Dolor neuropático de origen central - Dr. Alan Juárez Belaúnde / Dr. Rodolfo Dorado Taquiguchi - Sociedad Española de ...
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Aval: Grupo de Estudio sobre Dolor Neuropático. Sociedad Española de Neurología. Editores: Dr. Alan Juárez Belaúnde Servicio de Neurología. Unidad Avanzada de Neurorrehabilitación. Hospital Los Madroños. Secretario del Grupo de Estudio sobre Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología. Dr. Rodolfo Dorado Taquiguchi Servicio de Neurología. Clínica Armstrong Internacional. Neurólogo Instituto Neurológico Integral Beremia. Miembro del Grupo de Estudio sobre Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología. © Inyeccmedia S.L. 2020 Depósito legal: M-4782-2020 ISBN: 978-84-09-18200-8 Impreso en España Todos los derechos reservados. No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros medios, sin el permiso previo por escrito de Inyeccmedia S.L. El contenido refleja las opiniones, criterios, conzclusiones y/o hallazgos propios de los autores, los cuales pueden no coincidir necesariamente con los de Pfizer. Pfizer no se responsabiliza de las opiniones de autores contenidas en el documento. Pfizer únicamente recomienda el uso de sus productos de acuerdo con sus respectivas fichas técnicas y en las indicaciones debidamente autorizadas. Este documento se ha elaborado gracias a la colaboración y al trabajo en equipo de profesionales con dedicación especial dentro de su práctica asistencial. Su edición ha sido posible gracias a Pfizer S.L.U. en la consulta médica general I 3
Autores Dr. Alan Juárez Belaúnde Servicio de Neurología. Unidad Avanzada de Neurorrehabilitación. Hospital Los Madroños. Coordinador del Grupo de Estudio sobre Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología. Dr. Pedro Bermejo Velasco Servicio de Neurología. Hospital Universitario Puerta de Hierro. Director Instituto Neurológico Integral Beremia. Vocal del Grupo de Estudio sobre Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología. Dra. Alba Cárcamo Fonfría Servicio de Neurología. Hospital Universitario de Getafe. Unidad de Neurociencias Clínica Santa Elena. Miembro del Grupo de Estudio sobre Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología. Dr. Rodolfo Dorado Taquiguchi Servicio de Neurología. Clínica Armstrong Internacional. Neurólogo Instituto Neurológico Integral Beremia. Miembro del Grupo de Estudio sobre Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología. Dr. José María Gómez Argüelles Coordinador de la Unidad de Fibromialgia del Servicio de Neurología del Hospital Quirónsalud Madrid y C. Hospitalario Ruber Juan Bravo. Servicio de Neurología Hospital Universitario del Tajo. Aranjuez, Madrid. Miembro del Grupo de Estudio sobre Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología. Dra. Paloma Alonso Béjar Servicio de Neurología. Hospital Universitario del Tajo. Aranjuez, Madrid. Susana Montesinos Burgos Fisioterapeuta y Terapeuta Ocupacional en Neurorrehabilitación. Clínica Fisioactiva. Nuria Gómez Zarza Servicio de Neuropsicología. Unidad Avanzada de Neurorrehabilitación. Hospital Los Madroños. en la consulta médica general I 5
Prólogo: El dolor, como representación de patología neurológica en algunos pacientes, es inherente a la actividad del médico de Atención Primaria. Se manifiesta expresado de manera heterogénea, siendo el dolor neuropático de origen central, uno de ellos. Es conveniente, por tanto, comprender y poder no solo reconocer su expresión clínica y su manejo terapéutico, sino también contar con recursos y conocimientos para lidiar con el complejo sistema subjetivo complementario humano en lo que respecta lo que conocemos como dolor, la base neuropsicológica a la que se enfrenta el sujeto afectado y el conglomerado neurofuncional donde, evidentemente, participan muchas otras áreas supratentoriales, también posiblemente afectadas. El dolor central sobreviene en el sistema nervioso a partir de episodios como el ictus, lesiones medulares, lesiones cerebrales traumáticas, entre otros. Aproximadamente el 50% de pacientes que han sufrido una lesión del sistema nervioso central presentarán dolor de distintas etiologías. El daño del sistema nervioso central activa una disfunción del sistema inmunológico, la cual influye de manera negativa sobre la potenciación de dolor periférico sobre mecanismos sensoriales a dicho nivel. Por otro lado, genera una rotura de la barrera hemato-encefálica, activando una serie de procesos donde también participan la microglía y sistema astrocitario que deriva en una liberación anómala de interleucinas y quemocinas, con la posterior difusión a vías e interconexiones involucradas en la activación y control de dolor. Esto genera un desorden estructural que lleva a la hiperalgesia y a la alodinia como consecuencia de la hipersensibilización. Actualmente, las áreas afectadas relacionadas al dolor se pueden censar en el encéfalo con técnicas de espectroscopía por resonancia magnética. De manera experimental, ésta y otras técnicas de imagen como la tomografía por emisión de positrones y la resonancia magnética funcional, en un futuro, pueden ser utilizadas para reconocer el dolor y su curso evolutivo e incluso servir de guía en técnicas no invasivas de modulación del dolor como en el caso de la estimulación magnética transcraneal. El manejo del dolor dependerá del grado de afectación y de si se trata de un dolor de características neuropáticas puras o mixtas (con compromiso nociceptivo). El dolor central, por lo general no responde a analgesia convencional y representa un complejo abordaje luego de los habituales escalonamientos de terapia analgésica. En ocasiones se requieren técnicas de intervención específicas. Lo más importante para el control del dolor central será, en primer lugar, remover la posible causa de ser aún influyente. Luego, promover la recuperación y regeneración de las fibras afectadas, posteriormente, corregir parámetros metabólicos que favorezcan la normalización del microambiente para permitir la regeneración temprana de las vías afectadas, después, modular las vías de acción/inhibición central para, finalmente, actuar sobre la hiperactividad simpática central y sus efectos secundarios, así como modificar los factores emocionales y conductuales en la interpretación del dolor. 6 I Dolor neuropático de origen central
No se debe dejar de lado el adecuado control de las afectaciones musculo-esqueléticas y sobre todo viscerales, lo que permitirá un mejor manejo de las afectaciones centrales. En general, el tratamiento farmacológico para el dolor de tipo neuropático consistirá en el uso de antiepilépticos, bloqueadores de canales de calcio, beta bloqueadores y antidepresivos tricíclicos y duales que pueden disminuir hasta en un 50% la intensidad de éste. Como manejo no farmacológico, hoy en día existen adelantos significativos como la aplicación de la estimulación eléctrica y magnética del sistema nervioso central, que profundizaremos en el texto. En cuanto a las técnicas de neurorrehabilitación, hay que reconocer la preponderancia de la fisioterapia que, mediante el adecuado control de posturas, permite mantener un buen control articular e impide la aparición de nuevos patrones inflamatorios nociceptivos. En este sentido, se entiende que evitar la inmovilidad y realizar actividad física, favorece la adecuada reconstrucción de circuitos espinales y encefálicos para estimular e incrementar la recuperación de las redes neuronales, y por consiguiente obtener la desaparición del dolor secundario. Finalmente, como se ha mencionado, los pacientes que han sufrido un daño del sistema nervioso suelen enfrentarse a una nueva situación de invalidez y dependencia que genera un trastorno de mala adaptación, junto a otro tipo de expresiones psiquiátricas, que influyen negativamente en el manejo del dolor. Esto debido a la conocida e importante influencia de los sistemas supratentoriales y las áreas límbicas y prefrontales en la subjetividad del dolor. Dolor que, además, tiene un mecanismo de retroalimentación de estos componentes psíquicos, con una consecuencia directa sobre la calidad de vida de la persona. Por ello, el médico de cabecera, que será muchas veces el primer terapeuta de un paciente con este tipo de dolores, o que acometerá el seguimiento en su período crónico, no debe ignorar este contexto y, a partir de un adecuado apoyo neuropsicológico, valorar este aspecto terapéutico que influirá, junto con otras medidas, al adecuado manejo de esta patología. Quienes hemos elaborado este manual, en su mayoría dedicados al manejo de pacientes con daño neurológico central, reconociendo la compleja actividad diaria a la que se enfrentan los médicos de Atención Primaria, queremos, a través de un lenguaje sencillo y práctico, facilitarles una actualización en esta temática como herramienta para su puesta en práctica en la consulta diaria. Dr. Alan Juárez Belaúnde y Dr. Rodolfo Dorado Taquiguchi Madrid, 2019 en la consulta médica general I 7
8 I Dolor neuropático de origen central
Índice: 01 Introducción: concepto de dolor neuropático de origen central. Dr. Pedro Bermejo Velasco Fisiología de la transducción sensorial y nociceptiva. 02 Dr. Pedro Bermejo Velasco Anamnesis, exploración física y neuropsicológica del paciente 03 con dolor neuropático de origen central. Dra. Alba Cárcamo Fonfría Datos epidemiológicos del dolor en afectaciones del sistema 04 nervioso central. Dra. Alba Cárcamo Fonfría Técnicas de estudio diagnóstico del dolor neuropático de 05 origen central. Dr. Alan Juárez Belaúnde Tratamiento farmacológico del dolor neuropático de origen 06 central: abordaje actualizado. Dr. Rodolfo Dorado Taquiguchi Terapias invasivas en el dolor neuropático de origen central: 07 técnicas intervencionistas para estimulación eléctrica neuronal. Dr. José María Gómez Argüelles / Dra. Paloma Alonso Béjar Terapias no invasivas en el dolor neuropático de origen central: 08 técnicas de estimulación eléctrica y magnética transcraneal. Dr. José María Gómez Argüelles / Dra. Paloma Alonso Béjar Principios aplicativos de la neurorrehabilitación en el dolor 09 neuropático de origen central. Dr. Rodolfo Dorado Taquiguchi / Susana Montesinos Burgos Repercusiones psicológicas del dolor neuropático: trastornos 10 psicológicos y su manejo. Dr. Alan Juárez Belaúnde / Nuria Gómez Zarza en la consulta médica general I 9
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01 Introducción: concepto de dolor neuropático de origen central Dr. Pedro Bermejo Velasco en la consulta médica general I 11
01 / Introducción: concepto de dolor neuropático de origen central Dr. Pedro Bermejo Velasco El dolor neuropático de origen central se define como un cuadro doloroso producido por una lesión del sistema nervioso central, que altera la transmisión sensitiva y que, finalmente, da lugar a un cuadro de dolor de características neuropáticas. Supone en sí mismo uno de los síndromes dolorosos más complejos y difíciles de tratar y puede ser debido a multitud de causas entre las que destacan los infartos cerebrales, las enfermedades desmielinizantes, las lesiones traumáticas o las enfermedades infecciosas entre otras1. Los síntomas que acompañan al dolor neuropático de origen central se caracterizan por ser los mismos que en el periférico, como la sensación de quemazón, el escozor o la sensación eléctrica o de calambre que describen la mayoría de los pacientes y que generalmente es difícil de distinguir de otro origen como una polineuropatía o incluso el dolor de origen musculoesquelético. Sin embargo, algunos de estos síntomas como alodinia (sensación dolorosa provocada por un estímulo no doloroso) e hiperalgesia (sensación dolorosa intensa provocada por un estímulo doloroso de pequeña intensidad) son muy específicos de dolor neuropático, aunque están presentes en menor medida cuando el origen es central que cuando es periférico. Otros dos síntomas adicionales, como las parestesias y las disestesias, también son muy típicos tanto del dolor neuropático central como periférico, sin que exista una clara preferencia por ninguno de ellos, pero también son de gran interés para distinguir el dolor neuropático del nociceptivo. Las parestesias son fenómenos sensitivos no dolorosos en ausencia de estímulo, mientras que las disestesias son fenómenos sensitivos dolorosos en ausencia de estímulo, y ambos síntomas pueden estar asociados al dolor neuropático central o periférico. El dolor neuropático central puede ser descrito como paroxístico o continuo, y puede aparecer de forma espontánea o ser provocado por algún estímulo desencadenante, aunque la forma más común de aparición es mediante una combinación de todas estas características. Su intensidad se describe como moderada o grave, siendo en numerosas ocasiones limitante para otras actividades. Los cambios de humor se encuentran presentes hasta en el 87% de los pacientes y las alteraciones del sueño hasta en la mitad de ellos. De hecho, es muy frecuente que los pacientes con un dolor neuropático crónico presenten depresión, ansiedad u otros trastornos psiquiátricos crónicos2. El diagnóstico diferencial entre el dolor neuropático de origen central y periférico no suele ser dificultoso a través de la historia clínica y los antecedentes del paciente, ya que habitualmente existe alguna lesión o enfermedad conocida que es la causante del dolor. Además, dado que el dolor neuropático central se debe a una lesión estructural 12 I Dolor neuropático de origen central
/01 del sistema nervioso, las alteraciones en la exploración neurológica están confinadas a un área anatómica concreta, relacionada con aquella en la que se localiza la lesión neurológica, la cual suele ser fácilmente visible mediante una prueba de neuroimagen en la mayoría de los casos. Sin embargo, no es imperativo que el dolor neuropático afecte a toda el área lesionada y también es posible que se asocien otros procesos algésicos que pueden llevar a confusión. Otro de los datos importantes del dolor neuropático de origen central que se ha de tener en cuenta, es el período de tiempo que transcurre desde que se produce la lesión central hasta que aparece el cuadro clínico doloroso, que puede llegar a ser de varios meses e incluso superior a un año. En el resto de pruebas complementarias que se suelen realizar, se incluyen las de neuroimagen y las neurofisiológicas que por lo general se limitan a estudiar la lesión del sistema nervioso central que es la que justifica el cuadro doloroso. Esto es especialmente frecuente en algunas patologías como el ictus, la esclerosis múltiple o las lesiones medulares. Debido a que el infarto cerebral es una de las causas más frecuentes de lesión del sistema nervioso central, el dolor neuropático secundario a ictus es la causa más frecuente de dolor neuropático de origen central, llegando a afectar alrededor del 8% de los pacientes que los padecen. El dolor neuropático central secundario a lesiones medulares es más frecuente en varones jóvenes, y constituye la segunda causa de dolor neuropático central en términos generales. Por lo general, el dolor neuropático central secundario a las lesiones medulares tienden a ser difíciles de tratar y refractarias al tratamiento, con solo una pequeña cantidad de pacientes que mejoren a lo largo del tiempo. La tercera causa más frecuente de dolor neuropático de origen central es la esclerosis múltiple. Algunos autores han estimado que afecta entre un 27,5 y un 58% de pacientes y hasta un tercio de ellos tienen dolor en varias localizaciones distintas. A pesar de la gran discapacidad asociada al dolor neuropático de origen central, el número de tratamientos que han demostrado ser efectivos son muy escasos, lo que se debe a la gran refractariedad de los síndromes algésicos asociados a este tipo de dolor. No existen tratamientos específicos para el dolor neuropático de origen central, siendo los antiepilépticos y los antidepresivos los grupos farmacológicos mayoritariamente empleados. en la consulta médica general I 13
01 / Introducción: concepto de dolor neuropático de origen central Dr. Pedro Bermejo Velasco Fisiopatología del dolor neuropático central Los mecanismos fisiopatogénicos propuestos para explicar el dolor neuropático son muy variados y solo parcialmente conocidos. En términos generales se pueden resumir en dos, que son la generación ectópica de impulsos eléctricos, según la cual, tras una lesión de la membrana lesionada, se alteran sus propiedades de excitabilidad, lo que le hace más excitable y da lugar tanto a síntomas espontáneos como provocados. El segundo mecanismo más importante sería la sensibilización central, que explica cómo una estimulación crónica y continua de las neuronas periféricas, sean nociceptivas o no, puede dar lugar a la producción de un dolor crónico como consecuencia de los cambios plásticos que se producen en las neuronas sensoriales del asta posterior de la médula y de algunas áreas más rostrales3. Esto explicaría el desencadenamiento de dolor neuropático de gran intensidad ante la presencia de estímulos de mínima intensidad e incluso de desencadenantes cognitivos. De un modo más amplio, se pueden distinguir los mecanismos propuestos en periféricos y centrales, siendo estos últimos mucho menos conocidos que los primeros. Estos mecanismos no serían excluyentes y podrían generarse a la vez. Entre los mecanismos que ocurren principalmente en el sistema nervioso periférico se encuentran la generación de impulsos ectópicos, las respuestas efápticas, la sensibilización de los receptores, las alteraciones del sistema nervioso autónomo simpático, la inflamación de los troncos nerviosos y las modificaciones del fenotipo neuroquímico. El hecho de que estos mecanismos tengan un papel principal en el sistema nervioso periférico no implica que no puedan ocurrir algunos de ellos en el sistema nervioso central. También es cierto que estas alteraciones del sistema nervioso periférico dan lugar a cambios en el sistema nervioso central que finalmente cronifican el dolor neuropático4. Los mecanismos nucleares de producción de dolor neuropático central son fundamentalmente tres: la sensibilización central, la reducción de la modulación inhibitoria y la activación de la glía, que se pasan a describir a continuación5: ● Sensibilización central. Cuando se produce una estimulación de nociceptores periféricos de forma prolongada, se origina una hiperexcitabilidad de las neuronas centrales. Esta hiperexcitabilidad explica que estas neuronas respondan de forma ligeramente diferente a como lo hacen en condiciones estándar. De hecho, estas neuronas tienen un aumento de la respuesta a los estímulos, lo que explicaría la hiperalgesia primaria, un aumento de los campos receptivos, lo que explica una hiperalgesia secundaria, una reducción del 14 I Dolor neuropático de origen central
/01 umbral de activación, fenómeno que está detrás de la alodinia y un aumento de la actividad espontánea, que se manifiesta mediante dolor espontáneo. Estos elementos de hiperalgesia primaria, hiperalgesia secundaria, alodinia y dolor espontáneo son cuatro síntomas fundamentalmente del dolor neuropático de origen central. ● Reducción de la modulación inhibitoria. Algunos de los neurotransmisores utilizados por el sistema nervioso central tienen actividad inhibitoria, como la GABA y la glicina, y cuando se produce una reducción de estos o del número de neuronas que los utilizan se puede generar una desinhibición, una alodinia y una sensibilización central que se asocia a muchos casos de dolor neuropático de origen central. ● Activación de la glía. Algunas células gliales pueden ser activadas por la liberación de determinadas sustancias generadas por las fibras aferentes, dando lugar a un cuadro de hiperexcitabilidad generalizada que podría contribuir al desarrollo de sensibilización central y dolor neuropático central crónico. Estas sustancias incluyen fundamentalmente citocinas proinflamatorias como el TNF-α o las interleucinas IL-1 y IL-66. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre en el sistema nervioso periférico, en el dolor neuropático de origen central, los mecanismos fisiopatogénicos responsables del dolor son apenas conocidos, debido a la gran complejidad de los cambios que ocurren en el sistema nervioso central. Se sabe que cuando se producen alteraciones en el asta posterior de la médula, también se producen alteraciones secundarias en una gran cantidad de estructuras relacionadas como el tálamo, las cortezas cerebrales o los ganglios de la base, generando una serie de cambios en cadena que finalmente dan lugar a la cronificación del dolor y los cambios emocionales asociados. Los cinco mecanismos fisiopatogénicos más importantes del dolor neuropático que ocurren de forma preferencial en el sistema nervioso periférico, pero que también pueden ocurrir en el sistema nervioso central son los siguientes: • Generación de impulsos ectópicos. • Transmisiones efápticas. • Sensibilización de los receptores. • Alteraciones del sistema nervioso simpático. • Modificaciones del fenotipo neuroquímico. en la consulta médica general I 15
01 / Introducción: concepto de dolor neuropático de origen central Dr. Pedro Bermejo Velasco Orígenes y causas del dolor neuropático El dolor neuropático puede tener un origen supraespinal o espinal. El primero, el más frecuente, incluye diversos tipos de lesiones cerebrales, que fundamentalmente son talámicas, aunque también pueden existir lesiones supratalámicas o infratalámicas asocian dolor neuropático. Las diferentes causas de dolor neuropático central se resumen a continuación: • Dolor post ictus. • Infarto talámico. • Infarto del tronco del encéfalo. • Hemorragia subaracnoidea. • Trombosis venosa cerebral. • Esclerosis múltiple. • Enfermedad de Parkinson. • Tumores cerebrales o abscesos que comprimen estructuras. • Daño cerebral traumático. • Otras causas. Las causas de dolor neuropático espinal son las siguientes: • Daño medular espinal traumático. • Lesiones de las vías anterolaterales de la médula. • Tras resección de tumores intramedulares. • Lesiones isquémicas: síndrome de la arteria espinal anterior y síndrome de Wallenberg. • Siringomielia. • Mielopatía por radiación. • Mielopatía por VIH. • Otros orígenes. Las causas fundamentales de dolor neuropático central son las enfermedades cerebrovasculares, tanto isquémicas como hemorrágicas7, la esclerosis múltiple8 y las lesiones medulares9, con lo que sería recomendable realizar un seguimiento adecuado de las mismas para identificar la posible aparición del dolor y establecer un diagnóstico y un tratamiento adecuado lo antes posible. Sin embargo, hay que tener muy en cuenta que el dolor neuropático central puede ser secundario a una gran cantidad de enfermedades que afectan la transmisión nociceptiva del sistema nervioso central y, debe ser identificado ya que puede tener una gran influencia sobre la calidad de vida de los pacientes. 16 I Dolor neuropático de origen central
/01 El dolor neuropático central es un tipo de dolor que presentan pacientes con muy diversas patologías neurológicas. Debido a que su incidencia y prevalencia no son excesivamente elevadas, en muchas ocasiones pasa como desapercibido, lo que lleva a un diagnóstico y un tratamiento incorrectos, lo que incide en la calidad de vida de los pacientes que lo sufren. A esto hay que añadir que los pacientes que sufren este cuadro de dolor, con frecuencia presentan otros síntomas o signos derivados de la patología neurológica de base, lo que complica aún más establecer un tratamiento correcto. Si el diagnóstico del dolor neuropático central es complejo, podemos decir lo mismo del tratamiento, ya que normalmente es más refractario que el dolor neuropático periférico. Aunque se utilizan con asiduidad numerosas estrategias que se emplean para otros tipos de dolor, ya sean farmacológicas o no, la mayor parte de ellas carecen de una evidencia clínica suficiente. Bibliografía: 1. Colloca L, Ludman T, Bouhassira D, Baron R, Dickenson AH, Yarnitsky D et al. Neuropathic pain. Nat Rev Dis Primers. 2017: 16(3): 17002. 2. Ro LS, Chang KH. Neuropathic pain: mechanisms and treatments. Chang Gung Med J. 2005; 28(9): 597-605. 3. Moore NZ, Lempka SF, Machado A. Central neuromodulation for refractory pain. Neurosurg Clin N Am. 2014; 25(1): 77-83. 4. Machelska H, Celik MÖ. Recent advances in understanding neuropathic pain: glia, sex differences, and epigenetics. F1000Res. 2016; 22(5): 2743. 5. Popiolek-Barczyk K, Mika J. Targeting the Microglial Signaling Pathways: New Insights in the Modulation of Neuropathic Pain. Curr Med Chem. 2016; 23(26): 2908-2928. 6. Tsuda M. Microglia in the spinal cord and neuropathic pain. J Diabetes Investig. 2016; 7(1): 17-26. 7. Henry JL, Lalloo C, Yashpal K. Central poststroke pain: an abstruse outcome. Pain Res Manag. 2008; 13(1): 41-9. 8. Bermejo PE, Oreja-Guevara C, Díez-Tejedor E. Pain in multiple sclerosis: prevalence, mechanisms, types and treatment. Rev Neurol. 2010; 16-31; 50(2): 101-8. 9. D’Angelo R, Morreale A, Donadio V, Boriani S, Maraldi N, Plazzi G et al. Neuropathic pain following spinal cord injury: what we know about mechanisms, assessment and management. Eur Rev Med Pharmacol Sci. 2013; 17(23): 3257-61. en la consulta médica general I 17
18 I Dolor neuropático de origen central
02 Fisiología de la transducción sensorial y nociceptiva Dr. Pedro Bermejo Velasco en la consulta médica general I 19
02/ Fisiología de la transducción sensorial y nociceptiva Dr. Pedro Bermejo Velasco La transmisión de la información sensorial y nociceptiva se realiza a través de una serie de etapas que se extienden desde los receptores cutáneos hasta áreas corticales secundarias implicadas en la integración de información de diversos orígenes. El inicio de la información sensorial y nociceptiva se encuentra en diversas regiones de la piel, concretamente la epidermis, donde se encuentran los corpúsculos de Meissner y los discos de Merkel, y la dermis, donde se encuentran los corpúsculos de Pacini y los de Ruffini. Junto a terminaciones nerviosas libres y de pequeño calibre se completan los receptores periféricos que suponen el primer escalón en la transmisión de la información sensitiva. La información que captan estos receptores se transmite a través de diversos tipos de fibras hasta el asta posterior de la médula. Estas fibras nerviosas son de tres tipos, que se clasifican en: ● Fibras C, fundamentalmente nociceptivas, no mielinizadas, y que suponen entre el 60 y el 90% de todas las fibras sensitivas procedentes de la piel. ● Fibras Aδ, también nociceptivas, de mayor tamaño que las anteriores y parcialmente mielinizadas. Son menos frecuentes que las fibras C y tienen umbrales de dolor más elevados, lo que significa que se activan posteriormente a las fibras C y cuando la intensidad del dolor es mayor. ● Fibras Aβ, que transmiten la sensibilidad no dolorosa e incluyen diversos tipos como la propioceptiva, la vibratoria y la táctil. Son fibras muy mielinizadas, de mayor tamaño y que transmiten la información de forma más rápida. Aunque en condiciones normales no transmiten dolor, se han descrito patologías en las que estas fibras pierden el revestimiento de la mielina y se produce una sobreexpresión de canales de sodio, lo que hace que transmitan información dolorosa, sobre todo en relación al fenómeno de alodinia (transmisión dolorosa tras estímulos no dolorosos). Estas diferentes fibras viajan junto a los nervios periféricos hasta los agujeros de conjunción de la columna vertebral, donde se dividen en una raíz anterior y otra posterior. Mientras que la anterior es predominantemente motora, la posterior es la que transmite todos los tipos de sensibilidad. En esta raíz posterior se localiza el ganglio de la raíz posterior, que está compuesto por somas neuronales de las neuronas cuyo axón forma las fibras transmisoras de la sensibilidad que se han comentado hasta ahora. Estas neuronas son pseudomonopolares, lo que significa que tienen un único axón que, poco después de su origen, se divide en una proyección periférica, que se dirige 20 I Dolor neuropático de origen central
/02 hasta la piel y otras estructuras para captar la sensibilidad periférica, y una proyección central, que lleva la información sensitiva hasta el asta posterior de la médula. Se está dando una importancia creciente a los ganglios de las raíces posteriores, debido a que se piensa que tienen un papel importante en la génesis de dolor neuropático y en la modulación del mismo. Se ha confirmado que la sobreexpresión de algunos canales en estas neuronas pseudomonopolares, es capaz de transmitir de forma errónea la sensibilidad hasta el asta posterior y favorecer fenómenos de sensibilización central. Las proyecciones centrales de estos axones acceden al asta posterior de la médula y allí establecen o no sinapsis con neuronas locales dependiendo del tipo de sensibilidad que porten, estableciéndose a partir de este momento varios tipos de vías que transmiten diversos tipos de sensibilidad: ● Las fibras Aβ, que habitualmente no transmiten información dolorosa, forman la vía de los cordones posteriores y ascienden a través de la parte posterior de la médula hasta entrar en el bulbo raquídeo, donde realizan una sinapsis con somas neuronales en unas estaciones de relevo que reciben el nombre de núcleos de Goll y Burdach, y que también se llaman núcleos grácil y cuneatus o simplemente núcleos de los cordones posteriores. ● El dolor, junto a la sensibilidad térmica, transmitido por las fibras C y Aδ, se transmite a partir de la vía espinotalámica, que consiste en una primera estación de relevo mediante una sinapsis en el asta posterior de la médula. Desde aquí, surge una segunda neurona, que se decusa hasta la región contralateral de la médula y se sitúa en la región más lateral de la misma para formar el haz espinotalámico. La sensibilidad no dolorosa, una vez se ha establecido la sinapsis en los núcleos del cordón posterior, surge una segunda neurona que se decusa y forma el llamado lemnisco medial, transmitiéndose a lo largo del tronco del encéfalo contralateral hasta el tálamo, concretamente el núcleo ventral posteromedial, donde se realiza una segunda sinapsis y se establece el contacto con una tercera neurona, que transmite información hasta la corteza somatosensorial primaria, haciendo consciente la sensibilidad1. Desde esta región cortical, la información se difunde hacia numerosas estructuras que la utilizan para funciones más complejas, como la corteza somatosensorial secundaria, la corteza motora y distintas cortezas de asociación. en la consulta médica general I 21
02/ Fisiología de la transducción sensorial y nociceptiva Dr. Pedro Bermejo Velasco La sensibilidad no dolorosa de la cara, tiene una base anatómica ligeramente diferente de la que se ha descrito hasta ahora, ya que no se vehicula a través de la médula espinal sino del nervio trigémino. Este nervio está dividido en tres ramas sensitivas que reciben el nombre de oftálmica, maxilar y mandibular. Las fibras de estas ramas son las proyecciones periféricas de unas neuronas pseudomonopolares que se localizan en el ganglio de Gasser o ganglio del trigémino. Allí se encuentra el soma, neuronas de unas neuronas cuya proyección central constituye el nervio periférico y se dirige hasta el tronco del encéfalo y realiza una sinapsis en el núcleo del trigémino, concretamente en el subnúcleo principal del mismo. Desde aquí surge una segunda neurona que se decusa hasta el lado contrario y forma el haz trigémino-talámico, el cual asciende en paralelo al lemnisco medial a lo largo del tronco del encéfalo y finalmente termina realizando una segunda sinapsis en el núcleo ventral posteromedial del tálamo, de donde surge una tercera neurona que llega hasta la corteza somatosensorial primaria y que no se mezcla con la información que procede del resto del cuerpo, debido a la organización somatotópica existente en la corteza cerebral. Por su parte, la sensibilidad dolorosa y térmica, una vez han constituido el haz espinotalámico se divide en dos trayectos con funciones ligeramente diferentes y que reciben el nombre de tracto medial y tracto lateral, que viajan en paralelo a lo largo de todo el tronco del encéfalo hasta el tálamo2: ● El tracto lateral del haz espinotalámico, que también recibe el nombre de vía directa, está implicado en la transmisión directa del dolor y llega hasta el núcleo ventral posterolateral del tálamo, donde establece una sinapsis con otra neurona que finalmente traslada la información térmica y dolorosa hasta la corteza somatosensorial primaria. ● El tracto medial del haz espinotalámico, que también recibe el nombre de vía indirecta, está implicado en los procesos emocionales asociados al dolor, así como la atención y el aspecto anímico. A diferencia de la vía directa, las neuronas de este tracto terminan realizando una sinapsis en el núcleo medial dorsal del tálamo y en los núcleos ventrales posteriores. Desde estas estructuras surgen dos vías con funciones ligeramente diferentes: el tracto espino-retículo-tálamo-cortical, o sistema ARAS, implicado en la atención, y el tracto espino-mesencefálico-límbico, que se relaciona sobre todo con el impacto emocional. 22 I Dolor neuropático de origen central
/02 El tracto medial ha adquirido un interés creciente en los últimos años, ya que han surgido tratamientos que intentan cubrir estos aspectos emocionales del dolor, actuando directamente sobre esta vía y las cortezas cerebrales involucradas3. De hecho, se conoce que el tracto espino-retículo-tálamo-cortical transmite información dolorosa hasta regiones corticales que tienen un gran interés en el procesamiento del dolor como pueden ser la corteza cingulada anterior, la corteza prefrontal dorsolateral y la amígdala cerebral. Las funciones de estas estructuras son ligeramente diferentes: ● La corteza cingulada anterior se relaciona con la percepción de la intensidad del dolor, así como las emociones asociadas al mismo. También se ha visto que esta estructura está implicada en el estrés crónico y la depresión crónica que se objetiva con gran frecuencia en las patologías dolorosas crónicas. ● La corteza prefrontal dorsolateral se relaciona sobre todo con la atención al dolor y se ha confirmado que algunas técnicas que son capaces de modular esta región cerebral como la estimulación magnética transcraneal y son capaces de reducir la atención al dolor en algunas escalas4. ● La amígdala cerebral, por su parte está relacionada también con el procesamiento emocional del dolor, así como algunos conceptos ligados al mismo como la ansiedad crónica relacionada con las patologías dolorosas crónicas5. Algunas de estas estructuras corticales, como las cortezas cingulada y prefrontal dorsolateral emiten proyecciones inhibitorias que llegan al asta posterior de la médula espinal, con lo que bloquearían la entrada de las aferentes dolorosas produciendo un mecanismo de retroalimentación y control sobre este tipo de información. Tanto la información dolorosa como la no dolorosa tiene una distribución peculiar en la corteza somatosensorial primaria, donde apenas se mezcla la información de dos áreas anatómicas diferentes. Esta organización somatotópica, cuando se representa de forma visual forma el llamado homúnculo cortical sensitivo u homúnculo de Penfield. en la consulta médica general I 23
02/ Fisiología de la transducción sensorial y nociceptiva Dr. Pedro Bermejo Velasco Figura 1. Representación esquemática de la vía del dolor. Las vías sensitivas que transmiten la información dolorosa, luego de llegar al asta posterior de la médula espinal, generan el haz espinotalámico con dos tractos: 1) el lateral, que se dirige al núcleo ventral postero-lateral del tálamo y termina enviando señales a la corteza somatosensorial primaria, y 2) el medial, que se dirige a núcleos medial dorsal y ventrales posteriores, para generar vías que dirigen información a la corteza prefrontal dorso lateral y límbica. Figura 2. Relación entre las vías sensitivas dolorosas. 24 I Dolor neuropático de origen central
/02 Áreas de regulación del dolor Además de las regiones anatómicas que ya se han comentado, existen otras áreas del sistema nervioso central donde se produce una modulación de esta información. Las más importantes se comentan a continuación: ● Asta posterior de la médula y teoría de la puerta de entrada. Una de las teorías que más importancia ha tenido a lo largo de los años sobre la modulación del dolor es la teoría de la puerta de entrada o de la compuerta, propuesta inicialmente por Ronald Melzack y Patrick Wall en 1965. Según esta teoría, los estímulos no dolorosos bloquean la transmisión del estímulo doloroso, por lo que se evita que la información algésica viaje hasta el sistema nervioso central y, de esta forma, se pueda llegar a suprimir el dolor. Aunque el mecanismo exacto por el que se produce esta interacción entre la información algésica y la no nociceptiva, la teoría propuesta es que tanto las fibras nerviosas finales, que transmiten el dolor, como las de gran tamaño, que transmiten la información relativa al tacto, la presión y la vibración, llevan información hasta el asta posterior de la médula espinal. En esa localización existen unas interneuronas inhibitorias que modulan el ascenso de la información hasta el cerebro, de tal forma que las fibras aferentes hasta el asta posterior medular pueden llevar la información a células transmisoras que envían información dolorosa hasta niveles superiores, o a las interneuronas inhibitorias que la bloquean. Según la teoría propuesta, las fibras finas de pequeño tamaño bloquean a las interneuronas inhibitorias, con lo que permiten que las células transmisoras actúen y envíen dolor al cerebro. Por su parte, las fibras de gran diámetro actúan a través de la célula inhibidora, lo que bloquea finalmente la transmisión del dolor. La siguiente figura resume el papel de estos grupos de fibras y neuronas6. ● Sustancia gris periacueductal. Esta región se encuentra situada en el mesencéfalo y rodea al acueducto central del sistema ventricular. Se sabe que su estimulación produce analgésica sin producir parestesias u otras alteraciones sensitivas y que tiene un papel directo en la estimulación de las vías descendentes que inhiben directa e indirectamente los nociceptores del asta posterior medular. La sustancia gris periacueductal integra impulsos procedentes del sistema límbico y diencéfalo que ascienden como impulsos nociceptivos del asta dorsal. en la consulta médica general I 25
La fuente principal de aferencias diencefálicas a la sustancia gris periacueductal la constituye el hipotálamo, de tal modo que la estimulación eléctrica o la microinyección de opiáceos en ciertas regiones hipotalámicas producen analgesia, siendo este efecto mediado a través de la sustancia gris periacueductal. Otras aferencias de la sustancia gris periacueductal proceden de la corteza medial prefrontal y de la amígdala. Esta última recibe proyecciones desde el hipocampo y el neocórtex, y constituye otra de las mayores fuentes de aferencias hacia la sustancia gris periacueductal7. ● Región reticular bulbar del tronco del encéfalo. La región reticular bulbar incluye al núcleo magno del rafe y la formación reticular adyacente que se extiende ventral al núcleo reticular gigantocelular. Se ha demostrado que la aplicación de estimulación eléctrica o la microinyección de opioides o de aminoácidos excitadores en la región reticular bulbar produce analgesia e inhibición de las neuronas del asta posterior que responden a estímulos dolorosos, con lo que parece clara la relación entre ambas estructuras. En la región reticular bulbar, el núcleo magno del rafe ha sido descrito como un lugar primordial del sistema analgésico endógeno, debido por un lado a las conexiones que establece con la sustancia gris periacueductal y por otro, a las relaciones que establece con el asta posterior de la médula a través del fascículo dorsolateral. Bibliografía: 1. Cruz-Almeida Y, Felix ER, Martinez-Arizala A, Widerström-Noga EG. Decreased spinothalamic and dorsal column medial lemniscus-mediated function is associated with neuropathic pain after spinal cord injury. J Neurotrauma. 2012; 29(17): 2706-15. 2. Craig AD. Topographically organized projection to posterior insular cortex from the posterior portion of the ventral medial nucleus in the long-tailed macaque monkey. J Comp Neurol. 2014; 522(1): 36-63. 3. Ralston HJ, Ralston DD. Medial lemniscal and spinal projections to the macaque thalamus: an electron microscopic study of differing GABAergic circuitry serving thalamic somatosensory mechanisms. J Neurosci. 1994; 14(5): 2485-502. 4. Ong WY, Stohler CS, Herr DR. Role of the Prefrontal Cortex in Pain Processing. Mol Neurobiol. 2019; 56(2): 1137-1166. 5. Avegno EM, Lobell TD, Itoga CA, Baynes BB, Whitaker AM, Weera MM et al. Central Amygdala Circuits Mediate Hyperalgesia in Alcohol-Dependent Rats. J Neurosci. 2018; 38(36): 7761-7773. 6. Zhang Y, Liu S, Zhang YQ, Goulding M, Wang YQ, Ma Q. Timing Mechanisms Underlying Gate Control by Feedforward Inhibition. Neuron. 2018 Sep 5;99(5):941-955.e4. 7. Bourbia N, Pertovaara A. Involvement of the periaqueductal gray in the descending antinociceptive effect induced by the central nucleus of amygdala. Physiol Res. 2018; 67(4): 647-655. 26 I Dolor neuropático de origen central
03 Anamnesis, exploración física y neuropsicológica del paciente con dolor neuropático de origen central Dra. Alba Cárcamo Fonfría en la consulta médica general I 27
03/ Anamnesis, exploración física y neuropsicológica del paciente con dolor Dra. Alba Cárcamo Fonfría Introducción El dolor neuropático de origen central puede ser consecuencia de una lesión o disfunción del sistema nervioso central que involucre las vías somatosensoriales, en cualquier punto de su trayecto desde la médula espinal hasta la corteza sensitiva1. Las causas más frecuentes de dolor neuropático central son lesiones traumáticas medulares, ictus y esclerosis múltiple. También puede presentarse en otras patologías, como tumores cerebrales, daño cerebral postraumático, infecciones del sistema nervioso central, lesiones medulares de otro origen (isquemia, siringomielia, tumores), en la enfermedad de Parkinson e incluso en algunos tipos de epilepsia2. Cuando nos encontramos ante un paciente con dolor neuropático de origen central, se nos pueden plantear dos posibilidades: 1) que el paciente tenga un antecedente de una lesión o enfermedad neurológica ya diagnosticada y que acuda a la consulta con un dolor de reciente aparición; y 2) que se trate de un paciente sin antecedente conocido de patología neurológica, refiriendo un dolor de características neuropáticas que sugiera tener origen en el sistema nervioso central. En ambas situaciones, una correcta anamnesis y una exploración neurológica completa van a ser fundamentales para establecer un diagnóstico sindrómico del dolor, y hacer una aproximación topográfica y etiológica de la lesión causante. Para obtener el diagnóstico etiológico definitivo nos apoyaremos en exploraciones complementarias (pruebas de imagen, de laboratorio y/o neurofisiológicas), para lo cual frecuentemente será necesario remitir al paciente a consultas externas de Neurología o a Urgencias si se sospecha una patología que requiera atención inmediata. Los pacientes con dolor neuropático tanto de origen periférico como central, presentan una experiencia dolorosa con un elevado componente afectivo y una alta prevalencia de comorbilidades psicopatológicas como ansiedad y depresión. Por este motivo, es de gran importancia realizar una valoración neuropsicológica que permita identificar a tiempo posibles estados de ansiedad y trastornos anímicos, para realizar un manejo adecuado de los mismos de forma paralela al manejo del cuadro doloroso. 28 I Dolor neuropático de origen central
neuropático de origen central. /03 Anamnesis La historia clínica del paciente con dolor debe incluir la anamnesis del proceso doloroso, recogiendo la información necesaria que nos oriente hacia el tipo de dolor, su localización, intensidad, cualidades y cronología. Las características epidemiológicas (edad, sexo), factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, dislipemia, diabetes mellitus, tabaco, alcohol, obesidad), medicamentos o terapias efectuadas sobre el dolor, así como la situación psicológica, familiar y sociolaboral del paciente deben recogerse de forma concisa y organizada en la historia clínica. Además, es preciso indagar sobre antecedentes de enfermedades neurológicas, presentes o antiguas, que puedan estar relacionadas con el cuadro doloroso. Debemos conocer las características propias del dolor neuropático e identificar si la lesión causante es periférica o central. El dolor de origen central suele ser un dolor de intensidad media, continuo con exacerbaciones, aunque también puede ser intermitente o paroxístico y aparecer de forma espontánea o desencadenarse ante determinados estímulos3. Los pacientes que padecen un dolor neuropático, ya sea de origen central o periférico, suelen experimentar sensaciones que en ocasiones son difícilmente descriptibles. Es frecuente que expresen molestias sensitivas que les resulten desagradables, con o sin dolor asociado, como quemazón, sensación de frío, hormigueo o picor, calambres, sensación de corriente eléctrica o dolor punzante1,3. Además, el dolor puede acompañarse de otros síntomas sensitivos, como hipoestesia o anestesia, o por el contrario hiperestesia o alodinia1-3. Debemos tener en cuenta que algunos pacientes con deterioro cognitivo o afasia van a tener dificultades añadidas a la hora de expresar sus síntomas. En estos casos tenemos que prestar especial atención a la impresión del cuidador principal, que nos puede informar sobre las posibles formas de expresión de dolor del paciente, como muecas o gestos álgicos, quejidos, inquietud psicomotriz, etc. El dolor neuropático de origen central no debe confundirse con otros tipos de dolor que pueden coexistir con el proceso neurológico. Aquellos procesos que cursan con paresia o espasticidad suelen acompañarse de dolores musculares y articulares2. También tendremos que hacer un diagnóstico diferencial con dolores neuropáticos de origen periférico, por su mayor prevalencia, como el síndrome del túnel del carpo y las radiculopatías. Para llegar al diagnóstico de dolor neuropático de origen central, éste debe presentar una distribución corporal congruente con la lesión neurológica causante1-3. en la consulta médica general I 29
03/ Anamnesis, exploración física y neuropsicológica del paciente con dolor Dra. Alba Cárcamo Fonfría Así, en lesiones talámicas, los síntomas sensitivos se manifestarán en el hemicuerpo contralateral. Ante un síndrome bulbar lateral, el paciente puede presentar dolor en la hemicara ipsilateral a la lesión y en las extremidades contralaterales3. Por definición, el dolor neuropático de origen central ocurre después de una lesión del sistema nervioso central, por lo que debe de existir una cronología congruente entre el daño neurológico y la aparición del dolor. Sin embargo, no siempre es fácil establecer una causalidad temporal, ya que el tiempo de aparición del dolor tras una lesión neurológica es variable y poco predecible1,2. Lesiones isquémicas talámicas pueden cursar con dolor desde el inicio o desarrollarlo meses después. En ocasiones, aunque con menos frecuencia, puede ser la aparición del dolor la que oriente y desenmascare la presencia de una patología neurológica; por ejemplo, ante un paciente con esclerosis múltiple no diagnosticada que debute con una neuralgia del trigémino1. El dolor central que suele tardar más en desarrollarse es el que se produce después de una lesión medular, con un tiempo de latencia entre 3 meses y 5 años1. El dolor neuropático central suele corresponderse con un dolor de intensidad media con paroxismos muchas veces impredecibles. Se han desarrollado escalas multidimensionales que incluyen distintos aspectos relacionados con el dolor, así como la repercusión de éste sobre la calidad de vida2. Algunas de ellas son: LANSS PainScale (Bennett, 2000), Neuropathic Pain Questionnaire (NPQ) (Krause&Backonja, 2003), ID Pain (Portenoy, 2006), DN4 (Bouhassiraa, 2005) y painDETECT (Freynhagen et al, 2006). Exploración física La exploración de un paciente con dolor neuropático no debe limitarse a la exploración de la función sensorial en el territorio con dolor. Los pacientes con dolor de origen central con frecuencia presentan signos o síntomas que van más allá de las áreas corporales donde perciben el dolor. Por ello, ante todo paciente con dolor neuropático, debemos realizar una exploración física general y neurológica detallada4. ● Funciones superiores: normalmente, la entrevista con el paciente va a ser suficiente para que nos hagamos una idea de la situación cognitiva del paciente. Si queremos profundizar, valoraremos la orientación y la memoria a corto plazo. 30 I Dolor neuropático de origen central
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