Crítica pedagógica de los sistemas educativos occidentales
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Crítica pedagógica de los sistemas educativos occidentales José María Quintana Cabanas Resumen te los últimos tiempos son una muestra evi- Este artículo pretende mostrar la nece- dente de ello. También durante las últimas sidad de una visión crítica de la educación décadas han ido apareciendo, a nivel mun- actual y las diferentes reformas ocurridas dial, informes sobre la educación, desde el en España. Enfoca los fenómenos que vie- de Ph.H. Coombs (1971) al de J. Delors nen interfiriendo en la educación, indican- (1996) y al PISA 2000, y, en España, los do como uno de los más alarmantes, la “libros blancos” y los repetidos informes del violencia escolar. Aborda los problemas Consejo Escolar del Estado. enfatizando que la educación actual sufre del síndrome de la falta de control y de la Todos esos documentos tienen una nota desorientación, además de común: enfocan la educación señalar el tema del fracaso desde el ángulo social, eco- escolar como un agravante José María Quintana Cabanas nómico y laboral del país. Esto de los principales problemas Dr. em Pedagogía, está bien, porque se ocupan Universidade de Barcelona, del sistema educativo. de algunas de las funciones Barcelona Palabras-clave: Reformas que la educación efectiva- Profesor Catedrático da educativas. Principios bási- Universidad Nacional de mente tiene. Pero se olvidan cos de la educación. Ense- Educación a Distancia, de otra función que le es to- ñanza. Aprendizaje. Valores. UNED, Madrid davía más esencial: la “for- mación” humana y personal Necesidad de de los individuos, capacitán- dolos para realizar en sí mismos y en la so- una revisión crítica ciedad una vida humana plena, con la pro- de la educación actual ducción de los mejores valores que, junto Desde hace unos años, en el sector de con la verdadera calidad de vida, contribui- la educación existe una conciencia de in- rán a la felicidad humana y social. satisfacción, duda, frustración y desconcier- to. Las distintas reformas educativas que en Para tocar este último punto, esos informes nuestro país se han ido sucediendo duran- deberían ser, además, “pedagógicos”. Y no lo Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
56 José María Quintana Cabanas son. No están elaborados por pedagogos ni se países también. Incuso en los países más avan- interesan por la “realización” personal de los zados. Y hasta podríamos decir que sucede individuos. A lo sumo, se interesan por su con- entre nosotros porque nuestro sistema educati- tribución a una vida social exteriormente armó- vo, igual que los demás aspectos de la vida nica. Esto ya es mucho, pero no lo es todo. No cultural y social, los copiamos de los países es lo mejor de las personas. Lo mejor, para ellas, que marcan las pautas en el mundo. Pero he- está dentro de cada una, y puede describirse en mos de advertir que no todos los modelos que términos de autoestima, satisfacción personal, desde ellos se difunden son buenos, conve- realización de valores auténticos y elevados, nientes y recomendables. Ya no lo son algu- buen nivel de instrucción, acierto profesional, nos a nivel científico y tecnológico (degrada- aceptable nivel de vida y adaptación social. ción del medio ambiente, armamentismo, pro- ductividad consumista); pero los que son de Los mencionados informes se ocupan, so- nivel ideológico (valores, estilos de vida, idea- bre todo, de los niveles de instrucción de la les humanos, etc.), donde no hay posibilidad población y del modo como el sistema escolar de una contrastación y crítica objetivas, son puede y debe incrementarlo. Pero aun en este todavía más cuestionables y problemáticos. Y ámbito de la organización escolar y de la di- entre ellos están los fines y los medios de la dáctica, se guían por criterios cuantitativos y, educación, los cuales, por basarse en una siguiendo ciertos estereotipos docentes que se determinada concepción del hombre, de la han ido imponiendo en los sistemas educati- vida humana y de la sociedad, quedan toda- vos, propagan unos objetivos y métodos de vía más al albur de unas ideologías que, aun enseñanza que, cubiertos de tecnología peda- siendo inciertas –y a veces, también, falsas-, gógica, en el fondo son –a menudo- como por determinadas circunstancias a menudo lo- una nuez vacía, porque no inciden realmente gran imponerse y convertirse en una moda. en aquello que constituye el aprendizaje inte- lectual de los alumnos propiamente dicho, no Esto está pasando, por ejemplo, con cier- habiendo indicado ya bien aquello que es la tos principios básicos de educación. He aquí esencia de la buena enseñanza escolar. que unos postulados tan alejados de un sano realismo antropológico como son, por ejem- Pero, aparte de esto, hay una serie de fe- plo, la creencia de que en el ser humano no nómenos, percibidos por todos en nuestra existen unas inclinaciones negativas que haya cultura ambiental y en la vida cotidiana, que que dominar y desarraigar, de que el aprendi- delatan fallos básicos en la educación, tanto zaje intelectual es un proceso que el niño pue- familiar como escolar. Desde hace unos años de hacer fácilmente por su propia iniciativa, –por ejemplo- nos está alarmando y desazo- que el papel del maestro no ha de constituir nando el fenómeno de la violencia escolar: aquella guía que tradicionalmente se había no sólo los casos gravísimos de delitos en las pensado, que el globalismo es el mejor méto- escuelas, sino los casos más cotidianos, en do de aprendizaje, y teorías por el estilo, se ellas, de indisciplina, rebeldía, falta de respe- han convertido en el evangelio infalible de la to a los profesores, poca autoridad educati- educación actual, siendo así que, en realidad, va, bajo nivel de aprendizaje, descontento de son una carta de navegación errónea y des- los profesores y el repetido fracaso escolar. orientadora que no puede llevar más que a un Esto sucede en nuestro país, y en otros naufragio de la enseñanza y el aprendizaje. Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
Crítica pedagógica de los sistemas educativos occidentales 57 A nuestro entender, pues, no basta con conocidas, repetidas y lamentadas, casi a el tipo de cuidado “externo” que la socie- diario, por todos nosotros. Podemos men- dad está poniendo en la educación actual. cionar una decena de tales manifestaciones. Se precisa, además y sobre todo, de un exa- men interno que enfoque bien la educa- En el ámbito familiar, destaca el escaso ción y enseñanza desde la auténtica esen- índice de exigencia de los padres con respec- cia de ellas. Será éste un análisis “pedagó- to a sus hijos, ya desde los meses posteriores gico”, que es el que intentamos esbozar y a su nacimiento, en que los atiborran de ob- proponer en las consideraciones que siguen. jetos de uso personal, juguetes y comodida- Pueden verse ampliadas y fundamentadas des, una práctica que se prolongará durante en nuestro libro La educación está enferma toda su infancia y cuyo efecto no puede ser (QUINTANA CABANAS, 2004) o en los de otro que el de ahogar en el niño una serie de Salvador Cardús (2001) y de Mariano Fer- estímulos personales y la necesidad del au- nández Enguita (1997). toesfuerzo y la autosuperación. Esto es simple consecuencia del buen nivel de vida que, por En qué se nota el suerte –en otro aspecto-, han adquirido nues- tros hogares, pero que resulta asfixiante para malestar de la educación un activo auto desarrollo cultural y moral del Ya hemos recordado que la educación niño. Con lo dicho va un menor ejercicio de es un fenómeno que transcurre tanto en el la autoridad paterna y una menor exigencia terreno familiar como en el de la escuela; en el rendimiento del niño. sus características suelen ser paralelas en ambos terrenos, pues vienen a ser, de he- Esto se proyecta, lógicamente, en el ám- cho, consecuencia y reflejo de las caracte- bito escolar, donde también existe una falta rísticas que afectan a la propia sociedad. En de autoridad educativa y, con ella, un incre- este sentido, ni la familia ni la escuela son mento de la indisciplina, todo lo cual pro- culturalmente autónomas, sino que depen- voca un descenso del nivel de conocimien- den de la cultura social de su época, y es tos escolares obtenidos, que se va haciendo por esto mismo que va a resultar tan difícil el cada vez mayor en los últimos lustros. Ante pretender corregir o encauzar las pautas esta situación, los profesores, que se ven educativas actuales sólo desde considera- impotentes para dominarla e imponer un rit- ciones y propósitos meramente “pedagógi- mo de aprendizaje efectivo, se sienten des- cos”. Estos últimos son los que, idealmente, alentados y descontentos, cuando no humi- deberían orientar la educación; pero, en la llados por una actitud irrespetuosa de algu- práctica, tropiezan con la fuerza enorme de nos alumnos, que nadie es capaz de atajar la presión social, la cual, en definitiva, suele ni dominar. Los aires sedicentes democráti- imponerse; pero esto no significa que no cos de la sociedad actual no dan para esto. debamos luchar contra ella, tratando de que triunfen los ideales pedagógicos. En conjunto, podríamos decir que nuestra educación, en general, adolece del síndrome El malestar de la educación tiene múlti- de la flojedad y de la desorientación. 1) De la ples manifestaciones, patentes a todo buen flojedad, en tanto que ha rebajado sus objeti- observador y que, por desgracia, son harto vos de educación e instrucción y, por otra par- Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
58 José María Quintana Cabanas te, se ve impotente para conseguirlos, pues se fectas ni desviadas, sino que espontáneamen- halla privada de aquellas dos palancas que te tendería, sin fallo personal posible, a lo que constituían la potencia de la educación hu- constituye su bien y su perfección, en todos manista tradicional: el principio del esfuerzo sentidos. Huelga, pues, el guiarle, el enseñar- en el alumno y la autoridad docente e institu- le, el empujarlo al bien, el corregirlo. Es el “op- cional en la instancia educadora, junto con la timismo antropológico”, directamente deriva- actuación sistemática de ésta. 2) Pero la edu- do de Rousseau, y que ha informado (a co- cación se halla, además, “desorientada”, en mienzos del s. XX) la mentalidad de la Escuela tanto que se inspira en algunos principios se- Nueva y, con ella, casi toda la Pedagogía con- guramente falsos, o científicos sólo en apa- temporánea. Este principio es, hoy día, ape- riencia, o pedagógicamente desacertados, o nas discutido, y en muchos aspectos orienta la de dudosa eficacia metodológica; y no diga- educación actual, pregonando la autosuficien- mos ya de aquellos principios –como el natu- cia del educando, el autoaprendizaje del alum- ralismo antropológico- que desvían la educa- no, la función secundaria del maestro, la no ción del buen puerto adonde debería llegar. coacción al educando, la ausencia de todo adoctrinamiento, etc. Esta confianza ingenua A esos males tratan de poner remedio, por en el buen desarrollo espontáneo del indivi- el camino de las reformas educativas, algunas duo presenta como innecesaria y, por consi- leyes de educación que van apareciendo. En guiente, abusiva toda autoridad educativa. España hemos conocido, últimamente, sobre todo la LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación Pero, de hecho, no sólo se da una menor General del Sistema Educativo, promulgada por función de la autoridad educativa (de los edu- el Gobierno socialista en 1990) y la LOCE (Ley cadores y de las instituciones), sino también Orgánica de Calidad de la Educación, pro- una falta de respeto, de algunos alumnos con mulgada por el Gobierno liberal en 2002, y los profesores, que es de muy mal tono y con- oponiéndola a la anterior). Pero veremos luego traria a los elementales hábitos sociales. En que, más que instrumentos de renovación y educación, ha disminuido mucho la “coer- mejora pedagógicas, las mismas lo son de es- ción” educadora, es decir, el “empujón” que caramuzas entre partidos políticos, que toman parece requerir el educando cuando se empe- la educación como objeto de sus ataques mu- cina en una postura personal opuesta a los tuos, pareciendo desconsiderar el verdadero ob- objetivos de su buena educación. jetivo de hacer progresar la educación. Estos criterios dependen, lógicamente, de Los fallos concretos de la Antropología Pedagógica que conforma la mentalidad del educador. El autor de estas lí- nuestra educación neas se adscribe, personalmente, a lo que ha En los países occidentales, la educación sido y es el Humanismo de la cultura occiden- contemporánea adolece de un fallo básico y tal, el cual encarna aquellos valores que han general, de tipo ideológico, que técnicamente logrado lo mejor que tiene dicha cultura. Se se llama el “naturalismo antropológico”, es basa en una Antropología realista que, en el decir, la doctrina de que el ser humano es ra- ser humano, ve tanto unas inclinaciones posi- dicalmente bueno y perfecto, en el sentido de tivas que conviene dejar desarrollar y estimu- que no poseería tendencias negativas, imper- lar, como otras inclinaciones negativas que – Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
Crítica pedagógica de los sistemas educativos occidentales 59 por el contrario- hay que atajar y combatir, gunos contra el profesor (y mayormente la porque son opuestas a diversos aspectos del profesora), en sus diversas manifestaciones buen desarrollo humano de la personalidad. (con sus distintos grados de gravedad), cons- tituye un fenómeno al cual no se le da la Existe, en la vida de nuestros niños y importancia debida ni, por consiguiente, se adolescentes, un estilo de vida fácil y col- busca su eficaz erradicación. En esto, una mado que, lejos de fomentar en ellos la au- vez más, y como ya se comprende, lo que toexigencia y la tensión hacia el logro de sucede en la escuela no es más que un reflejo unos objetivos propuestos, les provoca pa- de lo que está sucediendo en nuestra socie- sividad, desgana y una dispersión mental dad, de la cual recibe la influencia. que impide las ansias y la posibilidad de concentrarse en la difícil labor del estudio. Y Pero ya en lo teórico, en sus principios origi- como –por otra parte- el sistema educativo narios de orientación, nuestro sistema educativo tampoco se distingue por sus exigencias, la falla ya, por basarse en unos principios pedagó- labor académica escolar es menos efectiva gicos inadecuados. Esto parece increíble, pero que la efectuada unas décadas atrás. es real. Tales principios pueden reducirse a los cuatro siguientes. 1) La baja apelación al esfuer- Por otra parte, los medios didácticos tra- zo personal del alumno. Contra la más elemen- dicionales (explicaciones del profesor, es- tal idea del humanismo clásico, que entendía el tudio de manuales, exámenes, memoriza- aprendizaje como una difícil lucha contra la ig- ción de los contenidos, multiplicidad de norancia (la palabra latina studium no significa ejercicios de aplicación, etc.) han caído en otra cosa que empeño, afán, esfuerzo), nuestro desprestigio, habiéndolo ganado una me- sistema educativo ha borrado este concepto de todología novedosa basada en el activis- lo que constituye el currículo escolar. 2) Una op- mo, el globalismo y la interdisciplinaridad. tatividad excesiva en los estudios, pareciendo ol- vidar que la ciencia es una estructura lógica ob- El sistema educativo, en general, ha jetiva que el alumno ha de asimilar, y como su- caído en una serie de disfunciones que, por poniendo que es el alumno quien ha de definirla así decirlo, le están poniendo palos en las o establecerla a su gusto. 3) El principio de com- ruedas. Son muy numerosas, y vamos a prensividad, en virtud del cual se busca la inte- enunciar las principales. gración, dentro de una misma aula, de todos los alumnos, aun de aquellos que tienen capacida- En muchas aulas imperan el desorden y des (del tipo que sean) diferentes o que pertene- la indisciplina; el profesor se ve impotente para cen a culturas o a niveles intelectuales distintos. atajarlos y las mejores energías que ha de Antes –siempre-, se establecían en las aulas unos derrochar son, no para explicar las lecciones grupos “homogéneos” de alumnos, entendien- y conseguir que los alumnos las aprovechen, do que así la acción docente del maestro podía sino para poner a estos en aquellas condi- ser más efectiva con ellos; ahora –incomprensi- ciones mínimas de atención y aplicación sin blemente- se quieren establecer grupos hetero- las cuales no puede lograrse ni lo más ele- géneos, prometiendo que también en este caso mental de aquel otro objetivo. Para mayor la enseñanza y aprendizaje serán igualmente efec- colmo de males, la llamada “violencia esco- tivos. 4) La “promoción automática de curso” lar”, de unos alumnos contra otros y de al- establece, contra la práctica de siempre y la lógi- Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
60 José María Quintana Cabanas ca pedagógica más elemental, que todo alum- Y a todo esto se añade una falta de ideales, no, terminado el curso, ha de pasar automática- patente, sobre todo, en el ámbito de la educación mente al curso siguiente superior, aun cuando moral, donde no se fomenta en los alumnos el no haya asimilado los contenidos básicos del gusto por los valores superiores sino, a lo más, curso anterior. 5) Otro mal de nuestro sistema una “moral mínima”, que es la moral del egoís- educativo es que, en el mismo, se ha introducido mo individualista propio de nuestra sociedad. un “tecnicismo didáctico” que, con conceptos y términos altisonantes, parece ofrecer una gran Las causas de los calidad didáctica, cuando en realidad se está descuidando una labor metodológica que, sien- desajustes de la do mucho más prosaica, es sin embargo más educación sólida y efectiva en la enseñanza. Nos estamos refiriendo al “constructivismo” como teoría base, contemporánea al “cognitivismo” como explicación de toda la Hemos indicado ya que un optimismo an- vida mental, a la “teoría curricular” como pana- tropológico, de origen rusoniano, se había cea, al “aprendizaje significativo” como presun- extendido como una mancha de aceite por to descubrimiento pedagógico y a la “interdisci- todo el pensamiento pedagógico actual. Por plinaridad” como concepto de moda. Luego les engañoso que él sea (y contradecido por la dedicaremos algún comentario. más elemental observación del comportamiento humano), se ha convertido en un dogma pe- Otros fallos de nuestra educación actual dagógico, del cual se han hecho pregoneros son, en primer lugar, una democratización ciertos movimientos pedagógicos de vanguar- excesiva de las instituciones docentes, don- dia. Esto ha corroído las bases de la pedago- de, a menudo, las decisiones arbitrarias de gía humana de siempre: necesidad de corre- gente incompetente ocupan el lugar de unas gir y guiar al niño, de iniciarlo en el estudio decisiones tecnocráticas que son las ade- sistemático y de orientarlo técnicamente en toda cuadas para resolver bien las cuestiones que esta difícil empresa. Pero estos sanos princi- se tienen planteadas. Una comprensible con- pios no son, hoy día, en la mayoría de am- secuencia de todo lo dicho, que causa ane- bientes educacionales, “políticamente correc- mia e ineficacia en el sistema educativo, pro- tos”, y están “demodés”. La realidad es ésta. voca necesariamente el descontento y la desmotivación en sus agentes, que son los A lo cual se añade –ensombreciendo el maestros y profesores. Y si ellos no van bien, horizonte pedagógico- el ambiente cultural el sistema tampoco puede funcionar. Y éste de la postmodernidad, con su flojedad de sufre, además, de una politización que se pensamiento, que huye de la racionalidad hace del debate sobre la educación y la re- para potenciar lo emocional e informal, forma del sistema educativo, hasta el punto pactando así con esa cortedad de miras y de que, a la vista de todos, el Gobierno que ese fácil contentamiento que hemos cons- ha subido al poder dicta unas leyes de edu- tatado en toda la anterior descripción. cación que, a lo que se ve, no van tanto a mejorarla cuanto a contradecir la ley puesta Por si esto fuera poco, el buen nivel de vida por el Gobierno anterior, que era del parti- que han alcanzado los países occidentales los do político contrincante. lleva a un materialismo y a un pragmatismo que Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
Crítica pedagógica de los sistemas educativos occidentales 61 se dicen poco con los ideales del humanismo Crítica pedagógica a los tradicional. La ley del mínimo esfuerzo se consti- tuye en el ideal humano máximo, el cual, siendo principales puntos bueno en ciertos ámbitos de la vida humana, negativos mencionados resulta fatal en otros, especialmente el de la for- Contra la general manera de ver, hemos mación y educación personal, máxime tratándo- expresado nuestro rechazo del naturalismo se de niños y adolescentes. En sus hogares, lle- rusoniano, porque nos parece un error an- van una vida colmada sin que ellos hayan de tropológico tan mayúsculo como nefasto para aportar apenas nada personal y, encima, no se la educación. La única manera como puede les estimula para su fortalecimiento personal inte- explicarse la postura rusoniana tan optimista rior. No se ve la necesidad de ello. En el propio es desde la Psiquiatría y viendo la tesis de hogar, se facilita a los niños la inmersión en los Rousseau como un caso de “paranoia” inte- medios fáciles y superficiales de comunicación y lectual. En efecto. Como todo paranoico, este de información, los cuales, aparte de otros ries- pensador comete el error de tomar por reali- gos, tienen para esos sujetos el de alimentar su dad aquello que, en el fondo, él desearía que imaginación y su pasividad en lugar de robuste- lo fuera: se trata de un mecanismo psicológi- cer su atención, su capacidad de análisis y su co de defensa con el cual las personalidades búsqueda personal de las cosas. frágiles, incapaces de soportar aquello que las frustra, pasan a verlo de la forma que a Por su parte, las malas reformas del sis- ellas les gustaría que tuviera. Tanto a Rous- tema educativo van empeorando éste, en seau como a nosotros nos gustaría que el lugar de mejorarlo. Se introducen por ley niño se desarrollara ya bien por sí solo y no algunas prácticas y orientaciones que son hubiera necesidad de guiarlo ni enseñarlo con francamente antipedagógicas, pero que pa- la educación; pero, mientras nosotros reco- sarán a ser obligatorias hasta que alguien – nocemos que esto es un bello sueño y, por lo si alguna vez se da- descubra su inconve- mismo, no renunciamos a la molesta tarea niencia. Lo cual es difícil, porque en el gre- de educar, Rousseau, por el contrario, cree mio educacional imperan más las modas que la naturaleza infantil es algo que no falla mundiales que la crítica pedagógica. y, por lo mismo, no hemos de meternos con ella. Aquí está la diferencia. Hay ciertos puntos de la Reforma educativa española que resultan especialmente conflictivos. El activismo constituye otro señuelo de la Pensemos, por ejemplo, en la ESO, que obliga a Pedagogía contemporánea. Es también de ori- todos los adolescentes, hasta sus 16 años de gen rusoniano, pero en este caso no es un edad, a seguir un mismo tipo de estudios. No error suyo sino, más bien, una genialidad que teniendo todos ellos las mismas aptitudes menta- lo honra mucho: descubrió que el niño “apren- les, ni las mismas ganas de estudiar, esta dispo- de haciendo” y, por consiguiente, sólo pode- sición legal obliga a estar en las aulas a un con- mos enseñarle ateniéndonos a este principio. tingente de alumnos que ni pueden ni quieren Tan sensacional fue este descubrimiento, que estudiar, con lo cual plantean unos problemas también ha marcado el curso de la Pedagogía de disciplina, orden y convivencia académicos contemporánea. Y aquí se ha producido otro que entorpecen enormemente el trabajo docente fallo. Porque el activismo, que es la metodolo- y originan la frustración en las aulas. gía (análoga al “juego”) adaptada al apren- Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
62 José María Quintana Cabanas dizaje y a la enseñanza infantiles, no lo es a la Hemos aludido al tema de la escuela com- enseñanza y aprendizaje tratándose de adul- prensiva (o de grupos heterogéneos, y llamada tos, los cuales están sometidos a la ley social también escuela “integrada”). Filipo de Mace- del “trabajo”, no a la ley infantil del juego. Y el donia estableció el principio de “divide y vence- niño, a medida que va creciendo, deberá ir rás”, que es de general aplicación, también en siendo sometido a esa ley del trabajo, que, la escuela: distinguiendo tipos y niveles de alum- académicamente, es la ley del estudio sistemá- nos, y haciendo con ellos grupos homogéneos, tico hecho con atención y esfuerzo. Los méto- es como la enseñanza se les adaptará mejor. Es dos activos son métodos sólo para niños. el principio por el cual se han establecido las escuelas “graduadas”, que son todas las ac- Otro sofisma análogo introducido en la tuales, y hasta el propio sistema educativo, que Pedagogía contemporánea es el del globalis- se estructura en unos “cursos” que suponen mo como metodología didáctica. También, el niveles distintos. Contra la eficacia de este siste- niño pequeño aprende todas las cosas de una ma, y su superioridad didáctica sobre el de la manera global, y su psicología no da para escuela comprensiva, no hay nada que obje- más. La psicología del adulto, en cambio, da tar: ambas se pueden afirmar a priori, y no es para el método analítico-sintético, que es el preciso recurrir a experimentos o comprobacio- gran método del aprendizaje riguroso, pro- nes empíricos. Ahora bien, la escuela de gru- fundo, exacto y científico. Aun cuando sea, pos homogéneos puede tener un inconvenien- también, un método más difícil, molesto y tra- te: la segregación de algunos alumnos, con el bajoso; pero es más rápido y eficaz. Y el niño, consiguiente perjuicio –para ellos- de tipo psi- en la medida en que va creciendo, ha de ser cológico o de tipo social. Es para evitar tal in- introducido en este método, que es el que ha conveniente que se ha proclamado la escuela de imperar en la escuela desde que los alum- comprensiva. Pero esto, a costa de la eficacia nos tienen unos 10 años de edad. didáctica de la escuela. Nosotros creemos que el modo adecuado de solucionar bien todo este La Reforma educacional española ha utiliza- problema es hacer grupos de clase homogé- do una inflación teórica, apelando a conceptos y neos (no escuela comprensiva); y la necesaria teorías de Piaget, e intentando así pasar por una integración de todos los tipos de alumnos, pro- reforma “científica”. Pero esta imagen es algo curarla fuera del aula, es decir, en otras activi- engañosa, pues, por un lado, los conceptos di- dades escolares comunes y también en activi- dácticos utilizados por Piaget son poco distintos dades extraescolares y de tiempo libre, de las de los que se utilizaban ya en la Didáctica tradi- cuales puede hacerse una amplia oferta a to- cional, como puede demostrarse fácilmente. Se dos los alumnos. insiste en conceptos rumbosos, cuando el buen proceso de enseñanza-aprendizaje se reduce a No vamos a insistir en la necesidad de estos sencillos pasos: explicación clara y metódi- otros principios pedagógicos tales como el ca hecha por el maestro, atención puesta por el contar, en educación, con el esfuerzo puesto alumno, asimilación de la enseñanza por parte por los alumnos, y con la autoridad puesta de éste, memorización suya del contenido, y nu- por el sistema educativo. El tocar estos temas merosos ejercicios de aplicación del mismo, con- es cosa harto común en los buenos tratados trolados por el maestro; unos oportunos repasos de Pedagogía y, por lo mismo, nos excusa- de tales contenidos y ejercicios cerrarán el ciclo. mos aquí de explicarlos y fundamentarlos. Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
Crítica pedagógica de los sistemas educativos occidentales 63 Cómo mejorar la agradecerlo. Este, y no otro, es el sentido de la verdadera autoridad en el educador; su ejercicio educación actual constituye una función indispensable en tanto que Si nos limitáramos aquí a presentar el cua- el educando es un ser inmaduro que aún no dro anteriormente descrito, posiblemente nues- sabe autogobernarse. tros ánimos decaerían, ante esta situación edu- cacional tan poco optimista. Lo cierto es –y lo El tema del fracaso escolar es uno de los hemos visto bien- que, de todos modos, la problemas principales del sistema educativo. situación oficial de la educación, tanto en nues- Sobre él, nosotros proponemos una explica- tro país como en el mundo, no da para mu- ción y una solución, a nuestro entender, radi- cho más. Pero, a pesar de todo, son muchos cales.- El sistema escolar se basa en dar una los educadores y los centros educativos que, enseñanza “colectiva” a todo un grupo de inspirados en unos principios pedagógicos más alumnos. Pero, en un aula, el grupo de alum- sanos, y animados del coraje que les infunde nos no es totalmente homogéneo, sino que lo su “misión” de educar, no se dejan arrastrar corriente es que haya un 15 % de alumnos por las alicaídas tendencias pedagógicas con- poco dotados para el estudio y un 5 % (aproxi- temporáneas, sino que se suman a esta con- madamente) muy mal dotados (aun siendo, signa de un grupo, también muy consciente, por otra parte, niños de inteligencia “normal”, de pedagogos alemanes actuales: Mut zur Er- pero de otro tipo de inteligencia). En la ense- ziehung!, “¡tengamos el valor de educar!” ñanza ordinaria, que es la que el profesor diri- ge al nivel “medio” de los alumnos de la cla- Y ¿cómo conseguir una buena educa- se, ese 15 % residual de alumnos están irre- ción? El describirlo con detalle sería una ta- mediablemente perdidos: no lograrán asimi- rea muy prolija, y aquí vamos a limitarnos a larse bien los conocimientos y están abocados aludir a unos cuantos puntos que pueden al fracaso escolar. La única solución posible (y dar lugar a una reflexión crítica sobre ellos. necesaria), en este caso, sería establecer para ellos otro currículo, un currículo de estudios Habrá que comenzar por asegurar en el aula paralelo, de contenidos más fáciles y básicos y un clima de orden y de actividad, para lo cual es menos numerosos, y al término de esta “ense- imprescindible contar, tanto en el sistema educa- ñanza general básica” habría de seguir una tivo en general, como en los centros y en cada “enseñanza profesional”. Con esto, ese grupo profesor en particular, con su función autoritati- de alumnos aprendería normalmente, no fra- va. Decimos “autoritativa”, que no “autoritaria”. casaría en los estudios y tendría autoestima. La actitud autoritaria es la que manda arbitraria- Ciertas desventajas que tal vez se les deriva- mente y por puras ansias de dominio sobre el rían habría que evitarlas por otros medios. otro; constituye un abuso humano inadmisible. La actitud “autoritativa”, en cambio, manda sólo La introducción en la escuela de los me- aquello que, siendo necesario para el educan- dios informáticos y, en general, de las Tecnolo- do, éste no acierta a ver, y sólo en tanto que es gías de la Información y Comunicación ha incapaz de verlo. Tal mandato, pues, es un “ser- hecho creer a muchos que se está abriendo vicio” prestado al alumno, servicio que el edu- una nueva era para la Didáctica, es decir, para cador tiene el deber de ofrecerle y que el alumno, los medios de la enseñanza y el aprendizaje si es razonable, hará bien en someterse a él y humanos. Parece como si la pizarra y el yeso, Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
64 José María Quintana Cabanas por no decir ya los libros y el papel, y quién y efectivo, y que es exclusivamente de índole sabe si no el propio profesor en el aula, son lógica y psicológica y que posibilita la asimila- medios ya superados que pasan a formar par- ción de los contenidos por parte del alumno. te de la “historia” de la Didáctica. Y, sin em- Criterios tales como el número de alumnos por bargo, nada sería más engañoso. El ser hu- profesor, una metodología activa y participati- mano que aprende sigue siendo el mismo, y va, la relación de la escuela con el entorno sus leyes de aprendizaje son las de siempre: social y cosas por el estilo resultan bastante aje- atención, análisis, esfuerzo, síntesis, aplicación nas a la verdadera calidad de la enseñanza. Y práctica, ejercicio... y poco más. Lo demás (las más todavía, en la enseñanza universitaria, ín- TIC) son simples medios que pueden agilizar y dices como el número de alumnos que se apro- facilitar algunas partes de este proceso, pero vechan del programa Erasmus, o el nivel de no sustituirlas, ni menos aun sustituir el proce- nota de Enseñanza Media que se les exige para so mismo. Esto habrá que tenerlo bien claro y ingresar en una universidad. no caer en un autoengaño. Con manejar toda la información que se quiera, nada se conse- También sobre la enseñanza de la Religión guirá si no se la somete, paso por paso, a podrían decirse muchas cosas. Resumiendo, estos que hemos indicado. Es más: la mucha ella no puede substituirse por la enseñanza de (la demasiada) información puede ser un gra- la Ética, porque ésta es autónoma de aquella ve obstáculo para que se realice este proceso, y habría que darla a todos los alumnos en y de ahí la necesidad de limitar en los alumnos todas las escuelas; ni puede reducirse a la his- su acceso a las TIC si no se quiere que ellos toria de las religiones ni a la descripción de las sean unas víctimas de las mismas y que éstas, formas que estas presentan en los distintos en lugar de ayudarlos a aprender bien, los pueblos del mundo, porque esto es un capítu- atiborren de unos conocimientos rápidos, su- lo no de la Religión, sino de la Antropología perficiales y desconexionados que no dejen en Cultural. La educación religiosa propia de una ellos ni rastro de verdadera “formación” inte- confesión religiosa no puede darse en la es- lectual. A los estudiantes –y a nosotros- les ha cuela pública (en un país ideológicamente plu- de pasar lo que a los millonarios: que no, por ralista), sino sólo en la respectiva escuela pri- tener mucho dinero, cenan dos veces. Lo con- vada confesional. Pero tanto en ésta como en trario les produciría indigestión. la escuela pública, y en todos los casos y paí- ses, podría y debería darse la que yo llamo Se habla mucho, actualmente, de la cali- educación cosmovisional, que es una educa- dad de la educación. Bien está, porque la idea ción “pre-religiosa” que tiende a hacer reflexio- de calidad es inherente al concepto mismo de nar a las personas sobre su cosmovisión per- educación, la cual no se entiende sin una refe- sonal, el sentido de la vida y de la muerte, las rencia a la perfección. Pero los tecnólogos de la creencias, la religión y, en general, el tema o calidad educativa incurren en el peligro de re- problema de la trascendencia humana (QUIN- ducirla a criterios e indicadores cualitativos y TANA CABANAS, 2001). Es una enseñanza externos, olvidando el insistir en aquello que de tipo filosófico, que ha de ser dada por per- garantiza la calidad del “acto didáctico”, o acto sona competente (la experiencia muestra que de enseñanza-aprendizaje propiamente dicho no lo es todo profesor de Filosofía). Recebido em: 19/11/20004 Aceito para publicação em: 26/04/2005 Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
Crítica pedagógica de los sistemas educativos occidentales 65 RESUMO Uma crítica pedagógica dos sistemas educacionais ocidentais Este artigo pretende mostrar a necessidade de uma visão crítica da educação atual e as reformas ocorridas na Espanha. Enfoca os fenômenos que vem interferindo na educação, apontando como um dos mais alarmantes, a violência escolar. Aborda os problemas enfatizando que a educação atual adoece da síndrome da falta de controle e da desori- entação, além de apontar o tema do fracasso escolar como um agravante dos principais problemas do sistema educacional. Palavras-chave: Reformas educativas. Princípios básicos da educação. Ensino. Apren- dizagem. Valores. ABSTRACT A pedagogical criticism of occidental educational systems. This articles points out the need of a current critical view of education and the different educational reforms that took place in Spain. It focus the phenomena that are interfering in the education process, mainly those related to school violence. It also emphasizes the lack of control and guidance, that places school failure as one of the most serious problems in the educational system. Keywords: Educational Reforms. Basic education principles. Learning. Teaching. Values. Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
66 José María Quintana Cabanas Referências bibliográficas BOAVIDA, J. Filosofia do ser e do ensinar. Coimbra, PT: Instituto Nacional de Investigaçâo Científica, 1991. BOUCHÉ PERIS, H. Educar para un nuevo espacio humano. Madrid: Dykinson, 2003. CARDÚS, S. El desconcierto de la educación. Barcelona: Ediciones B, 2001. CONSEJO ESCOLAR DEL ESTADO (España). Informe sobre el estado y situación educativo: curso 2002/2003. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2004. DIAS DE CARVALHO, A. A educaçào como projecto antropológico. Porto, PT: Afrontamento, 1992. FERNÁNDEZ ENGUITA, M. La escuela a examen: un análisis sociológico para educadores y otras personas interesadas. Madrid: Pirámide, 1997. FERREIRA PATRICIO, M. (Org.). A Escola cultural e os valores. Porto, PT: Porto Editora, 1992. MARQUES, R. Saber educar: guia do profesor. Lisboa, PT: Presença, 2001. MEDINA RUBIO, R. Participación social y calidad de la educación. CONGRESSO NACIONAL A LA CALIDAD DE LOS CENTROS EDUCATIVOS, 9., 1988, Madrid. Actas ... Madrid: Sociedad Española de Pedagogía, 1989. v. 2. p. 109-127. PEIRÓ I GREGORI, S. (Coord.). Violencia en el aula, currículum y valores. Alicante: Club Universitario, 2001. PÉREZ SERRANO, G. La educación en el horizonte del siglo XXI, Bordón, Madrid, n. 46, p. 423-40, 1994. QUINTANA CABANAS, J. M. Las creencias y la educación: pedagogía cosmovisional. Barcelona: Herder, 2001. ______. La educación está enferma: informe pedagógico sobre la educación actual.Valencia: Nau Llibres, 2004. SACRISTÁN GÓMEZ, D.; MURGA MENOYO, M. A. Educación democrática y cultura participativa: desarrollo del espíritu democrático a través de la educación. Madrid: UNED, 1994. SARRATE CAPDEVILA, M. L. Conciencia europea y educación de adultos. In: LÓPEZ- BARAJAS, E. (Coord.). La educación y la construcción de la Unión Europea. Madrid: UNED, 2000. p. 153-70. Correspondência: jquintana@edu.uned.es Ensaio: aval. pol. públ. Educ., Rio de Janeiro, v.13, n.46, p. 55-66, jan./mar. 2005
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