CADA UNO ES HIJO DE SUS OBRAS: CONCEPTO MODERNO DEL QUIJOTE

Página creada Mary Del Aguila
 
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CADA UNO ES HIJO DE SUS OBRAS:
                       CONCEPTO MODERNO DEL QUIJOTE
                                                    CHULPARK
                                          Univ. Hankuk de Estudios Extranjeros
                                                      Seúl, Corea

                Para mí lo más atractivo en Don Quijote de la Mancha de Cervantes es el
            inconformismo con el mundo en que vivía el propio autor, que se manifiesta aquí
            y allá en la novela. La crítica social se advierte a cada paso en las pláticas de
            los protagonistas. Crítica sutil y exigente -como dice Bosch Gimpera- en la
            ficción de Don Quijote de la Mancha sin finalidad trascendental aparente!. Don
            Quijote expresa en no pocos de sus discursos el inconformismo y la protesta
            contra el mundo en que vive Cervantes. En relación con el mismo tema José
            Antonio Maravall dice: «La inadaptación y disconformidad del pensamiento del
            Quijote respecto a la situación social en que se produce nos es conocida ya y
            rebosa en todas las páginas dellibro»2.
                En cuanto a esta discrepancia del autor contra el mundo de aquel entonces,
            diría yo que uno de los elementos del inconformismo con el mundo más
            representativos es su opinión con respecto a la jerarquía social que dominaba
            la sociedad en que vivía el autor. Podemos encontrar que en el Quijote aparece
            frecuentemente la frase hecha «Cada uno es hijo de sus obras»3, lo cual nos da la

                l Jesús Silva Herzog, «La crítica social en Don Quijote de la Mancha», en Don Quijote. Me-
            ditaciones hispanoamericanas. Vol. 1, University Press of America, 1988, pp. 215-217.
                2 Cfr. José Antonio Maravall, Utopía y contrautopía en el Quijote, Pico Sacro, Santiago de
            Compostela, 1976.
                3 «Os he descrito tan fielmente como he podido las instituciones de las que considero no solo
            la mejor de las repúblicas, sino la única que puede atribuirse por derecho propio la calificación de
            república» (Tomás Moro, Utopía, Colección Austral, Madrid, 1999, p. 168).

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CON LOS PIES EN LA TIERRA. Chul PARK. Cada uno es hijo de sus obras: concepto moderno...
Chul PARK

          clara idea de que Miguel de Cervantes niega a la nobleza histórica fundada en los
          linajes y árboles genealógicos desde el ángulo de su humanismo renacentista. Se
          nota que esta idea humanista es subrayada de forma particular con un sentido de
          reforma social y pensamiento moderno dentro del Quijote.
              Por ello, a través de este trabajo, me gustaría hacer un análisis del Quijote desde
          esta perspectiva, que nos brindará la posibilidad de una nueva interpretación del
          Quijote. En este trabajo trataré de abordar el concepto moderno de Miguel de
          Cervantes, que considero forma parte del significado de «Cada uno es hijo de sus
          obras», el ideal con que soñaba Cervantes.
              Entonces, hablando de la opinión de Cervantes respecto de lajerarquía social,
          ¿cuáles son las ideas de Cervantes acerca de la nobleza? El tema de los linajes
          es uno de los argumentos sociales que más se mencionan en el Quijote, y ocupa
          relativamente mucho espacio. En el capítulo 21, 1, don Quijote explica a Sancho
          las dos clases de linajes que hay en el mundo:

                      Hay dos maneras de linajes en el mundo: unos que traen y derivan
                   su descendencia de príncipes y monarcas, a quien poco a poco el
                   tiempo ha deshecho y han acabado en punta, como pirámide puesta
                   al revés; otros tuvieron principio de gente baja, y van subiendo de
                   grado en grado, hasta llegar a ser grandes señores, y de manera, que
                   está la diferencia en que unos fueron, que ya no son, y otros son, que
                   ya no fueron.

              Así como observamos en la mención arriba citada, Cervantes no reconoce
          a la nobleza histórica, cimentada en la sangre azul, ya que para Miguel de
          Cervantes no existe más que una nobleza: la de la virtud y del saber. Sin
          embargo, esta idea, por razones obvias, no está presentada por Miguel de
          Cervantes en forma clara, sino como la orientación general de su ideología
          social y política; pero es bastante clara para manifestarse, tanto en sus líneas
          generales, como en algunos pormenores que, a modo de piedras de mosaico,
          forman un cuadro entero.
              Veamos su forma general en el capítulo 18,1. Don Quijote dice a su escudero,
          después de la batalla de los cameros: «Sábete, Sancho, que no es un hombre
          más que otro si no hace más que otro».
              Confirmamos también que toda la novela está impregnada de cierta idea de
          igualdad, que siglo y medio más tarde, al desarrollarse, se convertirá en una de
          las ideas principales de la Revolución Francesa. En el capítulo 11, 1, don Quijote
          trata a su escudero de igual a igual, convidándole a sentarse a su lado y comer
          del mismo plato:

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CON LOS PIES EN LA TIERRA. Chul PARK. Cada uno es hijo de sus obras: concepto moderno...
«Cada uno es hijo de sus obras»: concepto moderno del «Quijote»

                       -Por que veas, Sancho, el bien que en sí encierra la andante
                    caballería, y cuán a pique están los que en cualquiera ministerio della
                    se ejercitan de venir brevemente a ser honrados y estimados del mundo,
                    quiero que aquí a mi lado y en compañía desta buena gente te sientes,
                    y que seas una misma cosa conmigo, que soy tu amo y natural señor:
                    que comas en mi plato y bebas por donde yo bebiere: porque de la
                    caballería andante se puede decir lo mismo que del amor se dice: que
                    todas las cosas iguala.

                Aquí vemos evidentemente que el caballero manchego pasa por alto las
            diferencias de clase que se expresaban también en el trato entre los individuos de
            distintas clases sociales, conforme lo prescribían los reglamentos caballerescos.
            Don Quijote pone un signo de igualdad entre un caballero y su escudero, y lo
            justifica evocando la caballería andante; y al achacar a esta -la propia igualdad
            de los hombres- finalidades que no tienen nada de común con la institución de los
            caballeros y sus órdenes, la emplea como sinónimo de la Edad dorada igualitaria,
            y para fines de cautela defensiva.
                Entonces, ¿de dónde viene esta idea de igualdad humana? Su fuente es nada
            menos que su idea de que «cada uno es hijo de sus obras». Para Miguel de
            Cervantes, la virtud y las buenas obras son el único criterio según el cual se
            determina la calidad de un ser humano. En el capítulo 4,1, don Quijote responde
            al pastorcillo Andrés en cuanto a los caballeros. He aquí textos muy expresivos:
            «Importa poco eso ... que Haldudo puede haber caballeros; cuánto más, que cada
            uno es hijo de sus obras».
                Esta idea es tan fija en el Quijote, que reaparece en varios pasajes más ...
            Sancho Panza contesta a las palabras del barbero que considera al escudero tan
            loco como su amo, en el capítulo 47,1:

                       Yo no estoy preñado de nadie -respondió Sancho-, ni soy hombre
                    que me dejaría empreñar, del rey que fuese, y aunque pobre, soy cristiano
                    viejo y no debo nada a nadie; y si ínsulas deseo, otros desean otras cosas
                    peores, y cada uno es hijo de sus obras; y debajo de ser hombre puedo
                    venir a ser papa, cuánto más gobernador de una ínsula ...

                En el capítulo 32, I1, don Quijote replica al duque, cuando este pone en duda
            la alteza de linaje de Dulcinea: Dulcinea es hija de sus obras y que las virtudes
            adoban la sangre, y que en más se ha de estimar y tener un humilde virtuoso que
            un vicioso levantado ...

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              En el capítulo 25, 1, don Quijote aconseja a su escudero Sancho en el gracioso
          coloquio que los dos tuvieron acerca del amor platónico y el camal, refiriéndose
          al nacimiento de Dulcinea:

                     y así, bástame a mí pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo
                  es hermosa y honesta, y en lo del linaje, importa poco, que no han de ir a
                  hacer la información de él para darle algún hábito, y yo me hago cuenta
                  que es la más alta princesa del mundo.

              Para Cervantes, ningún hombre es más que otro si no hace más que otro (1,
          18), porque la verdadera nobleza consiste en la virtud (l, 36); Y de esta forma el
          individuo que demuestra en sus actos un valor y unas aptitudes superiores, puede
          sentirse por encima de aquellos que han heredado rentas, honores y privilegios,
          y que se llaman nobles sin merecerlo. Lo que percibimos en sus opiniones es la
          presencia de un nuevo modelo de ordenación social, el anhelo de anteponer el
          valor y las virtudes individuales a los valores y los privilegios derivados de la
          adscripción al estamento.
              Cervantes piensa que es el individuo quien, con sus buenas obras, puede hacerse
          ilustre o miserable, y que, pese a la aparente firmeza e inmortalidad de ciertos
          valores sociales4 :

                  es grande la confusión que hay entre los linajes, y que solos aquellos
                  parecen grandes y ilustres que lo muestran en la virtud, y en la riqueza y
                  liberalidad de sus dueños. Dije virtudes, riquezas y liberalidades, porque
                  el grande que fuere vicioso será vicioso grande y el rico no liberal será
                  un avaro mendigo. (11, 6)

             Aunque los nobles piensan que sus poderes, seculares e inamovibles, son el
          premio otorgado por Dios a sus pretendidos merecimientos, la historia, maestra
          de los humanos y archivo de verdades, nos enseña cómo los hombres de bajos
          principios subieron a grandes estados y señoríos5 :

                       Innumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos, han subido a
                   la suma dignidad pontificia e imperatoria; y desta verdad te pudiera traer
                   tantos ejemplos, que te cansaran. (11, 42) ... que de entre los bueyes, arados
                   y conyundas sacaron al labrador Wamba para ser rey de España ... 6

             4 Javier Sa1azar Rincón, El mundo social del «Quijote», Gredos, Madrid, 1986, pp. 71-85.
             5 ¡bid.
             6 José Antonio Maravall, op. cit., pp. 86-87.

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«Cada uno es hijo de sus obras»: concepto moderno del «Quijote»

                El hombre es, para don Quijote, lo que cada uno se hace. El mérito va con
            lo que cada uno alcanza y el pensamiento de la época insiste en valorar lo que
            se adquiere sobre lo que se hereda. Este tópico es una pieza necesaria en la
            construcción caballeresca que coincide con la concepción pastoril: como Jorge de
            Montemayor dice, es inadmisible ir a buscar el valor y la virtud de más atrás
            de la persona misma y es de estimar que «assaz desfavorecido de los bienes de
            naturaleza está el que los va a buscar en sus pasados». Miguel de Cervantes
            sostiene que la hidalguía adquirida por propia excelencia se ha de tener en más
            que la heredada de los pasados, respecto a la persona que la adquiere. El valor de
            la persona va ligado a su ser. Podemos tomar un ejemplo del tópico en un pasaje
            de Pérez de Montalbán: «como si el diamante perdiese de su precio porque
            estuviese guarnecido de plomo o cercado de piedras falsas»7.
                Entonces, ¿en qué fuentes se inspiró Cervantes para plasmar la tendencia
            social de su descripción de «Cada uno es hijo de sus obras»?8 Primero, el
            Renacimiento elogió las virtudes individuales, el principio de que las obras hacen
            linaje y a este no pueden serIe imputables los méritos o deméritos de sus padres o
            antepasados. Ante Dios el hombre solo es responsable de sus obras. A la mayoría
            de los cervantistas no cabe duda de que a Cervantes le influyó muchísimo el
            erasmismo y era uno de los hombres intelectualmente mejor formados de su
            época. Erasmo de Rotterdam influyó mucho en el desarrollo del pensamiento
            humanístico y oposicionista de la primera mitad del siglo XVI, es decir, del
            primer período de la historia del Renacimiento español. Mas su influencia
            decayó considerablemente en la segunda mitad del siglo, cuando, después del
            Concilio de Trento, empezó la gran campaña del catolicismo militante contra
            toda manifestación de pensamiento libre e independiente. Uno de los maestros
            de Cervantes, Juan López de Hoyos, por ejemplo, era aficionado a Erasmo. El
            propio Cervantes, aparte de las ideas erasmistas cuyo reflejo se manifiesta en
            sus obras, y sobre todo en el Quijote, muestra interés por la literatura erasmista,
            cuando en ocasión de la visita a una imprenta en Barcelona, menciona y
            recomienda el libro, si no por entero erasmista por lo menos erasmizante, de
            Felipe de Meneses: Luz del alma. Erasmo enseñó muchas cosas a los humanistas
            españoles del siglo XVI, mas sus opiniones y su crítica de la actividad feudal
            y eclesiástica resultaron insuficientes en las condiciones especiales de la vida
            social española de ese período. Cervantes, en cuyas obras encontramos no pocos
            conceptos del erasmismo, no se limitó a los pareceres y reflejos de las ideas
            de Erasmo, sino que tomó sus propias posiciones originales con respecto a la

               7 José Antonio Maravall, op.cit., p. 86.
               8 Antonio Martí, «Las Utopías en Don Quijote», en Anales Cervantinos, tomo XXIX, 1991,
            Madrid, pp. 48-50.

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          realidad de su época y su rein0 9 • Cervantes vivía y escribía sus obras cuando
          Europa estaba organizándose rápidamente de acuerdo con las nuevas formas
          políticas del Renacimiento lo .
              Segundo, recordamos la frase que aparece en el noveno acto de la Celestina:
          «Las obras hacen linaje, que al fin todos somos hijos de Adán y Eva. Procure
          de ser cada uno bueno por sí y no vaya a buscar en la nobleza de sus pasados la
          virtud»ll. En conexión con este asunto, en tercer lugar, quiero citar al Lazarillo
          de Tormes, que dice: «los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe,
          pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles
          contraria, con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto»l2.
              También Américo Castro dice que Miguel de Cervantes ha leído la literatura
          de su siglo, los tratadistas de poética y libros de carácter filosófico e ideológico.
          Sus ideas literarias no son elemento casual que se superponga a la labor de su
          fantasía y de su sensibilidad, sino, al contrario, parte constitutiva de la misma
          orientación que le guiaba en la selección y construcción de su propia senda 13 .
              Las obras son las que diferencian a los hombres, las que a unos elevan sobre
          otros. «No es un hombre más que otro si no hace más que otro» afirma don
          Quijote en el capítulo 54, JI, frase que tiene un carácter paremiológico. Cada uno,
          por consiguiente, depende de uno mismo y puede llegar hasta donde alcance la
          fuerza para obrar de su singular e insustituible individualidad. «Yo he oído decir,
          exclamará con el renacido orgullo de la individualidad el licenciado Vidriera,
          que de los hombres se hacen los obispos». De los hombres, de ser hombre y nada
          más, igual en condición natural a cualquier otro, se parte para llegar al estado
          social que sea. Afirma Sancho Panza en el capítulo 47, l, que «cada uno es hijo
          de sus obras; y debajo de ser hombre puedo venir a ser papa». Solo importan
          los méritos que se tengan o, a lo sumo, que se reconozcan. El pesimismo social
          que avanza con el siglo hará que se acentúe progresivamente la importancia del
          reconocimiento ajeno, sobre la real posesión de virtudes y méritos. Pero a fines
          del siglo XVI y aún a comienzos del siglo XVII se conserva suficiente confianza
          en el éxito del propio merecer.

              9 Ludovik Osterc, El pensamiento social y político del Quijote, UNAM, México, 1988, pp.
          191-192.
               10 Menéndez Pidal interpreta dentro de su teoría de que España es el país de los frutos cultu-
          rales tardíos: «Así Cervantes salva de la ideología medieval algo que esencíalmente debe perdurar
          en el fondo del alma nueva, a través de las crisis iniciadas por el Renacimiento y la Refonna» [Cfr.
          Francisco López Estrada, Factores utópicos en el Quijote, en Tomás Moro y España, Editorial de
          la Complutense, Madrid, 1980, pp. 75-79].
               11 Fernando de Rojas. La Celestina, Cátedra, Madrid, 1984, p. 187.
               12 Anónimo, El Lazarillo de Tormes, Ediciones Tarraco, Colección Arbolí. Tarragona, 1982,
          p.50.
               13 Américo Castro, El pensamiento de Cervantes, Noguer, Barcelona, 1980, p. 27.

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                En conclusión, la ideología cervantina hondamente renacentista sobre los
            linajes, a diferencia de los dogmas discriminatorios del feudalismo y de la Iglesia,
            que ideados para eternizar y santificar los privilegios exclusivos de la nobleza
            histórica fundamentaban los blasones de esta última en la sangre heredada, y
            más tarde también en la cuna dorada, se cifra por el contrario en la virtud como
            denominador común de la verdadera nobleza que extrae su esencia distintiva de
            la calidad humana, de la buena conducta moral y de la actividad creadora del
            hombre, o sea, de sus buenas obras.
                Se puede decir que el centro ideal de la visión de Cervantes está representado
            por la aspiración a un mundo nuevo más justo y feliz que coincide con un regreso a
            la república utópica '4 . Sin embargo, Cervantes no ha hecho una obra enteramente
            dedicada a describir una sociedad utópica, como ocurre en la Utopía de Tomás
            Moro, sino que en el Quijote encontramos aspectos sugeridos en buena parte por
            esos ideales utópicos. Don Quijote decide hacerse caballero para el servicio de su
            república, deshaciendo todo el agravio con que se pudiera topar. La Edad de Oro
            elogiada por Cervantes es el reino utópico, donde no existe la propiedad privada,
            se ignoran las palabras «tuyo» y «mío», y la vida feliz es alcanzada por los
            hombres. Cervantes niega de hecho a la nobleza histórica fundada en los linajes y
            árboles genealógicos; y defiende el concepto de la dignidad, la libertad y el honor
            cimentados en las propias obras y no en la sangre heredada.
                Cervantes subraya que el hombre crea su linaje por sus propias obras. Todos
            los hombres, al ser libres, están en igualdad de condiciones para merecer por lo
            que ellos obren. Como hemos visto, el pensamiento cervantino sobre los linajes
            se asemeja al pensamiento moderno de nuestros días.
                Cervantes, desde el ángulo de su humanismo renacentista radical, somete a
            una crítica aniquiladora a las instituciones sociales, políticas y eclesiásticas del
            reino monárquico en declive. De esta manera, Don Quijote de la Mancha se
            convierte, en manos de Cervantes, en un instrumento para soñar con una sociedad
            justa donde las obras hacen linaje y la verdadera nobleza consiste en la virtud.

            Bibliografía

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