1.3.- VIVA LA VIDA CON PLENITUD

Página creada Lliana Jorge
 
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                      1.3.- VIVA LA VIDA CON PLENITUD

                                             Por el Dr. Manuel Carreras Roca
                                             Académico Numerario de la Real Academia
                                             De Medicina de Barcelona

     A lo largo de nuestra vida los seres humanos vamos almacenando
     ordenadamente en nuestras neuronas, dentro de nuestro cerebro, numerosas
     sensaciones y vivencias que pueden ser positivas y negativas. Entre algunas,
     siempre figurarán en nuestra memoria los recuerdos positivos de nuestra
     infancia, entre otros, el amor de nuestros padres hacia nosotros.

     Estas primeras sensaciones que hemos sentido dentro de nuestro cuerpo y de
     nuestro corazón, han ido perdurando con deleite desde la infancia hasta los
     posteriores años de nuestra existencia.

     Al contrario de las sensaciones imborrables que pasa ese ser pequeño y
     todavía desamparado y martirizado. Nada más tenemos que ver como triste
     ejemplo las imágenes que los medios de comunicación nos muestran casi a
     diario de las guerras que arrasan diferentes países del mundo, donde criaturas
     desnutridas, experimentan antes el dolor y el terror que el amor. Son niños que
     quedan huérfanos y dan sus primeros pasos entre escombros, miseria y
     muerte. Sus rostros reflejan miedo y temor.

     EL MIEDO EN LA INFANCIA

     El miedo lo diferenciaría en dos apartados como: 1) la perturbación angustiosa
     del ánimo por un riesgo o mal que realmente amenaza, o 2) la perturbación que
     la imaginación nos hace creer. Esos niños de América Latina o de África
     entrarían de lleno en la primera acepción. El niño occidental que tiene miedo de
     quedarse sólo o a oscuras o internado en orfanatos, sería de la segunda
     definición. Son impresiones que quedaron almacenadas en su memoria; del
     mismo modo que quedó la del cobijo de las manos de nuestros padres.

     El miedo en los adultos de nuestra sociedad es muy normal que cuando alguna
     persona pase un mal rato, siempre haya alguien que le proporcione algún
     líquido. Tal vez, inconscientemente, o a fuerza de la sabiduría popular,
     reconocemos una relación entre ese mal rato y la necesidad de beber. Esos
     niños dejados de la mano de Dios no tienen ni el consuelo de un vaso de agua,
     si no es proporcionado por las organizaciones humanitarias.
LOS 30 METALES

Hoy, pasados los años, se ha demostrado científicamente que cuando el miedo
se apodera del ser humano las células nerviosas que tienen más potencial
eléctrico se despolarizan, que es como si se perdiera de repente parte de la
corriente electromagnética que circula por nuestro cuerpo. Esta sensación de
miedo que captan los neurotransmisores es recogida y llevada por todas las
células del cuerpo y se produce una disminución de las defensas orgánicas,
porque cuando está bajo el nivel de los 30 metales que necesita nuestro
organismo, se reduce la inmunidad que el organismo posee en defensa de las
bacterias y virus. Es conveniente pues, que para evitar este tipo de problemas
hay que beber aguas minerales, comer ensaladas y beber zumos de verduras
frescas, que reponen esos minerales que a la vez no reportan los iones
necesarios para la corriente eléctrica del cuerpo.

En el adulto, esa falta de minerales puede hasta paralizarlo en sus
movimientos, ocasionarle alucinaciones, angustia, agitación, úlceras,
desequilibrios nerviosos y depresiones. Obviamente el espanto no es siempre
consecuencia directa de la falta de minerales en nuestro cuerpo, pero desde
luego contribuye. Recuerden aquella frase que utilizamos alguna vez o que
hemos oído en boca de alguien: “estaba como petrificado por el miedo...”. Una
conocida naturópata decía que “se consume más energía en un minuto de
miedo, que en un año de trabajo. Si el miedo penetra dentro nuestro -añadiría-
perdemos confianza y seguridad y el ánimo de la persona decae en una serie
de transtornos, tanto orgánicos como psíquicos”. Por lo tanto, parece que
existe una relación muy directa entre padecer miedo, estrés o ciertos
desequilibrios orgánicos con la falta de esos 30 metales que se encuentran en
aguas ricas en minerales, por lo que la integración de éstas debe ser de
práctica corriente.

LAS AGUAS MINERALES

A diferencia de las aguas superficiales, las aguas minerales están filtradas y
contienen sales minerales. España, como sabemos, es uno de los países más
ricos en aguas subterráneas de diferentes características, siendo uno de los
principales productores de agua mineral natural. Por la geografía de Cataluña
abundan los balnearios y manantiales, pero el agua que mayores beneficios
proporciona para preservar la salud es Vichy Catalán.

Sus propiedades mineromedicinales fueron utilizadas por los romanos hace dos
mil años y los manantiales siguen aflorando en Caldes de Malavella. Esta agua
bicarbonatada, además de proporcionarnos bienestar, tiene como
componentes sodio, cloruros, sulfatos, potasio, calcio, magnesio, sílice, flúor y
litio. Estos metales, en cantidades infinitesimales, constituyen el papel
terapéutico que sus componentes realizan sobre el metabolismo y evitan que
baje la inmunidad ante virus y bacterias, conjuntamente con la ingestión de
verduras y frutas. Todos ellos nos proporcionan los iones necesarios para la
corriente electromagnética que circula por nuestro cuerpo.
1.3.- LIVE LIFE TO THE FULL

                                 By Doctor M. Carreras
                                 Gynaecologist.
                                 PROFESSOR OF THE UNIVERSITY
                                 OF MEDICINE, BARCELONA

During our lifetime, we human beings orderly store a host of experiences, both
positive and negative, in our neurones inside our brains. Some of us will never
forget the happy memories of our childhood, others will always remember the
love we received from our parents.

These early sensations felt bodily and in our hearts have lasted, delightfully,
from infancy until the later years of our existence.

Far removed from the indelible sensations experienced by that small, still
helpless and tormented being. For this sad example you have to look no further
than the images beamed to us almost daily by the mass media of the wars that
are devastating many countries in different parts of the world, where
undernourished creatures experience pain and terror rather than love. They are
orphaned children who take their first steps among rubble, misery and death.
Their faces reflect fear and terror.

CHILDHOOD FEAR

I would separate fear into two compartments: 1) anxious perturbation of the
mind by a risk or evil that poses a real threat, or 2) perturbation which we are
led to believe by our imagination. Those Latin American and African children
would fit the first interpretation. The Western child who is afraid of being left
alone or in the dark or of being sent away to an orphanage would be the second
definition. They are impressions that were stored in their memory in the same
manner as we remember the protective embrace of our parents.

Fear is very usual in the adults of our society, and when somebody is having a
rough time, there is always someone at hand to offer him some liquid or other.
Unconsciously, perhaps, or by dint of popular wisdom, we recognise that there
is a relationship between that rough time and the need to drink. Those
godforsaken children do not even have the consolation of a glass of water,
unless it is provided by a humanitarian organisation.
THE 30 METALS

With the passage of time, it has now been scientifically proven that when fear
takes hold of a human being, the nervous cells that have more electric potential
depolarise; it is as if some of the electromagnetic current circulating around our
body suddenly evaporates. This sensation of fear which is picked up by the
neurotransmitters is amassed and passed on to all the cells of the body, leading
to a reduction in the organic defences, because the organism's immunity, the
mechanism that protects it from bacteria and viruses, falls when the level of the
30 metals required by our organism is low. So as to prevent this type of
problems, it is recommendable to drink mineral waters, eat salads and drink
fresh vegetable juices that replenish those minerals which in turn supply the
ions required for the body's electrical current.

A mineral deficiency in adults can as much as paralyse body movements, cause
hallucinations, anxiety, agitation, ulcers, nervous imbalances and depressions.
Obviously, fright is not always a direct result of insufficient minerals in our body,
but it certainly contributes. We have all used or heard on the lips of others the
phrase: "He was petrified with fright...". A well-known naturopathist said that
"more energy is consumed in a minute of fear than in a year of work. If fear
penetrates our body -I would add-, we lose confidence and self-assurance, and
the person's mind degenerates into a series of both organic and mental
disorders". Therefore, there does appear to be a very direct relationship
between fear, stress or certain organic imbalances and an insufficiency of those
30 metals that are found in mineral-rich waters, which means that they should
be ingested on a regular basis.

MINERAL WATERS

Unlike surface waters, mineral waters are filtered and contain mineral salts.
Spain, as we know, is a country with an immense wealth of groundwaters of
different characteristics and one of the leading producers of natural mineral
water. Thanks to its geography, Catalonia abounds in spas and springs, but the
water that is most beneficial to health is VICHY CATALAN.

Its medicinal and mineral properties were used by the Romans two thousand
years ago, and the springs still pour forth in Caldes de Malavella. Apart from
providing a sensation of well-being, this bicarbonated water is composed of
sodium, chlorides, sulphates, potassium, calcium, magnesium, silica, fluoride
and lithium. These metals, present in infinitesimal quantities, are what constitute
the therapeutic role performed by its ingredients on the metabolism and,
ingested together with vegetables and fruit, prevent a lowering of immunity
against viruses and bacteria. All these ingredients supply the ions required for
the electromagnetic current circulating around our body.
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