         efectos. La mitad de las es-
                                                         pecies de insectos estamos
                                                         disminuyendo rápidamen-
                                                         te y al menos un tercio nos
                                                         encontramos en peligro de
                                                         extinción. La repercusión de
                                                         esta pérdida para el medio
                                                         ambiente es catastrófica.
Por ese motivo, Ecologistas en Acción participa activamente en la Iniciativa Ciu-
dadana Europea (ICE) para reducir progresivamente el uso de los plaguicidas. El
objetivo de esta iniciativa es lograr un millón de firmas en toda la Unión Europea
para lograr que la Comisión Europea regule la reducción del uso de plaguicidas
sintéticos antes de 2035.
El uso masivo de pesticidas no es la única causa de nuestro declive. Hay que sumar
también el efecto que producen la destrucción del hábitat, los cambios de uso del sue-
lo (suelos convertidos en terrenos de pastoreo, uso de fertilizantes y el monocultivo), la
introducción de especies invasoras y, por supuesto, el efecto del cambio climático. Los
estudios realizados indican que, como mínimo el 37 % de las especies de abejas y el
31 % de las mariposas, estamos disminuyendo como consecuencia de estos cambios.
Existe un gran desconocimiento y, como consecuencia de ello, una infravaloración de
todo lo que aportamos solo por esta acción tan aparentemente sencilla de polinizar
plantas. Los polinizadores somos fuente, además, de múltiples beneficios pues con-
tribuimos a la producción de medicamentos (hay que recordar que muchos de ellos
son de origen vegetal), biocombustibles (por ejemplo, colza y aceite de palma), fibras
(por ejemplo, algodón y lino), maderas empleadas en la construcción, la fabricación
de instrumentos musicales y objetos de arte. Por ejemplo, las maderas procedentes de
las leguminosas del género Dalbergia, como el Palo de Rosa, el Granadillo, el Ébano,
el Cocobolo o el Palisandro; se encuentran entre las más demandadas en el comercio
internacional de maderas preciosas tropicales, para la fabricación de muebles e instru-
mentos musicales. ¿Os imagináis lo que supondría para vuestro mundo la pérdida de
todas especies y los productos que de ellas obtenéis si faltásemos los polinizadores?

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Limpiamos el ecosistema
Nosotros somos quienes nos encargamos de “retirar” muchos “cadáveres”, excre-
mentos, árboles caídos… Este servicio de limpieza es impagable y sin nosotros los
ciclos de la materia se verían gravemente alterados.
Hablemos de “fauna cadavérica”. Estudios recientes han llegado a identificar en
346 especies de fauna asociada a cadáveres: un 62 % de coleópteros (escarabajos),
un 33 % de dípteros (moscas), un 4 % de himenópteros (avispas, hormigas…) y
tan solo un 1 % de otros grupos, entre los que además de insectos hay arácnidos
y crustáceos.

                                 4%

Los forenses nos conocen bien. Nuestros ciclos vitales y la sucesión en la que cada
una de las especies trabajamos; sirven para determinar, con cierta precisión, el
tiempo que un cadáver lleva en el medio ambiente. Los estudios que permiten
estimar la edad de las larvas en condiciones variables, son un aspecto básico en
los cálculos del intervalo post-mortem (IPM) basados en el “periodo de actividad
de los insectos” (PAI).

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Entre los insectos necrófagos que pueden colonizar cadáveres se encuentra la
familia Calliphoridae, moscas de colores metalizados azul (Calliphora vicina), verde
(Lucilia caesar) o incluso negro. Somos conocidas vulgarmente como moscardas,
moscardones o moscas de la carne (como Sarcophaga carnaria).

La “mosca verde” y la “mosca azul” aparecen mencionadas, por primera vez, en una
lápida de hace 3.600 años, con escritura cuneiforme. La lápida, el primer libro de
zoología que se conoce, es una lista de animales salvajes terrestres del tiempo de
Hammurabi. Está basada en una lista sumeria aún más antigua. De entre los 396
animales citados, 111 son insectos y de ellos 10 son moscas.
El primer documento escrito de un caso resuelto por la entomología forense es
del siglo XIII; en un manual de Medicina Legal chino. Para resolver un caso de
homicidio, en el que apareció un labrador degollado con una hoz, obligaron a
todos los sospechosos a que depositasen sus hoces en el suelo. Y observaron
que solo a una de ellas acudían las moscas; lo que delató a su dueño, pues las
moscas eran atraídas por los restos de sangre que habían quedado adheridos al
arma utilizada para el crimen.

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Reciclamos materia
Cuando nos alimentamos, y somos capaces de comer casi cualquier cosa que podáis
imaginar, preparamos nutrientes más asimilables y recursos aptos para otros seres vivos.
También, formar y mantener los suelos es una de nuestras mayores contribuciones
en los ecosistemas. ¿Quién no ha visto trabajar a los escarabajos peloteros?
En el planeta estamos casi tantas especies de “coprófagos” como de aves. En algunos
lugares llegamos a formar grupos numerosísimos de recicladores. Por ejemplo, en
una sola boñiga de elefante podemos llegar a reunirnos hasta 16.000 y en unas
dos horas la hacemos desaparecer. Para ello removemos, rodamos, enterramos y
comemos toda esa materia, sin descanso. Con este trabajo incorporamos al suelo
buena parte de esos nutrientes. De no ser así las lluvias arrastrarían estos nutrientes.
Somos un eslabón fundamental en la red trófica pues, al retornar al suelo toda
esa materia, fertilizamos el suelo y las plantas pueden continuar con su labor de
productoras del ecosistema. Sin nosotros los pastos se agotan.
Este impagable trabajo se está perdiendo por el uso de pesticidas, de antiparasi-
tarios del ganado o por el paulatino abandono del medio rural. Solo quedamos
poblaciones estables y numerosas en parques como Doñana o Cabañeros, donde la
protección del medio y la presencia de grandes herbívoros es, todavía, importante.
Pero no somos los únicos que reciclamos esta materia. También se encargan de ello
grupos de dípteros (moscas) cuyas larvas devoran y transforman los excrementos
del ganado. Más de una vez habréis visto a Scatophaga stercoraria (la mosca amarilla

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del estiércol, cuyo nombre viene precisamente de su hábito de comer excremen-
tos) cómo contribuye a desmenuzar el estiércol y con ello a abonar el suelo. La
vida de esta mosca está ligada a los excrementos del ganado bovino (vacas, toros,
bueyes…). Ella deposita sus huevos sobre las boñigas de las que se alimentarán
sus larvas. Los adultos absorben los jugos que segrega el excremento a la vez que
cazan moscas de otras especies, también coprófagas.
Además, somos capaces controlar las emisiones de gases de efecto invernadero
(GEI) rebajando la cantidad total del metano expulsado por parte del ganado. Un
estudio ha demostrado que la presencia de escarabajos peloteros afectó, de manera
relevante, a los flujos de gases de efecto invernadero de los estiércoles. Durante el
estudio se comprobó que las masas de estiércol fresco emitían mayores cantidades
de CO2 y menores cantidades de CH4 (metano) por día, en presencia que en ausen-
cia de escarabajos. Así se vio que, durante la temporada principal de pastoreo, las
emisiones totales de metano resultaron significativamente más bajas.
Comemos lo que otros son incapaces de comer.
                                                 La mayoría de los animales, por ejem-
                                                 plo, son incapaces de digerir la celulosa
                                                 de las plantas. Los insectos hemos so-
                                                 lucionado ese problema asociándonos
                                                 a otros seres vivos (en este planeta las
                                                 sociedades bien construidas son ga-
                                                 rantía de éxito). Disponer de bacterias
                                                 o protozoos en el intestino nos permite
                                                 a termitas y cucarachas, por ejem-
                                                 plo, poder asimilar la madera. Árboles
                                                 muertos, caídos o enfermos son devo-
                                                 rados por nuestros grupos de defolia-
                                                 dores, barrenillos, y diversos xilófagos.
                                                 Otras veces aprovechamos la madera
                                                 pre-digerida por los microorganismos.
                                                 Este proceso lo llevan a cabo algunas
                                                 especies de colémbolos, coleópteros
escolítidos, algunas hormigas y termitas, que cultivan hongos que deshacen la madera.
Entre todos, anualmente, descomponemos toneladas y toneladas de vegetales
muertos en bosques y otros ecosistemas, devolviendo al suelo nutrientes que
cierran le ciclo de la materia.
Pensadlo, nadie abona un bosque y siempre está frondoso y bien nutrido. Mientras,
en los campos de cultivo, el uso de abonos es una práctica generalizada e impres-
cindible para vuestros actuales sistemas de producción.

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Somos eslabones fundamentales
Tanto por nuestro número como por la diversidad de nichos que llegamos a ocupar en
muchos ecosistemas, somos un elemento fundamental e imprescindible de las redes
tróficas. Sin nosotros, numerosos ecosistemas se verían avocados a la desaparición.
Somos presas que aportamos una buena parte de los nutrientes en la dieta de otros
animales, pero también somos depredadores.
Somos alimento de arácnidos, aves, reptiles, anfibios y peces (sobre todo de los de
agua dulce). Si desaparecemos, todos estos animales morirán de hambre.
Nosotros depredamos arañas, otros insectos o semillas de lo que los humanos
lamáis “malas hierbas”.
Ya conoceréis a los asílidos en el siguiente capítulo, pero otro ejemplo somos la fa-
milia Sphecidae, avispas solitarias de abdomen largo y peciolado. Algunas anidamos
en el suelo, por lo general en las zonas que tienen escasa o ninguna vegetación,
otras construimos nidos de barro o bien anidamos en tallos huecos o madrigueras
abandonadas de abejas. Nuestras larvas se alimentan de los cuerpos paralizados
de una variedad de artrópodos (la presa varía según la especie de avispa) que les
proporcionamos los adultos y que depositamos en el interior de los nidos. Las presas
más comunes incluyen arañas, saltamontes y orugas. Los adultos nos alimentamos
del néctar de las flores y de fluidos corporales de nuestras presas.
La depredación de semillas de lo que vosotros los humanos llamáis “malas hierbas”,

Insectos, amigos invisibles                                                       15
solo porque son un obstáculo en vuestro objetivo de máxima producción; es un
proceso positivo para los ecosistemas. Les proporciona un grado suficiente de com-
plejidad y sostenibilidad. Algunos estudios de dinámica de poblaciones de “malas
hierbas” sugieren que hasta el 83 % de sus semillas son depredadas por distintos
tipos de organismos entre los que nos encontramos los insectos. Así la depredación
constituye una de las causas más importantes de mortalidad dentro del ciclo de las
“malas hierbas” anuales. Los invertebrados depredadores más importantes somos
los escarabajos, los grillos y algunas especies de hormigas granívoras.
También somos bioindicadores.
Nuestra presencia/ausencia incluso es utilizada como señal del estado de un
ecosistema. Las comunidades de macroinvertebrados somos de los mejores bio-
indicadores de contaminación acuática debido a nuestra abundancia, a nuestra
presencia en casi todos los ecosistemas de agua dulce y a que nuestra recolección
es simple y de bajo coste. Los insectos más utilizados como indicadores de aguas
limpias somos las efímeras, los tricópteros o frigáneas, las “moscas de las piedras”
o “perlas”, las libélulas y los escarabajos. Como indicadores de aguas estancadas y
de mala calidad estamos las larvas de moscas y mosquitos.
En los suelos, por ejemplo, especies de colémbolos pueden utilizarse como indi-
cadoras del pH. Odontella armata, una especie basófila, nos indica un pH del suelo
mayor que 7; mientras que, Odontella lamellifera que es estrictamente acidófila,
nos indica que el pH del suelo es inferior a 7.

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Parasitamos y controlamos plagas
Muchas personas lo desconocen, se trata de una forma de controlar y estabilizar
otras poblaciones de seres vivos. Además, aunque crezcamos en número con ellas,
también decrecemos cuando el trabajo está hecho.
Muchos Sírfidos o “moscas de las flores”, confundidos habitualmente con avispas,
somos quienes controlamos las poblaciones de otros invertebrados como pulgo-
nes, la mosca blanca o pequeñas larvas de mariposas que pueden devorar diversas
plantas de los cultivos. Una sola de nuestras larvas es capaz de comer, durante su
desarrollo, hasta 400 pulgones. Por otro lado, y no menos importante, los adultos
al alimentarnos de néctar y polen, ejercemos la función de polinizadores.
Otros dípteros, los Asílidos o “moscas asesinas”, somos también eficientes depre-
dadores pues en todas nuestras fases de desarrollo biológico, al alimentarnos,
mantenemos equilibradas las poblaciones de saltamontes, escarabajos, avispas,
abejas, moscas y arañas. Para realizar esta labor nos resultan muy útiles nuestras
largas y fuertes patas provistas de espinas, el “bigote” que nos protege la cara cuan-
do combatimos con las presas, y un aparato bucal que sirve para inocular la saliva
que contiene enzimas neurotóxicas y proteolíticas. Esta saliva licúa las proteínas de
la víctima y así absorbemos fácilmente sus nutrientes.
Las mariquitas, un grupo muy diverso de Coccinélidos, ya desde larvas somos capaces
de comer entre 50 y 150 pulgones diarios y de adultos podemos llegar a comer 80
pulgones diarios. Así es como hemos llegado a ser los depredadores más conocidos
en la agricultura y que más éxito estamos teniendo en la lucha biológica contra plagas.
La lista no termina aquí, es
larga, y en ella también esta-
mos libélulas, mantis, avispas,
crisopas, especies de Hemíp-
teros (chinches), escarabajos
del suelo (Carábidos), …
También estamos los “pa-
rasitoides”; un tipo especial
de parásitos que acabamos
con la muerte del hospeda-
dor. Nuestro desarrollo tie-
ne lugar sobre o dentro de
otros insectos que devoran
plantas. Nos comemos vivo
al insecto plaga, rompemos

Insectos, amigos invisibles                                                         17
su tegumento y la larva se convierte en pupa y de aquí en adulto. Ejercemos un papel
muy importante en el control de plagas. Estamos disponibles incluso en el comercio
“online” donde se nos llega a ofrecer como insectos con gran capacidad de vuelo
capaces de detectar fácilmente la presencia focos de plaga en plantaciones, tanto
protegidas como al aire libre.
La familia Bombyliidae, un ejemplo más, somos una de las más diversas de los dípte-
ros. Por nuestro aspecto, muchas veces rechoncho y cubiertos de pelos, se nos suele
conocer como “moscas abeja”. Los bombílidos ejercemos una acción parasitoide sobre
larvas y pupas de coleópteros, otros dípteros, himenópteros o lepidópteros; y somos
depredadores sobre puestas de ortópteros (grillos, saltamontes). Por este motivo
jugamos un importante papel como controladores de plagas que afectan a cultivos.
También somos buenas, controlando plagas de otros insectos, las “moscas amari-
llas del estiércol” o Scatophaga stercoraria (nos habéis visto en el capítulo 4). Se ha
demostrado nuestra importancia como controladores de plagas de otros dípteros
causantes de plagas agrícolas como los antómidos, que son defoliadores de horta-
lizas y cereales; o de importancia médico-veterinaria como los simúlidos, un tipo
de “moscas negras” que son hematófagas y provocan dolorosas picaduras tanto al
ser humano como a los animales, siendo en ocasiones transmisoras de patógenos.
Recordad: nuestras poblaciones pueden crecer en número de individuos en función de
la cantidad de presas (plaga); pero cuando éstas bajan en número, nosotros también.
Además, como somos materia orgánica, otros seres vivos (entre los que habrá insectos)
se encargarán de reciclarnos, devolviendo al suelo nutrientes sin dejar restos de biocidas,
como si ocurre cuando elimináis plagas a base de “productos químicos”. Nuestro trabajo
es como el de vuestros propios glóbulos blancos, que limpian el cuerpo de patógenos
como virus o bacterias, contribuyendo al mantenimiento de un correcto estado de salud.

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Aireamos el suelo y lo mejoramos
El bienestar de todas las plantas y animales terrestres, incluidos los humanos, de-
pende de complejos procesos que tienen lugar en el suelo.
Los suelos son “la fábrica de la vida”. Resulta esencial disponer de unos suelos sanos
para garantizar el suministro de alimentos.
Como muy bien se señala “la salud de un suelo viene dada por la variedad, la ac-
tividad y el equilibrio entre las formas de vida que lo habitan: bacterias, hongos,
lombrices, topos e insectos”.
Si, los insectos también formamos parte de los suelos. Esta rica biodiversidad aporta
beneficios de incalculable valor para la vida en la Tierra como, por ejemplo, almace-
nar agua, evitar la erosión al permitir el desarrollo de las plantas o regular el clima
mitigando los efectos del cambio climático. También hay que tener en cuenta que
cuanto mejor sea el equilibrio entre las especies del suelo, mayor será su capacidad
para impedir el desarrollo de plagas.
¿Qué hacemos los insectos?
En el capítulo 6 os hemos hablado de la importante labor que los insectos realizamos
controlando plagas. Los brotes de plagas son muy habituales en los monocultivos.
El empleo de pesticidas de amplio espectro nos daña a los insectos, lo que tiene
muchas consecuencias negativas y económicamente costosas al eliminarnos de
los suelos, despareciendo esa labor tan fundamental como es el control de plagas.
La descomposición de restos orgánicos y el almacenamiento del carbono cuando
formamos nuestra propia biomasa, son procesos fundamentales de reciclaje de
nutrientes y, por lo tanto, básicos en la capacidad de un suelo para proveer de
suficientes nutrientes al resto de especies que lo habitan. Contribuimos a ello: los

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proturos, los zorápteros y los colémbolos, entre otros. No se puede fabricar humus
sintético, sólo podemos generarlo los organismos del suelo.
Otra de nuestras labores es la de remover y dar estructura a los suelos. Los túneles y
orificios oxigenan el suelo y aumentan su porosidad. De esta manera, el agua se filtra
con más facilidad y se amplía el hábitat disponible para otros organismos. A esta labor se
apuntan las termitas, las hormigas, los colémbolos, los escarabajos, las orugas de diversos
grupos y, también, otros seres vivos como los crustáceos conocidos como “cochinillas” o
“bichos bola”, las raíces de las plantas, los milpiés, los ciempiés o los escorpiones.
Los colémbolos como ejemplo

Los colémbolos somos un grupo de hexápodos (tenemos seis patas), sobre el que
todavía los científicos no acaban de decidir si dejarnos dentro de los insectos. Por
nuestro reducido tamaño, rara vez medimos más de uno o dos milímetros de lon-
gitud, somos los grandes desconocidos del suelo. Contribuimos de manera decisiva
en la formación del suelo de varias formas:
 • Al fraccionar y triturar los restos vegetales, cuando nos alimentamos, aumenta-
 mos la superficie de implantación de bacterias y hongos.
 • Extraemos materiales que ingerimos y posteriormente nuestras heces son añadidas
 al suelo. Somos especialmente importantes por nuestra capacidad para digerir la
 quitina, una molécula difícil de descomponer, que forma parte del exoesqueleto de
 artrópodos, de las quetas de los “gusanos” anélidos o de las paredes celulares de los
 hongos. Para ello contamos con la colaboración de las bacterias que habitan nuestro
 intestino. Los excrementos que depositamos, junto a los de los ácaros, pueden llegar
 a constituir horizontes de humus o mantillo, conocidos como “humus coprógeno”.
 • Participamos en el control y dispersión de los microorganismos del suelo, con-
 tribuyendo a la renovación de especies microbianas, inoculándolas en sustratos
 que no están aún colonizados. Esta diseminación selectiva es más eficaz que el
 transporte accidental de gérmenes por otros medios.

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Os proveemos de recursos
Los insectos venimos siendo utilizados como fuente de valiosos recursos desde
hace mucho tiempo. De nuestro trabajo, los humanos obtenéis diversos recursos
cuya calidad y diversidad facilitan vuestras vidas y que, desde un punto de vista
puramente económico, se traduce en numerosos puestos de trabajo y millones de
euros en todo el planeta. Veamos algunos ejemplos:
La seda
Desde hace unos 5000 años, cuando los chinos descubrieron las cualidades de los
hilos con los que Bombyx mori (el “gusano de seda”) construye su capullo antes de
transformase en mariposa. De cada capullo se extraen unos mil quinientos metros
de fibra de seda en bruto.
Picaduras de abeja
En la península del Yucatán, Méjico, las larvas y la jalea real se utilizan tradicional-
mente como vigorizantes y son consumidas sin preparación alguna. O también
los “piquetes” o picaduras, son utilizados para curar la artritis y el reumatismo,
aplicándolos directamente en la articulación afectada.
La miel
La Cueva de la Araña (fechada entre el
9000 y el 1400 a. C.) perteneciente al Arte
Rupestre Levantino; y que fue declarada
por la Unesco en 1998 Patrimonio de
la Humanidad, contiene una de las re-
presentaciones más famosas en todo el
mundo la recolección de la miel. Se trata
de una pintura rupestre representando
una escena de un hombre, “el hombre
de Bicorp”, que está subiendo por lianas
para obtener miel de abejas silvestres.
La miel llena de vitaminas, minerales y
azúcares; es un fluido que se conserva
muy bien y que se ha usado como anti-
séptico, edulcorante y, entre otras cosas,
hasta para embalsamar a los muertos.
La producen las abejas cuando recolec-
tan el néctar en su “estómago social”, lo
digieren parcialmente y modifican su pH.

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La cera
Esta sustancia es un producto de secreción de las abejas jóvenes. La secreción
es líquida, pero en contacto con el aire se solidifica, formando unas pequeñas
escamas en la parte ventral de la abeja. Las abejas la emplean para construir
las colmenas.
Los humanos, tradicionalmente, le hemos dado muchos usos: fabricar velas,
impermeabilizar la madera y el cuero o reforzar hilos. La cera también está
presente en productos de cosmética, en cremas de calzado y hasta en compo-
nentes electrónicos.
                                          La goma laca
                                          El pequeño Laccifer lacca, un homóptero
                                          (insecto parecido a un pulgón), que habita
                                          en bosques del sudeste asiático es quien
                                          produce esta sustancia. Se trata de un
                                          exudado en forma de escamas que, debi-
                                          damente trabajado, produce esta sustancia
                                          orgánica a la que los humanos habéis dado
                                          usos como el barnizado de la madera, aglu-
                                          tinante de la tinta china o la fabricación de
                                          peines y marcos de fotos, antes de la llegada
                                          de los plásticos.
El carmín
Las cochinillas (Dactylopius coccus), un tipo de hemípteros, somos quienes pro-
ducimos esta sustancia. El ácido carmínico, que puede aparecer en el etiquetado
como E-120, C.I. 75470, Natural Red 004 o simplemente carmín; está presente en
pintalabios, maquillajes y también en muchos alimentos, zumos y bebidas que se
consumen a diario. Es un colorante natural de propiedades tan excelentes, que se
usa en las industrias cárnicas, en las cosméticas de alta calidad, en la farmacéutica
o en la textil.
Las feromonas
Las feromonas son compuestos químicos naturales que liberan insectos con diver-
sas finalidades de comunicación: atrayentes para el apareamiento, indicar lugares
donde realizar la puesta de huevos o marcar algún camino. Se utilizan en agricultura,
principalmente, para el control biológico de plagas. Sus ventajas son claras frente
a otros productos: una pequeña cantidad puede servir para una gran superficie,
solo actúan sobre la especie que las produce, tienen baja toxicidad y no generan
residuos contaminantes. ¿Alguien da más?

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Con nosotros investigáis
Nuestros cortos tiempos de generación y
poca exigencia de espacio o recursos para
vivir, nos hacen ser un elemento funda-
mental en muchas de las investigaciones
que realizáis. Un ejemplo bien conocido,
por todos los estudiantes de Genética,
es el de la mosca del vinagre (Drosophila
melanogaster) y todos los avances que se
han ido consiguiendo en los estudios sobre
“genética del desarrollo”.
Los virus no son algo exclusivo de los hu-
manos. Son parásitos de todas las formas de
vida y, claro, nosotros los insectos también tenemos nuestros propios virus. Entre ellos
se encuentran los Baculovirus, virus de ADN que infectan principalmente a polillas
y mariposas. Hasta la fecha se han descrito más de 1 000 especies distintas de ellos.
Insectos, sus virus y biotecnología
Mediante técnicas de ingeniería genética,
estos virus se están empleando para introducir
en su ADN genes para producir ciertas proteí-
nas de interés. En la actualidad, los sistemas
más utilizados se basan en el baculovirus de
la poliedrosis nuclear múltiple de la polilla Au-
tographa californica, conocido como AcMNPV.
En el Parque de Cebollera, en La Rioja, podéis
encontrar a la Autographa gamma, una polilla
del mismo género y que es muy parecida. Una
vez introducido el gen o genes de interés en el
genoma del virus, éste se puede utilizar para
infectar células de insectos y producir grandes cantidades de las proteínas deseadas.
Los insectos somos transformados, de esta manera, en pequeñas biofactorías que
producimos grandes cantidades de proteínas a bajo coste. Los rendimientos de las
larvas como biofacorías son excelentes: de una sola larva obtenéis proteína sufi-
ciente para 40.000 determinaciones diagnósticas o 1000 dosis de vacuna.
Baculovirus y SARS-Cov-2
Estos sistemas que acabamos de explicaros, se han comenzado a utilizar para
producir proteínas del SARS-CoV-2 para diagnosticar a las personas infectadas, así
Insectos, amigos invisibles                                                          23
como para el desarrollo de potenciales vacunas.
El diagnóstico, también conocido como test rápido, se basa en la detección en
sangre de anticuerpos desarrollados por el sistema inmune contra las proteínas
del SARS-CoV-2. Para la fabricación de estos test se producen grandes cantidades
de proteínas virales en larvas de insectos.
Vacunas
Las proteínas obtenidas de nuestras larvas, infectadas con los baculovirus recombinan-
tes, se purifican y se emplean para la producción de vacunas pues tienen la capacidad
de activar el sistema inmune. La empresa Sanofi, por ejemplo, empleando baculovirus
ha comenzado ya el desarrollo de una vacuna frente a SARS-CoV-2. La Agencia Euro-
pea del Medicamento (EMA) inició la revisión de Vidprevtyn, la vacuna covid de esta
empresa, en julio de 2021. La vacuna podría estar disponible a principios del 2022.
En la actualidad ya hay productos comercializados por varias compañías farmacéuticas
para la salud humana: la vacuna frente al papiloma humano, Cervarix® de GlaxoS-
mithKline o frente a la gripe, FluBlok® de Protein Science Corporation; y para la salud
animal, como la vacuna frente a la circovirosis porcina o a la peste porcina clásica.
También hay un producto inyectable aprobado para su uso en perros y gatos, la
vacuna Virbagen® Omega de Virbac, producido en larvas del insecto Bombix mori
(si, el “gusano de la seda”) útil contra ciertas infecciones víricas.

El actual crecimiento de estas tecnologías apunta a que, muy pronto, tendréis que
dar nuevamente gracias a los insectos.

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Os proporcionamos sensaciones
Disfrutáis de nuestra música. Cerrad los ojos y seguro que recordáis una apacible
tarde de verano con el canto de los grillos de fondo. Cualquiera, con un mínimo
de sensibilidad, disfruta del vuelo de una mariposa o de un paseo nocturno una
noche de verano bajo las estrellas y a sus pies las luces de las luciérnagas. La mera
contemplación de las bellas formas y colores de algunos de nosotros seguro que
os ha hecho pensar, más de una vez, qué maravillas ofrece la vida de este planeta.
Ese disfrute tiene beneficios directos sobre la salud.
Pero además somos, y hemos sido, una fuente de inspiración para:
   • Obras de arte en la pintura, arquitectura o escultura. ¿Quién no ha visto:
   insectos en las pinturas de Escher? El jardín botánico del Quindío (Colombia)
   es uno, de los innumerables ejemplos, de construcciones con formas o refe-
   rencias a insectos.
   • De música: ¿A nadie le suena “El vuelo del Moscardón” de Rimsky-Korsakov?
   Seguro que alguna vez habéis escuchado a los “Beetles” o a los “Bee Gees”.
   • De literatura: ¿Nadie ha leído “El escarabajo de oro” de Edgar Allan Poe o “la
   Metamorfosis”de Frank Kafka o de Antonio Machado el poema titulado “Las
   moscas”?
   • De cine ¿Habéis visto a Pepito Grillo (la conciencia de Pinocho) en la película
   de Disney de 1940; o “The fly” o las más recientes “Bichos” o “Antz”? ¿Recordáis
   qué insecto aparecía en la película “El silencio de los corderos”?

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• Elementos decorativos. En infinidad
     de collares, pendientes, pulseras o de
     edificios como puede ser un mosaico o
     vidriera, estamos presentes. En una vidrie-
     ra de “El capricho de Gaudí”de Comillas
     (Cantabria) podéis ver un insecto tocando
     la guitarra.
     • En algunas culturas hemos sido asocia-
     dos a divinidades: Como ocurría con el
     escarabajo pelotero en el antiguo Egipto.
     La representación del dios Jepri o Khepri,
     una manifestación del Sol, que se renova-
     ba por sí mismo y símbolo de la resurrección; y que, más tarde, se convirtió en
     amuleto de vida y poder.

    • En la mitología griega, Melisa, una sacerdotisa, fue nodriza de Zeus, alimen-
    tándolo con leche de cabra y miel. En un colgante de oro, descubierto en la isla
    de Creta, aparece una diosa-abeja.
La lista es casi infinita. Si os ponéis a ello seguro que, de ahora en adelante, nos
empezáis a ver por todas partes.

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Y hasta nos coméis
En algunas culturas, comer insectos adultos o en estado larvario, siempre ha for-
mado parte de la alimentación ya que somos abundantes, relativamente fáciles
de recolectar y, sobre todo, muy nutritivos. Aristóteles ya dijo que “Las cigarras
saben mejor en su fase ninfa antes de la última transformación”. En la Biblia, Moi-
sés, hablando al pueblo de Israel, en Levítico XI.22, les animaba directamente a
comer insectos “de los que comen cosas limpias” como la langosta, el escarabajo
o el saltamontes.
Pero hoy en día, más allá de lo exótico que pueda resultar para un turista degustar
unos insectos, se baraja la posibilidad de acudir a nosotros como una fuente de
nutrientes de buena calidad. Nuestro valor nutritivo viene dado porque somos
ricos en proteínas, con una gran calidad en los aminoácidos, y también en otros
nutrientes como ácidos grasos insaturados.
Los insectos somos consumidos de un modo habitual en 102 países del mundo,
de los cinco continentes. El número de especies consumidas asciende a 2037, y el
continente donde mayor número de especies nos consumen es América, con 699.
La gran mayoría de los insectos se consumen asados en una plancha metálica,
agregándoles sal y/o salsas. Muy pocas especies se comen vivas, como es el caso
de algunas especies de chinches o la hormiga mielera (Myrmecocystus mexicanus).

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Por poner dos ejemplos:
   1. En un estudio sobre “Los insectos comestibles de Brasil” se registraron un
   total de 135 tipos de insectos comestibles, más otros insectos que sólo estamos
   registrados con nuestros nombres nativos. El orden Hymenoptera (abejas, avispas
   y hormigas), con 86 especies consumidas representa casi un 64 % del total.
   2. En Méjico, la biodiversidad de insectos comestibles registrada es de 241, de
   los cuales somos los coleópteros (escarabajos), con 66 especies, los dominantes
   (27 % del total).
Pero existen muchos más en todo el mundo:
   • En China, Japón, Tailandia o Vietnam, comen el saltamontes del arroz (Oxya
   velox);
   • En Nepal, India, Pakistán, Afganistán, Irán, la Península Arábica y todo el norte
   de África, se consume la plaga de la langosta (Locusta migratoria).
   • En África, la especie Zonocerus variegatus, un saltamontes de colores muy
   llamativos, es consumida en Camerún, República Central Africana, República
   Democrática del Congo, Zambia, Angola, Botswana y Zimbabwe.
   • Zonocerus elegans, muy parecido al anterior, lo es en Tanzania, en Kenia y en
   Sudáfrica.
   • Los Inuit de Canadá consumen saltamontes como Anabrus simplex y Melano-
   plus bivittatus.

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En 2013, la FAO, la agencia de alimentación de la ONU, lanzó un informe en el que
apuntaba una posible solución para disponer de una fuente de proteínas para el
futuro de la humanidad, que para 2050 puede llegar a alcanzar la cifra de 10.000
millones de habitantes en el planeta: comer insectos.
Según informa la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, en un
documento de 5 de febrero de 2021, los insectos estamos incluidos en la defini-
ción de «nuevo alimento» del nuevo Reglamento (UE) 2015/2283 del Parlamento
Europeo relativo a los nuevos alimentos, en la categoría de “alimento que consista
en animales o sus partes, o aislado de estos o producido a partir de estos, que las
personas no hayan consumido en una medida importante en la Unión Europea
antes del 15 de mayo de 1997“.
Pero hasta que la Comisión Europea no nos incluya en una lista creada al efecto,
no se podrá iniciar la comercialización de ningún insecto o parte de los mismos,
salvo que se trate de insectos enteros cuya presencia en el mercado sea tolerada
en Estados Miembros de la Unión Europea. Para comercializarnos como alimento
habrá que hacer una solicitud. De momento, las solicitudes registradas son para:
    • Gryllodes sigillatus (grillos) secos,
    • Polvo de grillo entero desgrasado (Acheta domesticus),
    • Grillos enteros y molidos (Acheta domesticus),
    • Tenebrio molitor seco (gusa-
    nos de la harina),
    • Larvas enteras y molidas del
    gusano de la harina (Tenebrio
    molitor),
    • Concentrado de proteína de
    Tenebrio molitor,
    • Harina de gusano de la hari-
    na (Tenebrio molitor),
    • Cría de abejas melíferas (Apis
    mellifera pupas masculinas),
    • Productos de larvas de Alphitobius diaperinus (gusano de la harina menor)
    enteras y molidas,
    • Saltamontes entero y molido (Locusta migratoria),
Entre la población de los países occidentales, España entre ellos, existe una gran
resistencia, de tipo cultural, hacia el consumo de insectos y ésa es la gran barrera,
por el momento, para que se expanda nuestro uso como tipo de alimento.

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30   Ecologistas en Acción
¿Por qué no hacéis algo por nosotros?
A lo largo de los capítulos que acabáis de leer, los insectos, hemos tratado de presentarnos
y de hacernos “más visibles”. Lo hemos hecho sin abrumar con cifras. Os hemos mostrado
una serie de funciones, que diariamente realizamos, sin las cuales la vida en este planeta
cambiaría radicalmente entrando en un caos del que los humanos no ibais a escapar.
Es hora de que os pidamos que hagáis algo por nosotros. Por si os queda alguna duda,
ahora si que os proporcionaremos algunos datos que ponen de manifiesto la alarmante
situación en la que nos encontramos. Y os recordamos que, de ella, vosotros los humanos
sois los mayores responsables. Éstos son solo algunos ejemplos de los datos que ofrecen
los estudios que se están realizando, sobre el declive de las poblaciones de insectos:
      • En un estudio realizado, desde el inicio de la década de los 80, sobre las 73
      especies de mariposas inventariadas en la reserva natural de El Regajal-Mar de
      Ontígola, de Aranjuez (Comunidad de Madrid), se demostró que, al cabo de 25
      años, siete de estas especies se habían extinguido y otras 28 eran escasísimas.
      • En toda Europa, las mariposas están sufriendo una disminución del 30 %
      de estas poblaciones desde 1990 mientras que el 24 % de los abejorros han
      desaparecido o sufren graves amenazas.
      • En 2017, un estudio demostró que se había reducido más del 75 % de la bio-
      masa de insectos voladores en áreas protegidas de Alemania.
      • En 2019 se realizó otro estudio que asegura que existe una amenaza catastró-
      fica y predice la extinción a gran escala del 40 % de las especies de insectos en
      los próximos 100 años, siendo mariposas, polillas, libélulas, abejas, hormigas
      y escarabajos coprófagos (del estiércol) los más amenazados.

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Con nuestra desaparición:
     • Los lagos y ríos se llenarían de peces y anfibios muertos, al no disponer de
     larvas de insectos para comer.
     • También, en tierra firme, desaparecerían una cantidad incalculable de aves,
     reptiles, anfibios, murciélagos y otros animales.
     • Las selvas, los bosques, las praderas y muchos otros sitios estarían llenos de
     excrementos, hojas muertas y cadáveres; degradándose muy lentamente. El
     ciclo de la materia se alteraría como no podéis ni imaginar.
     • Sin los insectos polinizadores habría un colapso total en la economía mundial.
     • Sin nosotros, los insectos, dejaríais de disponer de bienes tan preciados como
     la miel, le cera, el propóleo, el carmín, la seda, la goma laca, …
En serio. ¿No pensáis que es hora de que hagáis algo por nosotros?
Recogemos aquí un listado de propuestas de acción, tanto individuales como de or-
den colectivo, que deberíais ser capaces de realizar para evitar el dramático declive de
nuestras poblaciones y especies, cuya importancia para los ecosistemas no estáis siendo
capaces de valorar y cuya pérdida, una vez producida, no tendría elementos sustitutivos.
     1. Sería conveniente la inclusión de cajas nido, a base de cañas y tacos de ma-
     dera agujereados, lo que facilitaría la nidificación y la supervivencia invernal
     de polinizadores y controladores de plagas.
     2. En la ciudad o en el pueblo, cualquiera que tenga una terraza, balcón o jardín,
     puede ayudar a las poblaciones de insectos poniendo plantas autóctonas que
     favorezcan la presencia de polinizadores.
     3. Promover la conservación de los lindes de las fincas y el uso de semillas de
     plantas autóctonas en los mismos; lo que nos aportaría un rápido y elevado
     aumento de la biodiversidad. Un buen ejemplo de ello es la iniciativa “Oasis
     de Mariposas”. Este proyecto, promovido por la Asociación Española para la
     Protección de las Mariposas y su Medio (Zerynthia) y SIECE, pretende la creación
     de una red de ámbito estatal de pequeñas parcelas donde se cultiven plantas
     favorecedoras para la reproducción de las mariposas.
     4. Realizar un consumo ambientalmente sostenible, por ejemplo, comprando
     alimentos de agricultura y ganadería ecológica.
     5. Apostar decididamente por la producción agroecológica, el comercio local, los
     alimentos frescos, la venta directa, los mercados campesinos y el abandono de
     prácticas agrarias industriales, basadas en el uso de agrocombustibles y plaguicidas.

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6. Transitar hacia un modelo agro-ganadero que impulse, mediante prácticas
     agroecológicas, el cierre de ciclos de nutrientes y materiales de manera localiza-
     da, los paisajes en mosaico agroforestal, la diversificación de las fincas agrícolas
     y la extensividad de las explotaciones ganaderas.
     7. Solicitar, impulsar y/o vigilar que las CC AA pongan en práctica políticas
     destinadas a proteger el suelo.
     8. Modificación del actual Plan de Acción Nacional de Uso Sostenible de Pro-
     ductos Fitosanitarios (2018-2022) para que se introduzca el siguiente objetivo:
     eliminar gradualmente los plaguicidas sintéticos en la agricultura en un 80 %
     para 2030, empezando por los más peligrosos, para alcanzar el 100 % en 2035.
     9. Incorporar modificaciones en la actual Estrategia Nacional para la conserva-
     ción de los polinizadores que incluya la prohibición del uso de los plaguicidas
     que afecten negativamente a los mismos.
     10. Establecer la obligatoriedad del uso de la Gestión Integrada de Plagas,
     así como la implementación de vigilancia e inspección para que esta sea una
     realidad en la agricultura y jardinería.

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Con el apoyo de:

                            Iniciativa de educación
                    ambiental subvencionada por
                       la Consejería de Agricultura,   ecologistas
                     Ganadería y Medio Ambiente
                   del Gobierno de La Rioja. Orden
                                                       en acción
                             2/2013, de 31 de enero    La Rioja
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