PRESENCIA DE ANTONIO ALICE - Pontificia Universidad Católica Argentina Pabellón de las Bellas Artes
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PRESENCIA DE ANTONIO ALICE PRESENCIA DE ANTONIO ALICE Con el auspicio de Pontificia Universidad Católica Argentina Pabellón de las Bellas Artes Patrocinantes Auspiciantes 5 - 2004
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA Gran Canciller S. E. R. Cardenal Jorge Bergoglio Rector Mons. Dr Alfredo Zecca PABELLON DE LAS BELLAS ARTES Consejo de honor Pedro Luis Barcia Mons. Guillermo Blanco Carlos Pedro Blaquier Philippe de Boissieu Guillermo Jaim Etcheverry Victor Massuh Adalberto Rodriguez Giavarini Manuel Sacerdote Julio María Sanguinetti Guillermo Scarabino Directora Cecilia Cavanagh Agradecimientos Alberto Basavilbaso Susana Beltrán de Crovato Carmen Beltrán de Luxardo Carmen Bergue de Grillo Renato de Benedictis Guillermo Jaim Etcheverry María Susana Luxardo Enrique Scheinsohn Carlos Urioste Museo Roca Museo Eduardo Sívori Universidad de Buenos Aires 2
Con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación PATROCINANTES TELÉFONICA CORREO ARGENTINO AUSPICIANTES BANCO COMAFI EL DERECHO 3
Se podrá apreciar en Antonio Alice la presencia de un artista versátil como pocos en nuestro medio. Pintor de comienzo de siglo, con su trabajo hizo visible parte de nuestra historia a través de sus grandes obras que comprenden escenas y retratos. Cobra relevancia el mundo recoleto y particular de este ilustre argentino. Ejemplo de fundador, trabajo y dedicación; tenemos el honor de presentar esta muestra que se ha realizado merced a la colaboración de descendientes del maestro y de instituciones privadas y públicas. Lic. Cecilia Cavanagh Directora del Pabellón de las Bellas Artes 5
Antonio Alice: una sensible verdad permanente No puedo comenzar a escribir sobre Antonio Alice sin evocar la impresión que me produjo, a comienzos de la década del 70, estando de visita en la casa del Dr. Ignacio Pirovano –sutil conocedor del arte argentino– un cuadro del artista de mediano tamaño que formaba parte de su excelente colección, donada a su muerte al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Ninguno de los cuadros de Alice que había visto hasta entonces me interpeló como aquel. Y debo confesar que, a comienzos de la década del 90, al ser designado director de dicho Museo, tuve la suerte de que la obra me acompañara varios años en mi despacho, hasta que la donación Pirovano pudo ser exhibida enteramente. Aquel cuadro, fechado en 1936, o sea, siete años antes de la muerte del artista, me introdujo en un clima que me alejaba completamente de las preceptivas académicas del gran pintor, ampliamente reconocido, sobre todo por sus monumentales obras de carácter épico. Me atrevería a decir, que este delicado autorretrato, por su abocetamiento y espontánea frescura, se sitúa en el polo opuesto de lo que consideramos una obra académica pues, nos pone frente a una “materia directa” que nada tiene que ver con las conocidas recetas del academicismo. Por otra parte, la obra expresa una afección muy contemporánea al ser resultado del concreto hacer del artista, receptáculo de sus variados impulsos gestuales. A mi juicio, se trata de una obra paradigmática, no solo en la abundante producción de Alice; la solitaria presencia de esta obra, su contenida elocuencia, más que al pasado la vinculan al porvenir. Sin duda, este magnífico autorretrato, acaso inadvertido, debe considerarse como una de las grandes pequeñas obras del arte argentino del siglo XX. Sabemos que Alice –como lo demuestra su conferencia "El argumento en el arte pictórico", pronunciada en el Salón de la Prensa en 1939– fue un apasionado defensor del academicismo que propuso su arte como imágenes didácticas de algunos grandes acontecimientos históricos que debían servir para exhaltación de los valores nacionales. Pero esta posición, a sabiendas o no, no impidió que su obra abrevara en diversas posiciones estéticas, como se hace evidente en esa gran producción de pequeños cuadros en los que el artista, partiendo de la luminosidad de los macchiaioli va mas allá, permitiendo el ingreso en sus imágenes, de un lirismo alejado de sus grandes obras veristas –tan tributarias de la pintura italiana del ochocientos– con las que celebraba la historia. Por su propia conferencia, podemos inferir que Alice –como tantos pintores de su época– fiel a cierto legado artístico, se resistió cautamente a la adopción de las corrientes renovadoras que venían a cuestionar los sistemas académicos de representación. Pero el juicio del tiempo, ese tiempo que valorizó mas la audacia que la prudencia, ese tiempo que fue escenario de las más dispares y heterogéneas propuestas, a la hora de dar su dictamen se mueve por andariveles propios y tiene que defender lo actual a cualquier precio. En ese sentido, no me caben dudas de que la obra de Alice –como sucede con la de tantos pintores del pasado– puesto nuestro tiempo a elegir entre las absolutamente académicas y las abocetadas –esas que tantas veces los pintores, guardan para sí como un mero apunte– elegiría éstas últimas. Alice –como todo gran artista– fue hombre de grandes debates interiores; testigo del nacimiento de un siglo que venía a convulsionar la "gran aldea" con su incorporación de lo novedoso que exigía cada vez más al arte esas transformaciones que solo pueden realizarse cuando el artista que acepta semejante reto, es capaz de vaciarse de sus anteriores articulaciones para facilitar otras, nuestro artista –a pesar de estar en posesión de todas las herramientas– no quiso modificar su propia temporalidad. Es decir que Alice, mas que el “hombre 7
interesante” orientado a las transformaciones estéticas del que nos habla Kierkegaard –que sería el que puede realizar aquella tarea del constante vaciamiento cuyo máximo exponente sería Picasso– fue un hombre fiel a sus convicciones, lo que le impidió adoptar esas transformaciones que la época le exigía. Con el tiempo y una mayor aproximación a la obra del artista, comprendí que ese otro Alice intimista, fresco y abocetado del autorretrato, en el que la magia de la pintura se manifiesta con total evidencia, también está presente en un considerable número de obras como los paisajes de Piriápolis (adonde viajó con Quinquela Martín ); del norte argentino; de la costa uruguaya; en los paisajes urbanos transfigurados por la potente luz; en algunos retratos donde a través de los ojos se nos revela la invisible interioridad; en los pequeños bocetos –fragmentos de algunas grandes obras, cuya impronta prolonga imponderables encuentros–; en esos pequeños registros que tal vez para el artista habrán sido apuntes menores pero que hoy se recortan con una nítida singularidad inscribiéndose con total vigencia en nuestra modernidad. En algún párrafo anterior, evocando el autorretrato escribí “magia de la pintura” y quiero aclararlo: me refiero a una condición que, con absoluta solvencia, está presente en toda su obra: el arte de evocar con una sola materia (la pintura al óleo) las cosas tangibles e intangibles del mundo: lo duro, lo blando, la naturaleza orgánica y lo inorgánico, la humanidad y sus infinitas líneas de fuga, tanto en la luz como en la sombra, la cóncava bóveda del cielo y la azarosa tierra; un mundo de representaciones que tiene sus propias leyes, sus propios ritmos y que cuando se hacen visibles con obstinado rigor como en la obra de Antonio Alice, nos asegura la supervivencia del arte argentino –más allá de las efímeras modas– para afirmar una sensible verdad permanente. Raúl Santana 8
Vision de mi madre Óleo sobre tela, 54 x 38 cm. Carmen Bergue de Grillo. 10
Mi padre, 1931 Óleo sobre tabla, 41 x 34 cm. María Susana Luxardo. 11
Autorretrato Óleo sobre tela, 41 x 33 cm. Museo Eduardo Sívori. 12
La ventana de mi pieza Óleo sobre tabla, 40 x 34 cm. Colección privada. 13
Matilde, 1903 Óleo sobre tela, 35 x 25 cm. Susana Beltrán de Crovato. 14
Día de lluvia Óleo sobre tabla, 39 x 32 cm. Susanta Beltrán de Crovato. 15
Desnudo Óleo sobre tabla, 25 x 20 cm. Susana Beltrán de Crovato. 16
Figura y silla - La paloma, 1917 Óleo sobre tabla, 20 x 10 cm. Carmen Bergue de Grillo. 17
La bailarina Óleo sobre tela, 60 x 30 cm. María Susana Luxardo. 18
El brete, 1934 Óleo sobre tela, 60 x 86 cm. Carmen Bergue de Grillo. 19
Retrato, 1928 Óleo sobre car tón, 20 x 16 cm. Colección privada. 20
Retrato de Mariano Castex, 1939 Óleo sobre tela, 130 x 95 cm. Universidad de Buenos Aires. 21
Autorretrato con San Martín, 1919 Óleo sobre tabla, 22 x 17 cm. Carmen Bergue de Grillo. 22
Retrato de Juan M. Gutiérrez Estudio para Los Constituyentes de 1853. Óleo sobre tela, 67 x 48 cm. Colección privada. 23
San Jerónimo Óleo sobre tela, 105 x 85 cm. Museo Eduardo Sívori. 24
Mi tatita, 1935 Óleo sobre tela, 23 x 17 cm. Carmen Bergue de Grillo. 25
Las faenas del campo Lápiz sobre papel, 48 x 64 cm. María Susana Luxardo. 26
Mi hermana Santina, 1919 Óleo sobre tabla, 28 x 19 cm. Carmen Bergue de Grillo. 27
Dibujo de la familia (I) (II) (III) (IV) Lápiz sobre papel, 20 x 25 cm. María Susana Luxardo. 28
Retrato de Matilde, 1925 Carbón sobre papel, 60 x 47 cm. Susana Beltrán de Crovato. 29
Hotel de inmigrantes, 1926 Lápiz sobre papel, 26 x 18 cm. María Susana Luxardo. Manos en actitud orante, 1929 Lápiz sobre papel, 16 x 24 cm. María Susana Luxardo. Manos con libro, 1929 Lápiz sobre papel, 16 x 24 cm. María Susana Luxardo. 30
Antonio Alice Pintor argentino, n. en Buenos Aires el 23 de febrero de 1886; m. en la misma ciudad el 24 de agosto de 1943. Nacido en un hogar modesto, su infancia transcurrió entre la práctica de menesteres muy humildes y el mundo mágico de los dibujos. Cuando contaba doce años de edad, Cupertino del Campo, entonces estudiante de medicina, reconociendo su verdadera vocación, lo lleva al taller del pintor Decoroso Bonifanti; allí estudia durante seis años, y en 1904 se presenta al Concurso Nacional y obtiene el Premio Roma, que le permite estudiar becado en Europa. Ese mismo año parte con su maestro Bonifanti hacia Italia. Ingresa en la Real Academia Albertina de Turín, donde estudia bajo la dirección de los maestros Grosso, Tavernier y Gilardi, obteniendo en 1905 la Medalla de Oro concedida por esa Academia. Los cuatro años de pensionado contribuyen poderosamente a su desenvolvimiento artístico, su técnica depurada y su disciplina evidente que lo colocan frente a un porvenir promisorio. Deja a la Pinacotea de la Academia su último lienzo laureado, Epílogo, y se instala con un moderno taller en la Vía Giulia. Con impulso vigoroso trabaja y consigue realizarse sin apresuramientos. El pequeño óleo o la gran tela revelan fortaleza de espíritu, empeñoso afán de resolver los problemas técnicos y estéticos, los valores serios que transparentan el alma honda y diversa del artista en incesante inquietud por la poesía y la naturaleza toda. De esa época es su cuadro, fresco e intencionado, Confesión, que expuso en el Salón de Artists Français, obtuvo la Medalla de plata, fuera del concurso en 1904. Tendiendo hacia la sinceridad de su yo interior, busca lograrse como intérprete de las glorias de la patria, y se hace presente en el Salón del Centenario, en el concurso de cuadros históricos, con la gran tela, La Muerte de Güemes, premiada con Medalla de Oro (1910). En 1911 obtiene el máximo reconocimiento en el Primer Salón Nacional con Retrato de Señora, y en 1915 se le otorga la Gran Medalla de Honor en la exposición de San Francisco de California. Son años de trabajo infatigable, en que los asuntos de sus cuadros necesitan toda la justedad del pincel y el devoto cariño hacia la tierra y sus hombres. Así nace con emoción creciente San Martín en Boulogne Sur Mer, Argentina, tierra de promisión, Los Constituyentes de 1853; grandes telas, cuidadosamente construidas que llevan el ritmo de una exaltación patriótica, fecunda e integral. Su fibra sensible se constriñe a un objetivismo lleno de sugestión y juega la atmósfera envolviendo las figuras en líricas sutilezas. La tela Los Constituyentes de 1853 (5,50 de ancho por 3,60 de alto), que evoca la escena memorable de la asamblea nocturna del 20 de abril de ese año, fue ejecutada por el artista después de una larga documentación en la que empleo varios años. Su obra fue múltiple y diversa: pintó motivos campestres, paisajes, fue el pintor de la historia y notable retratista. Expuso en diversos salones argentinos y efectuó muestras individuales en Buenos Aires, Rio de Janeiro, Madrid, Turín, Génova, Roma, Venecia, Munich y París. Sus obras figuran en Museos de Buenos Aires, Rosario, Tucumán, Río de Janeiro y en colecciones privadas argentinas y europeas. Obras: La Muerte de Güemes (Palacio de la legislatura de Salta); Argentina, tierra de promisión (Palacio de Correos, Buenos Aires), San Martín en Boulogne Sur Mer (Instituto Bernasconi); Los Constituyentes de 1853 (Sala de los Constituyentes, Santa Fe), ahora en el Congreso Nacional; etc. Publicó “El argumento en el arte pictórico” Bs. As 1938. 31
Antonio Alice 11. Cactus Gigante 21. Mar del Plata, 31. Vacas bebiendo, 1927 Óleo sobre tela Jardín de la Villa Óleo sobre tabla 1. Mi padre, 1931 50 x 42 cm. Óleo sobre tabla 19 x 27 cm. Óleo sobre tabla Carmen Beltrán de Luxardo 27 x 38 cm. Carmen Beltrán de Luxardo 41 x 34 cm. Colección privada María Susana Luxardo 12. El arriero, Chilecito, 1917 32. Brete en San Baldomero, Reproducción página 11 Óleo sobre tela 22. Canasta, 1906 1932 80 x 65 cm. Óleo sobre madera Óleo sobre tabla 2. La ventana de mi pieza Carmen Beltrán de Luxardo 13 x 22 cm. 19 x 27 cm. Óleo sobre tabla Colección privada Carmen Beltrán de Luxardo 40 x 34 cm. 13. Bariloche, antiguo muelle, Colección privada 1935 23. La bailarina 33. Mar del Plata, 1940 Reproducción página 13 Óleo sobre tela Óleo sobre tela Óleo sobre tabla 50 x 60 cm. 60 x 30 cm. 9 x 17 cm. 3. Día de lluvia Susana Beltrán de Crovato María Susana Luxardo Carmen Bergue de Grillo Óleo sobre tabla Reproducción página 18 39 x 32 cm. 14. Maternidad, 1925 34. Autorretrato Susana Beltrán de Crovato Óleo sobre car tón 24. Reflejos - con San Martín, 1919 Reproducción página 15 70 x 50 cm. Sierras Bayas, Bs. As, 1927 Óleo s / tabla María Susana Luxardo Óleo sobre tela 22 x 17 cm. 4. Paisaje mar y rocas 19 x 29 cm. Carmen Bergue de Grillo Óleo sobre tabla 15. Mar y acantilado con cruz Susana Beltrán de Crovato Reproducción página 22 39 x 32 cm. Óleo sobre tabla Susana Beltrán de Crovato 32 x 40 cm. 25. El Serranito, 1917 35. Figura y silla María Susana Luxardo Óleo sobre madera - La paloma, 1917 5. Atardecer en La Pampa, 31 x 40 cm. Óleo sobre tabla, 1934 16. Bajo el alero, 1926 Carmen Bergue de Grillo 20 x 10 cm. Óleo sobre tela Óleo sobre tabla Carmen Bergue de Grillo 61 x 86 cm. 19 x 27 cm. 26. Cabeza de viejo, 1906 Reproducción página 17 Susana Beltrán de Crovato Carmen Beltrán de Luxardo Óleo sobre tela 59 x 35 cm. 36. La tranquera, 1939 6. Mi tatita, 1935 17. Matilde, 1903 Carmen Beltrán de Luxardo Óleo s / tela Óleo sobre tela Óleo sobre tela 55 x 80 cm. 23 x 17 cm. 35 x 25 cm. 27. Cactus gigante (estudio), Carmen Bergue de Grillo Carmen Bergue de Grillo Susana Beltrán de Crovato 1917 Reproducción página 25 Reproducción página 14 Óleo sobre tabla 37. Mi hermana Santina, 1919 32 x 40 cm. Óleo sobre tabla 7. El brete, 1934 18. El bañado, 1936 Carmen Beltrán de Luxardo 28 x 19 cm. Óleo sobre tela Óleo sobre tabla Carmen Bergue de Grillo 60 x 86 cm. 32 x 40 cm. 28. Tandil, 1942 Reproducción página 27 Carmen Bergue de Grillo Susana Beltrán de Crovato Óleo sobre tabla Reproducción página 19 12 x 17 cm. 38. Estudio para el cuadro 19. Desnudo Carmen Bergue de Grillo de San Martín, 1914 8. Paisaje con álamos Óleo sobre tabla Lápiz color sobre papel Óleo sobre tabla 25 x 20 cm. 29. La puerta, 1902 38 x 28 cm. 33 x 41 cm. Susana Beltrán de Crovato Óleo sobre tabla Carmen Bergue de Grillo María Susana Luxardo Reproducción página 16 25 x 20 cm. Susana Beltrán de Crovato 39. Eugenia de Bergue, 1917 9. Molino en Boulogne Sur 20. Retrato, 1928 Óleo sobre tela Mer, c. 1931 Óleo sobre car tón 30. Playa Grande, 39 x 44 cm. Óleo sobre tela 20 x 16 cm. Mar del Plata, 1936 Carmen Bergue de Grillo 52 x 67 cm. Colección privada Óleo sobre tabla María Susana Luxardo Reproducción página 20 10 x 18 cm. 40. Vision de mi madre Susana Beltrán de Crovato Óleo sobre tela 10. Playa Grande, Mar del Plata 54 x 38 cm. Óleo sobre car tón Carmen Bergue de Grillo 27.5 x 35 cm. Reproducción página 10 Carmen Beltrán de Luxardo 32
41. 4 marinas, 51. Dibujo de la familia (II) 61. Chicha, 1932 Decoroso Bonifanti 1938-1941-1942-1943 Lápiz sobre papel Lápiz sobre papel Óleo sobre tabla 20 x 25 cm. 12 x 8.5 cm. Pintor, 1902 12 x 18 cm. c/u María Susana Luxardo Carmen Beltrán de Luxardo Óleo sobre tabla Carmen Bergue de Grillo Reproducción página 28 17 x 9 cm. 62. Mi padre, 1925 Carmen Bergue de Grillo 42. Marina, 1937 52. Dibujo de la familia (III) Lápiz sobre papel Óleo sobre tela Lápiz sobre papel 21 x 14 cm. Paisaje, 1931 50 x 64 cm. 20 x 25 cm. Carmen Beltrán de Luxardo Óleo sobre tabla Carmen Bergue de Grillo María Susana Luxardo 14 x 17 cm. Reproducción página 28 63. Retrato de Mariano Carmen Bergue de Grillo 43. Estudio para Tierra Castex, 1939 de promisión, 1928 53. Dibujo de la familia (IV) Óleo sobre tela Paisaje Óleo sobre tabla Lápiz sobre papel 130 x 95 cm. Óleo sobre tabla 32 x 34 cm. 20 x 25 cm. Universidad de Buenos Aires 14 x 17 cm. Carmen Bergue de Grillo María Susana Luxardo Reproducción página 21 Carmen Bergue de Grillo Reproducción página 28 44. Chilecito, 1917 64. Retrato de Santiago Óleo sobre tabla 54. Manos en actitud orante, Figueiredo, 1930 31 x 39 cm. 1929 Óleo sobre tela Carmen Bergue de grillo Lápiz sobre papel 135 x 95 cm. Giacomo Grosso 16 x 24 cm. Universidad de Buenos Aires 45. En Sierras Bayas, 1926 María Susana Luxardo Cabeza femenina, 1912 Óleo sobre tabla Reproducción página 30 65. San Jerónimo Óleo sobre tabla 28 x 19 cm. Óleo sobre tela 46 x 35 cm. Carmen Bergue de Grillo 55. Camilla de Güemes, 1909 105 x 85 cm. Susana Beltrán de Crovato Lápiz sobre papel Museo Eduardo Sívori 46. Retrato de Matilde, 1925 15 x 23 cm. Reproducción página 24 Carbón sobre papel Carmen Beltrán de Luxardo 60 x 47 cm. 66. Autorretrato Susana Beltrán de Crovato 56. El arado Óleo sobre tela Di Taranto Reproducción página 29 Lápiz sobre papel 41 x 33 cm. 26 x 30 cm. Museo Eduardo Sívori Fuente en el patio de los 47. Estudio para Sinfonía, 1924 María Susana Luxardo Reproducción página 12 naranjos, Córdoba Carbonilla sobre car tón 50 x 41 cm. 51 x 33 cm. 57. Manos con libro, 1929 67. Retrato al Gral. Julio Susana Beltrán de Crovato Carmen Bergue de Grillo Lápiz sobre papel Argentino Roca, de pie, 1939 16 x 24 cm. Óleo sobre tela 48. Estudio para Tierra de María Susana Luxardo 196 x 93 cm. promisión, 1926 Reproducción página 30 Museo Roca Carbonilla sobre papel Reproducción página 9 47 x 31 cm. 58. Hermana y sobrina, 1923 Lápiz sobre carbón 68. Roca de mediana edad, 1912 49. Las faenas del campo 23 cm. de diámetro Óleo sobre tela Lápiz sobre papel Susana Beltrán de Crovato 60 x 50 cm. 48 x 64 cm. Museo Roca María Susana Luxardo 59. Hotel de inmigrantes, 1926 Reproducción página 26 Lápiz sobre papel 69. Bocetos de cara, 26 x 18 cm. manos y pies 50. Dibujo de la familia (I) María Susana Luxardo Lápiz sobre papel Lápiz sobre papel Reproducción página 30 Museo Roca 20 x 25 cm. María Susana Luxardo 60. Maternidad, estudio para 70. Retrato de Juan M. Reproducción página 28 tierra de promisión, 1926 Gutiérrez Carbón sobre papel Óleo sobre tela 62 x 42 cm. 67 x 48 cm. Carmen Beltrán de Luxardo Colección privada Reproducción página 23 33
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Conservación y restauración Vera Gerchunoff Fotografías Néstor Paz Diseño Marina Yofre Fotocromía e impresión Artes Gráficas Ronor 35
PRESENCIA DE ANTONIO ALICE PRESENCIA DE ANTONIO ALICE Con el auspicio de Pontificia Universidad Católica Argentina Pabellón de las Bellas Artes Patrocinantes Auspiciantes 5 - 2004
Este catálogo fue publicado para la muestra "Presencia de Antonio Alice" realizada en el Pabellón de las Bellas Artes, UCA. Inauguración: 31 de marzo de 2004 Av. Alicia M. de Justo 1300, PB Campus Puerto Madero C1107AAZ - Buenos Aires - Argentina Informes Tel. 4349-0200 / 4338-0801 pabellon_artes@uca.edu.ar Horario Martes a domingo de 11 a 20 hs. Lunes cerrado. © Copyright Universitas S.R.L. Tucumán 1438, 1° piso C1050AAD - Buenos Aires - Argentina 36
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