LA VIDA DEL INSIGNE DOCTOR NAVARRO, HIJO DE LA REAL CASA DE RONCESVALLES

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LA VIDA DEL INSIGNE DOCTOR
NAVARRO, HIJO DE LA REAL
CASA DE RONCESVALLES*

                                                  CARLOS-ESTEBAN              AYERRA         SOLA

SUMARIO. INTRODUCCIÓN. I. E L MANUSCRITO DE BURGES Y ELIZONDO. II. E L AUTOR DE LA
VIDA DEL INSIGNE DOCTOR   NAVARRO.  III. L A VIDA DEL INSIGNE DOCTOR NAVARRO. A . La pre-
tensión de Burges y Elizondo. IV. LAS FUENTES DE LA BIOGRAFÍA. A. Las obras del D o c -
tor Navarro. B . La documentación de Roncesvalles. C . L o s biógrafos anteriores. D . E s -
critos de valor referencial. V. L A OBRA DE BURGES Y LAS POSTERIORES BIOGRAFÍAS DEL
DOCTOR NAVARRO. A . La ignorancia de M. Arigita respecto de la obra de Burges y sus
coincidencias. B. La importancia que atribuye H. de Olóriz a la obra de Burges. BIBLIO-
GRAFÍA. ÍNDICE DE LA TESIS DOCTORAL.

INTRODUCCIÓN

        Entre los biógrafos del Doctor Navarro, don Martín de Azpilcueta y Jaure-
guízar, es p o c o c o n o c i d o Martín Burges y Elizondo, canónigo d e Roncesvalles,
c u y o relato de la vida del Doctor Navarro, por permanecer inédito dentro d e u n a
historia d e la Colegiata, ha sido escasamente utilizado.
        Sin embargo, estamos ante la primera biografía amplia, hecha sobre la con-
sulta d e las m i s m a s obras del Doctor Navarro, incorporando d e ese m o d o el cú-
mulo d e datos m á s amplio d e que han podido disponer los biógrafos posteriores,
sobre la b a s e d e las referencias autobiográficas d e Martín d e Azpilcueta; al m i s -
m o t i e m p o q u e recopila d e forma exhaustiva los datos biográficos d e autores an-
teriores a él.
        L a pretensión d e Martín Burges y Elizondo es tratar d e mostrar la santidad
y virtudes d e su biografiado en correspondencia fiel a su profesión c o m o c a n ó -
nigo regular d e Roncesvalles, dándose crédito a lo que dice en su n u e v a biogra-
fía, sin contravenir u n a hipotética futura canonización.

    * Director de la Tesis: Prof. Dr. Eloy TEJERO. Título: La vida del insigne Doctor navarro,   hijo
de la Real Casa de Roncesvalles. Fecha de defensa: 1.VII.97.
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      C o m o fuentes emplea, Burges y Elizondo, las obras escritas p o r su biogra-
fiado, p a r a extraer d e ellas las múltiples referencias autobiográficas q u e contie-
nen. N o olvida la d o c u m e n t a c i ó n c o n s e r v a d a en Roncesvalles q u e a él, c a n ó n i -
g o regular d e la C a s a , le era fácilmente accesible. Tiene t a m b i é n e n c u e n t a lo
escrito p o r los biógrafos anteriores al m o m e n t o en q u e redacta su obra, princi-
palmente: S i m ó n M a g n o , Julio R o s t i ó Hortino, Villegas, Juan Nicio Eritreo, Ca-
brera d e C ó r d o b a , J u a n L ó p e z y otros. A s í m i s m o incluye textos d e la S a g r a d a
Escritura, d e los Santos Padres y d e otros autores d e reconocida autoridad.
        Al coincidir la utilización d e las fuentes y datos con M . Arigita, principal-
m e n t e , surge la necesidad d e clarificar la relación entre a m b a s biografías — l o
que intentamos en el último apartado—, llegando a la conclusión d e q u e el silen-
cio d e M . d e Arigita sobre la obra d e Burges y Elizondo es porque n o conoció su
existencia. Y ¿ c ó m o n o c o n o c e u n biógrafo esta obra? L a respuesta al interro-
gante la hallamos en una doble vertiente, si tenemos en cuenta el escaso aprove-
c h a m i e n t o q u e — M . A r i g i t a — hace d e la d o c u m e n t a c i ó n d e Roncesvalles y al
hecho de que, por estar incluida la vida del Doctor Navarro dentro de u n a Histo-
ria de la Real Casa, pasó para él inadvertida, y a que n o era u n a obra autónoma.
        Lamentablemente es m u y escasa la información sobre el autor, Martín Bur-
ges y E l i z o n d o , a u n q u e h e m o s intentado ofrecer todo aquello q u e al día d e hoy
se dispone.
        E s p e r a m o s que este nuestro trabajo — d e l que presentamos este r e s u m e n —
contribuya a u n mejor conocimiento de la figura y la importancia d e las aporta-
ciones del que fuera llamado Doctor N a v a r r o , que d e s d e h a c e u n a s d é c a d a s , a
través d e investigadores y estudiosos de su obra, están consiguiendo situarlo en
el lugar que le corresponde.

I . E L MANUSCRITO DE B U R G E S Y E L I Z O N D O

        1. L a primera referencia, en letra impresa, al manuscrito d e Martín B u r g e s
y Elizondo, Historia de Roncesvalles, y al lugar que ocupa en ella la Vida del in-
signe Martín de Azpilcueta, es consecuencia directa del impulso investigador del
Padre M a e s t r o Enrique Flórez, en orden a la publicación d e su España              sagrada;
el q u e fue, durante m u c h o s años, su a m a n u e n s e y copista d e tantos d o c u m e n t o s
y borradores, el también agustino, Padre Fr. Francisco M é n d e z , en su obra: No-
ticias de la vida, escritos y viajes del Rvdmo. P. M. Fr. Enrique Flórez, relatan-
d o los hallazgos d o c u m e n t a l e s d e su Viaje desde Madrid a Bayona de Francia
por Osma, Soria, Tarazona y Navarra, dice haber e n c o n t r a d o en Roncesvalles
un manuscrito, con el rótulo de «Fénix de Roncesvalles», el cual se escribió des-
pués del año 1672, siendo prior el Sr. D. Francisco Moran de Rodezno.                     Divíde-
se este tomo en cinco libros, en el último de los cuales se pone la vida del insig-
ne doctor Navarro Azpilcueta, canónigo de dicha Real Casa, que en lo antiguo
LA VIDA DEI, INSIGNE DOCTOR NAVARRO                                                                   321

se llamó San Salvador de Ibañeta y estuvo poco más arriba del actual convento
que hoy dicen ermita de Cario Magno. Su autor el doctor D. Martín Burges de
Elizondo, canónigo de dicha                iglesia .
                                                1

       U n o s ochenta años después, en letra impresa, se hizo eco directo d e esta re-
ferencia, d a d a p o r Fr. Francisco M é n d e z , José Rezábal y U g a r t e en su Bibliote-
 ca de los escritores que han sido individuos de los seis colegios mayores: de S.
Ildefonso (...) de Sta. Cruz (...) de S. Bartolomé (...) de S. Salvador y del Arzobis-
po , al ofrecer u n artículo bio-bibliográfico d e Martín de Azpilcueta, claramente
  2

dependiente del escrito antes por Nicolás Antonio .               3

       C o n posterioridad, hay que esperar, hasta 1916, para volver a encontrar otra
 referencia i m p r e s a al m a n u s c r i t o d e Burges y E l i z o n d o : entonces H e r m i l i o de
 Olóriz, en su Nueva biografía del Doctor Navarro D. Martín de Azpilcueta, al
 referir los escritos históricos sobre su biografiado, hizo mención particular d e la
 obra d e Burges, Historia general de la Iglesia de Nuestra Señora de Roncesva-
 lles y de su grande Hospital de peregrinos, manuscrito inédito, c u y o libro V, en
 que se pone la vida del insigne Doctor Navarro, hijo desta real casa, es valora-
 d o así por Olóriz: Todo el libro está dedicado a la biografía de Azpilcueta. Es un
 trabajo importante; consta de quince capítulos que ocupan 48 páginas en folio,
 de letra menuda. Fue redactado en el último tercio del siglo XVII, y su autor
 tuvo en cuenta lo escrito por Simón Magno Ramloteo, Julio Roscio Hortino, Al-
fonso de Villegas y Juan Víctor de Rosi, más conocido por Jano Nicio Eritreo.
 Tuvo además presentes no pocas noticias biográficas consignadas en las obras
 del mismo Doctor Navarro y algunos documentos a la sazón existentes en Ron-
 cesvalles (...) Pero que nosotros sepamos ningún biógrafo de Azpilcueta ha uti-
 lizado la obra del Doctor          Burges .4

         M á s lacónica es la referencia que hacía, en 1936, Javier Ibarra , quien,            5

apuntando algunos datos sobre la personalidad histórica de Martín Burges y Eli-
z o n d o , anotó q u e fue autor d e u n a o b r a histórica d e Roncesvalles aún inédita.
A l g o p a r e c i d o hay q u e decir d e la referencia h e c h a por E l o y Tejero al peculiar
interés que, para u n mejor conocimiento de la vida de Azpilcueta, tienen los es-
critos inéditos del siglo XVII, redactados y conservados en Roncesvalles — c e n -
tro espiritual al q u e siempre estuvo profundamente vinculado el N a v a r r o — , e s -
p e c i a l m e n t e la o b r a d e Burges, que, p o r haber p e r m a n e c i d o inédita, ha ejercido
poca influencia en las biografías posteriores de Azpilcueta . L a última referencia
                                                                             6

    1. Madrid 1780, pp. 192-193.
    2. Madrid 1850.
    3. Bibliotheca Hispana nova, 1.11, Matriti 1738, pp. 93-98.
    4. Pamplona 1916, pp. XI-XII.
    5. Historia de Roncesvalles, Roncesvalles 1936, p. 655.
    6. Los escritos sobre el Doctor Navarro, en AA. VV. Estudios sobre el Doctor Navarro, Pam-
plona 1988, pp. 26-27.
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en letra impresa a la obra manuscrita de Burges, conocida por nosotros, h a sido
h e c h a por Francisco Salinas Quijada en su escrito Navarros universales, d o n d e
agradece a José Luis Sales, canónigo archivero de Roncesvalles, la información
recibida sobre el manuscrito d e Burges y extrae d e él algunos datos relativos a la
relación existente entre Azpilcueta y Carranza .                7

         D e b e tenerse en cuenta, en relación con el seguimiento q u e v e n i m o s ha-
ciendo d e las noticias impresas sobre el manuscrito de Burges y Elizondo, que ni
la documentación reseñada en la Colección diplomática de Santa María de Ron-
cesvalles 1127-1300*, ni la referida en el Catálogo documental de la Real Cole-
giata de Roncesvalles           1301-1500   9
                                                  p u e d e n hacer referencias directas al m a n u s -
crito d e B u r g e s , p o r ser d e u n m o m e n t o histórico posterior a los períodos q u e
u n a y otra publicación se han propuesto reseñar.
         2. U n a vez q u e h e m o s expuesto las informaciones que, sobre el manuscrito
d e Burges y Elizondo, p o d e m o s encontrar en publicaciones impresas, p a s a m o s a
dar razón ahora d e los datos referentes directamente al m i s m o m a n u s c r i t o por
nosotros estudiado. D e b e m o s hacer notar, en primer término, que, si bien n u e s -
tro estudio se centra en La vida del insigne Doctor Navarro, hijo de la Real Casa
de Roncesvalles,        por formar parte, c o m o libro V, d e la obra d e Martín B u r g e s y
Elizondo, Historia general de la Iglesia de Nuestra Señora de Roncesvalles y de
su grande Hospital de peregrinos, es obligado describir sumariamente el conjun-
to de la obra y del manuscrito que la contiene.
         Se trata d e u n m a n u s c r i t o en folio de 2 2 ' 5 x 3 2 ' 5 c m s . , c o m p u e s t o d e 2 3 4
folios, m á s otros 4 d e índices, c u y o texto, d e letra minúscula caligráfica inclina-
d a a la derecha, d e rasgos esbeltos, escrita por la m i s m a m a n o , salvo en los fo-
lios 197, 197v, 198, y 198v, es siempre bien legible, e x c e p t o en los folios 184,
1 9 2 , 1 9 7 y 198 — m u y deteriorados en sus bordes lateral derecho e inferior— y
respeta siempre el margen lateral izquierdo, donde figuran las anotaciones de las
fuentes q u e van sirviendo al autor c o m o apoyo documental d e su relato. L a Vida
del insigne doctor Navarro se inicia en el folio 187 y termina en el folio 234v.
L o s trazos d e la escritura n o coinciden con la letra del Dr. Martín B u r g e s y Eli-
z o n d o , quien se sirvió de u n a m a n u e n s e , n o versado en el m o d o de hacer las ci-
tas d e las fuentes y d e la literatura canónicas, por lo cual, c o m e t i ó frecuentes
errores en las referencias que, en los márgenes, hizo a los escritos del Doctor Na-
varro.

   7. Navarros universales: Sancho el Fuerte, Bartolomé de Carranza, Martín de Azpilcueta,
Francisco de Javier y Jerónimo de Arbolancha, Torres de Elorz 1 9 9 1 , pp. 9 6 , 1 0 9 , 1 6 2 .
   8. Editada por M . I. OSTOLAZA, Pamplona 1 9 7 8 .
   9. Editado por J.J. MARTINENA RUIZ, Pamplona 1 9 7 9 .
LA VIDA D H . INSIGNE DOCTOR NAVARRO                                                                                323

I I . E L A U T O R D E L A VlDA DEL INSIGNE DOCTOR                    NAVARRO

         Gracias a las breves referencias que nos ofrece J. Ibarra , es posible hoy es-
                                                                                     10

b o z a r a l g u n o s rasgos fundamentales d e la personalidad d e Burges y E l i z o n d o ,
autor d e la Vida del Insigne Doctor Navarro, que ahora retiene nuestra atención.
En ellas, se observan m í n i m a s variantes con relación al n o m b r e d e ese autor: en
u n a s o c a s i o n e s escribe Ibarra su n o m b r e c o m o Martín Burges y E l i z o n d o , en          11

otras, c o m o Martín Burges de E l i z o n d o . A veces acentúa su grafía: B u r g é s , y,
                                                         12                                                    13

en otras ocasiones, transcribe ese n o m b r e en su forma llana: B u r g e s . D a d o que     14

el autor del manuscrito se llama a sí m i s m o Martín Burges y Elizondo, así le lla-
m a r e m o s aquí d e m o d o habitual.
        Por J . Ibarra sabemos que, en abril d e 1636, fue elegido canónigo d e la C o -
legiata d e Roncesvalles Martín Burges y Elizondo, natural d e Burguete, y q u e su
profesión tuvo lugar el 31 d e m a y o d e 1637 . E s d e suponer q u e y a por entonces
                                                               15

fuera B u r g e s Doctor, p u e s a s í lo d e n o m i n a Ibarra, u n p o c o después, al referirse
a ciertas actuaciones d e nuestro personaje , sin q u e nos d i g a n u n c a cuál era la
                                                              16

disciplina en q u e había alcanzado su doctorado. N o obstante, por las actividades
q u e d e s e m p e ñ ó y p o r la utilización que hizo de las obras del D o c t o r N a v a r r o ,
c a b e p e n s a r que, p r o b a b l e m e n t e , fuera el D e r e c h o C a n ó n i c o el área p r o p i a de
sus estudios d e doctorado.
      Unos catorce años después de su profesión en Roncesvalles, se traslada Bur-
ges a Sevilla, donde desempeñará, durante siete o más años, un oficio, tan directa-
mente relacionado con el buen gobierno de esa archidiócesis, c o m o el de Visitador
de su Arzobispo, D o n Pedro de Tapia . Esta circunstancia, lejos de alejarle a Bur-
                                                    17

ges y Elizondo del vivo interés que en Roncesvalles se mantenía por la admirable
personalidad d e Martín de Azpilcueta, p u d o contribuir a su acrecentamiento. A s í
lo dan a entender los testimonios q u e el m i s m o Burges nos transmite sobre la ad-
miración que el Arzobispo Tapia profesaba a la doctrina del Doctor Navarro .                             18

     10. Historia de Roncesvalles, Roncesvalles 1936, pp. 616, 636, 637, 643, 644, 655.
     11. Ibidem, p. 616..
     12. Ibidem, p. 655. Así le denomina también H. OLÓRIZ, Nueva biografía del Doctor Navarro
D. Martín de Azpilcueta y enumeración de sus obras. Apuntes reunidos, Pamplona 1916, p. XI.
     13. Ibidem, pp. 643, 637, 644.
     14. Ibidem, pp. 616, 636, 643, 655.
     15. Ibidem, p. 616. Respecto del nacimiento de Burges en Burguete, no es posible encontrar
documentación alguna en el archivo de esta parroquia por haber sido destruida en la contiendas
con los franceses a lo largo de los siglos; Vid. B. URTASUN VILLANUEVA-J.A. PEDROARENA GRANA-
DA, Burguete, T. C. P. 157, Pamplona 1988, pp. 16-19.
     16. Ibidem, pp. 636,643.
     17. Ibidem, pp. 637, 643, 655.
     18. M. BURGES Y ELIZONDO, Historia general de la Iglesia de Nuestra Señora de Roncesva-
lles y de su grande Hospital de peregrinos, fol. 226v. Cfr. P TAPIA, Catenae moralis doctrina, 1.1,
324                                                                 CARLOS-ESTEBAN AYERRA SOLA

       E n todo caso, n o resulta fácil precisar los años q u e d u r ó la p e r m a n c i a de
Burges en Sevilla, porque las referencias que d a Ibarra son demasiado lacónicas.
En u n m o m e n t o dado, dice que: El Doctor Burges, al emprender su viaje a Sevi-
lla, en 1653, delegaba sus poderes, en instrumento escrito de su mano para to-
dos los negocios que en su ausencia pudieran ocurrir, en las personas del Ma-
estro Jaúregui y en el doctor Guinda} . Pero, en otro m o m e n t o , t a m b i é n dice J.
                                              9

Ibarra q u e habría partido hacia Sevilla el año 1 6 5 1 . E n favor de q u e tuviera lu-
                                                               20

gar, ese año, el viaje de Burges a Sevilla, está la circunstancia de que fue ése pre-
cisamente el año en que Pedro d e Tapia t o m ó posesión del Arzobispado d e Sevi-
lla. El h e c h o d e q u e J. Ibarra encontrara el instrumento en q u e Burges d e l e g a b a
sus poderes para todos los negocios que, en su ausencia d e Roncesvalles, pudie-
ran ocurrir, al emprender su vaje a Sevilla, en 1653, p u e d e interpretarse c o m o
u n a cautela, t o m a d a con posterioridad a su p r i m e r d e s p l a z a m i e n t o a Sevilla,
atestiguado también por J. Ibarra.
        T a m p o c o respecto del año en q u e habría retornado Burges a Roncesvalles
son claras las referencias q u e nos da Ibarra: en u n m o m e n t o d a d o , dice q u e per-
maneció en Sevilla hasta 1 6 5 8 ; pero, con motivo de las dificultades q u e se pre-
                                      21

sentaron para u n a elección d e c a n ó n i g o s d e Roncesvalles, el 9 d e octubre d e
1659, refiere J. Ibarra q u e entonces Burges estaba ausente d e la C a s a h a c í a y a
siete a ñ o s . Si t e n e m o s en cuenta q u e P e d r o d e Tapia m u r i ó en Sevilla el 25 de
            22

A g o s t o d e 1657, es fácil relacionar el retorno d e Burges a Roncesvalles con la
conclusión del pontificado del Arzobispo sevillano que, u n o s años antes, había
facilitado también su traslado a la Archidiócesis de Sevilla.
        M á s preciso se muestra Ibarra al referirnos la fecha en que tiene lugar la
muerte d e Martín Burges y Elizondo en Roncesvalles: el 5 d e octubre d e 1 6 7 9 .               23

Es decir, q u e aún se prolongó por espacio d e u n o s veinte años la última etapa d e
la vida d e Burges en su C a s a d e Roncesvalles, después d e su retorno d e Sevilla.
Fue, en esa última etapa d e su vida, cuando escribió la obra manuscrita q u e esta-
m o s estudiando, c u y a datación precisa no consta expresamente en ella, ni es fá-
cil deducir por la bibliografía utilizada por Burges, pues la m á s tardía obra por él
citada p a r e c e ser la obra d e L. Beyerlinck, Magni theatri vitae humanae, t. IV,
editada en Lyón en 1656. E n todo caso, p o d e m o s situar la c o m p o s i c i ó n d e esta
obra entre los años 1672 — e n que inició su priorato d e Roncesvalles D . Francis-
co M o r a n d e R o d e z n o — y 1679, en q u e murió Burges y Elizondo.

lib. 1, q. VIH, nn. 8 y 11, Hispali 1654, pp. 74-76. P.A. DE LAREA publicó la vida de este piadoso y
sabio Arzobispo en Madrid 1676. También puede consultarse J. QUETIF-J. ECHARD, Scriptores Or-
dinis Praedicatorum, t. II, pars II, Paris 1719-1723, pp. 587-588.
     19. J. IBARRA, Historia de Roncesvalles, pp. 643-644.
     20. Ibidem, p. 655.
     21. Ibidem, p. 655.
     22. Ibidem, p. 644.
     23. Ibidem, p. 655.
LA VIDA DEL INSIGNE DOCTOR NAVARRO                                                                  325

I I I . L A VIDA DEL INSIGNE D O C T O R NAVARRO

         N a d i e m á s autorizado que el propio Burges y Elizondo para expresar el hilo
c o n d u c t o r existente entre el planteamiento propio del libro V, íntegramente de-
 dicado a la vida del D o c t o r Navarro, y los libros anteriores q u e c o m p o n e n su
 o b r a manuscrita: Ya que en esta «Historia» se ha visto lo tocante a esta Real
 Casa y Religión de Roncesvalles, cuáles son sus institutos y cómo se cumple y ha
 cumplido con ellos en todo tiempo, razón será que pongamos una viva idea de
 este cumplimiento virtuoso ejecutado, para que sirva de ejemplar a los que pro-
fesan esta sagrada Religión. Muchos y muy grandes podría traer en cuyas
 obras, como en espejo, se practicaron            en excelencia y superioridad,  mas me
 contentaré con poner delante de los ojos al señor Doctor Navarro, para que vis-
 to en este espejo, copiado el cumplimiento de la Religión, sirva de norte a todos
 los hijos de ella; para que, imitando su ejercicio activo y contemplativo,           trans-
formen en sí y copien el verdadero cumplimiento de su             obligación .        24

        E s evidente q u e la personal vinculación d e B u r g e s y E l i z o n d o con la Igle-
sia d e Roncesvalles es razón, m á s que suficiente, para explicar el profundo inte-
rés q u e suscitó en él la rica personalidad del Doctor N a v a r r o , hasta el p u n t o d e
considerarlo viva idea del cumplimiento virtuoso ejecutado p o r los institutos de
la Real C a s a y Religión d e Roncesvalles. En todo caso, d e la lectura d e su Vida
del Insigne Doctor Navarro, se d e d u c e la existencia d e u n a circunstancia parti-
cular en la vida d e B u r g e s y E l i z o n d o que, j u n t o con su personal vinculación a
R o n c e s v a l l e s , debió contribuir a esa profunda e s t i m a d e Martín d e Azpilcueta:
Fray P e d r o d e Tapia, Arzobispo d e Sevilla, quien m a n t u v o , durante varios años,
a Burges y Elizondo en el oficio de visitador de su Archidiócesis, profesaba u n a
extraordinaria admiración hacia el Doctor N a v a r r o , c o m o relata el m i s m o Bur-
ges: El ilustrísimo y reverendísimo señor don fray Pedro de Tapia, Arzobispo de
Sevilla, hizo mucha estimación de nuestro venerable Doctor por ser consumado
en Derechos y sabio en la Sagrada Teología, y hombre que fue dechado de vir-
tudes y le puso en la primera esfera de autor                   clásico .
                                                                      25

       Refiere, a d e m á s , B u r g e s q u e la estima del A r z o b i s p o Tapia al N a v a r r o se
traducía en u n seguimiento de sus enseñanzas, c o m o guía, en algunos d e sus ac-
tos d e gobierno: una d e las cartas d e Azpilcueta era tan ponderable y de tanto es-
píritu y resolución que (...) el Ilustrísimo señor don fray Pedro de Tapia, en la
distribución de las rentas que le sobraron en los obispados de Segovia,                        Sigüen-
za, Córdoba y Sevilla, en todo imitó a nuestro venerable Doctor, leyendo muchas
veces esta carta, y así, en Córdoba, daba cada año de limosna más de veinte mil

    24. M. BURGES Y ELIZONCO Historia general de la Iglesia de Nuestra Señora de Roncesvalles
y de su gran Hospital de peregrinos, fol. 187v.
    25. Ibidem, fol. 233. Cfr. P. DE TAPIA, Catenae moralis doctrina, 1.1, lib. I, q. VIII, nn. 8 y 11,
Hispali 1654, pp. 74-76.
326                                                                        CARLOS-ESTEBAN AYERRA SOLA

ducados y, en Sevilla, más de cuarenta mil y, a sus deudos, unas limosnas muy
moderadas .  26

        Experiencias c o m o ésta, vividas m u y lejos d e la casa d e Roncesvalles, don-
de años atrás había profesado Burges, debieron persuadirle del gran servicio a su
casa, a su orden y a la Iglesia, que implicaba dar a c o n o c e r la p e r s o n a l i d a d vir-
tuosa y docta d e Martín d e Azpilcueta, para cuya realización él se encontraba en
u n a situación ideal, d e vuelta y a en Roncesvalles, d e s p u é s d e años d e ausencia.
C u a n d o B u r g e s redacta su biografía del N a v a r r o , n o han trascurrido aún cien
años d e la m u e r t e d e Martín d e Azpilcueta. A la entrega infatigable c o n q u e el
D o c t o r N a v a r r o h a b í a ido p r e p a r a n d o sus escritos en S a l a m a n c a , C o i m b r a , N a -
varra y R o m a , h a b í a sucedido el deseo insaciable con q u e las m á s prestigiosas
                   27

casas editoriales d e Portugal, España, Francia e Italia se disputaron las ediciones
d e sus m á s variados escritos, hasta elevarlos a la sorprendente cifra d e casi tres-
cientas e d i c i o n e s . Sin e m b a r g o , se h a b í a iniciado y a u n e s t a n c a m i e n t o en e s e
                         28

a d m i r a b l e ímpetu editorial, q u e había saturado las bibliotecas d e t o d o s los cen-
tros d e estudios e u r o p e o s , especialmente los dedicados al cultivo del D e r e c h o
C a n ó n i c o y de la Teología Moral.
         1. E n orden a la realización de su proyecto, b u s c a B u r g e s u n a información
bibliográfica m u y c o m p l e t a q u e , j u n t o con el análisis directo d e los escritos del
D o c t o r Navarro, le permitirán disponer d e un sólido conocimiento d e su biogra-
fiado. U n cotejo, en este punto, entre la bibliografía utilizada p o r Burges y la
ofrecida por los posteriores biógrafos d e Azpilcueta m u e s t r a q u e , o bien acusan
éstos las deficiencias consiguientes a su desconocimiento del manuscrito d e Bur-
g e s , o bien insertan a sus referencias bibliográficas obras t o m a d a s d e él, aun-
      29

q u e n o acierten a incorporar al e s q u e m a d e su exposición los datos articulados
coherentemente por Burges en su relato .                  30

        En paralelo con la admirable difusión de sus escritos se inicia, en vida aún de
Azpilcueta, la transmisión espontánea de algunos datos biográficos, debida, en pri-
mer término, al entusiasmo o a la discrepancia de algunos de sus discípulos m á s

     26. Ibidem, fol. 226v.
     27. Recientemente ha establecido E. TEJERO las relaciones existentes entre cada uno de los es-
critos de Azpilcueta y su labor docente en Salamanca y Coimbra como también la juventud de es-
píritu con que los perfeccionó después, hasta unos días antes de morir en Roma: El Doctor Nava-
rro en la historia de la doctrina canónica y moral, en AA.VV., Estudios sobre el Doctor Navarro.
En el IVCentenario de la muerte de Martín de Azpilcueta, Pamplona 1988, pp. 152-170.
     28. La mejor información sobre estas ediciones la ofrece E. TODA Y GOEL, Bibliografía espan-
yola d'Italia deis origens de la imprenta fins al'any 1900,1, Castell de Sant Miguel d'Escarnalbou
1937, pp. 176-210 y II, pp. 384-388.
     29. M. ARIGITA Y LASA, El Doctor Navarro don Martín de Azpilcueta y sus obras, Pamplona
1895, pp. XII-XV.
     30. H . DE OLÓRIZ, Nueva biografía del Doctor Navarro D. Martín de Azpilcueta y enumera-
ción de sus obras. Apuntes reunidos, Pamplona 1916, pp. VII-XXIX.
LA VIDA DEL INSIGNE DOCTOR NAVARRO                                                                         327

directos, c o m o D . Covarruvias d e Leira , P. C e n e d o , F. S a r m i e n t o , A. Barbo-
                                                       31               32                    33

s a . También se hizo notar, en seguida, por los historiadores d e Castilla la inter-
   34

vención d e Azpilcueta en el proceso d e Carranza y sus relaciones con Felipe I P .                        5

        A diferencia d e los autores anteriores, cuyas referencias al Doctor Navarro
aluden sólo a algún aspecto de su rica personalidad y de su dilatada vida, son m u y
tempranas también las biografías breves, que relatan la vida de Azpilcueta, aunque
sean de extensión m u y reducida. Simón M a g n o Ramloteo, belga de nación, doctor
en a m b o s Derechos y familiar del Doctor Navarro durante cuatro años en R o m a ,
fue el primero que escribió una breve biografía de Martín de Azpilcueta exaltando
su saber y santidad . Herido en su humildad por este escrito, n o quiso Azpilcueta
                          36

que continuara conviviendo con él Simón M a g n o y le sucedió en el m i s m o cargo
Julio Roscio Hortino. También había estudiado jurisprudencia, y atendió al Doctor
Navarro hasta los últimos momentos de su vida. Haciendo constar que había esta-
d o presente en la extraordinaria manifestación d e a m o r al Navarro q u e el pueblo
r o m a n o le dio en la celebración d e sus funerales, escribió entonces la segunda de
estas biografías breves d e Azpilcueta, q u e fue incluida en la primera edición de
Opera omnia del Doctor N a v a r r o ; lo que d a a entender u n a cierta preferencia de
                                              37

este escrito, sobre el redactado por Simón M a g n o , de parte d e los hombres que re-
presentaban los intereses de Azpilcueta en esa primera edición de todas sus obras.
         L a fama d e santidad en q u e vivió y m u r i ó el D o c t o r N a v a r r o se refleja d e
forma notoria en estos dos relatos biográficos, a pesar d e su brevedad. P e r o de-
b e m o s señalar la existencia d e u n a serie d e escritos, d e carácter biográfico tam-
bién, que manteniéndose en los planteamientos breves de cuantos venimos seña-
lando, se propusieron d e forma específica reflejar la santidad d e vida q u e
A z p i l c u e t a había d e s p l e g a d o . E n esta línea se sitúa, en p r i m e r t é r m i n o , la ora-
ción fúnebre que en sus funerales pronunció T. C o r r e a ; pero la m á s significati-
                                                                             38

       31. In Bonifacii octavi constimionem      ultimam, Salmanticae 1554, part. I, p. 5, n. 8 y part. I,
p. 6, n. l;Variarum ex lure Pontificio, Regio et Caesareo resolutionem, libri III, Lugduni 1557, lib.
I, cap. I, n. 2.
       32. Collectanea ad ius canonicum, Zaragoza 1592, p. 118, col. 2 y p. 119, col. 1.
       33. De reditibus ecclesiasticis, líber unus, Burgis 1573.
       34. Iuris ecclesiastici universi altera pars, Lugduni 1645, lib. III, cap. VII, nn. 58, 6 1 , 6 2 , 6 3 ,
pp. 155-157.
       35. L. CABRERA DE CÓRDOBA, Felipe II rey de España, Madrid 1876, lib. VII, cap. 2 2 , pp. 4 7 1 -
4 7 2 ; C. BORELLO, De Hispánica catholici regís ad summum pontificem legatione, Naeapoli 1627,
cap. IV nn. 7 1 - 7 8 ; ÍDEM, De regis catholici praestantia, ejus regalibus iuribus et praerrogativis
commentarii, Mediolani 1611, cap. 46, n. 104 y cap. 47, n. 69.
       36. Vita excellentissimi iuris monarchae Martini ab Azpilcueta Doctoris Navarri, publicada
en las ediciones de Opera omnia de Martín de Azpilcueta de Lyon 1595, Venecia 1601 y 1602, y
de Colonia 1616.
       37. Romae 1590.
       38. Oratio infunere sapientissimi viri Doctoris Navarri, Romae 1586, en M. ARIGITA Y LASA,
ob. cit., 671-678.
328                                                                                  CARLOS-ESTEBAN AYERRA SOLA

va, a u n q u e n o la ú n i c a en h a c e r este p l a n t e a m i e n t o , e s la Vida d e A z p i l c u e t a e s -
crita p o r A l o n s o d e Villegas, m u y p o c o d e s p u é s d e su m u e r t e , p a r a ser i n c l u i d a
en u n a publicación en que se ponen vidas de varones                                   ilustres,     los cuales,         aunque
no están canonizados,                mas piadosamente               se cree de ellos que gozan de Dios,                         por
haber sido sus vidas famosas                     en      virtudes . 39

          J u n t o a e s t o s escritos d e c a r á c t e r h a g i o g r á f i c o , a l g u n o d e los c u a l e s t a m -
bién se r e d a c t a r o n e n P o r t u g a l , es la v i v a a d m i r a c i ó n q u e m a e s t r o s y discípulos
                                                  40

p r o f e s a n al D o c t o r N a v a r r o , e n las e s c u e l a s d e l D e r e c h o C a n ó n i c o y d e l a T e o -
l o g í a M o r a l , la q u e h a c e n e c e s a r i a u n a r e i t e r a d a p r e s e n t a c i ó n d e su t r a y e c t o r i a
p e r s o n a l . E n esta línea se sitúan los escritos d e e l o g i o y d e d i c a t o r i a a M a r t í n d e
A z p i l c u e t a , q u e e n c o n t r a m o s e n a l g u n a s ediciones d e sus o b r a s , h e c h a s d e s p u é s
d e su m u e r t e . É s t a o b l i g a d a atención d e los estudiosos d e t o d a E u r o p a a los e s -
                     41

critos del D o c t o r N a v a r r o explica t a m b i é n q u e , a partir d e San R o b e r t o B e l a r m i -
n o , c o n frecuencia c a d a vez m a y o r , los repertorios bibliográficos d e diferentes
    4 2

saberes incluyeran resúmenes biográficos del Doctor Navarro, para mantener
viva la m e m o r i a d e su personalidad e n p a r a l e l i s m o c o n la a d m i r a c i ó n q u e produ-
cía su d o c t r i n a .  43

     39. Adición a la tercera parte del «Flos Sanctorum», Toledo 1588, fols. 121-123.
     40. J. CARDOSO, Agiologio lusitano, día 26 de junio.
     41. M. ARRAYA, Elogio del Doctor Navarro, en MARTÍN DE AZPILCUETA, Consiliorum et res-
ponsorum libri quinqué, Lyon 1591; G. CALANDRO, en MARTÍN DE AZPILCUETA, Opera omnia, Co-
lonia 1616, tm. II, p. 1; GUERILIO, en MARTÍN DE AZPILCUETA, Opera omnia, Venetiis 1599 y 1600,
Dedicatoria; J. GYMNYCO, en MARTÍN DE AZPILCUETA, Opera omnia, Colonia 1616, Benevolo lec-
tori; A. STATIO, en MARTÍN DE AZPILCUETA, De reditibus ecclesiasticis, Romae, 1581 y 1611, in
fine, Martino Azpilcuetae Navarro, viro ornatissimo ac iuris consultissimo in Domino salutem.
Epistola; S. VASALLINO, en MARTÍN DE AZPILCUETA, Opera omnia, Venecia 1601, Dedicatoria.
     42. De scriptoribus ecclesiasticis liber unus, Roma 1613, pp. 249-250 y 257-258.
     43. L. BEYERLINCK, Magni theatri vitae humanae, Lugduni 1656, t. IV, part. II, p. 468, E , t.
VII, part. II, p. 125, D, y p. 130. A; IDEM, Opus chronographicum orbis universi, Antuerpiae 1611,
t. II, pp. 134-142; V. ANDRÉS TAXANDRO, Catalogus clarorum Hispaniae scriptorum, qui latine
disciplinas omnes Humanitatis, lurisprudentiae, Philosophiae, Medicinae ac Theologiae illustran-
do, edam trans Pirinaeos evulgati sunt, ex Typographeo Balthasaris Lipii, Anno 1607, pp. 84-85;
J. GORDONO, Opus Chronologicum, Augustoriti Pictonum 1617, t. II, p. 600; M. LIPENIO, Bibliot-
heca universalis, Francoforti 1685; A. POSSEVINO, Apparatus sacri ad scriptores veteris et novi
Testamenti eorum interpretes. Synodos et Paires latinos, ac graecos. Horum versiones. Theologos
Scholasticos, quique contra heréticos egerunt. Chronographos Ecclesiasticos, t. II, Coloniae 1608,
pp. 74-75; E. SPONDANO, Annalium ecclesiasticorum tomus III, Ticini 1682, pp. 225 y 470; J. TI-
RINO, Martinus de Azpilcueta Navarras, en Commentariorum in tomus III, Ticini 1682, pp. 225 y
470; IDEM, Martinus de Azpilcueta Navarrus, en Commentariorum in Scripturam tomus tertius
quo Novum Testamentum explicatur, Antuerpiae 1632; J. NlCIO ERITREO, Pinacotheca, Colon.
Agripinae, 1.1, fol. 4; J. VASEO, Rerum hispanicarum Chronicon, en Hispaniae illustratae seu re-
rum urbiumque Hispaniae, Lusitaniae, Aetìopiae et Indiae scriptores varii. Francoforti, pp. 584 y
617; A. BARBOSA, Iuris ecclesiastici universi, lib. Ill, cap. VIII. n. 58, Lugduni, 1718, fols. 160 ss;
J. LÓPEZ, Historia general de Santo Domingo, lib. XXIX, cap. XXXVII, Valladolid 1615, fol. 452;
E. GARIBAY ZAMACHOA, Compendio historical de las crónicas y universal historia de todos los rei-
LA VIDA DEL INSIGNE DOCTOR NAVARRO                                                                            329

         P a r a concluir esta rápida referencia a los escritos biográficos d e Azpilcue-
ta, anteriores al m o m e n t o en que Burges y Elizondo se decide a redactar su Vida
del insigne Doctor Navarro, h a g a m o s notar la pervivencia d e su recuerdo en
P o r t u g a l , c o m o también en Navarra, y particularmente en R o n c e s v a l l e s , don-
            44                                                                                          45

d e e n c o n t r a m o s el centro espiritual de la vida de Azpilcueta y el hogar d o n d e se
g u a r d ó la m e m o r i a d e nuestro Doctor, con esa a m o r o s a admiración q u e reciben
siempre, d e los suyos, quienes, fieles a su m i s m a vocación, se hacen notar por la
nobleza de sus eminentes servicios.
         2. P e r o , u n a vez q u e h e m o s señalado los escritos biográficos d e M a r t í n d e
Azpilcueta anteriores a Burges y Elizondo, d e b e m o s dejar clara también la dife-
rencia q u e m e d i a entre el planteamieto d e la biografía escrita p o r Burges y las
que le preceden. Respecto d e la Vita Excellentissimi Iuris monarchae Martini ab
Azpilicueta Doctoris Navarri, escrita p o r S i m ó n M a g n o R a m l o t e o , c o n v i e n e46

tener en cuenta que, dentro d e su estilo retórico y ampuloso, manifiesta bien cla-
ramente sus limitaciones en el conocimiento de la larga y densa trayectoria vital
d e Azpilcueta, circunscritas casi en exclusiva a los testimonios directos q u e su
autor podía ofrecer sobre la forma de vida del Doctor Navarro en R o m a durante
los años en que permaneció a su servicio c o m o familiar suyo. En cuanto a la Vita
Martini Azpücuetae Iure Doctoris Eximii Navarri nuncupati, d e Julio R o s c i o
H o r t i n o , a u n q u e alude, en un estilo m á s directo y sencillo, al origen y proce-
           47

dencia d e la familia paterna y materna del Navarro, al día d e su nacimiento, a sus
estudios en A l c a l á y Tolosa, a su docencia en S a l a m a n c a y C o i m b r a , antes d e
ofrecer su testimonio directo sobre el c o n o c i m i e n t o q u e d e él t u v o , d u r a n t e los

nos de España, Barcelona 1628; L. MUÑOZ, Vida y virtudes del venerable varón P.M. Fray Luis de
Granada, lib. III, cap. IX, n. 1, Madrid 1939, p. 402.
     44. N . SANTA MARÍA, Chronica da ordern dos conegos regrantes do patriarcha S. Agostinho,
Lisboa 1668, part. II, lib. X, pp. 196 y pp. 297-98; P. PERPINIANO, De vita et moribus B. Elisabetae
Lusitaniae Reginae, Coloniae 1609, lib. III, pp. 74-75.
     45. A. OHIENART, Notitia utriusque Vasconiae, Paris 1638, p. 247. Antes de que BURGES Y ELI-
ZONDO escribiera su Vida del insigne Doctor Navarro, escribió JUAN DE HUARTE, Apología en fa-
vor de Roncesvalles, manuscrito inédito, del año 1616, que se conserva en el Archivo de esa igle-
sia, y que hace un elogio muy expresivo de las virtudes de Azpilcueta en sus párrafos 103, 1 0 4 y
105. Del mismo autor se conservan en Roncesvalles otras dos obras manuscritas que contienen re-
ferencias biográficas de Azpilcueta: Historia de Roncesvalles, I parte, cap. 2 8 , n. 6; cap. 3 3 , n. 4;
cap. 6 2 , n.2 y cap. 6 4 , nn. 4 , 7 y 8; II parte, cap. 4 , n. 2; IV parte, cap. 18, nn. 5 , 6 y 7; V parte, cap.
14, n. 6; cap. 16, nn. 6 y ss; cap. 2 1 al fin; cap. 2 8 , nn. 1 y 2, cap. 2 9 , nn. 4 y 5; VI parte, cap. 15,
nn. 2, 3 y 4. El mismo JUAN DE HUARTE escribió, el aflo 1614, Silva de varia lición de servicios y
demostraciones de fidelidad con prompta y uniforme voluntad del reyno de Navarra española en
servicio del rey Católico, que confine referencias a Martín de Azpilcueta en I parte, cap. 2 2 , n. 7;
cap. 4 6 , nn. 3 y 4; cap. 4 9 , n. 10, cap. 6 5 , n. 9; cap. 77, nn. 6 y 7.
     46. Romae, Apud Victorium Elianum 1575. Se encuentra también en las ediciones de las Ope-
ra omnia de AZPILCUETA, de Lyon 1595-1597; Venecia 1602 y Colonia 1616.
     47. Se encuentra en la edición de Opera omnia de AZPILCUETA, de Roma, 1590.
330                                                              CARLOS-ESTEBAN AYERRA SOLA

anos e n q u e p e r m a n e c i ó a su servicio en R o m a , cada u n a d e estas etapas d e la
vida del Doctor N a v a r r o quedan descritas en cinco, seis o, a lo m á s , dieciséis lí-
neas.
        E s t a m i s m a limitación, en los datos biográficos q u e aportan, p u e d e obser-
varse e n los r e s ú m e n e s de la vida de Azpilcueta hechos a partir d e los d o s escri-
tos q u e a c a b a m o s d e referir. E n c o n t r a m o s en ellos testimonios preciosos del re-
c o n o c i m i e n t o atribuido a la obra d e Azpilcueta p o r parte d e autores bien
representativos en la historia de la cultura. Pero estamos m u y lejos d e poder ver
en ellos verdaderas exposiciones de la dilatada trayectoria personal d e Azpilcue-
ta y d e su densa actividad docente y d e asesoramiento, d e sus obras publicadas y
de sus intervenciones directas en tantos relevantes hechos históricos d e su tiem-
po.
        Sólo teniendo en cuenta este estado d e cosas, respecto del conocimiento de
la vida del Doctor Navarro, cuando Burges y Elizondo escribe su manuscrito so-
bre La vida del insigne Doctor Navarro, p o d r e m o s valorar adecuadamente la im-
portancia de esta obra, cuyo estudio ahora nos ocupa. Estamos ante el primer de-
sarrollo biográfico d e Azpilcueta vertebrado en capítulos p r o p i a m e n t e tales,
c u y o contenido se alimenta d e datos objetivos, extraídos prevalentemente de las
obras d e Azpilcueta. Esto h a c e que, c u a n d o los capítulos d e la Vida escrita por
B u r g e s coinciden c o n alguno de los puntos referidos en la Vita d e Julio R o s c i o
Hortino o con la de Simón M a g n o Ramloteo, en realidad, constituyen u n género
expositivo diferente, que, c o n o c i e n d o y reflejando lo antes escrito, siempre es-
tán h a c i e n d o verdaderas aportaciones antes desconocidas. D e s d e esta a b u n d a n -
cia m a y o r d e datos poseídos por Burges, se c o m p r e n d e q u e e n c o n t r e m o s tam-
bién en su o b r a t o d a u n a enucleación original d e datos, independiente y
nítidamente superadora de la información antes existente sobre la vida del D o c -
tor Navarro.
       A u n q u e se encuentran también en la obra d e Burges ciertos pasajes afecta-
dos d e manifestaciones retóricas, en línea con los gustos de su tiempo y, en algu-
nos m o m e n t o s , influenciados por algunas expresiones d e Simón M a g n o R a m l o -
teo, lo característico d e su exposición radica en la abundante aportación d e datos
ciertos sobre la vida d e Azpilcueta, extraídos principalmente de las m i s m a s obras
del Doctor Navarro y articulados por su autor con u n a c o m p l e t a a u t o n o m í a per-
sonal, q u e p r e t e n d e destacar la santidad de vida c o m o valor fundamental en la
rica p e r s o n a l i d a d d e su biografiado. N o es éste el m o m e n t o d e anticipar lo q u e
m á s tarde señalaremos sobre las fuentes de q u e se sirvió Burges p a r a p o d e r ha-
cer sus p e r s o n a l e s aportaciones; pero sí d e b e m o s dejar claro, d e s d e el p r i m e r
m o m e n t o , q u e sus aciertos, en este punto, han sido confirmados por los estudios
posteriores, aun d e s c o n o c i e n d o tantas veces el manuscrito q u e ahora estudia-
mos.
LA VIDA DEL INSIGNE DOCTOR NAVARRO                                                               331

A . La pretensión      de Burges y        Elizondo

        1. A b r e Burges su Vida del insigne Doctor Navarro con u n a Protesta del
 autor, q u e , siendo clave para su correcta comprensión, manifiesta también, des-
 d e el p r i m e r m o m e n t o , cuál es su pretensión básica al escribir esta Vida: Sé muy
 bien los decretos de santidad, del Sumo Pontífice Urbano VIII, en orden a lo que
 toca a los que, con opinión de santidad y virtud, mueren y no están                 beatificados
 ni canonizado^,          y así, como hijo de la Iglesia Católica Romana, a cuya autori-
 dad sujeto mis obras, conformándome                en todo con los Breves apostólicos de Su
 Santidad, digo que, por cuanto en este libro Vy último de esta «Historia»,                    se
 ofrece tratar de algunas personas de opinión de santidad, como nuestro venera-
 ble Doctor Navarro (...), que no están beatificados ni canonizados, digo que no
 es mi intento que se les dé más fe ni crédito, que lo que se dice en alguna nueva
 historia, y fe humana, ni ningún título de santo que se diere, no es más que con-
formarse con el común modo de hablar y lenguaje castellano. Y este es mi sen-
 tir, conformádome, como digo, en todo con lo que en esta parte tiene determina-
 do nuestra Madre Iglesia               Romana .
                                            49

       C o m o se ve, pretendiendo Burges q u e d é el lector a su obra el crédito q u e
se d e b e a lo dicho en u n a historia nueva, prevé, desde el p r i m e r m o m e n t o d e su
exposición, que, p o r insistir m u c h o en ella sobre la santidad d e Martín d e Azpil-
cueta, p u e d a ser m a l interpretada su terminología, en detrimento d e u n a h i p o t é -
tica y futura beatificación o canonización del Doctor Navarro, a q u e Burges, sin
duda, quiere servir y n o dificultar de ningún m o d o . En línea con esta pretensión
básica d e b e leerse toda la Vida del insigne Doctor Navarro, porque su autor la h a
estructarado para destacar la santidad y virtudes d e Martín d e Azpilcueta en c o -
rrespondencia fiel a su profesión c o m o canónigo regular d e Roncesvalles.
        A s e n t a d a por B u r g e s su exposición d e este aspecto d e la vida d e Azpilcue-
ta en el designio divino d e destinarlo a iluminar la Iglesia militante con la inte-
ligencia de los Derechos canónico y civil, y (...) para iluminar la Iglesia y fo-
mentar la virtud de las almas con el lucimiento y ardor de su espíritu y virtud ,                   50

c o m i e n z a el relato d e su vida d e s t a c a n d o la lógica divina de su n a c i m i e n t o y
crianza en u n a familia, d e la cual c o m o de generosa cepa salió aquella                valiente
y fecunda vid, que transplantada               a la India, dio tan sabrosos racimos para el
gusto de Dios y dilató tanto la fe, aquel apóstol de las Indias (...) De esta raíz
tan profunda salió aquella tan soberana rama cargada de tanto peso,                       hermana
del santo, la venerable doña Magdalena de Jaso y Azpilcueta, que (...) entró al
reformadisimo convento de las Descalzas de Santa Clara de Gandía (...) y sien-
    Ai. URBANO VIII, Const. Coelestis Hierusalem cives, de 5.VII.1634; C . COCQUELINES, Bulla-
rium Romanorum Pontificum, t. VI, 1, Romae 1758, pp. 412-413.
    49. Fol. 187.
    50. Fol. 188
332                                                                       CARLOS-ESTEBAN AYERRA SOLA

do Abadesa en él murió, con opinión de santidad .         E n r a i z a d o en esa c e p a d e
                                                                     51

u n a familia que dio tales frutos de santidad, dice Burges que Martín d e Azpilcue-
ta, en muchas partes de sus obras, alaba el sumo cuidado con que le criaron, en-
señándole el modo de rezar. Y hablando de su madre dice que (...) más madre fue
en dedicarle a María Santísima desde que le daba el pecho, dándole a mamar
algunas gotas de su devoción, que en parirle; de suerte que, desde los pechos de
su madre, fue muy devoto de Nuestra Señora y, como las condiciones                   que se
maman y reciben con la leche duran toda la vida, toda le duró la devoción a Ma-
ría (...) debiendo esto a la madre que le parió .              52

           A u n q u e se detiene Burges destacando la calidad d e los profesores q u e tuvo
 Azpilcueta en la Universidad d e Alcalá, los estudios q u e en ella realizó y la per-
 sonalidad destacada d e los amigos y condiscípulos q u e allí tuvo, en línea con su
 pretensión básica, n o deja d e anotar que todo el tiempo que en ella estuvo, fue
 darse al estudio y obras de servicio a Dios, huyendo de los entretenimientos                                y
fábulas, juegos y de malas compañías (...) tal era la delicadeza de su concien-
 cia; con tanto cuidado miraba la limpieza de su alma, pronóstico grande de lo
 que después había de ser este venerable                     Doctor .
                                                                    53

           2. C o n t e m p l a Burges y E l i z o n d o la piedad del D o c t o r N a v a r r o alimentada
 b á s i c a m e n t e p o r la Santa Misa, por el rezo del Oficio D i v i n o y p o r la d e v o c i ó n
 filial a la Virgen. E n este sentido es particularmente expresivo el capítulo terce-
 ro, d e d i c a d o al t i e m p o en q u e estuvo siguiendo los estudios e n D e r e c h o s en la
 Universidad d e Tolosa. C o m o canónigo regular que es, Burges está en u n a situa-
 ción personal ideal p a r a percibir la significación tan profunda q u e el Oficio Di-
 vino tuvo en la vida espiritual d e Azpilcueta en coherencia con su vocación reli-
 giosa específica: en Tolosa comenzó a rezar el Oficio Divino e hízolo con tanto
fervor que, por espacio de setenta y cinco o setenta y seis años, jamás dejó de
 rezarle, sino estando enfermo y entonces por mandato de los médicos (...) y asi
 continuó su rezo sin jamás dejarlo, como está dicho. Experimentó                              en sí el salu-
 dable consejo que desde Roma le dio, aquel muy grave varón y                                     prudentísimo
 Doctor, don Martín de Rada, abad de la Oliva, diciéndole rezase sus horas de-
 votamente, y escogiere para ello el tiempo menos perjudicial para el estudio. Y
 que estudiaría tanto y más que dejándole de rezar, porque el rezar el Oficio Di-
 vino ayudaría para aclararle el entendimiento                    y aún le apartaría de otras con-
 versaciones           vanas e inútiles. Experimentó           con tanta abundancia            esto, nuestro
Doctor, en sus estudios y salió tan enseñado en esta verdad con la práctica, que
 después aconsejaba esto a todos .           54

    51.   Fol. 1 8 8 v.
    52.   Ibidem.
    53.   Fol. 190v.
    54.   Fols. 191 v. 192.
LA VIDA DEL INSIGNE DOCTOR NAVARRO                                                              333

       E s t e a m o r al Oficio D i v i n o lo manifestó Azpilcueta en el e n t u s i a s m o con
que d e s e m p e ñ ó el oficio d e chantre d e la Catedral de C o i m b r a — a quien corres-
pondía el deber d e velar por el b u e n orden en el c o r o — ; en la constancia con que
voluntariamente m a n t u v o u n a lección diaria, d e carácter extraordinario, dedica-
da a la explicación d e la dist. V De consecratione         55
                                                                 y en el desarrollo magistral
q u e hizo sobre la obligación de recitar las Horas C a n ó n i c a s ; sobre el m o m e n t o ,
lugar y gestos exteriores m á s a d e c u a d o s a la b u e n a oración; sobre la integridad
del Oficio D i v i n o y sobre las causas que p u e d e n excusar d e hacer su recitación,
en su Commentarius            de oratione, horis canonicis atque alus divinis              officiis .
                                                                                                   56

Este m i s m o espíritu inspiró su Commentarius de süentio in divinis officiis prae-
sertim in choro          servando .
                                51

      E n relación con la devoción d e Azpilcueta en la celebración d e la Santa
Misa, refiere Burges algunas circunstancias d e la primera que celebró, bien sig-
nificativas: Supo que para su misa nueva querían hacer sus deudos y amigos
grandes gastos enfiestas, músicas y banquetes, como se solía hacer en aquellos
tiempos, y suponen las leyes del reino. Nuestro venerable Doctor, como él mis-
mo confiesa, huyó de todo esto como persona que tenía más altos      pensamientos,
y no permitió que para su misa nueva se tuviese convite ni se ofreciese cosa al-
guna, aunque en esto contra la costumbre y estilo de sus amigos y parientes   (...)
Se retiró de su lugar nativo de Barasoain, llevando únicamente en su compañía
a su padre y dos hermanos, y allí, sin ruido de gente y maravilloso consuelo de
su espíritu, ofreció al Señor las primicias de su sacerdocio™.
      U n tercer rasgo básico de la piedad de Azpilcueta relata Burges y Elizondo
al historiar las circunstancias d e su estancia en Tolosa: Ardía el corazón de nues-
tro Doctor en amor a Dios, frecuentaba mucho los templos y casas de devoción
en Tolosa deseando ser templo vivo de Dios y del Espíritu Santo. Y así se junta-
ban los amigos los sábados a contemplar algunas cosas devotas de Nuestra Se-
ñora. Era muy devoto de las sagradas Reliquias, siempre las llevaba consigo, vi-

     55. MARTÍN DE AZPILCUETA, Commentarii in tres de poenitentia distinctiones posteriores, Ad
auditores antiquos, Conimbricae 1546.
     56. La primera edición tenía por título: Commento en Romance a manera de repetición latina
y scholastica, sobre el cap. «Quando. De consecratione» dist. prima, Coimbra 1545. Algunos as-
pectos de esta obra han sido estudiados por TEIXEIRA DE CARVALHO, Um livro raro. Commento en
romance (...) compuesto por el Dr. Martín de Azpilcueta Navarro, Coimbra 1915. Estando en
Roma, Martín de Azpilcueta revisó y tradujo al latín esta obra, que tituló Enchiridium sive Manua-
le de oratione et horis canonicis, Roma 1577-1578. M. BATAILLON ha leído esta obra extrayendo
diversas referencias de su autor a las más variadas corruptelas introducidas en la utilización de los
templos y en la celebración de los Divinos Oficios: Erasmo en España, México-Buenos Aires
1950, pp. 580-587.
     57. Romae, 1580 y 1584. El mismo autor la publicó en castellano: El silencio ser necesario
en el choro, y otros lugares do se cantan y rezan los Divinos Oficios pruevan estas veynte razones,
Roma 1582.
     58. BURGES Y ELIZONDO, Vida..., fols. 192-192 v.
334                                                             CARLOS-ESTEBAN AYERRA SOLA

sitábalas y hacíales sus devociones. Y, en especial, fue devotísimo del angélico
doctor Santo Tomás . En relación con la devoción q u e Azpilcueta profesó a la
                        59

Virgen Santísima, su obra impresa m á s expresiva es Miscellanea centum de ora-
tione, praesertim de psalterio et Rosario Virginis Matris Mariae , la cual refle-
                                                                              60

j a mejor que ninguna otra la piedad personal d e su autor, que desde la infancia se
h a b í a alimentado con el Salterio y el Rosario. D e a h í q u e p o s t e r i o r m e n t e fuera
utilizada por predicadores relevantes, c o m o Juan d e C a r t a g e n a y p o r Fr. Pedro
                                                                              61

Díaz d e Cossío en su exposición catequética Catecismo con el Rosario, al e x p o -
ner las circunstancias que pide el Rosario para rezarle bien y varios modos que
han usado y usan sus devotos para rezarle con más perfección y otros modos es-
peciales de recitar los quince misterios con el Ave María .            62

      3. Directamente relacionada con la devoción q u e Azpilcueta profesó a la
Virgen M a r í a ve Burges su profesión religiosa, c o m o canónigo regular d e R o n -
ces valles: El señor don Francisco de Navarra y todo el cabildo le rogaron, por
amor de la Virgen Santísima, tomase el hábito de su Orden de Roncesvalles            y
viendo que había prometido a María Santísima el emplearse en lo que fuere de su
mayor servicio y entendimiento (como dice él mismo en los lugares antes cita-
dos ) que quería Nuestra Señora valerse de su trabajo para remedio de las rui-
   61

nas que padecía Roncesvalles, condescendió con la petición del señor Prior y del
Cabildo de Roncesvalles y siendo, el venerable Doctor Navarro, de edad de trein-
ta años, el año mil quinientos veinte y tres tomó el hábito de esta Sagrada Orden
Militar y Canonical de Nuestra Señora de Roncesvalles (...) Y al recibir el hábito
de esta sagrada religión dijo públicamente que tomaba este santo hábito por ha-
ber juzgado y pensado que la Virgen Santísima, Patrona de este Santuario, que-
ría valerse de él para su restauración .    Y aquí se verificó, lo que dice San Am-
                                             64

brosio y nuestro mismo doctor refiere, «que Dios hace religioso al que quiere», y
así hizo Dios religioso, a nuestro Doctor Navarro de esta Casa, porque quiso la
Virgen Santísima lo fuese , y asilo fue todo el tiempo que vivió, y llevó el hábito
                              65

sesenta y tres años, con gran lustre, de esta antiquísima y Real Casa .             66

    59. Ibidem, fol. 193.
    60. Editada en Roma 1587 y en 1586. Se incluye su texto en la edición del Enchiridium sive
Manuale de oratione, Lugduni 1580 y en la obra de R.P.E. MICHAELIS AB INSULIS, Quodlibetum
Coloniense de Fraternitate S. Rosaríi B.V. Mariae, Coloniae 1624.
    61. Homiliae catholicae de sacris arcanis Deiparae et Josephi, Lutetiae Parisiorum 1618, lib.
XVI, hom. V, colms. 349-378.
    62. Madrid 1671, pp. 366-368.
    63. Commentarius III De Regularibus, n. 9, Opera omnia, fol. 133. También el informe de
AZPILCUETA sobre el monasterio de Roncesvalles, presentado en Roma ante el Cardenal Datario en
1571. El texto íntegro puede verse en H. DE OLÓRIZ, Nueva biografia... Apéndice, p. 329 ss.
    64. Ibidem, y De oratione, cap. 2.
    65. De Oratione el Horis Canonicis, cap. XIX, n. 127, Opera omnia, fol. 729.
    66. Fol. 196.
LA VIDA DEL INSIGNE DOCTOR NAVARRO                                                                335

      C o m o manifestaciones d e la fidelidad de Azpilcueta a su vocación religio-
sa y a su dedicación a la Virgen d e R o n c e s v a l l e s , refiere B u r g e s y E l i z o n d o la
decisión con q u e el Doctor Navarro rechazó siempre todo cargo y h o n o r incom-
patible con e s a vocación: Estando en Salamanca nuestro Doctor Navarro, aun
antes de obtener en ella cátedra alguna, fue promovido por la Cesárea                          Majes-
tad del señor Emperador, Carlos V, a una plaza al Consejo de Navarra. Y, jun-
tamente, fue electo en canónigo de la Iglesia Catedral de Pamplona. Ni uno ni
otro quiso admitir y en su ánimo tenía, en primer lugar, su primera vocación y
la antigua y devotísima insignia de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de
Roncesvalles, a cuyo servicio y de su Santísimo Hijo se había dedicado y consa-
grado con tanta fuerza, que no bastaron, cuantos premios le ofrecieron en esta
vida mortal, para apartarle un punto de su instituto y de la devoción que hacía
del hábito santo que una vez profesó .         61

       L a m i s m a explicación ofrece Burges a la reacción del Doctor N a v a r r o ante
los cargos q u e m á s tarde le ofreció, estando en C o i m b r a , D o ñ a J u a n a d e A u s -
tria , hija del E m p e r a d o r Carlos V: Esta señora princesa, doña Juana, así en
    68

Portugal como en Castilla deseó ocuparle en grandes puestos y tenerle como a
padre espiritual y de valerse de sus consejos como hombre tan docto y experi-
mentado. Mas don Martín, como tan humilde y nada ambicioso de las honras y
puestos de este mundo, de todo se excusó, como en otras ocasiones. Todo su an-
helo era desear el bien espiritual de todos y, especialmente, de su Casa de Ron-
cesvalles y el bien temporal suyo para las obras de hospitalidad                que en él se
ejercitan™. A ñ o s m á s tarde, en Valladolid, el señor don Fernando de Valdés, In-
quisidor General y Arzobispo de Sevilla, honró mucho a nuestro Doctor y deseó,
en gran manera, admitiera plaza en la Inquisición suprema, o se formase                   algún
cargo correspondiente         a sus grandes méritos, porque se detuviese en la Corte
Cesárea. Y, el prudentísimo         don Felipe II, le convidó con plaza de Oidor del
Consejo Real, mas todo se excusó por su mucha humildad y deseo que tenía de
retirarse para la impresión de sus libros .         10

      A d e m á s d e destacar la fidelidad con q u e M a r t í n d e A z p i l c u e t a correspon-
dió siempre a su profesión religiosa, c o m o c a n ó n i g o regular d e R o n c e s v a l l e s ,
Burges y Elizondo refiere también la eficacia y utilidad que, para su casa, supu-
so la prudencia y sabiduría del Doctor N a v a r r o : Era infeliz el estado a que esta
Real Casa había llegado por el mal gobierno y ambición de los priores, por usar

    67. Fol. 197.
    68. Nacida el año 1535, murió en 1573. Contrajo matrimonio con el príncipe D. Juan Manuel
de Portugal, de cuyo matrimonio nació el que luego sería el Rey D. Sebastián. El año 1554 murió
su marido y se trasladó a Valladolid, donde, por disposición de Carlos V, actuó como gobernadora
de Castilla mientras Felipe II, hasta el año 1559, permaneció fuera de España.
    69. Fols. 200-200 v.
    70. Fols. 203 v. 204.
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