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Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5852 ISSN: 2595-573X Hipertireoidismo felino: Diagnóstico e tratamento de uma das endocrinopatologias mais frequentes em felinos adultos Feline hyperthyroidism: Diagnosis and treatment of one of the most frequent endocrinopathologies in adult felines DOI: 10.34188/bjaerv4n4-082 Recebimento dos originais: 20/08/2021 Aceitação para publicação: 25/09/2021 Natalia Cazaux Jefe de Servicio de Medicina Felina del Hospital Escuela de Animales Pequeños Especialista en Medicina Felina/ Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional de Rosario Médica Veterinaria / Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional de La Pampa; Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional de La Pampa Calle 5 esq. 116. General Pico. La Pampa. Argentina. E-mail: ncazaux@vet.unlpam.edu.ar Alberto Ramón Meder Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños Doctor en Ciencia Veterinarias/ Faculta de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional de La Plata. Médico Veterinario / Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional de La Pampa ; Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional de La Pampa 116. General Pico. La Pampa. Argentina. E-mail: ameder@vet.unlpam.edu.ar Mónica García Jefe de Cátedra de Histología I, Facultad de Ciencias Veterinarias. Universidad Nacional de La Pampa. Médica Veterinaria / Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional de La Pampa; Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional de La Pampa Calle 5 esq. 116. General Pico. La Pampa. Argentina. E-mail: mgarcia@vet.unlpam.edu.ar María Carolina Miguel Especialista en Clínica de Perros y Gatos / Facultad de Agronomía y Veterinaria, Universidad Nacional de Rio Cuarto. Médica Veterinaria / Facultad de Agronomía y Veterinaria, Universidad del Salvador Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional de La Pampa Calle 5 esq. 116. General Pico. La Pampa. Argentina. E-mail: mcmiguel@vet.unlpam.edu.ar RESUMEN El hipertiroidismo es la endocrinopatía más común que afecta a los gatos mayores de 8 años y se asocia a la excesiva producción y secreción de T 3 y T4 por la glándula tiroides. Los cambios patológicos hallados son principalmente neoplásicos como adenomas e hiperplasias adenomatosas y, en menor proporción, carcinomas tiroideos. Los signos clínicos pueden variar desde Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5853 ISSN: 2595-573X adelgazamiento y mal aspecto general, tiroides palpables y signos gastrointestinales, hasta cambios a nivel del sistema cardiocirculatorio y renal. El diagnóstico clínico de la patología consiste en diferenciar enfermedades tiroideas de las extratiroideas y determinar la presencia de hipertiroidismo conjuntamente con otras enfermedades. Los métodos de diagnóstico complementario son confirmatorios. La medición sérica del perfil tiroideo permite establecer el grado de elevación de las hormonas T3 y T4, la ecografía cervical ayuda a evaluar la ecoestructura glandular y la centellografia permite indentificar la enfermedad tiroidea etiológicamente y definir el grado de severidad. El tratamiento médico consiste en la administración de drogas como metimazol, carbimazol e yodo radioactivo y el quirúrgico en la ablasión completa de la glándula afectada. Palabras clave: Felinos, hipertiroidismo, signos clínicos, tratamiento ABSTRACT Hyperthyroidism is the most common endocrinopathy affecting cats older than 8 years and is associated with excessive production and secretion of T3 and T4 by the thyroid gland. The pathological changes found are mainly neoplastic such as adenomas and adenomatous hyperplasias and, to a lesser extent, thyroid carcinomas. The clinical signs can vary from weight loss and a poor general appearance, palpable thyroid and gastrointestinal signs, to changes in the cardiovascular and renal systems. The clinical diagnosis of the pathology consists of differentiating thyroid diseases from extrathyroids and determining the presence of hyperthyroidism in conjunction with other diseases. The complementary diagnostic methods are confirmatory. The serum measurement of the thyroid profile allows to establish the degree of elevation of the hormones T3 and T4, the cervical ultrasound helps to evaluate the glandular echostructure and the scintigraphy allows to identify the thyroid disease etiologically and define the degree of severity. Medical treatment consists of the administration of drugs such as methimazole, carbimazole and radioactive iodine and surgical treatment in the complete ablation of the affected gland. Keywords: Felines, hyperthyroidism, clinical signs, treatment 1 INTRODUCCIÓN En las últimas décadas, el rol del gato doméstico ha llevado a un aumento de su población y de su longevidad, consecuentemente, a una mayor población de felinos de edad avanzada y a una predisposición a desarrollar enfermedades crónicas. En este contexto, el hipertiroidismo es una de las patologías mas frecuentes de gatos adultos y en la categoría de las endocrinopatias, se la considera de las patologías más frecuentes, junto con Diabetes Mellitus (Maxie, 2008). El hipertiroidismo es el aumento en el nivel de hormonas tiroideas funcionales, tiroxina (T 4) y triyodotironina (T3). Se asocia, más comúnmente, a un adenoma tiroideo benigno o a una hiperplasia adenomatosa presente en uno o ambos lóbulos de la glándula tiroidea (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). El hipertiroidismo felino (HTF) se hizo evidente por primera vez hace unos 35 años, cuando los informes iniciales aparecieron en la literatura (Holzworth et al., 1980). Sin embargo, hasta la fecha, el conocimiento de la afección, su diagnóstico y manejo médico evolucionan continuamente Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5854 ISSN: 2595-573X (Watson et al., 2018). En la actualidad, se reconoce como la endocrinopatía más frecuente en los gatos (M. E. Peterson, 1995). Esta enfermedad es progresiva, con gatos que pasan de una etapa subclínica a un hipertiroidismo manifiesto a medida que los nódulos tiroideos aumentan de tamaño (Wakeling et al., 2007). Los informes clínicos de principios de la década de 1980 describieron lo que ahora se conoce como la clásica presentación clínica severamente hipermetabólica, donde las comorbilidades más importantes eran las enfermedades cardiorespiratorias (Fox et al., 1999). De la misma forma, la interacción entre el HTF y la función renal ha sido ampliamente estudiada en gatos. El HTF aumenta la tasa de filtración glomerular (TFG) y su tratamiento da como resultado una disminución posterior de la misma. Cuando existe una enfermedad renal subyacente, la disminución de la TFG puede contribuir al desarrollo de azotemia y a una disminución del tiempo de supervivencia del paciente (Aldridge et al., 2015). La prevalencia de HTF ha aumentado constantemente en todo el mundo desde los primeros informes y la enfermedad ahora se diagnostica en 1,5% a 11,4% de los gatos mayores en todo el mundo (Mark E. Peterson, 2012). Aunque los cambios patológicos asociados con el HTF (hiperplasia adenomatosa, adenoma de la glándula tiroidea) han sido bien caracterizados (Peter et al., 1987), la patogenia de estos cambios no está clara. Se ha postulado que los factores inmunológicos, infecciosos, nutricionales (yodo), ambientales (toxinas) o genéticos pueden interactuar para causar cambios patológicos (Gerber et al., 1994). Varios estudios han señalado que el consumo de alimentos enlatados es un factor de riesgo, lo que resulta contradictorio porque el consumo de alimento seco se considera un factor de riesgo para la diabetes mellitus (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). 2 EXPLORACIÓN FÍSICA Todos los gatos con HTF presentan un nódulo tiroideo que afecta a uno o ambos lóbulos, ya que en todos los casos existe una patología tiroidea subyacente que conduce a la enfermedad (Ej.: hiperplasia adenomatosa tiroidea, adenoma o carcinoma). Un nódulo tiroideo cervical palpable (bocio) está presente en la mayoría, si no en todos, los gatos con HTF (Naan et al., 2006; Mark E. Peterson, 2013). La técnica de palpación estandarizada documentó bocio en el examen clínico en el 59% de 132 gatos mayores eutiroideos (Norsworthy et al., 2002). Veinte (20) de estos gatos eutiroideos con bocio se sometieron a tiroidectomía profiláctica como medida preventiva para prevenir el desarrollo de HTF y el 65% presentó un diagnóstico histológico de hiperplasia adenomatosa y/o adenomas tiroideos (Norsworthy et al., 2002). En otro estudio, el 80% de los gatos con bocio tenían hiperplasia adenomatosa (Ferguson & Freedman, 2006). Se ha demostrado, en base a estos datos, que pueden Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5855 ISSN: 2595-573X existir cambios tiroideos histopatológicos consistentes con el potencial de presentación de HTF, pero con T4 total dentro del rango de referencia normal. Sin embargo, según el conocimiento de los autores, el hipertiroidismo subclínico (TSH baja junto con T 4 total dentro del rango de referencia) y cambios histopatológicos consistentes, no han sido demostrado (Wakeling et al., 2007). De este análisis se evidencia la importancia clínica de la exploración de la glándula tiroides, la cual es una herramienta diagnóstica importante, no invasiva y económica y debe ser una parte estándar del examen físico de todos los gatos, pero especialmente de aquellos mayores de 10 años, cuando el hipertiroidismo se vuelve más frecuente (Mark E. Peterson, 2013). Existen distintas técnicas exploratorias: ❖ Técnica clásica: El cuello del gato debe extenderse ligeramente con la cabeza flexionada hacia atrás. El pulgar y el dedo índice se pasan suavemente a ambos lados de la tráquea, comenzando en el área laríngea y avanzando hacia abajo en dirección a la entrada torácica (manubrio esternal). Las yemas de los dedos deben permanecer dentro de los surcos yugulares. Es importante ser gentil porque si el músculo se palpa con demasiada firmeza, el nódulo puede presionarse en el músculo y ser difícil de sentir. Un nódulo tiroideo generalmente se reconoce como un nódulo subcutáneo algo móvil o "blip" que se desliza debajo de las yemas de los dedos (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014; Mark E. Peterson, 2013). ❖ Técnica de Norsworthy: El explorador se coloca detrás del paciente. La cabeza del gato se eleva y gira 45 ° hacia la derecha o hacia la izquierda, lejos del lado que se evaluará (para palpar el lóbulo tiroideo derecho, gire la cabeza del gato hacia la izquierda). La punta del dedo índice o medio del explorador se coloca en el surco formado entre la tráquea y el músculo esternotiroideo, justo debajo de la laringe y luego se mueve hacia abajo, por el surco, hasta la entrada torácica. Si el lóbulo tiroideo se agranda, se siente un "destello" característico cuando el dedo pasa sobre el bocio (Norsworthy et al., 2002). El nódulo tiroideo es una prueba diagnóstica altamente sensible pero poco específica, por lo tanto, la presencia de un bocio palpable es, en sí mismo, un pobre indicador de HTF. Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5856 ISSN: 2595-573X Imagen 1. Técnicas de palpación tiroidea. A. Técnica "clásica". B y C. Técnica de Norsworthy. En B se realiza palpación del lóbulo tiroideo derecho y en C del lóbulo tiroideo izquierdo. 3 SIGNOS CLÍNICOS El amplio espectro resultante de la gravedad de la enfermedad, que varía desde muy temprana y leve hasta crónica y grave, es potencialmente diferente en cada caso (Watson et al., 2018). Al principio del proceso , los signos clínicos son lo suficientemente sutíles como para ser ignorados tanto por el propietario como por el veterinario y el diagnóstico solo se puede hacer cuando se realizan pruebas de rutina de las hormonas tiroideas (Feldman et al., 2015). Debido a que los gatos con hipertiroidismo generalmente tienen un buen apetito (en muchos casos un apetito voraz) y son activos e incluso hiperactivos, los propietarios perciben que su gato anciano tiene una buena vida y no se preocupan inicialmente. Solo cuando los signos empeoran o aparecen otros signos clínicos más graves, los propietarios buscan ayuda veterinaria. Las razones más comunes para la consulta veterinaria son: pérdida de peso, polifagia, polidipsia / poliuria, vómitos y / o diarrea (Feldman et al., 2015). Las glándulas tiroides de la mayoría de los gatos afectados se agrandan de manera palpable y los signos clínicos se han convertido en un síndrome familiar muy reconocible (Hoenig et al., 1982). Las hormonas tiroideas regulan los procesos metabólicos, un aumento en sus niveles circulantes pueden generar algunos signos anteriormente mecionados como aumento del apetito, pérdida de peso, emaciación muscular, intolerancia al calor y temperatura corporal ligeramente elevada (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014; Naan et al., 2006). Estas hormonas tiroideas tambien interactuan con el sistema nervioso central, aumentando la conducción simpática y provocando hiperexitabilidad, nerviosismo, taquicardia y, en casos muy graves, temblores (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). Debido a los efectos polisistémicos del HTF, sintomatología proteiforme y semejanza con muchas otras patologías felinas, la tiroxina debería evaluarse en todo gato geronte (> 10 años) con problemas médicos (Nelson & Couto, 2005). Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5857 ISSN: 2595-573X Son varios los signos clínicos que abarca esta enfermedad, y a continuación se mencionan los de mayor relevancia: ❖ Pérdida de peso y polifagia: Son los signos clínicos identificados con mayor frecuencia (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014; Broussard et al., 1995). En un estudio realizado por Watson et. al. (2018) en 140 gatos se determinó que los signos clínicos de presentación más común, en el momento del diagnóstico, fueron la pérdida de peso (91%) y la polifagia (79%). La Imagen 6 muestra un paciente felino con marcada emaciación. Imagen 2. Felino gerente con marcado descenso corporal, pérdida de masa muscular y signos evidentes de caquexia. El pelaje semilargo oculta en parte, los signos clínicos. Caso clínico de actividad privada particular. ❖ Glándula tiroides palpable: Un signo frecuentemente presente es un bocio palpable, hallado en el 80,7% de todos los casos (Watson et al., 2018). Los lóbulos no son palpables debido a que son planos (2-3 mm de espesor) y se encuentran en posición ventrolateral respecto a la tráquea (Imagen 7) y dorsal del borde medial de los músculos esternotiroideo y esternohiodeo (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5858 ISSN: 2595-573X ❖ Signos cardíacos: El corazón es un órgano sensible a las hormonas tiroideas. La tirotoxicosis puede producir manifestaciones clínicas severas en los pacientes felinos (Polikar, R., Burger, A. G., Scherrer, U., & Nicod, 1993). Las acciones cardiovasculares de las hormonas tiroideas producen cambios circulatorios, que conllevan a un aumento de la precarga y una disminución de la poscarga. La acción cronotrópica positiva directa puede predisponer a las taquiarritmias y aumentar los cambios impuestos mediante la interacción de las hormonas tiroideas y las catecolaminas (Broussard et al., 1995). Los signos cardíacos se presentan, aproximadamente, en el 50% de los gatos con HTF. Los cambios auscultados detectados con mayor frecuencia son la presencia de soplo y/o taquicardia (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014), frecuencia cardíaca de más de 240 latidos/min, déficit de pulso, ritmo de galope (Naan et al., 2006). ❖ Imagen 3. Necropsia de un paciente felino de 14 años con signos clínicos clásicos de HTF. El tamaño glandular presentaba ligeras alteraciones a la exploración física. La necropsia deja evidenciar un aumento moderado del tamaño glandular derecho y mayor medida (lado contralateral) del lóbulo izquierdo (flecha). Caso clínico de actividad privada particular. El soplo cardíaco se detectó en el 63% de los gatos con hipertiroidismo leve, en el 89% con hipertiroidismo moderado y en el 90% con hipertiroidismo severo. Mientras que la ecocardiografía reveló que el 51% de los gatos tenían anomalías cardíacas (Imagen 8), el 21% tenía un aumento del Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5859 ISSN: 2595-573X atrio izquierdo (Imagen 9) y el 1,4% tenía falla cardíaca congestiva (Watson et al., 2018). La hipertensión leve a moderada, se consideró como importante en los gatos hipertioirdeos (imagen 10). Sin embargo, está ahora claro que los gatos hipertiroideos, solo tienen una leve hipertensión, si la tienen (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014) y cuando se presenta puede simplemente reflejar la reducida tolerancia de los gatos hipertiroideos a las situaciones estresantes, como el examen veterinario (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014; Watson et al., 2018). Poliuria y Polidipsia: La poliuria y la polidipsia ocurren en un 30% a un 40% de los gatos hipertiroideos. Los cambios en la cantidad de agua consumida y la orina excretada son muy variables. Existen varios mecanismos involucrados en la patogénesis de la polidipsia y la poliuria en el HTF. La polidipsia primaria (psicógena) aumenta la ingesta de agua y soluto y la disminución de los canales de Aquaporina 1 y Aquaporina 2 puede contribuir a la poliuria (Wang et al., 2007). Imagen 4. Aumento del espesor parietal de la musculatura ventricular izquierda que supera los 5 mm de normalidad. Caso clínico de actividad privada particular. La enfermedad renal oculta también puede desempeñar un papel importante. La poliuria y la polidipsia pueden estar presentes en gatos hipertiroideos sin evidencia de enfermedad renal, pero porque el hipertiroidismo aumenta la tasa de filtración glomerular (TFG) y disminuye la densidad Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5860 ISSN: 2595-573X de la orina (Feldman et al., 2015). La enfermedad renal crónica (ERC) se presenta en el 11 al 30% de los gatos con HTF en el momento del diagnóstico (pre-tratamiento) y en el 15 al 49% de los gatos con hipertiroidismo luego del restablecimiento del eutiroidisimo (post.tratamiento) (Williams et al., 2010). ❖ Signos gastrointestinales: Además de la pérdida de peso, otros signos de disfunción gastrointestinal incluyen anorexia, vómitos, diarrea, aumento del volumen fecal, mayor frecuencia de defecación y heces con mal olor (Feldman et al., 2015). El vómito puede estar asociado con una ingestión muy rápida de la ración (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). La diarrea y el aumento de defecación es más probable que se deba a la hipermotilidad intestinal, aunque la mala absorción es también un factor que hay que considerar (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014; Feldman et al., 2015). Imagen 5. Aumento del atrio izquierdo y aumento del espesor parietal ventricular simétrico generalizado en un felino con hipertiroidismo felino severo. Caso clínico de actividad privada particular. ❖ Hiperactividad, cambios de conducta y aspecto general: Este signo suele ser malinterpretado por los propietarios como un signo de buena salud (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). Muchos gatos hipertiroideos parecen tener un deseo intenso de moverse constantemente. Los propietarios pueden notar que sus gatos deambulan, caminan, duermen Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5861 ISSN: 2595-573X solo por breves períodos y se despiertan fácilmente. Parecen ansiosos y no pueden ser retenidos para completar un examen físico. Algunos se vuelven agresivos si se intenta restringirlos aún más. La causa de estos signos clínicos es multifactorial, sin embargo, algunos de los signos se deben al aumento de la actividad adrenérgica (Feldman et al., 2015). El manto piloso suele estar opaco y enmarañado. Muchos gatos hipertiroideos se asean de manera obsesiva, lo que da lugar a la alopecia y hasta dermatitis miliar, esto puede estar asociado con una alergia subyacente, pero la respuesta se magnifica por una conducta obsesiva-compulsiva (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). Imagen 6. Registro de presión mediante la utilización de equipo de oscilometría en base de la cola en felino con hipertensión 4 DIAGNÓSTICO El diagnóstico de HTF no suele ser problemático ya que el 90% de los gatos con esta afección tienen una elevación de la concentración sérica de T 4 (M.E. Peterson et al., 2001). Sin embargo, cuando es temprano y leve, o asociado con enfermedades extratiroideas concurrentes, demanda obtener información de una anamnesis más detallada y de un examen físico completo (Mark E. Peterson, 2008). Dado que muchas enfermedades extratiroideas pueden imitar los signos de la enfermedad tiroidea en los gatos domésticos, siempre se debe evaluar una base de datos completa (Ej.: hemograma, perfil bioquímico, análisis de orina, etc.) para ayudar a excluir otras enfermedades. Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5862 ISSN: 2595-573X Después de revisar estos datos, el siguiente paso es usar pruebas de función tiroidea para confirmar el diagnóstico de hipertiroidismo (Mark E. Peterson, 2013). En muchos casos de HTF hacer un diagnóstico preciso es sencillo. El gato se presenta con pérdida de peso, polifagia, taquicardia, bocio palpable y elevaciones séricas de T 4 total (Taylor, 2017). Pero, como se mencionó anteriormente, gatos con hipertiroidismo muy leve pueden carecer de signos clínicos evidentes o tienen una sola alteración (Ej.: ligera pérdida ponderal a pesar de un buen apetito). En los gatos hipertiroideos con afecciones concurrentes, por ejemplo, enfermedad renal, enfermedad hepática o neoplasias, la pérdida de peso es una manifestación habitual, pero puede acompañarse con apetito disminuido más que normal a aumentado como se esperaría en la presentación clásica (Mark E. Peterson, 2008). Al examen físico, el agrandamiento de uno o ambos lóbulos glandulares puede detectarse en el 80 al 90% de los gatos tirotóxicos, un hallazgo fundamental en la busqueda diagnóstica (Feldman et al., 2015). Aunque la tiroides no es palpable, por lo regular, en gatos normales; la detección de uno o ambos lóbulos agrandados no es sinónimo de hipertiroidismo. La tiromegalia en ocasiones se presenta en gatos sin indicios clínicos y datos de laboratorio de enfermedad (Norsworthy et al., 2002). La concentración sérica de hormona tiroidea total tiene alta correlación en gatos hipertiroideos, pero se prefiere la medición de T 4 total sobre T3, debido a su mejor sensibilidad diagnóstica. Más del 30% de los gatos tirotóxicos tienen concentraciones séricas de T 3 total dentro del rango de referencia, mientras que apenas el 10% de todos los animales afectados exhiben tiroxemia normal (M.E. Peterson et al., 2001). Muchos gatos con niveles de T3 total normal tienen hipertiroidismo leve o temprano y, en correspondencia, la concentración sérica de T 4 total suele estar casi siempre por encima del rango de referencia (Mark E. Peterson, 2008). Todos los métodos tienen desventajas en cuanto a sensibilidad y especificidad. Independientemente del método utilizado, en la medición de T 4 total existe la posibilidad de obtener resultados falsos negativos y falsos positivos. Los resultados siempre deben interpretarse a la luz de la historia clínica, los signos presentes y otros hallazgos de laboratorio (Mark E. Peterson, 2013). La mayoría de los gatos hipertiroideos exhiben concentraciones de T 4 total circulante altas y persistentes, con valores de hasta aproximadamente 20 veces el límite superior del rango de referencia. Sin embargo, una proporción significativa de gatos tirotóxicos (cerca del 10% de todos los casos y el 40% de aquellos con hipertiroidismo leve) presentan tirotoxemias totales dentro del rango de referencia (M.E. Peterson et al., 2001). Estas concentraciones de T4 normal suelen estar dentro de la mitad al extremo superior del rango de referencia y aunque la tirotoxemia es la mejor Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5863 ISSN: 2595-573X prueba aislada para diagnosticar el HTF, la enfermedad no puede excluirse por el hallazgo de una concentración sérica de T4 normal aislada (Mark E. Peterson, 2008). Otra causa de concentración sérica de T 4 y T3 dentro del rango normal, en pacientes hipertiroideos, es causada por una enfermedad no tiroidea concurrente. Las enfermedades que suprimen la T4 incluyen la enfermedad renal crónica, diabetes mellitus, neoplasias, trastornos gastrintestinales y enfermedad hepática primaria (M.E. Peterson et al., 2001). En el caso de la enfermedad renal, el hipertiroidismo puede enmascarar la patología concurrente al mismo tiempo que esta suprime la T4 (M.E. Peterson et al., 2001; Taylor, 2017). Cuando se presentan estas situaciones, existe la posibilidad de repetir la T 4 total esperando al menos 1 o 2 semanas, debido a que las fluctuaciones de las hormonas tiroideas son mayores con el correr de los días, no de las horas (Mark E Peterson & Graves, 1987). La centellografia tiroidea, procedimiento de medicina nuclear que produce una imagen del tejido tiroideo funcional sobre la base de la captación selectiva de varios radionúclidos por parte del tejido tiroideo, es una alternativa diagnóstica válida. Es útil para indentificar la enfermedad tiroidea y definir el grado de enfemedad en relación al tejido no afectado por la presencia de patología no tiroidea concurente (Hibbert et al., 2009). Otra prueba diagnóstica es la medición de T 4 libre (evaluada por diálisis de equilibrio), la cual está disponible para ingresar en la células, de manera que su determinación debería brindar una valoración más constante del estado glandular que la T 4 total (Mark E. Peterson, 2008). Si bien la medición de la T4 libre es, sin dudas, el estudio diagnóstico más sensible para el HTF, existen algunos argumentos válidos contra su empleo como único sustituto de la determinación de T 4 total. Para evitar errores diagnósticos, la T4 libre siempre debe evaluarse en conjunto con la T 4 total (Mark E. Peterson, 2008). Por lo regular, la combinación de una T4 libre alta con una T4 total reducida (< 10nmol/L o < 0.8µg/dl) es indicativa de enfermedad extratiroidea, mientras que un T 4 libre alta con una T4 total alta/normal (> 25nmol/L o > 3µg/dl) es sugestivo de HTF (M.E. Peterson et al., 2001). Existen, además, pruebas dinámicas de la función tiroidea, como la prueba de estimulación con hormona tiroestimulante (TSH), prueba de supresión con triyodotironina, prueba de estimulación con hormona liberadora de tirotropina (TRH), que ayudan a establecer el diagnóstico en algunos gatos hipertiroideos pero que solo se utilizan en aquellos gatos con signos sugestivos de hipertiroidismo, cuando la repetición de la T 4 total se mantiene dentro del rango de referencia y los análisis de T4 libre no estan disponibles (Mark E. Peterson, 2008). Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5864 ISSN: 2595-573X 5 TRATAMIENTO La terapéutica clásica del HTF se ha dirigido a la inhibición del desarrollo de la hormona tiroidea mediante terapia médica, ablación o remoción física del tejido tiroideo utilizando cirugía, radiación, productos químicos y calor (Lurye, 2008). El tratamiento médico con metimazol o carbimazol, la tiroidectomía quirurgica y el yodo radioactivo (I131) son las terapias sugeridas para el control de los gatos hipertiroideos. Cada una tiene ventajas y desventajas, que pueden integrarse cuando se formula un plan terapéutico para cada gato hipertiroideo en particular (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). La mejor opción de tratamiento para un paciente con hipertiroidismo se determina mediante la evaluación de la edad, los problemas médicos concurrentes (como enfermedades cardiovasculares o renales), la disponibilidad de la terapia y las opciones financieras (Naan et al., 2006). El tratamiento médico se considera reversible, mientras que la tiroidectomia y el uso de I131 son permanentes (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). Historicamente, el tratamiento médico solía basarse en el uso de tioureilenos, un grupo de fármacos antitiroides estructuralmente relacionados, que incluyen propiltiouracilo, metimazol y carbimazol. Estos fármacos se concentran en forma activa dentro de la tiroides luego de su administración (Cooper, 1963). Al no tener naturaleza citotóxica, carecen de la capacidad para resolver el hipertiroidismo en forma permanente. El mecanismo de acción de los tioureilenos para inhibir la biosíntesis de la hormona tiroidea consiste en interacciones complejas con la peroxidasa y tiroglobulina tiroideas (Lurye, 2008). Estas drogas, en general, se usan de dos maneras: como tratamiento primario para el hipertiroidismo o como terapia preparatoria, antes de la radioterapia o la cirugía (Cooper, 1963). Particulamente, el metimazol bloquea la síntesis de las hormonas tiroideas al inhibir la peroxidasa tiroidea, una enzima involucrada en la oxidación de yoduro a yodo, la incorporación del yodo en la tiroglobulina y la unión de los residuos de tirosina para formar T 3 y T4. Esta droga no bloquea la liberación de la hormona tiroidea realizada, por lo que hay una demora de 2 a 4 semanas antes de que la concentración sérica de T 4 retorne a lo normal después de haber iniciado el tratamiento (Mark E. Peterson et al., 1988). En la mayoría de los gatos una dosis de 2,5mg / 12 hs es apropiada para manejar los signos clínicos. La dosis puede aumentarse si el gato no responde a la dosis inicial (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). Una vez alcanzada la dosis efectiva, la concentración sérica de T4 total declina hasta la mitad inferior del rango de referencia, meta buscada en gatos medicados con metimazol (Lurye, 2008). Varios efectos adversos pueden presentarse con el metimazol administrado por vía oral o vía transdérmica. Aproximadamente el 10% al 20% de los gatos tiene problemas relacionados con la Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5865 ISSN: 2595-573X medicación (M. E. Peterson, 1995). Los efectos adversos más comunes son anorexia, vómito y letargia, pero suelen ser transitorios y resolverse con la terapia en curso (Lurye, 2008). El carbimazol es un derivado del metimazol que se convierte en metimazol in vivo (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). Es un proceso rápido y casi completo a metimazol dentro del tracto gastrointestinal o inmediatamente después de su absorción, ya que las concentraciones de metimazol y no de carbimazol se detectan en el suero y glándula tiroides después de la ingestión (Feldman et al., 2015). La dosis incial recomendada de carbimazol para gatos hipertiroideos es de 5 mg / 8 hs / VO. A diferencia del metimazol, para el cual es efectiva la administración cada 12 horas, el carbimazol resulta más eficiente en el control del hipertiroidismo cuando se emplea cada 8 horas durante las semanas iniciales de la terapia. Cuando reciben esta última posología, más del 90% de los gatos exhiben tiroxemias totales dentro del rango normal hacia los 3 a 15 dias. Con la terapia a largo plazo, la administración a menudo se puede reducir a cada 12 horas y mantenerse efectiva (Lurye, 2008). El tratamiento con yodo radiactivo (I131) es otra opción terapéutica. Se considera el estándar para el hipertiroidismo en los gatos. Consiste en la administración oral o subcutánea y no se asocia con morbilidad ni mortalidad (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). El tratamiento con el radioisótopo I131 es un tratamiento efectivo y bien establecido para el hipertiroidismo tanto en gatos como en humanos con una tasa de éxito de aproximadamente el 95% en ambas especies. Después de la administración IV o SC, el yodo radioactivo se transporta a las células foliculares tiroideas hiperplásicas y neoplásicas y se incorpora a la tiroglobulina (Feldman et al., 2015). Su efectividad y seguridad se debe a que ocasionan necrosis y destrucción del tejido hiperfuncional dentro de su campo de recorrido, respetando los tejidos locales, incluyendo la glándula paratiroide (Lurye, 2008). En cuanto a la tiroidectomía en los gatos suele ser el tratamiento indicado para corregir el HTF debido a la hiperplasia adenomatosa de las glándulas tiroides (Birchard, 2006). La tiroidectomía es curativa, no es técnicamente exigente ni consume mucho tiempo y a menudo es una técnica quirúrgica establecida en instituciones veterinarias especializadas (Imagen 11). Sin embargo, debido a los efectos del exceso de las concentraciones de hormona tiroidea en muchos órganos, la cirugía y la anestesia pueden asociarse con una morbilidad y mortalidad sustanciales (Naan et al., 2006). Es ideal alcanzar el estado eutiroideo antes de la cirugía, de forma tal que se reduzcan los efectos cardíacos adversos del hipertiroidismo para así reducir el riesgo anestésico (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014). Se han informado múltiples técnicas quirúrgicas para la tiroidectomía y los resultados de la cirugía y sus complicaciones difieren entre las mismas. La técnica extracapsular permite una eliminación más completa de tejido tiroideo anormal y se asocia con una baja incidencia de hipoparatiroidismo postoperatorio secundario (Birchard, 2006; Naan et Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5866 ISSN: 2595-573X al., 2006). Algunas consideraciones postoperatorias importantes son: monitorear cuidadosamente las concentraciones séricas de calcio, tratar la hipocalcemia si es necesario y monitorear el paciente ante una recaída hacia el hipertiroidismo (Birchard, 2006). Esta es la principal complicación postquirúrgica, que es el resultado del daño de las glándulas paratiroideas. Para disminuir la posibilidad de hipocalcemia, se ha recomendado no realizar una tiroidectomía bilateral sino, en su lugar, estadificar la cirugía y efectuar la operación sobre el segundo lóbulo unas semanas más tarde (Flanders, 1999). Esto no es necesario en aquellos gatos en los que un lóbulo tiroideo es más prominente. Aunque la enfermedad es bilateral en el 70% de los casos, se ha encontrado que la mayoría tiene un lado dominante y que, a menudo, tarda años para que el hipertiroidismo recurra en el lóbulo remanente, si es que lo hace (Baral R.M.; Peterson M.E., 2014) La Imagen 7 muestra la apariencia de un felino doméstico previo al acto quirúrgico con hipertiroidismo severo y 12 meses posteriores a la tiroidectomía. Imagen 7. Tiroidectomía radical del lóbulo tiroideo izquierdo en un paciente felino. La ablación quirúrgica requiere conservar la glándula paratiroides ipsilateral. En general, el otro lóbulo tiroideo, en caso de estar afectado, se interviene quirúrgicamente en forma posterior. La técnica citada anteriormente reduce la incidencia de recurrencia de HTF ya que no deja remanente de tejido tiroideo, lo cual puede ocurrir con la técnica intracapsular. Sin embargo, debido Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5867 ISSN: 2595-573X a la incidencia de hipocalcemia, se considera la disección intracapsular modificada para asegurarse de preservar, al menos, una de las glándulas paratiroideas (Broussard et al., 1995). Mediante esta técnica, la hipocalcemia transitoria ocurre en algunos gatos debido a un traumatismo en el delicado suministro de sangre paratiroidea durante la manipulación quirúrgica y el 8% al 22% de los gatos hipertiroideos, sometidos a tiroidectomía intracapsular, tienen una recurrencia de hipertiroidismo dentro del año de la cirugía inicial (Flanders, 1999) La evaluación clínica y el tratamiento de los gatos geriátricos con hipertiroidismo concurrente y enfermedad renal crónica (ERC) es un desafío. La tendencia de las enfermedades no tiroideas, como la ERC, tiende a disminuir las concentraciones séricas de T 4 y puede enmascarar el HTF. Por otro lado, el hipertiroidismo puede aumentar la tasa de filtrado glomerular (TFG) y disminuir las concentraciones séricas de creatinina y nitrógeno ureico sanguineo (BUN), enmascarando la enfermedad renal subyacente. Se ha estimado que hasta el 40% de los gatos hipertiroideos tienen ERC (M. E. Peterson, 1995). En un análisis transversal sobre 2096 gatos, dirigido por Peterson (2015), se determinó que el HTF es una enfermedad progresiva, con una patología tiroidea que no puede ser detenida por el tratamiento con medicamentos antitiroideos crónicos (Mark E. Peterson & Broome, 2015). Durante un período de meses a años, los tumores de tiroides continúan creciendo y la transformación maligna parece posible. Los incrementos progresivos de la dosis de medicamentos antitiroideos justifican la reevaluación de la patología tumoral subyacente. Solo la tiroidectomía o el radioyodo pueden eliminar o destruir los tumores hiperfuncionales de tiroides y curar la enfermedad. Ni el tratamiento con medicamentos antitiroideos ni la alimentación con una dieta baja en yodo es curativa, ya que ambas opciones dejan el adenoma tiroideo intacto para continuar creciendo y evolucionando con el tiempo (Mark E. Peterson et al., 2016). 6 CONCLUSIÓN El hipertiroidismo felino es una de las patologías endocrinas más frecuentes en el felino doméstico y su diagnóstico, tratamiento y atención clínica en general debería atender a los siguientes puntos clave: • La exploración de la glándula tiroides como ser parte del examen de rutina en nuestros pacientes felinos. • Cuando se presentan felinos con signos clínicos coicidentes con hipertiroidismo, es importante realizar una detallada anamnesis y hacer estudios básicos, como análisis de sangre y de orina, para poder diferenciar esta patologia de otras enfermedades extratiroideas que se pueden presentar en un gato mayor a 8 años de edad con la misma signología. Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
Brazilian Journal of Animal and Environmental Research 5868 ISSN: 2595-573X • Para poder confirmar el HTF es necesario medir las hormonas tiroideas, particularmente la medición de T4 total, conjuntamente con T4 libre. Hay que tener en cuenta que cuando la enfermedad es incipiente o si cursa con alguna patología extratiroidea como la ERC, los niveles pueden hallarse dentro de los valores normales. • En cuanto a la terapéutica, por un lado el tratamiento médico, con el uso de metimazol o carbimazol, y el ablativo, con el uso de yodo radioactivo o la cirugía de extirpación de tiroides, tiroidectomia. Si bien el HTF es una enfermedad que se sigue estudiando y conociendo cada día mas, es importante que los médicos veterinarios tengan conocimiento de la misma, la edad de presentación y sus respectivos signos clínicos, para que de esta forma se pueda diagnosticar de manera temprana y poder instaurar un tratamiento adecuado, pensado para cada paciente en particular. Brazilian Journal of Animal and Environmental Research, Curitiba, v.4, n.4, p. 5852-5871 out./dez.. 2021.
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