NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE - Guía Vegenat Healthcare
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Guía Vegenat Healthcare NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE Con el aval científico de: Ir al índice
Índice de contenidos Prólogo............................................................................................................ v Capítulo 1 Nutrición y enfermedad................................................................................... 1 Pilar Matía Martín Capítulo 2 Respuesta de la piel ante la desnutrición....................................................... 9 Elena Conde Montero Capítulo 3 Valoración del estado nutricional en el hospital, en las residencias y en la comunidad............................................................................................ 15 ANEXO 3.1........................................................................................................ 24 Lucía Manzanedo Basilio Capítulo 4 Estrategias para evitar la desnutrición en pacientes con lesiones cutáneas. Dietas adaptadas y suplementos................................................... 27 Virginia Mazoteras Muñoz Capítulo 5 ¿Qué sabemos sobre la función nutricional en las personas con heridas? Evidencia científica actual............................................................................... 43 Nuria de Argila Fernández-Durán iii
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE Índice de contenidos Capítulo 6 Herramientas para la monitorización de la lesión cutánea: parámetros antropométricos, analíticos, la escala PUSH y recogida de datos como propuesta para futuras investigaciones............................................... 55 Lucía Manzanedo Basilio Nuria de Argila Fernández-Durán Capítulo 7 Importancia de la fotografía en el registro de lesiones cutáneas................. 71 David Pérez Barreno iv
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE Índice de contenidos Capítulo 6 Herramientas para la monitorización de la lesión cutánea: parámetros antropométricos, analíticos, la escala PUSH y recogida de datos como propuesta para futuras investigaciones............................................... 55 Lucía Manzanedo Basilio Nuria de Argila Fernández-Durán Capítulo 7 Importancia de la fotografía en el registro de lesiones cutáneas................. 71 David Pérez Barreno iv
Prólogo Las lesiones cutáneas son una entidad muy frecuente en el paciente adulto mayor con un alto impacto en la calidad de vida de estas personas, contribuyendo a aumentar la morbimortalidad y los costes sanitarios. Entre los factores asociados a las lesiones cutáneas, la desnutrición en general y la ca- rencia de nutrientes en particular juegan un papel destacado en su desarrollo. En este manual se pretende repasar conceptos clave sobre la desnutrición relacionada con la enfermedad, el impacto de la nutrición en la piel y especialmente en el proceso de cicatrización junto con las carencias nutricionales que contribuyen a su desarrollo. Además de incidir en cómo se debe realizar un adecuado cribado de riesgo y diagnós- tico de desnutrición con evidencia clínica actualizada mediante una valoración integral y multidimensional. Es de importancia que un profesional pueda realizar dicha valoración vigilando la situación nutricional y conociendo las distintas escalas de evaluación de las lesiones, además de conocer también herramientas tecnológicas para completar dicho estudio y poder realizar un seguimiento óptimo de las mismas. Con una orientación eminentemente práctica, deseamos que sea de interés para todos los profesionales implicados en los cuidados de esta entidad clínica tan frecuente en nuestra sociedad. v Volver al índice
Nutrición y enfermedad Pilar Matía Martín Especialista en Endocrinología y Nutrición. Hospital Clínico San Carlos. Madrid. DESNUTRICIÓN RELACIONADA CON LA ENFERMEDAD Según las guías de la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN), la desnutrición se define como un estado que resulta de la pérdida de ingesta o de 1 absorción de nutrientes, que conduce a una alteración de la composición corporal (dis- minución de la masa libre de grasa) y de la masa celular corporal, y que acarrea una función física y mental disminuida y un empeoramiento del pronóstico clínico durante la enfermedad. Puede aparecer como consecuencia de un ayuno prolongado, tras la en- fermedad o durante el envejecimiento, solos o combinados. Con respecto a su fisiopa- tología, la desnutrición se ha clasificado en desnutrición relacionada con la enfermedad (DRE) con inflamación aguda (pacientes críticos) o crónica (caquexia), o sin inflamación (disfagia, deterioro cognitivo, anorexia nerviosa, síndrome de intestino corto, esclerosis lateral amiotrófica o enfermedad de Parkinson, entre otros). La desnutrición puede apa- recer también sin una enfermedad subyacente, y es la que se observa en hambrunas y en situaciones socioeconómicas o psicológicas desfavorables, en las que no solo la cantidad de alimentos resulta alterada, sino también su calidad (Figura 1.1)1. DESNUTRICIÓN Desnutrición relacionada con la Desnutrición Desnutrición sin enfermedad con inflamación relacionada con enfermedad la enfermedad sin inflamación Desnutrición Desnutrición Desnutrición Desnutrición relacionada con la relacionada con la relacionada con relacionada con enfermedad aguda enfermedad crónica factores psicológicos y hambruna socioeconómicos Caquexia Figura 1.1. Clasificación fisiopatológica de la desnutrición. Modificado de: Cederholm et al. ESPEN guidelines on defini�- tions and terminology of clinical nutrition. Clin Nutr. 2017;36(1):49-64. 1 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 1. Nutrición y enfermedad Desde un punto de vista clásico, la desnutrición también se ha definido en función de la depleción predominante de proteínas (desnutrición proteica; en su presentación más grave en niños se ha denominado kwashiorkor —un síndrome producido por deficiencia grave de proteínas, caracterizado por retraso del crecimiento, cambios en la piel y en la pigmentación del cabello, edema, ascitis y, ocasionalmente, cambios hepáticos carac- terizados por infiltración grasa, necrosis y fibrosis—), de calorías (desnutrición calórica, que en el grado más avanzado, sobre todo en niños, se ha definido como desnutrición marasmática), y de calorías y proteínas (desnutrición mixta o calórico-proteica, que es la más frecuente en los estados de enfermedad con inflamación sistémica). Aunque actual- mente esta clasificación ha sido sustituida en el ámbito clínico por la previa, es preciso recordarla cuando se trata de codificar el diagnóstico según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). Además de la denominación conceptualmente más genérica de desnutrición menciona- da previamente, las deficiencias de vitaminas y de micronutrientes, originadas por dietas precarias o por malabsorción, pueden estar presentes en pacientes susceptibles. Su medida no siempre es fácil en la práctica clínica y su existencia debe sospecharse ante hallazgos compatibles. Estados carenciales de riboflavina, piridoxina, niacina, biotina, cianocobalamina, ácido ascórbico, vitaminas A, E y K, hierro, zinc, cobre, selenio y ácidos grasos esenciales pueden estar relacionados con alteraciones cutáneas, del pelo y de las uñas2. Algunas de estas vitaminas, como A, D, E, y minerales como el zinc, son necesarios para un funcionamiento normal del sistema inmunitario, así que su deficiencia puede contribuir también al desarrollo de infecciones. La sarcopenia (pérdida de fuerza, masa muscular y función física) y la fragilidad, que pueden comprometer una alimentación adecuada, se han reconocido como dos entida- des relacionadas con la nutrición1. EPIDEMIOLOGÍA DE LA DESNUTRICIÓN La prevalencia de desnutrición aumenta con la edad. Las cifras publicadas han sido variables en función de la herramienta utilizada para su diagnóstico y el nivel asistencial estudiado. La frecuencia de riesgo nutricional moderado-grave en adultos mayores europeos, valo- rado con la herramienta Mini Nutritional Assessment Short Form (MNA-SF) se ha estima- do en un 60,8% en el medio hospitalario; 67,6% en personas institucionalizadas y 32,4% en sujetos que viven en la comunidad. Este riesgo fue mayor en mayores de 80 años, en mujeres y en aquellos que sufrían una o más comorbilidades3. 2 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 1. Nutrición y enfermedad En España, el estudio multicéntrico PREDyCES, sobre más de 1.500 pacientes hos- pitalizados, describió una prevalencia de riesgo de desnutrición del 23,7% (37,0% en mayores de 69 años) utilizando como herramienta de cribado el Nutritional Risk Scree- ning 2002 (NRS-2002). Los factores que se asociaron independientemente al riesgo de desnutrición fueron la edad, el género femenino, la presencia de cáncer, el diagnóstico de diabetes mellitus, la existencia de disfagia y la polimedicación4. También en nuestro entorno, la prevalencia de DRE en mayores de 65 años de centros sociosanitarios (estudio DREAM +65; n = 1103) fue del 10% utilizando la herramienta MNA (2,2% en centros de atención primaria; 0,4% en centros de mayores; 21,7% en hospitales y 15,6% en centros de larga estancia). Un 23,3% se encontraba en riesgo de desnutrición5. Otros estudios realizados en España, empleando la misma herramienta, han descrito cifras variables: 4,1 a 32,4% en institucionalizados; 1,1% en centros de atención primaria y 3,8 a 12,5% en mayores no institucionalizados. CAUSAS DE LA DESNUTRICIÓN De forma sintética, las causas de desnutrición se resumen en tres: falta de ingesta, malabsorción de nutrientes o aumento de los requerimientos. Esta perspectiva etiológica ha quedado perfectamente reflejada en los criterios GLIM (Global Leadership Initiative on Malnutrition) para el diagnóstico de la DRE, que requiere la presencia de al menos un criterio por fenotipo (pérdida ponderal, índice de masa corporal —IMC— bajo o baja masa muscular) con un criterio etiológico (ingesta alimentaria/absorción reducida o infla- mación —equiparable a situación hipercatabólica—)6. Las personas vulnerables de sufrir heridas de difícil cicatrización son, generalmente, ma- yores o personas con comorbilidades crónicas graves. En adultos mayores se ha descri- to disminución de la ingesta alimentaria relacionada con cambios en el gusto, el olfato, las señales de saciedad (aumento de los niveles de leptina, disminución de la secreción de grelina y elevación de las cifras de colecistoquinina como respuesta a la ingestión de alimentos) y con alteraciones de la esfera cognitiva y anímica que se acompañan de tras- tornos de comportamiento alimentario y anorexia. La disfagia orofaríngea también puede progresar en el tiempo, de forma larvada, restringiendo la posibilidad de comer en estos pacientes. Además, la falta de dentición y la polimedicación pueden condicionar la in- gesta. A estas alteraciones se suman, en ocasiones, la limitación de acceso a las opcio- nes alimentarias más adecuadas (falta de movilidad y bajos recursos económicos entre otras dificultades). Cuando la lesión cutánea se establece, aparece el factor etiológico relacionado con la inflamación y el aumento de requerimientos, que cierra el círculo de desnutrición-enfermedad. El tratamiento con analgésicos que puedan condicionar falta de apetito, anorexia y estreñimiento coarta en mayor medida la capacidad para comer7. 3 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 1. Nutrición y enfermedad CONSECUENCIAS DE LA DESNUTRICIÓN La DRE se relaciona con un aumento de la morbilidad (infecciones, dehiscencia de suturas, retraso en la consolidación de fracturas), prolongación de la estancia hospi- talaria, aumento de la tasa de reingresos, la mortalidad y los costes asociados. Por otra parte, condiciona una disminución de la función física, de la resistencia, deteriora la función cognitiva y, por ende, menoscaba la calidad de vida y favorece el desarrollo de fragilidad. Además, la DRE se ha asociado a un aumento del coste sanitario. En una revisión sistemática sobre pacientes institucionalizados y no institucionalizados, los costes aso- ciados a la desnutrición fueron superiores en sujetos desnutridos, sobre todo en relación con el empleo de recursos sanitarios (consultas en atención primaria, ingresos hospita- larios, seguimiento por motivos de salud y tratamientos)8. En España se analizaron los costes de la desnutrición hospitalaria en el último estudio PREDyCES, en el que se incluyeron casos (desnutridos o en riesgo durante el ingreso) y controles (no desnutridos ni en riesgo durante el ingreso). La aplicación de los costes ajustados a la muestra mostró un coste medio global por paciente y por estancia de 7.559,24 €, que fue de 6.408 € si no tenían riesgo nutricional (ni al ingreso ni al alta), de 8.351 € si tenían riesgo nutricional solo al ingreso, de 8.196 € si presentaban riesgo al ingreso y al alta; y de 12.237 € si se pusieron en riesgo durante la estancia hospitalaria9. Es preciso destacar que varios estudios clínicos ya han demostrado un ahorro de los costes sanitarios tras tratamiento médico nutricional de la DRE. Así, el empleo de suple- mentos nutricionales orales durante la hospitalización se ha asociado a una reducción de la estancia hospitalaria, de las complicaciones, del coste por proceso, de la probabilidad de reingreso, de la mortalidad y del aumento de los años de vida ajustados por calidad. Para una revisión sobre el tema se remite al lector a la página de la Alianza MásNutridos https://www.alianzamasnutridos.es/estudios-costes-DRE, y al cuaderno 0 de la misma iniciativa, Coste-efectividad de la intervención nutricional, disponible en https://www.alianzamasnutridos.es/cuadernos/ (último acceso 8 de septiembre de 2021). PROCESO GENERAL DE ABORDAJE DE LA DESNUTRICIÓN EN CENTROS SOCIOSANITARIOS La detección de la desnutrición en población vulnerable es muy importante, pero lo es aún más el hecho de contar con una estructura organizativa que permita sistematizar el 4 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 1. Nutrición y enfermedad EVALUACIÓN Y CRIBADO DE VALORACIÓN TRATAMIENTO CONTINUIDAD DESNUTRICIÓN NUTRICIONAL NUTRICIONAL DE CUIDADOS Figura 1.2. Proceso de atención nutricional en pacientes con desnutrición relacionada con la enfermedad. proceso de valoración, tratamiento y revisión de resultados. En la Figura 1.2 se sinteti- zan, de forma muy general, los puntos clave que se deben cubrir durante este proceso. Los pasos que se deben tener en cuenta han quedado muy bien resumidos en los cuadernos que la Alianza MásNutridos ha dedicado a los distintos niveles asistenciales: hospital, comunidad, residencias de ancianos y centros de día. También ha dedicado un capítulo a la pediatría. Dicha información puede consultarse en: https://www.alianzamasnutridos.es/cuadernos/ A modo de síntesis, se propone iniciar el proceso impartiendo formación a todo el personal implicado, con el fin de detectar la DRE y después implementar medidas co- rrectoras. El cribado de desnutrición debería sistematizarse con una herramienta común en cada institución, en función de los recursos disponibles, pero con información básica que recoja el IMC, la evolución ponderal previa y la ingesta dietética realizada por el pa- ciente. La valoración nutricional, como se describe en el Capítulo 3, ha de completarse en pacientes con cribado de desnutrición positivo, considerando la historia clínica, la medicación, parámetros antropométricos, datos bioquímicos, composición corporal y dieta habitual, sin olvidar los factores demográficos, económicos y sociales que pueden comprometer el acceso a la comida. La valoración de la situación resulta fútil si no se propone un plan de tratamiento, también con estrategias sistematizadas, pero con- siderando siempre la individualidad del enfermo que está siendo estudiado. Este plan siempre habrá de comenzar con la adaptación dietética o el enriquecimiento de los platos, para seguir con la suplementación nutricional oral cuando, a pesar de las medi- das previas, no se cubran los requerimientos, o con la nutrición enteral por sonda —si la vía oral no puede garantizarse o es incompleta y el tracto digestivo es funcionante—, o con nutrición parenteral si existe fallo intestinal. En este momento, deben tenerse en cuenta todas las consideraciones éticas relativas al hecho de ser nutrido en situaciones en las que las voluntades previas o la situación de terminalidad de un paciente hacen más sensato un abordaje de “nutrición de confort”, sin implementar medidas más inva- 5 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 1. Nutrición y enfermedad sivas terapéuticas. Monitorizar el tratamiento también es una estrategia clave de este proceso. No solo habrá de medirse la evolución nutricional del enfermo, sino también los datos relativos a la tolerancia, seguridad y adherencia al plan terapéutico instaurado. El registro de la desnutrición es de obligado cumplimento para garantizar la continui- dad de cuidados, alertando a otros sanitarios de este problema de salud, y en la esfera hospitalaria, para adecuar el gasto por proceso (mayor en los pacientes desnutridos) a los ingresos percibidos por el hospital en función de la complejidad. La continuidad de cuidados debe garantizarse en cada transferencia entre niveles asistenciales, con el fin de que el paciente no quede desatendido en esta necesidad de tratamiento cuando transita entre hospital, atención primaria y centros de media o larga estancia. Por último, deben generarse indicadores que sirvan para medir resultados en salud. En cada paso han de definirse responsables que mantengan el proceso activo. Las tecnologías de la información resultan imprescindibles para el desarrollo, la implementación y la evalua- ción del proceso. Las Unidades de Nutrición, como organizaciones multidisciplinares, tienen una especial relevancia dentro del proceso de atención al paciente desnutrido o en riesgo, orques- tando la coordinación intrahospitalaria y la que ha de producirse entre el hospital y el ámbito ambulatorio10. Esta integración entre niveles asistenciales es posible y necesaria, mucho más en el paciente crónico complejo con necesidades de apoyo nutricional muy diversas11. CONCLUSIONES La DRE y las carencias de vitaminas y micronutrientes condicionan el pronóstico clínico de los pacientes vulnerables. Su prevalencia es alta, sobre todo en los adultos mayores. Las causas son diversas y se relacionan con cambios fisiológicos atribuibles al envejecimiento, con la enfermedad y con situaciones socioeconómicas desfavorables. Un proceso de aten- ción nutricional sistematizado entre niveles, que tenga en cuenta también la individualidad del paciente, es clave para garantizar la calidad asistencial en este problema de salud. En el contexto del que se ocupa este manual, la detección y el tratamiento de la desnutrición son esenciales, tanto con el fin de prevenir la aparición de heridas, como con el de conseguir una cicatrización adecuada. Para ello se requieren energía y nutrientes, sin olvidar el papel que algunos de ellos, por su efecto inmunomodulador, pueden tener en el plan terapéutico de la lesión cutánea. 6 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 1. Nutrición y enfermedad BIBLIOGRAFÍA 1. Cederholm T, Barazzoni R, Austin P, Ballmer P, Biolo G, Bischoff SC, et al. ESPEN guidelines on definitions and terminology of clinical nutrition. Clin Nutr. 2017;36(1):49-64. doi: 10.1016/j.clnu.2016.09.004. Epub 2016 Sep 14. PMID: 27642056. 2. DiBaise M, Tarleton SM. Hair, Nails, and Skin: Differentiating Cutaneous Manifestations of Micronutrient Deficiency. Nutr Clin Pract. 2019;34(4):490-503. doi: 10.1002/ncp.10321. Epub 2019 May 29. PMID: 31144371. 3. Leij-Halfwerk S, Verwijs MH, van Houdt S, Borkent JW, Guaitoli PR, Pelgrim T, et al; MaNuEL Consortium. Prevalence of protein-energy malnutrition risk in European older adults in community, residential and hospital settings, according to 22 malnutrition screening tools validated for use in adults ≥ 65 years: A systematic review and meta-analysis. Maturitas. 2019; 126:80-89. doi: 10.1016/j.maturitas.2019.05.006. Epub 2019 May 18. PMID: 31239123. 4. Álvarez-Hernández J, Planas Vila M, León-Sanz M, García de Lorenzo A, Celaya-Pérez S, García-Lorda P, et al; PREDyCES researchers. Prevalence and costs of malnutrition in hospitalized patients; the PREDyCES Study. Nutr Hosp. 2012 Jul-Aug;27(4):1049-59. doi: 10.3305/nh.2012.27.4.5986. PMID: 23165541. 5. Cuerda C, Álvarez J, Ramos P, Abánades JC, García-de-Lorenzo A, Gil P, de-la-Cruz JJ. Prevalence of malnutrition in subjects over 65 years of age in the Community of Madrid. The DREAM +65 Study. Nutr Hosp. 2016;33:263-269. 6. Cederholm T, Jensen GL, Correia MITD, Gonzalez MC, Fukushima R, Higashiguchi T, et al; GLIM Core Leadership Committee, GLIM Working Group. GLIM criteria for the diagnosis of malnutrition - A consensus report from the global clinical nutrition community. J Cachexia Sarcopenia Muscle. 2019;10(1):207-217. doi: 10.1002/ jcsm.12383. PMID: 30920778; PMCID: PMC6438340. 7. Molnar JA, Vlad LG, Gumus T. Nutrition and Chronic Wounds: Improving Clinical Outcomes. Plast Reconstr Surg. 2016;138(3 Suppl):71S-81S. doi: 10.1097/ PRS.0000000000002676. PMID: 27556777. 8. Abizanda P, Sinclair A, Barcons N, Lizán L, Rodríguez-Mañas L. Costs of Malnutrition in Institutionalized and Community-Dwelling Older Adults: A Systematic Review. J Am Med Dir Assoc. 2016;17(1):17-23. doi: 10.1016/j.jamda.2015.07.005. PMID: 26712488. 9. León-Sanz M, Brosa M, Planas M, García-de-Lorenzo A, Celaya-Pérez S, Hernández JÁ; PREDyCES Group Researchers. PREDyCES study: The cost of hospital malnutrition in Spain. Nutrition. 2015;31(9):1096-102. doi: 10.1016/j.nut.2015.03.009. Epub 2015 Apr 20. PMID: 26233866. 10. Bretón Lesmes I, Álvarez Hernández J. Pilares para la excelencia en las unidades de nutrición. Regulación [Pillars for excellence in nutrition support units. Regulation]. Nutr Hosp. 2021;38(Spec No1):8-14. Spanish. doi: 10.20960/nh.03555. PMID: 33525887. 11. Blay Pueyo C. ¿Podemos integrar la atención nutricional en los distintos niveles asistenciales? Reflexiones desde la cronicidad y la complejidad clínica [Is the integration of nutritional care in the different assistance levels possible? Reflections from the perspective of chronicity and clinical complexity]. Nutr Hosp. 2017;34(Suppl 1):3-12. Spanish. doi: 10.20960/nh.1235. PMID: 28585852. 7 Volver al índice
Respuesta de la piel ante la desnutrición Elena Conde Montero Médico Especialista en Dermatología. Hospital Universitario Infanta Leonor y Virgen de la Torre. Madrid. 2 La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y tiene múltiples funciones, entre ellas ser una barrera protectora contra factores externos. Está compuesta por tres ca- pas: la epidermis, la dermis y el tejido subcutáneo (Figura 2.1). La epidermis, que es la capa más superficial, está formada por queratinocitos, se nutre de la dermis y ya no tiene vasos sanguíneos. La dermis es tejido conectivo compuesto por fibroblastos, responsables de la síntesis y secreción de colágeno y otras proteínas de la matriz, como la elastina, lo que confiere a la piel consistencia y elasticidad para re- sistir a las fuerzas externas ejercidas sobre la piel. El tejido celular subcutáneo es la capa de grasa situada inmediatamente debajo de la capa de la dermis, que rodea los folículos pilosos y desempeña un papel importante en la conexión de la piel con los músculos y los huesos, el almacenamiento de energía, la secreción de hormonas y el mantenimiento del calor. Además, la piel es un órgano esencial del sistema inmunitario, al ser la primera línea de defensa frente al exterior. La piel nos da muchas pistas cuando sospe- EPIDERMIS chemos de desnutrición, porque los déficits nutricionales suelen presentar característi- cas clínicas típicas y algunos producen en- DERMIS fermedades cutáneas. Además, cada vez es mayor la investigación del papel de la dieta en las dermatosis crónicas, como la derma- HIPODERMIS titis atópica o la psoriasis1. Es importante tener en cuenta que la des- nutrición puede acentuar los cambios cu- táneos inherentes al proceso fisiológico del Figura 2.1. Capas de la piel: epidermis, dermis e envejecimiento, también denominados fra- hipodermis. 9 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 2. Respuesta de la piel ante la desnutrición gilidad cutánea o dermatoporosis. Estos cambios son, principalmente, adelgazamiento de la dermis y epidermis (atrofia cutánea), púrpura senil (rotura vascular por fragilidad de la pared), pérdida y degeneración de colágeno y fibras elásticas. Además, las personas mayores tienen una actividad disminuida de las glándulas sebáceas y sudoríparas. Por lo tanto, la alteración de las funciones defensivas del estrato córneo asociada a la edad da lugar a un aumento de la permeabilidad, que provocará inflamación y prurito. De hecho, en caso de desnutrición proteica, el edema secundario puede producir fisuras en el estrato córneo, conocido como eccema craquelé o eccema asteatósico, ya que la epidermis ca- rece de elasticidad para responder a esta distensión. Este eccema se presenta con fisuras superficiales entrecruzadas, sobre una base más o menos eritematosa y descamativa. Los modelos que estudian los factores que influyen en el envejecimiento cutáneo inclu- yen la senescencia celular, el estrés oxidativo, las mutaciones y la inflamación crónica. El daño producido por la radiación solar, es decir, la fotoexposición, tiene un claro efecto negativo directo en el envejecimiento2,3. Los estudios in vitro y los modelos animales nos han permitido comprender el papel de los nutrientes en la estructura de la piel y en las enfermedades cutáneas. Entre las diferentes acciones de los nutrientes en la piel, cabe subrayar que los an- tioxidantes tienen efecto fotoprotector, los micronutrientes son esenciales en el sistema inmunitario de la piel y los ácidos grasos en la barrera cutánea3,4. Además, en ratones se han evidenciado claras interacciones entre la estructura de la piel y la ingesta de ma- cronutrientes, siendo las asociaciones específicas por sexo y dependientes del tipo de macronutrientes en la dieta5. A pesar de que, en caso de desnutrición, los déficits se presentan combinados, vamos a ver el efecto de cada déficit nutricional por separado. DÉFICIT DE VITAMINAS4,6 – Vitamina A. La vitamina A es esencial para el mantenimiento de los diferentes epite- lios. Su deficiencia da lugar a una hiperqueratinización con un número reducido de glándulas sebáceas y un bloqueo de las glándulas sudoríparas. De hecho, el tapo- namiento de las aberturas foliculares con cuernos espinosos es uno de los signos clásicos de la deficiencia de vitamina A. Además, produce xerosis, hiperpigmentación generalizada y cabello escaso y frágil. – Vitamina B12. La malabsorción es la causa más común de la deficiencia de vitami- na B12. Las alteraciones cutáneas asociadas son la hiperpigmentación de la piel, la estomatitis angular y las alteraciones del cabello. – Vitamina B3 (niacina). Su déficit combinado con el del aminoácido esencial trip- tófano (precursor de esta vitamina) produce la pelagra. La pelagra una enfermedad 10 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 2. Respuesta de la piel ante la desnutrición caracterizada por diarrea, dermatitis y demencia. Aparece inicialmente como enrojeci- miento de la piel con descamación superficial en zonas fotoexpuestas, que progresa hacia hiperpigmentación marronácea. – Vitamina C (ácido ascórbico). Es importante en la síntesis del colágeno y la matriz extracelular, además de ser antioxidante. El escorbuto es una enfermedad por su deficiencia y se manifiesta con disminución de la producción y el aumento de la fragi- lidad del colágeno. Los signos dermatológicos que aparecen al principio de la enfer- medad incluyen petequias, equimosis, pelos en sacacorcho, hiperqueratosis folicular y hemorragia perifolicular. – Vitamina D. Su déficit es frecuente en la población general. El efecto antiinflamato- rio de esta vitamina puede tener interés para modificar el ambiente proinflamatorio de las úlceras crónicas. – Vitamina E. Su efecto antioxidante se debe a que previene la peroxidación lipídica. Es decir, protege a los lípidos de las membranas celulares del daño oxidativo. DÉFICIT DE MINERALES4-6 – Zinc. Las principales manifestaciones cutáneas de la carencia de zinc son la der- matitis, el retraso en la cicatrización de las heridas, la alopecia y alteraciones ungueales. El zinc tiene un papel importante en las heridas, ya que es cofactor de diferentes enzimas implicadas en el proceso de cicatrización. Sin embargo, mientras que su uso tópico está generalizado, la evidencia disponible no apoya el interés en la cicatrización de la administración oral de zinc si no existe déficit del mismo. – Hierro. Su déficit produce uñas en forma de cuchara (coiloniquia), pérdida de cabello, glositis con pérdida de papilas, queilitis angular y prurito. – Selenio. Es un mineral antioxidante (previene el daño celular por radicales libres) y es responsable de la elasticidad de los tejidos. También actúa para prevenir el daño celular por los radicales libres. Los signos cutáneos asociados a su déficit incluyen la hipopigmentación cutánea y el blanqueamiento de las uñas. – Cobre. Interviene en la síntesis y estabilización de las proteínas de la matriz extrace- lular y la angiogénesis. El déficit nutricional se ha asociado con un impacto negativo en la cicatrización, es- pecialmente en la úlcera por presión. Esto se debe a que el proceso de cicatrización implica múltiples reacciones bioquímicas que requieren energía, aminoácidos, oligoele- mentos (como el zinc) y vitaminas para que las enzimas implicadas funcionen adecua- damente. Muchas deficiencias nutricionales repercuten en la cicatrización de las heridas al alterar la función inmunitaria e impedir la proliferación de fibroblastos, la síntesis de colágeno y la epitelización7,8. 11 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 2. Respuesta de la piel ante la desnutrición Debido a la complejidad del seguimiento y la medición tanto de la cicatrización de la herida como de la ingesta dietética, es difícil realizar ensayos aleatorios y controlados de pacientes con heridas, y muchos de los datos relativos a la nutrición en el cuidado de las heridas se basan en suplementos combinados. En resumen, parece que algunos nutrientes son necesarios solo si son deficientes, mientras que otros pueden llegar a ser condicionalmente esenciales y cumplir una función terapéutica9. A pesar de que todavía se necesitan más estudios e investigación sobre el beneficio de aportes nutricionales de alto contenido calórico y proteico —como intervención para re- ducir la incidencia de la úlcera por presión—, está claro que proporcionar y consumir las kilocalorías adecuadas promueve el anabolismo y, por tanto, evita que las proteínas se utilicen como fuente de energía. De hecho, el déficit proteico en pacientes con heridas crónicas parece estar asociado con el estado catabólico que implica tener una úlcera, de- bido al aumento de demanda metabólica, más que por la pérdida proteica en el exudado. Las proteínas desempeñan un papel esencial en todas las fases de la cicatrización de las heridas. Son esenciales para la síntesis de colágeno, la angiogénesis, la proliferación de fibroblastos, la función inmunitaria, la remodelación tisular, la contracción de la herida y la formación de las proteínas estructurales de la dermis. Además, una función clave de las proteínas es el mantenimiento de la presión oncótica, especialmente en las heridas por insuficiencia venosa, en las que el exceso de presión extraluminal debido al edema tiene un impacto directo en la mala evolución de la herida9. La grasa es la fuente más concentrada de calorías, proporcionando una fuente de reserva de energía en forma de triglicéridos almacenados en el tejido adiposo. Además, amortigua las prominencias óseas, proporciona aislamiento y transporta las vitaminas liposolubles A, D, E y K, que se almacenan en el hígado10. Una ingesta adecuada de grasas en el paciente con una herida aguda o crónica puede aportar energía adicional y así dejar las proteínas para la cicatrización. Aunque el efecto global de los ácidos grasos esenciales sobre la ci- catrización de las heridas aún no está claro, se ha propuesto que los suplementos durante la fase inflamatoria en una proporción de 1:1 de omega-6 a omega-3 son beneficiosos. Se necesita más información sobre cuándo complementar los ácidos grasos, qué tipos de ácidos grasos se necesitan y en qué proporción, ya que el uso de suplementos combina- dos hace que los resultados de los estudios sean confusos9. Con respecto a los micronutrientes, además de las vitaminas y minerales de los que ya hemos hablado, los aminoácidos, especialmente la arginina y la glutamina, también de- ben tenerse en cuenta en el paciente con heridas. La arginina es un precursor del óxido nítrico, que es esencial en el proceso inflamatorio de la cicatrización de heridas y en la producción de colágeno. La glutamina, al igual que la arginina, también es condicionalmente esencial y puede fabricarse de forma endógena; pero con el aumento de la demanda y el estrés metabó- 12 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 2. Respuesta de la piel ante la desnutrición lico, puede ser necesaria la suplementación. Las funciones de la glutamina en el cuerpo son muchas, incluyendo las metabólicas, enzimáticas, antioxidantes, inmunológicas y de transporte9. Cuando hablamos de nutrición y heridas, lo primero en lo que pensamos siempre, y de hecho es sobre lo que más se ha estudiado, es en la relación entre el déficit nutricional y la mala evolución de las úlceras por presión (Tabla 2.I). Sin embargo, esta idea de rea- lizar un abordaje nutricional debería integrarse en la estrategia terapéutica de cualquier herida, especialmente en los pacientes mayores. La obesidad, tan frecuente en nuestros pacientes con heridas en las piernas, puede ir acompañada de un déficit nutricional por una dieta pobre en vitaminas y aminoácidos esenciales. Los pacientes que viven solos, sufren depresión o tienen poca movilidad para comprar y preparar la comida también tienen riesgo de malnutrición. Curiosamente, hay un solapamiento de factores de riesgo de malnutrición y de úlcera venosa: edad, obesidad, aislamiento social, depresión y poca movilidad. Y su comportamiento es en círculo vicioso, por lo que para hacer un tratamiento holístico de estos pacientes es fundamental un abordaje psicosocial11. Tabla 2.I. Clasificación de las úlceras por presión en función de su profundidad. Categoría 1 Eritema no blanqueante Categoría 2 Se ha perdido epidermis y parte de la dermis Categoría 3 Se ha perdido toda la piel, se ve tejido graso Categoría 4 Músculo, tendón o hueso expuesto No clasificable Profundidad desconocida porque está completamente cubierta por esfacelo Sospecha de lesión Induración cutánea con coloración negruzca y dolor asociado de tejidos profundos Sin embargo, al contrario que en la úlcera por presión, en la úlcera venosa, incluso en caso de hallazgo de alteración de los niveles de proteínas y micronutrientes, no está claro si los suplementos dietéticos tienen un impacto en la cicatrización de la herida. Además, no se ha encontrado una asociación entre malnutrición y tamaño o duración de la herida en las piernas. La evidencia disponible no deja nada claro qué déficits tienen un impacto directo en la cicatrización y qué suplementos nutricionales tienen una utilidad real en las personas con heridas en las piernas. De hecho, sería interesante realizar también estudios para determinar si alguno de los suplementos nutricionales tiene interés también en pacientes con valores séricos normales. 13 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, UN BINOMIO INDISCUTIBLE 2. Respuesta de la piel ante la desnutrición CONCLUSIONES Como conclusión con respecto al impacto de la nutrición en la piel y especialmente en el proceso de cicatrización, la evidencia disponible sobre cómo optimizar los macronutrientes y micronutrientes no es muy concluyente. Los datos apoyan la evaluación del estado nutri- cional de los pacientes y la garantía de una cantidad suficiente de calorías procedentes de una dieta equilibrada de hidratos de carbono, grasas, proteínas y vitaminas A y C. También hay que tener en cuenta las deficiencias de arginina, glutamina y zinc, y la importancia de la administración de suplementos en los estados carenciales. Se necesitan más estudios para evaluar el papel de los suplementos de otras vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales en los pacientes con heridas. BIBLIOGRAFÍA 1. Lakdawala N, Babalola O, Fedeles F, McCusker M, Ricketts J, Whitaker-Worth D, et al. The role of nutrition in dermatologic diseases: facts and controversies. Clin Dermatol. 2013;31(6): 677–700. 2. Kaya G, Saurat JH. Dermatoporosis: a chronic cutaneous insufficiency/fragility syndrome. Clinicopathological features, mechanisms, prevention and potential treatments. Dermatology. 2007;215(4):284-94. 3. Cao C, Xiao Z, Wu Y, Ge C. Diet and Skin Aging-From the Perspective of Food Nutrition. Nutrients. 2020;12(3):870. Published 2020 Mar 24. 4. Basavaraj KH, Seemanthini C, Rashmi R. Diet in dermatology: present perspectives. Indian J Dermatol. 2010;55(3):205-210. 5. Hew J, Solon-Biet SM, McMahon AC, et al. The Effects of Dietary Macronutrient Balance on Skin Structure in Aging Male and Female Mice. PLoS One. 2016;11(11):e0166175. 6. DiBaise M, Tarleton SM. Hair, Nails, and Skin. Differentiating Cutaneous Manifestations of Micronutrient Deficiency. Nutr Clin Pract. 2019 Aug;34(4):490-503. 7. Kavalukas SL, Barbul A. Nutrition and wound healing: an update. Plastic and Reconstructive Surgery. 2011 Jan;127 Suppl 1:38S-43S. 8. Brown KL, Phillips TJ. Nutrition and wound healing. Clin Dermatol. 2010;28(4):432-439. 9. Quain AM, Khardori NM. Nutrition in Wound Care Management: A Comprehensive Overview. Wounds. 2015 Dec;27(12):327-35. 10. Munoz N, Posthauer ME, Cereda E, Schols JMGA, Haesler E. The Role of Nutrition for Pressure Injury Prevention and Healing: The 2019 International Clinical Practice Guideline Recommendations. Adv Skin Wound Care. 2020 Mar;33(3):123-136. 11. Renner R, Garibaldi MDS, Benson S, Ronicke M, Erfurt-Berge C. Nutrition status in patients with wounds: a cross-sectional analysis of 50 patients with chronic leg ulcers or acute wounds. Eur J Dermatol. 2019 Dec 1;29(6):619-626. 14 Volver al índice
Valoración del estado nutricional en el hospital, en las residencias y en la comunidad Lucía Manzanedo Basilio Enfermera Especialista en Geriatría. Supervisora de Endocrinología y Medicina Interna. Hospital Universitario de Getafe. Madrid. 3 La valoración del estado nutricional debe realizarse de manera rutinaria y sistemática. Es necesario incluirla en todos los programas de salud pública, ya que se convierte en un marcador del estado de salud y en un determinante de la morbimortalidad en los pacien- tes mayores con cronicidad compleja. Desde la European Nutrition for Health Alliance (ENHA) insisten en la importancia de realizar una valoración del riesgo nutricional para la detección del riesgo nutricional o desnutrición, así como en la necesidad de que haya una continuidad de los cuidados nutricionales desde los servicios de salud, e incluirlos en los diferentes ámbitos sociales1. Los pacientes desnutridos requieren un consumo mayor de recursos, muchos son an- cianos con pluripatología y fragilidad que duplican no solo el número de visitas a la con- sulta de su médico, sino también las consultas a enfermería de atención primaria. Este incremento puede llegar incluso al 34% en lo que se refiere a los ingresos hospitalarios, viéndose aumentadas por ello las prescripciones farmacológicas2. En la literatura se describe que los costes hospitalarios pueden llegar a ser hasta un 75% más elevados en el paciente desnutrido, tanto por la prolongación de su estancia, como por el aumento de la utilización de recursos para la atención y el tratamiento de las complicaciones asociadas3. Dada la evolución de la pirámide poblacional y según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del 2020, la esperanza de vida en los hombres es de 80 años y en las mujeres es de 85 años. Es necesario que en cada institución sanitaria y sociosanitaria se implementen procedimientos estandarizados, donde se contemple la herramienta de cribado nutricional que mejor se adapte al perfil de anciano frágil, como se tratará en el Capítulo 4. De esta manera, se facilitará la correcta valoración nutricional y se 15 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, 3. Valoración del estado nutricional en el hospital, UN BINOMIO INDISCUTIBLE en las residencias y en la comunidad procederá con inmediatez al tratamiento o la corrección de la situación real o de riesgo que se haya detectado. Solo así se garantizará que los cuidados nutricionales sean abordados entre las diferentes áreas asistenciales (hospital, atención primaria y ámbito residencial). “Un paciente que puede alimentarse no es garantía de estar bien nutrido” y “un paciente con sobrepeso u obeso, no es garantía de estar bien nutrido”. La práctica clínica está advirtiendo sobre la necesaria revisión de los códigos de dietas de las instituciones, ya que un elevado número de pacientes se desnutren en los perio- dos de tiempo en los que están ingresados. La ENHA recomienda cuatro fases para implementar un proceso estructurado de cuida- do nutricional en los hospitales, las instituciones y la comunidad: 1. Un cribado nutricional para identificar a los individuos con riesgo de desnutrición, y que se puedan beneficiar de un correcto cuidado nutricional, como hemos visto en el Capítulo 1. 2. Un plan de cuidado nutricional, que incluya al paciente y a sus cuidadores, teniendo en cuenta: – El entorno económico y social. – Los requerimientos nutricionales estimados. – Un plan terapéutico nutricional que pueda asegurar una ingesta adecuada. – La monitorización de los resultados de la intervención. 3. La evaluación periódica para ajustar el plan si no fuera efectivo. 4. El proceso de cuidado nutricional debe ser implementado de forma que se pueda monitorizar adecuadamente, en un contexto de calidad y acreditación1,2,4. Un buen adiestramiento formativo de los profesionales para la realización de una co- rrecta valoración nutricional es imprescindible para detectar pacientes que presenten desnutrición o riesgo. Se llevarán a cabo métodos de evaluación de la desnutrición relacionada con la enferme- dad (DRE) y protocolos de tratamiento nutricional, tanto en centros de atención primaria, hospitales, residencias o centros sociosanitarios. Es necesario definir las distintas inter- venciones (alimentación natural o suplementación) y garantizar la coordinación entre los distintos niveles asistenciales. El plan de monitorización de los cuidados y tratamientos nutricionales debe estar es- tandarizado para la correcta resolución del desequilibrio nutricional. Se llevará a cabo el registro de los diagnósticos de los pacientes con DRE, su correcta codificación y las intervenciones realizadas para revertir el problema detectado1,5 (Figura 3.1). 16 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, 3. Valoración del estado nutricional en el hospital, UN BINOMIO INDISCUTIBLE en las residencias y en la comunidad FORMACIÓN EVALUACIÓN: CRIBADO Y VALORACIÓN NUTRICIONAL TRATAMIENTO MONITORIZACIÓN Y REGISTRO EVALUACIÓN DE RESULTADOS Figura 3.1. Intervenciones para la correcta detección y tratamiento de la DRE. ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE REALIZAR UN CRIBADO NUTRICIONAL? Los métodos de cribado tienen que ser válidos, fiables, reproducibles, prácticos y aso- ciados a protocolos específicos de actuación. El cribado nutricional debe ser universal y preciso para poder incluirlo en los planes de prevención y detección de la desnutrición5. De acuerdo a las recomendaciones, y dada la alta prevalencia de la desnutrición, los métodos de cribado deberían realizarse en las primeras 24 h, a más tardar a las 48 h, así como durante la estancia hospitalaria por parte de las enfermeras, o en la toma de contacto en la primera consulta. Se hará una revaluación semanal dependiendo de resultados. Toda herramienta de cribado nutricional requiere una validación formal y basada en la evidencia. Según la European Society for Clinical Nutrition and Metabolism (ESPEN), debe incluir tres elementos sobre el estado nutricional: índice de masa corporal (IMC) actual, pérdida de peso reciente y conocimiento sobre la ingesta alimenticia actual. No se pueden obviar el aumento o la alteración de los requerimientos secundarios a la en- fermedad de base (Figura 3.2). Plan terapéutico Positiva nutricional Positivo Valoración nutricional CRIBADO Negativa Negativo Revaluación periódica Figura 3.2. Cribado nutricional. 17 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, 3. Valoración del estado nutricional en el hospital, UN BINOMIO INDISCUTIBLE en las residencias y en la comunidad El primer paso es la elección de la herramienta de cribado que se adapte al tipo de per- sona en cualquier ámbito. Quizás el Mini Nutritional Assessment (MNA) es el cuestionario validado más conocido y sencillo para personas mayores. Permite evaluar el estado nutricional y sirve de herramienta para planificar la intervención nutricional en las perso- nas hospitalizadas, en pacientes desde sus domicilios o en residentes de instituciones sociosanitarias. Es una herramienta mixta que consta de un cribado y preguntas sobre aspectos neu- ropsicológicos y físicos del anciano, así como de una encuesta dietética. Esta escala facilita la identificación de aquellos pacientes que están en riesgo de manera precoz. Los resultados obtenidos se correlacionan con el estado de salud, la mortalidad, la estancia hospitalaria y el gasto sanitario6,7 (Anexo 3.I). ¿CUÁL ES EL OBJETIVO DE REALIZAR UNA VALORACIÓN NUTRICIONAL? La valoración nutricional tiene como finalidad obtener información objetiva del estado nutricional de los pacientes con sospecha o riesgo de desnutrición para establecer un plan terapéutico. Se trata de un procedimiento en el cual se deberán incluir en la historia clínica y dietética: un examen físico, antropometría, determinaciones analíticas y valora- ción de interacciones entre medicamentos, nutrientes y enfermedad, para determinar el diagnóstico nutricional de un individuo4. La información de la valoración nutricional basal, en la primera toma de contacto con el paciente, permitirá observar la evolución y aquello que está causando la desnutrición o el riesgo de desnutrición. De esta forma se podrán detectar las deficiencias nutricionales y corregirlas con una intervención temprana. Se incluirá un registro de la ingesta dietética durante 72 h, en caso de sospechar desnutrición o riesgo de desnutrición (Figura 3.3), así como del recordatorio de 24 h para conocer los hábitos alimenticios (Figura 3.4). Es aconsejable emplear una metodología uniforme para llevar a cabo la valoración nutricional (Figura 3.5). Para ello la ESPEN sugiere que se debe prestar atención a la pérdida de peso, la ingesta calórica insuficiente, la pérdida de grasa subcutánea, la pérdida de masa magra, la presencia de acúmulo de líquidos y la disminución de la capacidad funcional. El resultado de esta valoración nutricional será un diagnóstico de desnutrición que deberá incorporarse a la historia clínica y al informe de alta, de acuerdo con la clasificación etiológica propuesta por el Consenso Internacional para el Diagnóstico de la Desnutrición. Si la valoración nutricional indica que el paciente está desnutrido, se procederá a tomar medidas de tratamiento que ayuden a mejorar su situación nutricional. 18 Volver al índice
NUTRICIÓN Y LESIONES CUTÁNEAS, 3. Valoración del estado nutricional en el hospital, UN BINOMIO INDISCUTIBLE en las residencias y en la comunidad Fecha: Día: Nombre: Tipo de dieta: N.º de historia clínica: Bebida/ suplemento 0 Puntos 0,5 Puntos 1 Puntos 1,5 Puntos 2 Puntos Desayuno Comida Merienda Cena Resopón Señalar la cantidad ingerida en cada ingesta, anotar la cantidad de líquidos y de suplementos si estuvieran incluidos en el tratamiento. A rellenar por el paciente, cuidador o personal de enfermería. TOTAL: ………. 1 Envase de suplemento o vaso equivale a 200 ml. 1 Punto equivale a 200 kcal y 10 g de proteínas. Figura 3.3. Valoración de la ingesta (72 h). Fecha: Día: Nombre: Tipo de dieta: N.º de historia clínica: Hora Alimentos Cantidad Forma de preparación Desayuno Media mañana Comida Merienda Cena Resopón Figura 3.4. Recordatorio 24 horas. 19 Volver al índice
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