LEONOR RUIPÉREZ CRISTÓBAL - 28 de mayo 2010- Inauguración Centro Social de Terradillos
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LEONOR RUIPÉREZ CRISTÓBAL 28 de mayo 2010- Inauguración Centro Social de Terradillos Joven maestra en Terradillos
“Relato de mi vida” Texto de Leonor Ruipérez Cristóbal En 1º de abril de 1914, me posesioné de la escuela que conseguí por libre oposición, en las primeras realizadas y cuando aún no había cumplido los 22 años de edad. La escuela elegida -por conveniencias de proximidad a mi ciudad natal- era mixta y correspondía a un pueblecito, Terradillos, situado a dos kilómetros de la Villa ducal de Alba de Tormes, donde Santa Teresa de Jesús exhaló su último suspiro, en una de sus principales instituciones Carmelítanas. Conocidas son las reliquias existentes en ella. Un entusiasmo desbordante alimentaba mi espíritu, repleto de Teorías, que en tumultuoso oleaje querían exteriorizarse, produciendo la fiebre que pudiéramos llamar pedagógica, tan frecuente en los comienzos de cualquier profesión. El choque con la realidad, el enfrentarme con aquella caricatura escolar, fue violentísimo, produciéndome una quietud y un marasmo desolador. Necesitaba reaccionar. ¿Cómo? Inyectándome una fuerte dosis de optimismo y de fe en el éxito de la misión que se me encomendaba. Aquel estatismo fue desapareciendo y las luces de mi humilde saber fueron disipando las tinieblas para situarme ya, en las estancias luminosas de la cultura, en las cuales iban a empezar a caminar, vertiendo atómicamente, por no estar capacitada para más, las semillas para un progreso, siempre en marcha, siempre en evolución. En este estado de serenidad conquistada, di comienzo mi obra, siendo el centro de mi estudio el conocimiento del niño, pues sabido es que "cuanto más se le estudie, más se le conoce, cuanto más se le conoce más se le ama, cuanto más se le ama mejor se le educa". Acérqueme a ellos; inspeccioné sus vidas complejas, analicé sus espíritus, palpé sus cuerpecitos; vi con dolor, con amargura infinita sus defectos, sus anormalidades; con gran alegría sus destellos de inteligencia, de bondad. Una corriente de emoción me invadió, activando mi sensibilidad, poniéndola a flor de piel; y ya en este estado psicológico, me creí ligada a aquellas vidas infantiles, naciendo en mi un amor genérico entrañable, del cual surgió la firme promesa auto personal de consagrar mis energías al perfeccionamiento de aquellos seres, a fin de contribuir, mejorando la infancia -y desde tan modesta esfera- al progreso de la futura generación humana. En marcha la escuela, había que trabajar en tres grupos simultáneamente, cosa si no difícil, de constante actuación, de continua actividad para la maestra, la que tiene que disponer de grandes dosis de energía a fin de vigilar la labor de unos mientras se trabajaba
“Relato de mi vida” Texto de Leonor Ruipérez Cristóbal directamente con otros. Siempre ha sido mi firme propósito vencer el aburrimiento, que la quietud o ausencia de hacer, invade a los niños. Esto del aburrimiento es una epidemia escolar que trae como consecuencia fatal , el habituar a los niños, a fuerza de contrariar sus anhelos de trabajo, a la negación de él, contribuyendo a la preparación de parásitos sociales, por atrofia de facultades. La lectura, la enseñaba, como actualmente, por la escritura y muchas veces, cuando era factible representar lo leído, me auxiliaba del dibujo, del que he sido devota constante y al que concedo sobre todo como elemento auxiliar, gran importancia. Siempre he tenido en mis escuelas yesos y lapiceros de color… Atendí siempre, además de a la modulación y entonación de la frase, a la comprensión de los pensamientos, para lo cual, previa consulta por los niños en el diccionario, de las palabras dudosas, hacíamos resúmenes orales y a veces escritos, cuando el tema contenía algún interés. Mientras este tercer grado escribía, los otros leían conmigo, pues se hallaban los que más, en la fase de lectura vacilante, la que abandonaron al poco tiempo, haciendo sensibles progresos, pues a los pocos meses de realizar este trabajo constante, el panorama escolar en general había cambiado; las neblinas pedagógicas iban desapareciendo, dando paso a una aurora de futuros y eficaces resultados. El complemento de la lectura y escritura lo constituían las explicaciones fáciles y comprensivas de Gramática, ejercicios de dictado, de composición, más de redacción y de análisis, que se hacían a veces simultáneamente con la lectura y por último recitaciones escolares de las cuales algunas conocían de memoria Al no existir en la escuela apenas material de enseñanza, tomábamos de la Naturaleza, siempre pródiga, el que ésta posee más económico, más real. Otras veces, con elementos de escaso valor, posibles por lo mismo de adquirir, se construían en la escuela y cuando esto no se hacía empleaba la representación gráfica de los objetos, cuyo conocimiento intentaba trasmitir. Procuré en toda ocasión que vieran, que palparan, que asociaran sensaciones, que la enseñanza entrara por los sentidos, poniendo en práctica la tan conocida como antigua frase de Aristóteles. "Nada hay en el entendimiento que antes no haya pasado por
“Relato de mi vida” Texto de Leonor Ruipérez Cristóbal los sentidos"; esto es, procuré que la enseñanza, fuera intuitiva. Es inexplicable que la intuición no se haya puesto en práctica constante por los educadores de todas las épocas, pues es de lógica espontánea mostrar las cosas que se quieren dar a conocer. Atraso pedagógico, cuyo fundamento es el haber vivido la humanidad entregada a un ideal bélico, ya fuera por la religión, ya por la conquista……. El raquítico local que teníamos por escuela, poseía la gran ventaja de tener sus ventanucas orientadas al mediodía. Como no había vivienda enfrente, contemplábamos el horizonte y sus cambiantes perspectivas de luz y de color, cuya observación a los pequeños les producía la inmensa satisfacción de conocer un retazo de esta Naturaleza tan generosa en la presentación de motivos para sus trabajos de redacción, algunos de ellos pintorescos de verdad. A unos 20 metros próximamente y a su derecha se extendía un trozo de campo y al percibirnos de ello, en un día purísimo de Sol dimos comienzo a nuestra expansión, buscando al igual que los antiguos Fenicios en el mar, un lugar de acción para nuestros trabajos escolares. Ya estamos allí; el ambiente oxigenado vitaliza los órganos físicos; las facultades del espíritu en paralelo estado se preparan a decir qué son. La lección: ¿de Geografía? ¿de Historia? Vamos con ésta. Un mapa de España diseñado sobre la arena; límites físicos, cordilleras, ríos. La península se encuentra sin habitantes de existencia histórica. Un grupo de niños, con todo su babaje cultural invade este terreno virgen, después de recoger a su paso por Grecia y Roma los rudimentos de una cultura primitiva. Son actores de una comedia histórica y ya en posesión del conocimiento. …Mover los resortes del interés, hacer palpitar las fibras del pIacer, luchando con tenacidad contra los miasmas escolares del tedio y del fastidio. A esta mi continua aspiración, se prestan tanto como los históricos, los conocimientos geográficos, auxiliares mutuos, compañeros inseparables. "De lo conocido a lo desconocido". Esta fase de todo buen método nos orienta para dar comienzo el estudio de la Geografía, por la formación del plano de la escuela; hecho éste, el del pueblo donde localizan sus viviendas; la existencia de su niñez. Después, ya preparados, hacemos sobre la arena un mapa del partido judicial y colocados cada uno en el lugar que corresponde a cada partido, toman su nombre, expone sus características, llevando si es posible en sus manos los productos agrícolas
“Relato de mi vida” Texto de Leonor Ruipérez Cristóbal e industriales de cada demarcación y fotografías de arte cuando podíamos adquirirlas. De igual modo aprendieron su provincia y en un sentido muy general el mapa político de España. Las cordilleras, colocándose los niños en su dirección, tomando todos su nombre y algunos de ellos, los más altos, el de las principales elevaciones de las mismas. Simultáneamente con estos conocimientos, aunque en distintas fechas, fueron aprendiendo la Geografía física y astronómica; las lecciones de ésta, muchas, dentro del local, pues movimientos de la tierra, eclipses, fases lunares etc., precisaban la intervención de una luz y el cierre total de ventanas. La Geografía física la aprendieron en plena Naturaleza a la que entonábamos cantos de fervor y entusiasmo. Otras veces recitaban trozos escogidos, cuyos versos halagaban dulcemente el sentimiento de los escolares. Esta pequeña intromisión artística despertaba la ansiedad de las neuronas, el apetito cerebral, por lo que era fácil realizar aquellos trabajos sin fatiga y en un constante placer: eran juegos instructivos, lecciones recreativas. Con la arena por material, formaban montañas, cordilleras, desfiladeros, etc. Con agua, se hacían ríos, lagos. Más difícil era figurar el mar, pero formábamos un trozo de litoral con sus salientes y entrantes y encharcando la superficie representativa del mar, hacíales ver los accidentes del litoral. Estas lecciones eran afianzadas después en la clase con resúmenes y dibujos en los que se tendía, a destacar en la medida de lo posible el colorido que correspondía a aquellos paisajes. Para otras lecciones simulábamos viajes por tierra o aéreos, estos para la contemplación de ciertos fenómenos como los volcánicos, de observación directa peligrosa. Después de conseguir fijar el conocimiento, hacían los niños resúmenes escritos, que ellos redactaban, siendo de esta forma los autores de sus libros. El estudio de la Geografía descriptiva lo completaban con el manejo y ejecución de mapas. Gustaba mucho a los niños la Fisiología, cuyo material directo le completaban algunas láminas y dibujos. Son tan interesantes estos conocimientos 'por tratarse del estudio de sí mismo, que no se precisa esfuerzo ninguno para darles la posesión de ellos. En la Física o Historia natural, seguía la marcha marcada por la Naturaleza; observar primero, experimentar cuando es posible; después, llegando por inducciones y deducciones al conocimiento de los fenómenos y causas. Construían sencillos aparatos. Buscaban flores, insectos, minerales que coleccionaban. Lo que mejor aprendían eran las lecciones de botánica,
“Relato de mi vida” Texto de Leonor Ruipérez Cristóbal pues el material a nuestro alcance y para nuestro fin se proporcionaba en más abundancia … Fundándome en el conocimiento de las leyes que rigen el desenvolvimiento del niño, observando que lo mismo las facultades físicas, que intelectuales y morales se desenvuelvan mediante un ejercicio adecuado y prudente, proporcioné a los niños una enseñanza intuitiva; además "activa"; que fueran ellos los principales actores de su cultura, ejercitando como dice Pestalozzi, las fuerzas internas del alumno; procurando según Dupanloup "hacer decir y hacer". La enseñanza ha de ser además racional, práctica y repetida; a fin de gravar, fijar ideas fundamentales y aunque en menor número bien comprendidas, pues vale más como decía Montaigne "una cabeza bien hecha que bien llena". …Procuré que las materias en su extensión y comprensión se adaptasen a la capacidad del alumno, coordinándolas y sistematizándolas, haciéndolas además atractivas e interesantes. Al ir intensificando y aumentando la comprensión, paralelamente a la edad y cultura de los niños, de las materias de enseñanza, hacía uso del plan cíclico y cuando alrededor de una asignatura, Historia natural por ejemplo, explicaba las que con ella se relacionaban, empleaba lo concéntrico. El método era unas veces analítico, sintético otras, si bien como dice don Rufino Blanco "el camino no se conoce bien sino andándole de ida y vuelta", por lo cual es necesario, valerse del análisis y la síntesis juntamente, empleando el analítico sintético unas veces y el sintético analítico otras con sus dos correlativas formas o caminos de la mente para llegar al conocimiento de inducción y deducción y viceversa. La palabra, la intuición y la acción forman la trilogía didáctica cuyos procedimientos correlativos tantas veces puse en práctica, así como de las formas expositiva y socrática. La catequística únicamente la empleaba para comprobar si conocían lo anteriormente explicado. Estas primacias profesionales fueron apreciadas únicamente por el pueblo en exámenes extraordinarios, pues el Inspector no fue hasta después de haberse realizado una permuta ya los pocos meses; por lo cual aquel Señor juzgó teóricamente mi labor en aquella escuela. La Junta local de Terradillos, me otorgó dos votos de gracias cuya pintoresca redacción prueba su espontaneidad.
“Relato de mi vida” Texto de Leonor Ruipérez Cristóbal Leonor a sus 92 años
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