DANDO LA VUELTA A PITTSBURGH
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TENDENCIAS DANDO DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL PRODUCÍA MÁS ACERO QUE ALEMANIA Y JAPÓN JUNTOS, PERO SE VINO ABAJO EN TRES AÑOS. ENTRE 1979 Y 1982 CERRÓ UNA PLANTA TRAS OTRA, DEJANDO A SU ESPALDA UN PAISAJE LA VUELTA DE ESCOMBROS, FÁBRICAS FANTASMA Y ALMACENES VACÍOS. HOY ESTÁ OTRA VEZ EN EL CANDELERO. ¿CÓMO LO HA CONSEGUIDO? A PITTSBURGH POR MIGUEL ORS VILLAREJO LA AUTOPISTA QUE LLEVA A PITTSBURGH dad surge de repente, proyectando ri- queza y poderío desde sus rascacielos calle es un ventanal, desde el suelo hasta el techo. La gerencia ha dejado desde el aeropuerto serpentea entre de acero y cristal. sobre el aparador de la habitación bosques verdes y suaves colinas. Luego El hotel donde me alojo es una de unos prismáticos para otear los alrede- se mete en un túnel y, a la salida, la ciu- esas torres. Toda la pared que da a la dores. Hace una tarde clara y al fondo 72 ACTUALIDADECONÓMICA [JULIO 2012]
se distingue una ribera abrupta, den- orilla del Ohio, graznan y estiran el para cambiarse al mediodía, porque el samente arbolada, coronada por los cuello. Al principio me hace gracia, cuello y los puños se iban poniendo ne- miradores desde los que está tomada pero cuando lo comento con un par de gros a lo largo de la jornada. En el sitio la postal típica de Pittsburgh: los ríos pitsburgueses me recomiendan que donde ahora estamos”, golpea con el ín- Monongahela y Allegheny confluyendo mejor dé un cauto rodeo. dice la mesa, “se hacinaban los coberti- en el más pronunciable Ohio, con el zos. No había casas, no había parque”. distrito financiero en segundo plano. EL ORIGEN DE LA RIQUEZA. “Yo vine aquí por Señala la orilla de enfrente. “Y ahí no Tanto Forbes como The Economist primera vez en 1982, como reportero de quedaba ni un árbol, los habían talado coinciden en que ésta es la ciudad más televisión”, recuerda Bill Flanagan. “La para explotar las minas que hay de- habitable de Estados Unidos. Figura ciudad atravesaba la peor bajo”. también entre las 10 más limpias del crisis desde la Gran Depre- mundo, y es una de las mejores para sión. Había perdido 250.000 MIRANDO DESDE laÉsa es una de las claves de riqueza de Pittsburgh: montar una empresa. Pero el espectá- empleos y yo cubría noti- UNA COLINA está rodeada por montañas culo que ofrecía al visitante hasta bien cias sobre malos tratos y de carbón. La otra clave son entrado el siglo XX era muy diferente: suicidios”. PITTSBURGH, los ríos. “Lo que en Europa chimeneas vomitando humo y fuego, Flanagan es ahora vice- ALGUIEN DIJO llaman la Guerra de los Siete gabarras cargadas de carbón, vivien- presidente de la Allegheny Años [que se libró de 1756 a das apretujadas a lo largo de calles ce- Conference on Community QUE ERA COMO 1763 y consagró a Inglaterra nicientas… Contemplando Pittsburgh Development (ACCD), una LEVANTAR como potencia hegemónica] desde una colina, el bostoniano James fundación creada en los 50, se originó por el control de Parton escribió en 1868 que era como cuando Pittsburgh se ha- LA TAPADERA esa lengua de tierra”, dice si alguien le hubiera levantado la tapa llaba en su apogeo indus- DEL INFIERNO Flanagan señalando el Par- al infierno. trial. Durante la Segunda que Point que está a nues- Hoy, en las riberas donde antes bor- Guerra Mundial había lle- tros pies. “Ahí arranca el boteaban las calderas de la Carnegie gado a producir más acero que Alema- Ohio y, antes de que hubiera ferrocarril, Steel hay parques por los que miles de nia y Japón juntos, pero “era también era el único modo de mover mercancías ciudadanos pasean y montan en bici- un sitio muy desagradable y la ACCD y personas por el interior del país”. A cleta. La ciudad tuvo en los 80 algún nació con el propósito de recuperar el los franceses, que bajaban de Canadá, problema de seguridad, pero ahora la entorno”, dice Flanagan. “Las farolas de les permitía enlazar con sus posesiones única amenaza son los gansos cana- la calle estaban encendidas las 24 ho- de Luisiana a través del Misisipí. A los dienses. Estamos en época de cría y, ras, te llovía ceniza del cielo. La gente ingleses, que acababan de saltar cuando por la mañana correteo por la se traía al trabajo una camisa limpia los Apalaches, les abría las puer- [JULIO 2012] ACTUALIDADECONÓMICA 73
TENDENCIAS DANDO LA VUELTA A PITTSBURGH tas de las ricas tierras del Oeste. “Por titución más importante de la región”, (puesto 49 del ranking de Shanghái), el eso fueron a la guerra”. “el corazón de nuestra ciudad”. decano nos enseña un robot y anuncia Inicialmente, la suerte favoreció a los Durante mi estancia he tenido ocasión solemnemente: “Les presento a su guía”. franceses, que contaban con la alianza de visitar unas cuantas. En ninguna me Pero el robot no da una. Se niega a entrar de las tribus locales. Pero la superiori- han abrumado con amplias bibliotecas en el ascensor y hay que meterlo a em- dad naval de Londres les impidió reci- o sofisticados laboratorios. Me han lle- pujones. Luego se abalanza sobre una bir refuerzos y, en 1758, el general John vado a aulas convencionales, donde periodista y al final se para delante de Forbes los desalojó de la cabecera del alumnos casi adolescentes han mos- un tenderete que hay en mitad de un co- Ohio. Donde ahora está el parque, se le- trado los proyectos en los que trabajan: rredor y tenemos que abandonarlo ahí. vantó un fuerte al que se bicicletas eléctricas, genera- Pero nadie se pone nervioso. La tole- dio el nombre del entonces dores mareomotrices, libé- rancia a la frustración es una de las se- primer ministro, William EL CORAZÓN lulas mecánicas… Es obvio ñas de identidad de la cultura ameri- Pitt. A su amparo fueron DE LA CIUDAD, que saben un montón (hay cana. Recuerdo una película sobre la instalándose los colonos pizarras llenas de esas fór- vida de Bruce Lee. Los típicos pijos rubi- que con el tiempo forma- LA PRINCIPAL mulas misteriosas que ga- tos intentan darle una paliza, pero él los rían el poblado (borough) INSTITUCIÓN DE rrapatea Sheldon Cooper en reduce con su repertorio oriental de de Pitt, o Pittsburgh. Big Bang), pero todo el énfa- mandobles y patadas giratorias y se da “Todos los que viajaban LA REGIÓN, ES sis está puesto en los aspec- a la fuga. Los pijos salen detrás de él, lo al Oeste tenían que pasar LA UNIVERSIDAD. tos prácticos. Muchas pre- alcanzan y, cuando lo tienen acorralado, por aquí”, prosigue Flana- sentaciones van precedidas le dicen: “Sólo queremos que nos ense- gan. “Necesitaban suminis- TODO GIRA A de una breve aclaración so- ñes cómo lo haces”. Ese talante ha hecho tros y surgieron pequeños SU ALREDEDOR bre el mercado potencial del grande este país. talleres para atender esta invento. En Pittsburgh la Muchos de los inventos que los alum- demanda. Se fabricaban universidad no es la catedral nos nos han enseñado no irán a ningún pistolas, platos, ruedas de carro… Mu- de la Cultura, como en Francia, sino el lado, acabarán parados delante de un chos de estos objetos eran metálicos y taller del capitalismo, la fábrica del bie- tenderete en mitad de un corredor. Pero la ciudad se convirtió en un productor nestar. ellos no se rinden, porque desde peque- natural de acero: tenía el carbón, tenía Este pragmatismo se manifiesta tam- ños aprenden que así es la vida. Te caes, el hierro y tenía las vías de transporte”. bién en la naturalidad con que se acep- te levantas y sigues. Pero el verdadero despegue llegaría tan los fallos. Para un europeo continen- tras la Guerra de Secesión (1860-1865), tal, el fracaso es un estigma. Si este viaje EL ORIGEN DE LA POBREZA. Dennis Yablonsky es cuando un antiguo telegrafista llamado lo organizara una universidad alemana, un tipo alto, dinámico, muy americano. Andrew Carnegie importó a Estados llevarían meses ensayando, las exhibi- Saluda con un enérgico apretón de ma- Unidos un horno diseñado en Inglaterra ciones estarían minuciosamente coreo- nos y saca sin más dilación unos pape- por Henry Bessemer, que agilizaba y grafiadas, todo funcionaría como un re- les para hacerte el análisis DAFO de abarataba el proceso siderúrgico. Aquel loj. Aquí no. En la Carnegie Mellon Pittsburgh: debilidades, amenazas, for- invento convirtió a Pittsburgh en la ca- talezas, oportunidades. “En los años 50 pital mundial del acero y a Carnegie en nadie quería vivir aquí”, dice. “Había el segundo hombre más rico de la histo- problemas para contratar a buenos pro- ria, después de John D. Rockefeller. fesionales. Por eso surgió la ACCD”. La ACCD es la fundación encargada de Uno de los suce- EL CORAZÓN DE LA CIUDAD. regenerar el entorno que mencioné an- sos recientes que más alarma ha cau- tes. Yablonsky es el presidente. En Es- sado en Pittsburgh ha sido la cadena paña, una fundación suele ser un retiro de falsos avisos de bomba que vivió su honorable y su presidente, alguien en el universidad entre febrero y abril. El ocaso de su carrera. En Estados Unidos Pittsburgh Post (230.000 ejemplares) una fundación es un lío, yYablonsky está llevó el asunto a su primera página. desde luego en la plenitud de sus facul- Es difícil imaginar que una cadena tades. Murry Gerber, el exconsejero dele- de falsos avisos de bomba en la Com- gado de la firma de energía EQT, cuenta plutense sea no ya noticia de portada, que, cuando hace años se descubrió un sino simplemente noticia en Madrid, importante yacimiento de gas de es- no sé si porque hay muchos, porque quisto en la región, se fue a ver a Ya- hay pocos o porque en el fondo la blonsky a la ACCD. Ambos concluyeron suerte de la universidad nos inquieta que Pittsburgh no podía limitarse a re- relativamente. En Pittsburgh es “la ins- partir licencias y que debía aprovechar 74 ACTUALIDADECONÓMICA [JULIO 2012]
de la Universidad de Pittsburgh es el primer empleador de la región. “También somos una capi- tal financiera”, dice Fla- nagan. “Y, por supuesto, aún tenemos una indus- tria potente, aunque no supone el 40% del PIB”. “Nunca renunciamos a los sectores en los que ha- bíamos sido fuertes”, rati- fica Yablonsky. Pero la gran lección de Pittsburgh Panel fotovoltaico del Invernadero de la Fundación Phipps. Este edificio se autoabastece de energía y agua, y no vierte re- siduos al alcantarillado. La idea de sus promotores es que sea algo vivo, “como una planta”. (Foto: Paul G. Weiman) es que no se le puede dar la espalda a la innovación. Todas las economías prós- para atraer plantas transformadoras, que gaban bien, pero su tecnología era un si- peras son economías del conoci- son las que dejan buenos empleos. “En glo más joven. miento. Igual que Carnegie liberó la una semana teníamos lista una presenta- Pittsburgh se vino abajo en tres años. riqueza que encerraban estos valles ción y nos lanzamos a la carretera”, es- Entre 1979 y 1983 se cerró una planta gracias al horno de Bessemer, sus cribe Gerber en la revista Pittsburgh tras otra. Miles de obreros abandonaron descendientes aplican hoy el vigor de Quarterly.“Visitamos algunas de las prin- los valles del Allegheny y el Monon- sus universidades para extraer valor cipales firmas químicas de Houston y de gahela, dejando a su espalda un paisaje de cualquier actividad: desde las más otras partes del país”. Fue “una gran la- de escombros, almacenes vacíos y fábri- modernas (“Tenemos 2.000 empresas bor comercial”, que se concretó en la ins- cas fantasma. de robótica, biomedicina o informá- talación de la Shell Chemical. “Mi padre tenía 50 años”, recuerda Paul tica”, alardea Yablonsky), hasta las Esa misma capacidad ejecutiva fue la Kovach, director de comunicación de la menos glamurosas. que la ACCD empleó para recuperar la ca- Swanson School. “Había pasado toda su lidad del aire. “Hicieron falta 30 años, vida en la US Steel y no sabía hacer otra VEGETALES. La vuelta a Pittsburgh con- pero se logró”, dice Ya- cosa”. Miraba lo que siempre cluye en el Invernadero de la Fundación blonsky. Corrían los 70 y po- había considerado la fuente Phipps. En España nos quejamos de que cos estaban entonces in- PITTSBURGH de su prosperidad: las mon- nuestras condiciones geográficas nos quietos por la marcha de la NOS VENDERÁ tañas de carbón y los ríos, y condenan a ser un país de bajo valor economía. Los rascacielos se preguntaba qué sería de él añadido, con mucho turismo y mucha más altos son de aquella EN EL FUTURO ahora que todo aquello no construcción, pero este invernadero de- época. Pittsburgh se había TÉCNICAS DE valía nada. muestra que la tecnología punta no está beneficiado del formidable Tenía la respuesta delante, reñida con el ladrillo. Cumple los requi- esfuerzo de reconstrucción CONSTRUCCIÓN, pero no eran ni las montañas sitos del Living Building Challenge (De- de la posguerra. Había que IGUAL QUE EN ni los ríos. safío del Edificio Vivo), una certificación rehacer puentes, carreteras, que exige que el inmueble produzca la ciudades enteras y sus hor- EL PASADO NOS CONOCIMIENTO. “Cuando uno re- energía necesaria para su funciona- nos funcionaban día y no- VENDIÓ ACERO pasa lo que se escribía en miento, que obtenga el agua de la lluvia che. Las empresas no que- los 50, comprueba que algu- y que no genere residuos. Paseando por rían perderse ni un pedido y, nas voces ya alertaban de sus instalaciones te preguntas a veces si si los sindicatos reclamaban más dinero, que el acero no duraría eternamente”, a esta gente no se le habrá ido la bola, se lo daban sin rechistar. Tampoco inver- dice Flanagan. “A instancias de aquella sobre todo cuando alguno te cuenta que tían en innovación. Eran cada vez más ca- gente, los patronatos de las universida- sólo come la verdura que cultiva o te ras e ineficientes, pero no había compe- des redoblaron la inversión y el esfuerzo pide que te pares para dejar pasar a una tencia y podían trasladar el sobrecoste a para atraer a buenos investigadores. La hormiga. los clientes. vacuna de la polio se desarrolló aquí”. Pero dentro de unos años seguramente La situación cambió en 1970, cuando se Esta estrategia se mantuvo durante les estemos comprando la tecnología incorporaron al negocio nuevos jugado- los años 60 y 70 y, cuando la crisis es- para levantar nuestras casas, igual que res. Algunos, como los asiáticos, carecían talló, el sector de ciencias de la salud antes les comprábamos el acero y de experiencia, pero sus costes eran muy se había convertido en uno de los mo- ahora les compramos las vacunas. inferiores. Otros, como los alemanes, pa- tores de la economía. El Centro Médico MÁS INFORMACIÓN: WWW.PITTSBURGHREGION.ORG [JULIO 2012] ACTUALIDADECONÓMICA 75
“TAKING ANOTHER LOOK AT PITTSBURGH” DURING WORLD WAR II, PITTSBURGH PRODUCED MORE STEEL THAN GERMANY AND JAPAN PUT TOGETHER, BUT IT FELL APART IN THREE YEARS. BETWEEN 1979 AND 1982, AS ONE PLANT AFTER ANOTHER CLOSED DOWN, LEAVING BEHIND A LANDSCAPE OF WASTELAND, GHOST FACTORIES, AND EMPTY WAREHOUSES. TODAY IT IS THRIVING ONCE AGAIN. HOW DID THIS HAPPEN? BY MIGUEL ORS VILLAREJO The highway that leads into Pittsburgh from the airport winds through green forests and gentle hills. Then it enters a tunnel, and at the exit the city suddenly appears, projecting wealth and power from its steel and glass skyscrapers. The hotel where I am staying is one of those towers. The entire wall facing the street is a window, from floor to ceiling. The management has left a pair of binoculars on the dresser in the room, for surveying your surroundings. It is a clear afternoon, and below I can see a steep bank, densely wooded and crowned by the overlooks from which the typical Pittsburgh postcard photo is taken, showing the Monongahela and Allegheny Rivers joining to form the more pronounceable Ohio, with the city’s downtown area in the background. Both Forbes and The Economist agree that this is the most livable city in the United States. It is also one of the ten cleanest cities in the world and one of the best for starting a company. But the appearance it offered to a visitor at the beginning of the 20th century was very different: chimneys spewing forth smoke and flame, coal-laden barges, houses huddled along ash-covered streets... Looking at Pittsburgh from a hilltop, Bostonian James Parton wrote in 1868 that it was as if someone had lifted the lid to Hell. Today, on the banks where the vats of Carnegie Steel once bubbled, there are parks where thousands of residents walk and bicycle. The city had some safety issues in the 80s, but now the only threat is from Canada geese. It’s mating season, and when I’m jogging in the morning along the Ohio riverbank, they honk and stretch their necks out. At first I find it amusing, but when I mention it to a couple of Pittsburghers, they advise a cautious detour. [mid-page caption:] LOOKING FROM A PITTSBURGH HILL, SOMEONE SAID IT WAS LIKE LIFTING THE LID TO HELL THE SOURCE OF THE WEALTH. “I came here for the first time in 1982, as a TV reporter,” remembers Bill Flanagan. “The city was in the midst of the worst crisis since the Great Depression. It had lost 250,000 jobs and I was covering news about abuses and suicides.” 1 Translation of the article, “Dando La Vuelta a Pittsburgh” by Miquel Ors Villarejo, published in Actualidad Economica (Spain), July 2012.
Flanagan is now Executive Vice-President of the Allegheny Conference on Community Development (ACCD), an organization created in the 50s when Pittsburgh was at its industrial peak. During World War II it had succeeded in producing more steel than Germany and Japan put together, but “it was also a very unpleasant place, and the Conference was born with the goal of recovering the environment,” says Flanagan. “The streetlights were on 24 hours a day, and the sky rained ash on you. People wore a clean shirt to work but changed it at noon, because the collar and cuffs gradually turned black through the day. The place where we are now,” he pokes the table with his finger, “was packed with work sheds. There were no houses, there was no park.” He indicates the opposite bank. “And over there not a single tree remained, they had all been cut down to work the mines underneath.” That is one of the keys to Pittsburgh’s wealth: it is surrounded by mountains of coal. The other key is the rivers. “What in Europe they called the Seven Years War (which was fought from 1756 to 1763 and established England as a hegemonic power) originated over the control of that strip of land,” says Flanagan, indicating Point Park at our feet. “That’s where the Ohio begins, and before there was a railroad, it was the only way to move goods and people to the interior of the country.” It allowed the French, coming down from Canada, to reach their Louisiana possessions via the Mississippi. For the English, who had just crossed the Appalachians, it opened the door to the rich lands of the West. “It’s why they went to war.” Initially, fortune favored the French, who were allied with local tribes. But London’s naval superiority prevented them from receiving reinforcements, and in 1758 General John Forbes drove them away from the head of the Ohio. Where the park is now, a fort was built and named for the Prime Minister at the time, William Pitt. The people who settled around it eventually formed Pitt’s borough, or Pittsburgh. “Everyone who traveled to the West had to pass through here,” Flanagan continues. “They needed supplies, and small shops sprang up to meet that demand. They made pistols, dishes, wagon wheels, etc. Many of these items were metal, and the city became a natural steel producer: it had the coal, it had the iron, and it had the means of transportation.” But things really took off after the Civil War (1860-1865), when a former telegrapher named Andrew Carnegie imported a furnace, designed in England by Henry Bessemer, to the United States that made the steelmaking process faster and cheaper. That invention made Pittsburgh into the steel capital of the world and made Carnegie the second richest man in history, after John D. Rockefeller. THE HEART OF THE CITY. A recent occurrence that caused significant alarm in Pittsburgh was the series of false bomb threats at its university from February to April. It was front-page news in the Pittsburgh Post-Gazette (circulation of 230,000). 2 Translation of the article, “Dando La Vuelta a Pittsburgh” by Miquel Ors Villarejo, published in Actualidad Economica (Spain), July 2012.
It is hard to imagine that a series of false bomb threats at Madrid’s Complutense University would be front page news. It would just be ordinary news in Madrid; I don’t know if it’s because there are many, because there are few, or because we just aren’t that concerned about what happens at the university. In Pittsburgh it’s “the most important institution in the region,” “the heart of our city.” [mid-page caption:] THE HEART OF THE CITY, THE PRINCIPAL INSTITUTION IN THE REGION, IS THE UNIVERSITY. EVERYTHING REVOLVES AROUND IT. During my stay I had occasion to visit it a few times. They never tried to impress me with big libraries or sophisticated laboratories. They took me to regular classrooms, where almost teenaged students presented the projects they were working on: electric bicycles, tide-powered generators and mechanical dragonflies. They obviously know a lot (there are blackboards filled with those mysterious formulas that Sheldon Cooper scribbled in Big Bang), but all the emphasis is on the practical aspects. Many demonstrations were preceded by a brief explanation of the potential market for the invention. In Pittsburgh the university is not the cathedral of culture, as in France, but rather of capitalism, the factory of wellbeing. This pragmatism can also be seen in the ease with which failures are accepted. For a continental European, failure is a stigma. If a German university had organized this trip, there would have been months of testing, the exhibitions would have been precisely choreographed, everything would go like clockwork. Not here. At Carnegie Mellon (with Shanghai rank 49), the dean shows us a robot and announces grandly: “Meet your guide.” But the robot is not one. It refuses to enter the elevator and has to be pushed in. Then it runs into a reporter and finally stops in front of a display in the middle of a hallway and we have to leave it there. But no one gets upset. Tolerance of frustration is one of the hallmarks of American culture. I remember a film about the life of Bruce Lee. The typical blond tough guys try to attack him, but he beats them back with his usual Eastern swords and spinning kicks and then flees. They chase after him, catch him, and when they have him surrounded they say “We just want you to teach us how you do it.” That spirit has made this country great. Many of the inventions that the students have shown us won’t go anywhere, they’ll end up stopped in front of a display in the middle of a hallway. But they don’t give up, because from childhood they have learned that life is like that. You fall down, you get back up, and you go on. 3 Translation of the article, “Dando La Vuelta a Pittsburgh” by Miquel Ors Villarejo, published in Actualidad Economica (Spain), July 2012.
THE ORIGIN OF POVERTY. Dennis Yablonsky is a tall guy, dynamic, very American. He greets you with a hearty handshake and promptly pulls out some papers to give you the SWOT analysis for Pittsburgh: strengths, weaknesses, opportunities, threats. “In the 50s no one wanted to live here,” he says. “There were problems getting good professionals. That’s why the Allegheny Conference was created.” The Conference is the organization charged with regenerating the environment I mentioned earlier. Yablonsky is its president. In Spain, such an organization tends to be an honorable retirement, and its president is someone at the end of his career. In the United States a foundation is a complex organization, and Yablonsky is definitely at the height of his faculties. Murry Gerber, former executive director of the energy company EQT, says that when a large shale gas bed was discovered in the region some years ago, he went to see Yablonsky at the ACCD. Both concluded that Pittsburgh couldn’t be limited to distributing licenses and that it needed to act aggressively to attract processing plants, which offer the best jobs. “In one week we had a presentation ready and we hit the road,” writes Gerber in the magazine Pittsburgh Quarterly. “We visited some of the biggest chemical companies in Houston and other parts of the country.” It was “a great commercial effort” that led to the proposed installation of a Shell petrochemical facility. That same executive capacity was what the ACCD used to recover the air quality. “It took 30 years, but we did it,” says Yablonsky. It was the 70s, and few then were concerned about the economy. The tallest skyscrapers are from that period. Pittsburgh had benefited from the strong post-war reconstruction effort. Bridges, roads, entire cities had to be rebuilt, and its furnaces ran day and night. Companies didn’t want to lose a single order, and if the unions asked for more money, they gave it without resisting. Nor did they invest in innovation. They became more and more costly and inefficient, but there was no competition and they could pass the excess costs on to their customers. The situation changed in 1970, when new players entered the field. Some, like the Asians, lacked experience but had far lower costs. Others, like the Germans, paid well but their technology was a century younger. Pittsburgh fell apart in three years. Between 1979 and 1983, plant after plant closed down. Thousands of workers abandoned the Allegheny and Monongahela valleys, leaving behind a landscape of wasteland, empty warehouses, and ghost factories. “My father was 50 years old,” remembers Paul Kovach, Director of Communication at Swanson School. “He had spent his entire life at US Steel and didn’t know how to do anything else.” He was looking at what he had always considered the source of his prosperity—the mountains of coal and the rivers—and wondering what would become of him now that all that was worthless. The answer was in front of him, but it wasn’t either the mountains or the rivers. [photo caption:] Photovoltaic panel on the Phipps Conservatory’s Center for Sustainable Landscapes. This building generates its own power and water, and it does not release any wastes into the sewer system. Its proponents’ idea is for it to be something alive, “like a plant.” (Photo: Paul G. Weiman) 4 Translation of the article, “Dando La Vuelta a Pittsburgh” by Miquel Ors Villarejo, published in Actualidad Economica (Spain), July 2012.
KNOWLEDGE. “When you read what was written in the 50s, you see that some voices were already warning that steel wouldn’t last forever,” says Flanagan. “At the urging of those people, university supporters redoubled their investments and efforts to attract good researchers. The polio vaccine was developed here.” This strategy was maintained through the 60s and 70s, and when the crisis exploded, the health sciences sector had become a driving force of the economy. The University of Pittsburgh Medical Center is the region’s leading employer. “We are also a financial capital,” says Flanagan. “And of course we still have a strong industry, although it is no longer 40% of the GDP.” “We never gave up on the sectors where we had been strong,” confirms Yablonsky. But Pittsburgh’s great lesson is that you cannot turn your back on innovation. All prosperous economies are knowledge economies. Just as Carnegie released the wealth contained in these valleys with the Bessemer furnace, his descendants today are applying the vigor of their universities to extract value from any activity: from the most modern (“We have 2,000 robotics, biomedicine, or computer companies,” boasts Yablonsky) to things a bit less glamorous. [mid-page caption:] PITTSBURGH WILL SELL US CONSTRUCTION TECHNIQUES IN THE FUTURE, JUST AS IT SOLD US STEEL IN THE PAST VEGETABLES. Our look at Pittsburgh concludes at the Phipps Conservatory and Botanical Garden. In Spain we complain that our geographic conditions condemn us to be a country with low added value, with lots of tourism and lots of construction, but this conservatory demonstrates that the latest technology is not at odds with the brick. It satisfies the requirements of the Living Building Challenge, a certification that calls for the building to produce the energy needed for it to operate, get its water from the rain, and generate no wastes. Moving through its facilities, you sometimes ask yourself if these people have gone crazy, especially when someone tells you that they only eat the vegetables they grow or asks you to stop to let an ant cross. But in a few years we will certainly be buying their technology to improve our homes, just as we used to buy their steel and now we buy their vaccines. 5 Translation of the article, “Dando La Vuelta a Pittsburgh” by Miquel Ors Villarejo, published in Actualidad Economica (Spain), July 2012.
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