Aprendizajes de las medidas de conciliación europeas con enfoque de género frente a la Covid-19
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Aprendizajes de las medidas de conciliación europeas con enfoque de género frente a la Covid-19 Análisis con perspectiva de género de las medidas de protección social sobre cuidados a niñxs durante el primer confinamiento en Europa MAUD RITZ Serie aprendizajes en COHESIÓN SOCIAL COLECCIÓN EUROSOCIAL Nº 19 I
Aprendizajes de las medidas de conciliación europeas con enfoque de género frente a la Covid-19 Análisis con perspectiva de género de las medidas de protección social sobre cuidados a niñxs durante el primer confinamiento en Europa MAUD RITZ Serie aprendizajes en COHESIÓN SOCIAL COLECCIÓN EUROSOCIAL Nº 19 Financiado por PROGRAMA PARA LA COHESIÓN SOCIAL la Unión Europea
Edita: Programa EUROsociAL C/ Beatriz de Bobadilla, 18 28040 Madrid (España) Tel.: +34 91 591 46 00 www.eurosocial.eu Bajo la coordinación de: A C I Ó N SO GR CI TE A IN L í A D E LA CE N T R O A ME R AR ET IC R AN C A SE S IS C A Organizzazione internazionale italo-latino americana cio liderado por: IILA, Área de Políticas Sociales A C I Ó N SO GR CI TE A IN L í A D E LA CE N T R O A ME R AR ET IC R AN C A SE S IS C A Organizzazione internazionale italo-latino americana Expertise France, Área de Políticas de Igualdad de Género La presente publicación ha sido elaborada con el apoyo financiero de la Unión Europea. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no necesariamente refleja los puntos de vista de la Unión Europea. Edición no venal. ISBN: 978-84-09-28053-7 Realización gráfica: Cyan, Proyectos Editoriales, S.A. Madrid, octubre 2020 No se permite un uso comercial de la obra original ni de las posibles obras derivadas, la distribución de las cuales se debe hacer con una licencia igual a la que regula la obra original.
Índice Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Un panorama actual de las políticas de cuidado en la Unión Europea . . . . . . . . . . . . 9 Una evolución reciente de la distribución de los cuidados . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Breve tipificación de los países según las políticas de cuidados . . . . . . . . . . . . . 10 ¿Hacia una corresponsabilidad social de los cuidados en Europa? . . . . . . . . . . . 12 Cuidar en tiempos de COVID-19: la crisis como revelador de la centralidad de los cuidados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 Ejemplos de medidas tomadas por países europeos en materia de conciliación . . . . 25 La flexibilización de horarios para cuidar a lxs hijxs: el ejemplo de España . . . . . . 27 Dejar abiertas las guarderías y escuelas para necesidades imperiosas: el ejemplo de Francia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 Una alternativa para seguir cuidando: el ejemplo de los bonos en Italia . . . . . . . . 32 La ampliación de permisos pagados por cuidar a lxs niñxs: el ejemplo de Portugal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Anexo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Presentación El siguiente análisis de género de las medidas de conciliación entre vida laboral y cui- dados a niñxs tomadas por algunos Gobiernos en Europa durante el confinamiento de la primavera de 2020 se enmarca en las acciones de respuesta a la crisis sanitaria del COVID-19 del Programa EUROsociAL+, que viene trabajando desde hace más de 15 años en la mejora de políticas públicas en América Latina y en el intercambio de expe- riencias entre la Unión Europea y la región latinoamericana. La Unión Europea, a través del Programa EUROsociAL+ para la cooperación entre Amé- rica Latina y la Unión Europea, busca contribuir a la mejora de la cohesión social en los países latinoamericanos, así como al fortalecimiento institucional, mediante el apoyo a los procesos de diseño, reforma e implementación de políticas públicas, focalizando su acción en las áreas de las políticas de gobernanza democrática, de igualdad de gé- nero y de las políticas sociales. El Programa EUROsociAL+, financiado por la Comisión Europea a lo largo de 15 años de trayectoria, ofrece un espacio para el aprendizaje entre pares y el intercambio de experiencias entre instituciones homólogas de ambas regiones, favoreciendo el uso de un amplio catálogo de herramientas pertinentes para cada proceso. El contexto del COVID-19 y los riesgos que supone en términos de posibles retrocesos en igualdad de género dieron lugar a la publicación: Sostenimiento de la autonomía y empoderamiento económico de las mujeres en la crisis de COVID-19, la corresponsabili- dad social de los cuidados, junto con la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de los Estados Americanos (OEA), creada en 1928, que es el principal foro generador de políticas hemisféricas para la promoción de los derechos de las mujeres y la igualdad de género y el primer órgano no intergubernamental establecido para promover los derechos humanos de las mujeres. Este primer producto del trabajo con- junto entre la CIM y EUROsociAL+ sirvió para llamar la atención a las políticas públicas para reflexionar sobre la cuestión de los cuidados en las respuestas para salir de la cri- sis del COVID-19, a tomar los cuidados como eje transversal, a considerarlos como un derecho, a reconocerlos como trabajo que produce valor, a integrarlos en los sistemas de protección social y servicios sociales y a incorporar a los hombres como parte 5
Maud Ritz esencial de la solución1. En este marco EUROsociAL+ ha indagado sobre la perspectiva de género de las medidas tomadas en materia de conciliación, especialmente respec- to al cuidado de niñxs, en algunos países de la UE durante el primer confinamiento. El presente documento se inserta en el marco de esta cooperación técnica, conside- rando que el intercambio de experiencias entre Europa y América Latina es importante para poner en relieve aprendizajes desde perspectiva de género de las medidas que se experimentaron en los distintos tiempos del COVID-19, que se difundió en Europa an- tes que en América Latina, y que siguen evolucionando constantemente con los cam- bios generados por la pandemia. En un contexto aún cambiante, el documento parte de la centralidad de los cuidados que la crisis reveló, en particular para lxs niñxs (aunque reconoce que gran parte de los cuidados se dan también a personas en situación de dependencia y adultxs mayores sin que las problemáticas arraigadas en la crisis sean necesariamente las mismas para este tipo de cuidados2). En particular, el documento retoma la evolución de la distribu- ción de los cuidados en Europa y presenta algunas medidas que se tomaron durante la crisis y que integran acciones a favor de la conciliación para el cuidado a niñxs desde un análisis con perspectiva de género. Ana Pérez Camporeale Coordinadora del Área de Políticas de Igualdad de Género de EUROsociAL+ en Expertise France Francesco Maria Chiodi Coordinador del Área de Políticas Sociales de EUROsociAL+ en IILA 1 Comisión Interamericana de Mujeres y EUROsociAL+ (2020). COVID-19 en la vida de las mujeres: emergencia glo- bal de los cuidados. Recuperado de https://eurosocial.eu/biblioteca/doc/covid-19-en-la-vida-de-las-mujeres-emer- gencia-global-de-los-cuidados/ 2 Si bien el análisis reconoce que las mujeres cuidan mayoritariamente a niñxs, a personas en situación de depen- dencia y adultxs mayores, las consecuencias del confinamiento, con el cierre de escuelas y guarderías, fue quizás algo más estructurante en términos de conciliación, mientras los centros de atención formales para personas adul- tas mayores y en situación de dependencia siguieron generalmente funcionando y los Gobiernos aprobaron per- misos para que se siguieran dando cuidados en casa a personas con dependencia, ya sea por parte de la familia (cuidados informales) o por parte de trabajadorxs (cuidados formales e informales). 6
Introducción En un contexto mundial de pandemia que llevó a los Gobiernos a confinar a la mayor parte de la población para frenar la propagación del nuevo coronavirus y evitar el des- plome de los sistemas de salud, muchos servicios llegaron a cerrar, empezando por las guarderías y escuelas, dejando a muchxs trabajadorxs sin más remedio que quedarse en casa para cuidar a sus hijxs. Como consecuencia, la desigualdad en la distribución de tareas de cuidado, que ya existía antes, se incrementó, llevando a una agudización de fenómenos como dobles o triples jornadas para las mujeres, para aquellas que se pudieron hacer cargo de sus hijxs y otras personas en situación de dependencia mientras estaban teletrabajando, y también para las que se quedaron en casa “solo” cuidando. Las mujeres, cuyos salarios son usualmente menores que los de los hombres y que antes de la crisis hacían en promedio dos veces más trabajo no remunerado doméstico y de cuidado que los hombres en Europa y países de la OCDE3, fueron las que más permanecieron en casa para cuidar a sus hijxs y personas en situación de dependen- cia, reforzando el estereotipo según el cual las mujeres serían proveedoras “naturales” de cuidados. Durante el confinamiento en Europa, que empezó desde principios de marzo, las muje- res estuvieron muy movilizadas para cuidar a sus familiares y dar a la vida un semblante de “normalidad”, pero también para curar y salir de la crisis, como cuidadoras profesiona- les, ya que conforman el 70% del personal médico en el mundo4. Las mujeres cuidan, si- multáneamente en espacios públicos y privados, a la población cuidado-dependiente que incluye a niñxs, adolescentes, personas con discapacidad, personas mayores y quie- nes tienen problemas de salud, sin desconocer que muchos hombres válidos se benefi- cian también de cuidados provistos por mujeres de su entorno. 3 OCDE (2020). Women at the core of the fight against COVID-19 crisis. Recuperado de https://read.oecd-ilibrary. org/view/?ref=127_127000-awfnqj80me&title=Women-at-the-core-of-the-fight-against-COVID-19-crisis 4 OIT (2020). Perfil mundial de los trabajadores sanitarios. Recuperado de https://www.who.int/whr/2006/06_ chap1_es.pdf?ua=1 7
Maud Ritz Mientras que nunca había sido tan visible la cuestión de los cuidados, por la agudización de las necesidades de cuidado que la crisis provocó, así como por la diversificación de tareas de cuidado que el confinamiento creó (cocinar tres comidas al día, dar seguimien- to a la escolaridad de lxs hijxs, proteger el hogar del coronavirus, dar más apoyo emocio- nal y atención a personas en situación de dependencia dentro del núcleo familiar, etc.), se evidenció un retroceso en la corresponsabilidad social de los cuidados. Un riesgo que surge de esta crisis es que esa mala repartición de los cuidados siga vigente después, borrando los avances de las últimas décadas. Otro riesgo consecuente de la crisis es que el confinamiento haya frenado la progre- sión en las carreras profesionales de muchas mujeres, porque tuvieron que asumir en los hogares los cuidados de sus hijxs o personas en situación de dependencia con permisos. Asimismo, para aquellas mujeres que no han pedido un permiso en las em- presas, sus usos y disponibilidad de tiempo se han visto afectados. La disponibilidad de las mujeres que pudieron teletrabajar no era la misma que la de sus colegas sin hi- jxs, ni en general la misma que la de los hombres que teletrabajaban5, lo que se pudo haber interpretado, desde el punto de vista empresarial, como una falta de involucra- miento. Cabe destacar que, simultáneamente, los sectores en los que trabajan las mu- jeres (servicios, turismo, etc.)6 fueron los más impactados por el confinamiento, ha- ciéndoles correr el riesgo de perder su trabajo en mayor proporción que los hombres. Por lo tanto, en muchos países, las mujeres tuvieron que disminuir su implicación en el trabajo o incluso abandonarlo por cuidar a sus hijxs y/o personas en situación de de- pendencia, teniendo consecuencias en su independencia, crecimiento laboral y auto- nomía financiera. Para mitigar las consecuencias negativas de la crisis, como el empobrecimiento de las mujeres, su retorno o encierro en las tareas domésticas, su salida o alejamiento del mercado laboral y un incremento de la desigualdad en general, los Gobiernos pueden proponer medidas que atiendan las problemáticas arraigadas en la desigual distribu- ción de los cuidados. En este sentido, la actual emergencia social también brinda opor- tunidades de reflexionar sobre las políticas en general, y en particular las de cuidados, desde la perspectiva de género, reconociendo que los cuidados son esenciales para sostener la sociedad. Por lo tanto, las respuestas frente a la crisis deben integrar el en- foque de género, de forma que permitan construir un mundo pospandemia más igua- litario, con cuidados de calidad, brindados de forma equitativa por las mujeres y los hombres y con la participación del Estado. 5 INED (2020). Logement, travail, voisinage et conditions de vie : ce que le confinement a changé pour les Français. Recuperado de https://www.ined.fr/fichier/rte/General/ACTUALIT%C3%89S/Covid19/note-synthese-Cocovi-fina- le.pdf 6 Observatorio de la OIT (2020). La COVID19 y el mundo del trabajo. Estimaciones actualizadas y análisis. Recupera- do de https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@dgreports/@dcomm/documents/briefingnote/wcms_749470. pdf 8
Un panorama actual de las políticas de cuidado en la Unión Europea Antes que nada, para entender de dónde surgen las medidas relacionadas con los cuida- dos en tiempos de COVID-19 es importante tener en cuenta de manera general cómo se plantean y cómo han evolucionado las políticas de cuidados en la Unión Europea. Una evolución reciente de la distribución de los cuidados Como bien lo resumió UNICEF, se espera cada vez más que las madres participen en el mercado laboral; se espera cada vez más que los padres se involucren en los cuidados de lxs niñxs desde muy pequeñxs; se espera cada vez más que lxs niñxs estén cuidadxs por un servicio formal, desde la primera infancia7. La necesidad de los cuidados se empezó realmente a plantear con el desarrollo de la economía industrial y la organización social del trabajo, junto con el desarrollo de la fa- milia nuclear. Esta combinación hizo más difícil para las mujeres la conciliación entre el trabajo productivo y reproductivo, ya que esa evolución contribuyó a separar los ámbi- tos y las necesidades del lugar de trabajo de los de la familia, y sobre todo de las necesi- dades de cuidar y recibir cuidados. Esta separación también tuvo como consecuencia la creación de la figura del hombre como proveedor de la familia, que no se involucra en el cuidado de lxs niñxs, mientras que las madres no participaban en el mercado laboral. La incompatibilidad entre el trabajo productivo y reproductivo para las mujeres fue enton- ces el resultado de la nueva organización del trabajo remunerado y de la división sexual inequitativa del trabajo en el hogar. El aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral desequilibró la organización del mercado y de la familia basada en el hombre como proveedor y la mujer como cuidadora. El hecho de que las mujeres se hayan integrado sin que 7 UNICEF (2008), citado en Saraceno, C. (2011). Childcare needs and childcare policies: a multidimensional issue. Current Sociology, 59(1), 79. 9
Maud Ritz cambiaran las reglas para organizar los cuidados creó una tensión porque los ser- vicios de cuidado no se desarrollaron a la misma velocidad que las mujeres entra- ron al mercado laboral, provocando su mayor representación dentro de los traba- jos de tiempo parcial para poder cumplir con las dos funciones: productiva y reproductiva —por la “inelasticidad” del tiempo de las mujeres que se volvieron más pobres en términos de tiempo8—. Breve tipificación de los países según las políticas de cuidados El panorama global de las políticas de cuidado en Europa es muy diverso y difícil de resumir, ya que los servicios disponibles no se pueden reducir a una simple alterna- tiva entre el cuidado de la familia (de las madres) y fuera de la familia (cuidados for- males por parte del Estado o del mercado, abuelxs, otros miembros de la familia, ni- ñerxs, etc.). Ha sido el tema de numerosas publicaciones, por ejemplo, por parte de Esping-Ander- sen9, que clasifica los Estados de bienestar o regímenes de protección social en tres categorías: liberales, conservadores y socialdemócratas. • En el régimen liberal, Esping-Andersen se refiere a países que se basan en el indivi- dualismo y la supremacía del mercado. Hay poca redistribución de los ingresos y el ámbito de los derechos sociales es bastante limitado. En este tipo de régimen, las mujeres están incentivadas a trabajar, sobre todo en el sector de los servicios. • El régimen conservador-corporativista está modelizado por la herencia católica en materia de medidas sociales. En este tipo de régimen, la participación laboral de las mujeres recibe poco apoyo para preservar la estructura tradicional de las familias. • El régimen socialdemócrata se describe como un sistema que incluye una alta y generosa redistribución de beneficios sin condicionalidad, construyendo una soli- daridad universal. Este tipo de régimen tiende a maximizar las posibilidades para lograr la autonomía de las personas. Las mujeres —sin importar que tengan hijxs o no — están incentivadas a participar en el mercado laboral. Los países que optaron por este régimen se enfocan en el pleno empleo para tener contribuciones que permitan sostener este sistema de bienestar solidario. Más tarde, numerosas publicaciones buscaron incluir matices en la tipificación, agre- gando una cuarta categoría: la de los “países mediterráneos”, e integrando la perspec- tiva de género e indicadores como la participación laboral de las mujeres. Aun 8 Comisión Interamericana de Mujeres (2020). COVID-19 en la vida de las mujeres: emergencia global de los cuida- dos. Recuperado de https://eurosocial.eu/wp-content/uploads/2020/08/CuidadosCOVID19-ES-1.pdf 9 Esping-Andersen, G. (1990). The three worlds of welfare capitalism. Cambridge: Polity Press & Princeton, Princeton University Press. 10
Aprendizajes de las medidas de conciliación europeas con enfoque de género frente a la Covid-19 teniendo una categorización, es interesante notar que los estudios existentes no clasi- fican siempre los países en la misma categoría, aunque ciertos países parecen ser el tipo ideal de cada una10. Por ejemplo, el Reino Unido siempre está clasificado dentro de los países liberales (y a veces protestante, anglosajón o con seguridad básica). Ale- mania parece ser el ideal del modelo de Bismarck/continental/conservador y Suecia se acerca al ideal del régimen socialdemócrata (o escandinavo/nórdico). La literatura acerca de los regímenes de protección social se diversificó al mismo tiem- po que se amplificaron las categorías para clasificar los ahora 27 países de la Unión Europea. Para simplificar el análisis de los países, limitaré este análisis a las cuatro cate- gorías más retomadas en publicaciones recientes: • El régimen socialdemócrata, caracterizado por la redistribución y un nivel alto de protección social mediante prestaciones generosas (Dinamarca, Finlandia, Suecia). • El régimen corporativista, caracterizado por una redistribución de las prestaciones vinculadas a la participación laboral (Austria, Bélgica, Francia). • El régimen liberal, que provee servicios mediante el mercado con apoyo muy limi- tado dirigido a las personas más vulnerables (Irlanda). • El régimen de Europa meridional, caracterizado por una provisión mínima del Esta- do y que depende más que nada de la familia y sobre todo en lo que se refiere a lxs abuelxs para cuidar niñxs (Italia, España, Grecia). Para facilitar el análisis de los cuidados entre países, cabe destacar dos diferencias ma- yores entre los países socialdemócratas y corporativistas, por una parte, y los liberales y de países de Europa meridional, por otra. Las familias de los países socialdemócratas suelen recurrir al cuidado formal, alcanzando una proporción del 49% en Suecia. En países corporativistas (y también en Grecia), las familias suelen recurrir también a cuidados formales, complementados por cuidados de madres, padres y familiares. Por ejemplo, en Bélgica muchas familias usan cuidados de padres/madres y una par- te recurren a cuidado formal, por centros independientes de la familia. El uso de servicios de cuidados a niñxs tiende a ser menor en países liberales y de Europa meridional, donde los cuidados dependen de familiares (abuelxs, y sobre todo abue- las) y otras personas. De hecho, podemos ver que no hay un verdadero consenso de soluciones entre países europeos. Muchas veces, el hecho de que las familias recurran solo o en gran parte a cuidados provistos por las madres o la familia extendida no es el resultado de un in- centivo que se vuelve normativo, sino porque no existen alternativas financiadas por 10 El resumen de las tipificaciones se puede encontrar en Arts, W. y Gelissen, J. (2002). Three worlds of welfare capitalism or more? A state-of-the-art report. Journal of European Social Policy, 12(2), 149-150. 11
Maud Ritz recursos públicos11. Cuando esto sucede, la única alternativa es el mercado (para las personas que puedan) y la familia extendida (sobre todo las abuelas). Para agregar más matices a los análisis basados en la tipología de Esping-Andersen, existen otros modelos para atender las necesidades de cuidados. Por ejemplo, los países que tie- nen los permisos parentales más largos son los del antiguo bloque comunista, lo que se puede interpretar como una adaptación a las largas jornadas laborales de los padres y de las madres y una manera de lidiar con el desempleo. Sin embargo, el hecho de que gene- ralmente esos países no incentiven a los padres para que pidan el permiso de paternidad refuerza la división sexual del trabajo (no remunerado) en los hogares entre mujeres y hombres. El incentivo para que las mujeres pidan permisos largos también tiene efectos en su empleabilidad, por las “trayectorias discontinuas” en las que resulta, que pueden tener un impacto negativo en las posibilidades de las madres para volver a integrarse en el mer- cado laboral después del permiso de maternidad, teniendo como efectos un mayor riesgo de pobreza para ellas y su hogar en general, y con consecuencias duraderas, ya que su pensión no será la misma una vez jubiladas. Algunos modelos son a veces sorprendentes, como el caso de Portugal donde los per- misos son cortos y los servicios de cuidado relativamente escasos. A pesar de esta combinación, la participación laboral de las mujeres es alta, enseñando que es la fami- lia extendida (sobre todo las abuelas) quien apoya a las madres que trabajan, además de la expansión de un mercado formal e informal de cuidados. El estudio de las soluciones ofrecidas en cada país de la Unión Europea enseña la complejidad de la conciliación entre el trabajo productivo y reproductivo, que inclu- ye muchas opciones: uso parcial de cuidados fuera de la familia con trabajo de tiem- po parcial, uso a tiempo completo de cuidados con trabajo de tiempo completo, combinaciones diversas de cuidados dentro de la familia por las madres con otro tipo de cuidados, etc. ¿Hacia una corresponsabilidad social de los cuidados en Europa? La Unión Europea ha tomado numerosas medidas para dar más homogeneidad en los cuidados, como las estrategias de Lisboa, Europa 2020 o la Cumbre de Barcelona de 2002, que han puesto objetivos en términos de cobertura de cuidados: el 33% de lxs niñxs menores de 3 años y el 90% de lxs niñxs de entre 3 años y su ingreso a la escuela deberían tener acceso a un servicio de cuidado formal, entendido como guarderías, preescolar o asistencia materna autorizada. Según la última información disponible, es de notar que ya se cumplieron las metas en promedio: 11 Saraceno, C. (2011). Childcare needs and childcare policies: a multidimensional issue. Current Sociology, 59(1), 78-96. 12
Aprendizajes de las medidas de conciliación europeas con enfoque de género frente a la Covid-19 Tabla 1. Uso de cuidados formales12, por edad de niñxs y duración de los cuidados (2018)13 (% de niñxs en cada grupo de edad) "De 3 años a la edad "De la edad mínima Menores de 3 años mínima de escolaridad de escolaridad obligatoria obligatoria" a los 12 años" "1-29 "≥ 30 "1-29 "≥ 30 "1-29 "≥ 30 horas horas "≥ 1a hora la horas horas "≥ 1a hora la horas horas "≥ 1a hora la a la a la a la a la a la a la semana" semana" semana" semana" semana" semana" semana" semana" semana" UE-27 14,3 20,4 34,7 32,2 56,1 88,3 37,6 59,0 96,6 Dinamarca 8,7 54,5 63,2 15,3 79,8 95,1 1,5 98,4 99,9 Luxemburgo 17,8 42,7 60,5 29,2 58,7 87,9 31,5 62,5 94,0 Países Bajos 50,5 6,3 56,8 69,4 15,3 84,7 79,3 20,7 100,0 Bélgica 20,3 34,1 54,4 19,3 79,4 98,7 14,4 85,4 99,8 España 30,2 20,3 50,5 52,5 42,4 94,9 44,4 55,1 99,5 Portugal 1,4 48,8 50,2 5,5 88,4 93,9 5,8 93,9 99,7 Francia 19,6 30,4 50,0 34,8 59,9 94,7 32,7 66,9 99,6 Suecia 15,1 34,3 49,4 25,5 69,6 95,1 50,2 49,8 100,0 Eslovenia 2,2 44,1 46,3 6,4 85,9 92,3 24,5 74,9 99,4 Grecia 31,5 9,4 40,9 65,6 29,1 94,7 32,1 60,2 92,3 Irlanda 26,1 11,6 37,7 69,2 25,9 95,1 48,4 51,4 99,8 Finlandia 12,3 24,9 37,2 21,4 63,8 85,2 84,8 14,7 99,5 Malta 18,9 13,2 32,1 31,3 52,9 84,2 10,1 89,8 99,9 Chipre 10,3 21,1 31,4 37,1 48,8 85,9 70,4 29,6 100,0 Alemania 7,7 22,1 29,8 30,0 59,5 89,5 39,0 51,0 90,0 Estonia 5,8 22,5 28,3 8,7 84,8 93,5 47,6 52,3 99,9 Letonia 1,6 25,8 27,4 2,5 84,8 87,3 14,3 84,3 98,6 Italia 9,6 16,1 25,7 21,8 69,2 91,0 13,2 86,7 99,9 Lituania 1,5 19,3 20,8 6,7 74,4 81,1 46,7 52,8 99,5 Austria 12,9 7,1 20,0 54,8 29,6 84,4 56,1 43,3 99,4 Croacia 1,9 15,9 17,8 8,1 47,0 55,1 62,6 34,3 96,9 Hungría 2,8 13,7 16,5 8,9 83,0 91,9 18,7 77,9 96,6 Bulgaria 0,9 15,3 16,2 4,9 72,9 77,8 23,0 76,2 99,2 Rumanía 7,3 5,9 13,2 63,5 13,7 77,2 82,4 1,5 83,9 Polonia 2,1 8,8 10,9 15,3 44,1 59,4 37,7 59,4 97,1 República Checa 5,2 3,8 9,0 25,8 53,6 79,4 39,1 60,8 99,9 Eslovaquia 0,2 1,2 1,4 9,9 58,8 68,7 26,3 51,1 77,4 Reino Unido 31,7 7,0 38,7 37,9 31,7 69,6 7,1 86,5 93,6 Islandia (¹) 3,8 60,8 64,6 2,5 96,5 99,0 21,4 78,6 100,0 Noruega 5,2 50,4 55,6 7,5 80,9 88,4 52,4 46,8 99,2 Suiza 28,3 5,9 34,2 46,8 13,0 59,8 51,1 48,2 99,3 Serbia 1,3 12,0 13,3 : : : 40,4 19,5 59,9 Macedonia del 1,1 7,7 8,8 : : : 65,2 10,5 75,7 Norte Nota: clasificación según el porcentaje de niñxs menores de 3 años con ≥ 1 hora de cuidado formal a la semana (¹) 2016. Fuente: Eurostat (código de datos en línea: ilc_caindformal) 12 Aquí, “cuidados formales” se entiende como cuidados regulados y recibidos fuera del hogar (por ejemplo, en la escuela, una guardería pública o privada). 13 Encuesta y cuadro disponibles en Eurostat (2018). Living conditions in Europe: childcare arrangements. Recupe- rado de https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=Living_conditions_in_Europe_-_child- care_arrangements#Childcare_and_education_arrangements 13
Maud Ritz Esta tabla evidencia que se ha alcanzado la meta de que el 33% de los niñxs menores de 3 años reciban cuidado formal en los países de la Unión Europea. Los países con mayores porcentajes de cuidado formal para niñxs menores de 3 años son Dinamarca (63%), Luxemburgo (60%), Países Bajos (57%), Bélgica (54%), España (51%), Portugal y Francia (50%). La tendencia muestra una mejora ya que, en 2010, solo diez países habían alcanzado esta meta (Dinamarca, Suecia, Países Bajos, Francia, España, Portugal, Eslovenia, Bélgica, Luxemburgo y el Reino Unido)14. Ahora, tres países se suman: Grecia, Irlanda y Finlandia. La realidad de los países obviamente incluye diferencias, sobre todo en términos de horas de cuidado formal, ya que solo una quinta parte de este grupo de niñxs recibe 30 horas o más de cuidado formal a la semana, es decir, servicio formal a tiempo com- pleto, y el 14% recibe menos de 30 horas. En este sentido, existen grandes diferencias entre países como Dinamarca, Portugal, Es- lovenia, Luxemburgo y Bélgica, donde las familias optan por cuidados formales de tiem- po completo en una proporción que varía desde el 34% (Bélgica) hasta el 55% (Dinamar- ca), para poder cubrir la jornada laboral, y países como Países Bajos, Irlanda o Grecia, donde la preferencia va para el uso de cuidados formales a tiempo parcial. Esta tenden- cia es particularmente sorprendente en un país como Países Bajos, donde el 57% de lxs niñxs menores de 3 años y el 85% de lxs niñxs entre 3 años y la edad de escolaridad mí- nima acceden a servicios de cuidado formal, pero respectivamente el 51% y el 69% de los dos grupos de edad se benefician de estos servicios por menos de 30 horas a la sema- na. Esta excepción tiende a enseñar que, a pesar de la amplia cobertura en términos de cuidados formales, puede ser parte de la cultura del país que lxs madres/padres se encar- guen mayoritariamente de sus hijxs, trabajando a tiempo parcial. Al contrario, el hecho de que los servicios de cuidado formal sean provistos por el merca- do con costes muy altos en países como Irlanda y el Reino Unido puede ser un límite para su acceso, sobre todo para las mujeres que no tienen un ingreso suficiente y, por lo tanto, no tienen más remedio que trabajar a tiempo parcial. En este sentido, la Encuesta sobre calidad de vida en Europa de 2011 deja claro que el coste de los servicios de cuidado es el mayor obstáculo para su acceso en casi todos los países de la Unión Europea15. La meta de que el 90% de niñxs mayores de 3 años accedan a cuidados formales hasta su ingreso a la escuela se alcanza, o a veces incluso se rebasa, en casi todos los países. 14 Mills et al. (2013), citado en Janta, B. (2014). Caring for children in Europe: how childcare, parental leave and flexi- ble working arrangements interact in Europe. Rand Europe. Recuperado de https://www.rand.org/content/dam/rand/ pubs/research_reports/RR500/RR554/RAND_RR554.pdf 15 Encuesta Eurofund (2013), citada en Janta, B. (2014). Caring for children in Europe: how childcare, parental leave and flexible working arrangements interact in Europe. Rand Europe. Recuperado de https://www.rand.org/content/ dam/rand/pubs/research_reports/RR500/RR554/RAND_RR554.pdf 14
Aprendizajes de las medidas de conciliación europeas con enfoque de género frente a la Covid-19 De hecho, la proporción de niñxs en la Unión Europea que reciben cuidado formal aumenta de acuerdo con su edad, llegando al 88% de lxs niñxs entre 3 años y la edad de escolaridad obligatoria. Croacia (55%) y Polonia (59%) son los únicos dos países de la Unión Europea que reportan menos de tres quintas partes de niñxs de entre tres años y escolaridad obligatoria que reciben algún cuidado formal. Al contrario, más del 95% de todxs lxs niñxs de Irlanda, Suecia, Dinamarca y Bélgica en este grupo de edad recibe cuidado formal. Tabla 2. Otros tipos de servicios de cuidado16, por edad de lxs niñxs y duración (2018) (% de niñxs en cada grupo de edad) "De 3 años a la edad "De la edad mínima Menores de 3 años mínima de escolaridad de escolaridad obligatoria obligatoria" a los 12 años" "1-29 "≥ 30 "1-29 "≥ 30 "1-29 "≥ 30 horas horas "≥ 1a hora la horas horas "≥ 1a hora la horas horas "≥ 1a hora la a la a la a la a la a la a la semana" semana" semana" semana" semana" semana" semana" semana" semana" UE-27 18,4 7,2 25,6 22,4 3,1 25,5 20,9 1,4 22,3 Grecia 24,4 36,9 61,3 34,3 14,0 48,3 28,1 4,5 32,6 Eslovenia 43,0 8,2 51,2 61,3 3,2 64,5 46,6 1,2 47,8 Rumanía 35,7 10,4 46,1 54,0 3,6 57,6 41,1 3,9 45,0 Chipre 17,1 27,9 45,0 36,1 8,1 44,2 37,4 1,2 38,6 Países Bajos 39,3 2,6 41,9 32,1 0,0 32,1 27,7 0,3 28,0 República Checa 38,5 1,2 39,7 47,3 2,8 50,1 39,8 0,8 40,6 Austria 35,5 1,5 37,0 46,8 1,3 48,1 33,1 1,0 34,1 Portugal 17,2 18,7 35,9 28,0 4,6 32,6 29,4 1,0 30,4 Malta 23,0 12,6 35,6 28,7 3,4 32,1 23,7 0,4 24,1 Italia 21,4 12,0 33,4 30,5 4,0 34,5 26,0 2,2 28,2 Hungría 30,3 2,6 32,9 40,0 0,6 40,6 29,6 1,7 31,3 Polonia 22,5 9,6 32,1 30,9 9,1 40,0 32,6 3,5 36,1 Lituania 24,8 6,6 31,4 31,7 4,6 36,3 27,1 3,5 30,6 Luxemburgo 24,2 7,2 31,4 20,9 3,6 24,5 22,6 0,8 23,4 Irlanda 21,2 9,3 30,5 30,6 2,7 33,3 23,0 1,0 24,0 Croacia 20,4 10,0 30,4 32,6 16,1 48,7 31,3 2,8 34,1 Estonia 26,9 2,4 29,3 30,7 1,8 32,5 12,9 0,6 13,5 Francia 20,8 8,3 29,1 20,8 3,5 24,3 17,6 0,3 17,9 Bélgica 12,9 5,4 18,3 23,9 1,2 25,1 15,9 0,4 16,3 Eslovaquia 16,1 1,2 17,3 21,7 1,4 23,1 25,0 0,4 25,4 Letonia 11,3 5,7 17,0 14,9 5,1 20,0 19,0 1,8 20,8 Bulgaria 11,3 3,8 15,1 17,8 5,2 23,0 13,8 2,1 15,9 Alemania 9,5 4,9 14,4 13,0 1,5 14,5 12,6 0,4 13,0 España 7,7 3,6 11,3 5,1 0,9 6,0 4,2 1,6 5,8 Dinamarca 1,3 3,2 4,5 0,9 1,0 1,9 1,9 0,0 1,9 Finlandia 0,8 2,8 3,6 1,7 1,3 3,0 0,0 0,0 0,0 16 Encuesta y cuadro disponibles en Eurostat (2018). Living conditions in Europe: childcare arrangements. Recupe- rado de https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=Living_conditions_in_Europe_-_child- care_arrangements#Childcare_and_education_arrangements 15
Maud Ritz "De 3 años a la edad "De la edad mínima Menores de 3 años mínima de escolaridad de escolaridad obligatoria obligatoria" a los 12 años" "1-29 "≥ 30 "1-29 "≥ 30 "1-29 "≥ 30 horas horas "≥ 1a hora la horas horas "≥ 1a hora la horas horas "≥ 1a hora la a la a la a la a la a la a la semana" semana" semana" semana" semana" semana" semana" semana" semana" Suecia 0,3 1,2 1,5 0,8 0,8 1,6 1,5 0,0 1,5 Reino Unido 34,5 8,4 42,9 40,4 6,9 47,3 38,2 2,2 40,4 Suiza 36,8 3,3 40,1 34,4 3,6 38,0 31,7 1,1 32,8 Islandia (¹) 19,0 0,4 19,4 24,9 0,0 24,9 20,8 0,0 20,8 Noruega 7,9 0,2 8,1 5,6 0,0 5,6 5,3 0,1 5,4 Macedonia del 29,5 19,5 49,0 : : : 19,5 10,1 29,6 Norte Serbia 18,5 28,0 46,5 : : : 28,6 16,4 45,0 Nota: clasificación por el porcentaje de niñxs menores de 3 años con ≥ 1 hora a la semana de otro(s) tipo(s) de cui- dado. Los otros tipos incluyen: cuidados provistos por unx niñerx profesional en la casa del niñx o en la casa de la niñera, y cuidados provistos por lxs abuelxs, un miembro del hogar (otro que lxs madres/padres), familiares, amigxs o vecinxs. (¹) 2016. Fuente: Eurostat (código de datos en línea: ilc_caindother) Dentro de “servicio de cuidado informal” se incluye a la familia extendida (sobre todo abuelxs, amigxs, vecinxs y niñerxs que no están registradxs)17. En esta categoría, aun- que poca literatura dedicada a la distribución de los cuidados lo menciona, también se puede agregar el mercado informal proporcionado por mujeres migrantes. Las mujeres migrantes proveedoras de cuidados “informales” Hay que destacar que gran parte de los cuidados, sobre todo para personas en situación de dependencia, están cubiertos por mujeres a cambio de un salario muy bajo18. La crisis de los cuidados en Europa provocada por el envejecimiento de la población y una mayor participa- ción de las mujeres en el mercado laboral creó una demanda de estas funciones poco valora- das, que muchas veces cumplen mujeres migrantes a falta de mano de obra en los países del norte, por lo poco atractivos que son estos oficios de poco prestigio y condiciones de trabajo difíciles. Frecuentemente, las mujeres migrantes trabajan en actividades de cuidados no de- claradas y mal pagadas, tienen un estatus económico y social bajo, no tienen los mismos derechos en términos de protección social o protección laboral que lxs trabajadorxs del país y a veces tienen incluso un ingreso más bajo que el salario mínimo. El cuidado a personas en situación de dependencia por mujeres migrantes existe, por ejem- plo, en países como Italia, Alemania o Austria, donde personas mayores con necesidades de cuidado reciben prestaciones mediante transferencias sin condicionalidad, y donde las 17 Es de subrayar que algunos países no reconocen a lxs niñerxs, aunque estén registradxs, como proveedorxs de cuidado formal. Por lo tanto, esos países contaron este tipo de cuidado como servicio informal. 18 OIT (2018). Care work and care jobs for the future of decent work. Recuperado de https://www.ilo.org/wcmsp5/ groups/public/---dgreports/---dcomm/---publ/documents/publication/wcms_633135.pdf 16
Aprendizajes de las medidas de conciliación europeas con enfoque de género frente a la Covid-19 familias de clase media pueden recurrir a una cuidadora que viva a tiempo completo en el mismo lugar que la persona en situación de dependencia, lo que se conoce como “cama adentro”. En efecto, en esos países las familias recurren a los servicios de cuidadorxs migran- tes cuando los miembros ya no pueden asumir la carga de los cuidados y darlos de forma adecuada, sobre todo cuando las necesidades aumentan, y mientras los servicios de cuidado profesionales son caros o hay dificultades para acceder a cuidados formales en casa o en re- sidencias19. Como resultado, en algunos países se crea un importante segmento de los cuida- dos poco regulado, pero aceptado política y socialmente20 y relacionado con los procesos de feminización de las migraciones a Europa. El recurso a cuidados por parte de mujeres migrantes informales es menor en países donde existen más servicios de cuidados formales (como Suecia o Francia) o donde lxs cuidadorxs migrantes trabajan de manera formal en el sector de salud o de los servicios sociales (Reino Unido). A pesar de los avances, en Europa aún hay una alta proporción de mujeres migrantes que no tiene contratos, poniendo en riesgo sus derechos y estado de salud, y aun cuando su empleo está reconocido formalmente, por ejemplo, en Europa del Este, los contratos suelen ser cor- tos, con ganancias menores que el salario mínimo del país y sin derecho a recurrir a los siste- mas de protección, ya sea en su país de origen o de destino. Sin embargo, las mujeres migran- tes aceptan esas condiciones porque los trabajos están mejor pagados que en su país de origen, porque les es difícil encontrar otro tipo de trabajo y se vuelven mano de obra conve- niente si están en situación irregular por la situación de vulnerabilidad en la que están, lle- vándolas a aceptar pésimas condiciones de trabajo y un salario más bajo. Cabe recordar que el recurso de servicios de mujeres migrantes para cuidar se da sobre todo en países donde hay pocos cuidados formales, y en mayor proporción a personas en situa- ción de dependencia y, sobre todo, personas adultas mayores. Así pues, el hecho de que los cuidados estén cada vez más provistos por mujeres migrantes hace pasar a algunos países como Italia de un modelo de cuidado basado en la familia a un modelo basado en “migrantes dentro de la familia”. En efecto, en Italia se estima que el número de migrantes empleadxs como asistentes de cuidados o badante pasó de 5.000 en la década de 1970 a casi un millón en la década de 200021. Para atender las necesidades de cuidado de la población italiana que tiende a envejecer, los sucesivos Gobiernos han recurrido a regularizaciones masivas de tra- bajadorxs migrantes en situación irregular y han aplicado cuotas para dar permisos de traba- jo y favorecer la provisión de cuidados. 19 Comisión Europea (2018). Challenges in long-term care in Europe. A study of national policies (p. 66). Recuperado de https://ec.europa.eu/social/main.jsp?langId=fr&catId=89&newsId=9185 20 Sowa-Kofta, A. (2017). Central and Eastern European countries in the migrant care chain. Institute of Labour and Social Studies - Center for Social and Economic Research. Recuperado de https://www.un.org/development/desa/ ageing/wp-content/uploads/sites/24/2017/11/Care-migration-in-CEEC_Agnieszka.pdf 21 Van Hooren, F. J. (2012). Varieties of migrant care work: comparing patterns of migrant labour in social care. Journal of European Social Policy, 22(2), 137. 17
Maud Ritz Para interpretar los datos de los cuidados informales a niñxs en Europa, es importante tipificar su uso dentro de cuatro categorías22: • Para suplementar el cuidado formal (en especial cuando el cuidado formal es pro- visto a tiempo parcial). • Como tipo principal de cuidados. • Como provisión para después de la escuela/guardería o durante las vacaciones. • Como solución de emergencia o remedio muy puntual cuando las otras formas de cuidado no están disponibles momentáneamente o porque no hay suficientes. Más de una cuarta parte de todxs lxs niñxs menores de 3 años de la Unión Europea reciben cuidados informales, siendo menos comunes que el cuidado formal, que al- canza un 35%. La mayor proporción de uso de cuidado informal para este grupo de edad está en Grecia (61%) y Eslovenia (51%). Para niñxs mayores de 3 años y hasta la edad de escolaridad obligatoria, la cifra de los cuidados informales es comparable con la del grupo de niñxs menores de 3 años (26%). También hay variaciones dentro del tiempo durante el cual lxs niñxs se benefician del cuidado informal, pero es de notar que, al contrario de los cuidados formales, el recur- so de cuidados informales a tiempo parcial es mayor. Gráfico 1. Porcentaje de niñxs menores de 3 años cuidadxs solo por sus padres/madres (2018) 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 UE-27 (1) Eslovaquia Bulgaria Letonia Polonia Lituania Alemania Finlandia Croacia Hungría República Checa Austria Italia Estonia Suecia Rumanía Malta Irlanda España Bélgica Francia Chipre Dinmarca Eslovenia Países Bajos Portugal Luxemburgo Grecia Reino Unido (2) Suiza Noruega Islandia(3) Macedonia del Norte Serbia (¹) Estimación. (²) Provisional. (³) 2016. Fuente: Eurostat (código de datos en línea: ilc_caparents)23. 22 Rutter y Evans (2015), citado en Janta, B. (2014). Caring for children in Europe: how childcare, parental leave and flexible working arrangements interact in Europe. Rand Europe. Recuperado de https://www.rand.org/content/dam/ rand/pubs/research_reports/RR500/RR554/RAND_RR554.pdf 23 Eurostat (2018). Living conditions in Europe: childcare arrangements. Recuperado de https://ec.europa.eu/eu- rostat/statistics-explained/index.php?title=Living_conditions_in_Europe_-_childcare_arrangements#Childcare_ and_education_arrangements 18
Aprendizajes de las medidas de conciliación europeas con enfoque de género frente a la Covid-19 Como resultado de unos permisos a veces largos y por la falta de cobertura de servi- cios de cuidado y apoyo a la participación laboral a las mujeres en algunos países, casi la mitad de todxs lxs niñxs menores de 3 años en la Unión Europea están cuidadxs ex- clusivamente por sus madres/padres. La proporción es obviamente variable, desde el 15% en Grecia hasta el 82% en Eslovaquia, lo que tiende a confirmar la mayor presen- cia de las madres en los cuidados provistos a niñxs menores de 3 años en el antiguo bloque soviético. Estas comparaciones enseñan que el panorama de los cuidados en Europa es diverso y complejo. Los últimos años han permitido constatar avances en la entrada de las mujeres en el mercado laboral, seguramente como consecuencia de una mayor cober- tura de los servicios de cuidado a los que las familias recurren cada vez más. Si los Es- tados no pueden ser prescriptores en la materia, ya que las decisiones de las familias en términos de cuidados a veces resultan en esquemas que van más allá de la disponi- bilidad de los servicios, parece importante seguir desarrollando sistemas de cuidado de calidad y accesibles, al mismo tiempo que se incentiva la participación laboral de las mujeres. Crear un servicio público de la primera infancia: el ejemplo de París Si la proporción de niñxs menores de 3 años atendidxs exclusivamente por sus madres/ padres alcanza el 37% en Francia, como muestra el gráfico anterior, el acceso a cuidados formales se hace normalmente mediante el recurso de una niñera que dispone de una autorización para el 33% de lxs niñxs menores de 3 años. Solo el 19% de lxs niñxs acceden a una guardería en Francia. En París, el panorama es distinto, ya que el 80% de lxs niñxs menores de 3 años acceden a algún tipo de servicio formal, la mayoría mediante una guardería financiada por la munici- palidad de París (60%) y un 5% están atendidos por niñerxs que trabajan desde su propia casa. Con más de 800 guarderías directamente financiadas por la Administración local y 40.000 niñxs atendidxs diariamente, es la ciudad de Francia con mayor cobertura en servi- cio de cuidado formal colectivo. El desarrollo de las guarderías fue una inversión importante para la ciudad de París que tenía como objetivo respaldar la igualdad de género y la distribución de los cuidados. El hecho de que esta solución sea menos costosa que la contratación de niñerxs —ya que el coste es proporcional al salario— contribuye a que sea en general la solución de cuidado por la que más optan las familias en París para el cuidado formal a tiempo completo. 19
Maud Ritz Este díptico (soluciones de cuidado e incentivos para la participación laboral de las mujeres) es particularmente importante para las familias monomarentales, puesto que hay estudios24 que han comprobado que la posibilidad de caer en la pobreza es menor para las madres solteras y sus hijxs en países que apoyan la participación la- boral de las mujeres mediante una combinación de permisos y servicios de cuidado. De manera general, como se podrá ver después, los países que tienen una amplia cobertura en términos de servicios de cuidado en tiempo normal son los que gene- ralmente tomaron medidas que pudieron favorecer la igualdad de género en tiem- pos de COVID-19. Por lo tanto, no se puede concluir acerca de un modelo de cuidados que funcione mejor que otro, dado que la combinación de opciones entre permisos y servicios da posibilidades para que las familias opten por lo que les parece la mejor manera de conciliar el trabajo productivo con el trabajo reproductivo. De manera general, el de- sarrollo de medidas que favorezcan la participación laboral de las mujeres y el desarro- llo de lxs niñxs atendidos por servicios de cuidado deben acompañarse de medidas que incentiven a los padres para que se involucren en el cuidado de sus hijxs, como campañas que promuevan la corresponsabilidad de los cuidados entre mujeres y hombres. 24 Moller y Misra (2005), citado en Saraceno, C. (2011). Childcare needs and childcare policies: a multidimensional issue. Current Sociology, 59(1), 78-96. 20
Cuidar en tiempos de COVID-19: la crisis como revelador de la centralidad de los cuidados Como consecuencia del COVID-19 y de las medidas de confinamiento que se han to- mado para frenar la epidemia, la gran mayoría de los lugares de trabajo han cerrado en los países europeos. Con el cierre adicional de las escuelas, guarderías y otros lugares de atención, entre otras cosas porque al principio de la epidemia se pensaba que lxs niñxs podían ser más contagiosxs, era de esperarse que la carga que representa el trabajo no remunerado, que cae ya usualmente de forma desproporcionada en las mujeres, iba a aumentar. Es cierto que la crisis ha agravado la carga de trabajo no remunerado de las mujeres con el cuidado de los niñxs que estaban todo el tiempo en la casa, a veces sin posibilidad de dejarlxs con algún familiar como lxs abuelxs, como se hacía antes. Más allá de los cuida- dos, los padres, y más probablemente las madres, se tenían que encargar de la continui- dad escolar de sus hijxs, de diferentes edades, por lo que hasta la educación de adoles- centes ha quedado bajo su supervisión, que fue otra carga adicional aparte de los cuidados “tradicionales”, tareas domésticas y de su trabajo (si teletrabajan). Así, ya casi se puede hablar de triple o cuádruple jornada y de un regreso a una era anterior a la época industrial, donde las mujeres cuidaban y trabajan al mismo tiempo, en el mismo lugar. Además, si sus familiares —por ejemplo, sus padres/madres— enfermaban, se esperaba también de las mujeres que lxs cuidaran, y el peso podía caer todavía más en ellas por el cierre de centros de atención especializados para personas en situación de dependencia por el confinamiento o si las personas que trabajan cuidando a lxs adultxs en situación de dependencia de la familia ya no lo podían hacer. Por consiguiente, tanto los servicios formales de cuidado como los informales se han orientado hacia el interior de la familia nuclear durante el confinamiento, provocando una sobrecarga que asumieron las mujeres para lograr compaginar la vida laboral y la privada dentro del mismo espacio: el hogar, mostrando la ubicuidad de los cuidados25. 25 Comisión Interamericana de Mujeres y EUROsociAL+ (2020). COVID-19 en la vida de las mujeres: emergencia global de los cuidados. Recuperado de https://eurosocial.eu/wp-content/uploads/2020/08/CuidadosCOVID19-ES-1.pdf 21
Maud Ritz Para medir el impacto que podía tener la crisis sobre las mujeres, la Secretaría de Igual- dad entre Mujeres y Hombres de Francia pidió una encuesta a principios de abril de 2020 sobre los cambios en la distribución de las tareas domésticas y de cuidado26. Las mujeres declararon pasar al día 24 minutos más que los hombres haciendo tareas do- mésticas. Declararon encargarse más de las tareas escolares de sus hijxs que su pareja —una idea que los hombres no tienden a compartir: el 32% de las mujeres opinaron que las tareas domésticas y de cuidado estaban bien repartidas mientras que el 46% de los hombres declararon lo mismo— y estas respuestas se acentuaron en parejas con hijxs. El 95% de los hombres se declararon satisfechos con la distribución de las tareas domésticas y de cuidado/educativas durante el confinamiento cuando en el caso de las mujeres fue del 80%, lo que supone que una de cada cinco mujeres se de- claró insatisfecha o muy insatisfecha con esa distribución, y esta proporción aumentó en mujeres con hijxs. Otra encuesta llevada a cabo por el Club de Malasmadres, una organización de la so- ciedad civil en España, mostró que el 13% de las mujeres piensan que la corresponsa- bilidad ha empeorado con el confinamiento, mientras que el 66% declaran que se ha mantenido igual, es decir, probablemente desigual como antes27. Es de imaginarse que el confinamiento entonces no iba a representar una oportunidad para un avance de la igualdad de género, en particular en términos de distribución del trabajo de cuidado no remunerado y participación laboral, ya que el trabajo no remu- nerado que realizan las mujeres afecta su participación en el mercado laboral28 y su desempeño o avance en sus carreras profesionales. Este informe se basa en prácticas relacionadas con la conciliación entre el trabajo re- munerado y las tareas de cuidado a niñxs en tiempos de confinamiento desarrolladas por los países de la Unión Europea para analizar cómo los sistemas de cuidado preexis- tentes pudieron influir en las decisiones tomadas por los Estados. Es particularmente importante analizar su impacto en las oportunidades laborales y las trayectorias de las mujeres para seguir garantizando su autonomía económica mediante su acceso al mercado laboral y menores interrupciones de carreras, y valorar sus consecuencias en el nivel de pensiones de las mujeres. Los cuidados durante el COVID-19 tuvieron su importancia en este aspecto, pero tam- bién la falta de paridad de muchos sectores en los que están empleadas las mujeres y que fueron los más impactados por el confinamiento. De hecho, el 40% de las mujeres 26 Sondeo realizado por pedido de la Secretaría de Igualdad de Género de Francia, Harris Interactive (2020). L’impact du confinement sur les inégalités femmes/hommes. Recuperado de https://harris-interactive.fr/wp-content/ uploads/sites/6/2020/04/Rapport_Harris-Limpact_du_confinement_sur_les_inegalites_femmes-hommes_DEF.pdf 27 Club de Malasmadres (2020). Campaña “Esto no es conciliar”. Recuperado de https://clubdemalasmadres.com/ resultados-encuesta-esto-no-es-conciliar/ 28 OCDE (2014). Unpaid care work: the missing link in the analysis of gender gaps in labour outcomes. Recuperado de https://www.oecd.org/dev/development-gender/Unpaid_care_work.pdf 22
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