"Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización".

Página creada Claudia Artola
 
SEGUIR LEYENDO
"Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización".
"Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y
                                  globalización".

"La deconstrucción de las fronteras de Brasil: de Tordesillas a
San Ildefonso (1498-1777)"

Antonio Hoyuela Jayo
Arquitecto. Miembro del Instituto Universitario de Urbanística. Universidad de
Valladolid (www.uva.es/iuu). Miembro del grupo de expertos de la Comisión Especial
de Geomática del Consejo Superior Geográfico del Instituto Geográfico +acional
(IG+), Ministerio de Fomento (www.idee.es).

RESUMEN
Las interferencias entre Castilla y Portugal, entre los Tratados de Tordesillas y San
Ildefonso, contribuyeron a la definición y posterior deconstrucción1 del territorio de
Brasil. El descubrimiento, el reparto de Tordesillas, los inicios de la colonización, las
interacciones y filtraciones ibéricas durante el dominio filipino (1580-1640), el periodo
de la Restauración y las Demarcaciones concluyen con los Tratados definitivos de
Madrid, El Pardo y finalmente San Ildefonso de 1778 que derivarán en la
independencia de Brasil en 1822 y su consolidación como nación y como territorio.
En la definitiva segregación de la frontera castellano – portuguesa confluyen aspectos
religiosos derivados de las bulas papales, geográficos derivados del lugar, la
cosmografía, la interpretación edémica, las ciencias cartográficas y topográficas, los
aspectos políticos, sociales, económicos, tecnológicos y la casualidad. Nuestra
aproximación será por ello compleja, heterodoxa y multi disciplinar. La amplia
perspectiva considerada nos llevará a la reconstrucción del concepto de territorio y de
los límites de Brasil a partir de la deconstrucción del mismo desde distintas ópticas.

                                            1
"Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización".
1.- LOS TRATADOS ATLÁ TICOS HISPÁ ICOS E RELACIÓ
A BRASIL.
            Los 500 años de Brasil son principalmente esto, la historia del esfuerzo de construcción de una
            nación multi-cultural y multi-étnica, que adquiere a lo largo de los siglos su propia identidad
            cultural, en la que prevalecen en la lengua y en las costumbres la herencia ibérica, sumada,
            entretanto, a aportaciones de otras naciones europeas y asiáticas y a las culturas africana e
            indígena, patrimonio de tantos millones de brasileños. (Carlos Moreira García, Embajador de
            Brasil; Prologo de “Castilla descubrió el Brasil en 1500”, Edita Instituto Interuniversitario de
            Estudios de Iberoamérica y Portugal).

Brasil es una construcción multicultural pero fundamentalmente marítima e ibérica. La
eterna lucha que las potencias europeas renacentistas ejercían por la conquista de la
mejor ruta hacia la India exigía avances sistemáticos en las técnicas de navegación y
construcción de naves. Dominado el acceso por el Este, pactado entre la república de
Venecia y los turcos, las ciudades financieras del renacimiento apoyarán nuevas
campañas por el sur de África (Florencia y Portugal) y hacia el Oeste (Génova y
Castilla). Los esfuerzos lusitanos se concretan así en la consecución de un paso hacia la
India por el sur de África.
Los viajes a la India envolvieron fuertes inversiones, difíciles técnicas de navegación,
el control de los vientos, corrientes y de la meteorología en general y la audacia y
codicia de los pueblos involucrados en su conquista. La búsqueda del paso al sur de
África multiplicó estos trabajos e hizo del pueblo portugués uno de los mejores
ejemplos de navegantes y aventureros durante los siglos XV y XVI y Brasil será una
pieza singular en dicho periplo.
De este modo Diogo Cão y Bartolomeu Dias llegando al Cabo de Boa Esperanza entre
1487-1488 resuelven las últimas travas técnicas a la circunavegación de África. Con
ello Vasco de Gama disponía de información y recursos para poder crear una nueva
ruta hacia Oriente por el sur de Africa entre 1497 y 1498.
Mientras, desde 1492, el periplo de Colón2 y las conquistas de la América Central,
recién liberada la península del dominio árabe musulmán, sirven de origen a los viajes
de portugueses y europeos a América pero probablemente no al conocimiento de dichas
tierras3. Las muestras presentadas por Colón a su vuelta y el efecto político y
estratégico que dicho descubrimiento supuso a los intereses castellanos en el Mundo se
manifiestan irrefutablemente. La idea de que una nueva ruta hacia oriente ha sido
descubierta inspira las discusiones de Tordesillas de 1494 (Colón prácticamente muere
en 1506 pensando haber descubierto Catay). Por eso, mientras Castilla defiende una
ruta directa por el Occidente a la India, Portugal piensa en el paso por el sur de África y
la vuelta del mar.
El viaje de Colón de 1493 recomendó la solicitud de nuevas y definitivas bulas a
Alejandro VI, papa Borgia y aragonés, cercano a los Reyes Católicos. Las bulas
Alejandrínas resultado de dicha solicitud configuran un reparto del mundo entre

                                                      2
"Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización".
Castilla y Portugal de Norte a Sur. La Inter Caetera I4 y la Inter Caetera II
“verticalizarán” la división del Atlántico concretándola en un meridiano a cien leguas al
Oeste de Cabo Verde. La bula Eximiae Devotionis define los privilegios y deberes
espirituales instando a la corona a "adoctrinar a los indígenas y habitantes dichos en la
fe católica e imponerlos en las buenas costumbres".

Fig. 1 . Carta de los descubrimientos de Colón de 1492 (redibujada por Jesús Varela en 1996) donde se aprecia la
cuadrícula presentada a los Reyes Católicos en Barcelona.

El conflicto de las tierras de la India (el polémico “hasta la India” de las primeras bulas)
exige la redacción de la bula Dudum Siquidem que otorga las tierras de la India a
quienes, por su ruta, primero las conquisten comenzando con ello la aplicación del
principio de “pose de hecho” (sutil inicio que sólo en el XVIII se traducirá como “uti
possidetis”5 en aplicación de los principios del derecho romano).
El rey de Portugal se quejó de estas bulas considerandolas abusivas. No fueron
admitidas dichas quejas por el Papa y por tanto se confirmaron los derechos de los
reyes de Castilla, y de León. No conforme aún Juan II provoca el acuerdo de
Tordesillas. El Tratado se firma en Portugal, Lisboa, el 3 de Marzo de 1494 y en
Tordesillas el 5 de Junio de 1494. El 7 de Junio se confirma el Tratado en Tordesillas
ampliando 270 leguas el Tratado anterior desde las islas de Cabo Verde a Occidente y
el 24 de Enero de 1506 la bula de Julio II ratificando igualmente el tratado. La
previsión de Colón en torno a 750 leguas protegía los descubrimientos castellanos a la
vez que el acceso a Oriente por el sur de África en la ya conocida vuelta suroeste o
“vuelta del mar” de Vasco de Gama6. El punto intermedio, las 370 leguas, pareció

                                                       3
"Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización".
razonable a ambas coronas.
El tratado de Tordesillas no fue definido en un momento único ni decidido a la ligera.
El problema de la delimtiación de la línea no es obvio: ¿qué medida representa
realmente la legua? y determinada esta, ¿estas 370 leguas se miden en la latitud del
origen o se miden en el ecuador?, además ¿cuál es el origen exacto si hablamos de
“Cabo Verde”, el punto más occidental o el punto medio? y una vez aclarados estos
aspectos ¿cómo se puede materializar en el territorio?. No son preguntas
intrascendentes y aunque las primeras fueran planteadas en la época, el problema de
llevarlo al terreno, el cálculo de la longitud, no será resuelto ni siquiera durante los
acuerdos de Demarcación del siglo XVIII7. La definición de los límites de Brasil se
encuentra, de esta manera, con serias dificultades, errores, y situaciones ambiguas que
de partida dificultan su aplicación desde el inicio8.
            "Que haya y señale una línea o raya derecha de polo a polo, a saber del polo ártico al polo
            antártico, que la tal raya se haya de dar, como dicho es, a trescientas setenta leguas de las islas del
            Cabo Verde, hacia la parte del poniente, por grados o por otras maneras, como mejor y más presto
            se pueda dar,... Y que todo que hasta aquí se ha hallado y descubierto y de aquí en adelante se
            hallara y descubriere por el dicho Señor Rey de Portugal, y por sus navíos, así islas como tierra
            firme, desde la dicha raya a la parte del Levante, o del norte o del sur, tanto que no sea atravesando
            la dicha raya, que esto sea y finque y pertenezca al dicho Señor Rey de Portugal, y a sus sucesores,
            para siempre jamás y que todo lo otro, así islas como tierra firme, halladas por los dichos Señores
            Rey y Reina de Castilla y de Aragón y por sus navíos,...después de pasada la dicha raya hacia el
            poniente y que todo sea y pertenezca a los dichos Señores...por siempre jamás." (Tratado de
            Tordesillas)

El primer problema de aplicación del Tratado de Tordesillas surge con el
reconocimiento y el sometimiento de los habitantes de las Molucas (o islas de las
especerías9) al emperador Carlos V. Los portugueses buscaron ardices para evitar
afrontar la verdadera cuestión, las Molucas estaban, según los mapas erróneos de la
época, en territorio castellano. Propusieron que las 370 leguas comenzaran en la isla
más oriental de Cabo Verde, Isla de la Sal o desde Isla de Boavista (22º40’ Este frente a
los 25º21’ del Concelho de Paul). El meridiano O era 46º30’ y su correspondiente E
era, por tanto, 133º29’ E desde Greenwinch. Continuaron las guerras entre los
castellanos instalados en Tidore y Gilolo y los portugueses en Terrenote provocando
que el rey de Portugal le compra por 350 mil Ducados, en Zaragoza, el 22 de Abril de
1526, a Carlos V, en plena crisis económica, dichas islas. La única contraprestación
será la de podérselas recomprar por la misma cantidad cuando “quisiesse” el rey de
Castilla10.
La distancia del Perú a las tierras portuguesas y la dificultad de acceso desde las
Antillas dificultaron el conocimiento de las tierras de Brasil por los castellanos11. Existe
una gran confusión en torno a la medición del Tratado. La legua incorporadas al
Tratado razonablemente se trata de la legua castellana marítima (denominada como de
a 17 y ½ correspondiente a 6349 metros y la demarcación entre los meridianos 47º 28´
y 45º09’).

                                                       4
"Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización".
La línea continuaba dando la vuelta al globo terráqueo por las antípodas de Brasil. En
las cartas castellanas, como la denominada “Descripción de las Yndias Ocidentalis”, de
Antonio de Herrera y Tordesillas se puede percibir esta doble línea. La primera, sobre
Brasil, coincide sensiblemente con nuestros cálculos al estar situada a la altura de San
Luis (São Luis) y San Vicente (São Vicente). La segunda, en las antípodas, se
encuentra, sin embargo, lejos de su teórica posición, pues las Molucas se encuentran
entre 124º16’ y 134º54’ y el Tratado oscilaría, según diversas interpretaciones, entre
132º31’ y 134º50’.

Fig. 2 . Brasil se constituye como referente de la América Latina con más de 180 millones de habitantes. El
proceso de litorización se convierte, pausadamente, en un proceso de interiorización y conquista del “sertão”. La
población urbana supera ya el 70 % y las grandes metrópolis de más de 1000000 de habitantes superan la decena.
Datos IBGE, 2000 y elaboración propia.

Uno de los problemas consistía en determinar el origen. Durante los acuerdos de
Badajoz de 1681 se tomarán diferentes posturas al respecto. Portugal considera dicho
origen como el centro de las islas. Para ello, en realidad, escogen la isla de San Nicolas,
citada por Antonio de Ulloa y Jorge Juan, que se halla entre 24º26’ y 24º01’. La
“mediana de la isla de San Nicolás” tomada como referencia preferentemente por los
portugueses sería pues 24º13’ que correspondería en el caso de Brasil al meridiano
46º16’ W y a las Molucas el meridiano 133º43’12 E.
Castilla por su lado toma como referencia el de San Antonio que correspondería al
meridiano, 46º 51' que pasa a la altura de Itanhaem en la costa Sur y de Boa Vista en la
Bahía de Quatipuru Mirim en la costa Norte (entre São Luis y Belem) y que se obtiene

                                                        5
sumadas las 370 leguas o 2.349,13 kms, o 21º 09' del Tratado, al punto más occidental
de esa isla situado en 17°03'13"N y 25°21'53"W.
Elegir un mapa de referencia constituía otra decisión no trivial y fundamental. Para ello
se seleccionaron en el siglo XVIII, durante las Demarcaciones, los de la Academia de
las Ciencias de París y de la Real Sociedad de Londres. Pero en el XVII la cartografía
no tenía la precisión adecuada y menos en la época del Tratado de Tordesillas. Por ello
durante las conferencias de Badajoz en 1681 Castilla eligió mapas holandeses reducidos
por entenderlos neutrales o imparciales y considerar, además, que conocían bien Brasil
y coincidía con la estimación demostrada anteriormete por Luis Serrano Pimentel.
Portugal simplemente se opone sin presentar alternativas. Debido a estas múltiples
alternativas surgirán errores continuamente en las mediciones13.
La conclusión fue darse DOS medidas, una desde el Oeste de las Islas (San Antonio) y
otra desde el punto medio de la isla de San Nicolás. Las 370 leguas se deberían contar
en el paralelo del paraje donde se tomase la medida, luego variará según la latitud de
dichos puntos. Según nuestros cálculos tomando como referencia el punto más al Oeste
de Cabo Verde, la Isla de San Antonio, (que tiene su extremo Oeste a 25°21'53"W) y si
consideramos las 370 leguas en el Ecuador la demarcación de Tordesillas pasaría por el
meridiano 46º30'31" y las 370 leguas equivaldrían a 21º08'38" pero si consideramos
las 370 leguas en el paralelo 17° 3'13"N el resultado sería el meridiano 47º28'43" ya
que dichas leguas equivalen en este paralelo a 22º06'52".
Sin embargo, siguiendo de nuevo nuestros cálculos, y tomando como referencia el
punto central de la isla de Sao Nicolau (16°36'16"N, 24°13'6"W) y en el supuesto de
medición en el Ecuador, la distancia de 370 leguas correspondería a 21º08'38" y su
correspondencia el meridiano de demarcación 45º22'44" mientras en el caso de la
medición en la latitud anteriormente citada, la distancia equivaldría a 22º03'20" grados
y el meridiano sería el correspondiente al 46º16'26"14.
Las expediciones posteriores a Colón intentaron definir los límites del descubrimiento y
aclarar el radio de la tierra y la “longitud” de las tierras de Nueva España. Entre ellas
las más destacadas, en el actual Brasil, fueron las de Diego Velez y Vicente Yañez
Pinzón en 1500 unos meses antes de Cabral. Conocido el error de las tierras
descubiertas, Castilla buscó pasos hacia el Pacífico y las deseadas tierras de la India.
Nuñez de Balboa pasa el istmo de Panamá, Magallanes descubre el paso del Cabo de
Hornos y Elcano da la primera vuelta al mundo. En 1522 los conflictos por el dominio
del antimeridiano, Las Molucas, provoca los acuerdos de Zaragoza.
Juan de la Cosa será el encargado de trasladar a un mapamundi los nuevos
descubrimientos. El mapa verá la luz en 1501. Se manifiesta con ello la posibilidad de
que conociera los viajes de Cabral a partir de la carta de dichos descubrimientos que
João II manda a los reyes católicos15. La primera representación de Brasil incluye la
posibilidad de una isla intermedia que justificaba los acuerdos previos de Tordesillas y
preparaba la confirmación de la bula papal de 1506.

                                            6
Fig. 3 . Mapa de Juan de la Cosa con las expediciones de Diego de Lepe y Pinzón a la costa norte de Brasil y con
la separación de la isla llamada “Brazil”. Esta carta separa deliberadamente los territorios castellanos de los
portugueses a pesar del conocimiento del viaje de Cabral.

Pero, ¿cómo nace Brasil?. En muchos mapas de la Edad Media e incluso de la Edad
Moderna es posible encontrar, en la misma latitud que Irlanda una isla en forma de luna
creciente, casí siempre roja, llamada Ilha do Brasil (Brasil, O´Brazil, O´Brassil, Bersil,
Brazir o Breasail), una de las más insistentes presencias creadas y divulgadas por el
imaginario medieval. La primera representación de dicha isla se encuentra en la carta
naútica de 1325 de Angelino Dalorto (Angelino Dal´Orto). En el atlas medíceo (Atlas
Mediceu) de 1351 aparece conjuntamente a una isla coincidente con el archipiélago de
las Azores.
                “A las cuales capitanías el rey Don João III deseó implantar la religión cristiana, ordenándolo en
               su momento escogiendo para el gobierno de cada una de ellas vasallos suyos de gran merecimiento
               en los que cabía alta confianza. Los cuales edificaron sus poblaciones a lo largo de la costa en los
               lugares más convenientes y acomodados (convenientes & accomodados) que les pareció para la
               vivienda de los moradores.”. (Anchieta. “Cartas, Informações, Fragmentos Historicos e Sermões.
               Padre Joseph de Anchieta, S. J. (1554-1594)”. Capítulo III)

Este imaginario medieval nos atrae. De hecho, la más común de las interpretaciones de
Tordesillas se concreta en el caso que unifica las dos cuencas y dibuja Brasil como una
isla conectándolas a través del “Lago Dorado”, “Laguna del dorado”, “Eupana Lacus”,
“Lago de los Xarayes”, “Lacus Eupana” o “Puerto de los Reyes” dependiendo del mapa
de referencia. Coincide como hemos comentado con el actual territorio de Pantanal que
en temporada de lluvias no puede ser atravesado más que en barca y que en la época
supuso series dificultades a su exploración y clarificación.
El concepto de isla de Brasil se asocia, soluciona y apoya al mismo tiempo no sólo a la
separación de los territorios de Portugal y Castilla sino al mito edémico, la búsqueda de
la naciente del paraíso. Así lo podemos ver representado en los planos del Atlas de
Fernäo Vaz Dourado de 1576 donde el Lago Dorado separa con el río Marañón (Rio

                                                         7
Grande) y el río de la Plata16, Castilla de Portugal. Después de 1500 sigue apareciendo
la isla de Brasil (y desapareciendo) de las imágenes de la época como en el mapa
Egerton 2303 de 1510, o en la edición de la geografía de Ptolomeo de 1519, Ramuzio
1556 y en los atlas de Ortelius, Hondius (1606) y Mercator (1606).
Su clima, su fauna y su vegetación exóticas, sus frutos y sus colores hacen crecer en el
subsconsciente colectivo de la época el mito edémico17. El espectáculo de la tierra
descubierta impresionó a los primeros conquistadores, el clima templado y la
exuberante naturaleza determinarán una visión paradisiaca de este territorio. La
comparación constante de Brasil con el Eden ayudó a la transformación de la rígida
raya de Tordesillas en la frontera actual equiparando pantanal al lago dorado y los
cuatro ríos que a él confluían con los nacientes del paraíso.
Dicha interpretación justificará, desde un punto de vista estrictamente histórico, que la
frontera, a pesar del Tratado de Tordesillas, aún no estuviera perfectamente definida y
que el mito del Dorado creciese y se expandiese sin límites. Numerosas escaramuzas e
intentos de sobrepasar los límites legales del tratado se produjeron alimentados por el
mito. El descubrimiento de las tierras de Cuzco por Pizarro en 1542, y el oro de los
incas, y de los yacimientos argentíferos de Potosí de 1545, animaron aún más la
decisión de los portugueses por hacerse con el “territorio del rey blanco” con la Laguna
Dorada18. De esta forma los accesos al Amazonas y el Plata, como puertas del dorado, y
explican los mitos de Ilha do Brasil y las razones políticas del Tratado.

Fig. 4 .Resumen de los principales factores territoriales, sociales y políticos durante el periodo prefilipino. La
primera etapa se caracteriza por la búsqueda de la definición de los límites. El mito edémico y la “lagoa dorada”
se constituyen en protagonistas territoriales. También hay una relación directa entre los procesos de ocupación
primitiva y la lógica marítima que se traduce en una correlación directa entre los grandes puertos actuales y las
fundaciones coloniales. La presencia indígena será determinante en el futuro de las capitanías, tanto para su

                                                         8
éxito como para su fracaso. La distribución de estas tribus era muy heterogénea tanto a nivel territorial, de todo
Brasil, como a nivel local. Su carácter y relaciones con los colonizadores serán igualmente variables e incluso
impredecibles.

Durante este periodo la frontera se localiza al norte entre los ríos Tocantins, Xingú,
Tapajós o Marañón (erróneamente interpretado en muchos mapas como la
desembocadura del río Araguaia por coincidir su orientación inicial con la dirección de
la Bahía de São Luis); al sur entre los ríos Paraná o Paraguay. Las políticas misioneras
también buscarán preferentemente en esos espacios intermedios, verdadera “tierra de
nadie”, un lugar para su utopía contrarreformista y evangélica.
Las primeras capitanías hereditarias, llamadas “donatarias”, en Brasil, respetan los
límites estimados del Tratado. Durante el Gobierno General, y especialmente durante la
época filipina dichos límites se relajan. La lógica de fundación “protourbana”19 obedece
a razones territoriales contundentes convirtiéndose en el pilar básico del urbanismo y
del territorio colonial. La búsqueda de aguadas tranquilas, fondeaderos para grandes
flotas, de defensas naturales (de cara al mar y de acceso por tierra), de la posibilidad de
embarcaderos, atarazanas y pequeños puertos, zonas accesibles desde los centros
productores de azúcar, de la presencia de indios pacíficos y sumisos y de la posibilidad
de cultivos, bosques y ganados se consideran elementos necesarios y recomendables
para la implantación. Durante esta época, “de afirmación de pose y defensa de la costa”,
en palabras de Paulo Santos, se ocupará Brasil con “puntos frágiles y móviles;
campamentos casuales que estaban poco más allá de los poblados nómadas de los
salvajes; paraderos sin vida cristiana, sin ninguna manifestación de vida social o
política”20.
Los asentamientos que perdurarán coincidirán, no por azar, con algunas de las
localizaciones más importantes, desde la perspectiva marítima y portuaria, desde el
Brasil colonial hasta nuestros días. En ellas o en su entorno inmediato se localizan hoy
en día los puertos más importantes del país. De hecho está situación “óptima” se
corresponde con el desarrollo de estas ciudades y de sus puertos de forma tan directa
cuanto la “pésima” posición coincide con su declive o su bloqueo como en el caso de
Itanhaem, Iguape o Cananeia21.
Como hemos visto, el Plata y el Marañón (“que llaman de las Amazonas”) fueron
descubiertos por vasallos de la corona de Castilla y de León: Vicente Yañez Pinzón y
Diego de Lepe22, entre 1494 y los primeros meses de 1500, Pedro Alvarez Cabral inicia
viaje el Lunes 9 de Marzo de 1500 desde Lisboa y Americo Vespuccio lo describe en
1503 dando nombre al nuevo continente. Los portugueses, que descubren la costa a 450
leguas de la de Guinea, la llaman Tierra de Santa Cruz, continuando días después su
viaje a la India.
En 1507 el rey Fernando el Católico reune a Juan Diaz de Solìs, Vicente Yañez Pinzòn,
Juan de la Cosa y Americo Vespucio concluyendo la necesidad de apoyar el
descubrimiento de la costa de Brasil hacia el Sur. Juan Diaz de Solis y del propio
Vicente Yañez Pinzón recorren Brasil en 1508. Juan Díaz de Solís vuelve a navegar en
                                                         9
1515 con dos navios hasta “Rio Geneyro” de allí al “Rio de los Inocentes” y después al
Cabo de la Cananèa (seguramente en la isla “comprida” entre Iguape y la actual
Cananeia) y finalmente al gran estuario que denominó “Mar Dulce” donde él y una
parte de su tripulación fueron asesinados y devorados por los indígenas23. En 1526
Sebastián Caboto llegó al Rio de Solìs o Rio de La Plata y remontó el río Paraná
creando las fortificaciones de Santi Spiritus y Caboto en el rio Zarcaraña. En 1531
Martim Afonso de Sousa remonta el río de La Plata y busca nuevos caminos hacia el
Pacífico. En 1535, Carlos V concede la Gobernación del Rio de La Plata a Don Pedro
de Mendoza y funda Nuestra Señora de Buenos Aires. En 1540, Alvar Nuñez Cabeza
de Vaca pacifica las tierras de La Plata y recupera los asentamientos castellanos en la
zona.
En 1536 Gonzalo Diaz de Pineda por orden de Sebastián de Belalcazar avanzan hacia el
Este desde Quito con Francisco de Pizarro y su Teniente General Francisco de Orellana
que resolvió continuar aguas abajo y salió al mar el 26 de Agosto de 1541. Coincidía o
lindaba este territorio amazónico con la capitanía de João de Barros, donación de 1534,
que se tomó en serio su misión colonizadora pero a pesar de los intensos intentos de
colonización, especialmente el del viaje de Aires da Cunha, la hostilidad de los
Tupinambá obligan al abandono de la zona en 1538. Otros intentos portugueses como
la expedición de Luis de Melo de 1554 tampoco tendrán éxito y entre 1555 y 1560
serán los hijos de da Cunha los que se ocupen de relanzar las fundaciones en la zona.
La expedición entre 1559 y 1560 de Don Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de
Cañete, y Virrey del Perú y Pedro de Orsua por el Amazonas se convirtió en un
dramático desastre.

                                          10
2.- DECO STRUCCIÓ DEL TERRITORIO DE TORDESILLAS
DURA TE LA U IÓ IBÉRICA.
             “A união dos tronos peninsulares ia finalmente realizar-se. D. Sebastião, na sua infelicidade
            pessoal, não era mais do que o acidente dinástico que a família conscientemente fora preparando.
            Esta junção das coroas peninsulares poderia ter acontecido antes. Veio a ser desencadeado de um
            modo dramático, pela imprudência de um jovem que ninguém soubera deter (p.460)24”.

La muerte de D. Sebastião, o más bien su desaparición, en 1578 plantea una
oportunidad para que su tío, Felipe II25, opte a la corona de Portugal y consolide de esta
forma la Unión Ibérica, anhelo de ambas coronas desde hacía décadas. La presencia del
Duque de Alba y del marqués de Santa Cruz en Lisboa en 1580 fuerzan la firma de las
capitulaciones de Tomar de 1581. A pesar de la amplitud del imperio hispánico de
Felipe II y de la unidad que quiere imponer a dichos territorios, se puede afirmar
rotundamente que existe una política castellana para Brasil no muy diferente del resto
de la América castellana. Desde la perspectiva territorial y urbanística los espacios no
son estrictamente similares: la falta de una red de ciudades previa a la colonización, la
falta de la más mínima estructura territorial para el asentamiento (puertos, caminos,
etc...26), o de estructuras sociales o económicas (como los mayas o aztecas con sus
cultivos ecológicos rotatorios, por ejemplo) y la necesidad de impulsar el paso de un
estado feudal a un estado moderno, exigirán un esfuerzo diferente.
Felipe II lleva a los territorios portugueses y especialmente a Brasil, según muchos
autores27, o quizás simplemente avanza, la presión holandesa derivada de las guerras de
Flandes y los conflictos con los reformistas católicos. Respecto a las Indias se considera
“Hispaniarum et Indiarum Rex” y con él la estratégia española pasa de la conquista a la
colonización, la pacificación y la consolidación de lo descubierto. Consecuentemente
marca esas tres premisas: descubrir, poblar y pacificar y redacta las “Ordenanzas de
Población y Descubrimiento” de 1573 que le encarga a Juan de Ovando (donde se
obvia la palabra conquista). La expansión de la fé y el buen gobierno de los indios
orientan dichas leyes y la política filipina a partir de este momento. En Brasil será su
hijo, Felipe III, el responsable de las Ordenanzas Filipinas que se convertirán en la base
de la organización política del estado y fundamento de la legislación administrativa,
civil e incluso penal del actual Brasil y que fueron sancionadas por ley de 11 de Enero
de 1603.
En el centro del proceso colonial se encontraba la producción del azucar (90 % de las
exportaciones dependían del azúcar 50 veces más rentable que el Pau – Brasil). El
“siglo del azúcar” cubre según múltiples autores el periodo filipino (1570 – 1670 según
Charles Broxer). Generará una economía capitalista en base a esenciones fiscales de la
corona, sistemas financieros y crediticios para afrontar la inversión inicial,
vinculaciones de la producción a determinados ingenios del azúcar (sistema
cooperativo), alquileres y arrendamientos de tierras, etc...
En materia de defensa en la segunda mitad del siglo XVI el maestre de campo Juan de
                                                    11
Tejeda, como jefe militar, el ingeniero Tiburcio Spannochi, ingeniero y arquitecto al
servicio de la corona para el diseño de las fortificaciones, junto con Bautista Antonelli,
como responable técnico y supervisor de los lugares y entornos de las fortificaciones,
redactan el Plan General Atlántico. Antonelli participó de la expedición de Diego
Flores al estrecho de Magallanes y Brasil. Se puede afirmar que algunas de las
intervenciones directas sobre Brasil (São João da Barra Grande en Santos, Reis Magos
en Natal, fortificaciones de Salvador, Filipeia, ...) obedecen a criterios estrictos de
dicho Plan si no de forma literal si al menos en sus principios orientadores, en el tiempo
e incluso en la formalización de los elementos.
América es considerada como un conjunto único por la administración filipina. Las
limitaciones impuestas al comercio portugués no hacían más que reforzar el comercio
castellano y el éxito de la minería peruana. Cerrar las puertas del Dorado, el Amazonas
y la Plata, se convierte en un objetivo básico de la política imperial y para ello se aisla
la economía portuguesa al mismo tiempo que se incorpora su litoral en el sistema de
defensa Atlántico frente a los continuos intentos de holandeses y franceses por
asentarse en él. Las acciones filipinas originan, definitivamente, la fusión de ambas
coronas mediante la extensión de sus límites y la convergencia de sus intereses.
Amazonas, las Minas y el río de La Plata serán los puntos clave para la disolución de
las fronteras contribuyendo a la extensión de las tierras de Portugal.
Las misiones jesuítas comienzan a desarrollarse desde que en 1540 la Compañía gana el
favor de João III frente a las dificultades impuestas por Felipe II y el Consejo de Indias
en la América Castellana. Desde el inicio la política de la Compañía fué colaborar con
los indígenas en la elaboración de productos comercializables para dotarles de
independencia y fuerza económica. Por ello trabajaban en el interior, a menudo con
indígenas huídos de la exclavitud y de las pestes que les diezmaban28, en comunidades
socializadas (colectivismo agrario y artesanado) que aún hoy perduran en la estructura
social y económica de estas regiones de Paraguay y del Sur de Brasil. La tierra no
comunal se dividía entre las familias para que obtuvieran de ella su propio sustento. Su
carácter ganadero y agrícola contribuirá a este desarrollo territorial.
Su máximo desarrollo se dará no obstante durante el dominio castellano. A partir de
1549 y con especial intensidad a partir de la Unión Ibérica, el interior de Bahia e
incluso las distintas Minas (Goias, Gerais, Mato Grosso, …) serán objeto de
colonización jesuítica. El apoyo de la corona de Castilla y de León a la obra evangélica
de estos misioneros se contradecia con las tensiones que generaba su proyecto de
Iglesia Católica Reformada y de creacción de un estado Teocrático como plasmación de
la utopía de Moro. La primera reducción fué fundada en 1576 en las márgenes del lago
Titicaca. En 1608 el monarca Felipe III de España envia a la zona a un grupo selecto de
jesuitas para que evangelizaran a sus habitantes, y les encarga la gobernación de la
provincia de la Guayrá.
En 1611 se publicó la real orden de protección de las reducciones. Se prohibía el acceso

                                            12
a las reducciones a españoles, mestizos y negros, y se garantizaba a los indios que
nunca caerían en manos de encomenderos. Con estos hechos, los conflictos con los
portugueses se acrecentaron al final de la época filipina. Los indios guaranís fueron
armados en 1638 por orden del rey después de los ataques de Raposo Tavares a dichas
misiones. Se convirtieron así, explícitamente, en aliados de la corona española para
evitar el ataque de los bandeirantes hacia el Oeste. El territorio que todavía en 1757 a
pesar de las distintas razias y pestes conservaba 100000 indios en 32 reducciones llegó
a ser denominado "império" o "república" jesuítica. Esta resistencia sólo pudo favorecer
la empresa bandeirante en las Minas.
Al Norte, la costa de Marañón fue dividida en dos capitanías: la primera a la altura del
Rio Gurupi en la Bahia de Cumã (João de Barros y Aires da Cunha), y la segunda desde
ahí hasta la foz del Rio Paraíba (Fernando Álvares de Andrade). Dichas capitanías no
cubrían por completo el actual territorio norte de Brasil, pero en el mapa de Luis
Teixeira de 1574, sin embargo, la línea del Tratado se desplaza hacia el Oeste y las 50
millas de la donación se convierten en algo más de trescientas.

Fig. 5 . Resumen de las principales regiones y territorios durante el periodo filipino. Interpretación a partir del
mapa de Coronelli de 1692. Se consolida una red de ciudades homogéneamente distribuídas por la costa
orientadas a la defensa atlántica y debidamente fortificadas.

São Luis de Marañón conquistada a los franceses (por tropas luso-castellanas al mando
de Alexandre de Moura) en 1615 se manifiesta fundamental en relación a la conexión
de Ceará con la desembocadura del Amazonas. En 1616 se une al sistema urbano la
ciudad de Belén punto clave en el acceso al Amazonas. La importancia de la región
(denotada por el número de soldados, 576, frente a los 140 de Salvador) se manifestará
                                                         13
de nuevo en la creacción del estado de Marañón en 1621 con su capital en São Luis.
También Cameta (1635) y Gurupa (1639) son fundadas en aras a consolidar el recién
formado Estado cuya capital será São Luis hasta el siglo XVIII.

En Amazonas las instalaciones jesuíticas de los ríos Tocantins, Xingú, Tapajós y
Madeira se producen desde Perú o Quito. Se situan en los territorios de los Omagua y
los Maynas e irán siendo substituídas, a lo largo del siglo XVII, con incursiones desde
la desembocadura, por carmelitas, en los ríos Solimões y Negro, y por los franciscanos
que ocuparon los cursos medio y bajo del Amazonas apoyados por los portugueses,
ingleses, franceses y holandeses y por la fuerza de las armas. Esta substitución será
especialmente intensa a partir del final de la guerra de restauración de 1680.
Fundación portuguesa bajo el dominio de la corona de Castilla, este territorio aparece
en los planos de la época (Henricus Hondius 1647, Guijelmo Blaeu 1640 y 1642, Jan
Janson 1650, …) de forma indeterminada entre el río Marañón (erróneamente asociado
con el Tocantins y consecuentemente con Pantanal) y el Amazonas, unas veces
asociado a Brasil, otras como estado independiente, otras como entrada del Amazonas.
De hecho en 1635 y 1636 dos religiosos legos del Orden de San Francisco, Fray
Domingo de Brieda y Fr. Andrés de Toledo con soldados castellanos llegan por el
Amazonas a Gran Pará (hoy Belen) y de allí a São Luis. Pedro Teixeira enviado por el
gobernador portugués de la región, lo recorre, en la compañía de dichos religiosos y
soldados españoles, saliendo de Pará el 28 de Octubre de 1637 concluyendo su viaje el
24 de Junio de 1638 pasando a pie hasta Quito con los castellanos que le
acompañaban29. Tras su vuelta aguas abajo en 1639 viajará a Madrid a contar al rey
Felipe IV su hazaña.
En la capitanía de São Vicente, en 1640, por decisión unánime de las cámaras de
Itanhaem, São Paulo, São Vicente, Cananeia, São Sebastião30 fueron expulsados los
jesuitas por primera vez por su oposición a la esclavización de los indios. En 1651, en
una decisión similar, son expulsados de Marañón, seguramente a causa de sus alianzas
con la corona y de la defensa de los intereses de Castilla en dichos territorios frente a
los de los portugueses, contrarios a la reducción de los indios.
El eje nordestino se vé claramente influenciado por la política castellana y en 1585 se
funda por orden real la ciudad de Filipeia de Nossa Senhora das Neves, en Sergipe,
actual João Pessoa. La producción azucarera pasará en estos años (según diversos
autores31) de 66 a más de 130 ingenios entre 1580 y 1628. Las ciudades de Penedo
(1636), Marechal Deodoro (1636) Porto Calvo (1636) en Alagoas; Sirinhaem (1627) en
Pernambuco y São Cristovao en Recife (1590) tendian a completar y defender una línea
de algo más de 1000 kms de litoral nordestino con ciudades equidistantes y con
numerosas fortificaciones (Reyes Magos en Natal, ...) en un lugar donde las incursiones
de las otras potencias europeas eran constantes. En 1631 Oquendo acude, por orden de
Felipe IV, en apoyo de los portugueses que asedian Pernambuco.

                                            14
Fig. 6 . Crecimiento urbano en Brasil. Observerse el proceso de expansión del litoral al interior y el papel de las
distintas zonas misioneras (Maynas y Omaguas en Amazonas, Mozos y Chiquitos, Guayra, Goias y Minas, …).El
Brasil Ibérico a través de la especialización de las fortificaciones, reducciones, poblaciones, ciudades y villas
creadas en Brasil durante la Unión de las Coronas.

Salvador se consolidará durante el periodo ibérico como centro de tráfico de indios y
esclavos (en 1550 llega a Salvador la primeira carga de esclavos africanos y no se
abolió la exclavitud hasta el siglo XIX). Salvador de Bahía y Cairú (1608) serán los
principales núcleos del área. Con Ilheus y Porto Seguro (1534) la línea de defensa se
consolida y garantiza así ciertas dificultades a la llegada de barcos extranjeros. En
1635, ante la insistencia del rey, que llegó a afirmar que la pérdida de Brasil conllevaría
la pérdida del imperio, el almirante Lope de Hoces recupera Salvador de Bahía a los
holandeses desembarcando con más de 4000 hombres. La fundación de las misiones y
poblaciones indígenas se verá reforzada con la presencia de los Colegios de los Jesuitas
y contrastada con la creación de los primeros Quilombos, poblados de esclavos en la
busca de la libertad y la autonomía.
En el sur la corona se propone la consolidación del eje Sur de Brasil y de los límites
fronterizos con Castilla y favorecer la navegación del Plata. La fundación de São João
Batista de Cananeia (1600) en la costa sur de Ilha Comprida32 y de Iguape (1635), así
como la consolidación del camino tupi de Peabiru y del acceso a Piratiniga, la
fundación de Mojí das Cruzes en 1611 y de Santana de Parnaíba en 1625 se justifican
en estas razones. São Sebastiao se funda en 1636 como lugar preminente en la costa
sur, al socaire de Ilha Bella, y como bahía al abrigo de las corrientes frías del Atlántico;
igual decisión justifica la fundación de Ubatuba en 1637 que acercará São Paulo a Rio
acortando las distancias de dicha ruta. La línea de costa Cabo Frío / Cananeia queda
                                                        15
conformada como un eje territorial de comunicaciones de primer orden y su
trascendencia hasta hoy innegable aunque la actividad ya desde el XVII se traslada al
interior, al eje del río Paraíba del Sur.

                                          16
3.- DE LA RESTAURACIÓ A LAS DEMARCACIO ES
DEFI ITIVAS.
Las fuertes presiones de Felipe IV al Consejo de Portugal y las desavenencias en
relación a la defensa de Brasil y al uso de las flotas apoyada por la gran crisis de los
validos y de la economía de Castilla contribuirán al levantamiento portugués y a la
guerra de Restauración. Don Juan IV (João IV 1640 -1656), de la dinastía de los
Bragança, tras sucesivas batallas y encuentros, fue aclamado así en 1640 nuevo rey de
Portugal. Las desavenencias en las colonias al otro lado del Atlántico con múltiples
repúblicas como Piratininga ya no dejaban espacio al mantenimiento de la monarquía y
los conflictos con el Consejo de Portugal respecto a la organización de la flota lusa y la
defensa de Brasil frente a los holandeses (Rio, Bahía en 1625 y Pernambuco en 1630)
harían el resto.
Gran parte de los asentamientos se hallaban bajo el dominio holandés no sólo en
Pernambuco sino también en África e India monopolizando el mercado del azúcar y
poniendo en peligro la supervivencia de la colonia. La escuadra estaba diezmada a
causa de las múltiples batallas en que la monarquía ibérica les había embarcado.
La Restauración provocó la alianza de Portugal con los holandeses pero la salida de
Maurício de Nassau del gobierno en América generó un clima de desconfianza entre los
colonos que acabó con una revuelta contra los holandeses en 1645. La caída del precio
del azúcar, la ejecución de los créditos y el estrangulamiento financiero, la sequía, las
inundaciones y la persecución a los católicos contribuyeron a ello. La insurrección
pernambucana fué liderada por dueños de ingenios del azúcar y los holandeses fueron
finalmente derrotados. Reconocieron la pérdida del litoral nordestino sólo en 1661 (Paz
de la Haya) y en 1669 fueron indemnizados por las tierras perdidas.
Para conservar el poder, Portugal firma tratados como el de Methuen en 1703 que
garantiza la protección de Inglaterra en contrapartida a concesiones económicas. La
crisis provocó un incremento en Brasil de las incursiones bandeirantes en busca del oro
y la plata que había salvado al imperio castellano de la ecatombe.
En la península ibérica, la creacción de las fronteras obedece a la necesidad portuguesa
de defenderse del enemigo castellano. Las Cortes de Portugal reunidas en Enero de
1641 convocaron a 20000 infantes y reunieron 4000 caballos. Elvas, cerca de Badajoz,
fué erigida como plaza de Armas, se fortificaron también Olivenza, Campomaior,
Estremoz y otras. Pero el Minho, quizás con el Duero (sistema de Ciudad Rodrigo),
constituye uno de los episodios más interesantes.
La importancia de la alianza con los ingenieros franceses (autores de los fuertes de
Lovelhe, Granda, murallas de Valença, etc...) contribuirá a la consideración sistémica
de la frontera y del sistema defensivo. Por esta influencia holandesa y francesa las
fortalezas pasan a convertirse en sistemas interactivos de defensa que modificaron
sustancialmente la forma de las fortificaciones y su consideración territorial.
                                            17
Fig. 7 . La construcción de la frontera hispano – lusa se convirtió en un ejercicio de desarrollo de las técnicas de
fortificación. Imagen del Territorio del Miño y algunos de sus destacados ejemplos: Goian, Valença do Minho.

La construcción de la frontera hispano – lusa se convierte así en un ejercicio de
estrategia no sólo militar sino cartográfica y geográfica. La definición de las fronteras a
través de elementos geográficos (Río Miño, Duero o Tajo) se repetirá en tierras de
Brasil al igual que una intensa labor de fortificación y defensa de las plazas fuertes y de
las villas, ciudades, puertos y pasos entre el territorio portugués y el castellano.
A través del mapa de Coronelli nos podemos hacer una idea de la complejidad de las
fronteras durante este periodo. Al sur, la Terra Magelhanica (actual Argentina);
Paraguay, dividido en Parana, delta del Plata, la Guaira (territorio de Rio Grande do Sul
y espacio de las misiones jesuíticas), Tucumán (Pampa argentina), y la propia Paraguay
(hasta el norte de Pantanal) ocupaba la parte central; Chili, actual Chile fué descubierta
desde el Pacífico por los castellanos; el Regno di Peru agrupaba los territorios de Perú y
Bolivia; Tierra Ferma la costa antillana de Sudamérica; y, por último, Amazoni como
territorio independiente en torno al gran río. De hecho es de destacar que aún en 1692
Brasil quedaba reducido a un cuadrante noroeste, no siempre homogéneo y sí
respondiendo a múltiples interpretaciones. La “Prov. De S. Cruz Bresile” ocupaba el
espacio entre la desembocadura del Amazonas y el límite sur de la capitanía de São
Vicente.
La primera de ellas utiliza el río Marañón (que lo continua hasta Pantanal) y la bahía
Guanabara como límites naturales. Figura, entre otros, en el mapa de Abraham Ortelius
de 1595. Define Brasil desde la bahía de Guanabara con línea indecisa hasta el río
Marañón y São Luis Luis. Diferencia claramente Brasil del resto de los territorios
americanos. Remarca la donación de las capitanías que deja un territorio interior

                                                         18
inexplorado, cuadrangular, e inhóspito que configura, o ayuda a definir más bien, los
límites de Tordesillas.
También Danckerts en 1690 se apoya en la división que hemos denominado cuadrante
Noreste II. Este curioso mapa excluye los territorios del Sur de Brasil asignándoselos a
Paraguay reforzando la idea anterior. Contiene una interesante descripción de las tribus
indias más relevantes de dichos territorios. Una última variante de 1740 reduce los
territorios brasileños excluyendo la bahía de Guanabara y utilizando la desembocadura
del Paraiba do Sul como inicio de la frontera. Este mapa no es otro que el “Novus
Orbes sive America Meridionalis et Septentrionales” de George Mattaus Seutter de
1740. Curiosamente la capitanía de Rio de Janeiro, en este plano, queda del lado de
Paraguay, y no en Brasil. Su formación puede obedecer a presiones políticas ligadas a
las operaciones de demarcación en marcha.
Pero una de las más interesantes interpretaciones que perdurarán a lo largo de casi 200
años será la del mito edémico en su sentido más puro, es decir, entre los ríos Paraná y
Tocantins (los más cercanos realmente a la frontera real de Tordesillas). Con su centro
en Pantanal, denominado según las cartografías como Eupana Lacus o Puerto de los
Reyes, solucionaba, de forma racional y veraz, el problema de la frontera y la
interpretación de la “Ilha do Brasil” ya que, en muchos casos, las cuencas norte y sur se
unian en el plano a través del área húmeda de Pantanal. Alguna variante dibuja, o
inventa más bien, un río que siguiendo la dirección del Tocantins desemboca en São
Luis de Maranhão. Este río que hemos denominado “Marañón” no existe si bien la
lógica de la dirección de su trazado en Goias y de su desembocadura en Marañón hayan
podido justificar dicho error.
El mito edémico comienza en la cartografía de Giovanni Battista Ramusio de 1557 que
a través de una perspectiva aérea define el límite de Brasil a través de los ríos Paraná y
Tocantins. Le sucede un interesante plano ilustrado con los escudos de ambos estados
(Castilla y Portugal) de Fernão Vaz Dourado, nacido en 1520 y muerto en 1580 que
dibuja dicho mapa cerca de 1576.
También en las plantas “Nova et Exacta Delineato Americae partis Australis” de
Levinus Hulsius 1599 y años más tarde en “Brasília” de Awnsham Churchill en 1673
(dibuja el territorio entre los espacios Guaranies, Pernambacana, las Capitanias de São
Vicente, Rio de Janeiro, Spirito Santo, Porto Seguro, Ilheos, Bahia de todos Sanctos y
Ciara y el espacio – territorio de Maragnan. Tardíamente en 1680 vuelve a aparecer el
mito edémico en el mapa “Nova Totius Americae Descriptio” de Frederick de Wit
donde el río Marañón no se corresponde con ese trazado virtual, cartográfico, en ningún
caso, el más parecido sería el Tocantins enlazando con el pequeño Marañón, error
frecuente en múltiples cartografías que claramente no obedece a la realidad.
Joao VI propone una alternativa en la búsqueda de una solución viable. Siguiendo el
Amazonas remonta el río Madeira y pasa por el sur de Rondonia hasta alcanar Pantanal
y el río Uruguay. Posteriormente, según el plano de Seixas de 1767, se diferencian en

                                            19
Brasil, ya incorporados al dominio de la corona, las Cuñas de Goias (Minas de Goias y
Minas Gerais), el Governo de Rio de Janeiro (incluído Sao Paulo), las Minas do Mato
Groso e Cuiabá, el Governo do Gram Pará, el Governo da Bahía y, por último, el
Governo do Pernambuco. En este plano los portugueses dibujan la línea de Tordesillas
cuatro grados al oeste de su verdadera situación siendo que incorporan las riberas de las
desembocaduras del Amazonas y del Plata, incluído el Cabo de San Antonio al Oeste
de Buenos Aires. Los errores derivados de estas representaciones se hacen evidentes al
mostrar, en la versión portuguesa, el Plata y el Amazonas en el mismo meridiano (no
así en la versión castellana).
Pero la ocupación efectiva del territorio encontró en las ciudades su instrumento más
definitivo. La delimitación precisa de las fronteras se aplica con la fundación y
ocupación de ciudades, villas y aldeas y la construcción, ora independientemente ora
vinculadas a alguno de los asentamientos, de fortificaciones y sistemas fortificados que
sirvan de plataforma a la defensa de dichos territorios. La organización de las
repúblicas de villas y ciudades se refuerzan con la intervención del poder real y entre
los portugueses de las tierras de Brasil crece la fuerza de un espíritu nacional.
           “a soberanía e... o constante e real domínio de um espaço geográfico bem demarcado” (Marques de
           Pombal)

La fundación por Don Manuel Lobo, governador de Rio de Janeiro, de la población de
la Colonia de Sacramento en 1680 frente a las islas de San Gabriel, inició los problemas
de demarcación en torno a Brasil al estar seguros los pobladores del Plata que el único
soberano era el Rey de España devolviendo con ello el foco de atención al nuevo
continente desde la península ibérica. Se retoma la población en 1681 a la par que el
Duque de Jovenazo, embajador Extraordinario de España soluciona el conflicto con el
rey Don Pedro de Portugal y sus comisionados a través del Tratado Provisional de
Lisboa de 7 de Mayo de 1681 que fue ratificado por Carlos II el 25 de dicho mes33.
Consecuentemente el incremento de la actividad de fundación es notable durante la
época. La mayor producción urbana se verifica entre las fechas del Tratado de Madrid y
San Ildefonso, en los años entre 1750 y 1777 se fundan 43 ciudades y villas. Se
seleccionan estratégicamente las áreas de desarrollo urbano con el objetivo de favorecer
la extensión de la demarcación de Tordesillas. De 1640 a 1700 se habían fundado
veintiún núcleos, de esta fecha a 1750 treinta. Un total de 122 núcleos formaban la red
urbana de Brasil al final de dicho periodo.
Administrativamente se generan en 1693 las capitanias de Rio de Janeiro, São Paulo y
Minas. En 1709 la confrontación abierta entre paulistas y “extranjeros” por el control
del oro y de las piedras preciosas finalizará en el conflicto denominado “guerra dos
emboabas” entre los bandeirantes y los nuevos colonizadores. En el mismo periodo,
separado el territorio de Minas e incorporado a la capitania de São Paulo (recien
segregada de São Vicente), la Corona compró varias de las capitanias como es el caso
de São Vicente (1710), Pernambuco (1716) y Espírito Santo (1718), circunstancia que

                                                  20
También puede leer