La competitividad y la relación laboral en el siglo XXI: Una comparativa europea
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La competitividad y la relación laboral en el siglo XXI: Una comparativa europea Cristina Simón, Directora del Área de Recursos Humanos Gayle Allard, Profesora de Macroeconomía Instituto de Empresa Business School Estudio realizado bajo el patrocinio de Adecco Resumen Ejecutivo No cabe duda de que el mundo económico dentro de unas décadas será muy distinto al que conocemos hoy. Evidentemente es imposible anticipar todos los cambios que nos esperan en el ámbito de los negocios y estar preparados para cada uno de ellos. Una de las afirmaciones que sí podemos hacer con rotundidad es que el papel que desempeñarán las personas y sus características intangibles (actitudes, capacidades, valores, etc) será una de las claves de la competitividad futura en los países desarrollados. Sin embargo, la integración de ambos mundos (el macroeconómico y el psico-sociológico) en una reflexión común tiene hasta el momento pocos precedentes en el mundo de la investigación. En este sentido, el presente estudio pretende unir ambos campos en un ejercicio intelectual que nos permitirá aventurar algunas proyecciones sobre cómo será el mundo del futuro para las empresas, tanto en términos de presiones políticas y económicas como de la naturaleza de sus fuerzas de 1
trabajo, y cómo pueden prepararse para afrontar el reto de la competitividad. El ejercicio se aborda en cuatro pasos: 1. Utilización de un modelo económico para dibujar el entorno competitivo del futuro. 2. Identificación, de nuevo desde una perspectiva macroeconómica, de las características actuales que se traducen en una posición de competitividad, clasificando a un conjunto de países europeos según estos criterios en tres grupos actuales de competitividad. 3. Exploración de las características actuales del entorno sociológico europeo, y en concreto de la percepción de los entornos nacionales (en términos de sistemas públicos) y de los contextos de trabajo por parte de los ciudadanos de los países que componen nuestra muestra. 4. Discusión sobre qué características sociales serán más óptimas para afrontar los retos de la futura competitividad, así como exploración de posibles mejoras desde la gestión de las empresas para afrontar dichos retos, a través del análisis comparativo de los tres grupos de competitividad. Para realizar el estudio se han utilizado las siguientes fuentes de datos: • Indicadores macroeconómicos de competitividad, basados fundamentalmente en el World Competitiveness Scorecard (IMD, 2003), así como provenientes del Banco Mundial, OCDE y Naciones Unidas. En concreto se han seleccionado los siguientes indicadores: • Gasto I+D per capita • Porcentaje primer grado universitario en ciencias y tecnología Apoyan la • Porcentaje personas entre 25 y 34 años con estudios universitarios competitividad INPUTS • Porcentaje de extranjeros con estudios universitarios • Tiempo para la apertura de un negocio Dificultan la • Tiempo para el cierre de un negocio competitividad • Índice rigidez de empleo 2
• Productividad laboral OUTPUTS • Porcentaje de exportaciones de alta-tecnología Apoyan la • Índice de desarrollo humano competitividad • Número patentes registradas • Datos sociológicos y de relación laboral tomados de la European Social Survey (ESS), base de datos patrocinada por la European Science Foundation, en su edición de 2003. Estas variables se han agrupado para elaborar un conjunto de índices, que se muestran en la tabla adjunta. Ítems Agrupaciones Sistema legal Índice de Percepción del Entorno Público Entorno económico (IPEP). Sistema sanitario Sistema educativo Estimación del nivel de satisfacción personal Índice de Bienestar Personal (IBP). Estimación del nivel de felicidad personal Percepción general de salud subjetiva Flexibilidad percibida en cuanto a los horarios de trabajo Autonomía percibida en cuanto a la organización personal del trabajo Índice de Percepción del Entorno Laboral Capacidad percibida de influencia en el entorno de trabajo (IPEL). Capacidad percibida de toma de decisiones Capacidad percibida de realizar cambios en el trabajo Empleabilidad Índice de empleabilidad (IE) Ser creativo Ser rico y disponer de cosas caras Tener igualdad de trato y oportunidades entre las personas Mostrar habilidades que generen admiración Universalismo Intentar cosas nuevas y diferentes en la vida Benevolencia Seguir las normas que se nos dictan Conformismo Comprender a grupos diferentes de personas Poder Pasarlo bien Logro Ser libre, tomar decisiones propias Hedonismo Ayudar a los demás y colaborar a su bienestar Estimulación Tener éxito, que se reconozcan los logros personales Autodirección Comportarse correctamente Ganar autoridad ante los demás Preocuparse por el medioambiente Buscar diversión y placer 3
Principales hallazgos y conclusiones 1. Los análisis realizados demuestran que efectivamente es posible tender un puente entre el mundo de la economía y el de los valores y percepciones de los ciudadanos, pudiendo establecer diferentes patrones de creencias y comportamientos en función de los diferentes grupos de competitividad. Asimismo, encontramos una relación relevante entre determinados patrones de percepción de la relación laboral por parte de los trabajadores que parecen conducir a un incremento de los niveles de productividad y potencial competitivo a nivel de país y/o grupo de competitividad. 2. El ranking de países obtenido a partir de los indicadores macroeconómicos definidos es el siguiente(*): País Posición Z SUECIA 1 1,29 FINLANDIA 2 1,24 IRLANDA 3 1,14 DINAMARCA 4 0,85 FRANCIA 5 0,83 SUIZA 6 0,75 BELGICA 7 0,61 UK 8 0,61 NORUEGA 9 0,61 HOLANDA 10 0,57 ALEMANIA 11 0,45 AUSTRIA 12 -0,15 ITALIA 13 -0,28 ESPAÑA 14 -0,83 GRECIA 15 -0,99 ESLOVENIA 16 -1,13 HUNGRIA 17 -1,18 POLONIA 18 -1,24 PORTUGAL 19 -1,5 REP. CHECA 20 -1,64 (*) Si incluyésemos a Japón y EEUU en este mismo ranking ocuparían las posiciones primera y segunda, respectivamente, desplazando al resto de países a las posiciones 3 a 22 en el mismo orden. 4
3. Como se aprecia en el ranking, España se sitúa en el primer puesto del grupo de competitividad baja. El informe detalla las implicaciones de esta posición en términos de potencial competitivo, analiza la estructura de valores y cultura social y el impacto que ésta puede tener en la posición actual de competitividad, y adjunta recomendaciones desde la perspectiva laboral de cara a mejorar esta posición. 4. Uno de los puntos de intersección entre la política económica y el ámbito de los ciudadanos (especialmente en lo que implica la relación laboral) es el papel que juega el estado de bienestar. En este sentido, un resultado importante de nuestro análisis es la posición fuerte que en el ranking ocupan los países que se consideran con mayor estado de bienestar, juzgando por el gran peso del gasto social de sus economías: Finlandia, Suecia, Dinamarca, Bélgica, Francia, Holanda y Noruega. Si ampliásemos este ranking con países no europeos, por encima de aquellos se ubicarían dos de los países con menor gasto público social como porcentaje de PIB –Japón y Estados Unidos-y, de hecho entre los seis primeros países del ranking estarían los tres con menor gasto social (los dos no europeos e Irlanda) y los tres donde este gasto es mayor. Parece evidente que el impacto del modelo de protección social sobre la competitividad es más complejo de lo que parece, dado que el análisis no establece una relación clara entre las dos variables. 5. Cuando ampliamos este análisis con otras variables de tipo social, como la percepción de los ciudadanos acerca de su felicidad, salud y confianza general en los sistemas públicos y la economía, encontramos que es precisamente en los países más competitivos donde ese gasto social es más apreciado por los ciudadanos. Salvo en dos países concretos (Irlanda, donde la percepción es muy positiva en relación al gasto social real, y Francia donde se produce exactamente el caso contrario), parece que la competitividad del país se deja sentir de manera muy positiva en la percepción del gasto social, mientras que las mismas proporciones de 5
inversión pública son peor recibidas por la ciudadanía cuando los países se encuentran en posiciones de competitividad inferiores. Asimismo, encontramos que los indicadores de felicidad y salud personales son mayores a medida que se incrementan los niveles de competitividad. 6. Nos hemos preguntado acerca de la relación que existe entre las escalas de valores de los diferentes países y sus resultados en términos de competitividad: ¿existen lo que podemos llamar “raíces sociales” para la competitividad? Por una parte, no hemos encontrado relaciones significativas entre determinadas prioridades de valores sociales y sus aparentes correlatos macroeconómicos; así, por ejemplo, las sociedades que dan menos importancia a la creatividad y la invención como valor no resultan ser las menos innovadoras. Asimismo, encontramos que aquellos países que valoran más el éxito y el enriquecimiento personal son los que ocupan las peores posiciones en nuestro ranking de competitividad (lo cual contradice el tópico de que el afán de lucro personal es una poderosa fuente de motivación hacia el trabajo). 7. Sí hemos encontrado, por el contrario, configuraciones diferentes en las escalas de valores entre los diferentes grupos competitivos. Los datos revelan que las culturas de los países más altos del ranking priman la autonomía e iniciativa por encima de valores más conservadores, mientras que los países menos competitivos se muestran más conformistas (en el sentido de “es importante comportarse correctamente” y “seguir las normas”). También es interesante señalar el mayor peso de los valores hedonistas (importancia de “pasar un buen rato” y “divertirse”) sobre los de logro personal e influencia social. 6
FACTOR I FACTOR II FACTOR III FACTOR IV Universalismo GCA Logro Estimulación Benevolencia Conformismo Poder Hedonismo Autodirección Universalismo GCM Logro Estimulación Benevolencia Conformismo Poder Hedonismo Autodirección Hedonismo GCB Logro Universalismo Estimulación Conformismo Poder Benevolencia Autodirección Autodirección Universalismo Logro ESPAÑA Estimulación Benevolencia Poder Autodirección Hedonismo Conformismo Conformismo Estructura de valores por grupos de competitividad y para España 8. Aterrizando en el ámbito concreto de la empresa, no cabe duda de que en este escenario de futuro, basado en mano de obra cualificada y en la diferenciación en servicios cada vez más sofisticados, el papel de los trabajadores cobra una importancia fundamental. Por ello, una de las preguntas que hemos abordado es ¿qué perciben los profesionales y cómo reaccionan ante su entorno de trabajo en las diferentes situaciones de competitividad del entorno nacional? En términos generales, encontramos que la percepción de los entornos de trabajo es más positiva a medida que se mejora la posición en el ranking. En concreto, los trabajadores de los países del grupo de competitividad alto perciben que sus empresas les ofrecen más flexibilidad y posibilidades de participación e influencia en las decisiones sobre el trabajo y cómo acometerlo. 7
9. En directa relación con el punto anterior, el estudio identifica un conjunto de relaciones entre la duración de la jornada laboral (punto que ocupa especialmente los debates actuales en España, dada el gran número de horas de trabajo que se emplean y que contrasta vivamente con los resultados en productividad) y diferentes aspectos de la relación laboral. En concreto, se señala cómo existe una relación de corte negativo (inverso) entre el índice de productividad y el número de horas trabajadas. El mismo tipo de asociación se produce entre la duración de la jornada de trabajo y la percepción del entorno laboral por parte del empleado, y entre esta variable y todas aquellas que suman competitividad. Según nuestros datos, pues, la cantidad de horas invertidas en el trabajo no solamente genera desmotivación en los profesionales, sino que puede tener un serio impacto negativo en la productividad. 10. Otro concepto analizado dentro del ámbito de la relación laboral es el de Flexibilidad, entendido a nuestros efectos como capacidad percibida por el empleado de organizar su propio tiempo de trabajo. Los datos revelan que este tipo de flexibilidad se relaciona, además de con una mayor sensación de bienestar laboral, con mayores niveles de productividad y con mejores posiciones competitivas. Curiosamente, esta percepción de flexibilidad correlaciona también con una mejor valoración de la empleabilidad de los profesionales. 11. En función de todos estos análisis, ¿podemos caracterizar algún modelo de relación laboral que resulte más apto o mejor adaptado a un entorno de competitividad? Los datos apuntan a un tipo de compromiso en el que se incremente la autonomía y la capacidad de tomar decisiones sobre la organización del propio trabajo al empleado, quien a su vez adquiera una mayor capacidad de influir sobre su entorno profesional y participar 8
activamente en él. En este sentido, las políticas de RRHH deberían orientarse a: • Flexibilizar e individualizar las políticas, en particular en lo que respecta a la gestión de los horarios y jornadas de trabajo. • Generar una mayor participación de los empleados en la organización de sus ocupaciones. • Reforzar, evaluar y recompensar la generación de iniciativas por parte de los profesionales en cuanto al desarrollo de su trabajo diario, con lo que ello conlleva de cambio cultural. • Mejorar las políticas de comunicación sobre estos factores, con el fin de que el empleado mejore la percepción de su entorno laboral. Obviamente, el diseño de entornos de trabajo que primen la iniciativa y autonomía del trabajador bajo una cultura de flexibilidad requiere de un conjunto de políticas sistemáticas de evaluación de rendimiento, así como de una adecuada gestión del clima laboral, que vaya más allá de la mera garantía de minimización de los conflictos y contemple la adaptación de las políticas de RRHH a los intereses y capacidades de los profesionales. 9
La competitividad y la relación laboral en el siglo XXI: Una comparativa europea Índice 1. Introducción 2. El modelo: la interacción entre la Macroeconomía y los entornos de trabajo. 3. La visión macroeconómica de la Competitividad 3.1. Una visión del futuro 3.2. Indicadores de competitividad 3.3. La competitividad en Europa: algunos datos de interés 3.4. El caso de España 3.5. Los grupos de Competitividad 4. La competitividad vista desde las personas 4.1. Perspectiva socioeconómica 4.2. Perspectiva motivacional 4.3. Perspectiva de relación laboral 5. Competitividad y ciudadanos: la perspectiva socioeconómica 5.1. La percepción del entorno público 5.2. La percepción de satisfacción y felicidad generales 6. Valores sociales y Competitividad 6.1. Los valores como motores de comportamiento 6.2. ¿Existen raíces sociales para la competitividad? 6.3. ¿Qué motiva a las sociedades más competitivas? 7. Competitividad y Relación Laboral 7.1. El concepto de Contrato Psicológico 7.2. Diferentes percepciones del entorno laboral 7.3. Competitividad, productividad y horas de trabajo 7.4. La Flexibilidad como motor de Competitividad 8. Hacia una nueva relación laboral: implicaciones para la gestión de personas 10
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