La Gestión del Riesgo desde la Academia República Dominicana

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La Gestión del Riesgo
desde la Academia
República Dominicana
Sistematización de la Experiencia de la Universidad Autónoma
de Santo Domingo tras el paso de las tormentas Noel y Olga
República Dominicana, 2007

                               Autor:
                               Nápoles Defrank de la Rosa

                               Lic. En Sociología, por la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Maestría en
                               Comunicación por la Universidad APEC. Profesor de la Cátedra Sociología General
                               de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Profesor del Departamento de
                               Ciencias Sociales de la Universidad APEC. Responsable del Área de Información de
                               la Unidad de Gestión de Riesgo a Desastres de la Universidad Autónoma de Santo
                               Domingo.
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“Nuestra era no es más peligrosa –ni más arriesgada- que las de generaciones anteriores, pero el balance de
riesgos y peligros ha cambiado. Vivimos en un mundo donde los peligros creados por nosotros mismos son
tan amenazadores o más, que los que proceden del exterior. Algunos de ellos son verdaderamente catastrófi-
cos, como el riesgo ecológico mundial, la proliferación nuclear o el colapso de la economía mundial. Otros
nos afectan como individuos mucho más directamente: por ejemplo, los relacionados con la dieta, la medi-
cina o incluso el matrimonio (…) no puede ni considerarse la posibilidad de tomar una actitud meramente
negativa hacia el riesgo, este tiene que ser siempre dominado, pero la adopción activa de riesgos es elemen-
to esencial de una economía dinámica y de una sociedad innovadora”.
                                                                                          Anthony Giddens
                                                                                      Un mundo desbocado
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EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

I. INTRODUCCIÓN

Si algo ha caracterizado la vida institucional de la Universidad Autónoma de Santo Domingo-UASD- ha
sido situarse al lado de los sectores sociales más vulnerables de la República Dominicana cuantas veces las
condiciones, -de cualquier índole-, les han sido adversas; poniendo en tales casos sus recursos humanos y
materiales al servicio de la gente. Sobre esto sobran los ejemplos: crisis políticas, amenazas y conflictos
económicos, disturbios meteorológicos, eventos sísmicos, etc.

No otro fenómeno natural ocurrió en los días posteriores al 29 de octubre de 2007, cuando la geografía del
país caribeño fue abatida por el paso de la tormenta Noel(1). Sin embargo, a diferencia de experiencias
anteriores, tres hechos notables se pueden apreciar en esta que merecen ser registrados en sus mínimos
detalles.

En primer lugar, el gesto de colaboración de los sectores intra universitarios fue canalizado a través de una
experiencia institucional, lo que evitó la dispersión de esfuerzos en un propósito común. La activación de
la estructura definida por la “Oficina de Gestión de Riesgos”, la cual integra los mandos altos y bajos del
organigrama jerárquico e incluso sectores con intereses disciplinarios diversos facilitó la tarea de interven-
ción coordinada, que parten del diagnóstico previo de las necesidades más urgentes de las comunidades
afectadas.

En segundo lugar, las acciones no fueron unilaterales; sino enmarcadas en los planes de asistencia trazados
por los organismos de emergencia del Estado, lo que también evitó la dispersión de recursos y supuso la
concentración de los esfuerzos.

En tercer lugar, y como consecuencia positiva, sirvió para sensibilizar a sectores con poder de decisión en
los organismos colegiados, en los cuales surge la necesidad de formalizar un órgano que se enfocara en
coordinar las políticas relativas a la gestión de riesgos. La creación, un año después de una “Unidad” para
orientar los trabajos de incorporación del tema, así lo confirma.

Aunque tales hechos pudieran ser suficientes para emprender la tarea de sistematizar la experiencia de
“Noel y Olga”, la necesidad de profundizar en las posibles debilidades de la jornada e incluso identificar las
que de seguro son tareas pendientes de resolver en el futuro, son algunas de las razones que refuerzan y
justifican el presente esfuerzo.

De seguro que este ejercicio de resaltar las fortalezas e identificar las debilidades no solo van ser útiles para
la Universidad y el país; sino que pueden ser aprovechadas en jornadas similares por: instituciones, organis-
mos y personas de otros países.

1. Se estima que aparte de los muertos y heridos, las pérdidas en la agricultura ascendieron a unos US$26 millones en los sistemas de riegos y
drenajes, según informaciones de Listindiario.com de fecha 07 de noviembre de 2007.
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II. METODOLOGÍA

El informe final de la sistematización de la experiencia de la UASD en las tareas de asistencia y recupera-
ción de las comunidades post-tormentas Noel y Olga comprende varias fases. En primer lugar, una fase para
recopilar la información, que incluye la utilización de documentos bibliográficos y audiovisuales; así como
entrevistas a profundidad con participantes claves en la experiencia.

En segundo lugar se organizaron varios encuentros con personal que jugó un rol protagónico en el proceso,
con cuales se intercambiaron opiniones y a quienes se les aplicó una matriz para recoger las experiencias
particulares y poder valorar debilidades y fortalezas de la gestión.

En tercer lugar, se procedió a la redacción del informe de sistematización. En cuarto lugar, se socializó el
documento entre los actores de la comunidad quienes participaron y finalmente se hicieron los ajustes
correspondientes.

Recopilar la documentación escrita

El primer paso fue la recopilación de todos los datos escritos, contentivos de la memoria del paso de las
tormentas Noel y Olga en octubre de 2007. Entre estos documentos se pueden citar: periódicos nacionales
(en sus versiones virtuales y formato físico), resoluciones del Consejo Universitario comprendidas, en los
treinta días siguientes al evento: circulares, memorandos del Rector y vicerrectores, instructivos, planes,
circulares; así como informes y comunicaciones de la dirección de la “Unidad de Gestión de Riesgos”.

Levantamiento de informaciones primarias

Entre las informaciones de campo u obtenidas de manera directa, se encuentran: las entrevistas a profundi-
dad sobre el tema, a los protagonistas directos de la jornada de asistencia. Entre estos a: funcionarios que
tomaron decisiones durante el proceso, profesores, estudiantes voluntarios, empleados (choferes, trabajado-
res del comedor universitario, personal de mantenimiento, etc.)
integrados en las diferentes brigadas de las ocho facultades y los dieciocho centros universitarios regionales
en todo el país.

Observación del campo e intercambio en las comunidades

De igual modo, se hicieron visitas a las comunidades afectadas donde se establecieron albergues, que
en algún momento fueron intervenidos por la Universidad. Entre estas comunidades se encuentran:
Bayona, Sabana Perdida y el barrio Iván Guzmán Klang, de Engombe en Santo Domingo Oeste. Se contac-
taron líderes comunitarios que sirvieron de enlace entre las familias refugiadas y las brigadas de la Univer-
sidad.

Redacción de sistematización

Recopilada la información: tanto primaria como secundaria, se procedió a examinarla y a la elaboración de
un documento tentativo, que fue sometido posteriormente a la consideración de los principales actores de
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EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

las jornadas de asistencia post-tormentas Olga y Noel.

Socialización del documento y presentación final

El documento preliminar se sometió a la revisión de personas, que colaboraron en calidad de participantes
en la jornada y posteriormente se le hicieron las debidas correcciones al primer borrador.

III. GLOSARIO

                                 UASD : Universidad Autónoma de Santo Domingo
                                 ISU       :     Instituto Sismológico Universitario
                                 COE           : Comité de Operaciones de Emergencias
                                 UGR           : Unidad de Gestión de Riesgos
                                 Kph           : Kilómetros por hora
                                 ESAP :          Escuela de Salud Pública

IV. ANTECEDENTES

La Gestión de Riesgo en la República Dominicana, una asignatura pendiente

En la República Dominicana, como en muchos otros países de América Latina, la atención con respecto del
riesgo a desastres estuvo enfocada; primero en el simple monitoreo de los eventos, en el caso; por ejemplo,
de los hidrometeorológicos, y en segundo término, a las acciones de respuesta después de su impacto.

Esto, muy a pesar de los enormes riesgos a que está expuesta la Isla, evidenciados con la ocurrencia
frecuente de eventos naturales y su secuela negativa en términos de vidas humanas y daños materiales en la
población(2).

Incluso en las universidades, tradicionalmente escenarios privilegiados del debate de los problemas nacio-
nales, “la discusión del tema de la prevención y mitigación de riesgos; todavía hoy no es bien entendida, ni
mucho menos admitida como parte importante en la lucha “…por incorporar los elementos de la gestión de
riesgos necesarios, para mantener la seguridad y sostenibilidad en estos futuros procesos de desarrollo”(3).

La Defensa Civil fundada en 1966 mediante la ley 257, tuvo a su cargo hasta los primeros años de la década
de los noventas, la “protección de vidas y bienes”, que funcionaron con precarios presupuestos en las
temporadas ciclónicas y su misión estaba relegada a la asistencia de comunidades afectadas, por eventos
naturales.

2. En el periodo de los últimos veinte años (1990-2010) alrededor de 17 fenómenos de este tipo se sintieron sobre territorios del Caribe (National
Hurricane Center). En total los daños en muerte, heridos, personas desplazadas de sus hogares fueron cuantiosas y en el área de la agricultura
fueron devastadores para sus economías.
3. Sarmiento, Juan P. El Desafío de la Gestión de Riesgos como estrategia de intervención multisectorial y participativa al servicio del desarrollo.
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No es, sino a partir de los años noventas, cuando se presta atención a la importancia de la prevención y
mitigación de las amenazas; principalmente por las corrientes que a nivel internacional iba tomando el
tema, sobre todo en países seriamente expuestos a la ocurrencia de catástrofes producto de eventos de natu-
raleza diversa(4).

En el año 2002, se aprueba la Ley 147-02 sobre la gestión de riesgo en la República Dominicana, donde se
establecen los principios que deben normar las acciones de: prevención, mitigación y respuesta en situacio-
nes de desastre y asigna a cada institución tareas específicas, quien crea otros organismos que le son com-
plementarios.

A partir de la aplicación de la Ley, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la única institución pública
del país, pasa a formar parte, entre otras entidades, del “Comité Técnico Nacional de Prevención y Mitiga-
ción de Riesgo”. En uno de sus articulados la ley establece que cada entidad estatal debe formar sus propias
unidades de gestión de riesgo.

De manera aislada y sin contar con recursos suficientes, algunas personas, sobre todo ligadas al área de la
Ingeniería, mantuvieron durante mucho tiempo, y mantienen actualmente, estrechos vínculos con organis-
mos, que en el plano nacional e internacional han promovido la gestión de riesgo, como una necesaria
política de Estado, y con sus esfuerzos, hacen opinión pública a través de los medios de comunicación y en
foros académicos, contribuyeron a la promulgación de la precitada ley 147-02.

Pese a la promulgación de la ley y al calor que a la discusión del tema han dado organismos internacionales
y ONG tanto nacionales como internacionales, en el “Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones
Unidas, del año 2008” se establece que “…en la República Dominicana, las recientes tormentas Noel y
Olga (….), pusieron en evidencia que las zonas y comunidades más expuestas al riesgo están insuficiente-
mente preparadas y no están empoderadas para hacer frente a una emergencia con sus propias capacidades”.

Y sigue diciendo el Informe: “No existen campañas de difusión masiva a través de los medios de comunica-
ción ni programas educativos sobre preparativos a desastres. Las instituciones de respuesta a desastres no
disponen de los recursos; ni humanos ni económicos necesarios para brindar una preparación adecuada”(5).
En el plano educativo, concluye el Informe, las capacidades son prácticamente nulas y el tema es tratado
como marginal por las autoridades nacionales.

La ocurrencia del terremoto que devastó la capital haitiana el 12 de enero de 2010, activó los mecanismos
de emergencia y se percibe una cierta preocupación de estos, por reforzar las acciones dirigidas en preparar
a la población, sobre una eventual situación de catástrofe.

4. Allan Lavell sostiene que “la magnitud de los daños y pérdidas humanas y materiales asociadas con el impacto del Huracán Mitch en América
Central, y con los terremotos en El Salvador en 2001, tuvo como consecuencia una reflexión seria, y un álgido debate sobre los factores ajenos a
los eventos físicos en sí, que podrían ayudar en explicar los niveles de destrucción y el desquiciamiento sufrido en la economía y sociedad…”
5. PNUD. Informe de Desarrollo Humano, 2008
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V. LA UASD EN EL ESCENARIO DE LA DISCUSIÓN DE LA GESTIÓN DE RIESGO

La Universidad Autónoma de Santo Domingo, no solo es la más grande de la República Dominicana, sino
la más antigua de América, fundada en 1538 mediante la bula papal “In Apostulatus Culmine”. En 1961 le
fue concedida la autonomía por Ley y desde entonces, la vida institucional transcurrió en medio de pesaro-
sas luchas por un adecuado tratamiento presupuestal por parte del Estado, que dejó en el camino decenas de
muertos y mártires estudiantiles.

Hasta mediados de los años sesentas fue la única Universidad y hasta el presente la única institución estatal
con que cuenta el país. Su población actualmente es de unos 165 000 estudiantes, repartidos entre la Sede
Central, en Santo Domingo y unos dieciocho centros universitarios regionales, en igual número de provin-
cias y municipios.

El hecho de ser el único centro de Educación Superior, que concentra en su seno la totalidad de los recursos
humanos calificados (profesionales de las diferentes disciplinas) hizo que durante mucho tiempo, y todavía
hoy, organismos tan importantes como el Instituto Sismológico Universitario, con capacidad para el registro
de eventos sísmicos, fuera el único en el país.

En el año 2005 se inicia una gestión del Gobierno que establece vínculos importantes con organismos
universitarios regionales como el Consejo Superior de Universidades de Centroamérica (CSUCA) y suscri-
be acuerdos sobre temas tan importantes como la “Gestión de Riesgo”, lo que permite a la
USAID/OFDA/LAC asimilar la experiencia de estos países en la discusión del tema e integrarse en redes y
foros de investigación.

Como parte de esta visión también se establecen relaciones con organismos como USAID/OFDA/LAC
(Oficina de la USAID para Desastres en el Extranjero) y se hacen esfuerzos por vincular la gestión de riesgo
en los planes curriculares; se entrenan estudiantes de término de la carrera de Pedagogía en los planes de
seguridad escolar y se crean diplomados de gestión de riesgos para el Sector Salud.

En esta etapa, se inicia la participación de la Universidad en la “Comisión Nacional de Prevención, Mitiga-
ción y Respuesta ante Desastres”(6), y se puede decir que por primera vez el tema de la gestión de riesgo
adquiere un carácter institucional(7).

El trágico acontecimiento de “Noel y Olga” viene a ser el nuevo escenario, donde se iba a poner a prueba
la voluntad para llevar a cabo acciones concretas de mitigación y respuesta.

6. Ver comunicación del Secretario Administrativo de la Presidencia al Rector Roberto Reyna, quien agradece la participación de la Universidad
en las reuniones de la Comisión, ante la temporada ciclónica.
7. Ver la referencia al tema en el discurso de toma de posesión como Rector del Mtro. Reyna en marzo de 2005.
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VI. NOEL Y OLGA: EL NUEVO ESCENARIO Y SUS DESAFÍOS

El evento

La República Dominicana está situada en el centro del Caribe, en la llamada (por algunos expertos), “la ruta
natural de los huracanes”. Cada año se forman en la zona decenas de ciclones tropicales: algunos se desva-
necen, otros no pasan de depresiones y otros llegan a tener tanta fuerza que se convierten en peligrosos
huracanes.

La tormenta Noel tocó “Tierra Dominicana” el 28 de octubre de 2007 con vientos aproximados de 85 kph
Desde las primeras horas de la mañana de ese día, los pronósticos de la Oficina Nacional de Meteorología
advertían consecuencias devastadoras si no se tomaban las medidas de lugar.

Y efectivamente, las consecuencias como se muestran en el cuadro siguiente, no dejan lugar a dudas para
pensar en sus efectos letales.

A poco más de cuarenta días del paso de Noel, se forma otro disturbio tropical, convertido en pocas horas
en la tormenta Olga, que como es de suponer, agravó la situación de calamidad de miles de familias que se
encontraban refugiadas en cientos de comunidades y provocó que otras muchas tuvieran que ser evacuadas
de sus hogares por el efecto de: los vientos, las lluvias y los deslizamientos.

Esta vez el Huracán alcanzó velocidades de 65 kph y azotó, sobre todo, comunidades de la región del Cibao,
a unos 175 kilómetros al Norte de la capital y como nota curiosa, su formación se produjo fuera de la tempo-
rada ciclónica que había finalizado el 30 de noviembre.

                                    Cuadro No. 1
      Daños estimados en vidas y bienes por el paso de las tormentas Noel y Olga.
                            República Dominicana 2007

         Daños Estimados                               Tormenta Noel                             Tormenta Olga

    Personas fallecidas                                          87                                               31

    Personas desaparecidas                                       43                                              Nd

    Personas desplazadas de sus hogares                       78,752                                           34,480

    Comunidades incomunicadas                                    62                                               76

    Casas de particulares dañadas                             16,024                                            6,896

    Puentes y carreteras dañados                                 35                                              Nd

    Costo aproximado de pérdidas (US$)                         445.5                                             Nd

    % del PIB                                               Aprox. 1%                                            Nd

Fuentes: Elaborado con base en informaciones del PNUD - Periódico El País (13-12-2007) y Agencia EFE
Nd = Informaciones No disponibles
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EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

Como suele suceder, la mayoría de las personas desplazadas de sus hogares son aquellas, en condiciones
extremas de vulnerabilidad económica y social.

En el caso que nos ocupa, las personas albergadas en los refugios vivían en su mayoría en terrenos cercanos
a: cañadas, ríos, arroyos o lagunas; cuyas casas fueron inundadas por las aguas con su crecida; o residentes
en laderas y montañas en donde ocurrieron deslizamientos de tierra.

Las familias más afectadas durante la tormenta Olga, fueron aquellas que residían a orillas del río Yaque del
Norte, a la altura del municipio de Santiago, cuyas casas fueron arrasadas; decenas de personas murieron,
por la “descarga” de las aguas del complejo hidroeléctrico Tavera-Bao. En esa ocasión, los observadores de
los organismos de socorro más conservadores, cifran la cantidad de muertos en 31 y cientos de familias
desplazadas.

En todo momento, el Instituto Sismológico Universitario estuvo atento al paso de la tormenta Noel. Así lo
deja entrever en una comunicación su director al Rector Reyna del 30 de octubre. “Los trabajos –dice la
comunicación- consistieron en: mantenimiento del centro de recepción de datos, funcionamiento de la red
de cómputo, aseguramiento del sistema eléctrico de la Sede Central y vigilancia de la sismicidad”.

Un informe de la Oficina Nacional de Meteorología del 30 de octubre, señalaba que la tormenta Noel se
desplazaba hacia el Oeste, con vientos sostenidos de 75 kph. Había dejado a su paso valores acumulados de
lluvias entre 100 y 250 milímetros; principalmente sobre la vertiente sur de la Cordillera Central y las regio-
nes: Sureste, Suroeste, Norte, Noreste, Noroeste y el Valle del Cibao. El Centro de Operaciones de Emer-
gencia mantenía hasta ese momento la “Alerta Roja” para 26 provincias.
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VII. ACCIONES INSTITUCIONALES INMEDIATAS

La que entonces era la Comisión de Gestión de Riesgos de la UASD, carecía hasta ese momento de una
estructura física (oficinas) y sus funciones se habían limitado en el: diseño de planes de contingencia, diag-
nóstico y otros trabajos en el plano de la prevención; no había tenido experiencia en la organización de un
operativo de asistencia ni de poner en práctica los planes de contingencia, que se habían preparado desde
meses anteriores.

La intervención de la Universidad en las comunidades comenzó prácticamente de inmediato, luego del paso
de la primera tormenta(8) y se llevó a cabo tomando como base el “Plan Institucional de Contingencia para
dar respuesta a huracanes y tormentas tropicales”, que fue concebido desde el 2006 por la “Comisión para
el Diseño e Implementación de la Estrategia de Gestión del Riesgo a Desastres”.

Este instrumento normativo establecía responsabilidades y asignaba funciones a cada dependencia universi-
taria que partía de su ámbito de gestión. Mandaba la conformación de un “Centro de Mando” conjuntamen-
te con la Comisión de Gestión del Riesgo, lo que efectivamente se hizo.

Pese a que, -como se muestra en el cuadro anterior-, las familias afectadas fueron más de medio centenar
diseminadas en todas las regiones del país, la intervención de la UASD fue focalizada en los barrios de:
Santo Domingo Oeste, San Cristóbal, Santiago y Montecristi.

En el plan diseñado por la Comisión de Gestión de Riesgo se establecen, entre otras acciones, las siguientes:

“1.- Convocar a la familia universitaria a sumarse en sus respectivas comunidades, a las labores de respues-
ta de las entidades de emergencia;
2do. Conformar equipos de apoyo a las labores de asistencia que desarrollan las entidades de emergencia
como: Defensa Civil, Cruz Roja, Salud Publica, y otras, descentralizando estas acciones en las áreas de:
salud, rehabilitación y construcción, apoyo psicológico y apoyo logístico;
En 3er lugar, instruir a los centros regionales a conformar brigadas de apoyo;
4to. Crear un centro de acopio para ayudar a los damnificados de algunas áreas específicas, en busca del
apoyo de los sectores empresariales de las respectivas comunidades y
5to. Solicitar la elaboración de un diagnóstico de la situación general, en el cual participen: la Comisión
Ambiental, la Comisión de Gestión de Riesgo y el Instituto de Urbanismo”.

En el mismo documento se citan las posibles comunidades por intervenir, que parten de las informaciones
suministradas por los organismos de emergencia. Entre estas se encontraban: el Distrito Nacional y la
provincia de Santo Domingo; así como: las provincias de San Cristóbal, Bani, San Francisco, San Juan y
San José de Ocoa.

Se estimaron los recursos económicos que iba a conllevar la intervención, entre estos: vehículos, combusti-
ble, dietas y vestimenta para identificar a los miembros de las diferentes brigadas.

8. El 29 de octubre de 200, a menos de veinticuatro horas de haber ocurrido el evento, el Rector de la Universidad Roberto Reyna instruye a la
directora de la Unidad de Gestión de Riesgo, Mercedes Feliciano, que trace un plan de acción de apoyo a las comunidades afectadas por la
tormenta Noel.
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El trabajo mancomunado con los organismos de emergencia, las organizaciones “No Gubernamentales” y
otras instituciones y grupos de la Sociedad Civil fueron un factor importante, en la primera fase de la jorna-
da. Con Visión Mundial; por ejemplo: se estableció un Plan de acción para intervenir en la crisis de salud
mental, mediante el cual se capacitaron cientos de estudiantes de Psicología, que luego prestaron servicio a
las personas refugiadas.

Entre las disposiciones más importantes en nivel de los organismos de dirección, se aprueban las siguientes
resoluciones en el Consejo Universitario, acompañadas de algunas acciones del Rector, como ente ejecuti-
vo.
                                  Cuadro No. 2
 Acciones institucionales adoptadas por el Consejo Universitario de la Universidad
   Autónoma de Santo Domingo, sobre la asistencia a comunidades durante y
   después del paso de las tormentas Noel y Olga por la República Dominicana
                                    Año 2007

       Documento             Organismo            Asunto
                                                  Disponer que el dinero presupuestado para la celebra-
                                                  ción de las fiestas navideñas que cada año llevan a cabo
       Resolución                  Consejo        la Rectoría, las facultades, las escuelas, los departa-
       2007-216                  Universitario    mentos administrativos y los centros regionales de la
                                                  UASD, se destine para la ayuda y auxilio de los miem-
                                                  bros de la familia universitaria afectados por la tormen-
                                                  ta Noel.

                                                  a) Disponer la creación de un fondo de solidaridad para
                                                  socorrer a los miembros de la familia universitaria, que
                                                  resultaron afectados por la tormenta Noel, para lo cual
                                                  se aprueba, a manera de aporte, un descuento de
                                                  RD$200.00 (doscientos pesos) a los sueldos de los
                                                  profesores y RD$100.00 (cien pesos) a los empleados,
                                                  durante diciembre del 2007, y que durante el próximo
       Resolución                  Consejo        proceso de reinscripción o matriculación (2008-1), los
       2007-218                  Universitario    estudiantes aporten la suma de RD$25.00 (veinticinco
                                                  pesos).
                                                  b) Este fondo de solidaridad será administrado por la
                                                  Vicerrectoría Administrativa y una comisión creada
                                                  para tales fines.
                                                  c) Al igual que en ocasiones anteriores (Resolución No.
                                                  2004-153 y según expresa la circular de la Rectoría d/f
                                                  27-5-2004, “como este acto de colaboración y solidari-
                                                  dad es esencialmente voluntario y espontáneo, todo
                                                  servidor o servidora universitario, que por cualquier
                                                  razón no esté en condición de hacer el citado aporte,
                                                  puede notificarlo al Departamento de Contabilidad
                                                  Administrativa, para los fines de lugar.”
354
La Gestión del Riesgo desde la Academia
                                                                                            EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

        Documento                  Organismo                   Asunto

                                                              Aprobar la participación directa de la UASD a través
        Resolución                    Consejo                 de los organismos competentes del Estado, en la canali-
        2007-219                    Universitario             zación de recursos y soluciones a los miembros de la
                                                              familia universitaria de Bonao afectados por la tormen-
                                                              ta Noel.

                                                              Designar a los profesores: Lic. Radhames García,
                                                              director del Centro Universitario Regional de Santiago
                                                              (CURSA); Ing. Domingo Jiménez, Decano Facultad de
        Resolución                    Consejo                 Ingeniería y Arquitectura, y un equipo técnico-
        2007-244                    Universitario             científico del Departamento de Ingeniería Hidráulica
                                                              de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, para reali-
                                                              zar una labor de acompañamiento a la Comisión creada
                                                              por el Gobierno, para investigar la decisión del desagüe
                                                              de la Presa de Taveras.

                                                              Anuncio a la comunidad universitaria de la resolución
          Circular                        Rector              2007-216 del Consejo Universitario sobre suspensión
         2007-121                                             de fiestas y aportes a los damnificados de la tormenta
                                                              Noel.

Fuente : Archivo Central de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

VIII. LOS PARTICIPANTES Y LOS ROLES

El centro de mando de la Comisión funcionó en un salón contiguo a las oficinas de la Rectoría, alrededor
del cual operaban desde el 29 de octubre los equipos formados en las diversas facultades y que tenían roles
específicos en la intervención.

La planificación del equipo se diseñó de la siguiente forma y obedeció a lo establecido en el “Plan de
Contingencia”:

Se formaron varias brigadas: una multidisciplinaria integrada por psicólogos, enfermeras, bioanalistas,
trabajadores sociales y animadores culturales. La otra de mantenimiento, conformada por: ingenieros,
arquitectos, electricistas y plomeros.

La primera tenía la responsabilidad de llevar a cabo acciones epidemiológicas: levantar fichas clínicas por
refugiados, evaluar los sospechosos de enfermedades transmisibles como: malaria, tuberculosis, etc., segui-
miento a embarazadas, diagnósticos de salud según grupos de población refugiada, dar seguimiento a enfer-
medades crónicas de adultos. Además, tenía la responsabilidad de coordinar con Interior y Policía y con el
Centro de Operaciones de Emergencia la distribución de alimentos y medicinas, así como el análisis bacte-
riológico de las cisternas y la cloración del agua de consumo humano y para la higiene. Un componente de
355
                                                                                                      La Gestión del Riesgo desde la Academia
EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

deportistas y animadores se encargaban de organizar: juegos, ejercicios, competencias, teatro, y talleres
artísticos para niños; entre otros.

La segunda tenía la función de revisar: las condiciones eléctricas de los refugios, el sistema sanitario y el
abastecimiento de agua, la reparación de tuberías, cisternas y las condiciones generales de la infraestructura
física.

Cada una de estas brigadas debía rendir un informe diario, acompañado de una ficha con las informaciones
relativas a la situación en cada uno de estos aspectos en cada refugio intervenido. Esta información contenía
además las necesidades básicas de los albergues, a partir de lo cual se tomaban acciones dirigidas a resolver
los problemas presentados, en el Consejo Universitario.

El equipo de Salud lo integraron además estudiantes de término de las carreras del área de la Salud. La
ESAP (Escuela de Salud Pública) encabezó el operativo de asistencia y se instaló una “Sala de Situación”
para el monitoreo de los eventos mórbidos, que se producían en cada uno de los albergues.

Previamente, se diseñó un instrumento para recolectar informaciones diarias que contenían datos como:
abastecimiento y calidad de la alimentación, disposición de las excretas, disposición de agua para higiene y
potable, número de refugiados por edad, su entrada y salida diaria, inmunizaciones, presencia de febriles,
manifestaciones de vómitos, diarrea y otras manifestaciones de signos y síntomas.

Además la presencia de vectores en los albergues como: ratas, mosquitos, etc., mantenimiento del orden y
la disciplina en cada recinto. El instrumento se aplicaba cada día, se tabulaban las informaciones y se some-
tían a las autoridades universitarias, quienes disponían tomar las decisiones de lugar, junto con las autorida-
des nacionales.

Desde los primeros días de la jornada, esto permitió detectar el crecimiento de febriles en los albergues y
descartar brotes epidémicos de: malaria, dengue y leptospirosis.

      “Al cuarto y quinto día advertimos a las autoridades de Salud sobre lo que para nosotros
      eran brotes de leptospirosis, y se recibió como respuesta de las autoridades del Ministerio de
      Salud el calificativo de ‘alarmistas’ (…); posteriormente, admitieron las autoridades que
      estábamos frente a un considerable brote de esa enfermedad, el cual arrancó la vida a cerca
      de un centenar de personas; una buena parte de ellas hospedados en los albergues” (9)

Si bien, como se ha dicho, la participación coordinada con los organismos oficiales permitió la unificación
de esfuerzos, ello no significó de ningún modo que su personal calificado supeditara sus opiniones profesio-
nales a los intereses oficiales, muchas veces condicionados por calculados efectos de opinión pública.

Esta actitud tradicionalmente crítica de la UASD; sin embargo, no siempre fue lo debidamente contundente
en otras situaciones, como la acontecida con el desagüe de la Presa de Taveras, en la que el Consejo Univer-
sitario nombró una Comisión para “acompañar la Comisión creada por el Gobierno para investigar la
decisión,” que tuvo como consecuencia la muerte de decenas de ciudadanos en la provincia de Santiago.
Una actitud más cónsona con el perfil académico hubiese sido hacer una propia investigación con su perso-
nal más calificado en el área, a través de la Comisión Ambiental.

9. Declaraciones del Prof. Miguel Catalino, director de la Escuela de Salud Pública y coordinador del Área de Salud.
356
La Gestión del Riesgo desde la Academia
                                                                                  EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

Otro de los equipos formados fue el de Psicología, integrado por: psicólogos clínicos, terapeutas, familiares
y estudiantes de prácticas supervisadas. Este equipo trabajó conjuntamente con otros de diversas universi-
dades y llegó a capacitar unos 600 estudiantes, para el trabajo con niños y terapias lúdicas. Se crearon algu-
nos instrumentos para diagnosticar las necesidades en salud mental de los afectados.

El voluntariado de estudiantes de diferentes carreras universitarias, jugó un rol estelar en la experiencia; no
solo porque sin tener un vínculo laboral con la institución su entrega fue tan valiosa, como la de aquellos
asalariados (profesores y empleados), sirvieron en la mayoría de los casos como vínculo entre: las brigadas,
los líderes comunitarios y las personas afectadas; porque muchos de ellos proceden de los mismos barrios
y comunidades, a los que se les prestó la asistencia.

Es el caso de José Miguel del Río, residente de Bayona, y quien se integró a las labores en el refugio que
operó en la escuela Villa Nazareth de su sector. Esta relación comunidad-estudiantes-universidad facilitó la
labor porque “se hablaba el mismo idioma”.

El trabajo de los jóvenes voluntarios no solo se desarrolló en las brigadas (salud, psicología, etc.); sino en
labores de apoyo logístico, como la distribución de alimentos en los albergues y seguimiento administrativo
en el Centro de Acopio de: comestibles, ropas y medicamentos.

Un aspecto notable fue que muchas personas en las comunidades, no asociaban la ayuda que recibieron con
la Universidad. “Recibimos mucha ayuda –decían- pero en momentos como esos uno toma la ayuda, pero
no se fija de donde viene”. Puede deberse en parte, al aspecto de la identificación de los voluntarios, hasta
cierto punto descuidado. En la ocasión vistieron un uniforme de los juegos deportivos “Tony Barreiro” con
el logo de la Universidad muy pequeño; gorra con la misma inscripción y no usaron “gafetes”.

Un equipo del Departamento de Microbiología, se encargó de monitorear las condiciones de potabilidad de
las aguas; tanto para el consumo humano como para la higiene de los refugios, en los que intervino la
Universidad. Su función se centraba en garantizar las buenas condiciones del agua, a través de su análisis
diario en los laboratorios.

Al equipo de la Facultad de Ciencias Económicas, se le encargó hacer un levantamiento de informaciones
de los refugios, que incluía la composición demográfica de las personas asistidas (edad de los refugiados,
sexo, etc.), los niveles de pérdidas materiales; así como las condiciones de la vivienda.

Algunos departamentos administrativos sirvieron a la plataforma creada con apoyo logístico. Tales fueron
los casos de Planta Física, que mantuvo al tanto a la “Comisión de Gestión de Riesgo” de las condiciones
de las estructuras físicas de la Universidad; el comedor universitario que coció los alimentos que se sirvie-
ron en los refugios; Transportación y Mecánica, que apoyó con el transporte de personas, alimentos y otros
bienes, a los sitios en donde se les requería; Economato Universitario, que sirvió material gastable de ofici-
na.
357
                                                                                           La Gestión del Riesgo desde la Academia
EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

                                   Gráfico No. 1
   Equipos operativos que trabajaron en torno a la Unidad de Gestión de Riesgos
   durante la asistencia a comunidades, después del paso de las tormentas Noel y
                                       Olga.

                                                        Equipo de
                                                       Salud Pública

                                 Equipo de Cs.
                                  Económicas                                  Equipo de
                                                                              Psicología
                                                        Unidad de
                                                        Gestión de
                                                         Riesgo a
                                                         Desastre

                                        Equipo de
                                         Micro y                       Voluntariado
                                       Parasitología

                                     Fuente: Unidad de Gestión de Riesgos - UASD

Asimismo: Ornato, Limpieza y Seguridad, que se encargaron de todo lo relativo con el mantenimiento de
la limpieza en el campus y de su vigilancia. Otros departamentos académicos e institutos dependientes de
las distintas facultades, prestaron su ayuda en la elaboración de: planes, mediciones y recomendaciones
sobre diversos aspectos. Entre estos están: Sociología, Ingeniería, Agronomía y Sismológico y los institutos
de Química y Urbanismo.
358
La Gestión del Riesgo desde la Academia
                                                                                     EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

IX. EL TRABAJO EN LOS REFUGIOS

Un reporte del 03 de noviembre del 2007, (después de la tormenta Noel y antes de haber ocurrido la tormen-
ta Olga), daba cuenta de que un total de veinte refugios habían sido intervenidos por la Universidad. Estos
fueron:

                                   CUADRO No. 3
    Refugios habilitados por el paso de las tormentas Noel y Olga, por localidad y
                   provincia según número de personas refugiadas

          Refugio                          Localidad                 Provincia                  Personas
                                                                                               Refugiadas

    Escuela Villa Nazareth                     Bayona            Santo Domingo Oeste                   Nd

    Escuela Bella Colina                    Manoguayabo          Santo Domingo Oeste                   Nd

    Escuela Esteban Martínez                   Bayona            Santo Domingo Oeste                  120

    Escuela Santísima Trinidad                 El Café           Santo Domingo Oeste                   Nd

    Liceo Las Américas                      Manoguayabo          Santo Domingo Oeste                   Nd

    Escuela Ercilia Pepín                 Batey Bienvenido       Santo Domingo Oeste                   Nd

    Club Víctor Burgos                      Los Palmares         Santo Domingo Oeste                  250

    Iglesia Pentecostal               El Manguito, Sabana Perdida Santo Domingo Oeste                  90

    Escuela El Manguito                     Sabana Perdida       Santo Domingo Oeste                  250

    Escuela Ecuador                         Sabana Perdida       Santo Domingo Oeste                   74

    Liceo Hato Nuevo                        Manoguayabo          Santo Domingo Oeste                   Nd

    Escuela Gina Arriba                         Bani                     Bani                          Nd

    Sindicato Sutrafado                         Bonao               Monseñor Nouel                     Nd

    Escuela Ambrosina Ramírez               Piedra Blanca           Monseñor Nouel                     Nd

    Iglesia Monte Sion                          Bonao               Monseñor Nouel                     Nd
359
                                                                                  La Gestión del Riesgo desde la Academia
EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

            Refugio                               Localidad            Provincia                   Personas
                                                                                                  Refugiadas
    Escuela Sebastián Paredes                               Bonao     Monseñor Nouel                       Nd

    Escuela Aida Cartagena P                    Santo Domingo Este   Santo Domingo Este                    Nd

    Escuela San Rafael                            San José de Ocoa    San José de Ocoa                     Nd

    Escuela Sabana Larga                          San José de Ocoa    San José de Ocoa                     Nd

    Escuela barrio San Luis                       San José de Ocoa    San José de Ocoa                     Nd

Fuente: Informes diarios de brigadas
Nd = Información no disponible

En cada albergue se designó un coordinador, que sirvió de interlocutor con las diferentes brigadas de la
Universidad y los organismos de asistencia; identificaba las necesidades de las personas refugiadas y en
caso de emergencia, hacia los contactos de lugar para buscar ayuda. En esta parte, jugaron un rol importante
líderes comunitarios como el caso de Leonel Arturo Pérez, de Bayona, quien se convirtió en el representante
de unas 16 familias de su vecindario.

                              Personas entrevistadas que
                      estuvieron en el refugio habilitado
                      en la escuela Esteban Martínez, de
                        Bayona. Fuente: Archivo UGR -
                                                  UASD

Las personas en riesgo de ser impactadas por crecidas o deslizamientos, usualmente buscan refugio en luga-
res oficialmente habilitados para casos de emergencia, como: escuelas, iglesias, clubes o alguna edificación
en zona segura; por lo que el número de personas damnificadas en cada lugar depende de los refugios habi-
litados en el barrio o comunidad y la cantidad de familias en situación de riesgo.

En el caso que nos ocupa, se trata de familias compuestas por trabajadores fabriles, chiriperos (personas que
realizan trabajos normales como albañiles, electricistas, plomeros, etc.), trabajadoras domésticas e inmi-
grantes haitianos, con bajo nivel de escolaridad. Muchas de estas familias están compuestas por madres
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La Gestión del Riesgo desde la Academia
                                                                                EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

solteras, con un promedio de edad de menos de 30 años.

Entre las características de las viviendas, se puede señalar que son construidas en su gran mayoría de
cemento con techos de zinc, en terrenos propiedad del Estado y que han sido ocupados ilegalmente.
Muchas de estas personas que hicieron grandes esfuerzos han podido hacer paulatinamente “arreglos” en
sus casas y pese a que viven con un gran temo, por las posibilidades de inundación cuando llueve, han
atado su “modus vivendi en un lugar a todas luces inseguro.

Es el caso de una ciudadana haitiana entrevistada, viuda y madre de siete hijos, quien dijo que cuando llueve
no duerme, “para dar la voz de alarma” por si el río crece. Otro ciudadano haitiano compró un solar al lado
de una laguna, en las proximidades del río y construyó una vivienda con tres habitaciones. Las personas
en su mayoría en los refugios oscilaba –como se muestra en el cuadro- de unas 74 a 250. En la escuela Este-
ban Martínez; por ejemplo, había unas 29 familias (más o menos 120 personas entre niños y adultos. Esto
representó un grave problema, por los niveles de hacinamiento, que suponían tantas personas, en edificacio-
nes generalmente pequeñas.

Judith, una joven madre de dos niños, residente en el sector de Bayona, y que estuvo aproximadamente tres
semanas en el refugio, admitió la incidencia entre los pequeños de gripe, conjuntivitis, y dermatitis. En
algunos casos, la estadía de los refugiados se extendió a mes y medio.

                  Viviendas que fueron inundadas en
                  un barrio de la localidad de Bayona
                  cercano a la margen oriental del río
                  Haina.Fuente: Archivos de la UGR
                                              – UASD

Aunque la mayoría de los entrevistados dijeron que el agua “no faltó” en los albergues, se sabe que las
condiciones de hacinamiento en ellos, (en una de las aulas se congregaban hasta cinco familias), pudo
haber sido una causa importante en la proliferación de estas enfermedades.

Otras patologías cuya incidencia fue notable en las comunidades afectadas, semanas después de la tormen-
ta, y ya fuera de los albergues, fue el dengue y la leptospirosis; esta última provocada por la orina de las
ratas y común cuando se producen inundaciones. Para controlar la epidemia de roedores en algunas comuni-
dades como Bayona. La Universidad a través de la Facultad de Agronomía repartió toneladas de raticidas;
según declararon sus residentes con rotundo éxito.
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Con respecto de los alimentos enlatados como: galletas, jugos y agua potable fueron suplidos desde el
centro de acopio de alimentos y medicinas que funcionó en el Polideportivo de la Universidad, con la super-
visión de los departamentos de Suministro y Contraloría. Las raciones alimenticias correspondientes al
almuerzo, eran servidos desde el comedor de la Universidad.

Pese a que la mayoría de las personas consultadas, que estuvieron en refugios coincidieron en que la calidad
de los alimentos fue muy buena y que nunca faltaron: agua potable, jugos y alimentos enlatados “se podía
comer”, dijeron algunos de la comida servida). Una visita al comedor universitario, donde se preparaban las
raciones que se servían en el almuerzo, nos reveló condiciones muy pobres en la manipulación y manejo de
los alimentos, caracterizadas por la falta de higiene en su preparación; espacios muy estrechos y sucios y
el personal que lo prepara desprovisto de mascarillas y guantes. Se pudo obtener la información de que este
personal no recibe la capacitación debida, que demandan tan delicadas tareas.

El Decanato de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales dirigió un “diagnóstico de refugiados en la
Escuela Esteban Martínez de Bayona,” en donde se levantaron informaciones socio económicas y demográ-
ficas, con la finalidad de tener una idea de los afectos de la composición familiar; en los aspectos: educati-
vo, de salud, laboral; otros y de establecer los niveles de daños ocasionados por la tormenta y de lo que se
iba a derivar de sus necesidades más urgentes.

Muchas de estas acciones, aunque necesarias en el momento no fueron seguidas en el tiempo ni por la
Universidad ni por las instituciones estatales, por lo que se desaprovechó una excelente oportunidad de
establecer programas de seguimiento, en el aspecto de la prevención que pudieran evitar la repetición en el
futuro de situaciones similares a la acontecida o al menos atenuar en lo posible sus consecuencias.

            “Pudimos dar asistencia directamente a muchos afectados; aunque lamentablemente
            después de un tiempo no recibimos el apoyo logístico necesario por parte de las autoridades
            de la Universidad (autobuses para poder trasladarnos a los lugares, la provisión de alimen-
            tos; etc.), también algunas ONGs con las cuales habíamos laborado en ocasiones anteriores
            de desastres (caso Jimani), no quisieron integrarnos a sus equipos de trabajo, pues reporta-
            ron estar carentes de fondos, para realizar actividades de mayor amplitud.”(10)

                                                                             Vista frontal de la Escuela Básica
                                                                             Villa Nazareth, lugar donde
                                                                             funcionó uno de los refugios que
                                                                             dieron albergue a familias del
                                                                             barrio Bayona. Fuente: Archivos
                                                                             de UGR

10. Declaraciones de la profesora Mayra Brea, coordinadora de la Brigada de Psicólogos que trabajó en los albergues.
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                                                                                  EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL RIESGO

Otros participantes hubieran preferido, una mayor atención de las autoridades de la “Academia al Volunta-
riado”, más allá del trabajo inmediato en los refugios. Pese al mantenimiento del vínculo con algunos
miembros del grupo, no se le dio a esta un carácter institucional.

X. LAS LECCIONES APRENDIDAS

El riesgo no es una variable aislada del desarrollo, sino que forma parte de él y por lo tanto, su reducción
estará supeditada a las posibilidades de un país, en alcanzar mayores niveles de vida para sus ciudadanos.
En el caso de la República Dominicana, pese a los esfuerzos que a través de las últimas décadas se han
hecho, para hacer variar los indicadores negativos de: atraso económico, ecológico y educativo; todavía son
muchas las taras que impiden el definitivo avance, hacia niveles de prosperidad de una gran parte de su
población.

Variables como: la pobreza extrema, el analfabetismo y el riesgo en donde vive buena parte de sus pobla-
ciones, permanecen muy por debajo de los indicadores promedios, en países del área.

En esta última, los progresos han sido lentos y zigzagueantes. Una muestra es la de que a pesar de contar
con una “Ley de Gestión de Riesgo”, los recursos para establecer mecanismos que provean de viviendas en
lugares seguros a la gente y la de fortalecer los controles para la construcción de viviendas, en las afluentes
de ríos y arroyos son muy débiles o inexistentes.

Es frecuente observar dentro de estas debilidades, la construcción de viviendas por parte del Estado o de
particulares, en los mismos lugares en donde antes se habían producido inundaciones o deslizamientos.
Basten los ejemplos de Jimani, en el Sur, o la zona del Bajo Yuna, en el Noreste del país.

La erradicación de dichos males es imposible pensarla, sin el establecimiento de políticas públicas que
conduzcan al desarrollo económico y consecuentemente prioricen la reducción de vulnerabilidades. Mien-
tras tanto, y paralelamente a la presión que se pueda ejercer para producir cambios en largo plazo, es respon-
sabilidad de instituciones como las universidades hacer todo cuanto esté a su alcance, para crear las condi-
ciones que reduzcan las posibilidades de riesgo de poblaciones amenazadas, en el corto y mediano plazos.

Algunos de estos males salieron a relucir, luego del paso de las tormentas Noel y Olga y se reflejan en los
razonamientos de quienes, como el caso del líder comunitario Leonel Arturo Pérez, fueron afectados; el
cual con cierto dejo de amargura narra como, con mucho esfuerzo y casi sin ayuda oficial, lograron rehacer
sus vidas y reconstruir sus viviendas en el mismo lugar.

Muchas experiencias positivas nos deja la jornada de Noel y Olga y otras muchas tareas están pendientes
de ser superadas. Entre unas y otras, existen las que están atadas a esos procesos macrosociales del Estado
a las cuales nos hemos referido y , otras tantas pueden ser emprendidas en su solución por organizaciones
que como las universidades, cuentan con recursos humanos calificados y sobre todo con un compromiso
social indelegable.

Abordaremos pues, con este sentido crítico, aquellas tareas positivas asimiladas y luego las que todavía se
constituyen en obstáculos de la gestión de riesgo.

El diseño de un plan de contingencia que venía gestándose desde el 2006 y su asunción por parte de las
autoridades universitarias en el momento de la tragedia, permitió la estructuración de un órgano central
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alrededor del cual se concentró el trabajo que facilitó una asistencia fluida, constante y eficaz en las comuni-
dades carenciadas, que fueron intervenidas por las brigadas de la UASD.

La colaboración inster-institucional con los “Organismos Gubernamentales” debe fortalecerse; así como
también con las “Organizaciones No Gubernamentales” y otras del Sector Privado, la cual posibilitó la no
dispersión de las ayudas procedentes; tanto del interior como del exterior del país. La concentración de
recursos y las necesidades más perentorias de los afectados constituyeron un punto clave en el éxito de la
jornada.

La relación de la Universidad con la “Sociedad Dominicana”, sobre todo con los sectores más carenciados,
no es esporádica ni casual: se hace viva cada día porque quienes estudian en sus aulas son los hijos de esos
sectores. El establecimiento de vínculos directos con: el liderazgo comunitario, la dirigencia política de
base, los líderes religiosos, las instituciones comunitarias como: juntas de vecinos, clubes deportivos y
culturales facilitaron el esfuerzo común de ayuda a los damnificados.

Una de las más importantes lecciones de esta experiencia, fue la necesidad de formalizar la que entonces se
tenía como una comisión, en una “Unidad de Gestión de Riesgos;” cuya actividad en los últimos tres años
ha dejado acciones discretas, pero firmes y decididas en el camino hacia la incorporación de la prevención,
en la cultura de la gente; a través de la capacitación. Estos esfuerzos no han sido mayores por el poco apoyo
financiero y porque el tema solo es recordado en el momento, cuando el riesgo por el efecto de la amenaza
inminente es casi inevitable.

Una acción muy bien valorada por los universitarios, fue la decisión aprobada por el Consejo Universitario,
de disponer de un fondo de solidaridad, con los aportes de los asalariados de la institución (profesores y
empleados) y, previo análisis comprobatorio, “Socorrer a los miembros de la familia universitaria, que
resultaron afectados por la tormenta Noel”, y aprobaron un descuento por nómina de: RD$200.00 (US$5.5
al cambio actual); RD$100.00 a los empleados (US$2.7) y RD$25.00 a los estudiantes (menos de US$1 al
cambio actual).

La contribución fue hecha de acuerdo con los niveles de daños sufridos por las familias afectadas, las que
en su mayoría perdieron: los ajuares domésticos, techos de zinc y madera. Aunque la contribución no resar-
ció los daños sufridos por estas familias en su totalidad, aligeró sus penurias económicas.

XI. LAS TAREAS PENDIENTES

Se hace necesario que el Estado priorice, en el marco de la “Estrategia Nacional de Desarrollo”, un conjunto
de acciones tendentes a la prevención de riesgos a desastres, en las comunidades más vulnerables de la
República Dominicana.

Algunas de estas, -y que asumimos como válidas- están contenidas en estudios y diagnósticos realizados
anteriormente, por organismos calificados, como el PNUD(11). Entre estas, “fortalecer el papel de los
gobiernos municipales y las comunidades, (…), mejorar la coordinación interinstitucional (…), aumento de
la inversión pública (…) e integración de la gestión de riesgo de desastres, en la planificación del desarro-
llo”.

Otras más particulares, nos conciernen como Universidad y son posibles de llevar a cabo, si se cuenta con
la combinación de una firme voluntad de quienes toman decisiones y la sostenible disposición de la comu-
nidad de mejorar sus condiciones de vida.
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