Los comunes y la gobernanza mundial - Hacia un contrato social mundial Arnaud Blin Gustavo Marín abril 2012
←
→
Transcripción del contenido de la página
Si su navegador no muestra la página correctamente, lea el contenido de la página a continuación
Los comunes y la gobernanza serie Cuade rnos de Propues ta s mundial Hacia un contrato social mundial Arnaud Blin Gustavo Marín abril 2012
Sumario P resentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 1. Entrar en los “comunes”1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 2. Los comunes no son los bienes comunes, pero pueden devenir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 3. Los comunes frente al estado y al mercado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 4. Comunes, propiedad privada, propiedad común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 5. Los comunes están vinculados a la justicia y a la sustentabilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 6. Hacia un contrato social mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 7. Los comunes : eje de la ciudadanía mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 8. Los comunes y el sentido colectivo de la libertad, la justicia et la dignidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 9. Propuestas para avanzar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 10. Pistas de trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 1. Utilizamos la palabra “comunes” como equivalente a la palabra en inglés “commons “. De hecho, la dos tienen la misma raíz en latín: cum imagen de portada: La Victoire, René Magritte 2 Los comunes y la gobernanza mundial
Presentación Silke Helfrich Los comunes (Commons en inglés) se basan en una filosofía en común alrededor de la que surge una gran diversidad de prácticas, reglas e instituciones. En el fondo es una filosofía muy simple y hasta obvia en algunos aspectos: los medios de subsistencia que existen en nuestro entorno natu- ral y cultural deben ser garantizados y administrados de manera conjunta, desde una perspectiva de responsabilidad colectiva. Ahora bien, la historia y la actualidad demuestran que esa respon- sabilidad puede ser compartida, más aún cuando todas las personas y grupos sociales movilizados en la tarea son considerados de manera justa e igualitaria. Para ello es fundamental mantener y regenerar permanentemente un marco colectivo propicio para la justicia social y la igualdad. Sólo un proceso concreto de cooperación permite crear condiciones satisfactorias de justicia y de igualdad. Dicho proceso es denominado comunización. Conceptualmente la comunización de- signa una acción llevada adelante dentro de un sistema de interrelaciones en donde los sujetos actúan siguiendo principios de interdependencia con los otros sujetos y con los elementos que los rodean. En los hechos, la comunización requiere de instituciones y, más particularmente, de personas imbuidas de la filosofía de los comunes dentro de esas instituciones. Podemos encon- trar personas portadoras de comunización en todas las instituciones. A menudo se argumenta que los comunes sólo pueden funcionar dentro de sociedades fuerte- mente estructuradas y que sus principios no podrían transferirse a la arquitectura global de la gobernanza. Si es verdad que sólo podemos crear lo que primero somos capaces de pensar, sería bueno ir sacando esa afirmación de nuestras cabezas. ¿Por qué razón la lógica organizacional de los comunes debería limitarse a la escala actual de sus prácticas y de su proceso social? ¿Pode- mos atrevernos a afirmar que los principios de la comunización2 pueden llegar a ser pensados en todos los niveles de la arquitectura de la gobernanza? En realidad, poco importa si nos hallamos en contextos elementales, complejos o estructurados. Es cierto que es más sencillo establecer consensos dentro de un grupo reducido de personas, pero eso no impide en absoluto poder desarrollarlos en grupos más grandes y heterogéneos. Para ampliar la reflexión es importante entender bien, en primer lugar, el funcionamiento de los comunes y adoptar un modo de pensamiento y de acción que pueda abrir perspectivas, nue- vas formas de institucionalización y un nuevo marco legislativo adaptados a los fundamentos de los comunes. De allí la importancia de la contribución conceptual y de los serios interrogantes que plantea este Cuaderno de Propuestas. 2. No confundir con los principios definidos por Ostrom para la gestión colectiva de recursos en vínculo con instituciones estables. 33 Los comunes y la gobernanza mundial
Pensar y sobre todo poner en práctica una gobernanza basada en los comunes (algunos hablan de “comunanza” o de “comunia”) será inevitablemente un proceso de largo aliento. Los co- munes son procesos sociales, producidos por las interconexiones y las relaciones de cooperación que surgen dentro de la sociedad. Su modelización escapa a los algoritmos tradicionales. En este sentido, es imposible reproducir los principios de la comunización sobre la base de operaciones simples y lineales. Hay que dotarse previamente de una concepción sensible y dinámica de las relaciones sociales. En los hechos, esto no resulta para nada obvio. Si tomamos por ejemplo la delicada cuestión de los derechos de propiedad, el desafío de los comunes se convierte en poder abordarla desde el ángulo de una relación social. Para ir más lejos aún y poder innovar tenemos que hacer abstracción de los límites que habi- tualmente encuadran nuestra imaginación, incluyendo las teorías tradicionales de la gobernanza que se basan en un pensamiento construido alrededor del Estado-nación. Arnaud Blin y Gus- tavo Marín aceptan el desafío estimulante no sólo de explorar nuevas pistas de regulación de las sociedades, sino además avanzar pistas de transformación desde la perspectiva de los comunes. Los bienes que compartimos van más allá de las divisiones inherentes a las fronteras político- administrativas. Una cuenca hidrológica o una colonia de peces por ejemplo no están limitadas por una frontera nacional ni por ningún otro tipo de propiedad territorial. La atmósfera nos protege a todos... ¡o no protege a nadie! Los conocimientos, los saberes y las ideas se difunden ahora por todo el planeta en un segundo. De aquí en adelante, estas realidades tienen que ser tomadas en cuenta por las estructuras de la gobernanza. En el fondo, la cuestión no radica solamente en saber cómo podemos pasar de la escala de los grupos locales y de las redes a la de la comunidad mundial, sino en saber de qué manera inscribir el pensamiento emergente de los comunes en nuestros sistemas jurídicos, en nuestras estructuras de protección social, en la educación y en los sistemas económicos. En el futuro, uno de los desafíos es permitir que las instituciones faciliten la comunización en lugar de limi- tarla. Surgen al respecto más preguntas que respuestas. Arnaud Blin y Gustavo Marin tienen el mérito de sacarlas a la luz y llevarnos por buen camino. Habrá que seguir luego ese rumbo con perseverancia, lucidez y determinación. Silke Helfrich (Alemania) es autora y activista independiente sobre los comunes. Es miembro fundadora del Commons Strategies Group. Fue representante regional de la Heinrich Böell Foundation en México/Centroamérica por varios años y fue editora de Wem gehört die Welt, traductora y editora de Elinor Ostrom: Was mehr wird, wenn wir teilen y editora junto a David Bollier de Commons: Für eine neue Politik jenseits von Markt und Staat, Silke Helfrich und Heinrich-Böll-Stiftung (Hg.) http://www. transcript-verlag.de/ts2036/ts2036.php. Silke Helfrich blogea en www.commonsblog.de 4 Los comunes y la gobernanza mundial
1. Entrar en los “comunes” La gran revolución en curso –de hecho sólo la primera política y en última instancia el mismo estado. Sin em- revolución mundial en la historia– está transformando bargo, los procesos históricos no son lineales ni pueden profundamente la forma tradicional en que la huma- ser determinados de antemano. nidad se ha organizado. Hoy, el estado ya no dispone de medios para asegurar la sustentabilidad de la huma- La intuición y la doctrina de Schmitt se vuelven aún nidad, ni puede evitar que él mismo, otros estados o más relevantes con los cambios que han surgido en los actores privados vulneren irremediablemente nuestro últimos años, cuando la noción tradicional de amigo/ tesoro más preciado: nuestro planeta. Esta impotencia enemigo se ha vuelto cada vez más compleja con la repentina del actor más poderoso del panorama mun- prevalencia creciente de la interdependencia mundial dial la ha provocado la entrada precipitada de la mun- y, todavía más importante, cuando ha emergido una dialización, que ha superado a velocidad exorbitante consciencia mundial sobre la vulnerabilidad de nuestro a los actores tradicionales de la política internacional planeta y la necesidad de hacer frente a esta amenaza y rescrito las reglas del juego económico. Al hacerlo, existencial de la única manera posible: colectivamente. también ha provocado la necesidad de concebir y de- fender lo que se puede describir como el interés mundial, Es preciso, por tanto, evitar toda visión ilusoria de esta uno que debe inevitablemente prevalecer sobre los “in- interdependencia mundial puesto que uno de los ras- tereses nacionales” individuales, anticuados e inefica- gos característicos del periodo histórico abierto desde ces, que llevan siglos determinando la dirección de los fines del siglo 20 es la mutación de la dicotomía clásica asuntos internacionales. amigo/enemigo, la cual está cambiando de naturaleza. La nueva consciencia mundial del destino común de Este naciente interés mundial difiere de los intereses na- la humanidad no sólo va acompañada de nuevas con- cionales no sólo en su alcance –no se trata de una agre- frontaciones sociales, políticas, culturales que mantie- gación de intereses nacionales– sino también en sus pos- nen abiertos los desafíos de construir un mundo en paz. tulados. Los intereses nacionales están intrínsecamente Además, los riesgos y daños ecológicos han alcanzado basados sobre la competición tanto por los recursos como niveles tales que el mismo destino común de la huma- por el poder, en lo que se presenta como una forma de nidad está puesto en juego. darwinismo político en donde los “más aptos” dominan y aprovechan de los más débiles. En este esquema, los Es a través de esta brusca percepción de nuestra vulne- “Otros” sólo se conciben en función de si constituyen o rabilidad y nuestra diversidad que el concepto de “bie- no un freno a los propios intereses nacionales. nes comunes” y luego sencillamente “los comunes” ha surgido en los últimos años. Aunque deteriorados por Una de las discusiones más acertadas sobre este punto los efectos devastadores de las políticas y prácticas neo- fundamental la presentó a mediados del siglo XX el ju- liberales, “los comunes” aparecen cada vez más como rista alemán Carl Schmitt, quien postuló que cada so- el referente en todo lo que se refiere a la política, con ciedad se define por su oposición a las otras. Como tal, ramificaciones profundas que llegan hasta la raíz misma la política en sí misma se define a través de la dicotomía de la filosofía política. En otras palabras, esta idea nos amigo/enemigo, con el estado incorporando histórica- empuja cada vez más a preguntarnos, colectivamente, mente la forma más completa de la política. Pero según qué tipo de sociedad -mundial- queremos. Schmitt, el estado es una construcción transitoria de la política y cuando deja de tener el monopolio de deter- David Bollier destaca que “como sistema de gobernanza, minar quién es amigo y quién enemigo, perece. En otras los comunes aportan valores esenciales de los que carecen el palabras, esto significaría que los efectos potenciales (y estado neoliberal y el sistema del mercado: a largo plazo) de la mundialización serían los de ani- la capacidad de fijar y hacer cumplir límites sustentables so- hilar la noción misma de amigo/enemigo, con ella la bre los mercados; 5 Los comunes y la gobernanza mundial
la capacidad de internalizar las ‘externalidades’ que produ- cen los mercados; y la capacidad de declarar que ciertos recursos son inaliena- bles –o sea, prohibidos a los mercados.3” Así, al sugerir que ciertos recursos pueden ser conside- rados como portadores de derechos inalienables, lo que en esencia dice Bollier es que los comunes nos permiten imaginar otro paradigma para la acción política, a esca- las que van de acciones micro-políticas a acciones po- líticas mundiales. Este es un argumento poderoso pues, hasta ahora, la teoría política o se ha confinado en la práctica a entidades políticas cerradas, ya sean ciudades- estado, reinos, repúblicas o imperios, o restringido teóri- camente a estados mundiales autoritarios impuestos por arriba, como la monarquía de Dante o el Leviathan de Hobbes. Si un sistema de gobernanza mundial basado en los comunes es potencialmente realizable, esto significa- ría de hecho un gran avance revolucionario en la histo- ria humana pues sería el primer ejemplo de un sistema mundial de gobernanza construido desde abajo. El teórico político del siglo XX Leo Strauss definió la ac- ción política simplemente como una cuestión de preser- vación y/o de cambio. “Cuando se trata de preservación,” sugirió, “se trata de evitar que ocurra algo peor. Cuando de trata cambio, se trata de cambiar para algo mejor.”4 Nues- tro objeto de estudio nos conduce precisamente entre estos dos ámbitos: cuidar nuestra Madre-Tierra, proteger el medio ambiente y su integridad, por un lado, y cam- biar nuestros modos de gobernanza para asegurar nuestra libertad colectiva de acceder a los comunes, por el otro. El hilo conductor de este documento se basa en el pos- tulado que los comunes pueden actuar como concepto central que potencialmente podría cambiar nuestro pa- norama social y político al empujarnos a desarrollar nue- vos modelos de gobernanza mundial. Empezaremos por examinar cómo, en las dos últimas décadas, las reglas del juego han cambiado radicalmente. Luego, retrospectiva- mente, abordaremos cuestiones fundamentales que están en la raíz de la filosofía y la acción políticas. Enseguida examinaremos la idea de un contrato social mundial y ter- minaremos con una discusión sobre cómo el concepto mismo de los comunes nos permitiría abrir el camino por cual avanzaremos en hacer realidad estas ideas. 3. David Bollier, “The Commons, Political Transformation, and Cities,” en http://bollier.org/commons-political-transformation-and- cities 4. Leo Strauss, “Lecture on Plato’s Meno”, Universidad de Chicago, Primavera 1966. Audio puesta a disposición por el Centro Leo Strauss de la Universidad de Chicago en: http://leostrausscenter.uchicago.edu/audio-transcripts. 6 Los comunes y la gobernanza mundial
2. Los comunes no son los bienes comunes, pero pueden devenir Antes de entrar en aguas turbias, intentemos primero El segundo ejemplo, aunque parezca descabellado, ilus- definir lo que queremos decir por “comunes”. Mientras tra el problema a nivel micro: a diferencia de la mayor “bienes comunes” –en la mayoría de los idiomas se pre- parte de los espacios para deportes, el número de sitios fiere este concepto al de “comunes”– es un concepto con olas aptas para el surf es finito. Al mismo tiempo, el relativamente directo, “los comunes” resulta un poco número de surfistas alrededor del mundo está creciendo más complicado captar. Una definición usada a menu- exponencialmente, creando así un excedente relativo do es la que se encuentra en el informe de la Estrategia al número de sitios y la necesidad de regular el proble- Mundial para la Conservación de 1980: los comunes son ma. Entre las soluciones encontradas se hallan los sitios la propiedad conjunta o el uso conjunto de una extensión auto-gestionados por los surfistas en base a cuotas (es- de tierra o de agua por los miembros de una comunidad. tableciendo cuántas veces uno puede surfear); en otras Los comunes globales, según el mismo informe, incluyen intervienen los gobiernos, como en Fiyi, donde las au- aquellas partes de la superficie de la tierra que se encuen- toridades permitieron que el sitio principal (“Cloud- tran fuera de la jurisdicción nacional –especialmente el mar break”) se manejara de manera privada, cobrando hasta abierto y los recursos vivos que contiene– o que se tiene 4.000 dólares diarios. La tercera solución ha consistido en común – principalmente la atmósfera. Aunque sea útil en buscar nuevos sitios a través del mundo, que abun- para captar la esencia del concepto, la definición de dan en particular en las costas africanas. Este ejemplo comunes mundiales como bienes que están fuera de la de un “común” curioso, la ola para el surf, además de jurisdicción nacional puede ser demasiado restrictiva. mostrar las variedades de comunes existentes en el Además, a esta definición le falta una parte integrante mundo, revela brevemente cómo una no entidad se de los comunes: “el cercamiento”. Entonces, aunque puede volver de pronto común, y cómo difieren los en- ninguna definición sea enteramente suficiente o englo- foques para gestionar los comunes. bante, como siempre con tales conceptos, la definición de David Bollier nos parece más satisfactoria: Los co- En este caso particular, los principales interesados, los munes “se refieren a la amplia variedad de recursos don- surfistas, constituyen un grupo más bien ecológico y pa- de el pueblo tiene la propiedad colectiva, pero están siendo cífico. Pero una de las respuestas es “cercar” el común, rápidamente cercados: privatizados, comercializados en el en este caso mediante la privatización. Esta historia ge- mercado y maltratados.5 nera también una cadena de procesos interesantes: los precios exorbitantes practicados en el “Cloudbreak” re- Aquí hay dos conceptos importantes, el de la propiedad dujeron severamente el turismo en la isla y muchos co- colectiva de los recursos y el de cercamiento. El concepto mercios locales cerraron, tantos, que el gobierno tuvo de los recursos, refiriéndose a los comunes, es mucho que revocar su decisión y volver a permitir el acceso a más amplio que el que se entiende usualmente. Estos las olas a todos, ricos y pobres. recursos pueden ser físicos (ríos o bosques por ejemplo) y espaciales (mares y espacio) pero también pueden ser digitales (ciberespacio, software) o culturales (arte, li- teratura o matemáticas). Se refiere tanto a recursos vi- tales, como el agua potable, y a más triviales, como el acceso a olas grandes para los surfistas. 5. David Bollier, “Reclaiming the Commons,” Boston Review, Verano 2002. En la definición original, y habida cuenta del contexto del artículo, Bollier se refiere al “pueblo americano”. 7 Los comunes y la gobernanza mundial
3. Los comunes frente al estado y al mercado El gran historiador árabe Ibn Khaldun postuló en el si- sólo veinte años, el occidente triunfante que a principios glo XV un paradigma de historia política que giraba en de los años noventa había anunciado su victoria “defini- torno a los ciclos perpetuos e implacables que ven a las tiva”, se encuentra confrontado a lo que probablemente sociedades ascender, descomponerse y desaparecer, para será el último capítulo de sus quinientos años de hegemo- volver a nacer bajo alguna otra forma. Un siglo después nía. Aunque sigan fuertes, Europa y los Estados Unidos en Europa, Maquiavelo modificó radicalmente la creen- han dejado de ser los únicos promotores e impulsores de cia política general de aquellos tiempos con una teoría la política mundial. Al mismo tiempo, aunque triunfan- similar que fijó los parámetros del pensamiento político te, el modelo democrático ha mostrado serias limitacio- moderno y sus correspondientes prácticas. Durante los nes, por no decir carencias graves, pero sigue pretendien- quinientos años que siguieron, varios de estos ciclos han do que ningún otro modelo ha demostrado ser superior. revolucionado las prácticas políticas a través del mundo y cada revolución, a menudo dolorosa y violenta, gene- El capitalismo, después de su triunfo sobre el desventu- ró nuevas oleadas económicas que han transformado el rado modelo comunista, ha respondido con éxito par- panorama social y cultural de continentes enteros. cial al problema del crecimiento económico mundial, pero ha sido pésimo en lo que se refiere a la búsqueda El imperio y la iglesia que dominaban en Europa dieron de justicia social y económica. Mientras los sistemas paso al estado laico en el siglo XVII y los regímenes aris- políticos han avanzado, aunque lentamente, en dar res- tocráticos dieron paso, a través de las revoluciones esta- puesta a una de las principales preguntas de la historia, dounidense y francesa, a la llegada de la democracia en cual es cómo limitar la concentración y el abuso del los siglos XIX y XX. Al mismo tiempo, el mercantilismo poder del estado, el capitalismo ha ido en sentido con- fue arrasado por el capitalismo, sociedades urbanas in- trario, ofreciéndole a una casta privilegiada una fuente dustrializadas remplazaron a las agrícolas y la movilidad de poder aparentemente ilimitada. Sin embargo, el ca- social le dio un vuelco total a la estructura de clases. pitalismo y su ideología, el neo-liberalismo, aparecen En cada ciclo, el darwinismo político y económico fue hoy debilitados, no porque hayan fallado totalmente, triunfando: los imperios, resquebrajados, no pudieron sino porque su éxito ha sido incompleto. mantenerse ante los estados modernos, mientras los estados totalitarios, los que prometían el paraíso como En el siglo XIX, Alexis de Tocqueville observó, aparen- los que materializaban el infierno, resultaron demasiado temente contra la lógica, que los regímenes políticos débiles frente al reclamo de libertad y al dinamismo eco- empiezan a resquebrajarse no cuando devienen más nómico ofrecido por las democracias (liberales). Duran- autoritarios, sino cuando se abren, lo que muestra sus te aquellos cinco siglos, por la fuerza o la razón, la mayor deficiencias, que aparecen entonces intolerables. Se parte del mundo siguió el camino de Occidente. Hasta trata de una lógica que precede muchas revoluciones, el siglo XXI y la nueva emergencia de China, los que no como en Francia y en Rusia. La misma lógica vale para siguieron ese mismo camino fueron relegados. las prácticas económicas neoclásicas. Hoy por ejemplo, y al contrario de lo que se lee y se oye en general, la Hoy estamos en medio de una revolución mundial, en pobreza ha retrocedido de manera significativa a escala otro ciclo. Esta revolución, como las anteriores, es de mundial: de hecho, la pobreza mundial se redujo a la proporciones épicas. Pero lo que le da una característi- mitad entre el 1990 y el 2010.6 Pero al mismo tiempo, ca singular es su dimensión completamente mundial. En la brecha entre los muy ricos y los pobres se ha vuelto 6. Este descubrimiento sorprendente viene del Grupo de investigaciones sobre el desarrollo del Banco Mundial. Si confirmado, significaría que el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir por mitad la pobreza mundial para 2015 se ha logrado con cinco años de anticipación. Aunque China sea en gran parte responsable de este giro positivo, otras partes de Asia y América Latina también han progresado notablemente. Sin embargo, las razones de esta inflexión dividirán seguramente a los economistas. 8 Los comunes y la gobernanza mundial
significativamente más profunda. En consecuencia, que cursos mundiales, los bienes comunes, por mencionar se pueda o no atribuir la disminución de la pobreza al algunas, están resultando fuera del alcance del estado. genio del capitalismo, la desigualdad y la injusticia que también genera lo hacen insustentable e inaceptable. Según algunos, allí donde el estado es irrelevante o in- Es evidente que las dos alternativas de modelos de or- eficaz, el “mercado” resolverá todo. A la diferencia del ganización a escala mundial sean, por un lado, el estado estado, que es una construcción (política) con un cua- muchas veces excesivo (y muchas veces también in- dro y objetivos definidos, el mercado no sería más que competente), y por otro lado, el mercado sobrevalora- un mecanismo. Pero en esta fase histórica no se trata de do y errático, los dos incompetentes a muchos niveles. un mecanismo cuya función sería solamente la de faci- Inevitablemente, la colusión del estado y de las fuerzas litar el intercambio. Se trata del mercado capitalista. del mercado han empeorado una situación ya deteriora- Como tal, su única ley es la ganancia y, bajo el disfraz de da, como lo demuestran las recientes crisis económica la libertad y de la finalidad de servir al consumidor, este y financiera que han revelado hasta puntos insospecha- mercado genera una actividad predatoria intensa que dos el elevado grado de egoísmo, avaricia, irresponsa- favorece a los ricos y poderosos y aplasta a los débiles y bilidad, corrupción, cobardía y falta de previsión que a los pobres. Como el gobierno, el mercado capitalista impregnan los peldaños superiores de los gobiernos y de tiene propensión a generar y concentrar el poder, del las instituciones financieras, particularmente en Esta- que luego abusan los que han logrado acapararlo. Como dos Unidos y Europa. el gobierno y contrariamente a los argumentos procla- mados por el neoliberalismo, no se trata de darle un Examinemos brevemente estos dos entes, el estado y el cheque en blanco, sino de imponerle un conjunto de mercado. El estado, o más precisamente el estado-na- controles y contrapesos. Como los imperios coloniales ción como lo conocemos hoy, es una invención del si- del siglo XIX, que buscaron colonizar nuevos territorios glo XVII que no se materializó realmente hasta un siglo para aumentar su poder, el mercado capitalista tiende a después. Durante los últimos doscientos años, ha podi- moverse hacia territorios en donde puede imponer su do hasta cierto grado responder a los retos del tiempo, voluntad más fácilmente. Desde hace mucho tiempo aunque sea con enormes diferencias entre estados par- esto viene siendo un elemento básico de las prácticas ticulares, con algunos muy por debajo de lo que se debe comerciales y económicas, pero en muy poco tiempo, esperar de los gobiernos. Desde 1945, y aún más desde ha progresado cualitativa y cuantitativamente tanto, 1991, no hay ningún estado-nación que haya pretendi- que es posible que el comportamiento errático del mer- do arriesgarlo todo para alterar el statu quo geopolítico cado altere el statu quo geopolítico a un grado inédito. en su beneficio propio, fenómeno novedoso que ha pa- El mercado capitalista tiene, en el siglo XXI, la capaci- sado en gran medida desapercibido, dando como resul- dad, esta vez mundial, de dañar en un grado tal como tado una seguridad mundial considerablemente superior en el pasado sólo un Robespierre, un Napoleón o un a la del pasado. En efecto, a pesar de lo que puedan decir Hitler podía provocar. Paradójicamente para lo que no los dirigentes políticos o los medios de comunicación, el es más que un mecanismo, el mercado capitalista ha mundo de hoy es un lugar mucho más seguro de lo que dado a luz una ideología que ha venido a remplazar tan- había sido durante siglos. En ciertas regiones del mundo to al nacionalismo como al comunismo como la ideolo- –Europa del norte o Canadá, por ejemplo– el estado, a gía más potente de la época. pesar de las dificultades y pudiendo hacerlo mejor, ha logrado crear lo que se podría llamar una “buena so- Tanto el modelo liberal democrático como la ideología ciedad”, o sea un espacio que combina justicia social, neoliberal han forjado una ética del egoísmo, el primero libertad individual, seguridad (inclusive contra el esta- por la exacerbación del individualismo, la segunda por la do mismo) y bienestar económico, salvo la felicidad, es eliminación de todas las barreras de acceso a las riquezas decir casi todo lo que uno puede esperar por derecho, económicas, promoviendo además su búsqueda egoísta independientemente de su nivel social. y afirmando el consumo como la finalidad misma de la vida. Al mismo tiempo, los estados han conducido polí- Sin embargo, aunque en poco tiempo el estado como ticas centradas en lo que se llama “el interés nacional”. modelo político y las relaciones entre los estados se han El espíritu de competencia, subproducto de esta ética y hecho más fluidas, un conjunto de nuevas dificultades y elemento central de la democracia (competencia por los cuestiones han surgido, donde el estado como tal se ha votos) así como del mercado capitalista (con su doctrina mostrado totalmente impotente y ha tenido un impac- de las ventajas comparativas), han socavado el sentido to negativo en la evolución de la situación. De hecho, de comunidad y su inclinación hacia la cooperación. las problemáticas relacionadas con el medio ambiente, la justicia económica y social, las migraciones, los re- 9 Los comunes y la gobernanza mundial
4. Comunes, propiedad privada, propiedad común Otro elemento central de la democracia y del capita- individuales con la “colectivización” de la propiedad, lismo que ha contribuido a la atomización de las so- es decir, confiscando la propiedad de los individuos y ciedades es la inviolabilidad de la propiedad privada. dándola al estado, reforzando así la idea que atacar la John Locke, de lejos el filósofo político más influyente propiedad privada es atacar la libertad, y afianzando la de la época moderna, lo afirmó muy claramente en lo proclamación formulada por primera vez por Proudhon, que se refiere a los derechos naturales de los individuos: quien afirmaba que “la propiedad es un robo”. “Cada hombre nace con un doble derecho: Primeramen- te, de libertad para su persona; y sobre ésta no tiene poder Aun así, el mundo global del siglo XXI es un lugar muy hombre alguno. En segundo lugar, el derecho ante cualquier diferente al de la Inglaterra pre-industrializada de John otro hombre de heredar, con sus hermanos, los bienes de su Locke en el siglo XVII y el problema de la “propiedad” padre.”7 Y en lo que se refiere a por qué los hombres se es significativamente diferente hoy de lo que podía ha- conforman en sociedad, escribió: “La razón de los hom- ber sido en lo que era en esencia una sociedad agra- bres de entrar en régimen social es la preservación de su pro- ria. Hasta el mismo gran campeón del mercado, Adam piedad y su fin, al escoger y autorizar un poder legislativo, Smith, advirtió en La riqueza de las naciones (1776) es que se hagan leyes y establezcan medidas como guardas que “Dondequiera que haya gran propiedad, existe una y valladares de las propiedades de toda la sociedad, para gran desigualdad. Para cada hombre muy rico, debe haber limitar y moderar el dominio de cada parte y miembro de al menos quinientos pobres, y la afluencia de unos pocos ella.”8 Resulta interesante que haya sido otro pensador supone la indigencia de la mayoría.”10 del siglo XVII, James Harrington, que previó con acier- to que es el poder el que produce la propiedad (en lugar de lo contrario), hecho demostrado posteriormente, y Hoy es evidente que una nueva definición de “la pro- con voracidad, por el capitalismo y el totalitarismo.9 piedad” es necesaria para responder a los requisitos del tiempo presente y enfrentar los abusos de aquellos que Desde que Locke escribió su tratado a fines del siglo reivindican la inviolabilidad de la propiedad. La esca- XVII –al mismo tiempo que emergía el estado moder- sez, único elemento avanzado por los teóricos al estilo de no– la propiedad se ha vuelto un elemento central del Locke que justificaban la creación y la protección de la pensamiento político liberal y de sus prácticas corres- propiedad individual, es ahora, en el contexto actual, un pondientes. Grabada en el mármol, la propiedad es un pilar central para comprender la propiedad como proce- elemento inseparable de la libertad, de la concepción so colectivo, cuyo destino es proteger a los individuos y de la democracia y de los sistemas jurídicos. Y con la a las comunidades contra el saqueo de recursos escasos. llegada del capitalismo, la inviolabilidad de la pro- Mientras la propiedad privada a pequeña escala debe piedad privada en el pensamiento liberal ha venido a permanecer como un derecho fundamental defendido suplantar la misma libertad individual en caso de con- por la sociedad y el estado, ya que no incide en el bienes- flicto entre las dos. El capitalismo se ha basado en la tar de la sociedad en general, la propiedad capitalista, así inviolabilidad de los medios de producción privados como la propiedad “colectiva” tomada por el estado o en afirmando que “la propiedad es un valor”, como lo pos- su poder, violan los derechos colectivos de los individuos tulara Frédéric Bastiat en el siglo XIX. Durante todo el y de las comunidades de tener acceso gratuito y equitati- siglo XX, el comunismo buscaba barrer las libertades vo a bienes comunes y más generalmente a los comunes. 7. John Locke, Segundo tratado sobre el gobierno civil, 1689. 8. Ibíd. 9. En su obra Oceana, 1656. 10. Adam Smith, Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, 1776. 10 Los comunes y la gobernanza mundial
Así el derecho a la propiedad privada se ha vuelto patas arriba y, por el mecanismo del mercado y la protección de políticas neo-liberales, ha empujado los más ricos, en nombre de la libertad, a negar a otros el derecho y la libertad de acceder y disfrutar de los bienes comunes más fundamentales. En muchos casos el estado ha inter- venido por la fuerza para negar acceso a los comunes, tal como se ha puesto de manifiesto recientemente en Chi- na respecto a Internet. Mientras Locke se proyectaba en el “estado de naturaleza” como occidental empeñado en defender lo que era un elemento básico de la sociedad europea, la propiedad individual (que permitía obtener riquezas, estatus y poder según el tamaño de las posesio- nes territoriales), debemos ahora considerar otras tradi- ciones, por ejemplo las de los aborígenes australianos o la Confederación Iroquesa de las Seis Naciones ameri- cana, que consideraban la “propiedad” como esencial- mente colectiva (en el sentido original, no totalitario) que se debía compartir entre todos igualmente y dentro del pleno respeto de su medio ambiente natural. Mientras libertad y propiedad puedan estar indisoluble- mente ligadas, nuestra definición de lo que supone la propiedad debe evolucionar de una visión muy estrecha de la propiedad individual a un entendimiento más am- plio de la propiedad colectiva, una que no sólo conlleva derechos, como la propiedad privada, sino también res- ponsabilidades, una que no se reduce a una visión “ne- gativa” de la propiedad, que no pertenece a nadie, sino más bien que pertenece a todos, distinción sutil con con- secuencias significativas tanto en la teoría como en la práctica. En este sentido, la emergencia de los comunes como concepto clave en el pensamiento político con- temporáneo podría resultar crucial para alterar nuestra concepción básica de la propiedad. Esto a su vez podría ser un peldaño formidable hacia la construcción de un sistema de gobernanza verdaderamente mundial. 11 Los comunes y la gobernanza mundial
5. Los comunes están vinculados a la justicia y a la sustentabilidad Un problema fundamental planteado por Federico He- la economía. Esto porque por naturaleza, la economía gel a comienzos del siglo XIX, es que las respuestas a las –o más precisamente, la economía política– está esen- principales preguntas de la filosofía política –que siempre cialmente determinada por la organización política y son las mismas cualesquiera el tiempo y el espacio– están las políticas, y no al revés. Visto así, el concepto de los determinadas por la época en que se plantean. En otras comunes y de la comunización ofrece percepciones más palabras, Aristóteles, Confucio o Al-Farabi, Maquiavelo claras sobre las dos problemáticas: primero al señalar un o Hobbes, Locke o Rousseau, todos lidiaron con el mis- “bien” universal importante para todos (los comunes), mo problema fundamental pero sus respuestas fueron en que conlleva valores como la justicia y la equidad, y es gran parte determinadas por el contexto político en que vital para defender nuestra libertad colectiva; segundo, vivían. (Hegel, fiel a sí mismo, después de revelar este al proporcionar un elemento tangible en torno al cual hecho, pretendió trascenderlo). Hoy, en 2012, nuestro se pueden desarrollar nuevas formas de gobernanza in- problema es similar al de ellos y nuestras preguntas bá- dependientemente de aquéllas que ya existen. sicamente las mismas: ¿cómo cambiar por algo mejor lo que globalmente es una sociedad en estado de fracaso? Esto nos lleva a varias preguntas fundamentales: ¿Por qué está fracasando la sociedad mundial? ¿Qué es algo Sin embargo, lógicamente, nuestras respuestas podrían “mejor”? ¿Cómo se llega ahí y cómo identificar un ca- diferir de las suyas. Hoy la rápida y profunda evolución mino para conducirnos? demográfica y tecnológica del mundo ha cambiado ra- dicalmente algunas características fundamentales de la Ya hemos empezado a tocar a la primera pregunta. Mas, humanidad. El mundo sencillamente no puede avanzar, en pocas palabras, el tema principal es doble. Tiene que tal vez ni siquiera sobrevivir, con un sistema inconsis- ver con la justicia y tiene que ver con la sustentabili- tente de sociedades cercadas que compiten entre ellas dad. Con la justicia, porque mientras una porción de la por el poder y la riqueza. Hoy la cuestión esencial de la humanidad prospera, otra, más grande, se relega a los filosofía política no sólo trata de cómo crear una “buena márgenes. Aunque esto no sea nada nuevo en la his- sociedad” sino de cómo crear una buena sociedad mun- toria, ahora se está volviendo cada vez más intolerable dial, una que no sea solamente justa y segura sino tam- porque la magnitud de las injusticias es pasmosa, y tam- bién sustentable. En términos filosóficos y prácticos, bién porque la libertad y la igualdad, que forman parte este paso (de gigante) para la humanidad no es un paso de nuestros valores colectivos, no son promovidos por únicamente cualitativo o cuantitativo. Plantea proble- el modelo que se supone debe hacerlo, al contrario. Los mas de orden totalmente nuevo, complicados por el medios de comunicación y de información modernos hecho que no se puede hacer tabla rasa del viejo orden sólo nos hacen comprender aún mejor este sentido de y reconstruir uno enteramente nuevo. injusticia intolerable. La sustentabilidad, aunque no sea para nada un fenómeno nuevo, también ha surgido Hay entonces dos problemáticas. La primera es filosó- como tema central por la magnitud de los problemas fica. La segunda es práctica, o en esencia, política. La creados en este ámbito. No será necesario detenerse en primera tiene que ver con nuestra visión de lo que po- una problemática bien conocida con la que lidiamos dría ser la “buena sociedad mundial”. La segunda trata todos a diferentes grados en lo cotidiano, sino sólo para de los procesos por los que, con todos los obstáculos de enfatizar que por primera vez en la historia, la humani- la realidad, se pasa de esta visión hacia su aplicación dad se enfrenta no sólo con su finalidad como especie, en la práctica. En otras palabras, cómo se transforman sino también con la horrenda perspectiva de no poder las ideas políticas en acción política y en institucio- detener la destrucción del medio ambiente y su capaci- nes. Quizás se necesite aquí señalar que nos hemos dad de sostener a las generaciones futuras. concentrado esencialmente en la política más que en 12 Los comunes y la gobernanza mundial
6. Hacia un contrato social mundial Volvemos así a una de las interrogantes fundamentales principal es que el “estado de naturaleza” funciona sin de la filosofía política: ¿Cómo protegernos contra noso- garantía alguna y puede fácilmente revertir al estado tros mismos? Para contestar esta pregunta eterna y algo de guerra. Hoy, además con pocos conflictos (armados) elusiva, varios filósofos políticos incluyendo a Locke, serios, el mundo parece ser un lugar más pacífico que Hobbes, Rousseau y, más recientemente, John Rawls, lo ha sido en muchísimo tiempo, tal vez como jamás han postulado un estado de naturaleza teórico cuan- lo ha sido. Pero el contexto mundial como tal conoce do no histórico, del que surge el hombre (y la mujer) pocas leyes y tiene aún menos instituciones para hacer- quien, bajo un contrato voluntario, forma parte de la las cumplir; es altamente inestable y volátil e incapaz sociedad que lo/la protegerá de los otros y preservará su de impedir que elementos malvados –sean terroristas, vida, libertad y propiedad. regímenes políticos o el mundo financiero “sin rostro”– trastornen el edificio, este edificio vuelto aún más vul- La teoría política moderna clásica, ante todo la de Loc- nerable por la interdependencia que vincula todos los ke, postula dos etapas que preceden la formulación de elementos que lo constituyen. un contrato social: el estado de naturaleza y el estado de guerra. En el contexto cada vez más mundializado de Los grandes poderes que tradicionalmente, por fuerza o los siglos XIX y XX, con los viejos sistemas geopolíti- diplomacia, pretendían preservar el equilibrio, (cuando cos fallando uno tras otro, el estado individual –cuyos decidieron no romperlo), ya no tienen la capacidad de números crecieron exponencialmente para llegar hoy hacerlo, y al paso del tiempo, tendrán aún menos capa- a 200 unidades– pasó a actuar como el individuo en cidad de incidir en el curso de los acontecimientos. Las el estado pre-social: gozando de su propia libertad pero instituciones diseñadas en 1945 en torno a las Naciones incapaz de garantizarla y de salvaguardar su seguridad Unidas para evitar otra guerra también han mostrado sus física en un mundo que se volvió rápidamente muy pe- límites, principalmente porque giran alrededor del esta- ligroso para todos. El resultado condujo en el siglo XX, do y más concretamente de unos pocos estados que con- fiel a la lógica de Locke o de Hobbes, a un estado de trolan el sistema entero. Hoy a pesar de algunos logros la guerra mundial y ninguno de los intentos de formula- ONU sufre de una escandalosa carencia de fondos y está ción de una suerte de contrato –que sea el Pacto de bajo presión, no tiene ningún medio de aplicación de las Sociedad de Naciones, el Pacto Kellogg-Briand o sus resoluciones y en definitiva depende de la buena vo- la Carta de las Naciones Unidas– consiguió contener luntad de los cinco miembros del Consejo de Seguridad los conflictos mundiales, al contrario de la manera en que no tienen intención alguna de renunciar a su poder. que la constitución de un estado-nación podría lograr este objetivo al interior de las fronteras territoriales y Así llegamos a la raíz del problema: la humanidad ha jurídicas de un país individual. llegado a un punto en la historia en que debe impera- tivamente encontrar manera de establecer un contrato En esencia, las dos Guerras Mundiales y la Guerra Fría social mundial o su equivalente, que le permita extraerse precipitaron al mundo entero en un estado de guerra del ciclo perverso que la arroja del estado de natura- física o latente. Después de 1991, el mundo pasó de un leza al estado de guerra una y otra vez. Sin tal contra- estado de guerra a lo que es de hecho un estado de natu- to, o perecerá, o irá yendo irreversiblemente hacia la raleza, cambio no anodino. En las palabras de Locke, “Y decadencia, el deterioro y la desintegración lenta que esta es la obvia diferencia entre el estado de naturaleza y el arrastrará a los débiles, a los poderosos y al conjunto del de guerra, los cuales, por más que los hubieren algunos con- planeta. La pregunta es entonces ¿cómo construir ese fundido, son entre sí tan distantes como un estado de paz, contrato social mundial? asistencia mutua y preservación lo sea de uno de enemistad, malicia, violencia y destrucción mutua.”11 El problema 11. Locke, óp. cit. 13 Los comunes y la gobernanza mundial
7. Los comunes : eje de la ciudadanía mundial A pesar de todas sus limitaciones y carencias, el estado, Sin embargo, el pasado reciente nos debe mantener el mercado y la democracia no pueden esfumarse o ser muy prudentes. La paz, o por lo menos la prevención de eliminados en un abrir y cerrar de ojos. ¿Y lo deben? El la guerra, se ha mostrado insuficiente para lograr este estado es la infraestructura básica de toda organización objetivo, aún entre de dos guerras mundiales, como lo humana y, bajo un sistema democrático potente, puede demostraron en dos ocasiones la Sociedad de Naciones garantizar hasta cierto punto los derechos fundamenta- –que empezó como idea audaz y extremamente nove- les del ciudadano. dosa– y la ONU, como ya lo hemos comentado. Euro- pa, que diseñó una suerte de contrato social expresado El mercado, cuando regulado con inteligencia y fuerza, ofre- por la institucionalidad titubeante y burocrática de la ce un medio para el crecimiento económico, y el creci- Unión Europea, no logró realmente resolver la cuestión miento económico regulado y sustentable es indispen- de qué trataba ese contrato, quiénes eran los contratan- sable para la salud y el bienestar general de los pueblos. tes y por qué era tan importante. No haberlo hecho es Evidentemente, el mercado no puede ser considerado la causa principal de su crisis actual y tal vez de su de- como la solución a todos los problemas de la humanidad. cadencia irreversible. De manera más general, aunque El establecimiento de mecanismos de control del mer- se hable mucho de solidaridad, de responsabilidad o de cado es hoy un imperativo de eficacia y de justicia más compasión, sigue siendo evidente que los estados, los viable que el dejar hacer y seguir empujando a millares regímenes políticos, las empresas privadas y, de hecho, de seres humanos al fascinante imán del consumo, in- muchos individuos funcionan y seguirán funcionando cluso al consumo excesivo y conspicuo de los más ricos. principalmente, aunque no exclusivamente, a base de un comportamiento descaradamente egoísta, a menudo La democracia debe imperativamente evolucionar, me- cruel (ante todo las grandes empresas) y con una visión jorar y adaptarse, pues no hay otro sistema que parezca singularmente miope. Creer un minuto que se podría por el momento proteger los derechos individuales den- alterar este hecho es una receta para la decepción o tro de entidades políticas cercadas. En cualquier caso, peor, el desastre. Creer, como los economistas clásicos el estado-nación, la economía de mercado y el régimen tipo Adam Smith, que este comportamiento conduce político democrático están aquí para quedarse, al me- al bienestar general ha resultado totalmente erróneo. nos por el mediano plazo, por suerte o por desgracia. Pensar de otra manera sería vana ilusión. Dicho esto, lo que la mayor parte de los partidarios del neo-liberalismo tienden a olvidar es que los pensadores Entonces, situados en esta fase de transición histórica, liberales clásicos no postularon la libertad como prin- en vez de tratar de deshacer los elementos fundamen- cipio sin restricción. Notablemente, en el pensamien- tales de la organización humana para extraernos de to liberal clásico, un individuo puede gozar de libertad un supuesto estado de naturaleza y establecer un con- mientras no dañe a los otros. En su ensayo sobre la liber- trato social mundial, debemos al contrario aceptarlos tad (1859), John Stuart Mill postuló “un principio muy y usarlos como elementos constitutivos sobre los que sencillo encaminado a regir de modo absoluto la conducta podemos proyectarnos hacia la etapa siguiente, o sea la de la sociedad en relación con el individuo, en todo aquello vigencia de una verdadera comunidad internacional (que que sea obligación o control, bien se aplique la fuerza física, no se reduzca como hoy a un término vacío lanzado por en forma de penas legales, o la coacción moral de la opi- todos lados sin ningún criterio por los medios de comu- nión pública. Tal principio es el siguiente: el único objeto, nicación y los políticos). que autoriza a los hombres, individual o colectivamente, a 14 Los comunes y la gobernanza mundial
turbar la libertad de acción de cualquiera de sus semejantes, grandilocuentes que los cuestionan o denuncian. Para es la propia defensa; la única razón legítima para usar de la luchar con determinación, obstinación y eficacia con- fuerza contra un miembro de una comunidad civilizada es tra estas fuerzas, se necesita algo más concreto y palpa- la de impedirle perjudicar a otros (...).”12 ble que lo que se percibe a menudo como principios no vinculantes y con pocos medios para hacerlos aplicar Observemos que Mill se refiere a una comunidad civi- efectivamente. En este contexto, el concepto de bienes lizada, o sea una que ha abandonado el estado de na- comunes o simplemente “comunes” es algo concreto turaleza para vivir en sociedad. Por supuesto, se puede que podría tener el potencial para servir como el nece- debatir infinitamente sobre lo que quiso decir y lo que sario vínculo entre los seres humanos. se entiende por “comunidad civilizada” pero no es aquí nuestro propósito. Mill dice simplemente “que esta doc- El concepto de “comunes” no sólo implica una cuestión trina no alcanza más que a los seres humanos que se hallen física (o en algunos casos “digital”) sino más bien una en la madurez de sus facultades.” Se podría avanzar el nueva forma de concebirnos y concebir a otros, nuestro argumento que, dado el repentino aumento en los últi- medio ambiente y nuestra relación con este medio am- mos veinte años de nuestra consciencia mundial acerca biente. A través de la noción de “comunes” y de “comu- de la importancia del medio ambiente y nuestro deber nización” se transforma radicalmente la ecuación tradi- de protegerlo colectivamente, estaríamos a punto de al- cional de la libertad y la propiedad al reafirmar la liber- canzar este nivel de madurez (mundial). tad a nivel mundial –y no sólo individual– extrayendo de esta noción su vínculo tradicional con la propiedad Pero en general los estados han –y siguen– explotando, privada. Tal inversión, que equivaldría a un contrato amplia y a menudo de manera discutible, el principio mundial y voluntario, representa un potencial con con- de defensa propia para entablar guerras más o menos secuencias profundas a largo plazo ya que altera nuestro legítimas, tal como lo puso de manifiesto en la historia compromiso y nuestra adhesión social a lo que era ex- reciente la decisión de Estados Unidos de invadir Irak. clusivamente un contrato “nacional”, del que la mayo- De igual modo, según la misma lógica varios gobiernos ría de nosotros –a la exclusión de aquellos que cambian han promulgado políticas económicas proteccionistas, o adoptan múltiples nacionalidades– heredamos. Como inclusive aquellos que enarbolan la bandera del libre tal, a nuestra identidad tradicional como individuos y mercado. Se ha llegado a esta situación porque en gene- ciudadanos nacionales (en términos estrictamente jurí- ral se ha entendido la defensa propia como protección dicos, pues todos nos identificamos también con otras del estado individual en lugar de protección de todos, comunidades que las nacionales) se suma una nueva con la preminencia del denominado “interés nacional”, dimensión, una suerte de ciudadanía mundial. incluido el “interés económico nacional”, sobre cual- quier otra consideración. Asimismo, no se podrá concebir la posibilidad de un con- trato social mundial sino se supera la primera noción, la protección de uno, y no se pasa a la segunda, la protección de todos. En otras palabras, nuestra libertad mundial, es decir nuestra libertad de aprovechar, y así proteger, lo que es común a todos como comunidad mundial, es la que nos incitará a extraernos de lo que básicamente se está volviendo una guerra mundial contra nuestro plane- ta, contra nuestros “comunes” y contra nosotros. Pero ¿qué implica este “todos”? Aunque se hable mu- cho de cultura o civilización universal o pluri-versal, de destino común, de principios éticos mundiales que podrían unir a la humanidad, estos conceptos notables no han, al menos no todavía, resistido la prueba de las fuerzas oscuras del nacionalismo, la avaricia y el resen- timiento que parecen prevalecer a pesar de los discursos 12. John Stuart Mill,Sobre la Libertad, 1859. 15 Los comunes y la gobernanza mundial
También puede leer